Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Ruined Secrets" de la Saga "Perfectly Imperfect" de Neva Altaj, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 14
Kate
Coloco mi puño en la frente, cambiando mi mirada entre Garrett y Harry, cada pocos segundos. Estamos jodidos.
—No tengo la menor idea, Garrett. —Harry levanta las manos en el aire y suspira.
—¿Cómo diablos voy a discutir el próximo envío con los rumanos si no conozco los términos que acordamos? —pregunta Garrett.
—Bueno, tendrás que improvisar.
—¿Sabes siquiera lo que hemos pedido?
—Ni una pista. Solo blanqueo el dinero que me arrojas. Tú te encargas de todo lo demás. No sé las cantidades, las tarifas o las condiciones de pago.
—¿Qué pasa con Donato? —digo—. Él debería saber la mayoría de esas cosas. Solo tienes que encontrar la manera de sacarle la información sin preguntarle.
—Lo llevaré conmigo —asiente Garrett—, le diré que pienso pasarle las riendas ya que estoy ocupado con la mierda de la Familia, y que quiero ver cómo se las arregla.
—Eso podría funcionar. ¿Y qué hay de probar la mercancía? — pregunta Harry—. ¿Recuerdas cómo montar y disparar tus juguetes? Porque Donato solo sabe manejar su propia pistola. Apenas.
—Sí.
—Bien. Eso nos deja a Orlando Lombardi como el último asunto urgente por ahora. Todo lo demás puede ser tratado sin una reunión cara a cara. Al menos por ahora.
—¿Qué pasa con él?
—Está organizando una fiesta para su hijo, Massimo. Acaba de cumplir dieciocho años y la fiesta es el miércoles. Ustedes dos están invitados. —Harry me señala con el dedo a mí y luego a Garrett—. Y todo el mundo estará allí.
—¿No vas a ir? —pregunta Garrett.
Pongo una mano en el brazo de Garrett.
—Es persona non grata en la casa Lombardi. En la mayoría de las casas de la familia, en realidad. No estuvo en nuestra boda por la misma razón. —Sonrío y miro a Harry—. Se acostaba con Constansa, la hija menor de Orlando, al tiempo que mantenía una relación con la mayor, Amalia.
—¡Tenías quince años cuando sucedió! —Harry abre los ojos ante mí—. ¿Cómo sabes siquiera eso?
—Cuando Orlando lo pilló en la habitación de Constansa, tuvo que escapar por la ventana —añado—. Todo el mundo hablaba de su culo desnudo corriendo por el jardín mientras Orlando lo perseguía con una escopeta.
—Tenía los calzoncillos puestos, por el amor de Dios. —Harry pone los ojos en blanco.
—¿Hay algún otro asunto amoroso que deba conocer? —pregunta Garrett.
—Deberíamos repasar el negocio inmobiliario una vez más. — Responde Harry, ignorando la pregunta de Garrett.
—Harry.
—Muy bien, maldita sea, te haré una lista. —Harry agita la mano con displicencia y abre su portátil—. Vamos a repasar los inmuebles que hemos vendido este mes y lo que nos gustaría considerar comprar.
Me recuesto en el sofá y observo a Garrett mientras escucha cómo Harry le da montones de información: detalles sobre planes de blanqueo de dinero, tarifas de comisiones, números, condiciones de alquiler, explicaciones de los acuerdos que tienen con los clientes más importantes con los que puede acabar reuniéndose. Ya cubrieron a la gente en la oficina mientras Garrett estaba en el hospital, pero Harry repasa sus nombres y funciones una vez más. Garrett no habla mucho, solo hace alguna pregunta aquí y allá, y sigue escuchando, absorbiendo. No sé cómo me enfrentaría a esto si estuviera en una situación similar. Probablemente lo perdería a los dos días. Pero Garrett no.
El otro día, Harry encontró un vídeo de una recepción celebrada el año pasado para los negocios inmobiliarios. Garrett se pasó toda la mañana viendo un segmento de dos minutos en el que la cámara le captó, estudiando su forma de moverse y hablar. Es extraordinario. Han pasado diez días desde que volvió del hospital y no ha patinado ni una sola vez.
Cuando Garrett me dijo que Fernando iba a venir a ponerle al día el viernes pasado, me cagué de miedo. No es lo mismo intentar engañar al segundo hombre más importante de la Familia que al personal de la casa. Harry y yo hicimos todo lo posible para ponerlo al corriente de todo lo que podían discutir, pero nuestros conocimientos eran limitados. Aun así, Garrett lo consiguió, de alguna manera.
Faltan tres días para la fiesta de cumpleaños de Massimo, lo que no da tiempo a repasar a todos los que podríamos conocer allí. Tendré que empezar a peinar las redes sociales y descargar imágenes de la gente que no le he enseñado hasta ahora.
—Si no me necesitan, voy a buscar a Rosa —digo y me levanto del sofá—. Quería comprar cortinas nuevas para su habitación y le prometí que la llevaría.
Me dirijo hacia la puerta, pero al pasar junto a Garrett, este se levanta, me agarra por la cintura y me tira contra él.
—Voy contigo —dice y desliza su mano hacia mi trasero.
—Tenemos trabajo que hacer, Garrett—ladra Harry desde su lugar detrás del escritorio.
—Puede esperar.
Levanto la vista y encuentro a Garrett observándome. Por el brillo de sus ojos, está interesado en algo más que en elegir cortinas. Sonriendo, deslizo mi mano por debajo de su camisa y le paso la punta del dedo por la parte baja de la espalda. Hemos tenido sexo dos veces esta mañana, primero en la cama y luego en la ducha, pero ha sido bastante rápido, ya que Garrett tenía prisa. Me muero de ganas que llegue la noche y no tengamos prisa. Mi parte absolutamente favorita es cuando me acurruca haciendo la cucharita después que ambos estamos agotados y saciados, y desliza su dedo dentro de mí. La primera noche me pareció un poco extraño tener su dedo en mi coño mientras dormía, pero me acostumbré rápidamente. Ahora, no creo que pueda dormirme de otra manera.
Antes del accidente, apenas me tocaba, especialmente cuando había alguien más cerca. Solo cedía cuando lo empujaba a que me diera placer. Y solo me besó una vez, cuando nos acostamos la primera vez. Su comportamiento ha dado un giro de ciento ochenta grados después del accidente. A veces, me resulta difícil relacionar a este Garrett con el de antes.
Garrett
—¿No hemos venido a por cortinas? —Me vuelvo hacia Rosa, que está ojeando los cubrecamas.
—Soy demasiado mayor para una habitación rosa. Quiero cambiarlo todo —dice y elige una funda de piel sintética en un tono gris—. ¡Me encanta esto! ¿Podemos comprarlo?
—Si tenemos que hacerlo. —La cosa parece una piel de yak.
—¡Sí! Voy a ver si tienen cojines que combinen.
—Deberíamos comprar uno para nuestra habitación —añade Kate.
La miro, colocando mi mano bajo su barbilla, e inclino su cabeza hacia arriba. Sus grandes ojos azules se encuentran con los míos y se ríe. Jesús, es tan hermosa.
—Nada de animales muertos. Reales o falsos —digo yo.
—No eres divertido.
—¿Oh? —La aplasto contra mí, estrechándola contra mi cuerpo—. Eso lo veremos esta noche.
—Bueno, veo que te has recuperado —exclama una voz aguda detrás de mí—. Creía que estabas medio muerto.
Manteniendo mi mano alrededor de la cintura de Kate, me doy la vuelta para mirar a la mujer castaña, situada a unos pasos. La recuerdo de las fotos que me mostró Kate—. Siento decepcionarte, Simona.
Entorna los ojos hacia mí y luego mira mi brazo alrededor de Kate. Harry solo me informó brevemente sobre mi primer matrimonio porque estábamos más preocupados por los detalles relacionados con los negocios.
—Vendré a recoger a Rosa el jueves —dice, y Kate me aprieta ligeramente la cintura una vez, y luego otra más.
—No —digo.
—¿No? —dice Simona con sorna—. No puedes impedirme ver a mi hija.
—Te llevas a Rosa los fines de semana —dice Kate.
—No recuerdo haberte preguntado nada.
—¡Suficiente! —digo bruscamente—. No le hablarás a mi mujer en ese tono. ¿Queda claro?
—¿Qué? Ella estaba...
—¿Está jodidamente claro, Simona?
Frunce la nariz y ladea la barbilla, pero se calla.
—Rosa estará lista el sábado a las diez —digo y miro a Kate—. Vamos a buscar a Rosa y a ver esas gafas que dijiste que te gustaban.
Me dirijo hacia el otro extremo de la tienda hasta asegurarme que estamos fuera del alcance de Simona, y entonces miro a Kate.
—Tienes que ponerme al corriente de mi relación con Simona. Harry solo me dijo que tengo la custodia completa y que se lleva a Rosa un par de veces al mes. ¿Por qué nos divorciamos?
—Se suponía que iba a estar en Europa hasta finales de mes, así que pensamos que no era el asunto más urgente —dice y ladea la cabeza—. Tendrá que ser Harry quien te ponga al corriente de Simona y sus problemas. Él sabe mucho más, y, de todos modos, no soy fan de tu ex, así que prefiero no hablar de ella.
—¿Por qué no?
Kate arquea las cejas.
—¿No es obvio? Ella te tuvo primero, y la odio por eso.
Doy un paso adelante y pongo mi mano en la nuca de Isabella. —¿Y tus ex?
—¿Qué pasa con ellos?
—¿Quién te tuvo primero, Kate? —Doy otro paso hacia delante, luego uno más, haciéndola retroceder hasta que su espalda choca con la pared. Sus ojos me miran sin parpadear y las comisuras de sus labios se curvan.
—Ya te lo dije, Garrett—dice y sonríe—. Antes.
—Sabes que no me acuerdo. —Deslizo mi mano por su cabello y doy un tirón—. Cuéntame.
Una sonrisa cómplice se extiende por el rostro de Kate, como si mi frustración la divirtiera. Aprieto los dientes y me inclino hasta tener la cara frente a la suya—. Habla —digo entre dientes.
Levanta la mano y sujeta mi barbilla, todavía con esa sonrisa de suficiencia.
—Tú —susurra y presiona sus labios contra los míos—. Siempre has sido solo tú para mí, Garrett.
—Bien. —Le muerdo el labio inferior y deslizo mi mano por su espalda hasta la cintura de su falda. Es una de esas con cintura elástica. Qué práctico—. ¿Puedes ver a Rosa?
La respiración de Kate se entrecorta cuando deslizo mi mano bajo la cintura de su falda y le aprieto la nalga.
—Está... en la caja registradora —se ahoga, mirando a mis espaldas hacia el lado opuesto de la tienda—. Esperando en la fila.
—¿Cuántas personas están por delante de ella?
—Cinco.
—Perfecto. —Bajo su falda, muevo mi mano hacia su estómago y la sumerjo más abajo, entre sus piernas, presionando sobre su coño.
—Garrett —susurra Kate—. Hay gente aquí.
—Lo sé. —Coloco mi mano libre en la pared junto a su cabeza, muevo sus bragas a un lado y coloco mi dedo en su entrada. Ya está mojada—. Respira lenta y profundamente.
Ella parpadea, luego inhala y mi dedo entra en ella en el mismo momento.
—¿Bueno? —pregunto.
Esos grandes ojos marrones me observan con intensidad, y luego se amplían cuando los introduzco aún más.
—Te he preguntado algo, Kate. —Inclino la cabeza para morder ligeramente el lóbulo de su oreja.
—Sí —es su respuesta apenas audible.
Retiro lentamente el dedo y lo vuelvo a introducir. Un adorable gemido sale de sus labios. Su respiración se acelera mientras la follo con el dedo. A juzgar por la forma en que mi mano está completamente empapada de sus jugos, está cerca.
—Y ahora, ¿cuántas personas antes de Rosa? —pregunto mientras retuerzo el dedo.
Kate respira profundamente y luego inclina la cabeza para echar una rápida mirada detrás de mí.
—Ella es la siguiente.
—Qué lástima. Parece que tendremos que terminar en casa.
La mano de Kate agarra mi muñeca.
—No te atrevas —dice entre dientes.
—¿Quieres correrte aquí? —susurro junto a su oído—. ¿Con toda esta gente alrededor?
—Sí —responde entrecortadamente.
Sonrío y le introduzco un dedo, presionando su clítoris con la palma de mi mano. Kate gime y se corre sobre mi mano.
NOTA:
Esta es la primera tanda de capitulos que les subire hoy, en unas horas les subo los que restan.
Bere me preguntabas si Edward es el compañero de Felix, no lo es pero el compañero de Felix va a ser importante y si esta relacionado con Ed.
