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Olimpiadas de tiro
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—Esta vez te ganaré —afirmó Genma mientras estiraba los brazos por encima de su cabeza, su confianza se reflejaba en su sonrisa socarrona.
Alrededor de ellos, el bullicio de la feria era notable. El sonido de la multitud y las luces brillantes ofrecían una atmósfera vibrante que contrastaba con la tensión, solo medio en serio, que había entre los dos ninjas. Lo bueno, para Kakashi, es que nadie les estaba prestando atención.
—Si tú lo dices —respondió Kakashi, encogiéndose de hombros, con las manos cómodamente metidas en los bolsillos. Una ligera curva en sus labios y un brillo en sus ojos dejaban entrever una pizca de diversión bajo su máscara
—Y como premio, tendrás que conseguirme una cita con ella.
—Entiendes que, ganes o pierdas, eso no está en mi mano, ¿verdad? —dijo Kakashi, con un toque de exasperación.
—Una cita con ella —insistió Genma, su voz llena de determinación.
El dueño de la barraca, un hombre con aspecto desinteresado, observaba la escena con una expresión de aburrimiento habitual en aquellos que habían visto demasiadas competencias sin emoción. Así que simplemente dejó dos armas ligeras sobre el mostrador.
—Vuestro brazo no puede pasar la línea roja, han pagado un disparo por persona y solo a la diana que tienen frente a ustedes —explicó, sin mucho entusiasmo—. ¿Quién primero?
—Él —indicó Kakashi, señalando a Genma con un movimiento de cabeza.
Genma tomó el arma, apuntó al cielo y cerró un ojo para verificar si había alguna desviación en el cañón. Examinó la carga y sopesó la pistola en su mano para asegurarse del peso, todo ello con la seguridad de un profesional.
—Prepárate para la paliza —dijo, confiado mientras apuntaba a la diana.
Kakashi se apoyó en el mostrador y bostezó, su actitud desenfadada contrastaba con la concentración de Genma.
Sonó el disparo. Un pequeño balín salió disparado hacia el papel blanco de la diana. Una pequeña marca de color azul apareció en el aro que indicaba los 100 puntos. El centro de la diana valía 300 puntos.
—Esto está desviado. Es un arma modificada —protestó Genma—. Con esto es imposible.
Kakashi se rio. Tomó el arma que el dueño había dejado para él, sacó el balón de la recámara y lo colocó en el arma que había usado Genma, todo con una tranquilidad que ponía nervioso al del senbon.
Sin más, se posicionó frente a la diana y disparó, dejando la marca a menos de un centímetro del centro de la misma.
Genma lo miró con rencor.
—Ya sabías que estaba desviada.
Kakashi dejó escapar un leve suspiro, como si evaluara la situación antes de responder.
—Claro. Será eso —respondió con un tono neutral.
—Cojamos otra arma. Esta vez disparas tú primero.
El Hokage se encogió de hombros, indiferente ante el desafío.
—Amigo. Dos tiros más —pidió Genma, dejando unos cuantos ryos sobre el mostrador.
El tipo, con cara de pocos amigos, tomó un par de balines y los colocó junto al arma que no habían usado antes, luego recogió el dinero y retiró la pistola disparada.
—Ya saben cómo va.
Genma cargó el arma y se la dio a Kakashi. Éste hizo girar la pistola en su mano para sentir su peso. Y de nuevo, sin más preámbulos, disparó acertando al centro de la diana.
Genma soltó un bufido, y Kakashi se rio antes de ofrecerle el arma, haciéndose a un lado para dejarle disparar. Pero Genma frunció el ceño y cruzó los brazos con desdén, claramente molesto por su propia actuación.
—Ha sido pura suerte —dijo, sin tomar el arma, su voz cargada de frustración—. Dispara de nuevo —pidió, dejando otros ryos sobre el mostrador—. Otros dos tiros por persona —dijo para dejar claro al dueño de la caseta que volvía a disparar Kakashi.
—Si tú lo dices —replicó Kakashi, mientras apuntaba.
El resultado fue el mismo: Kakashi acertó al centro.
—Es igual. Sé que haces trampa. Vámonos. Ya no quiero disparar.
Kakashi se encogió de hombros y entregó el arma al dueño, que la recogió gruñendo.
—¿Qué quiere de premio? —preguntó de mala gana, su paciencia claramente al límite.
—¿Eh? —preguntó Kakashi, sorprendido.
—Tiene 900 puntos por las tres dianas. ¿Qué quiere?
Kakashi recorrió lentamente los premios con la mirada.
—Ah... Yo... —Kakashi miró dudando entre varios de los muñecos que colgaban de la parte superior de la caseta, una amplia variedad de premios esperando ser reclamados—. No sé.
—No tengo todo el día. Escoja algo. Con 900 puede escoger lo que quiera.
El bullicio de la feria continuaba a su alrededor, con risas y voces mezclándose en el aire.
—¿Y yo? —preguntó Genma, con una mezcla de humor y frustración.
—Con 100 puntos no hay premio —contestó el dueño sin perder la compostura-. Pero todavía puede disparar los dos balines que le quedan.
Kakashi miró a su alrededor y vio a Sakura con Ino comprando unos mochis en el puesto de enfrente.
—¡Sakura! —gritó, levantando la mano para llamar su atención.
Ella se giró al escuchar su nombre, y él inclinó la cabeza para pedirle que se acercara.
Sakura parecía genuinamente sorprendida de verlo allí, su expresión iluminada por una curiosidad divertida.
—Kakashi, ¿qué tal? ¿Cómo es que ha salido por la feria? Pensé que odiaba esto —dijo Sakura, sonriendo al ver al Hokage fuera de su ambiente habitual.
—Escoge algo —le ofreció, señalando por encima de su hombro a la caseta de tiro.
—¿Cómo dice?
—Escoge lo que quieras. ¿Te gusta este muñeco? —preguntó como si fuera lo más normal del mundo, sujetando la pata de un oso que colgaba a su lado.
Sakura se rio, sorprendida por su actitud desenfadada.
—¿Cuántos puntos tiene?
—Señorita, puede escoger lo que quiera —intervino el dueño, resignado ante la perspectiva de entregar uno de sus premios más grandes.
Sakura echó un rápido vistazo a los premios y señaló un pequeño peluche de Bulldog marrón oscuro.
—Ese premio es de los pequeños —aseguró el hombre—. ¿Está segura?
—Sí. Ese. Me recuerda a alguien.
El dueño alzó una ceja, claramente acostumbrado a que los grandes premios fueran reclamados incluso cuando no se tenían puntos suficientes.
—Siempre Buru. ¿Eh? —comentó Kakashi, poniendo cara seria cuando el dueño le dio el premio.
—Le haré un pequeño chaleco azul —aseguró Sakura riendo y cogiendo el muñeco de las manos de Kakashi—. ¡Gracias!
—Un placer —respondió Kakashi, con una ligera inclinación de cabeza.
—¡Sakura-chan! —interrumpió Genma—. ¿Cómo lo hace? ¿Tú lo sabes? Hace trampas, ¿verdad?
—¿El qué?
—Ha conseguido tres dianas perfectas en un puesto de feria —Genma negaba con la cabeza, aún asombrado por la precisión de Kakashi en un espacio que habitualmente estaba amañado.
—Ah —respondió Sakura riendo—. Yo dejé de preguntármelo hace tiempo.
—Pues yo creo que hace trampas. Kakashi, te reto a una competición oficial y reglada de tiro con pistola.
Kakashi se rio a carcajadas ante la idea, viendo el brillo de determinación en los ojos de Genma.
En ese momento, un jonin que debería ir en silla de ruedas se acercó hasta ellos haciendo el pino. Avanzaba con una destreza inusual para alguien que llevaba dos piernas vendadas.
—¿Competencia? ¿Alguien dijo competencia? ¿Y contra mi eterno rival? Yo seré el juez.
—Ni de broma, Maito. Cuando hablamos de Kakashi no eres objetivo. Seguro que le concedes la victoria sólo por aparecer —negó Genma, cabreado.
Ino se acercó al grupo con una bolsa llena de mochis, su sonrisa tan amplia como la de su amiga.
—¿Queréis? —les ofreció, extendiendo la bolsa hacia ellos.
Kakashi, Maito y Genma negaron con la cabeza, pero Sakura tomó un par de ellos con entusiasmo.
—Ahora en serio —continuó Genma—. Sakura e Ino serán las juezas.
—Pero... yo... —se quejó Maito.
—¿De qué hablamos? —preguntó Ino, arqueando una ceja con curiosidad.
—No me metáis en vuestros líos —pidió Sakura riendo, compartiendo una mirada cómplice con Ino.
Sakura explicó a Ino lo que estaba pasando, mientras Genma seguía insistiendo.
—Vamos Kakashi. ¿No te atreves?
—Claro que se atreve —aseguró Maito, abrazándose a Kakashi.
—¿De verdad no ha sido suficiente esto? — preguntó Kakashi, dejándose abrazar por Guy, pero señalando la diana que aún mostraba dos aciertos en el mismo centro de esta.
—El jueves —sentenció Genma sin escucharle, su voz firme.
—¿Por qué el jueves?
—Porque mañana me voy de misión y vuelvo el miércoles —explicó Genma—. En el tercer campo de entrenamiento, a las doce.
—¿Qué misión? No tienes ninguna misión asignada —se quejó Kakashi—. Pero si es tan importante para ti...
—Kakashi, debes entrenar. Tu tiro no es tan bueno como el mío —aseguró Maito, fingiendo que disparaba a las dianas de la caseta—. ¿Quieres que te ayude?
—No es necesario —aseguró Kakashi con cara de pena—. Además, no tengo tiempo. Yo sí tengo trabajo, a diferencia de otros —dijo, mirando a Genma.
—¿Puedo invitar a gente? —interrumpió Ino, divertida.
—No —respondió el Hokage, sin vacilar.
—Sí —contestó el del senbon, casi al mismo tiempo—. Que vean la humillación del Hokage.
—Invitaremos a todos —afirmó Sakura, divertida por la idea.
—Ya no se respeta el cargo —dijo Kakashi con humor, sacudiendo la cabeza.
—Nunca se ha respetado desde que eres tú el Hokage —comentó Genma con humor, dándole una palmadita en la espalda.
Una risa sincera se extendió por el grupo, incluyendo al dueño de la barraca.
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Jueves 8 de agosto. 11:45 a.m. Tercer campo de entrenamiento de Konoha
La brisa fresca soplaba suavemente, agitando las hojas de los árboles cercanos y añadiendo un aire de tensión al entorno.
Genma vestía una extraña indumentaria, una chaqueta ajustada de color rojo y crema con refuerzos negros que parecía hecho a medida para la competencia de tiro, y unas botas que resonaban en el suelo al moverse. Sakura, desde el público, se empezaba a preguntar si realmente había tenido una misión, o había aprovechado para ir de compras estos días.
El ninja se encontraba haciendo estiramientos. Varias personas se habían congregado alrededor del campo, ansiosas por presenciar la competición. El murmullo de las conversaciones aumentaba a medida que los espectadores discutían sobre quién sería el ganador. Algunos aseguraban que el Hokage, no por nada tenía ese cargo. Pero otros hablaban de la habilidad de Genma Shiranui para lanzar el senbon desde largas distancias.
La competición seguía normas precisas. Una fila de ocho dianas se alineaba a diferentes distancias en un extremo del campo, mientras una línea blanca delimitaba la zona de disparo.
Los blancos, ubicados a 10, 20 y 30 metros de distancia, tenían un diámetro de 16 cm y estaban divididos en zonas de puntuación concéntricas que iban de 1 a 10 puntos. Cada participante debía completar 3 series de 3 disparos.
Sakura e Ino habían delegado la labor de jueces a un par de jonin que eran evaluadores habituales en los exámenes de rango ninja.
Lo que había comenzado como algo informal se había convertido en una especie de competición oficial. ¿El premio? Solo ellos lo sabían.
Genma se agachó sobre su mochila y sacó unos protectores auditivos para silenciar el ruido, colocándolos en su cuello. Luego, sacó unas gafas de precisión y se las puso. A continuación, sacó una visera para el sol y se la colocó también. Finalmente, sacó el arma, un arma un poco más larga que las pistolas que habían usado en la caseta de tiro de la feria, la cargó y apuntó hacia una diana.
—Todavía no puede disparar —indicó uno de los jueces.
—Solo estoy comprobando la equipación.
—¿Es eso legal? —preguntó alguien desde público.
—¿El qué? —preguntó uno de los jueces.
—Toda esa equipación.
—Sí, es totalmente legal —confirmó el juez—. Es el equipamiento estándar para las pruebas de tiro.
Un murmullo de curiosidad recorrió a los espectadores.
—¿Y dónde está el Hokage? —preguntó Ino, mientras comía palomitas desde la zona del público.
—No tengo idea. Se habrá perdido por el camino de la vida — respondió Sakura, robándole unas palomitas a su amiga.
—¿Crees que se ha olvidado?
—Es posible.
—¿Por qué no vas a buscarle?
—¿Yo? No. Estoy segura de que enviarán a alguien. Démosles unos minutos más.
Los minutos pasaron y ya eran más de las doce.
—¿Dónde está el Hokage? —volvió a preguntar alguien entre el público.
Genma dejó los estiramientos y miró el reloj.
—Se ha rajado.
—Nadie se ha rajado —afirmó Maito desde su silla de ruedas entre el público—. Hatake Kakashi nunca ha faltado a una competición. Aún no son las doce y cuarto. Esperad un poco.
—La competición empezaba a las doce —se quejó uno del público.
—¡Eh! Un respeto al Hokage. Él puede llegar tarde. ¿Acaso tú estás tomando decisiones que afectan a toda la aldea con la carga mental que eso conlleva? No, ¿verdad? Pues a callar —gritó Maito, molesto.
—Gracias por defender mi honor —intervino Kakashi, apretando el hombro de su amigo en tono conciliador.
Un murmullo expectante recorrió la multitud al verlo.
—Llegas tarde —dijo Genma.
Kakashi se acercó con su calma habitual, su postura relajada contrastaba con la tensión que había llenado el aire momentos antes.
—Es que tenía sueño —reconoció, llevándose la mano a la máscara para cubrir un bostezo.
—Son las doce. ¿Aún dormías?
—¿Qué llevas puesto?, ¿el traje de buzo de tu abuelo? —preguntó Kakashi con curiosidad señalando la vestimenta de Genma—. ¿El traje de regional de alguna aldea? ¿No sabes que el carnaval ya pasó hace un mes?
—Es la equipación típica de tiro de precisión. ¿Qué llevas tú?
—¿Yo? Mi ropa normal.
—¿Tu ropa normal? Nunca te vi esa camiseta.
—¿Esta? Me la dieron ayer —respondió, encogiéndose de hombros y señalando hacia el grupo de gente que esperaba con impaciencia a que empezaran—. Me pidieron que la llevara para la competición.
Genma lo miró sin entender nada. No estaba seguro si Kakashi bromeaba o realmente no entendía la formalidad de la competición.
—Es igual. Empecemos.
Los jueces se aproximaron a ellos. El aire estaba cargado de expectativa y el murmullo del público se apagó cuando los jueces tomaron la palabra.
—¿Sabéis cómo va? La competencia consta de tres series de disparos. Cada serie incluye tres disparos dirigidos a la misma diana. Tenéis diez segundos para completar los tres disparos de cada serie, empezando a contar desde el momento en que se realiza el primer disparo. La primera serie se realiza a una distancia de 10 metros. La segunda serie a 20 metros. La tercera a 30 metros. Los competidores se turnan por serie. Un tirador realiza los tres tiros de la primera serie, luego el otro competidor realiza todos los disparos de la misma serie. Para la segunda serie, el orden se invierte, comenzando el competidor que disparó en segundo lugar en la primera serie. Este patrón se repite para la tercera serie, siguiendo el orden del primero. ¿Quién desea empezar?, ¿o preferís que lo decidamos a suertes?
—Yo —respondió Genma.
Los jueces miraron a Kakashi, que asintió en silencio encogiéndose de hombros.
—Está bien. A sus puestos. Shiranui Genma, diana izquierda. Hatake Kakashi, diana derecha.
Genma se colocó en su marca. Se puso los protectores auditivos, silenciando todo el ruido de su entorno. A continuación, ajustó las gafas, cargó el arma, se colocó en posición sujetándola con dos manos y cerrando un ojo.
Sonó el disparo. Genma ajustó su posición e hizo otros dos disparos.
Fueron buenos tiros. Todos con la máxima puntuación, casi en el centro de la diana.
—30 puntos —gritó uno de los jueces.
Una ovación estalló entre los espectadores, algunos incluso usaron chakra para aplaudir con mayor fuerza.
—Vamos. Te toca —comentó Genma, bajando el arma y mirando de reojo a Kakashi.
Kakashi se acercó a su posición, sosteniendo la pistola con una mano, mientras su otra mano permanecía en el bolsillo. Su postura era relajada pero firme. Estiró el cuello un poco a cada lado. Estaba perfectamente erguido y extendió su brazo hacia adelante, apuntando hacia el objetivo. Sin más, hizo los tres disparos con ambos ojos abiertos, como si de una ráfaga se tratara.
Dio justo en el centro de la diana.
—30 puntos —anunció de nuevo el juez.
El público rugió con aprobación, elogiando la destreza de Kakashi con aplausos y exclamaciones de asombro. Entre los vítores, los gritos del hombre de mallas verdes en su silla de ruedas resonaban por encima de los demás.
—¡Siuuuu! ¡Aplástalo, Kakashi! —gritó Maito desde su lugar.
—No sé qué tanto gritan. Estamos iguales —comentó Genma, avanzando hacia el segundo grupo de dianas, ahora a 20 metros.
—¿Has visto esa pose? —comentó Ino, acercándose a Sakura.
—Sí. Es un poco ridícula.
—¿Ridícula? Es increíblemente sexy.
—¿Qué dices? Además, ¿qué lleva? Parece Guy sensei pero en rojo.
—Hablo del Hokage, frentezota.
Sakura parpadeó sorprendida, procesando el inesperado comentario de su amiga mientras miraba a Kakashi.
Era la segunda ronda y le tocaba disparar primero al Hokage.
Éste se colocó frente a su diana y adoptó la misma posición. Con la mano en el bolsillo, como antes, y el brazo en alto apuntando a la diana.
Los jueces se movieron hacia adelante, interrumpiendo la atención del público, mientras la tensión en el aire crecía.
—Espere —pidió el juez.
Los jueces se reunieron y hablaron entre ellos. Kakashi se mantuvo en posición, esperando el permiso para disparar.
El aire estaba cargado de tensión, y el suave murmullo del público reflejaba la impaciencia de los espectadores por ver como evolucionaba la competencia.
—Dios mío. Es un portento de hombre. Ni siquiera necesita cerrar un ojo para apuntar.
—Solo es su pose habitual. Parece que nació cansado.
—¿Qué dices, Sakura? Míralo bien. Exuda sensualidad. Si te dejaras agarrar como agarra esa pistola... uffff.
—Ino, ¿qué dices?
En ese momento Kakashi barrió la audiencia con la mirada. Vio a Sakura y le guiñó un ojo.
Ino se cubrió la boca con una mano, sus ojos brillando con picardía mientras observaba a Kakashi.
—Ay, que me corro —exclamó Ino.
—¡Qué dices, cerda! —le regañó Sakura.
—¿Ha sido a ti?, ¿te ha guiñado un ojo?
—Claro que no ha sido a mí.
—Claro que sí. Miraba en nuestra dirección. Seguro que ha sido a ti. Te regaló un peluche.
Los jueces seguían deliberando.
—No me regaló nada. Le tocó en la feria.
—Pero pudo simplemente no escoger nada. Te llamó a ti para que escogieras algo.
—Solo porque estaba por ahí.
—Ay, Sakura, qué tonta eres.
Ino rodó los ojos, intentando hacerle ver a Sakura lo que ella creía evidente, mientras Sakura fruncía el ceño, intentando descifrar el significado detrás de las palabras de su amiga.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Sakura. Deja de mirarle como tu exprofesor. Imagina que no le conoces y obsérvalo bien.
Sakura la miró confundida, pero le hizo caso y observó a Kakashi con atención.
—Míralo bien, y dime si no tienes ganas de empotrarlo —añadió la rubia—. Si empotra como dispara no puedo ni imaginarlo en la cama.
—Ya puede disparar -indicó el juez.
Kakashi asintió en silencio. Su calma era impresionante, su enfoque absoluto en el blanco como si el mundo a su alrededor se desvaneciera, y sin cascos, ni gafas, ni nada por el estilo. Procedió a disparar como lo había hecho antes, pero esta vez sin estirar el cuello y con una pequeña pausa entre el segundo y el tercer disparo.
—30 puntos —gritó el juez.
—¡KAKASHI! ¡KAKASHI! ¡KAKASHI! —coreó Maito con entusiasmo.
El aludido hizo un gesto en su dirección para que dejara de vitorear, pero Maito lo ignoró por completo.
Genma gruñó, pero sin decir nada, avanzó y se colocó frente a su diana.
El del senbon repitió el ritual de antes. Sujetó el arma con ambas manos, ajustó las gafas, cerró un ojo, encorvó un poco la espalda hacia atrás en una posición rara, y disparó. Dio en el centro. Sin perder tiempo hizo un segundo disparo. De nuevo ajustó la posición y realizó el último disparo.
—29 puntos —gritó el juez.
—¿Qué? Si han dado en el centro.
—Uno de ellos en la línea exterior.
—¿Bromeas? —Genma apretó los dientes, la frustración evidente en su rostro al no poder creer lo que había escuchado.
—¿Está cuestionando la decisión de los jueces? —preguntó el otro juez en tono severo.
—Está bien —aceptó, levantando las manos—. Vamos con la última serie —dijo, moviéndose hacia las nuevas dianas.
—¿Qué edad tiene Kakashi? —preguntó Ino.
—50. 51 creo —se corrigió.
—¿En serio? No los aparenta. ¿Siempre ha sido tan increíblemente guapo? Sakura, si él quisiera yo me dejaría. Bueno, claro, si no estuviera casada.
Sakura parpadeó, su mente intentaba procesar las palabras de Ino mientras sus ojos seguían fijos en Kakashi, una mezcla de emociones cruzando su rostro.
—¿Qué dices, cerdita? —preguntó sin quitarle la vista de encima a su exprofesor.
Ino se giró a mirar a Sakura, que ahora parecía absorta en el Hokage mientras un pequeño rubor subió por sus mejillas.
—Si fuera tú, intentaría algo con él.
Sakura no respondió. Parecía que ni había escuchado mientras seguía con la mirada a Kakashi, que se agachó sobre sus tobillos para esperar su turno.
Genma ajustó las gafas. Bajó una pequeña lente negra que bloqueaba la vista de su ojo izquierdo y se preparó para disparar. En ese momento, comenzó a soplar una ráfaga de viento.
El primer disparo se ubicó en el círculo de ocho puntos.
Genma tomó un respiro profundo, concentrándose mientras el viento agitaba ligeramente su cabello.
Cogió aire. Se encorvo todavía más y volvió a disparar.
Esta vez acertó en el centro. Alzó la cabeza con orgullo, su sonrisa reflejando la confianza de un tirador experimentado.
—Último —susurró antes de disparar.
Reajustó la posición, aún más inclinado hacia atrás, y disparó. Pero esta vez no tuvo suerte.
—23 puntos —anunció el juez.
Un murmullo de sorpresa recorrió la multitud, mezclado con algunos suspiros de decepción.
—No vale. Fue el viento. Hubo una ráfaga de viento.
—Las inclemencias no afectan a la competición —aclaró el juez—. Este tiro está en el círculo de los cinco puntos.
—Puede repetir el tiro —dijo Kakashi, mirando a los jueces—. No me importa.
Los jueces intercambiaron miradas serias, discutiendo la petición de Kakashi con voces bajas pero firmes.
—Turno de Hatake Kakashi —anunció el otro juez—. Replicaremos la ráfaga en este turno.
Kakashi se levantó de un salto y se colocó en posición. Su postura era serena y segura, proyectando una confianza que calmó a los espectadores.
—Ya está prevenido —se quejó Genma.
—El viento empezó antes de que usted comenzara a disparar —aclaró el juez—. Haremos que el viento no sea constante durante su serie.
Un ninja de elemento Fūton se colocó unos metros a la derecha de Kakashi y generó una ráfaga de viento similar a la que enfrentó Genma.
Kakashi se colocó erguido frente a la diana. Levantó el brazo con el arma mientras su otra mano reposaba relajada en su bolsillo.
Un disparo. En el centro exacto de la diana. El aire se llenó de una silenciosa admiración mientras el público contemplaba la precisión de Kakashi.
—Saca la mano del bolsillo —gritó Genma interrumpiendo—. ¿Qué ocultas ahí?
Kakashi se detuvo y se giró a verle con cara de confusión. Sin más, sacó su mano del bolsillo y mostró que no tenía nada.
—No interrumpa al competidor —pidió el juez—. Esto es altamente irregular. Deben hacerse los tres disparos en 10 segundos.
—¿Tengo que repetir el tiro? —preguntó Kakashi.
—Sí —respondieron sin más.
Kakashi gruñó, pero volvió a su posición, esta vez con la mano sobre el bolsillo, en vez de dentro.
Con cada disparo Kakashi mantenía una postura impecable, su brazo extendido como una línea recta y su mirada fija en la diana. Su respiración era controlada, cada inhalación y exhalación perfectamente sincronizadas con el disparo.
Las tres balas atravesaron exactamente el mismo agujero que había hecho el tiro anterior.
—30 puntos. Ganador de la competición Hatake Kakashi —anunció el juez de mesa—. Puntuación perfecta en las tres series.
Genma, furioso, lanzó el senbon hacia la diana de Kakashi atravesando el mismo centro.
El público aplaudió impresionado.
—Buen espectáculo —gritó uno del público.
—Que hagan tiro desde los 50 —pidió a gritos otro.
Kakashi miró a Genma con una ceja levantada, interrogante y esperando que respondiera.
—Paso. De algún modo haces trampas. Es por el sharingan —acusó Genma, ganándose un silencio sepulcral por parte del público, que esperaba tenso la reacción de Kakashi.
Todos miraron a Kakashi, quien observaba en silencio a Genma.
—¿Qué sharingan? —preguntó, confundido, mientras deslizaba su mano de nuevo en el bolsillo.
Genma permaneció en silencio, con la mirada fija en Kakashi. Se cruzó de brazos, y su expresión se transformó de acusatoria a divertida, cuando de pronto, simplemente empezó a reír ruidosamente. Kakashi se unió a él, relajando el ambiente y provocando que todos los presentes rieran junto a ellos.
La tensión del momento anterior se desvaneció mientras el público disfrutaba del buen humor de los competidores.
El respeto por las habilidades de ambos hombres aumentó, y sus nombres resonaron entre los espectadores con admiración. Todos comenzaron a aplaudir y elogiar a los competidores, comentando lo bien que lo habían hecho y la desventaja de la inesperada ráfaga de viento que enfrentó Genma.
Mientras tanto, Maito rodó su silla de ruedas hasta donde estaba Genma.
—Mira, no quise mencionarlo antes porque estaba apoyando a Kakashi, pero déjame darte algunos consejos.
Genma lo miró con incredulidad.
—¿Tú a mí? ¿Consejos de tiro?
—Tu postura es demasiado recta cuando disparas. Necesitas inclinarte un poco más para ganar estabilidad. Ayúdame a ponerme en pie —pidió, extendiendo la mano hacia Genma—. Te lo mostraré.
Genma vaciló observándolo con escepticismo un instante antes de ofrecerle la mano. El jonin se apoyó en él para levantarse, y una vez erguido, comenzó a encorvar la espalda de manera antinatural, adoptando una postura aún más exagerada que la de Genma en los últimos disparos.
A pesar de ello, Genma imitó su postura, siguiendo sus indicaciones por algún motivo que el ya reducido público, que había comenzado a dispersarse, no podía entender.
Sakura e Ino continuaban observando a Kakashi. Él, manteniendo su actitud despreocupada y las manos en los bolsillos como hizo durante su participación en la competición, agradecía las felicitaciones de algunos que se le acercaban.
—Ve y dile algo —insistió Ino.
Sakura cruzó los brazos, vacilando un instante antes de responder a la atrevida sugerencia de su amiga.
—¿Y qué se supone que debo decirle? —preguntó, mientras observaba al mencionado despedirse de los jueces.
—Dile que ha sido impresionante.
En ese instante, el sonido de dos cuerpos golpeando el suelo captó su atención.
Sakura e Ino se volvieron para encontrar a Maito y Genma en el suelo, cada uno llevándose una mano a la espalda y quejándose de dolor.
Las chicas se acercaron a ellos y ayudaron a Maito a sentarse en su silla de ruedas. Genma, apoyándose en el suelo con una mano y tomando un respiro profundo, se puso de pie con algo de esfuerzo.
—No entiendo por qué te escucho. Esto es absurdo.
—Para nada —afirmó Kotetsu Hagane, quien había llegado justo a tiempo para presenciar cómo los dos ninjas se retorcían antes de caer al suelo debido a la falta de equilibrio.
—¡Kotetsu! ¿Qué haces aquí? —preguntó Genma, sorprendido por su presencia—. Pensé que estaríais fuera hasta el fin de semana.
—Así era. Pero se ha cancelado y hemos regresado.
Los dos ninjas se miraron el uno al otro.
El campo estaba ya casi vacío. El murmullo de conversaciones se mezclaba con el crujido de las hojas bajo los pies de los que se retiraban. Aunque todavía quedaban algunos ninjas que seguían hablando en grupillos o con el propio Kakashi,
Sakura aprovechó la oportunidad para empujar la silla de ruedas con Maito fuera del campo de entrenamiento, seguida de cerca por Ino.
—Guy sensei, vaya a casa y descanse un poco —le pidió en un tono tranquilo—. No debería hacer esfuerzos innecesarios.
—Sí, sí. Lo sé. Pero a veces no puedo evitar emocionarme —admitió el ninja, agitando una mano en el aire para restarle importancia—. Gracias por venir a apoyar a Kakashi —añadió, impulsando la silla de ruedas en dirección a la aldea.
Kakashi se acercó a Genma y Kotetsu, que seguían hablando.
—¿Esa no es la equipación de tiro de Izumo? —inquirió Kotetsu.
Genma bajó la mirada hacia el traje y las botas que llevaba puestas, evaluando su atuendo.
—Tus botas me quedaban pequeñas, y tu mono amarillo chillón no es de mi agrado —respondió casi en un susurro.
—No recuerdo que nos lo pidieras. Si mal no recuerdo, te burlaste de nosotros cuando nos viste con ello.
Las pocas personas que quedaban se habían acercado, prestando atención al intercambio entre los ninjas. Algunos de ellos se reían por lo bajo, especialmente después de recibir una mirada fulminante de Genma por sus risas en alto.
—Dijiste que un buen tirador no necesita nada de esto y que usar esas gafas era hacer trampas —exclamó Kotetsu, riendo.
—Pero es legal, está en el reglamento.
—Eso ya te lo había dicho. Aun así, te burlaste de nosotros.
—¿Y sabes qué? Tenía razón. Esto es una porquería, no sirve para nada —gritó, enojado.
—Eso es porque eres muy malo, Genma —acusó uno de los pocos espectadores restantes.
—¿Quién ha dicho eso? —preguntó Genma, mirando hacia atrás—. ¿Has sido tú? —preguntó, señalando a un chico de no más de doce años.
De repente, el joven ninja salió corriendo para evitar la ira de Genma.
Genma estaba a punto de perseguirlo, pero Kakashi lo detuvo con una mano en el hombro.
—Déjalo, es solo un niño —pidió Kakashi, con seriedad.
Con todo esto, Genma se enfureció, lanzó las gafas de precisión al suelo, agarró su mochila y se marchó. Sus pasos eran rápidos y firmes, su frustración evidente mientras se alejaba sin mirar atrás.
Kotetsu soltó una risa y fue tras él, intentando calmarlo.
Kakashi se agachó para recoger las gafas y las observó con curiosidad.
Se las puso, parpadeando varias veces mientras se acostumbraba a la visión mejorada de un ojo y la restringida del otro.
Sakura e Ino, a unos metros de distancia, miraron hacia el grupo que ahora se disolvía, dejando solo a Kakashi en el centro.
—Dile también que esta noche tendré sueños húmedos por su culpa —respondió Ino, riendo y empujándola hacia él.
—No le diré eso —aseguró Sakura, riendo mientras se dirigía hacia el Hokage.
Kakashi estaba ajustando las gafas cuando Sakura llegó a su lado.
—Esto es muy complicado. No entiendo cómo se puede apuntar mejor con un ojo cubierto —confesó Kakashi, notando su presencia.
—¿Hablas en serio? Te pasaste media vida con un ojo tapado. ¿Debo recordártelo?
—Quizás por eso no me gusta.
—Ha sido... —Sakura guardó silencio, pensando qué decir.
Kakashi se quitó las gafas y la miró expectante.
—Ha estado bien. Felicidades.
—Gracias —respondió, sonriendo bajo la máscara y mirándola con intensidad.
—¿Qué es esta camiseta? —preguntó ella con curiosidad y evitando mirarle a los ojos.
—No sé. Me la dio alguien ayer. Quería que la usara, creo que para dar publicidad a su nuevo negocio.
—Pone "Türkiye".
Los últimos asistentes se acercaron a Kakashi y lo felicitaron antes de marcharse y dejarlos solos.
—¿No es el nuevo local de copas? —preguntó él retomando la conversación y encogiéndose de hombros.
—Ni idea. Quizás estás haciendo publicidad de un local de alterne y ni lo sabes —comentó riendo mientras cogía las gafas de la mano de Kakashi.
—¿Crees que Genma estará muy molesto? —preguntó Kakashi, viendo cómo ella se probaba las gafas.
—Diría que sí. Se fue sin hablar con nadie después de hacer el ridículo una vez más junto a tu amigo de mayas verdes. ¿Crees que todos notaron cómo te tensaste por un momento cuando mencionó el sharingan?
—No sé de qué hablas.
—Sí lo sabes. Claro que lo sabes. Kakashi el copy ninja sin capacidad de copiar —Kakashi volvió a tensarse ante esa afirmación—. Y dime, ¿realmente eres tan bueno o de verdad has hecho trampas?
—¿Por quién me tomas? No hago trampas.
Sakura lo observó con una mezcla de simpatía y desafío, esperando una reacción más fuerte de su parte.
—¿Por quién? Te conozco. Sé que siempre moldeas las reglas en tu beneficio. Déjame ver tu arma —pidió Sakura, poniendo su mano extendida frente a él.
Kakashi metió la mano en la cartuchera del pantalón y sacó el arma. Ella la tomó, la balanceó para comprobar el peso y finalmente se acercó a la línea de tiro, apuntando a la diana más cercana, la de 30 metros.
Ajustó las gafas, bajó la lente oscura que bloqueaba la visión del ojo izquierdo. Apuntó, estirándose y poniendo su mano izquierda sobre su bolsillo, como había hecho Kakashi momentos antes.
Y disparó.
—¿Y qué has ganado? —preguntó, mientras revisaba la pistola.
Kakashi sonrió al comprobar que Sakura había acertado en el centro de la diana. Sus ojos brillaron con aprobación, su expresión reflejaba el orgullo por la habilidad de Sakura.
—¿Ganado? No había ningún premio.
—¿No habíais apostado nada?
—No.
—Qué aburridos.
—¿Qué habrías apostado tú? —preguntó, curioso.
Sakura volvió a colocarse. Tomó una respiración profunda, su mirada fija en la diana lejana mientras levantaba la pistola. Ahora retiró la lente negra para poder ver con ambos ojos. Metió su mano en el bolsillo y disparó dos veces.
El eco de los disparos resonó en el campo, acompañando la risa despreocupada de Sakura.
—Casi —dijo riendo.
Kakashi sonrió de nuevo. Con uno de los disparos había conseguido 10 puntos nuevamente, pero el otro había pisado la línea que separa los aros de 9 y 10 puntos.
—Yo necesito cerrar un ojo —afirmo, risueña, girándose para verle.
Kakashi evaluó el resultado con un asentimiento de aprobación, su expresión relajada y satisfecha.
—Lo has hecho mejor que Genma —reconoció él.
—¿Te atreves a apostar algo conmigo? —preguntó ella—. En la diana de 50 metros.
El aire se llenó de una ligera tensión mientras ambos consideraban la posibilidad de una apuesta, sus sonrisas revelando la diversión del desafío.
—¿Qué quieres apostar? —preguntó él, mirándola con curiosidad.
Los ojos de Sakura brillaron con un desafío juguetón, su entusiasmo era contagioso mientras consideraba su respuesta.
—Quien pagará la comida.
—¿Quieres disparar primero? —preguntó Kakashi.
Ambos se movieron hacia la línea de tiro, la competencia amistosa entre ellos creó una atmósfera de anticipación.
—Sí, claro.
El silencio del campo de tiro era palpable, solo roto por el sonido de sus respiraciones y el ocasional crujido de hojas bajo sus pies.
Sakura se colocó en posición.
Mientras lo hacía, el suave susurro del viento a través de los árboles le recordaba la calma antes de la tormenta. Se estiró un poco hacia atrás, con la mano dentro del bolsillo. Se quitó las gafas de precisión, pero cerró su ojo izquierdo. Con cada respiración medida, Sakura sentía la presión en sus hombros. concentrando su mente solo en el objetivo frente a ella. Tomó aire, mantuvo la respiración y disparó.
Kakashi observaba a Sakura con una mezcla de admiración y sorpresa, su sonrisa apenas visible detrás de la máscara.
—Tu turno —dijo, entregándole el arma y apartándose. Cuando Sakura le entregó el arma, sus dedos rozaron los de Kakashi.
Éste se puso frente a la misma diana. Adoptó la misma pose, pero con los ojos abiertos y la mano en el bolsillo. Levantó el brazo con el arma y apuntó.
Pero esta vez Sakura pudo ver que entornaba los ojos ligeramente.
Disparó.
El disparo resonó en el campo.
—¿Y ahora qué? —preguntó tras acertar al centro de la diana.
—Otra ronda. El primero que falle pierde —contestó, pidiendo el arma.
Kakashi se la entregó y se hizo a un lado.
Sakura volvió a colocarse. Metió la mano en el bolsillo y sacó el pequeño peluche de bulldog que había elegido el día de la feria.
—¿Y eso?
—Es mi amuleto —afirmó, dejando que colgara de su mano apoyada sobre el bolsillo.
Disparó.
—Tu turno —dijo de nuevo, entregándole el arma.
Kakashi sonrió al coger el arma.
—Eres muy buena, Haruno. Mucho mejor que Genma.
—Gracias.
Kakashi volvió a ponerse en posición. De nuevo entornó los ojos.
Disparó.
—¡Gané! —gritó Sakura al ver que la bala tocaba la línea entre las zonas de 8 puntos y la de 9 puntos.
—El viento —se excusó Kakashi, riendo.
—¿Quieres repetir el tiro?
Kakashi volvió a la posición de disparo sin decir nada, manteniendo su concentración.
—Kakashi — lo interrumpió Sakura antes de que volviera a disparar.
—¿Mmm? —respondió, aún concentrado y sin apartar la vista de la diana.
—¿Tienes problemas de visión?
—No sé de qué hablas —contestó con seriedad.
—Estás entornando los ojos. No lo hacías con las dianas más cercanas, pero lo haces con la de 50 metros.
Kakashi suspiró, cerrando los ojos brevemente mientras bajaba el arma apuntando al suelo. Tragó saliva y, al abrir los ojos, levantó el arma y disparó sin pararse a apuntar. Acertó en el aro de 9 puntos.
—Vale, te reconoceré que eso ha sido impresionante. Pero mañana pásate por el hospital, te haré una revisión ocular. Quizás necesitas gafas para la miopía.
Kakashi emitió un gruñido de descontento.
—Deja de quejarte. Tienes 50 años. Hay gente que usa gafas desde su infancia. Yo uso gafas para ver de cerca. Es normal. Es sorprendente que hayas llegado hasta ahora sin ellas, especialmente considerando el desgaste que el sharingan debió causar en tu ojo bueno.
—51 años —corrigió él.
—Lo sé —replicó ella, sonriendo—, pero no los aparentas —añadió entre risas.
—¿Pero aparento 50? —bromeó Kakashi, divertido.
—Por si te consuela, Ino dice que estás macizorro y que, si no estuviera casada, querría hacer cochinadas contigo. Aunque sí me prometió que soñará contigo esta noche.
Kakashi hizo una mueca y se encogió, incómodo con la imagen que se formó en su mente.
—No me cuentes esas cosas, por favor —pidió con un tono de súplica.
—Entonces, ¿le digo que no te interesa en lo más mínimo?
—No me interesa. Definitivamente no.
—¿Es porque te da asco? o... ¿quizás eres gay? —preguntó, riendo.
—Qué va —negó él, sacudiendo la cabeza para enfatizar, pero sin dejar claro a cuál de las dos preguntas estaba negando—. ¿Cuántos años tiene ya? ¿36?
—¿Muy joven para ti? —preguntó, alzando una ceja—. Ino tiene 37 —aclaró, mirándolo fijamente.
—Ya sois mayorcitas.
—¿Somos? —preguntó ella, arqueando una ceja.
—Tenéis la misma edad, ¿verdad?
—Entonces es que tienes novia —sentenció ignorándole. Pero sin dejarle terminar añadió— No. No puede ser. Yo lo sabría.
—Estoy seguro de que lo sabrías —comentó sonriendo.
—¿Sabes lo que se dice de tu pose de tiro? -preguntó cambiando de tema.
Kakashi la miró con curiosidad.
—Dicen que tu pose de tiro es muy sexy. Que irradias masculinidad, o algo así.
—Y tú, ¿qué opinas?
—Yo le he dicho a Ino que es tu típica pose de pasotismo. Es que parece que naciste cansado, Kakashi —responde riéndose a carcajadas.
Kakashi puso una mueca de decepción ante su comentario.
—Es broma, viejo —Sakura dio un pequeño paso atrás, observándolo con una expresión que mezclaba admiración y burla—. Para que no te desanimes, te reconoceré que tienes un aire muy letal cuando disparas con esa pose de "pasaba por aquí y he decidido dejaros impresionados a todos con mi estilo desenfadado y súper casual".
—¿Eso crees? — preguntó, dejando escapar una risa mientras con un gesto ágil guardó el arma en su cartuchera.
Sakura asintió, todavía sonriente, mientras levantaba una ceja con diversión.
Kakashi esbozó una sonrisa de medio lado bajo la máscara.
—¿Y eso te gusta? —preguntó, inclinándose ligeramente hacia ella.
—Ni me gusta ni me deja de gustar —Sakura se encogió de hombros—. Solo digo lo que parece.
—A tu amiga parece gustarle —comentó, haciendo un gesto para que comenzaran a caminar juntos hacia el pueblo.
—Pero a ti no te gusta que le guste —dijo Sakura, empezando a andar junto a él, mientras observaba su reacción de reojo.
—No me gusta gustarle a ella —sentenció, lanzándole una mirada de soslayo.
Sakura sonrió con picardía, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y diversión.
—¿Entonces...? —empezó él, dejando la frase en el aire mientras inclinaba la cabeza ligeramente.
—¿Qué? —preguntó ella, tragando saliva, sus ojos fijos en los de él.
—¿Tengo que invitarte a comer? —inquirió, sonriendo con un toque de desafío.
—Sí. Me debes una comida —respondió ella, dándole un suave empujón en el hombro.
—¿Hoy? —preguntó él, levantando las cejas con interés.
—Si tú puedes, yo puedo —Sakura lo miró, mordiéndose ligeramente el labio inferior—. Tengo la tarde libre.
—Yo también —Kakashi se detuvo de repente, girándose hacia ella—. ¿Quieres ir a algún sitio o prefieres que te prepare algo en mi casa? —preguntó, sujetándola por la cintura con ambas manos.
Sakura lo miró, tratando de adivinar sus intenciones.
—Lo que tú prefieras —respondió, esbozando una sonrisa que no podía ocultar su curiosidad—, pero necesito darme un baño antes.
—Puedes darte un baño mientras te cocino algo. Tengo una bañera gigante —sugirió Kakashi con un tono desenfadado, pero sus ojos brillaban con una chispa de diversión.
-o-
Hospital de Konoha. Consultorio oftalmológico
Al día siguiente, Kakashi ya había pasado por la silla del oculista donde Sakura ajustaba con cuidado las diferentes lentes y proyectaba imágenes en la pared opuesta mientras le preguntaba cuál veía mejor.
Así que ahora miraba una sala vacía y esperaba el regreso de ella, mientras el suave zumbido de las luces fluorescentes llenaba el silencio.
Minutos después, Sakura regresó con unas gafas en la mano. Su expresión era una mezcla de profesionalismo y anticipación.
—Ten.
Frente a él dejo unas gafas sencillas de plástico negro con un detalle plateado en las patillas y de forma rectangular. Las gafas brillaron un poco bajo la luz de los fluorescentes.
—¿En serio? —preguntó Kakashi, arqueando una ceja mientras miraba las gafas.
—A ver, si no quieres no las uses, pero las necesitas —le dijo con seriedad, cruzando los brazos.
Kakashi frunció el ceño levemente sin cogerlas. Miró las gafas con cierta reticencia, como si fueran un recordatorio de algo inevitable.
—Déjame ver cómo te quedan —pidió, cogiéndolas para ponérselas ella misma con una sonrisa tranquilizadora.
Para su sorpresa, Kakashi se inclinó ligeramente hacia Sakura, dejando que ella tomara la iniciativa, sus ojos fijos en los suyos mientras ella ajustaba cuidadosamente las gafas sobre su nariz, estudiando su rostro con atención. Una vez colocadas, se inclinó hacia atrás para observarle mejor y lo miró sonriente.
—Te quedan genial, Kakashi. Estás sexy con ellas.
Kakashi abrió los ojos con asombro. Su expresión pasó de la sorpresa a la reflexión en un instante.
—¿Qué? —preguntó ella, sorprendida por su reacción. Inclinó la cabeza ligeramente, con curiosidad.
Kakashi señaló con un leve movimiento de cabeza hacia un periódico sobre la mesa cercana, su expresión reflejando una mezcla de diversión y resignación.
—Por lo visto, ayer todos pensaban que durante la competición me veía sexy. Pero a ti te lo parece cuando me pongo unas gafas que demuestran que me hago viejo.
Sakura rompió a reír ante el comentario. La risa resonó en el pequeño consultorio, aliviando cualquier tensión que quedara en él.
—Ay, Kakashi. Tu aura letal la he visto ya muchas veces en combates reales, siempre impones respeto. Pero con estas gafas, hay algo diferente, algo más intelectual —dijo, guiñándole un ojo—. Por cierto, toma.
Sakura se pasó una mano por el cabello, apartando un mechón rebelde mientras sacaba un pequeño papel arrugado de su bolsillo y lo extendía hacia Kakashi con un gesto cómplice.
—¿Qué es esto? —preguntó Kakashi, esbozando una sonrisa burlona—, ¿la factura por tus servicios?
—No. Las gafas te las regalo. Es un bono para el quiropráctico.
Kakashi la miró, visiblemente confundido.
—¿Qué? No lo necesito. Estoy bien.
—Tú no, pero Genma lo necesitará sin duda. ¿Viste las posturas que adoptaba mientras avanzaban las series de tiro? Parecía que estaba retorciendo cada músculo de su espalda.
Él se rio.
—¿Y qué quieres, que le mande una carta de reconciliación?
—Exacto.
—¿Una carta de amor?
—Puedes llamarlo como que quieras, pero hazlo. No te vas a morir por ser bueno con tus amigos.
Kakashi pareció pensarlo por un momento.
—Mira, no es que me importes ni nada —Kakashi empezó a hablar con un tono que daba a entender que estaba redactando una carta—. De hecho, eres un ridículo y un niñato. Pero a alguien que me importa mucho le preocupa que te rompas la espalda por querer hacerte el chulo y dice que debo trabajar en tratar mejor a mis "amigos". Yo le digo que no tengo, pero ella insiste —aquí Kakashi se detuvo para suspirar, cansado—. Así que toma. Programa una cita con el quiropráctico. Ya envié la solicitud de días libres a tu nombre al escuadrón ANBU —terminó de decir con tono cansado.
Sakura se rio a carcajadas y él la miró divertido.
—Sabes, no serías tan buena con él si supieras lo que me apostó.
—Pensé que no había apuesta ninguna.
—No en la competición. Me refiero al día de la feria.
Sakura cruzó los brazos, levantando una ceja inquisitivamente mientras esperaba que Kakashi continuara.
—¿Qué apostasteis? —preguntó finalmente cuando vio que él no diría nada más.
—Yo no aposté nada. Pero él insistía en que, si ganaba, debía convencerte de que salieras a cenar con él.
Ella hizo un ruido de desagrado que hizo reír a Kakashi.
—¿Qué pasa, es demasiado mayor para tu gusto?, ¿le digo que no es tu tipo?, ¿o es que te da asco? —preguntó, como ella le había preguntado cuando le contó lo que dijo Ino—. ¿No me digas que tienes pareja? —preguntó, bajándose la máscara e inclinándose sobre ella para besarla suavemente en los labios.
Sakura cerró los ojos momentáneamente, correspondiendo el gesto con una suave inclinación hacia él antes de que se separaran.
—Parece que a ti tampoco te gusta gustarle a mis amigos —afirmó Kakashi, sonriendo mientras se colocaba de nuevo la máscara.
Sakura no respondió. Se giró hacia el periódico, lo tomó y examinó las fotografías de ambos ninjas. Al reconocer la imagen, un rubor cálido se extendió por sus mejillas.
—Espero que esa reacción no sea por Genma —dijo Kakashi con fingida seriedad—. Pensé que no te parecía sexy —añadió con una risa suave.
—Tú siempre eres sexy, Kakashi —admitió finalmente, con una sonrisa sincera.
Kakashi se levantó, acercándose a ella. La ayudó a ponerse de pie y la sujetó por las caderas. Pero fue ella, con una mirada decidida, quien le bajó la máscara, poniéndose de puntillas para besarlo dejando caer el periódico.
Este se deslizó sobre la mesa, revelando una imagen ligeramente borrosa del Hokage durante la competición. La fotografía había capturado su expresión concentrada y decidida.
Una competición en la que todos ganamos
Lo más comentado de la competición no fue quien ganó, ni la puntuación.
Por el contrario, todo el mundo pasó el resto de la jornada hablando de la pose despreocupada del sexto Hokage con la mano izquierda en el bolsillo, como quien busca las llaves del coche o unas monedas con las que pagar la última cerveza, y no la saca ni para disparar. Una frialdad que no ha dejado indiferente ni a hombres ni a mujeres que han reconocido que era de lo más sexy. Da la sensación de que simplemente pasaba por ahí camino al bar y alguien le pidió que participara en la competición.
"Eso sí, parecía estar muy seguro de sí mismo, o eso, o es que todo le importa un bledo" dijo uno. Nosotros, desde la redacción, y conociendo al Hokage, creemos que probablemente sea una combinación de ambas cosas.
Todo esto contrasta con su rival, Genma Shiranui. Un hombre que parece haber entrenado años para este combate final, cargado con un montón de artilugios como la visera, los cascos para silenciar al público y el sonido de los disparos, las gafas de precisión y una vestimenta hecha para la ocasión.
También hubo quien habló de la eterna juventud de los participantes, haciendo hincapié en la edad del Hokage [tiene 51 años] y añadiendo que esta competencia no era una rivalidad verdadera, ya que, en sus propias palabras "esto no es habitual, él [refiriéndose a Hatake Kakashi] tiene un verdadero rival eterno. Que también es su mejor amigo".
Además de lo citado, la noticia hizo alusión al nombrado, pero ausente desde hace mucho tiempo, sharingan de nuestro Hokage. Y cerró con un comentario sobre el impresionante lanzamiento del senbon, seguramente en un intento por aplacar el malhumor del perdedor por parte del redactor del periódico.
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NdA: Holi... no quiero ni mirar cuándo publiqué el último drabble.
Este verano estoy súper inspirada y tengo varios a medias, así que espero publicar al menos cinco de ellos estos días.
NdA 2: Este fic está escrito con la coautoría auxiliar de Nova (aka el amor de mi vida de RD, a ella le gusta que la llame así, y su participación ha sido clave para que esta historia termine siendo tan divertida como es, ya que no solo es revisora, sino que añade ideas y me comenta nuevas escenas).
NdA 3: Normalmente me entretengo con las Olimpiadas durante el verano de turno. Pero este año, 2024, ha pasado algo maravilloso. Me refiero a la competición de tiro, y a sus participantes. Especialmente al turco suboficial retirado, Yusuf Dikec de 51 años.
Soy mega fan del revuelo que se ha montado y de todos los fanart y memes que han surgido por su participación. El tío va con una camiseta de las que uno tiene por casa y usa gafas normales que usa en su día a día y así ha ido a la competición. Y el resto con gafas de precisión, cascos para silenciar todo y concentrarse y trajes molones.
Estoy mega enganchada a todo lo que digan de él. Y por supuesto, no he podido no imaginarme a Kakashi como si fuera él.
Y aquí viene el pero, AQUI EN FANFIC, no puedo subir imágenes, así que os estáis perdiendo los montajes, os recomiendo que vayáis a WATTPAD.
La imagen del periódico que se menciona existe. Es un montaje desde la fotografía real del turco. Las gafas que describo para Kakashi son como las que usa este hombre (en wattpad hay una ilustracción de Kakashi con gafas que hice hace tiempo, pero sirve como ejemplo).
Para completar he puesto a Genma como al chino Zhu Qinan, cuya indumentaria es muy del estilo de lo que otros llevaban y que tiene una pose que parece que se va a romper la espalda.
Por último, y dado que me ha molado mucho la coreana Kim Yeji, la he tomado como referencia para la imagen final de Sakura disparando con el peluche colgando de su mano.
No sabéis lo mucho que me he reído escribiendo esto. Espero que lo hayas disfrutado.
