Hola, hola preciosuras. Ya siento que he pasado mucho tiempo sin escribir.
Ranma 1/2 y sus personajes no me pertenecen, son absoluta propiedad de la extraordinaria y cruel Rumiko Takahashi.
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Guardián de almas
Arco sueño imposible
Capítulo 1: Resiliencia
"La esperanza es el sueño del alma despierta."
Nichitsu 1946
La suave brisa acariciaba su rostro, disfrutaba de esas mañanas tan cálidas, dónde podía sentirse libre. Pedaleó con más fuerza haciendo contraer la cadena contra la pedaleira, fue el impulso perfecto para aumentar la velocidad en la bajada de la colina, aspiró la fragancia de la soja fresca, en esa época del año algunos cultivos ubicados al borde del río, comenzaban a florecer. Agarró el pequeño camino empedrado y frenó un poco, no quería volver a quedar atrapado en alguna de las irregulares hendiduras. Bajó de su bicicleta y se colocó el casco, se reportó con el jefe para recibir un pico y poder adentrarse en la mina. Sería un largo día donde no tendría descanso, hasta que los últimos rayos del sol desaparecieran por la colina.
Golpeaba con fuerza las paredes, sus manos ya dolían, pero poco le importaba, era su trabajo y agradecía estar en ese lugar. En los tiempos de paz los hombres trabajan y tienen sueños, en los tiempos de guerra, los hombres pierden su vida por algo llamado patriotismo. Había sobrevivido luego de estar presente en esa barbarie, dónde tuvo que presenciar como personas que conocía desde niño, caían al suelo sin vida y eran abandonados como si de un animal se tratase, ni un digno funeral podrían recibir, con un dolor tremendo tuvo que cerrar los ojos y dejarlos así, si quería continuar con vida, era lo único que podía hacer y así lo hizo.
— Daishi.
Escuchó como lo llamaban y volteo. Tuvo que reaccionar rápido para lograr agarrar la cantimplora que arrojaron en su dirección.
— Gracias — agradeció bebiendo enseguida con desesperación. Se estaba muriendo de sed, pero lastimosamente no podía darse el lujo de exigir nada en ese agotador trabajo.
— Ni lo digas muchacho, trabajas muy duro. Aunque seas joven debes descansar un poco — regañó uno de los hombres de mayor edad, sabía que algunos de los presentes tenían muchos años trabajando en ese lugar.
— Debo hacerlo si quiero tener un buen futuro — aseguró devolviendo la cantimplora, se sobó un poco las muñecas antes de agarrar su pico nuevamente.
— Eso suena a faldas, de seguro una chiquilla te tiene loco por ella — mencionó riendo estrepitosamente junto al hombre que tenía cerca.
Él solo le dedicó una sonrisa sin responderle y siguió con su trabajo. No estaba del todo equivocado, su linda Yuko se merecía muchas cosas, estaba emocionado por reunir el dinero suficiente, para que se pudieran casar y al menos construir una pequeña casita para ambos, y sus futuros hijos.
— Algún día — susurró solo para él. Lleno de ilusiones y de deseos que planeaba cumplir durante los próximos años.
Limpió el sudor con la manga de su camisa, golpeó más fuerte la pared hasta desprender varios pedazos de roca, tenía sus objetivos claros, así que nada lo detendría.
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Dejó escapar un gran bostezo antes de dirigirse a la cocina, dónde encontró a su mamá, luego de darle los buenos días siguió por el pasillo. Se topó con Ryota parado en la puerta de la sala, parecía bastante interesado observando el interior. Cuando llegó junto a él, miró con curiosidad qué era lo que lo tenía tan distraído. Estaba su padre sentado junto a Amelie y Sota, parecían estar hablando con alguien, pero no había nadie frente a ellos, golpeó el hombro de su hermano y este lo miró, hizo un gesto con su cabeza para preguntarle qué pasaba y este solo levantó los hombros dando a entender que tampoco entendía. Volvió a mirar el interior prestando atención a la conversación.
— ¿Y por qué un gato? — preguntó algo nervioso intentando controlarse. Aún le aterraba un poco esos animales.
— Puedo tomar la forma que quiera. ¿Acaso no son criaturas estupendas?
Ranma solo negó con la cabeza.
— No deberías temerle a un animal tan inofensivo — regañó al mismo tiempo que su cuerpo se iluminaba y adquiría su verdadera forma — Bueno, vayamos a lo importante.
— Deberías quedarte como el gato, así supera su miedo — negó con la cabeza —. ¿Cómo puedes tenerle miedo a esos animales? — dijo Sota en tono burlón.
— Por algo que pasó hace mucho, no me asusta tanto — gruñó molesto fulminándolo con la mirada.
— Sería buena idea.
— Que no, ya quédate así. Mejor dime lo que venías a decirme — soltó rápido intentando evitar que se transforme nuevamente.
— Que aburrido eres — se estiró y luego fijó su mirada en el cuenco lleno de galletas. Sin pensarlo materializó su forma y agarró algunas galletas.
Sonrió al ver a los chicos que los espiaban desde la puerta, retroceder asustados. Levantó su mano saludando y ellos le saludaron tímidamente de vuelta.
— Y tú, no te comportas como una diosa — acusó aún enojado por lo del gato.
— Es aburrido pasar miles de años en el mismo lugar. Debo aprovechar cuando puedo distraerme un poco — continuó comiendo las galletas y luego tomó un poco de té, cortesía del chico pelirrojo, fue muy buena idea brindarle el poder de un profeta, se lo notaba amable y servicial. Ahora miró al otro que era todo lo contrario, era un hombre sin educación y demasiado grosero, pero qué podía hacer sino existía ningún mortal con las habilidades que poseía Ranma. No podía ser tan exigente, algo es algo se repitió. Que diera gracias que ella como diosa de la vida, era bastante tolerable, no como su hermana la diosa del destino, que eliminaría sin dudar a quien le desafiara. Y esa chica con la mirada suspicaz, era del tipo de persona con la que no le gustaría tener una discusión, por sus pensamientos lo tenía claro.
— ¿Terminaste? — preguntó al ver cómo no decía nada y seguía comiendo.
— Acabo de hacerlo — limpió su boca con una servilleta y terminó su té —. Comencemos por el principio, existen 5 mundos, tenemos el Ametsuchi (mundo terrenal) que sería este mundo dónde habitan los hombres. Tenkuu (mundo de las parcas) ya lo conoces, en ese lugar están las parcas y es por dónde pasan todas las almas para ser enviadas al Kotodama (mundo de las almas) esto sería en palabras mortales como el cielo, donde llegan las almas buenas que van a renacer o al Yomi (el infierno) que está habitado por las almas malvadas, quienes fueron juzgados y condenados a vivir eternamente en ese mundo. Takamagahara (mundo de los dioses) es donde habitamos las deidades. Es importante que sepas esto, como guardián de almas puedes entrar en todos los mundos, aunque eso va a requerir que aprendas a controlar tus poderes. Debes desarrollarlos aún, por eso he venido a instruirte.
— Deberías decirle la verdadera razón por la que lo eligieron como guardián de almas. Se que le dieron un discurso, pero no le explicaron toda la verdad — clavó su mirada en la diosa que la miró inmediatamente de forma inexpresiva.
— No esperaba menos de tí, sacerdotisa. Sé que conociste al antiguo guardián de almas — la notó asentir —. Para ser un guardián de almas, debes tener un vínculo con el otro mundo, es una de las condiciones principales. En pocas palabras, los guardianes de almas han muerto y reencarnado en su mismo ciclo de vida, tal y como tú lo hiciste. Esa es una forma de establecer el vínculo con el otro mundo y la razón por la que despertaste tus poderes sin necesidad de nuestra bendición, es porque dejaste de ser humano en el momento que uniste tu alma con otra alma que aún permanecía en el otro mundo. El alma que tienes en tu interior también es bastante interesante, al momento de morir intentó resistirse a abandonar su cuerpo, por eso ambos habitaron el mismo cuerpo por un instante y de alguna forma inconscientemente lograste adueñarte de un fragmento de esa alma, mientras el resto del alma ascendió. Es algo que nunca se había dado en el pasado, de ahí la mención de que posees un alma única. Era necesario que tomaras una decisión, si hubieras decidido volver al pasado, solo se te permitiría cambiar tu destino y continuar viviendo la vida que deberías, no tendrías recuerdos de la vida que tenías, porque se cambiaría todo tu destino y nunca habrías muerto, así que no habría un vínculo con el otro mundo de ninguna forma y por lo tanto, no hubieras podido convertirte en un guardián de almas. También, eran importantes las cualidades que te mencioné, no cualquiera puede convertirse en lo que eres, los humanos comúnmente son egoístas, es difícil que antepongan la vida de otros a la suya, más por personas desconocidas, el saber la importancia de la vida y la muerte es lo que determina la bondad que posees. El sacrificarte por lo que crees correcto se llama valentía, en fin se unieron muchos factores para que fueras elegido. Imagino que ya habías sacado algunas conclusiones.
— Lo único de lo que estaba seguro era que todas las personas que salvé, no vivirían si elegía volver al pasado. Tenía que hacer un sacrificio para obtener mi oportunidad, luego de pensarlo mejor si saque más conclusiones. A ustedes les convenía que todo se diera de esta forma — mencionó muy serio.
— Era muy necesario, pero tampoco podíamos obligarte. No tendría sentido tener un guardián de almas, que no estuviera dispuesto a cumplir su misión. Así que todo era completamente decisión tuya, hubiera sido un desperdicio que hubiéramos tenido que devolverte al pasado.
— Sé que tomé la decisión correcta. Quiero saber más sobre las almas y sobre los poderes que mencionaron — notó a Kai sentado junto a él intentando alcanzar el cuenco de galletas, se estiró un poco para alcanzarlo y dejarlo cerca de su hijo.
— Cuando las personas mueren su alma asciende por sí sola, al llegar al Tenkuu una parca las está esperando, para guiarla en su trayecto o condenarla. Las almas cautivas han sido atrapadas en este mundo por algún tipo de poder o maldición y eso evita que puedan llegar al Tenkuu. En cambio las almas en ascenso, no llegan al otro mundo por algún deseo incumplido, lo cual las ata a permanecer en el mundo terrenal. Almas perdidas son las personas que cometen suicidio, en este caso ellas si llegan al Tenkuu, pero el labor con estas almas es más extenso, debe ser liberada de su culpa para poder ir al Kotodama.
— ¿Y por qué las parcas no descienden para llevarse a los errantes ? — preguntó Ryota al verla dejar de hablar. Empujó un poco a su hermano para acomodarse mejor junto a la mesa de centro.
— Las parcas poseen un poder limitado, son mucho más fuertes en su propio mundo. Son seres que no tienen un cuerpo físico, su apariencia se basa en energía espiritual, al igual que las almas. La habilidad de los errantes es absorber almas, si ellos los enfrentarán, correrían el riesgo de ser consumidos con facilidad — miró con interés la reacción del joven. Continúo al verlo asentir en respuesta —. Por cada alma que el errante consume, su fuerza se incrementa, cuando se pasa cierto límite es posible que se convierta en un destructor, detener a tal entidad es bastante complicado, su poder es descomunal, tanto así que el último guardián de almas sacrificó su vida para detenerlo y desde esa época se vivió un tiempo de paz. Hasta ahora claro, dónde hace algunos años los errantes comenzaron a reaparecer con mayor fuerza.
— En pocas palabras debemos evitar que aparezca un destructor — mencionó Ranma cruzado de brazos.
— Esa es tu principal misión.
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Estaba sentada, mirándose al espejo sin perder detalle de su apariencia, en ese momento se sentía como una jovencita emocionada. Quería estar perfecta esa noche, se colocó unos lindos aretes que le había regalado su suegra, hace algunos años, aún se conservaban como nuevos. Arregló su cabello un poco, lo llevaría suelto como mayormente lo usaba, un poco de maquillaje no le sentaba mal. Se apresuró a bajar las escaleras cuando escuchó el llamado en la parte baja, al estar abajo se dió un último vistazo para asegurarse que estuviera perfecta. Sonrió al sentirse observada por sus hijos y se dirigió a la puerta.
Se encontró con esos ojos azules que la miraban con intensidad y le hacían sentirse un poco cohibida. No importaba las veces que se miraran, siempre se sentiría de esa forma tan especial.
— Te ves hermosa — susurró mientras se acercaba sin despegarle la mirada.
— Tu estás muy guapo — respondió cuando él la agarró de la mano y se colocó frente a ella.
Se disponía a acortar la poca distancia que quedaba entre ellos.
— Estamos aquí, por si acaso — comentó Kai justo detrás de sus padres.
— Deja de ser celoso — Ryota lo agarró del cuello haciéndolo retroceder.
— Es mi mamá — dijo sin más.
— Es mi esposa — frunció el ceño mirando a su hijo.
— Igual, debes traerla de vuelta antes de las diez, ni un minuto más tarde — aseguró con mucha seriedad y le indicó a su hermano que diga algo.
— Eso sí es verdad, luego mamá puede enfermarse — comentó Ryota en apoyo.
— Ambos son un par de celosos, Akane diles algo — exigió teniendo una lucha de miradas con sus hijos.
— Ya escuchaste a mis hijos, Ranma. Así que mejor aprovecha el tiempo que tienes — sonrió al verlo quejarse.
— Bueno, lo prometo — suspiró con resignación antes de llevarla del brazo —. Pero me la cobraré en sus próximos entrenamientos, así que prepárense ambos — gritó desde lejos antes de subir al auto y se burló al verlos poner cara de susto.
Estaba recostada en la ventana mientras lo miraba, su rostro reflejaba tranquilidad y sus labios se arquearon en una pequeña sonrisa. Iba elegantemente vestido, por petición indirecta de ella. Todo había sucedido días atrás, cuando había mencionado que le gustaba verlo vestir de esa forma tan formal, él había salido esa mañana luego la llamó diciéndole que se prepare, porque tendrían una cita en la noche, había llegado vestido de esa forma y ella estaba sumamente complacida con esos pequeños detalles.
— Si me ves de esa forma, tendré ganas de besarte y estamos a media carretera.
— ¿Si?
— Si — respondió enseguida.
— Te ahorraré el trabajo — se levantó sobre el asiento y dejó un suave beso en sus labios, la miró de vuelta sonriendo.
Amaba ese restaurante, era un lugar especial para ella. Le alegraba mucho que siempre entendiera a dónde le gustaba ir, no había necesidad de palabras, solo una complicidad entre ambos y un entendimiento mutuo.
Se sorprendió al ver que la mesa que tenían reservada, estaba completamente en un ambiente romántico. Lo miró interrogante suponiendo que él lo planeó todo de esa forma, Ranma le abrió la silla de forma caballerosa, para que se sentara. Sin duda una cita que recordaría entre las mejores que habían tenido.
— ¿Estuviste toda la tarde planificando esto? — preguntó releyendo el menú que le habían entregado.
— En realidad no, salí porque tenía que entrenar y fui a hablar con uno de mis socios, se asustó mucho al verme y me tocó explicarle este asunto, luego me observaba con desconfianza — bufó con molestia —. Ya en la tarde hice la reservación y te llamé.
— No puedes esperar que la gente te vea de otro modo, no es muy normal que las personas vuelvan a la vida y de la nada obtengan una apariencia diferente — explicó alzando la mirada y dejando el menú en la mesa.
— Si lo sé, pero me pone de mal genio tener que explicarlo. También mis padres quieren que vaya a visitarlos, todo se complica más.
— Entre más rápido les digas la verdad, será mejor. Deberíamos ir pronto, además tu hermana me estuvo escribiendo, quiero conocerla es demasiado linda — dijo recordando una de las tantas conversaciones que ha tenido con la adolescente.
Se giró de manera rápida y desvió el golpe que venía en su dirección. Se sorprendió al ver quien estaba frente a él.
— Pechan — lo señaló para luego saludarlo con una palmada en el hombro.
— No eres un fantasma — retrocedió aterrado.
Luego se fijó que no estaba solo, Ukyo estaba cerca y una chica también los acompañaba, está lo fulminó con la mirada.
— Uchan — sonrió acercándose a ella, le alegraba mucho poder volver a ver a su amiga de la infancia.
— Akane — susurró Ukyo dirigiendo su mirada a la mencionada.
— Los estás asustando, Ranma — regañó a su esposo —. Tomen asiento, tenemos que contarles algunas cosas — suspiró con pesadez.
Ranma solo se sentó de mala gana junto a ella. Luego vio como los tres se sentaban junto a ellos.
— Te dije que volvería de la muerte, solo para evitar que estuviera con alguien más — Ryoga se reía a carcajadas.
— Mira cerdito, si te sigues riendo te voy a golpear. Aún no me olvido los grandes consejos que le dan a mi esposa, ambos son unos traidores — los señaló mirándolos de mala manera.
— No seas dramático, Ranma — sonrió de lado mostrando su colmillo.
— Ranchan — mencionó antes de tirarse a abrazarlo —. Te he extrañado tanto.
Devolvió el abrazo en un gesto amistoso, luego se asustó al notar la mirada de enojo de Akane y luego la del cerdito. Así que la apartó discretamente.
— Me alegro de verte tan bien, Uchan — se volvió a acomodar sobre el asiento.
— Es bueno que estés de regreso — aseguró Ryoga.
— Tendrán que venir a nuestra casa para que podamos conversar un poco más. Ahora estamos en medio de una cita.
— Deberías invitarme a algo así, te has vuelto tan poco romántico en estos años — dijo con cierto tono de molestia.
— Pasamos ocupados, Ukyo. Tu sabes eso, bueno vayamos a comer, por eso venimos. Nos vemos — se despidió de sus amigos y se llevó a su familia consigo.
Akane solo los observó irse para luego mirar a Ranma que parecía divertido con la discusión de sus amigos.
— No he dicho nada.
— Pero lo pensaste — comentó esperando que mencionara alguno de sus pensamientos.
— Bueno si, soy mejor esposo que Ryoga — dijo con orgullo agarrando la mano de ella —. ¿Piensas lo mismo?
— Mmmm, tal vez — vio cómo su mirada se ensombrecía en molestia — Si lo eres, después de todo eres mi esposo.
— Eso está mejor, te gusta hacerme molestar.
— No, jamás lo haría — dejó escapar una pequeña risa.
— Y te ríes, ahora entiendo de dónde sacaron eso nuestros hijos. Siempre tomándome el pelo — se quejó mirando al techo.
— Mejor pidamos algo, espero mucho de nuestra cita — aseguró acomodándose algunos mechones de cabello antes de agarrar el menú nuevamente.
Su mirada recayó en su expresión, tan hermosa y deslumbrante, era una fascinación para él observarla de esa manera tan devota. Ella hizo una mueca tan extraña que le causó gracia, cada expresión de ella era tan única, entre más la miraba, le parecía aún mas hermosa, quizás con el pasar de los días ella se hacía más bonita o tal vez él era un tonto perdidamente enamorado de la mujer a su lado. Podía ser ambas opciones, pero no existía ninguna diferencia. Un extraño cosquilleo recorrió su cuerpo y su corazón se llenó de felicidad, disfrutó de esas sensaciones sin dejarla de mirar, hasta que ella volteo extrañada y sus miradas se encontraron, puede que ella le estuviera hablando y él estaba tan perdido en sus pensamientos, que no tuvo reacción.
Solo asintió sonriendo y ella se sonrojó. Y eso le gustó aún más.
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Antes de levantarse de la cama, la tapó de manera delicada procurando no despertarla. Corrió un poco las cortinas topándose con que aún era de madrugada, se sentó mirando las calles vacías y el silencio que embargaba los alrededores. Era muy feliz, durante el último mes había pasado todo el tiempo con su familia, nada era igual a lo que en algún momento imaginó, era mucho mejor, poder estar junto a sus hijos y a Akane, ver a sus padres y al resto de la familia, su vida se reconstruía de algún modo, teniendo la gran dicha de ver un futuro por delante. Aunque no todo era color de rosa, pronto tendría que partir y de eso estaba seguro, era necesario que lo hiciera, necesitaban ponerse a la búsqueda de los errantes y de las almas que estuvieran atrapadas aún en el mundo. Lo único que lo tranquilizaba era que podría volver con ellos en poco tiempo, él trataría de que fuera así, no soportaría estar tanto tiempo lejos de ellos.
La notó moverse buscando algo y entendió que buscaba aferrarse a él, para seguir durmiendo, con cuidado se volvió a acostar junto a ella y la atrajo en sus brazos, al poco tiempo se acomodó entre ellos. Cerró los ojos dispuesto a dormir lo que quedaba de la noche.
— Ya es medio día, debiste haberme despertado — reclamó mientras terminaba de vestirse.
— Parecías muy contenta dormida, es domingo igual — dijo en su defensa, luego bostezó antes de comenzar a arreglarse también —. Vayamos a desayunar.
— ¿A medio día? — puso los ojos en blanco antes de agarrar su bolso.
— No tiene nada de malo, además si volvemos tus hijos me van a reclamar — sonrió de lado como un chiquillo que había hecho una travesura.
— Es tu culpa igual, dijiste hasta las diez y eso era anoche.
— Dije a las diez, pero nunca dije de qué día — la agarró de la cintura y la besó —. Necesitaba mi beso de los buenos días.
— No se si lo merecías, eres muy aprovechado — él la miró con tristeza y ella sonrió —. ¿Qué vamos a desayunar?
— Tengo algo en mente — entrelazó sus dedos antes de salir de la habitación.
Ambos reían siguiendo el trayecto que Ranma indicaba. Una que otra caricia y sonrisas llenas de amor se hacían presentes entre ellos.
Al cruzar la calle escuchó un fuerte sonido de la fricción del caucho contra él pavimento, subió su mirada para descubrir el motivo, todo fue muy rápido solo le dió tiempo de soltarla, antes de correr hacia delante e impulsarse para saltar. Cubrió entre sus brazos al niño antes de rodar algunos metros y se puso de pie inmediatamente. Fijando su vista en el camión volcado varios metros delante de él.
— Iré a ver si está bien la persona del camión — le entregó al niño a su esposa mientras corrió en dirección contraria.
Al intentar abrir la puerta ésta se encontraba trabada por consecuencia de un notable golpe. No perdió tiempo e hizo la presión necesaria para abrirla por completo, vio a la persona en el asiento inconsciente así que la sacó enseguida, lo ubicó en la vereda que rápidamente fue rodeada de más personas.
— Llame una ambulancia. ¿Cómo se encuentra? — preguntó Akane a su lado.
— Solo parece estar inconsciente — mencionó aún mirando al hombre en el piso —. ¿Y el niño?
— Está con su mamá — señaló a pocos metros como una mujer abrazaba al pequeño mientras lloraba —. También está bien, sin ningún daño — aseguró.
— Al menos no hubo víctimas — se relajó un poco antes de girarse.
Vió un alma ascender y caminó en esa dirección. Cuando llegó a ese sitio seguido de su esposa, notó el cuerpo de un anciano tirado en la calle.
— Pronto llegará la ambulancia — se agachó para intentar buscar algún modo de ayudar al hombre.
— Ya es tarde — mencionó antes de ponerse de rodillas, observó al anciano y cerró sus ojos que continuaban abiertos con su mano. Se lamentó profundamente de no haber podido salvarlo.
A su lado Akane parecía conmocionada apunto de llorar por la trágica escena. Pasó su brazo sobre ella atrayéndola hacia sí, tratando de brindarle un poco de consuelo. Miró nuevamente con mucha pena al anciano y llamó la atención de ella.
— Lo acompañaré en su camino, volveré pronto — se alejaron un poco y Ranma se sentó recostándose en una pared.
— No tardes.
Cerró sus ojos y se concentró antes de que su alma apareciera en el Tenkuu. Caminó por los alrededores antes de ver al anciano siendo guiado por una parca.
— ¿Puedes dejarme guiarlo? — preguntó al ponerse junto a la parca. Este le miró sorprendido antes de reconocerlo y accedió inmediatamente.
— ¿Dónde va el otro jovencito? — cuestionó de forma tranquila.
— Yo le pedí que me permitiera guiarlo, por eso él se fue.
— Es un lugar muy bonito — dijo sonriendo.
— Lo es. ¿Qué tal fue su vida? — lo miró de lado esperando su respuesta.
— Bastante buena, el otro joven me explicó que había muerto y ahora debo ir al otro mundo — mencionó —. ¿Vamos en la dirección correcta?
Ranma rió por la pregunta.
— Claro que sí, hasta que lleguemos hablemos.
— Me gusta mucho hablar, cuando era joven nos reuníamos una vez termináramos el trabajo en los campos, para tomar sake y reír entre amigos, hablábamos de las jovencitas que nos traían locos, eran muy buenos tiempos.
— De seguro, tenía muchas jovencitas de las que hablar — bromeó y sonrió de vuelta.
— No tenía tanta suerte con las mujeres, al menos la que importaba si se fijó en mí — dijo con orgullo —. Un joven atractivo como tú, no debe tener esos problemas — aseguró al mirarlo.
— Digamos que también tengo a la única mujer que me importa, el resto da igual — aclaró igualando el andar lento del anciano.
Cruzaron una puerta y ante ellos se expandió una superficie llena de césped, los árboles eran de un verde brillante que parecía tener vida propia, a lo lejos se veía un puente dorado.
— Es bueno tener a la mujer indicada — asintió recordando a su esposa que falleció hace años.
— ¿Cuántos hijos tiene?
— Solo tuve uno, mi único muchacho llegó a una edad dónde ya me dolía la espalda — soltó una carcajada —. Con mi señora nos separamos muchos años por cuestiones de dinero, me tocó venir a trabajar a la ciudad y aunque estábamos casados, no pude traerla conmigo, fueron años difíciles, pero cuando ya estuvimos juntos, valió la pena realmente.
— Debió serlo, el resultado es lo importante. Más cuando vemos a nuestros hijos y cuando tenemos a la persona que amamos junto a nosotros.
— No podría decirlo con mejores palabras, se ve que sabes lo que dices, aunque te ves bastante joven — lo vió con curiosidad.
— Las apariencias engañan, tengo 41 y dos hijos.
— Yo a tu edad estuviera trabajando en el tercero.
— Perdimos también unos años, muchos años realmente, estuvimos alejados por algunas cuestiones. Si hubiera querido tener algunos hijos más.
— Eres joven aún, disfruta tu vida muchacho y vive sin arrepentimiento — aconsejó dándole una palmada en la espalda.
— ¿No sé arrepiente de nada?
— En ocasiones sí, luego aprendí a darle importancia a lo que es importante. Pero actualmente estoy feliz de como fue mi vida, no tengo ningún arrepentimiento y agradezco todo lo que pude vivir. Solo me hubiera gustado despedirme de mi Tenma, decirle que no le ponga algún nombre raro a mi nieto que está por nacer. Ese muchacho es muy ocurrido para colocarle nombre a sus hijos.
— Si lo llegó a ver, se lo diré — prometió y el anciano sonrió en agradecimiento. Se detuvo al llegar a la subida del puente —. Ahora debe cruzar el puente y estará en el lugar al cual pertenece.
— Me gustó conversar contigo muchacho. ¿Cuál es tu nombre? — preguntó mirando al frente.
— Ranma. Para mí también fue un gusto conversar con usted señor Koji.
Él asintió sin quitar la sonrisa de su rostro y comenzó avanzar por el puente, pudo escucharlo reír a carcajadas desde donde estaba. Entendía su felicidad, después de todo estaba en el Amenoukihashi ( puente flotante de los cielos) donde se reproducen los momentos más felices que la persona vivió. Luego su alma perdería sus recuerdos y esperaría a su siguiente vida en el Kotodama.
Cuando volvió a su cuerpo se encontró con Akane junto a él.
— Lamento haberme ido de repente.
— Lo entiendo, no tienes porqué disculparte. ¿Estaba bien? — preguntó mirando en dirección donde aún estaba el cuerpo del anciano y ahora se encontraba un familiar junto a él.
— Si, él no tenía ningún remordimiento. Tuvo una buena vida — sonrió con tristeza. Observó al hombre llorar sosteniendo la mano del anciano y caminó hasta llegar donde estaba.
Se arrodilló a su lado y puso su mano en el hombro llamando su atención.
— Tu padre tuvo una vida feliz, porque te tuvo en ella. Ahora debes seguir adelante, él lo quería de esa forma, eres su hijo y una prolongación de su propia existencia. No quería que le pongas algún nombre raro a su futuro nieto, así que piénsalo bien. Nos vemos, Tenma.
Estaba algo triste, pero al mismo tiempo sentía una tranquilidad reconfortante. Por primera vez entendió la importancia de que las almas llegaran al otro mundo y aguardaran su oportunidad de renacer. No todos los casos serían como el de Koji, habría muchos que no tendrían tanta dicha, pero esas almas podrían hacerlo mejor en su siguiente vida. Caminó en silencio con la calidez de la mano que se acoplaban a la suya sin presionarlo a decir algo.
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Los gritos eran como una torrente indetenible, escuchaba el sonar de las pisadas contra el barro. Y sentía la desesperación de las personas aunque no las veía con claridad. Capaz la lluvia le nublaba aún más la visión o la poca iluminación era la culpable de su estado de aturdimiento.
En su desesperación intentó ver algo que le sirviera como guía, sólo pudo leer en un letrero borroso y corroído "Nichitsu"
Se despertó aún con su corazón bombardeando a mil y agarró inmediatamente su teléfono marcó el número con rapidez, esperando que respondiera rápido.
— Ranma, tuve una visión, debemos ir a Nichitsu.
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Terminologías
Ametsuchi (mundo terrenal)
Tenkuu (mundo de las parcas)
Kotodama (mundo de las almas)
Yomi (infierno)
Takamagahara (mundo de las deidades)
Amenoukihashi (puente flotante de los cielos)
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Puntos que debo aclarar de esta historia es que me he basado en algunos términos de la mitología japonesa, no al 100% pero algunos términos si, en otros casos use términos relacionados. Creo que sí alguien ha leído algo referente a eso se dará cuenta fácilmente. No es una fiel escritura de esta mitología, sino una adaptación según mis ideas.
Algo que hago mención en este primer capítulo es sobre el año 1946 que se ubica un año después del fin de la segunda guerra mundial. Qué puedo decir, me encantan las historias sobre las guerras mundiales.
Siento que me faltan más géneros para ponerle a la historia. Si bien es cierto la historia girará en torno a la temática tal como su nombre lo dice, siempre habrá momentos románticos entre nuestra parejita favorita, es algo inevitable.
Gracias por tomarse el tiempo de leerla, besos y abrazos para todos.
