Hablemos

- Puje - sintió que todo sucedía en cámara lenta.

Recordó el día de su creación, cuando en el laboratorio del profesor apareció después de un experimento fallido. Su primer día de clases en el jardín de niños, cuando los niños y la maestra habían sido crueles con ellas por ser diferentes y tener poderes. Como en su intento de ayudar, la ciudad entera se había puesto en su contra, bajo órdenes de Mojo Jojo, cuando era una niñita inocente e ingenua que creyó en las palabras de un ser malvado. Como habían huido a la luna para evitar las miradas de desprecio, pero al final, las habían recibido. Claro. Después de sacrificarse por ellos. A todo lo bueno hay que hacer un sacrificio, y quiénes mejor que ellas tres, por las cuales nadie lloraría si les sucediera algo.

Nunca se había sentido en casa, siempre sentía que le hacía falta algo por lo cual vivir. Siempre hizo todo lo posible por encajar, por sentirse en casa, pero todo intento fracasó. De nuevo el dolor agobiante, una contracción más. Recordó. Lo que sintió al ingresar a secundaria, como los chicos habían sido crueles con su físico y su personalidad, de machorra no la bajaban, agresiva y hasta llegaron a decir que era bully, pero nada de eso había sido verdad. Al contrario, se aprovechaban de ella por los acuerdos que tenían con la escuela, educación gratuita y de calidad, consideraciones y ventajas a cambio de evitar sus poderes en la instalación, pero no fueron tontos, pedían su protección fuera de esta. Toda la secundaria tuvo que soportar humillaciones, desde groserías, malas caras, hasta tolerar que le tiraran sus cosas, a veces encontraba sus cosas o su mochila en el basurero de la institución, en otras la hacían tropezar para tirar su comida. Blossom y Bubbles decían que todo estaba en su cabeza, que solo tenía mala suerte, pero que muchos la querían y la apreciaban, que solo habían sido acontecimientos desafortunados.

"Acontecimientos desafortunados".

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Cuando entró a la preparatoria, eso cambió. Al igual que su cuerpo. El hacer ejercicio le había traído una enorme ventaja: le había moldeado su cuerpo, pero igual era una desventaja porque eso la hizo centro de todo tipo de vulgaridades e insinuaciones de todo tipo. Era la que más rápido había desarrollado, apenas y tenía grasa, producto del constante entrenamiento y es que su papá había descubierto que si no sacaba su energía, su cuerpo enfermaba o podría ser una bomba de tiempo.

- ¿Quiere decir que puedo morir? - había preguntado.

- No exactamente, pero podrías ser peligrosa si hablamos en niveles de energía acumulada. No quisiera descubrir lo que sucedería.

Así que constantemente tenía una rutina de entrenamiento, muchos entrenadores habían peleado por ser su entrenador, pero ninguno fue tan eficiente, a todos les ganaba el nivel de fuerza que ella manejaba. Solía ser tan fuerte y su condición era descomunal que a veces se quedaban sin opciones de entrenamiento. A la larga, eso le afectó. Empezó a enfermar mentalmente y solía encontrarse en crisis de ansiedad que la llevaban a autolesionarse en un intento de sacar toda esa energía, hasta que el Alcalde encontró una solución.

Un día la invitó a hacer meditación y le ofreció un té de una muy exótica flor azul, para ella era un lirio, pero nunca supo muy bien lo que le daba. La hacía relajarse y destensar sus músculos, logrando mejorías en su cuerpo y en su salud mental, hasta que un día...

- Ahí viene - gritó la doctora -. Puje una vez más, señorita Buttercup.

Y así lo hizo junto con un grito desgarrador tan fuerte que las luces empezaron a fallar. Butch solo pudo recibir el apretón de manos de parte de ella y con cautela observó que las luces estaban fallando, amenazando con explotar en cualquier momento por el subidón de energía. Tragó saliva disimuladamente, aunque el cubrebocas ya lo cubría lo suficiente para no dejar ver su expresión. Cuando Buttercup dejó de gritar, se escuchó el llanto de un bebé.

- Muchas felicidades - dijo la doctora -, es una hermosa niña.

Dejó caer la cabeza sobre la camilla, agotada y con la respiración agitada. Butch le besó los nudillos con lágrimas en los ojos y le sonrió en un intento absurdo de mostrarse sereno.

- Es una niña, Butch - él asintió -. ¿Qué haremos?

- Cuidarla - respondió.

Buttercup sollozó angustiada.

- Buttercup - la doctora volvió a hablar después de haber entregado a la bebé para sus respectivos chequeos y cuidados -, aún nos queda uno.

Asintió, reuniendo un valor que no tenía para afrontar esa realidad. Tenía miedo y mucho, estaba aterrada por el futuro, no sabía qué esperar a partir de ese momento.

Volvió a pujar mientras gritaba, tenía que sacar todo ese dolor que representaba el momento, no solo físico, sino también psicológico. Tenía miedo, mucho miedo.

Los focos empezaron a explotar conforme el grito aumentaba, pero para cuando cayó desmayada, pudo escuchar a lo lejos el llanto de sus dos bebés. Intentó no quedarse dormida, pero no pudo controlarlo y se perdió la oportunidad de poder cargarlos. Lo último que vio fue a Butch a punto de cargar uno de los bebés, no supo a cuál.

Una cálida sensación se apoderó de su cuerpo y se dejó embriagar por esta. De repente sintió un ligero dolor electrizante y ya no supo de sí misma.


Butch tenía los brazos apoyados sobre las piernas con las manos entrelazadas, preocupado. El notorio movimiento de sus dedos lo dejaban en evidencia, pero no podía hacer nada más, mas que esperar a que los doctores le dijeran algo. De repente sintió como alguien se agachaba frente a él y envolvían sus manos con otras manos masculinas. Subió la mirada rápidamente para toparse con los ojos oscuros del profesor Utonium, quien le sonrió de forma comprensiva y lo atrajo a sí mismo para envolverlo en un fuerte abrazo.

Todo había sucedido rápido. En cuanto cortó el cordón umbilical del bebé varón, Buttercup tuvo complicaciones para respirar. Los doctores de inmediato le pidieron que saliera del cuarto y lo último que vio fue el cuerpo de Buttercup ser reanimado. La puerta se cerró y desde entonces no le habían dicho nada. Tenía la certeza de que la chica era demasiado fuerte como para morir, en especial por la naturaleza de su creación, pero eso mismo le hacía dudar considerando que como no había antecedentes de seres sobrehumanos como ellos, desconocían muchas cosas de su funcionamiento así como de los elementos que podrían ocasionarles la muerte.

El Profesor deshizo el abrazo y con las manos en los hombros de Butch lo miró fijamente a los ojos.

- Tienes que ser fuerte - le dijo seriamente.

Sintió una punzada en el estómago y la piel se le enchinó, una reacción normal cuando se sentía amenazado, pero no supo si de eso se trataba ahora.

- ¿Perdón?

- A partir de ahora no será fácil, Butch - el Profesor dejó resbalar las manos sobre los brazos de Butch como forma de darle apoyo emocional y después de un largo suspiro, siguió -. La sociedad no será comprensiva con ustedes, intentarán lastimarlos, pero nos tienen a nosotros y a tus hermanos para apoyarlos. Gracias por cuidar de mi hija.

- Señor...

- Puedes... - el Profesor lo interrumpió rápidamente - Ahora eres de la familia, hijo.

Butch abrió los ojos sorprendido. Nunca le habían dicho así ni con esas palabras ni con esa calidez. Mojo Jojo solía decirle "hijo", pero en sarcasmo y siempre para recalcarle que era su creación y le debía la vida a este. Iba a responder, pero un doctor los interrumpió.

- Buenas noches, ¿familiares de Utonium, Buttercup?

- Sí, soy su padre - se adelantó a responder.

- Ya está fuera de peligro, fue un pequeño colapso respiratorio. Ahora solo necesita descanso y recuperación. En la recepción le darán indicaciones para poder visitarla. Solo familiares cercanos y una visita a la vez.

- Gracias, doctor - respondieron al unísono.

El Doctor, muy joven al parecer del Profesor, sonrió con gracia cuando observó que ambos hombres se miraron fijamente después de responder a coro. Se despidió y lo vieron retirarse lentamente.

- Butch, ¿me dejarías pasar primero? - el Profesor bajó la mirada -. Apiádate de un padre preocupado por su hija.

Observó al Profesor más pálido de lo normal, ojeroso y una barba no afeitada por días. Era evidente que el hombre no la estaba pasando bien con tantas preocupaciones en casa, y es que días atrás, Buttercup comenzaba a reflejar problemas en su embarazo.

- Adelante, Profesor. No tiene que pedírmelo - se miraron a los ojos y continuó -. Algún día estaré en su lugar y quisiera que me tuvieran la misma contemplación.

El Profesor pensó en la gran madurez de Butch para su edad, así que lo abrazó fuerte y rápidamente se despidió para ir a la habitación de su hija. Butch lo vio irse con rapidez y solo logró sentarse hasta que ya no logró ver la espalda del científico.

Unos minutos después llegaron Bubbles y Boomer. De inmediato se levantó para recibirlos y cuando al fin estuvieron frente a frente, la rubia le dio una fuerte cachetada tan sonora que muchos voltearon a verlos con curiosidad. Boomer abrió los ojos muy grandes y es que no se esperaba esa acción de parte de ella.

- Por tu culpa - lo apuntó acusadoramente con las mejillas bañadas en lágrimas -. Buttercup es una víctima de todo esto y es muy descarado que ahora estás aquí.

Butch se masajeó la mejilla y la volteó a ver con los ojos inyectados en furia a punto de lanzarse sobre la chica, pero Boomer fue más rápido y se interpuso para perderla de vista, pero Bubbles no se ayudó. Lo empujó a un lado quedando ojos azules contra ojos verdes en una lucha de miradas.

- Ojalá ella nunca se entere - amenazó -, porque por mi cuenta corre que no vivirás para seguir con este teatrito.

- ¿De qué hablas? - respondió para defenderse.

- Hablo... - la voz de Bubbles se quebró - Habló de que sé lo que tú y Mojo Jojo hicieron para arruinarle la vida a mi hermana.

Butch abrió los ojos enfurecido.

- ¡¿De qué carajos hablas?! - gritó.

- Hablo... - la respiración de Bubbles se agitó - de que sé lo que Mojo Jojo y tú planearon para...

- ¿Para qué? - esta vez preguntó Blossom quien acababa de llegar al pasillo y escuchó todo a lo lejos. Bubbles la volteó a ver petrificada y no respondió -. Dilo, Bubbles. ¿Qué planearon Butch y Mojo Jojo para arruinarle la vida a Buttercup?

Bubbles respiró agitada y miró de nuevo a Butch con rabia.

- No sé de qué hablas, rubia - se defendió -, pero no creo que este sea el momento ni el lugar - observó a su al rededor -. Nos miran.

Era cierto, habían llamado la atención de las personas del lugar que de inmediato los reconocieron. Muchos se preguntaban qué hacían junto a los Rowdys.

- Bien - respondió Blossom por todos -. Hablemos - pasó frente a él y le dijo - Sígueme.


Ambos entraron al coche del Profesor. Blossom encendió el auto seguido de la calefacción, para poder hablar en privado. Segundos después, la puerta trasera se abrió y Bubbles se deslizó al interior.

- Bien - habló Blossom -. Explícate.

Sin embargo, la dureza de sus palabras se dirigieron a Bubbles quien abrió la boca sorprendida y sin entender por qué se dirigía a ella de esa manera.

- Butch fue el causante de todo.

- ¿Pero de qué?

- Dile, Butch - respondió la rubia, alterada.

El nombrado giró el cuerpo en dirección a ella y la fulminó con la mirada.

- No sé de qué rayos me hablas, loca - y se llevó la mano a la mejilla - además no te perdonaré que me hayas golpeado frente a toda esa gente. - Estuvo por lanzarse sobre Bubbles cuando Blossom los interrumpió.

- Espero - intervino Blossom con temple -, que ninguno de aquí le diga nada de esto a Buttercup o al Profesor. Ante los ojos de los demás, tú Butch eres el padre de esos bebés y nadie debe saber lo que ocurrió. Doy por entendido que si esto se sabe, es porque alguno de nosotros 3 lo reveló.

- Blossom - la rubia la miró asustada -, ¿tú lo supiste todo este tiempo? - y se llevó las manos a la boca para ahogar el llanto.

Blossom miró al frente y cerró los ojos con el corazón dolido, intentando contener el llanto.

- Sí - soltó finalmente -. Días después de eso, Ace vino a verme...

- ¿Qué?

Butch la miró escéptico. Sin entender de lo que hablaban. Bubbles salió de inmediato del auto y cerró la puerta con fuerza, dejando a ambos a solas.

- Yo sé dónde está Ace - continuó Blossom -. Te lo diré, pero solo si me prometes que te encargarás de él.

- ¿Por qué?

- Lo quiero muerto.

- ¿Estás segura?

Ella asintió y Butch la miró perplejo.

- No lo haré.

- Él me amenazó - sollozó -. Amenazó con exponer a Butter.

- ¿Exponer qué?

- Si hubieras visto - se cubrió el rostro con las manos -. ¿Tú qué sentirías si te muestran videos de tu hermana ebria y desnuda en medio de un grupo de asquerosos...? - se quebró.

Butch sintió que el cuerpo no le respondió en ese momento y se quedó quieto. Su mente había volado para protegerse de esa imagen, él había sospechado que algo había sucedido con Ace, pero nunca se esperó eso.

- ¿Quiénes?

- La Banda Gangrena y... - subió la mirada - aparecía la ropa de un hombre más, pero no sé de quién se trata. Tengo que averiguarlo.

Blossom lo volteó a ver con los ojos rojos e hinchados de llorar, pensando que a lo mejor sabría más por si en algún momento Buttercup le había contado algo, pero no fue así.

- ¿Tú sabes quién es?

- No - dirigió la mirada al frente y apretó la mandíbula -. Pensé que Buttercup había dado su consentimiento, de hecho, pensé que me había cambiado por él.

- ¿Qué? Eso no tiene sentido, ¿cómo que te cambió por él?

- Buttercup y yo teníamos una aventura, hasta que un día me fui de la casa donde habíamos quedado de vernos, tuve que regresar porque se me habían olvidado mi chaqueta y vi a ella invitando a Ace a que pasara. Esperé un tiempo ahí, pero después de 30 minutos decidí retirarme.

- ¿Cómo?

Blossom regresó a su lugar y dejó caer la cabeza en el respaldo del asiento sin entender cómo es que Butch y Butter habían tenido una aventura sin que ella se enterara. Respiró profundo y un golpe fuerte en su ventana la asustó. Abrió los ojos rápidamente y bajó el cristal de la ventana. Era Brick.

- Tengo noticias - miró a Butch y con la cabeza le hizo una señal para que se bajara -. Encontré algo interesante.

- ¿De qué hablas?

- ¿Recuerdas la última fiesta de la Banda Gangrena?

- Sí - respondió su hermano.

- No adivinarán quién es el dueño de la casa.

- ¿Quién?

- El Alcalde.


Butch recibió al bebé con mucho cuidado de no lastimarlo y se admiró de su pequeñez, era tan delgadita. La arrulló entre sus brazos y se paseó con ella alrededor del cunero. Jamás imaginó vivir ese momento.

- Hola, pequeña - susurró -. Yo soy tu papá - la bebé balbuceó y él sonrió -. ¿Sabes? Mamá y yo no sabemos mucho de esto, pero nos esforzaremos mucho.

No podía creer que algo tan bonito e inocente podía venir de un suceso tan horrible como lo que vivió Buttercup. Aún no sabía muy bien cómo habían sucedido las cosas, pero estaba seguro de que se sentía culpable. Si tan solo hubiera regresado a interrumpir esa noche, a lo mejor ella no habría sufrido lo que sufrió.

Esa noche habían planeado encontrarse en aquella casa a las afueras de la ciudad, supuestamente le habían encargado a ella el cuidado de esa casa para limpiarla y darle un lugar dónde meditar, pero lo había invitado para pasar un rato, como de costumbre.

- ¿Ya te vas? - le había preguntado ella.

- Sí, mis hermanos deben estar esperándome para ir a la fiesta de la Banda Gangrena.

- ¿Puedo ir? - ella lo miró con ilusión y él alzó una ceja -. ¿Qué?

- No, ese no es lugar para ti.

- Vale.

Él la miró de nuevo con una mirada de extrañeza.

- Vaya, si hubiera sabido que eras así de obediente, desde hace mucho te habría pedido más cosas en la cama.

Ella se sonrojó.

- No necesito de tu permiso, iré.

Butch la miró serio.

- Necia.

- Te veo ahí, es a las 12, ¿no?

- No.

Y no esperó réplica, se subió el cierre del pantalón y de inmediato abrió la puerta de la entrada para salir volando rápido, se le hacía tarde. El frío de la noche le hizo recordar que había olvidado su chaqueta y regresó, pero a lo lejos visualizó a alguien en la entrada. Se detuvo en el aire y observó que Buttercup abrió la puerta después del timbre e invitó a pasar a un hombre: Ace.

Desvió la mirada y olvidó por completo la chaqueta, total, podía conseguirse otra. Regresó a su casa, tomó una ducha rápida y salió para encontrarse con sus hermanos quienes le reclamaron por haber tardado tanto, pero poco le importó. Por mucho que le daba vueltas en la cabeza, no entendía por qué Ace se había visto con Buttercup, no podía creer nada de eso, pero... Butter y él tenían una aventura, ¿por qué no con Ace? Bebió su cerveza de un solo trago, llamando la atención de su hermano mayor.

- ¿Y a ti qué te pasa?

- ¿Qué te importa?

Brick alzó ambas cejas, ignoró su respuesta y sonrió.

- Pero mira a quién tenemos aquí - Brick le indicó con la cabeza que volteara a ver y obedeció.

En la entrada llegaban Ace rodeando por los hombros a Buttercup, como una pareja. Sonreían y reían con los invitados.

- ¿Es la superpoderosa verde? - fingió no reconocerla cuando horas atrás había estado dentro de ella.

- Sí.

- ¿Qué hace aquí?

Brick alzó los hombros.

- Tengo entendido que siempre ha estado enamorada de Ace, desde niña. A lo mejor al fin se le hizo que Ace le hiciera caso.

- Ya veo - finalizó.

Brick recibió un mensaje y se alejó, dejándolo sumido en sus pensamientos. El resto de la noche se dedicó a beber tranquilamente en un rincón de la casa, sin perder de vista a su objetivo. En todo momento la chica bebía, reía y se le veía que disfrutaba el momento. Pensó en lo fácil que se le veía considerando que hace unas horas habían estado juntos.

Pero en cuestión de segundos, se distrajo viendo como sus hermanos se integraban con los demás invitados, cuando regresó la mirada a Buttercup, esta había desaparecido. El resto de la noche se dedicó a beber, nunca se imaginó lo que horas después sucedería.

Un golpe en el vidrio lo asustó. Era Boomer que le pedía el turno para cargar a la bebé, pero la enfermera se negó porque era hora del baño. Entregó a la pequeña y salió al pasillo junto a su hermano, quien lo mal miró varios segundos.

- Boomer - inició -, ¿crees que pueda hacerlo?

- ¿A qué te refieres?

- ¿Con esto?

Boomer miró en dirección a los cuneros y le llamó la atención que el bebé se ponía verde al llorar.

- Butch... - susurró -, mira...

Apuntó el bebé y ambos abrieron los ojos incrédulos. El bebé tenía una ligera tonalidad verde en la piel cuando inició el llanto, pero cuando se calmó, este volvió a la normalidad. Butch sintió que el aire le hacía falta y como sus piernas le dejaron de responder. El piso se le movió de lugar y Boomer tuvo que sostenerlo para que no cayera.

En ese momento llegaron Blossom y Brick quienes no entendieron la escena, hasta que ella logró ver lo que antes había sucedido. Se acercó lentamente en dirección a los cuneros, con una expresión de sorpresa y tocó el vidrio anonadada.

- Oh, no puede ser - y se cubrió la boca con las manos, horrorizada -. Brick...

Y se lanzó a los brazos de este a llorar.

Sin duda, el destino podía ser cruel.


Neith15