La había dado observando desde que había llegado, ahora tenía una almohadilla en una de sus mejillas, el día anterior había Sido un moretón en uno de sus ojos que había tratado de ocultar con maquillaje, los días anteriores a esos habían sido otras heridas.

Probablemente ella creía que nadie se daba cuenta, por las sonrisas, que le daba a todos, por la amabilidad con la que se dirigía y con la facilidad con la que realizaba cada una de las actividades que los profesores les pedían.

Pero él estaba seguro de que todo lo que quería mostrar no era más que una carcasa que evitaba que los demás se dieran cuenta de lo que pasaba en realidad.

Vió como todos se ponían de pie, la hora del final de clases había llegado, ella en especial, corrió hacía la salida. Evitando que sus amigas la siguieran o le hablaran.

-Hina, vamos al karaoke hoy.

-Lo siento Ino-chan, hoy no puedo, ¿puede ser luego?.

Sin más se alejó de ahí. Estaba seguro que si salía se encontraría con aquel hombre, esperándola con una cara sumamente enfadada.

Sin más, también salió del salón y se dirigió hacia su propia casa, esperando que aquel sentimiento que aumentaba en su pecho disminuyera o se eliminara por completo.

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Un nuevo día comenzaba, todo pasaba normal, como todos los días. Aunque el pensaba que podría encontrarse ahora, ¿un golpe más evidente?.

-Hina, para el trabajo en equipo ¿podríamos...

-No te preocupes Tenten-san, yo me encargo, no tengo mucho tiempo y sería mejor si yo sola lo hago.

Su sonrisa era la misma que le había visto los últimos seis meses, rota, sin vida, sin el brillo que la caracterizaba, esa felicidad que antes mostraba ya no estaba ahí.

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Esperó que todos salieran del salón, vió que ella se había quedado dormida y tardó en meter sus cosas a su bolso. Así que aprovecharía esa oportunidad para hablar con ella.

-Hola Sasuke. ¿Que tal si hablamos mañana?, hoy tengo un poco de prisa y me están esperando.

Nuevamente la vió sonreír, mientras su expresión demostraba el nerviosismo y la desesperación que sentía en esos momentos.

Intentó pasar de largo pero él no lo permitió. Le tomó del brazo evitando que siguiera su camino.

-Deja de fingir.

Sentía la desesperación en su pecho, quería ayudarla, quería protegerla. Protegerla de aquellos ataques que aquel maldito le proporcionaba a diario.

-Sé lo que te hace, sé que te golpea y aún así...

-¡ÉL NO ME GOLPEA!.

Intentó safarse de él, pero lo único que consiguió fue que él la metiera al salón.

Él lo sabía, lo confirmaba cada vez que la veía llegar con un nuevo golpe.

Al tomar su brazo vió como en su muñeca tenía heridas cicatrizadas.

-¡Basta! ¡Déjame ir!, si estoy es una broma no es divertido.

Si voz comenzaba a romperse, Sasuke sabía que si intentaba mantenerla a la fuerza se iba a romper.

-Dejame ayudarte. No quiero verte sufrir de esa manera. ¡Vamos Hinata!, te conozco desde los siete años y se que esta no eres tú.

Vió como sus piernas le fallaron, agachó la mirada y sus lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Al ver la mirada del que fue su mejor amigo desde hacía años no pudo evitar ver la de su novio. El día que intentó abusar de ella, el día que la violó.

Sasuke se agachó y la abrazó. Sintió como su hombro comenzó a humedecerse y sus gemidos se hicieron presentes.

Ya no pudo más y se dejó abrazar. Sintió la calidez que Sasuke le otorgaba. Hacía tiempo que no recibía uno. Lo había extrañado demasiado. Por primera vez se sentía segura.

-Dejame protegerte por favor, Hime.