Capítulo 13.
La pareja de adolescentes se había encontrado con Thosaka, la cual había insistido que el pelirrojo descansara en su casa y que la rubia finlandesa debía dejarlo. De cierta manera podía notar que entre ellas dos había algo que no le gustaba a la otra, pero decidió no meterse en el tema, escuchar culebrones en la televisión por parte de la familia Fujimura le había enseñado a que no debía meterse en los asuntos que incumbían a dos chicas.
Caminaron con calma aprovechando los pocos minutos que quedaban de la tarde antes de que comenzara la tercera noche de la guerra. Shirou miraba a su alrededor buscando cualquier indicio de un enemigo, pero por suerte no había nada que le indicara que había alguien, solo el ligero aroma a lo lejos que Assassin tenía sobre sí mismo, por lo que podía calmarse.
Una vez llegaron a la casa que Luvia estaba usando como base los dos decidieron tener una reunión dentro para apuntar a su próximo objetivo. En el momento que se reunieron en el comedor tanto Assassin como Saber aparecieron en la sala, Assassin sentado en el suelo con los ojos cerrados mientras su espada era sujetada por uno de sus brazos y reposaba en uno de sus hombros, mientras que Saber estaba sentada al lado de su maestro.
- Bueno, deberíamos pensar en el siguiente golpe. - Dijo la rubia mientras pensaba. - Me gustaría seguir estudiando al enemigo, por lo que apuntar hacia el otro sirviente que conoces. - Dijo la chica hacia el pelirrojo.
- Por ahora no me gustaría ir a esa casa. - Dijo Shirou mientras pensaba en ir a la residencia Matou. - Ese lugar huele a podredumbre y gusanos, no quiero enfrentarme a esa familia por el momento.
- ¿Tan poderoso crees que es el maestro? - Dijo Luvia.
- No, el maestro no representa ningún problema. - Dijo Shirou con calma. - Es el abuelo del maestro lo que no me gusta, esa persona, no debemos correr riesgos con él.
La chica pareció pensar en lo que había dicho, pero ella no habló, el que dio su opinión fue el sirviente de esta.
- Si tanto te preocupa tal vez debería posponer ese maestro por el momento. - Dijo Assassin. - De momento solo sabemos que Lancer y Berserker están en una alianza, Saber y yo estamos juntos también, por el momento, por lo que el chico ha dicho, Archer va en solitario, nos faltaría Rider y Caster por localizar.
- Rider está en la residencia Matou. - Dijo Shirou. - Por lo que solo quedaría Caster.
- Yo noté algo raro en ese templo que hay en las colinas. - Dijo Assassin. - Al principio pensé que era por una línea ley que pasaba por el lugar, pero es algo que debemos considerar.
- Assassin. - Dijo Luvia después de escuchar todo lo que habían dicho. - Por el momento no hagamos nada, ve a explorar ese templo, a la mínima noción de que hay algún sirviente ven a informarme, por lo demás, sugiero que hoy no salgamos y nos quedemos en casa para evitar llamar mucho la atención.
Shirou asintió a lo que ella dijo, por lo que, con ya un plan de acción para la noche él se despidió y deseó suerte al sirviente y una buena noche a la joven que tenía como aliada. Saber volvió a su forma espiritual y él se fue poco antes de que el sol se fuera por el horizonte.
En su camino de vuelta pudo apreciar que había menos gente fuera, puede que los avisos de fugas de gas hicieran que la gente fuese más cuidadosa a tal punto de no salir si se olvidaba o a alguien de su familia. En ocasiones a Shirou le sorprendía el pensamiento de la gente, desechado ese pensamiento se fue rápido hacia su casa donde esperaría que Luvia le mandase algún tipo de mensaje.
Assassin estaba en el tejado de la base de Luvia, esperando a que el sol cayese y dejara paso a la luna. Las ordenes que le habían dado eran claras, solo debía investigar para saber si ese lugar daba algún indicio de Caster en la zona.
Sabía que esa misión podría ser peligrosa, pero confiaba en su camuflaje para poder evitar los encuentros. Este saltó hacia la dirección en la que estaba el templo cuando la luna sustituyó al sol.
Pudo ver cómo las calles estaban vacías, cosa que le molestaba, ya que las noches anteriores veían que la gente aprovechaba para ir al distrito de restaurantes para pasar la noche o desestresarse, como en los barrios rojos que había en su época.
El viaje no duró mucho, en poco tiempo pudo llegar a la zona boscosa que marcaba la entrada del templo. La concentración de maná en el lugar le hacía sentir incómodo, eso era, claramente, por la presencia de la línea ley que había en el lugar, pero también podía notar cierta presencia en los alrededores del lugar, una ominosa y que representaba algún tipo de peligro.
Pasando a su forma espiritual comenzó a adentrarse en el lugar. Pasando por la escalera que parecía infinita pudo notar que la presencia se hacía cada vez más fuerte y en el momento que llegó a la entrada del templo pode ver a alguien.
Un señor con traje verde, cada pasiva y con ojos apagados estaba patrullando los alrededores. Este pasó justo delante de Assassin y si no hubiese sido por su camuflaje este lo hubiera notado. El señor tenía una mirada vacía que marcaba que podría hacer cualquier cosa que un humano normal no haría.
Por un instante, Assassin estuvo por dejar pasar al señor con traje ya que no tenía una firma mágica que le identificara como un master, pero algo le decía que no podía dejarlo solo por un tiempo, por lo que lo siguió durante su rutina de patrullaje hasta que terminó entrando dentro de los edificios del templo, edificios que tenían un campo delimitado que lo protegía y que Assassin no cruzaría para no alarmar al magus responsable de la colocación del campo.
El sirviente caminó por los alrededores del campo con la intención de ver una posible apertura o al magus, pero solo logró ver la fachada del edificio histórico que era el templo, pero hubo una pequeña distorsión en los que significa a energía mágica, había un magus escondido.
En un rápido pensamiento pensó que podría haber un taller oculto en alguna parte del templo, pero por el momento no había podido identificar el lugar exacto por la presencia del magus, al ser muy grande, por lo que rápidamente llegó a una conclusión.
Assassin, pese a estar en su forma espiritual, aún podría ser detectado si había un magus experimentado, por lo que decidió activar su protección para no ser detectado y cruzó la barrera. Lo primero que encontró fue una cocina que llevaba a una zona comunitaria, por lo que se fue de esa zona en busca del taller.
Después de pasar por zonas en las que no había nada de interés para su misión, pero la presencia de energía poco a poco se iba haciendo más y más grande, lo que le indicaba que el magus que estaba ahí no era humano, por lo que lo más seguro es que Caster fuese el sirviente que estuviese en ese templo.
Debido a eso, Assassin quiso abandonar el templo, pero debía confirmar lo que pensaba. Poco a poco la energía mágica que sentía se hacía cada vez más fuerte, siendo que al final llegó a algo muy parecido a un taller de magus, pero la presencia de la pestilencia de cuepros y sangre le hizo irse de una vez. Era obvio que Caster estaba en el templo, por lo que iría con su maestra y al chico que había decidido acompañarla en la guerra.
Corrió lo más rápido que pudo para salir, pero debió haber hecho algo para llamar la atención del sirviente pues cuando intentó salir del templo un montón de esqueletos deformados aparecieron y cuando este se vio rodeado, perdió su forma espiritual, puede que por la influencia de Caster.
- Mira lo que ha venido. - Dijo la voz de una mujer a su espalda. - Nunca pensé que un maestro fuese tan estúpido como para mandar a su sirviente al territorio de otro más fuerte, dime sirviente, ¿Cuál es tu clase?
- Tan sabia no eres si es que de verdad tienes que hacer esa pregunta. - Dijo Assassin con una sonrisa de superioridad causando el enfado de Caster. - Solo para que lo tengas en mente. - Dijo mientras este desenvainaba su espada larga. - Mi clase es Assassin. - Dijo para después hacer un corte circular tan rápido que Caster no pudo verlo moverse haciendo que sus esqueletos fuesen destruidos rápidamente.
- Veo que no eres del todo inútil como pensaba. - Dijo Caster mientras se apartaba un poco para dejar ver a un hombre vestido con un traje verde que Assassin había visto antes. - Este es mi maestro, un maestro a la hora de pelear como te habrás dado cuenta con solo verlo. - Dijo esta haciendo que Assassin mirara al hombre con precaución. - Te propongo un trato, únete a mí, tu habilidad podría venirme bien, aparte de que podría quitarte ese sello de comando que te han impuesto para este torneo y podrías alimentarte de la línea ley que pasa por aquí, no es mala idea.
- ¿Y qué gano yo con ese trato? - Dijo el sirviente masculino. - Un trato debe ser de doble ganancia, si yo no gano nada entonces es una pérdida de tiempo.
- Claro, por supuesto. - Dijo Caster con una sonrisa. - Si llego a ganar el santo grial, compartiré el poder que este me dé contigo, los dos ganaríamos.
- Bueno, si bien es una oportunidad tentadora, me temo que voy a tener que pasar del tema. - Dijo Assassin poniéndose en una postura ofensiva mientras agarraba su espada. - Mi maestra es menos arrogante que tú, y eso ya es decir mucho.
Caster no pareció gustarle mucho lo que el sirviente le había dicho. Con un solo movimiento volvió a formar los esqueletos que había destrozado mientras Kuzuki se ponía en posición de pelea.
Assassin sabía que podía lidiar con facilidad con los esqueletos y puede que con el humano que era su maestro, pero si Caster hacía de soporte para ellos cabía la posibilidad de que no pudiese superar el combate.
Respirando profundamente este hizo el mismo movimiento que hizo antes para eliminar a los esqueletos para luego dar un paso para apuntar al cuello del humano, pero este esquivó rápidamente agachándose para luego lanzar un gancho hacia arriba. Assassin vio el golpe que se iba a recibir si este no podía esquivarlo. Tras un corto periodo de estudio entre beneficios y perdidas por esquivar o no, este decidió no esquivar en pos de tener un mejor ángulo de corte.
En el momento en el que el puño del hombre encajó en el abdomen del sirviente haciendo que este sintiera un dolor descomunal. Inmediatamente después, Kuzuki siguió luchando con un juego de puños y patadas que rápidamente dejó a Assassin sin aliento y casi sin fuerzas, él llegó a la conclusión de que este estaba siendo potenciado con la magia de Caster.
Debido a todo esto Assassin decidió tener más distancia entre los dos, pero Kuzuki estaba siguiendo todos los pasos que Assassin estaba haciendo, lo que hacía muy difícil para el sirviente.
En un momento desesperado este entabló conexión con su maestra.
- Oye Luvia. - Dijo Assassin con urgencia mediante su conexión mental con su maestra. - Sácame de aquí, usa uno de los sellos y llévame de vuelta.
- ¿Tan difícil es lo que hay en ese templo que necesitas huir? - Dijo Luvia con un toque de gracia.
- Búrlate todo lo que quieras, pero Caster está potenciando a su maestra físicamente por encima de mis posibilidades. - Dijo el sirviente. - Así que si no quieres quedarte fuera de la guerra llámame de vuelta.
Hubo silencio durante unos segundos hasta que este comenzó a notar como algo tiraba de él.
- Te ordeno por este sello de comando que vuelvas a mí y me cuentes que es lo que has descubierto. - Dijo la voz de Luvia, lo que hizo que el cuerpo de Assassin brillara para luego desaparecer del lugar.
En el segundo siguiente, Assassin estaba en la sala de estar en la que estaba su maestra Luvia y el chico con el que había entablado una alianza. Lo primero que vio fue que el sello de comando que tenía su maestra, que antes de su partida era un diamante alargado flanqueado por una luna menguante y otra creciente, ahora carecía de ese diamante alargado central dejando solo las dos lunas claro indicativo de que había usado uno de los tres sellos.
- ¿Qué has encontrado? - Dijo su maestra en un tono serio.
- Me he encontrado con Caster. - Dijo Assassin igual de serio. - Se está aprovechando de la línea ley que hay en el templo que está en la colina y tiene la habilidad de crear algo parecido a esqueletos, pero no parecían ser de humanos, aparte de que su maestro no parecía ser una persona normal.
- ¿Viste al maestro? - Dijo Altria uniéndose a la conversación. - ¿Cómo era, tenía una habilidad especial con su magecraft?
- Lo que se dice normal no parecía. - Dijo Assassin. - Quitando el hecho de que estaba vistiendo un traje en mitad de la noche, parecía tener nociones básicas de pelea, aparte de que su propio sirviente lo potencia para pelear y sus golpes tampoco son algo que un humano normal pudiese aguantar.
- Shero. - Dijo Luvia llamando al chico por un nombre erroneo. - ¿No tienes nada que aportar?
- Creo... creo que sé quién es el maestro. - Dijo Shirou ignorando por completo el nombre que Luvia le había puesto. - Solo hay una persona que conozco que está en el templo que lleva traje fuera de la habitual vestimenta de los monjes.
- ¿Quién? - Dijo la rubia. - ¿Es alguien importante, alguien cercano?
- No, es un profesor de historia. - Dijo Shirou. - Hace poco, un amigo mío llamado Issei me contó que se había unido al templo de forma temporal un hombre que resulto ser nuestro nuevo profesor junto con su prometida, y siempre lo veía con el mismo traje desde se presentó.
- ¿Tiene cara de pocos amigos, gafas, pelo negro alborotado y una presencia intimidante? - Dijo Assassin describiendo al maestro.
- Sí, ese es el profesor Kuzuki. - Dijo Shirou. - De ser posible, si nos llegamos a enfrentar a él sería mejor hacerlo fuera del territorio del templo, ya no solo por la línea ley, sino porque allí viven muchas personas que conozco que me gustaría que no se viesen envueltas en una posible pelea.
Tohsaka estaba planeando que hacer en la guerra. En un primer momento se había planteado forma una alianza con el chico de los mafiosos de la ciudad, pero cuando él quiso ir a formar la alianza con ella su propio sirviente le había hecho negarse a formarla. Y para colmo ha tenido que ver la cara de esa chica presumida finlandesa, en pocas palabras, no había sido unos buenos días para ella.
Actualmente, mientras la luna reinaba el paisaje, estaba caminando por un bosque en el que ella había sentido una barrera mágica, por lo que uno de los participantes en esta guerra estaba ocultándose allí.
Bajo la orden de que Archer se quedara en su forma espiritual para no echar a perder otra posible alianza ella caminaba en un silencio mortal por el bosque. Sabía que invadir un territorio de un mago en la guerra podría terminar con su muerte ya que estaban en plena guerra y tendrían la oportunidad de oro para hacerlo.
Lo más lógico hubiera sido ir por el día, cuando no estaba permitido las batallas, pero no podía perder más tiempo. Una batalla ella sola podría ser difícil, Archer podría ser muy buen combatiente, pero si llegara a encontrarse con algún grupo no tendrían oportunidad.
Caminó por el bosque durante unos buenos minutos sin tener una idea clara de donde podrían encontrar al magus que podría haber erigido esa barrera. Después de lo que pareció ser más de una hora por fin pudo ver a alguien.
Encima de la copa de uno de los árboles había una figura vestida con un traje de sirvienta que no dejaba ver prácticamente nada del cuerpo de la mujer, solo un par de mechones que salían por el orificio por el que salía la cara.
Rin, en un primer momento se puso en guardia ya que la figura de sirvienta llevaba una alabarda que cargaba con solo una mano.
- Este no es tu lugar. - Dijo la criada con un tono monótono que podía sonar incluso aburrido. - Te pido que te vayas o me veré obligada a usar la fuerza.
- Lo siento, pero no me voy a ir. - Dijo Rin mientras levantaba las manos en señal de que no tenía la intención de atacar. - Me gustaría hablar con tu señor, quiero formar una alianza. Archer. - Dijo ella mientras la figura de su sirviente se hacía presente en una pose relajada. - Este es mi sirviente, por favor, no quiero pelear.
La expresión de la criada no parecía cambiar, pero de sopetón esta saltó y terminó a unos pocos metros de Rin, haciendo que Archer se pusiera en una posición defensiva, pero pareció ser para nada. La criada se dio la vuelta y con la cabeza le indicó que la siguiera.
Archer dejó la postura y le indicó a Rin que caminara por delante de él para que pudiera ver su posición en todo momento. El camino fue lento y en silencio por el bosque, pero por donde iba la criada pude ver algo. Ciertos familiares magicos en forma de pájaros que le resultaban conocidos.
Al poco tiempo de caminata después de ese suceso llegaron a un castillo que de inmediato supo a quién pertenecía ese castillo.
- Einzbern.
La criada no dijo nada a lo que dijo Rin y se limitó a seguir caminando indicando el camino a seguir. Después de cruzar unas cuantas puertas y subir escaleras llegaron a lo que parecía ser un despacho en el que estaban tres personas. El único hombre que había en la sala era un hombre que estaba en su mediana edad, tenía el pelo negro alborotado y vestía un traje completamente negro que pegaba completamente con su mirada vacía de emociones, loas dos mujeres que estaban con él eran muy diferentes entre sí. Un de ellas estaba trajeada con un traje negro y corbata oscura con una camisa blanca, tenía el pelo rojo y una mirada dura, Rin rápidamente entendió que ella era la elegía por la torre del reloj. La otra mujer era obviamente una Einzbern, tenía el pelo blanco como la nieve, la igual que su piel, y ojos rojos, ella vestía con un vestido de color claro mientras tenía en sus hombros un chal para mantener un poco de calor.
- Señor kiritsugu, señora Iris. - Dijo la criada haciendo que Rin abriera mucho los ojos por el nombre del hombre. - Esta chica ha declarado que quiere hablar con ustedes y que no tiene intenciones de luchar.
- Entiendo. - Dijo el hombre. - Muchas gracias Leysrrit, puedes irte a descansar, la noche está por terminar.
- De acuerdo, me despido. - Dijo la criada con una reverencia para luego irse.
- Hola jovencita. - Dijo Iris con una sonrisa. - ¿A qué debemos esta visita?
- Ah... Bueno, me gustaría hacer una alianza. - Dijo ella haciendo que todos se pusieran más serios.
- Es raro, después de haber sufrido un pequeño atentado por aprte de una pareja ahora viene una tercera a pedir que establezcamos una alianza. - Dijo Bazett con una mirada muy seria. - Al menos podría decir quién eres antes de pedir cualquier cosa.
- Me llamo Rin Tohsaka. - Dijo la chica haciendo que Iris abriera los ojos y floreciera una sonrisa.
- Otra de las tres grandes familias. - Dijo Iris con una sonrisa mientras se acercaba a la chica para darle un abrazo. - Tú debes ser la guardiana de este terreno, que joven eres, y muy valiente por venir al territorio de otro magus. Dime, quien es tu sirviente.
Rin se separó de la mujer claramente demasiado amistosa.
- Mi sirviente es Archer, está fuera de la sala esperando. - Dijo la chica para que luego entrara el sirviente de pelo blanco. - Antes dijiste que os atacaron una pareja, ¿Por casualidad uno no tendría un sirviente de clase Saber?
- Efectivamente. - Dijo Bazett mientras se ponía de pie y se acercaba a ella. - Era un chico que vestía con un taje y que protegía su identidad con un sello de ocultación y una chica llamada Edelfelt, además los acompañaba un sirviente de clase Assassin.
- Ese mismo chico es el maestro de Saber e intentó formar una alianza conmigo, pero aquí mi sirviente lo espantó y ahora estoy sola en la guerra, por lo que me gustaría que formáramos una alianza para poder tener mayores oportunidades de ganar. Si no están dispuestos a aceptar me iré y os prometo que no os atacaré en lo que queda de noche.
Los tres adultos se miraron durante un rato y luego se reunieron para discutir algo en voz baja comentando, obviamente, sobre la chica que tenían justo a sus espaldas. Archer miró a Rin, preguntando con la mirada si quería que atacase, pero la chica desestimó sus intenciones haciendo que Archer rodara los ojos en señal de molestia.
Después de lo que pensó que era una eternidad ellos se giraron de vuelta y la miraron seriamente.
- Después de conversar hemos llegado a la conclusión de que si ya te has enfrentado a uno de esos dos es una buena oportunidad para poder derrotarlo. - Dijo Kiritusgu.
- Y cómo vamos a formar una alianza, debemos presentarnos correctamente. - Dijo Bazett. - Yo soy Bazett Fraga McRemitz, elegida por parte de la torre del reloj y maestra de Lancer.
- Y como ya sabras, nosotros somos Irisviel Von Einzbern y Kiritusgu Emiya. - Dijo la mujer alvina. - Y nuestra hija, Illya, es la maestra de Berserker, espero que se puedan llevarse bien.
- Emiya. - Dijo Rin mirando a Kiritsugu. - ¿Conocéis a Shirou Emiya?
- ¡Por supuesto! - Dijo Iris con una gran sonrisa. - Es nuestro hijo mayor, por el momento no hemos podido ir a verlo por tener que planear muchas cosas, ¿De qué lo conoces?
- Vamos a la misma escuela, pero... imagino que no sabéis si está bien. - Dijo la chica un poco preocupada.
- No, no hemos podido salir de aquí. - Dijo Kiritsugu. - ¿Qué sucede?
Rin miró a Bazett, la cual se había presentado como la maestra de Lancer.
- En la primera noche de la guerra nos descubrió a mi Archer y a Lancer luchar. - Dijo esta haciendo que el ambiente cayese un poco. - Lancer se lanzó a por él y lo terminó por apuñalar por la espalda, cuando yo llegué vi que lo había atravesado, logré curarlo un poco, pero no pude seguirlo, el sirviente Saber nos interrumpió y el grupo de yakuzas dijo que la zona en la que vivían estaba bajo su protección y no me dejó seguirle.
Reinó el silencio por unos momentos, la cara de Iris fue cambiando poco a poco hasta quedarse con una mirada vacía y una cara inexpresiva. Se giró hacia a la mujer pelirroja que había pasado a tener un rostro nervioso.
Sin que Iris tuviese que decir nada Bazett llamó, sin gastar un sello de comando, a su sirviente. Este apareció y confirmó lo que había dicho Rin haciendo que la madre del chico comenzara a liberar energía mágica haciendo que su pelo se alzase y sus ojos brillaran. Kiritsugu, sin perder tiempo este sacó su telefono y procedió a llamar a Raiga.
En poco tiempo comenzó a hablar con el viejo yakuza, este le dijo que hace unos días llegó herido y que habían podido curarlo, pero eso no hizo que Iris se calmase y ordenó a su marido que se levantase que ella misma conduciría para llegar antes y comprobar el estado de su hijo.
Se acabó tener que posponer el encuentro, ya era hora de que la familia se encontrara.
