Blaise Zabini se sentó en la mesa donde había quedado entera la poción para ayudar a Theodore, mirando sin divisar la puerta por donde había desaparecido un convulso Draco y escondió la cara entre las manos.
La conversación aireada que sostuvieron, en la que él pensó que tendría que decir la amarga verdad, se había vuelto en contra suya con devastadora rapidez.
Lo peor de todo es que debería haberlo adivinado. Draco Malfoy nunca había tenido tacto y estaba demasiado acostumbrado a ir a la yugular si se sentía herido o asustado, sin importarle o sin calcular cuánto podía afectarle eso al espectador.
Y sin embargo, pese a que Blaise sabía eso, lo dicho por Draco, verdades que destrozaron su corazón, secretos de los que él no estaba consciente, hacían que él se superase en el arte de hacerlo pedazos.
Si no fuera porque ya se sentía muerto por dentro, si no fuera porque Theodore se estaba muriendo, Blaise se iría de aquel lugar en aquel mismo momento, lo abandonaría todo sin pestañear.
Porque sentía que se estaba ahogando sin remedio y que aquello que lo sostenía entero se desgajaba lentamente.
Había crecido junto a Draco y Theodore durante toda su vida y había creído que entre ellos existía la confianza más absoluta. Ellos eran algo más que mejores amigos, e incluso si no compartían lazos sanguíneos, eran algo que él consideraba todavía más importante: Hermanos de Magia.
Blaise se sentía más cercano a aquellos dos de lo que nunca se sintió a su calculadora, despiadada, inhumana madre. Y dado que nunca conoció a su padre, eran toda la familia que tenía y necesitaba.
Su lealtad hacía ellos fue absoluta, incuestionable. Estuvo allí en todas las pruebas, sin fallar un instante. Se hizo mortífago porque eso es lo que a ellos les tocó en suerte. Peleó una guerra junto a personas que no creía por un ideal que no le interesaba porque ellos tenían que estar ahí.
¿Y ellos se lo pagaban así? ¿Escondiéndole que Arianhrod había sido una Black? ¿Mintiéndole, haciéndole creer que el problema entre Draco y ella había sido simplemente por su personalidad?
"Tú no lo sabes todo, Blaise. Crees que conocías a Arianhrod, pero no lo hacías, ninguno de nosotros lo hacía. Siempre la has puesto en un pedestal, pero, ¿Acaso te dijo quién era? ¿Acaso te contó por qué acabó en un orfanato? Siempre me has recriminado cómo traté a Pansy, pero, ¿Qué te hace pensar que Arianhrod te trató mejor?"
"¿De qué estás hablando?"
"Su nombre no era Arianhrod Blackthorn. Su verdadero nombre era Arianhrod Rigel Black. No sé quién era su padre exactamente, otro Black que no conozco, pero sé quién era su madre, Katherine Betelgeuse Black, hermana pequeña de Walburga Black...
Ella fue la primera oveja negra de la familia. Walburga no la quería porque gozaba del amor de sus padres y de mucha más de su aprobación y cuando se hizo matriarca de la familia, se encargó de borrar su existencia. Arianhrod creció en un orfanato porque podría haber reivindicado sus derechos sobre propiedades de la familia Black y a todos les convenía que desapareciese. ¿Por qué crees que nos llevábamos tan mal? Ambos sabíamos que mi autoridad siempre dependió de mi nombre y mi legado y según las reglas de Slytherin, ella podía desautorizarme debido a la igualdad de circunstancias. ¿Quién crees que le dio a mi padre el status que necesitaba para posicionarse en la sociedad? Ambos sabemos que el nombre Black siempre ha pesado más que el Malfoy entre los Magos de Inglaterra, aunque mi padre hubiese sido más rico que mi madre en ese momento."
Un caleidoscopio de emociones lo había asaltado hasta hacerlo sentir mareado. Miles de detalles que no entendió en su momento y que había descartado, haciendo caso omiso de su instinto en aras de un cariño con el que justificó demasiadas faltas. Un universo nuevo de posibilidades que no contempló, y de pronto, la cuchillada que le dolió más que todo aquello junto.
"¿Theodore lo sabe?"
Había sido una pregunta estúpida, conociéndolos lo había sido, pero necesitaba que Draco se lo dijera, para saber si el cuchillo era real o sólo la sombra del dolor sordo de su perdición total.
Draco, por supuesto, hundió el cuchillo en lo más hondo de su alma, sin la menor duda.
"Por supuesto que lo sabe, Blaise. Fue él quien la ayudó a buscar quién había asesinado a sus padres, cuál de todos los mortífagos ayudó a Voldemort a hacerse con los activos de su parte de la familia que mis padres no pudieron entregar. Y cuando supieron que había sido el propio padre de Theodore... ¿Por qué crees que me siento tan culpable? La única razón por la que yo sigo vivo como heredero fue porque eligieron mi rama de la familia para representar a los Black... Pero debió haber sido ella, no yo."
Siempre había considerado que Arian y ella compartían el rasgo de no ser completamente parte de aquellos Sagrados Veintiocho porque Galatea Zabini pertenecía a la rama italiana y en parte había sido una advenediza. Arianhrod nunca parecía haberse sentido cómoda con esa necesidad de los otros de restregarle en la cara su linaje mágico, y había soportado con la cabeza alta y aparentemente tranquila el mordaz desdén de sus compañeras de clase por su falta de "clase". Blaise sabía que Daphne se burlaba de ella desde su apellido Greengrass y Pansy se negaba a relacionarse con ella porque sabía que habría represalias en su contra, Sally y Bullstrode fueron frías desde un principio y ya no hablemos de estudiantes de otros cursos, quienes la evaluaban calculadoramente para saber qué podían obtener, porque era hermosa, brillante pero no tenía, aparentemente, ningún futuro, al carecer de nadie que la apoyase en su mundo elitista y snob...
Todo aquel tiempo...
Todo aquel tiempo...
"¿Quién eres tú, Arianhrod?"
Blaise sintió que aquella sensación de opresión en su pecho era demasiada. En consecuencia, tomó las llaves de su casa y se marchó de allí como una exhalación, echando a correr como un poseso. Necesitaba huir de sus pensamientos un rato.
No sé adónde voy, pero Arianhrod, si sigues por allí, considera si valía la pena conservar tu secreto porque estamos hechos pedazos. No sabes cuánto envidio que hayas alcanzado el descanso que nos negaste a todos los demás.
...
El único que sabía realmente quien había sido Arianhrod Black se estaba muriendo en la cama de Blaise Zabini y estaba mirando a Pansy Parkinson con la luz intensa de sus ojos azules, preparándose para contarle una verdad que sabía que la heriría porque la haría replantearse su propia posición moral.
Era un hombre destrozado por su realidad que no sentía ninguna compasión por los demás, con excepción de Blaise, al que había preservado de la verdad por razones muy diferentes a las que se le estaban ocurriendo a su amante. Theodore Nott no le dijo la verdad a Blaise por falta de confianza, sino para protegerlo, porque era él la única persona a la que podía considerarse verdaderamente inocente de lo sucedido.
Pero ya era tarde para proteger a cualquiera. Arianhrod estaba muerta y a él no podía importarle menos lo que se dejara atrás. El secreto o carencia de él ya no tenía ninguna relevancia.
Y quizá aquel dicho muggle era real: La verdad te hará libre.
Aunque Theodore se preguntaba cómo liberaría a los involucrados. De hecho miraba las circunstancias con cierta distancia, con cierta curiosidad, la de alguien que no sobreviviría para advertir las verdaderas ramificaciones de lo que llegaría a gestarse con aquello.
Durante tanto tiempo las cosas habían sido, en cierto modo, su responsabilidad y esa pesada carga lo había oprimido hasta dejarlo silencioso y trágico. No había podido albergar esperanza de ninguna clase, y se permitió pocas luces en su perpetua oscuridad. Y ahora, que todo se había perdido... experimentaba cierta paz.
Es curioso cómo todo deja de doler cuando ya no te queda nada que perder, pensó Theodore, sin decidirse a empezar o tal vez sin saber cómo hacerlo. Pansy jugueteaba nerviosa con su anillo de casada y él sabía que no lo estaba presionando porque en realidad no estaba deseosa por saber la verdad, aunque estaba consciente de que no podía escapar de ella.
Para ser honestos, aquel hombre tampoco estaba ansioso por contar lo que llevaba tantos años enterrado en él. Theodore era la clase de persona que prefería que sus secretos murieran con él, pero aquel secreto ni siquiera era del todo suyo y afectaba más a Draco, Pansy e incluso a Blaise, de lo que a él le afectaría jamás.
Porque Theodore amaba a Arianhrod a secas. Se había enamorado de ella desde que la vio en los pasillos de Hogwarts a los once años y ni siquiera sabía su nombre y estaba consciente que no le importaban sus circunstancias. Habría sido lo mismo si ella hubiese sido Gryffindor, Ravenclaw, incluso Hufflepuff. Tampoco habría importado si fuera hija de muggles, squib o incluso muggle.
Él era así. Le entregó su corazón sin ningún tipo de reserva, completo, sin ambages, sin condiciones. Y por ello, todo aquel rollo que se inventaban sus cercanos con la sangre, la posición social, el poder, los nombres, la jerarquía...
A Theodore Nott no podía importarle menos. Nunca le importó, en realidad. Para él, había sido mero accidente que su apellido fuera Nott. Y que ella fuera una Black...
Bueno, así habían resultado las cosas. Y aún así...
Miró a Pansy una vez más. Pansy Parkinson, con su cabello oscuro y sus ojos enormes, su piel aceitunada, vestida como una dama mágica de alta sociedad, que había aceptado una joya de matrimonio menos opulenta que la que le dio Draco Malfoy, pero que en su día no había podido soportar intimar con Arianhrod porque carecía de las credenciales nobles necesarias...
Por un momento, sintió mucha piedad por ella. De todas las mujeres que la Sociedad Mágica consideraba nobles por su linaje mágico, era la única a la que tenía realmente cariño, porque detrás de su educación había una mujer leal y dulce que se escondía detrás de una fachada superficial y vana con la que había protegido su corazón del desdén de los demás.
Y vaya que los demás la habían traicionado y acuchillado más de una vez.
¿Cuándo fue que Pansy se dio cuenta realmente de la verdadera naturaleza de aquellos a los que profesaba su afecto y lealtad? ¿Cuándo fue que realmente comprendió que todo aquello que le era vital era verdaderamente insignificante ante lo que de verdad valía la pena?
¿Fue antes o después de que todo se rompiera en pedazos?
Theodore suspiró profundamente.
- Antes de que te cuente lo que está pasando ahora, Pansy, hay algo importante que debes saber. Soy consciente que esta verdad te hará replantearte ciertas cosas, por lo que te pido que estés preparada. -
Los ojos de Pansy parecían los de una cierva asustada. Theodore le dio un segundo más y dijo con mucha calma:
- ¿Podrías tomar el álbum de fotos que está en la mesita de noche que tengo a mi derecha?-
Theodore fue guiando a Pansy lentamente a encontrar el álbum que había traído del departamento que un día compartió con Arianhrod y después encontró la página que quería rápidamente y le pasó el álbum a ella para que lo viera.
Eran cuatro fotos mágicas. Cuatro fotos que contenían una verdad que hizo que los ojos de Pansy se llenaran de lágrimas sin derramar y ella se tapara la boca para no sollozar luciendo sus perfectas uñas manicuradas y su anillo de casada.
En la primera foto podían verse a los padres de Walburga y Katherine Black junto con sus dos hijas, una adolescente y una pequeña niña, tal como rezaba la parte de atrás de la foto junto con el lema "Siempre puros" y el año en el que fue tomada.
En la segunda foto, aparecían Charleos y Katherine Black en su casamiento, ambos luciendo un anillo familiar.
En la tercera foto, aparecía Katherine Beltegeuse Black sosteniendo a una pequeña bebé de ojos caramelo y aparecía el nombre de la niña, Arianhrod Rigel Black y el año en que fue tomada la foto.
Y finalmente en la cuarta foto aparecía Arianhrod Rigel Black muy sonriente a sus seis años sosteniendo un gato blanco. Tenía una adorable sonrisa en el rostro, un vestido fastuoso, los cabellos oscuros hábilmente trenzados... y estaba frente a la puerta de una propiedad que hoy pertenecía a la familia de Draco Malfoy, una que, de hecho, Pansy conocía bien.
Durante largos minutos estuvo Pansy mirando la última foto, sin saber qué decir o sin saber cómo decirlo.
En su mente todavía podía oír con claridad aquella voz serena y dulce desearle felicidad por su próxima boda con Draco, y también podía oírla aconsejándole que no le hablara de su secreto a Draco hasta que él no actuase como un idiota al respecto.
Tantas, tantas veces en que podía oírle enojarse con Draco y tomarse personal su actitud ante tantos detalles que en su momento parecieron insignificantes y ahora todo... encajaba en su sitio dejándola más acongojada de lo que jamás se había sentido.
- ¿Por qué? - le preguntó a Theodore devolviendo la fotografía a su sitio con manos temblorosas, incapaz de sostenerla un minuto más, sabiendo que ahora sus lágrimas mancharían la foto si seguía con ella. No dijo más, pero tampoco es que hiciese falta.
"¿Por qué esconderlo? ¿Por qué aguantar las patanerías de todos si pudo haber tenido el mundo? ¿Por qué decir que era Blackthorn si su verdadero apellido era la llave de oro?"
Sobre todo, ¿Por qué Draco nunca me lo dijo?"
- Es una buena pregunta. La misma que Arianhrod se hacía desde que llegó al Colegio. ¿Quién mató a sus padres? ¿Por qué dejarla en un orfanato? ¿Qué era tan importante para acallar la verdad?-
- ¿Y me lo vas a contar?-
- Si, Pansy. Porque es lo que corroe a Draco desde que Arianhrod murió y quizá desde antes. La única cosa que no puede contarte mirándote a los ojos porque le avergüenza profundamente, más que ninguna otra cosa, porque teme que nunca más lo vuelvas a mirar como antes. Aunque eso es absurdo ya que... por temor a perderte, ya te ha perdido, ¿No crees?-
Theodore soltó una risa asmática y amarga que, en opinión de Pansy, era el sonido de su propia amargura hecho realidad.
- Los Sagrados Veintiocho no son más que un club de hipócritas y pretenciosos que han sido muy buenos mezclando familias de rancio abolengo pero poco dinero con apellidos menos nobles pero que se hicieron ricos, haciendo del mito de la pureza de sangre el piso que sustenta nuestra sociedad. Llevo mucho tiempo perteneciendo a esta escoria por herencia y créeme Pansy que es la primera vez que puedo decir abiertamente lo mucho que los odio a todos ustedes y a sus creencias. No me lo tomes a mal, Pansy, pero si hubo momentos en nuestra adolescencia en que quería tirarte por la ventana por cómo tratabas a Arianhrod y sólo una paciencia nacida de mi cariño por ti me impidió hacerlo. La familia Black es, de hecho, uno de los ejemplos más profundos de su mentira, ¿Lo sabías? Eso de... siempre puros... -
Theodore respiró profundamente y en el suspiro que siguió, Pansy entendió lo cansado que estaba Nott de la vida, lo que lo hizo sentirse avergonzada de haberlo llamado "príncipe sombrío" en algún momento.
- La razón por la que mataron a los padres de Arianhrod fue pura ambición. Los Black llevaban mucho casándose entre primos para conservar la pureza de la sangre y cuando nació Walburga Black ya estaba escrito que se casara con su primo Charleos para dividir la herencia Black entre su hermano Cygnus y ella, pero justo antes de la boda, nació Katherine y era tan bonita y tan encantadora, tan distinta de la pétrea y desagradable primera hija, que sus padres decidieron cambiar el derecho de sucesión. Era algo impensable de hacer en otra familia pero aquellos eran los patriarcas Black, ¿Y quién osaría decir algo contra ellos en ese entonces? Los padres de las niñas Black decidieron legar su parte de la fortuna casi enteramente a Katherine y ligar el nombre de Walburga a otro sangre pura de menor envergadura, dejándola con un legado mucho más modesto. Walburga estaba furiosa pero no podía competir mágicamente con su padre, así que se quedó callada hasta que su padre enfermó de sifílis, más o menos cuando Arianhrod tenía cuatro. Cuando él murió, ella quemó el testamento y se dice que envenenó a su madre, aunque de eso no estoy muy seguro porque no hay demasiadas pruebas, tampoco lo dudo. Se odiaban a muerte, eso sí, y Walburga no tardó ni un día en sacar a Katherine y a su esposo Charleos de la casa y borró su existencia del tapiz de la familia.
- ¿Y por qué lo aceptaron? ¿No debieron haber peleado por el derecho de sucesión?-
- Supongo que lo aceptaron porque después de todo, Katherine era la hija menor. Además, Walburga no podía tocar los bienes que guardaban los Black para Katherine en Gringotts, aunque pudiera hacer sus tratos con los duendes, éstos tienen sus propias leyes y formas de ser, ya lo sabes. Walburga sólo consiguió quitarles el derecho de progenitura, pero no su fortuna. De todas formas, no fue su hermana quien mató a los padres de Arianhrod.-
- ¿Y entonces quién fue?-
- Mi padre. Fue un favor hecho al padre de Draco. En aquel momento la riqueza Black estaba dividida entre las hijas de Cygnus Black, Bellatrix, Andrómeda y Narcisa y Walburga, achacosa, que ya había desheredado a su hijo Sirius y cuyo segundo hijo estaba muerto.-
Pansy se irguió muy lentamente en su asiento.
- Por eso no le dijeron nada a nadie.-
Theodore asintió.
- Con Bellatrix en Azkaban, Walburga y los padres de Arianhrod muertos, Andrómeda desheredada y Narcisa ya casada, Draco era el heredero de los Black. -
- Excepto por el hecho de que Arianhrod también tenía el mismo derecho.-
- Así es. Semejante conocimiento ponía en peligro la supremacía política y económica no sólo de los Malfoy, también de los Nott, y ambos querían estar en la cúpula del pequeño círculo de Voldemort. Comprenderás que ninguno podía hacer que eso ocurriera.-
- Sé que ésta pregunta no va a gustarte, Theodore, pero, ¿Por qué tu padre no mató a Arianhrod antes?-
- Porque quería un seguro contra los Malfoy. Nunca ha sido de los que trabajan en equipo y siempre se puede obtener más, ¿No crees? Supongo que creyó que podría rastrear a Arianhrod cuando el tiempo fuera conveniente y usarla.-
- ¿Y qué pasó? ¿Por qué Draco no le dijo a sus padres la verdad sobre Arianhrod?-
La sonrisa de Theodore fue de hielo.
- Porque yo se lo dije a Narcisa primero. Si crees que iba a dejar que Draco manejara las cosas a su manera poniendo en peligro la vida de mi esposa, estás delirando. En cuanto me di cuenta de las cosas, pusimos las cartas sobre la mesa con la madre de Draco y acordamos que ella no haría ningún tipo de reclamo sobre la herencia Black ni revelaría su identidad a cambio de su protección y silencio. El padre de Draco, por supuesto, nunca se enteró. Si lo hubiese sabido, la hubiese entregado inmediatamente.-
Era fácil recordar, pensó Pansy, lo cariñosa que fue siempre Narcisa con Arianhrod. En su momento todos lo habían atribuido a su naturaleza y al hecho de que ella sin duda sabía lo importante que fue Arianhrod para Theodore, a quien Narcisa quería como a un hijo, pero eso no tenía absolutamente nada que ver.
¿A quién vería Narcisa cuando miraba a Arianhrod? ¿A Andrómeda, la hermana que llevaba tantos años sin ver? ¿A su tía Katherine, a su abuela?
Era imposible de saber. En cierto modo era decepcionante que nadie se hubiese dado cuenta.
Porque ahora que Pansy sabía la verdad, podía notar lo que se le había escapado. El cabello espeso y oscuro que se amoldaba a la cara de porcelana. Las cejas gruesas. Y si bien Arianhrod no tenía los ojos grises como la mayoría de los Black, había contado con su porte, esa manera casi arrogante de echar la cabeza hacía atrás.
Por Merlín, ¿Acaso no era por eso que chocaba con Draco todo el tiempo? Mismo temperamento...
Porque eran primos. Porque eran familia de sangre.
Y entonces, cuando todas las piezas encajaron en su lugar, Pansy sintió que se mareaba y quiso vomitar.
Todas las burlas y el desdén, todos los chismes, ese rechazo velado a esa niña intrusa que nunca había dicho una palabra al respecto, que usaba su soledad como un escudo, a la que no le importaba pertenecer...
"Un club de hipócritas y pretenciosos..."
Miró los ojos azules de Theodore, que no la estaba mirando. Observaba el álbum de fotos con la misma concentración con que siempre había observado a Arianhrod, absorto, con la intensidad de alguien a quien no puede importarle nada más.
Por un momento sintió como si ella volviera a estar allí otra vez y de nuevo esperó con paciencia a que su amigo volviera a prestarle alguna atención.
Pero, porque Arianhrod era sólo una fotografía, Theodore eventualmente volvió a mirarla y Pansy notó un peso en la boca de su estómago.
Ella nunca sabría lo que él estaba sintiendo, se dio cuenta. Porque Draco había hecho todas esas cosas... pero seguía vivo.
Seguía vivo y todavía le importaba. Oh, Pansy odiaba mucho tener que reconocerlo, pero si le importaba. Lo suficiente para saber por qué había pasado lo que había pasado.
- Muy bien, entiendo el contexto pero, ¿Me vas a explicar de una vez cómo le afectó esto a Draco exactamente?-
Theodore abrió la boca para responder pero en ese momento, Blaise Zabini entró en la habitación como una exhalación.
- Theodore Nott.- dijo él y ambos pudieron notar que había estado llorando.- ¿Me vas a decir por qué diablos me escondieron el pasado de Arianrhod? ¿O es que siempre voy a ser la estúpida herramienta que usas cuando necesitas pero desechas para cosas importantes?-
Y mientras Pansy cruzaba una mirada atónita con Theodore, ambos percibieron cómo Blaise se sentaba en el piso y empezaba a llorar como si lo hubieran hecho pedazos.
