Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Ruined Secrets" de la Saga "Perfectly Imperfect" de Neva Altaj, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 15
Kate
Se abre la puerta de la habitación y entra Garrett, llevando una gruesa carpeta con un montón de papeles dentro.
—Has estado hasta tarde hoy —digo.
—Sí. Y también tengo deberes. —Deja la carpeta y su chaqueta en el sillón junto a la cama y se inclina hacia mí. Sujeta mi barbilla entre sus dedos y me da un rápido beso en los labios—. ¿Qué estás leyendo?
—Economía.
Levanta las cejas.
—Voy a darme una ducha rápida y me reuniré contigo. Podemos leer juntos nuestra mierda sobre economía.
Cuando desaparece en el cuarto de baño, intento volver a mi lectura, pero mi mente sigue vagando hacia ese rápido beso. Tan casual. Natural. Me llamó esposa aquella mañana en la tienda de muebles. Delante de Simona. Creo que fue la primera vez que me llamó así. Y se sintió tan bien.
¿Cambiará todo cuando vuelva a tener recuerdos? ¿Volverá a ser el mismo de siempre? Nunca he pensado en mí como una persona egoísta, pero en este momento, me doy cuenta que lo soy. Egoísta, codiciosa y mezquina. Porque en algún lugar dentro de mí, hay una semilla de venenosa esperanza para que nunca recupere su memoria. Y estoy totalmente disgustada por esa comprensión.
Diez minutos más tarde, Garrett sale del baño, con el cabello suelto y vestido con un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca. Le queda bien el look relajado. Bueno, todo le queda bien a Garrett. Las quemaduras de su brazo parecen estar curándose bien. La piel aún está enrojecida, pero tiene mucho mejor aspecto que cuando le quitaron los vendajes.
Garrett se sienta a mi lado, se apoya en el cabecero y me rodea con su brazo—. Ven aquí.
Me atrae hacia él hasta que me siento entre sus piernas, con la espalda pegada a su pecho. Entonces, se inclina y coge la carpeta que dejó en el sillón y la coloca en la cama junto a él. La abro y ojeo un montón de números en la primera página—. ¿Flujo de efectivo?
—Sí —dice mientras busca su chaqueta. Saca unos lentes del bolsillo y se las pone.
Lo miro fijamente.
—¿Qué? —pregunta y coge el primer papel. —¿Usas lentes?
—Para leer, aparentemente. Hoy las encontré en un cajón de la oficina, y los números empezaron a tener mucho más sentido cuando pude verlos con claridad. —Inclina la cabeza y estrecha los ojos hacia mí—. ¿No sabías que tu marido necesita lentes?
—Mi marido nunca me lo dijo —digo, y luego levanto la mano y le paso los dedos por el cabello. Está muy sexy con lentes—. Supongo que ahora el gato está fuera de la bolsa.
—Hmm. Tú y tu marido tenían una relación muy extraña, Kate. —Se inclina y me besa.
Oh, Garrett, no tienes idea de cuánto. Le paso el dorso de la mano por un lado del rostro, luego cojo mi libro y me recuesto sobre su pecho. Ni cinco segundos después, su mano derecha se desliza por debajo de mi camisón de seda y llega a mis bragas. Coloca su dedo en mi entrada y lo desliza lentamente. Jadeo y miro por encima de mi hombro para encontrarlo concentrado en la impresión del flujo de caja en su mano izquierda, aparentemente inmerso en los números.
—¿Garrett?
—¿Sí? —murmura, sin levantar la vista.
—No puedo concentrarme con tu dedo dentro de mí —digo lo que debería ser obvio.
—Bueno, qué lástima. Porque se queda ahí, Kate.
—¿Esperas que sea capaz de leer así?
Finalmente levanta la vista de su informe, su rostro es la encarnación de la seriedad.
—Te acostumbrarás. Me gusta tener mis dedos dentro de ti, así que cada vez que te sientes a mi lado, ahí estarán. ¿Tienes algún problema con eso?
Parpadeo hacia él.
—No.
—Perfecto. —Asiente y vuelve a sus papeles. —¿Y si hay alguien más alrededor? —pregunto. —En ese caso, puede que lo reconsidere. ¿Puede reconsiderarlo?
Con el libro sobre economía mundial en mis manos, intento ignorar su cálida mano sobre mi coño y su dedo dentro de mí. No lo consigo. Sé lo hábiles que son sus manos y me está volviendo loca. Intentando mantener el resto de mi cuerpo quieto, aprieto lentamente las piernas. Garrett sigue absorto en el informe mientras yo empiezo a girar un poco las caderas, disfrutando de la sensación de mis paredes rozando su dedo.
—Kate.
No me detengo, sino que giro la cabeza y lo encuentro mirándome por encima del borde de sus lentes.
—¿Qué? —Arqueo una ceja.
—Compórtate.
—¿Y qué pasa si no quiero comportarme?
Garrett da un respingo, deja caer sus papeles al suelo y luego me quita el libro de las manos y lo lanza al otro lado de la habitación. —Quítate la ropa.
—Tú primero —digo—. Pero quédate con los lentes.
Un profundo rugido sale de sus labios. Cuando agarra el dobladillo de su camiseta para quitársela, no puedo evitar suspirar al ver sus bíceps abultados en el proceso. Me agarro a su pantalón de deporte, pero un segundo después acabo de espaldas, con Garrett sujetando el dobladillo de mi camisón.
—¡El de seda no! —grito, pero es demasiado tarde. Ya está rasgando el material. Es el cuarto esta semana—. ¡Maldita sea, Garrett!
Mientras se quita los pantalones y los bóxers, me quito las bragas para que no corran la misma suerte que el camisón. Cuando levanto la vista, encuentro a Garrett mirándome con ojos entornados.
—Eres tan jodidamente sexy —susurra, me agarra por la cintura y tira de mí hacia él—. Quiero que me montes, pero no te atrevas a correrte hasta que yo te diga que puedes hacerlo.
La humedad se acumula entre mis piernas.
—¿Por qué? —Me pongo a horcajadas sobre él y presiono mis manos sobre su pecho, colocándome encima de su polla completamente erecta.
Sus manos agarran mis nalgas, apretando.
—Porque yo lo digo.
Me muerdo el labio inferior y bajo, tomando su gruesa longitud dentro de mí centímetro a centímetro.
—¿Y qué pasa si no puedo controlarme?
Garrett levanta la cabeza y sujeta mi barbilla, sus ojos me miran como puñales.
—Lo harás.
Sonrío. Hay algo increíblemente sexy en que me dé órdenes, sobre todo cuando lleva esos lentes.
—Si usted lo dice, Sr. Rossi.
En el momento en que las palabras salen de mi boca, siento que su polla se agita. Bajo hasta meterme del todo y muevo las caderas, ya a punto de correrme. Garrett lleva su mano a mis labios y mete su pulgar en mi boca. Lo chupo al mismo ritmo que muevo mi cuerpo mientras aumenta la presión en mi interior.
Deslizo mis manos por su duro pecho y balanceo las caderas, disfrutando del modo en que mis paredes se estiran para adaptarse a su tamaño. Al llegar a su cabello, hundo las manos en sus oscuros mechones, asegurándome de no tocar accidentalmente la herida de la nuca. Le quitaron los puntos la semana pasada, pero estoy segura que todavía debe tenerlo sensible.
—¿Por qué estás tan obsesionada con mi cabello? —pregunta mientras recorre mi espalda con sus manos, la piel áspera de sus manos me pone la piel de gallina con cada toque.
—No lo estoy —exhalo, luego me inclino para pellizcarle la barbilla.
—Sigues quitando el lazo cada vez que tienes la oportunidad, Kate. —Sus manos bajan hasta mi culo. Me levanta y me vuelve a clavar en su polla—. ¿Por qué?
—Me gusta ver tu cabello suelto, eso es todo —digo.
La verdad es que me hace sentir especial. Garrett nunca lleva el cabello suelto en público. Antes de su accidente, solo lo vi con el cabello suelto un puñado de veces, y siempre me parecía que vislumbraba algo prohibido. Estoy tan enamorada de él que me emociona algo tan intrascendente como el hecho que ahora casi siempre se quite el lazo cuando estamos solos.
Me enderezo y me aprieto contra él, disfrutando de su presencia debajo de mí.
—No te atrevas a correrte. —dice Garrett apretando sus dientes y me estruja una nalga.
Sonrío.
De repente, Garrett me agarra por la cintura y me levanta hasta que me sostiene a un palmo de su polla. Enrollo las manos alrededor de sus gruesos antebrazos y entierro las uñas en su piel, mirándolo fijamente. El diablo solo sonríe.
—La frustración le sienta bien, señora Rossi —dice y me baja un poco hasta que la punta de su polla entra en mí. Intento moverme hacia abajo para poder recibirlo todo dentro de mí, pero no lo consigo. Inclinándome hacia delante, fijo mi mirada y muevo mi mano derecha hacia su dura longitud. Entonces, la aprieto. Un profundo rugido sale de la boca de Garrett y al momento siguiente me encuentro tumbada de espaldas, con su enorme cuerpo cerniéndose sobre el mío. Coge mis muñecas con su mano derecha y las mueve por encima de mi cabeza, manteniéndolas bloqueadas allí.
—Ahora puedes correrte —dice y me penetra con tal fuerza que grito y me corro al instante. No deja de golpear mientras yo me dejo llevar por el orgasmo hasta que su semilla se derrama dentro de mí.
