Gracias a Li por su lectura previa.


Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 14

― Christopher ―mascullé― ¿qué haces despierto?

Mi hijo se acercó mirando hacia la pantalla. Nervioso, bajé el aparato, no sabía cómo comportarme y lo único que hice fue ver directamente al celular; Bella se había desconectado sin despedirse.

Tenía una sensación amarga dentro de mi boca, me sentía un idiota descubierto y no el adulto responsable que se suponía era.

― Pensé que podríamos ir a correr. ¿Papá con quién hablabas?

Dejé escapar el aliento. Lancé el celular en la cama y me centré en mi hijo.

― Hablaba… con Bella ―reconocí.

Su rostro fue de sorpresa, no se esperaba que fuera honesto.

Rascó su cabeza, se notaba que tenía preguntas por hacer y probablemente no se atrevía.

― Papá, ¿estás saliendo con alguien? Lo que pasa es que hace días que fuimos a tu casa… ―dudó― una chica joven iba llegando, era muy bonita y… bueno, pensé que después de negarte a recibirnos ―sonrió―, ella era la causa.

― Algo hay de eso ―admití―. Me gustaría hablarlo también con tu hermana, ¿crees qué tarde mucho en despertar? Elina siempre ha sido dormilona ―quise aligerar el tema mencionando el pasatiempo favorita de mi hija, creí que Christopher reiría, pero no lo hizo.

― Estás saliendo con ella ―articuló serio―. No entiendo por qué no puedes tan solo responder sí o no, papá.

― Prefiero hablar cuando tu hermana esté presente. ¿Podrías esperar?

― ¿Es tu novia? ―inquirió, sonando interesado―. ¿Desde cuándo te convertiste en un asalta cunas?

― No soy un anciano ―solo pude decir mientras esbozaba una sonrisa.

Mi hijo dejó una palmada en mi hombro, sentía su apoyo. Lo complicado vendría al hablar con ambos y hacerles saber que tenían una hermana menor.

.

Envié un correo electrónico a Bella, disculpándome.

Por supuesto que no obtuve respuesta, quería creer que era por la diferencia de horario, ya que en Nueva York era de madrugada.

No estaba a gusto. No podía engañarme a mí mismo, necesitaba hablar con Bella, quería explicarle que no soy capaz de ocultar a Nicole.

Necesitaba que confiara en mí.

― Verona siempre será mi ciudad favorita ―escuché decir a Elina, logrando de esa manera sacarme de mis pensamientos. Noté que contemplaba el paisaje frente a ella, habíamos elegido comer en el Tosca Cafe Verona, el mejor restaurante de la ciudad― me gusta la tranquilidad, creo que me quedaría a vivir aquí.

Christopher no dejaba de observarme. Él esperaba que al fin rompiera el silencio y hablara sobre el tema que venía evadiendo.

Exhalé y sentí mis hombros hundirse. Necesitaba valor y una gran bocanada de aire me permitió sentirme mejor.

― Hay algo que quiero decirles ―hablé.

Christopher se acomodó en la silla. Tenía una rara sonrisa en sus labios que empezaba a preocuparme, porque no lograba entender si estaba igual de ansioso que yo o se estaba burlando.

― Cuando usas ese tono me das miedo ―susurró Elina―. Cuando te fuiste de casa, nos hablaste de la misma manera que lo haces hoy.

El que mi hija hablara justo del momento de la separación, fue como sentir un latigazo en mi alma.

Había sido un golpe duro para ellos. La familia que les otorgamos donde les dábamos seguridad y sosiego, se desmoronó ante sus ojos.

― Hemos hablado del tema infinidad de veces ―expresé―. Les he dicho que uno apela hasta el último sentimiento, pero cuando la relación no da para más y sabemos que la única manera de conseguir paz es estando lejos, aunque duela es lo mejor.

Mi hija frunció los labios. Con Elina siempre era todo más complicado, su juventud e inmadurez la volvían más vulnerable.

― Sí y ya lo comprendimos ―opinó Christopher de una manera desesperada― para mí está bien no escuchar sus discusiones todos los días, aquí lo importante es saber qué nos quieres decir, papá. ¿Quién es la mujer que estabas hablando hoy?

― ¿Una mujer? ―Elina estrechó su mirada―. No estás saliendo con nadie ¿verdad?

― Elina, no empieces ―intervino Christopher―. Papá es un hombre soltero que tiene derecho a rehacer su vida cuando le plazca, no necesita nuestro permiso.

― Tu opinión no cuenta porque eres hombre, es lógico que lo defenderas ―Elina fue tajante.

― Paren ―pedí―, no vamos a discutir. Lo que quiero decir es importante para mí y necesito que me escuchen.

Eran buenos hijos. Ninguno siguió discutiendo y ambos se centraron en mí.

Me aclaré la garganta.

― Sé qué conocieron a Bella ―comenté mientras ellos cruzaban miradas, era probable que ellos hablaran del tema―. Es la chica que llegó a casa ese día que me hablaron.

― Y que no nos quisiste recibir ―espetó mi hija.

― Me disculpo por ello ―reconocí―. Necesitaba ser yo quien hablara con ustedes.

― Papá, solo dilo ―urgió Christopher― ¿tienes novia?

Negué. No encontraba en el momento las palabras ideales para explicarles.

― Tengo una hija ―solté sin adornos.

El mutismo se extendió en el comedor del restaurante. Estábamos en una terraza donde se apreciaba la belleza del río Adigio Véneto.

― Ustedes tienen una hermana pequeña ―continué―. Y la chica que vieron llegar ese día a casa, es la madre.

Elina sacudió la cabeza, entretanto Christopher balbuceaba palabras ininteligibles. Ambos parecían tratar de entender lo que les había dicho.

― ¿Tienes una hija? ―mi hijo fue el primero en hablar―. Pero… ¿cómo?

Me preocupé al ver el semblante de Elina, sus ojos se habían llenado de lágrimas, apenas sollozó y se incorporó, mirándome con desprecio.

― ¡No quiero saber! ―gritó antes de correr fuera de la terraza. Me puse de pie, le pedí que esperara y no lo hizo.

Maldije por lo bajo. Pagué la cuenta manteniéndome esperanzado de que Elina fuera de vuelta al hotel.

― No te preocupes ―dijo mi hijo― está celosa, Elina es así. Mi hermana sabe que siempre ha tenido tu atención.

Caminamos en la vereda empedrada.

― Y seguirá teniendo toda mi atención y cuidados ―prometí.

― No lo entiendes, pa. Elina siempre se ha sentido especial por ser la menor y porque es mujer.

Escuché con atención a Christopher. No entendía cómo mi hija podía siquiera pensar en qué dejaría de ser mi niña, bien podría tener dos niñas favoritas. De hecho, ahora las tenía.

Al llegar al hotel fui directamente a su habitación. Golpeé varias veces los nudillos en la puerta.

― Elina ―asomé la cabeza―, ¿podemos hablar?

― ¿Por qué tuviste qué tener una niña? No es justo, papá ―Elina empezó a sollozar, arrinconada en una esquina de la habitación se acuclilló y escondió su rostro entre sus rodillas.

Me senté a su lado, acompañándola en el piso mientras Christopher se unía a nosotros.

― Elina, hablemos ―pedí.

Ella empezó a llorar cada vez más fuerte.

― No la quiero en mi vida ―exhaló.

― Nicole no tiene la culpa, es solo una bebé de nueve meses.

― ¡Oh, guau! ―exclamó mi hijo―. ¿Por qué no nos había dicho?

― Es difícil para mí tratar el tema con ustedes, tenía miedo de su reacción, pero tampoco tengo intención de ocultar a Nicole. Es una bebé que necesita de mis cuidados, quiero pasar tiempo con mi hija, verla crecer sin tener que esconderme de nadie.

― ¿Te has escuchado? ―Preguntó Elina― tu voz es de ilusión.

― Claro que estoy ilusionado, soy padre nuevamente ―argumenté.

― ¿Nos quieres obligar a estar con ella?

La pregunta de mi hija me descolocó. Jamás había pensado de esa manera, nunca he tenido intención de forzar lazos.

― No sería capaz de imponerles a Nicole, solo les pido respeto para su hermana porque ella es el ser más inocente, así como también les pido respeto para Bella.

― ¿Te vas a casar? ―Christopher quiso saber.

Miré hacia la ventana donde el cielo azul y despejado de nubes lucía verdaderamente hermoso.

― No ―mis hombros se hundieron― no sé ―corregí―. Bella y yo nos estamos conociendo y…

― Pero antes tuvieron una hija ―opinó Elina con su voz entrecortada.

― No voy a negar que Bella me gusta ―confesé―. Y este tiempo que he convivido con ella, sé que hay algo más que atracción, mi interés por ella es verdadero, no tengo porqué mentir.

Elina siguió sollozando. Logrando que mis dedos limpiaron su pómulo izquierdo.

― ¿Quieres más a tu hija? ―Indagó mi niña.

― ¡Claro que no! No puedo querer a un hijo más que a otro ―dije.

― Es que no te escuchas ―insistió ella―. Tu voz suena distinta cuando la mencionas y tu mirada se ilumina cuando hablas de su madre.

― Elina… ―hablé sin titubeos― Nicole es una bebé, quiero y estoy en mi derecho de vivir mi tiempo de padre con ella. Tengo una responsabilidad que no le negaré. Quiero que sepan que tendrá los mismos derechos que ustedes, aunque ella aún es muy pequeña, algún día estará lista para viajar conmigo, quiero que entiendan que no puedo hacerla a un lado.

― Duele, papá ―musitó mi niña.

― ¿Por qué? Explícame ―pedí a la vez que mi brazo rodeaba sus hombros y su cabeza se apoyaba en mí.

― Porque tontamente creí en lo que mamá decía ―confesó―. Que ustedes dos volverían un día y de nuevo estaríamos juntos.

No quise hablar improperios de Irina, era su madre y nunca obtendrían una mala palabra de mí sobre ella.

― Nunca pasará, Elina ―hice un esfuerzo por no despotricar contra mi ex, aunque mis pensamientos seguían encaminados a soltar majaderías―. Lo de nosotros terminó hace tres años y no hay marcha atrás.

Ella suspiró. Levantó la cabeza, mirándome.

― No amas a mamá ―pronunció.

― Tiene mi respeto.

― Yo sé que no es lo mismo ―dijo.

― Elina ―quise ser firme, sin embargo sabía que debía darle su tiempo para asimilar.

― Está bien, papá. Te juro que soy capaz de comprender que ya no ames a mamá, solo...

Sus ojos lucían suplicantes. En el momento que sus lágrimas resbalaron por sus pómulos odié a Irina por ser tan impertinente y darle falsas ilusiones a mi hija de algo que nunca sucedería.

― Siempre creí que yo sería tu única hija ―añadió― y Christopher mi único hermano.

Quería decirle que también lo creí. Me convencí que mí vida era perfecta, pero la llegada de Nicole había cambiado mi perspectiva por completo. Ahora lo veía como una nueva oportunidad para mí.

― Por favor entiéndeme… no me obligues a verla ―suplicó.

― No seré capaz de hacerlo. Solo no quiero muestras de desprecio para mi bebé, no soportaría que la lastimen de esa manera.

― Yo no voy a despreciarla ―admitió Christopher―. Me gustan los bebé, además nunca he cargado uno en brazos, creo que seré bastante torpe y tendré miedo de dejarla caer.

― Puedo ayudarte a volverte un experto ―prometí.

Mi hijo asintió. Pude ver en su mirada que había emoción y fue lo único que necesité para sonreír con él.

― No me digas que has cambiado un pañal ―me retó.

― Lo he hecho ―asevere―. Ayudo a Bella cada tarde con los cuidados de Nicole, estoy repitiendo una aventura que ya viví con ustedes, obviamente es distinto, tengo más años y experiencia.

― ¿Y ella? ―Elina murmuró―. ¿Esa mujer es importante para ti?

No entendía hacia dónde quería llegar con sus preguntas, probablemente apenas estaba desmenuzando mis palabras y temía de todas las personas que se acercaban en mi vida.

― Sí ―fui honesto―. Bella se está convirtiendo en una de las personas más importantes en mi vida.

Elina se acurrucó en mí.

― Es notable, papá ―musitó.

Dejé un beso en la cabeza de cabellos rubios. Quería que entendiera que nada iba a cambiar entre nosotros, ellos siempre serían mis hijos y mi amor por ellos era incondicional.

― ¿Me darás tiempo? ―susurró tímida―. Necesito asimilar que ahora tengo una hermana bebé.

Sonreí, sabía que era cuestión de tiempo.

― Te daré todo el tiempo que necesitas, no hay prisa ―acordé.

― ¿Les dirás a los abuelos? ―Indagó Christopher.

― De hecho, es lo próximo que haré ―confesé.

― Necesito ver su reacción ―mi hijo se puso de pie y me dio su mano para que me levantara― también me gustaría saber más de Nicole, ¿a quién se parece?

Cuando me incorporé, sacudí la cabeza.

― Será mejor que lo averigües tú mismo ―choqué mi puño con el de Christopher.

Miré a mi hija que aunque su semblante había cambiado no dejaba de verme con cierta tristeza.

― Vamos, Elina, es tiempo de ir a casa de los abuelos ―comenté, extendiendo mi mano hacia ella.

Mi hija aceptó ponerse de pie y cuando lo hizo se echó a mis brazos. La abracé con todo mi amor y delicadeza, mientras Christopher se nos unía.

Dejaría que el tiempo influyera y que fueran ellos quienes desearan conocer a la pequeña oruga…


Bueno, es normal los celos de Elina. Creo que no es tan fácil saber que tienes una hermana que aunque Edward no engañó a Irina, considero que si es un choque emocional para una adolescente. ¿Qué opinan ustedes? ¿Ya quieren romance?

Agradezco su entusiasmo y apoyo para la historia, saludos.

Les invito a unirse al grupo de Facebook, hoy conoceremos a Elina y también ahí se van a enterar de la nueva historia de verano que vendrá pronto *

Aquí los nombres de quienes comentaron el capítulo anterior: solecitopucheta, Diannita Robles, Rosemarie28, Car Cullen Stewart Pattinson, Valeria Sinai Cullen, Adriana Molina, ALBANIDIA, marisolpattinson, Pepita GY, Cassandra Cantu, Eloisa, Daniela Masen, Ary Cullen 85, Dulce Carolina, patito feo, mrs puff, Isis Janet, lunadimm, miop. Smedina, Jimena, robertsten-22, Elizabeth Marie Cullen, Flor McCarty-Cullen, The Vampire Goddess, Cary, aliceforever85, Mapi13, Jade HSos, Lili Cullen-Swan, saraipineda44, Noriitha, krisr0405 (saludos), Lizdayanna, Marxtin, Coni Salinas Ríos, Marxtin, rociolujan y comentarios Guest. Si me faltó un nombre háganme saber.

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