Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de El Reino.

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Día 23: Takane no Hana (japonés)

"La flor inalcanzable"

Los árboles caídos fueron la primera señal. El olor punzante del amoníaco, que indicaba el movimiento característico de Akamaru, fue el siguiente. Vio quemaduras de chakra y tierra removida. El escarabajo revoloteó tranquilamente hacia el interior de un enorme cráter y se posó sobre la mano extendida de Shino.

El Sharingan de Sasuke se activó inconscientemente y deseo que no lo hubiera hecho. La tierra estaba salpicada de sangre. Shino yacía contra un costado, agarrándose el esternón mientras sus insectos zumbaban tempestuosamente a su alrededor. Junto a sus pies yacía el cuerpo de una mujer con un protector de frente del Rayo.

Akamaru montaba guardia sobre otro ninja de Rayo que gemía de agonía, por una herida que no se le veía. Posiblemente con sus tenketsu bloqueados, ya que el enemigo no podía moverse.

Otros dos ninjas de Rayo yacían fuera del cráter y Sasuke supo de inmediato que estaban muertos.

Pero, en el centro. Justo en el medio, estaba Hyūga Hinata acunada entre los brazos de Inuzuka Kiba. Su rostro se retorcía de dolor mientras su Byakugan pasaba de activarse a desactivarse en un patrón aleatorio. Lloraba por el dolor. Su piel estaba enrojecida y tenía un largo corte debajo del ojo derecho. Sus piernas se movían mientras la agonía sacudía su cuerpo.

Con su Sharingan, Sasuke pudo ver el chakra que se acumulaba en su boca y en su rostro. La luz lo cegó momentáneamente. No podía imaginar lo que le hacía a ella.

El sello estaba tratando de destruir sus ojos. Pero ella estaba viva y podía sentirlo todo.

Sasuke se detuvo junto a Hinata. Itachi estaba detrás de él y abrió la cremallera de la mochila de Sasuke, lanzando el botiquín sobre el hombro de este.

Sasuke lo aceptó y lo abrió.

—¿Estás bien? —le preguntó a Kiba.

Kiba asintió rápidamente, con lágrimas cayendo por sus mejillas.

—Bien. Ella no puede detenerlo.

—¿En qué parte de su boca está el sello? —Sasuke preguntó con urgencia.

—¡En su lengua!

Kakashi se arrodilló al otro lado de Hinata. Le agarró la cara y, con una disculpa, la obligó a abrir la boca.

La mano de Sasuke se encendió de color verde.

—Tendré que interrumpir el chakra para saber cómo revertir esto.

Kakashi le agarró la muñeca con la mano libre.

—¡No! Solo canalizarás más chakra en el sello y se hará más fuerte. Requieres chakra residual. Necesitas sangre.

Sasuke no pudo evitar soltar un resoplido de disgusto. Se mordió el pulgar con rabia. Podía sentir la sangre en sus dientes mientras los enseñaba.

—¡Que conste que esto es muy antihigiénico y lo odio! —exclamó mientras metía la mano en la boca de ella y frotaba el corte contra su lengua.

Ella hizo una pequeña arcada, pero el chakra ardiente que latía alrededor de sus ojos se detuvo por un momento.

Le puso una mano verde brillante en la mejilla para curar el corte y, con suerte, calmar sus nervios en llamas.

—¿Qué hago ahora? —preguntó Sasuke a Kakashi.

Hinata gritó, su voz era ya solo un graznido.

—¡Hinata! —Kiba sollozó.

—¡Mierda! —musitó Kakashi, empujando su protector ninja hacia arriba para revelar su Sharingan prestado.

También se mordió el pulgar y añadió su sangre a la boca de Hinata.

—¡Repugnante! —berreó Sasuke.

Kakashi negó con la cabeza.

—Demasiado chakra de una persona podría empeorar la situación, pero un conjunto de chakras diferentes interrumpirá el sello.

—¡Esto es asqueroso! —Sasuke volvió a quejarse.

Fue un intento de enmascarar sus verdaderos sentimientos. Sus manos temblaban. Su piel se sentía hipersensible y el roce de su ropa le quemaba. Esto no podía estar pasando. No a Hinata. Ella no podía perder los ojos.

Shisui puso una mano en el hombro de Sasuke.

—Kakashi —dijo en voz baja, pero feroz—. Dinos qué hacer.

Kakashi cerró los ojos con fuerza, pensativo.

—Tenemos que invertir su flujo de chakra. Todo su chakra está concentrado en sus ojos —sacudió la cabeza—. Deberíamos haber esperado a un Hyūga, podrían haber hecho algo para arreglar esto.

—No había tiempo para esperar —siseó Sasuke.

Pero, ¿qué estaba haciendo realmente ahora, aparte de retrasar lo inevitable?

—Lo tengo —dijo Shisui en voz baja—. Mantén sus ojos abiertos.

Con cautela, Sasuke presionó sus dedos sobre los párpados de ella.

Demasiado ocupados para prestar atención a su primo, tanto Kiba como Sasuke se sobresaltaron cuando otra Hinata se situó de repente junto al grupo.

—Oh —ella resopló, mirando con horror su cuerpo.

Sasuke se volvió hacia Shisui para ver su Mangekyo Sharingan activado.

Incluso Itachi detuvo su tarea de envolver las heridas de Shino para observar.

—Kotoamatsukami.

La proyección de Hinata se encontró con la mirada de Shisui.

—Tienes que bloquear los tenketsu en mis ojos. Engañará al sello y le hará creer que estoy muerta y así se desactivará.

—Mierda, debería haberlo pensado —dijo Kakashi.

—No puedo ver tus tenketsu —respondió Sasuke frenéticamente, con su Sharingan ardiendo.

Su chakra era tan brillante. No podía ver. ¡No podía ver!

—No puedo seguir así —Shisui mencionó, apoyándose aún más en Sasuke.

—¿Kiba-kun? —preguntó Hinata a su compañero de equipo—. Te mostré dónde están los puntos.

El hombre en cuestión se limpió el rostro con la manga y respiró profundamente, estremeciéndose.

Mierda. Hijo de puta. Lo tengo —se dirigió a Sasuke—. ¿Si te enseño los puntos puedes bloquearlo? No tengo suficiente control de chakra para no sobrecargar su sistema.

Kakashi habló antes de que Sasuke pudiera hacerlo.

—Yo los bloquearé. Tendrás que curar sus ojos inmediatamente después.

Shisui suspiró y cayó torpemente en posición sentada. Hinata desapareció.

Sasuke retiró las manos, pero no pudo evitar mantenerse cerca. Apoyó una palma en la coronilla de la cabeza de ella y la otra en su clavícula. Las puntas de sus dedos buscaron su pulso. No para contar las pulsaciones. Si no que para tranquilizarse.

—Estoy listo —la voz de Sasuke sonaba como el vidrio molido.

—Kiba, ahora —ordenó Kakashi.

Rápidamente, Kiba comenzó a señalar.

—Aquí... Aquí...

Kakashi lo siguió de cerca. Itachi ayudó a Shino a acercarse cojeando y luego fue a asegurar al prisionero. Akamaru gruñó posesivamente. Shino agarró la mano de Hinata.

Sasuke no apartó sus ojos rojos de Hinata, viendo cómo el brillo en su rostro se atenuaba lentamente.

—Akamaru, él va a llevar al prisionero a Konoha —habló Sasuke—. Puedes retirarte.

Los gruñidos de Akamaru cesaron.

—Gracias —susurró Itachi en voz baja.

—Ya casi —dijo Kiba.

La luz ahora solo permanecía sobre su boca. Sasuke quería curarle los ojos, pero no podía arriesgarse a interponerse en el camino de Kiba y Kakashi.

La luz se apagó.

—¡Ahora! —comentó Kakashi.

Sasuke empezó a moverse antes de que Kakashi hablara. Sus manos se encendieron con chakra curativo y puso sus palmas sobre ambos ojos.

—¿Por qué su chakra está oscuro? —preguntó Shisui un poco alarmado.

Sasuke apretó los dientes. Quería comprobar su pulso, pero el daño alrededor de sus ojos era muy extenso.

—¿Qué? —ladró Kiba, empujando a Hinata debajo de él.

Hinata inhaló y durante unos largos segundos no exhaló.

Kakashi se incorporó y colocó sus manos sobre el esternón de la mujer para hacerle compresiones torácicas.

—Kiba, pon su cabeza en el suelo.

Kiba no lo hizo. En su lugar se dirigió a su compañero.

—¡Shino! —Kiba gritó.

Shino gruñó.

—No sé si será suficiente.

—¿Suficiente para qué? —Sasuke prácticamente chilló—. ¡Kiba, déjala!

—¡Shino! —Kiba chasqueó los dientes ante su compañero de equipo.

Shino gruñó y se sentó. Solo tuvo la fuerza suficiente para posar una mano ensangrentada en su cuello. Sus poros se abrieron y un pequeño contingente de insectos pululó fuera de su piel hasta llegar a la boca de Hinata.

Sasuke apretó los labios para evitar las arcadas. Primero la sangre y ahora esto. Sasuke se sentía contaminado y ni siquiera era el paciente.

Se obligó a mirar. Los insectos brillaban como pequeñas estrellas por su esófago y se detenían justo antes del estómago, cerca del corazón. Brillaron durante un segundo, antes de atenuarse. Como si una cerilla encendiera la mecha de una vela, los puntos oscuros de chakra cercanos al corazón chispearon una, dos veces, antes de encenderse y parpadear con vida. Palpitaron con los latidos de su corazón y el chakra comenzó a recorrer lentamente su sistema.

Hinata se paralizó. Jadeó mientras su respiración volvía a tener ser medianamente normal.

Kiba comenzó a llorar de nuevo, llevándose un mechón del cabello de Hinata al rostro, respirando profundamente. Akamaru acarició el hombro de su compañero. Shino y Kakashi retrocedieron.

Shisui agarro el hombro de Shino.

—Bien hecho.

Shino no dijo nada, pero le dio unas palmaditas a la mano de Shisui.

Itachi se acercó; un hombre inconsciente colgaba de su hombro.

—¿Ella está bien?

Sasuke parpadeó para contener sus lágrimas. Se sentía como si le hubiera caído un rayo y ahora su cuerpo intentaba recordar cómo se sentía la normalidad.

—Está bien —respondió con voz ronca—. Ella está bien.

Hinata aspiró profundamente y tosió. Podía sentir las pestañas de ella revoloteando contra sus palmas.

—¿K-Kiba? —murmuró ella—. Shi... ¿Shino?

Débilmente, sus manos se alzaron para tocar la muñeca de Sasuke. Kiba atrapó sus manos y suavemente la obligó a posarlas sobre su esternón.

—Estoy aquí, rayito de sol —resopló Kiba—. Shino también está aquí. Estamos bien.

Sasuke se fijó entonces en la cantidad de sangre que tenían las manos de Kiba y en lo retorcidos que parecían sus dedos. Mierda.

—¿Seguro que estás bien? —Sasuke miró a Kiba.

—Oh, ¿es Sasuke? —preguntó Hinata.

—Estoy aquí.

—E-estás... —tosió y luego se relamió los labios—. ¿Me mordí la lengua?

Kakashi soltó un suspiro.

—Voy a darte agua.

—Kiba... Shino... —suspiró ella, después de tomar beber el agua. Su voz era más fuerte—. ¿Saben qué significa esto?

Todos se inclinaron más cerca.

—Gané esos rollos de canela.

Kiba estalló en una risa histérica. Sin mover las piernas, dejó que la parte superior de su cuerpo cayera con dureza contra el suelo. Lanzó su mano hacia un lado y la estrelló contra el suelo. Shino se echó el cuello de la camisa por encima de la cabeza para ocultar su rostro en el abrigo y se agitó con risas bajas, profundas y sollozantes.

—Estoy llorando —jadeó Kiba.

Todos los demás intercambiaron miradas, desconcertados y confundidos.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó Sasuke.

Hinata tosió y luego hizo una mueca de dolor.

—Yo... Te lo explicaré más tarde. ¿Sasuke?

—Sí.

—¿Qué tan jodidos tengo los ojos?

Sasuke recordó al instante su primer encuentro. Sonrió contra su hombro. Sus manos no se movieron de su lugar.

—No te preocupes por eso —dijo, incapaz de mantener la alegría fuera de su voz—. Los arreglaré.

—De acuerdo. Gracias.

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Notas: Y sigo son wifi… Por lo que voy a subir todos los capítulos que me quedaban para esta semana de una sola vez y así no tener que seguir gastando mis datos.

Naoko Ichigo