Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Ruined Secrets" de la Saga "Perfectly Imperfect" de Neva Altaj, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 19
Kate
Garrett entra por la puerta principal cuando estoy bajando las escaleras y, en el momento en que sus ojos se posan en mí, frunce las cejas. Pasa su mirada por mi camisa blanca y mi ajustada minifalda beige, y luego vuelve a mover sus ojos para fijarlos en los míos. Sonrío y apoyo mi cadera en la barandilla, disfrutando de la mirada de desagrado que pasa por su rostro. Sin romper el contacto visual, sube lentamente las escaleras y se detiene en el escalón inferior al mío.
—Pensé que había elegido el vestido azul marino para ti hoy, Kate —dice y me rodea la cintura con su brazo, atrayéndome hacia su cuerpo—. ¿No lo hice?
—Lo hiciste. —Inclino la cabeza hacia arriba y sonrío: —Pero quería ver qué pasaba si no hacía lo que decías. Tal vez tenía ganas de ser... castigada por mi mal comportamiento.
La comisura de los labios de Garrett se curva hacia arriba y su mano baja para apretar mi nalga.
—Al dormitorio —susurra junto a mi oído, y luego vuelve a apretarme la nalga—. Corre.
Chillo y subo corriendo las escaleras. Cuando estoy en medio de la segunda escalera, miro hacia abajo y veo a Garrett subiéndolas relajadamente.
—Parece que estás demasiado viejo para perseguirme. —Sonrío.
Los ojos de Garrett se encienden. Al momento siguiente está subiendo corriendo las escaleras, de dos en dos. Me río y corro los últimos peldaños hasta el rellano, y luego giro a la izquierda. Acabo de llegar al dormitorio cuando siento que dos fuertes brazos rodeándome la cintura por detrás.
—Supongo que no estoy tan viejo —dice Garrett junto a mi oído.
El sonido de una puerta cerrándose detrás de nosotros me llega cuando Garrett me agarra de la cintura de la falda.
—¡No! —grito, pero él ya tiene mi falda rota por las costuras del costado. ¡Jesús!
—Ahora —susurra y deposita un beso a un lado de mi cuello—, sobre ese vestido...
Su mano atrapa mi nalga derecha y luego la palmea. La sensación de ardor se extiende por mi piel y muerdo mi labio inferior, mientras la humedad se acumula entre mis piernas.
—¿Y qué hay sobre el vestido? —Me ahogo y luego aspiro cuando su mano izquierda se desliza por mi estómago y dentro de mis bragas.
—Cuando te diga que te pongas algo —coloca su dedo en mi centro y lo desliza hacia dentro—, obedeces, Kate.
—¿Y si no lo hago?
—Si no lo haces, te corresponde un castigo. —Dos palmadas más. Luego un beso, en mi mandíbula esta vez—. Pero, basándonos en lo empapado que está tu coño, parece que disfrutas bastante con mis métodos educativos.
—Creo que sí. —Sonrío y gimo cuando añade otro dedo.
Un fuerte crujido viene desde atrás, seguido por el sonido de mis bragas al rasgarse. Escucho tantear su cinturón y sus dedos abandonan mi coño. De repente, Garrett me da la vuelta y, me agarra por debajo de mis muslos, levantándome. Lo rodeo con mis brazos, y luego inhalo cuando mi espalda queda pegada a la puerta.
—No puedo expresar lo mucho que disfruto teniendo mi polla enterrada en tu bonito coño, Kate —dice y empuja su dura longitud dentro de mí.
—El sentimiento es mutuo. —gimo y entierro mis manos en su cabello, apretando mientras me penetra.
Me dirijo al armario y miro a Garrett por encima del hombro. —Entonces, sobre esta cena. ¿Es una ocasión especial?
—¿Necesito una ocasión especial para llevarte a cenar?
—Supongo que no. ¿Y el vestido blanco? ¿El del cinturón gris?
—Vas a usar jeans esta noche —dice Garrett.
—¿Oh? —Eso es extraño. Siempre elige vestidos.
—Los negros ajustados. Y esa blusa rosa de seda. Sin tacones.
—¿Sin tacones? —Me giro para mirarlo—. ¿Qué clase de cena es con jeans y sin tacones?
—Es mejor que no lleves tacones la primera vez. —Hay una sonrisa de suficiencia en sus labios.
—¿Primera vez para qué? —Saco los pantalones del armario y me los pongo, antes de coger la blusa rosa.
—Ya lo verás.
Sacudo la cabeza, preguntándome qué tiene en mente ahora. Estoy atando la blusa cuando siento que Garrett viene a colocarse detrás de mí. Me pone las manos en la cintura y empieza a desabrocharme los pantalones.
—Pensé que íbamos a cenar.
—Así es. —Su mano se desliza dentro de mis bragas, sus dedos acarician mi clítoris durante unos segundos antes que uno de ellos se deslice dentro de mí—. Sabes, he encontrado una solución a tu problema.
—¿Qué problema? —Exhalo y me estremezco cuando presiona mi clítoris con el pulgar.
—Tu necesidad de tener mi polla o mi dedo dentro de ti. No puedo estar aquí todo el tiempo, así que he encontrado una alternativa para que tu coño no se sienta solo.
—¿Qué... alternativa?
Coge una caja de cuero negro del estante superior y la pone en mis manos.
—Ábrela.
Levanto la tapa y miro el objeto que descansa sobre un cojín de terciopelo en su interior. Es una forma de C alargada, con un extremo más grueso y el otro más pequeño, hecha de silicona.
—¿Qué es esto?
—Es un tapón para el coño. —Saca el objeto de la caja—. Bájate las bragas y los jeans.
Coloco la caja en un estante y sigo lentamente sus instrucciones. Soy un poco escéptica porque los juguetes sexuales no son algo que me atraigan. Su pulgar me roza el clítoris un par de veces más, mojándome.
—Perfecto —susurra Garrett en mi oído, y luego saca el dedo. Me quejo por la pérdida.
—¿Extrañas mi dedo?
—Sí.
—Se pondrá mejor en un segundo, tesoro.
Coloca el plug entre mis piernas, el lado más estrecho en la parte delantera y el más grueso justo en la entrada. Me acaricia la abertura con la punta del extremo más grueso y luego lo desliza dentro de mí. Jadeo y me agarro al estante para estabilizarme. El objeto no es tan grande como su polla, pero es mucho más grande que su dedo. Respiro profundamente mientras Garrett continúa hasta que todo el objeto está dentro de mí y la estrecha punta está presionada contra mi clítoris. Es una sensación extraña tener un objeto extraño alojado en mí de esta manera, pero no es incómodo.
—Súbete los pantalones —dice—. Llegaremos tarde a la cena.
—¿Quieres que lo quite? ¿O lo harás tú?
—El juguete se queda, tesoro.
—¿Qué? ¿Adentro? —Lo miro por encima del hombro, sorprendida, pero él se limita a sonreír.
Cuando los dos estamos vestidos y listos para salir, se acerca y presiona la palma de su mano sobre mi coño—. Parece que se ajusta perfectamente. Nadie lo notará, ya que se diseñó específicamente para que fuera ponible.
La situación todavía me hace tambalear cuando añade.
—Vamos.
Doy un primer paso, tentativo. La silicona es suave y el tapón del coño no me impide avanzar, pero mis paredes rozan los lados con cada movimiento. Es casi como tener el dedo de Garrett dentro de mí. El extremo estrecho anidado entre mis pliegues toca mi clítoris, frotándolo discretamente con cada movimiento. Otro paso, luego uno más. La extraña sensación se disipa a medida que avanzo y, cuando llegamos a la escalera, la extrañeza ha desaparecido por completo, sustituida por una inesperada sensación de... confort.
—¿Y bien? —pregunta Garrett junto a mi oído—. ¿Te gusta?
—Sí.
—Sabía que te gustaría.
Bajar los dos tramos de escaleras me hace sentirlo aún más, lo suficiente como para tener que reprimir la necesidad de suspirar. Cuando llegamos al coche y me siento con cuidado, la sensación vuelve a cambiar. El extremo grueso empuja un poco más adentro de mí, y el otro lado presiona mi clítoris. Esperaba que hubiera al menos cierta irritación al sentarme, pero su forma parece adaptarse perfectamente a mi cuerpo.
—¿Cuánto tiempo? —pregunto cuando Garrett se pone al volante.
—¿Qué, tesoro?
—Cuánto tiempo tengo que... llevarlo.
Sonríe.
—¿Ya eres adicta? Sabía que lo serías. Estás demasiado acostumbrada a tener mi dedo dentro de ti. —Desliza su mano entre mis piernas y aplica una ligera presión sobre el nuevo juguete, haciéndome gemir—. Lo llevas siempre que no estoy en condiciones de mantener mi dedo o mi polla dentro de ti, Kate. ¿Está claro?
—Sí.
—Te despertaré por la mañana antes de irme a trabajar y te ayudaré a colocarlo. Y yo soy el único que puede quitarlo. Solo puedes hacerlo tú cuando necesites ir al baño.
—Bien. —Me inclino hacia él para susurrarle al oído—. Eres un hombre pervertido, Garrett.
—Así es. ¿Te molesta?
—Ni siquiera un poco. —Le beso y deslizo mi mano por su pecho hasta que se apoya en su entrepierna—. Me gusta tu perversidad.
—Kate, compórtate.
Sonrío.
—¿Hay tallas más grandes disponibles?
—Sí. ¿Por qué?
—Este se siente como tener tus dedos dentro de mí —digo y chupo el lóbulo de su oreja—. Me gustaría tener uno que me hiciera sentir como si tuviera tu polla ahí.
Cuando siento que se endurece bajo mi palma, se me dibuja una sonrisa en la cara. El hecho que pueda ponérsela dura solo con decirle esas cosas me excita mucho.
—Se sentiría increíble si me lo quitaras solo para sustituirlo por tu polla. —Y añado—. Probablemente me correría en el proceso.
Inspira un poco y me agarra la nuca.
—Si continúas, no habrá cena esta noche, Kate.
—¿Lo harás? —aprieto ligeramente la polla—. ¿Conseguirme una más grande?
—Sí. Pero solo puedes llevarlo cuando yo lo diga.
