ANIVERSARIO FALLIDO PT.1


"Los villanos no tienen corazón." Al menos, eso era lo que las personas solían decir. Sin embargo, por los pasillos de la Academia Merlín susurraban que Hades y Maléfica parecían ser la excepción.

Sí, eran dos de los bullys más temidos por sus orígenes,sus poderes y sus méritos, pero los ojos nunca mienten.

Su relación había quedado clara desde el momento en que Hades, en un intento exitoso de marcar su territorio frente a una pobre alma que había osado acercarse, había gritado en medio del patio principal que Maléfica era suya y que todos tenían prohibido mirarle más que con miedo. Por supuesto, bajo la amenaza de ser quemados vivos si se atrevían a intentar algo.

Nadie se quiso arriesgar, pero tampoco nadie pensó que eso duraría más allá de unas cuantas semanas. No obstante, las miradas, los tratos y actos del uno para el otro siempre hicieron ver que lo suyo iba más allá de una simple atracción física.

Al menos, por parte de Hades.

Para el Dios del Inframundo había cosas simples que podía valorar con facilidad: una buena tarde con su guitarra eléctrica, la paz de su mundo lleno de almas de personas que ya no podrían molestarlo con sus ridículas pláticas, su adorable mascota de tres cabezas, el tacto de la piel de Maléfica y, por supuesto, la idea de tener una Reina con quien gobernar el mundo entero tras derrocar a Zeus.

Así que poco le importaba lo que cualquier debilucho príncipe o plebeyo humano pensara sobre sus sentimientos. Él hacía y haría su voluntad completamente confiado de sus decisiones.

Esa era una de sus mayores virtudes: la confianza en sí mismo y sus poderes. Pero el estar cientos de años aislado de cualquier interacción humana, también lo habían desentendido un poco de las costumbres mortales y los rituales de cortejo.

Así que después de dar mil vueltas por su salón principal, gruñó resignado creando una llama con su cabello y luego se sentó en el piso a un lado de Cerbero.

-¿Creen que esto está bien? ¿No creen que le haga falta algo? No sé si será suficiente.

Dos de las tres cabezas se limitaron a ignorarlo y una, con ojos de fidelidad, simplemente lamió la oreja de su dueño.

-Ese chico Encantador dijo que las mujeres aprecian los detalles pero esto...

Las tres cabezas giraron a verlo, curiosas.

-No me miren así, ¿A quién debía preguntarle? ¿A Garfio? ¡Ja!... Ese príncipe era el único hombre que estaba cerca en ese momento... y uno de los pocos que tiene los tamaños de aguantarme la mirada sin salir corriendo. Además, guardará el secreto de que pregunté algo tan ridículo. ¡Agh! Más vale que todo esto tenga algo de sentido, por lo menos...

Hades volvió a dar un vistazo al lugar. Había estado toda la mañana arreglando lo más posible uno de sus rincones favoritos del Inframundo específicamente para esa noche, su segundo aniversario con Maléfica. Quería que todo se viera lúgubre pero elegante, a la altura de alguien como su novia.

-¿No creen que debería colgar algún esqueleto? o tal vez deba poner una mesa más pequeña o quizás...¡Pff! ¿Pero en qué momento fui a preguntar a la pareja de una campesina? ¡Es obvio que esa pueblerina se conformaría con cualquier cosa que le ofrecieran! Maléfica es diferente, muy diferente.

El Dios se recostó cruzando las manos bajo su cabeza, reprochándose un momento por sentir lo que no podía describir más que como nerviosismo. Había vivido miles de años, había luchado contra los Titanes, había logrado ser temido por los humanos que ni siquiera se atrevían a mencionar su nombre... y ahora, una simple hada mortal parecía ser su debilidad.

-Cuando la conozcan, les encantará. Tiene unos ojos tan aterradores que parece querer estrujarte el corazón con sólo mirarte y su piel es tan perfecta y blanca que la sangre de cualquier mortal se vería como un rubí sobre ella... Fuck! ¡y es tan jodidamente sensual! El otro día que estuvimos en el bosque estuvo practicando el convertirse en un dragón. ¡Un jodido dragón! Y después de eso...

Hades fue interrumpido. Cerbero se había colocado en posición de defensa y su tamaño comenzaba a aumentar para pasar del tamaño de una mascota a un aterrador guardián de varios metros de altura. El Dios del Inframundo únicamente se levantó, se quitó el polvo su chaqueta de cuero negro y se dirigió hacia las puertas de su mundo.

A las afueras, una nube de polvo comenzaba a asentarse. Varios árboles habían sido destruidos por la silueta que deambulaba de un lado a otro por el bosque de aspecto enfermo.

El polvo generado por un nuevo árbol destrozado se elevó hasta confundiste con las nubes y ante ello, Hades sonrió ligeramente antes de encender su flama para dar su ubicación.

-Es muy poco caballeroso de tu parte no haber pasado por mi- mencionó sin ápice de broma en su voz. Entre palabras, emitía el siseo de un lagarto que Hades ya reconocía como su forma de amenazar

-Confiaba en que podrías llegar sola.

-Mhmp, claro que pude. Pero ya que ese estúpido hechizo de teletransportación aun no me queda, tuve que buscar a pie por una jodida hora.

Maléfica lo miró con enojo fijamente antes de pasar a su lado directo a la entrada. Hades arqueó una ceja y haciendo uso de su poca paciencia la alcanzó, la tomó de la cintura con un brazo y la giró para pegarla a él.

-¿No piensas saludar a tu hombre?

Y luego, con la mano libre apretó ligeramente la barbilla de su novia para robarle un beso agresivo que ella no rechazó, pero que sí rompió con una mordida en los labios después de unos cuantos segundos.

-Tienes suerte de ser lindo- mencionó ella entre sonrisas, con un tono más relajado

-¿O qué? -

Cuestionó el Dios, bajando la voz a casi un susurro. Luego, Maléfica posó una de sus manos en la nuca de su novio y lo atrajo hacia ella para responder en el mismo tono bajo.

-O te destruiría

Hades rió socarrón.

-Preciosa, no podrías vencerme jamás. -Y la besó nuevamente. Primero un beso, luego otro y otro más, hablando entre cada uno hasta pronunciar:- Ni en fuerza, ni en poder.

La joven lo alejó, su enojo esta vez era más en juego que la primera vez. Ella conocía sus límites. Sabía que era poderosa, que podía hacer cosas que él no, pero no hacía falta un doctorado en maldad para saber que en una pelea en ese momento, estaría en desventaja contra alguien cuya fuerza ayudó a vencer a un los titanes...

-Eres imposible.

-No te muerdas la lengua. -Bromeó, ofreciendo la mano galantemente para guiarla a las profundidades de su mundo- Además, estaba preparando todo para que estuvieras cómoda.

-¡Vaya! ¿Desde cuándo eres tan considerado?

-Desde siempre. MI mujer merece lo mejor por el simple hecho de ser mía.

-No eres mi dueño, anciano.

-Oh vamos, ¿no agradecerás ni siquiera el intento? - Sonrió enseñando los colmillos en señal de confianza. -Te propongo algo: Si te gusta lo que preparé para ti, te quedarás a dormir esta noche.

-¿Y si no?

-Yo iré a tu castillo a dormir esta noche.

Maléfica mordió su labio, rasgo particular que hacía cuando su mente estaba maquinando algo y aunque a Hades le encantaba aquel pequeño gesto, la incipiente oscuridad le impidió observarlo con claridad.

El hijo mayor de Cronos se afinó la voz. Con un chasquido de dedos encendió las antorchas que mostraron el camino por un túnel que al acercarse se notaba incrustado con oro; y su mano, aún sosteniendo la de su novia, la guiaba con elegancia de la realeza por unas aparentemente interminables escaleras.

Maléfica casi podía jurar que estar dentro de sus dominios lo hacía sentir más confiado y lo hacía lucir con un porte completamente diferente que en ese momento le estaba pareciendo provocador.

-Bienvenida a mi Reino.

En cuanto ambos terminaron de bajar las escaleras, el panorama que se mostró dejó en shock por un segundo a la bruja del bosque.

Frente a ellos se alzaba con magnificencia el Hades, con límites tan lejanos completamente invisibles a los ojos de cualquiera. Muchos habían murmurado al respecto durante siglos. Algunos decían que era un lugar lleno de fuego y almas tangibles que deambulaban sin descanso, otros, que estaba lleno de piedras preciosas y otros más que estaba lleno de una oscuridad tan profunda que no podrías ver ni las palmas de tus manos frente a tus ojos.

Y lo que estaba viendo no era muy diferente a todos los cuentos mortales. A su alrededor, monumentales estructuras de hueso y plata se erigían de forma dispersa sosteniendo la tierra sobre ellos y al frente, una vieja embarcación apenas alumbrada con una lámpara los esperaba para transportarlos.

El resplandeciente río Estigia era, por ese momento, la fuente de luz más prominente. Maléfica miraba hipnotizada como millones de almas aún con rostro navegaban dando vueltas por sus aguas con claro sufrimiento. ¡Cuánto dolor eterno! ¡Cuántas historias debía haber en ese maldito río resplandeciente! ¡Y ella estaba en primera fila para disfrutarlo!

-Ellos jamás podrán entrar al Hades- mencionó el Rey. -Si no pagan, se quedan vagando ahí para siempre. Así que no se te ocurra acercarte al agua o te jalarán como sirenashacia las profundidades. Buscarán salir y pasar de cualquier forma, así deban robarte lo que llevas encima para pagarle a Caronte. Además de que terminarías muerta en cuestión de segundos. No te lo recomiendo, bombón.

Maléfica asintió de mala gana, le había leído el pensamiento y la había frenado de intentar tocar alguna de las almas que pasaba por ahí, pero la idea de seguir con vida le parecía lo suficientemente atractiva como para hacerse rodear por los brazos de Hades.

De pronto, unas puertas gigantescas hechas de garras y esqueletos comenzaron a abrirse entre la oscuridad para darles paso a una gigantesca edificación en forma de cráneo. A lo lejos y con la única iluminación de ese sobrenatural río parecía estar hecha de hueso, pero al acercarse y encallar pudo notar que las paredes estaban hechas de una mezcla de piedra y plata incrustadas con diamantes y zafiros de todo tamaño imaginable.

-Increíble- espetó el hada

-Es mi humilde hogar.

-Una moneda por alma, millones de ellas al día. ¿Entonces es cierto lo que dicen los humanos? ¿Eres asquerosamente rico?

-Las monedas son para el viejo tacaño que nos lleva... Pero digamos que sí. Después de todo, casi cualquier mineral que imagines pertenece a mis dominios.

-Umh, fascinante.

-Meh. Si te portas bien conmigo puede que te lleve a conocer un pasaje lleno de diamantes.

-¡Ja! ¿Y podré llevarme un poco?

-Todo lo que puedas tomar. Soy un dios generoso y arriba estas cosas sirven más que aquí abajo. Por eso los mortales lo roban.

Hades desembarcó con un brinco y extendió la mano para que Maléfica lo siguiera. No podía negarlo, una parte de sí deseaba bajarla del barco cargando, pero para su pésima suerte, ella no era del tipo de persona que aceptaba ese tipo de acciones que la hicieran ver débil.

-¿Qué tan grande es este lugar? -cuestionó Maléfica una vez empezaron a caminar a la gigantesca entrada en forma de mandíbula

-Lo suficiente para explorarlo por toda la inmortalidad.

El suelo bajo sus pies entonces comenzó a temblar y unos gruñidos al unísono parecían aumentar de volumen. Hades chasqueó la lengua al haber olvidado mencionar a su guardián y antes de poder advertirle, el monumental perro salió de las sombras para ladrar agresivamente hacia Maléfica. Ella inmediatamente siseó sin intimidarse y colocó sus manos en posición de defensa, lista para intentar hechizarlo si se acercaba.

-Hey, siéntate-

Hades chasqueó los dedos con calma e inmediatamente la fiera gigante desapareció para dar paso a un perro que no medía más allá de un metro sentado que buscaba una caricia de aprobación por parte de su dueño.

-Debí mencionarte a Cerbero. Es el guardián del Inframundo. ¿No es adorable?

-Sí. Adorable- dijo con cierto desagrado- Aunque los animales no son lo mío.

Hades la guió por sus aposentos. Cada rincón que recorrían iba iluminándose con antorchas que se apagaban tras su paso. Por lo poco que el hada alcanzaba a ver, aquel lugar era enorme, pero vacío. Con la escasa iluminación había creído ver algunos muebles hechos de hueso y piel, muebles llenos de libros en un idioma que ella no reconocía y una infinidad de pergaminos apilados por todos lados.

Por supuesto, no había pinturas familiares de ningún tipo, pero sí había alcanzado a ver mapas, dibujos cuidadosamente realizados de lo que parecía ser el monte Olimpo y una habitación llena de guitarras de todo tipo y formas.

-Entonces supongo que no tienes mascotas

-No las necesito. No me llevo muy bien con muchas cosas vivas.

Hades rió por la ironía.

-¿Será por eso que aceptaste salir conmigo?

Maléfica abrió los ojos de par en par, sorprendida por la pregunta. Hades giró a verla sin dejar de subir las escaleras de espalda: la cara de su novia estaba completamente roja y ella intentaba desviar la atención de sus mejillas hacia sus ojos, que ahora resplandecían de color verde neón.

-Cállate

-Oh, no. Eso no funciona conmigo, preciosa.

Hades estiró su brazo hacia la pared impidiendo el paso de Maléfica y luego la aprisionó con su cuerpo sin dejar de mirarla. Luego bajó el tono de su voz e hizo uso de su entonces mirada de adolescente rebelde para intentar "seducirla".

-Respóndeme.

-¿Por qué preguntas estas tonterías? Estoy contigo ¿para qué buscar razones?

-Curiosidad, supongo. Me merezco una respuesta al menos por este día

-¿Este día? ¿De qué ha...?

Antes de terminar de hablar, Hades ya se había alejado con la mirada completamente llena de enojo y dolor. Él entendió en ese momento que Maléfica había olvidado por completo que hacía dos años habían empezado a salir y, por lo tanto, dio por entendido que su relación no era tan importante para ella como lo era para él.

-¿Hades?

-Olvídalo. Iré a cenar, sube conmigo si quieres o pídele a Caronte que te cruce de regreso.

Maléfica estuvo a punto de decirle que no fuera dramático, pero las llamas en su cabello y el que ya no estuviera sosteniendo su mano le daban a notar que estaba lo suficientemente enojado como para tolerar comentarios así. No es que le temiera, pero dentro de sí había una pequeña, muy pequeña espina que le decía que estaba pasando algo muy malo.

-...¿Falta mucho? Tengo hambre

Hades la observó por un par de segundos antes de poner una cara de disgusto y continuar su camino. Una vuelta después, habían llegado a la cima.

Maléfica se detuvo observando cada rincón. Las paredes de la habitación estaban cubiertas por enredaderas de rosas negras y moradas cuyas espinas parecían más largas, afiladas y amenazadoras que las comunes. El piso, forrado de mosaicos con runas y motivos griegos hacían juego con un trono de hierro forjado con detalles de calavera que adornaba una de las esquinas cercana a los ventanales que ofrecían una vista panorámica del río Estigia y sus alrededores.

Un gran espejo con un marco gótico tallado en madera oscura ocupaba una de las paredes, reflejando la tenue luz de las velas dispuestas en candelabros de hierro y la intensidad de las antorchas que aparecían en cada esquina.

Hades se encaminó hacia el centro del lugar, donde una mesa de madera oscura lo suficientemente grande para 8 personas sostenía una vajilla negra con detalles dorados y un arreglo floral de rosas negras y moradas entrelazadas con enredaderas de espinas se extendían entre los cubiertos.

Maléfica hizo lo propio sin ser invitada a pasar y antes de sentarse, observó como el fuego en el cabello de su novio explotó en un arranque de ira.

-¡PENA! ¡PÁNICO! ¡TRAIGAN LA MALDITA CENA!

Maléfica se sentó con brazos y piernas cruzadas sin perder detalle de las acciones del Dios. Si era sincera consigo misma, la decoración de aquella habitación le estaba quemando el corazón. Hades la conocía, tal vez más de lo que ella pensaba y muestra de ello estaba en que ese lugar parecía sacado de su cabeza. Por eso la sensación de que había hecho algo mal estaba aumentando segundo a segundo.

Cuando por la puerta pasaron los sirvientes de Hades, Maléfica notó el inmenso miedo que estaban cargando en sus frágiles cuerpos demoniacos, pero que aún temblando les sirvió para empezar a servir la cena con rapidez.

Plato a plato del opulento servicio, el hada comprendía aún más que aquello no sólo eran cosas que le gustaban a ella, sino que ella misma era la inspiración.

Comieron en silencio, primero un plato de ostras negras con perlas comestibles de caviar que habían llevado en una bandeja de plata con hielo seco para emitir la niebla con la que había llegado; Luego un asado de carne roja servido con una salsa espesa de vino tinto tan violeta como sus labios y al final una tarta de chocolate negro con frutos rojos, pétalos de rosas negras y una salsa de frambuesa que goteaba cual sangre fresca.

Al terminar, ambos se observaron por unos segundos en una batalla de miradas que ninguno de los dos pensaba perder. Hades tenía una mezcla de enojo, dolor y vergüenza que cada vez le era más difícil contener; y ella sentía una notable confusión en su interior que comenzaba a incomodarle.

-Esto comienza a ser molesto, Hades. ¿Qué demonios te pasa?

El drama no iba con Hades, desde que lo había conocido siempre había preferido mantenerse al margen antes de desgastarse en cosas que no le dejarían ningún beneficio o, en su defecto, decidía terminar todo por la vía rápida (y a veces agresiva) para volver a sus asuntos. Por eso verlo en ese estado le impacientaba.

-¿Sabes qué es irritante?

-En este momento, tú.

-Agh. Lo irritante es que haya preparado todo este circo para ti y tú ni siquiera sepas el porqué

-Bueno, no lo sé. Pero si digo lo primero que se me viene a la cabeza, parece que estás profundamente enamorado de mí.

Maléfica enarcó una ceja y se llevó su copa de vino a los labios sin perder de vista las expresiones de Hades. Después de un breve silencio, Hades preguntó:

-¿Eso tendría algo de malo? -

Hasta ese momento, ninguno de los dos había caído en cuenta de que a pesar de sus varios meses de relación, jamás se habían dicho un "te amo" o algo parecido. Maléfica estaba encantada con él, después de todo era el sueño de cualquier chica como ella: su rostro tan atractivo, su estilo tan amenazante, su voz, su carácter, su poder, todo en él era exageradamente fascinante. Pero ella en realidad no se había dado el tiempo ni el interés de pensar en si realmente sentía aquello que llamaban "amor", si simplemente seguían saliendo por el constante vaivén de coqueteo entre ambos o incluso si sólo estaban juntos por gravitar hacia sus poderes.

-El amor es una debilidad, Hades.

-El amor es simple química del cerebro, Maléfica. Todos lo sienten. No es una debilidad si sabes cómo canalizarlo.

-Suenas como un experto.- se burló

El hada oscura terminó su copa de vino y luego, con una sonrisa burlona, continuó:

-A veces pienso que alguien que ha vivido miles de años tendría dominado ese tipo de sentimientos. ¿O me dirás que soy la primer mujer con la que sales? ¡Ja, ja!

Hades calló. En efecto, Maléfica era la única mujer que había despertado su interés en miles de años de existencia.

Qué fácil hubiera sido seguir los pasos de sus hermanos y haber tomado a cuanto ser vivo se le pasara por enfrente sólo para complacer sus instintos básicos, pero eso no le interesaba. Esa había sido la primera razón por la que había llegado a la conclusión de que Maléfica era especial y había provocado en él algo más allá de simple atracción física... Ese algo que Maléfica no parecía sentir por él.

-Ya cenaste, ahora lárgate.

-¿Me estás corriendo?

–...Te estoy terminando.

Hades se levantó con notable dolor en su rostro y caminó hacia la salida en búsqueda de su habitación, no sin antes lanzar una potente llama hacia las paredes para empezar a quemar todas las enredaderas que tanto trabajo le había costado poner.

Ella quedó anonadada con la copa de vino en su mano. Rodeada de la más inmensa soledad se limitó a observar cómo el fuego consumía todo aquello que era muestra del cariño de Hades hacia ella. Y, sin darse cuenta, Maléfica derramó una lágrima de dolor genuino.


Hey! Esta es la primera historia dentro de lo que espero llegue a ser una colección algo larga.

Por lo mientras, pretendo que la siguiente parte sea continuación de esta, ya que al inicio tenía un plan completamente contrario al cómo terminó (en realidad habría un final más romántico), pero preferí separarlo en dos.

La idea es que Historia de un amor agridulce sea de historias sin relación o cronología alguna. Ya veremos como avanza esto.

Por favor déjenme comentarios para saber qué les gusta o qué no para tomarlo en cuenta. TnT

Saludos