Disclaimer:Todos los personajes, así como lo que podáis reconocer pertenece a J.K. Rowling.

Flashback 65

Habían pasado dos semanas desde que Draco había recibido el patronus de Snape haciéndoles volver de su pequeño paraíso para encontrarse el infierno en el número doce de Grimmauld Place. Cuando Theo le contó lo que había pasado, Draco rompió todo lo que había a su alrededor maldiciendo por haberla dejado sola en ese apartamentucho de Candem. Hermione intentó acercarse a él para calmarlo pero èste la rechazó empujándola tan fuerte que cayó en el suelo y Theo tuvo que ayudarla a levantarse.

Ron había intentado entrar en la biblioteca donde se encontraban para hacerle pagar lo que le había hecho a su amiga cuando la vio salir acompañada de Theo cojeando, pero Hermione lo miró con ojos suplicantes y el pelirrojo tuvo que claudicar.

Después de varias horas en las que Hermione no se despegó de la puerta ni un segundo, Draco salió y se derrumbó en sus brazos llorando desconsoladamente. Hermione lloraba en silencio mientras le acariciaba el pelo intentando consolar un dolor como aquél , el cariño de una madre era imposible reemplazar y Hermione lo habia experimentado en sus propias carnes. Nadie mejor que ella sabía lo que era perder a una madre, pero al menos, su madre estaba viva aunque no la recordase…en el fondo del corazón de la castaña sabía que algún día podría volver a verla.En cambio, Narcissa estaba muerta y Draco jamás volvería a ver a su madre; se había quedado completamente solo. Sólo la tenía a ella y este pensamiento hizo que Hermione se aferrase más al rubio, desarrollando instinto protector que no había sentido jamás por nadie.

Draco no quiso quedarse en Grimmauld Place, quería aferrarse a la única familia de sangre que le quedaba. Por lo tanto, Theo, Hermione y Draco se marcharon esa misma tarde a casa de Andrómeda.

Y allí llevaban dos semanas. Dos semanas en las que Draco no salía de su habitación para nada. Dos semanas en las que Hermione intentó por todos los medios que se levantase de la cama y comiese algo más que los pocos bocados que daba a las comidas que ella le subía. Ni siquiera había querido que la chica se quedase a dormir junto a él.

Andrómeda estaba sumida en una inmensa tristeza pero se mostraba serena; después de haber perdido a su marido y a su hija, su entereza y fortaleza le hacían sobrellevar las perdidas algo mejor que antaño.

Theo se había recuperado del todo e intentaba distraer a Draco pero era tarea inútil así que se resignó a darle el tiempo que necesitase.

Esa mañana Hermione despertó algo agitada; hacía varias noches que no conseguía dormir bien y sentía un cansancio extremo. Cada mañana despertaba pensando en si sería el día en que Draco saliese de su habitación o se dignase a hablar con alguno de ellos, pero esa mañana estaban tan agotada mental y físicamente que ni si quiera tuvo ánimos de salir a comprobar si había bajado a desayunar como hacía desde que llegaron a casa de Andrómeda.

Se tapó hasta arriba y cerró los ojos Intentando volver a quedarse dormida de nuevo y en menos de un segundo , Morfeo la atrapó.

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En la costa Oeste de la isla de Lewis en Escocia, un grupo de encapuchados negros se dirigían a las cercanías de la población de Callanis.

El conjunto de menhires levantados en la época prehistórica según la población muggle, se alzaban con majestuosidad ante la mirada serpentil del líder del grupo.

· Este es el lugar- dijo el líder arrastrando las palabras- respirad la magia ancestral celta- dijo aspirando el aroma del lugar mientras sus seguidores lo miraban confundidos- aquí se cerrará el círculo.

· Pero mi Lord…la chica ni siquiera está embarazada, no sabemos donde están…- el líder del grupo río amargamente-.

· Tranquilo Yaxley…el joven Malfoy no tardará en buscar venganza por la muerte de su pobre madre…y la sangre sucia lo seguirá como un perro faldero.

Las risas del líder y los seguidores se vieron apagadas por los truenos que comenzaban a rugir en el cielo de la isla mientras el contraste de luces daban un aspecto aún más terrorífico al rostro cadavérico de Voldemort.

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Harry se agarró fuertemente la cabeza. El dolor de la cicatriz había sido muy intenso, hacia tiempo que no sentía la euforia de Voldemort como aquella noche. La imagen de unas piedras que se alzaban en círculo se le vino a la mente mientras una frase se repetía

…Aquí se cerrará el círculo…

· Harry, ¿estás bien?- preguntó Ron con tono preocupado-.

· Si…es la cicatriz. He visto…algo

· ¿Qué has visto?- preguntó el pelirrojo intrigado, Harry pensó que si Hermione estuviese allí ya le hubiese regañado por no cerrar esa conexión-.

· No lo sé aún…está algo confuso. Creo que deberíamos ir a casa de Andrómeda, necesito hablar con Theo.- Ron gruñó, no tenía ganas de ver como Malfoy se pavoneaba con Hermione-.

· ¿No puede venir Theo aquí?

· ¿No tienes ganas de ver a Hermione? Creo que nos hará bien salir un poco de aquí – dijo Harry intentando convencerlo y sospechando el motivo por el que su amigo no quería ir a casa de Andrómeda-.

· Si tú lo dices…pero hablamos con Theo y volvemos…bueno después de almorzar, Andrómeda cocina de miedo- Harry puso los ojos en blanco; su amigo no perdonaba una comida-

· Claro, después de almorzar entonces.

Snape que había escuchado la conversación de los dos chicos decidió acompañarlos. Necesitaba comprobar cómo estaba Draco, las noticias que le llegaban de casa de Andrómeda le tenían bastante preocupado y lo cierto, es que echaba de menos su laboratorio en casa de Andrómeda. En casa de Potter solo podía matar el tiempo leyendo y ya empezaba a aburrirse.

Cuando llegaron a casa de Andrómeda, la anfitriona abrió la puerta con una sonrisa sincera. Si casa volvía a estar llena y necesitaba nuevos aires para alejar ese aura de tristeza que envolvían sus paredes.

· ¡Severus! ¡Chicos! ¡Qué alegría teneros Aquí! Pasad, pasad. Iré a buscar a los demás.-

· Andrómeda, me gustaría ver a Draco- los ojos de la mujer se ensombrecieron y Snape entendió que las cosas seguían igual-. Chicos, id a la cocina.

Harry y Ron se dirigieron a la cocina mientras Andrómeda y Snape se perdían por las escaleras.

· Ay Severus… ya no sabemos que hacer, el chico no sale de su habitación, no quiere comer, no quiere hablar…- Snape puso su mano en la espalda de la mujer invitándola a seguir subiendo y mostrándole así su afecto-.

· Tranquila, Draco es complicado. Déjame a mí. Avisa a Theo y a Hermione de que los chicos están aquí.

Snape se dirigió a la habitación de Draco. Exhaló un suspiro antes de entrar e hizo uso de la Oclumancia para tener una actitud fría y distante.

La habitación estaba totalmente en penumbra, el chico había realizado algún hechizo de bloqueo en la ventana y no entraba ni un rayo de sol. La cama estaba desecha y el escritorio lleno de pergaminos con la cara de Narcissa dibujada en ellos. Snape contuvo el aliento, la desesperación que se respiraba en ese espacio era asfixiante.

· Espero que hayas traído alguna botella de tu reserva de Wisky- Snape miró hacia donde venía la voz penetrante y encontró al chico sentado en un rincón, con la espalda apoyada en la pared y el pelo tan desordenado que le caía por los ojos, escondiendo la inmensa tristeza que reflejaban. Snape le lanzó una pequeña petaca y el chico la cogió al vuelo.

· Espero que esto no contenga ninguna especie de poción para hacerme salir de esta habitación – Draco se apartó el pelo hacia atrás – conozco tus manipulaciones como la vil serpiente que eres-.

· Jamás haría algo así con otra serpiente, suponía que Andrómeda no tendría en esta casa nada más fuerte que licor de chocolate.- Snape sonrió amargamente y se acercó al chico que empezó a toser tras el largo trago que le había dado a la petaca- . Entiendo perfectamente como te sientes.

· ¡Tú no entiendes una mierda! – el chico lo fulminó con la mirada y las palabras cargadas de odio comenzaron a salir de su garganta- ¡Está muerta por mi culpa! ¡Yo fui el que quiso volver a Inglaterra! ¡Yo la dejé sola en ese apartamento! ¡Ni siquiera fui capaz de avisar a nadie de que ella estaba allí desprotegida!

· No podías saber que la encontrarían allí, en un barrio totalmente muggle y tan lejos del Londres mágico…El Señor Tenebroso es el único culpable - Draco se levantó y se puso frente a Snape apretando los puños fuertemente-.

· ¿Aún sigues llamándolo así? – Draco río amargamente- ya se lo qué intentas hacer…no te va a funcionar Snape. No pienso desquitarme contigo, márchate.

· Si es tu deseo…pero El Señor aún no ha terminado contigo; No olvides que tienes alguien que está esperando ahí fuera por ti y está en el punto de mira. Es tu decisión protegerla o seguir escondiéndote en esta pocilga; Si no te ves capacitado, tendrán que protegerla otras personas.

Snape salió de la habitación y escuchó el golpe sordo de la petaca impactando contra la puerta que acaba de cerrar. Una sonrisa ladeada emergió de sus labios, había dado en el clavo.