Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de Lavender-Long-Stories.

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Hinata dejó el bolso junto a su cama y se echó hacia atrás. Entre sus sesiones de estudio con Naruto, los extraños mensajes sobre su relación y Sasuke provocándole nudos en el estómago, se sentía agotada. Se sobresaltó cuando oyó girar el pomo de la puerta y vio a su padre de pie en el umbral esperando a ser recibido. Hinata se sentó y esperó a lo que él tuviera que decir.

—¿Sabe Sasuke Uchiha que vas a dimitir? —Hinata asintió—. Pretendes seguirlo hasta ser una Uchiha —Hinata rechazó la sensación de saber que su padre pensaba que estaba intentando volver a ascender en la sociedad. Una razón más para despreciarla, como si él no fuese a utilizarla si le dieran la oportunidad. Volvió a asentir—. Entonces deberías esperar una propuesta antes de tu graduación para que no haya complicaciones a que dejes de ser Hyūga —con eso, Hiashi cerró la puerta.

Hinata parpadeó al ver la puerta y suspiró, echándose hacia atrás, sintiendo que el pecho se le oprimía dolorosamente. Sabía que quería deshacerse de ella, pero ¿tenía que ser tan directo? ¿No podía comportarse como un padre normal que quisiera saber si el hombre que su hija había elegido era lo bastante bueno o si la trataría bien?

Al menos, ahora Hinata podía estar segura de que aprobaba que se casaran. ¿Actuaría así de indiferente el día de su boda?

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El tecleo de Hinata resonó en la silenciosa biblioteca. No había mucha gente, los exámenes no estaban tan cerca como para que la gente entrara en pánico por estudiar. Había otros lugares en el campus para reunirse, sobre todo si la investigación podía hacerse en un ordenador.

Naruto miraba por encima de su hombro y leía sus apuntes mientras ella tecleaba. Intentaba ayudar, pero estaba claro que la creación era lo suyo y no la investigación. Él se encargaría de la redacción y unir el documento una vez que ella hubiera reunido todos los datos que necesitaban.

Hinata llegó al final de la página y se estremeció cuando una mano se interpuso entre ella y Naruto para dejar un café. Ella inclinó la cabeza hacia atrás cuando Sasuke se situó sobre ella, posando su mano junto al café para ver la pantalla, poniéndose completamente de espaldas a Naruto.

—¿Ya casi terminas?

Una sonrisa se dibujó en su rostro. ¿Se suponía que este era un comportamiento de novio posesivo?

—Esto es solo recolectar nuestra información. Ni siquiera hemos empezado a darle sentido.

Sasuke inclinó la cabeza hacia ella. ¿Se estaba acercando a propósito?

—No tienes que venir aquí para eso, ¿verdad? Puedes hacerlo en línea.

Naruto lo empujó por la espalda.

—Deberíamos comer juntos. Desde que empezaron a salir, no has salido conmigo.

Sasuke inclinó su cabeza más cerca.

—Porque estoy pasando tiempo con mi novia.

Hinata le hizo una mueca a Sasuke, sabiendo que Naruto no podía verla, echándose hacia atrás y cerrando su computadora portátil.

—Gracias por la bebida —ella dio un sorbo, mirándolo mientras se retiraba.

—Vámonos —Sasuke empezó a juntar sus cosas.

—Sabes que tengo que terminar esto antes de subirme a la moto —Hinata levantó la bebida.

—Igual podemos irnos —Sasuke deslizó su computadora portátil en su bolso.

Naruto los miro con una sonrisa en el rostro a pesar de ser ignorado.

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Hinata parpadeó ante el número desconocido en su teléfono. Sasuke se inclinó para mirar cuando ella no contestó la llamada.

—Uf, mamá me pidió tu número.

—¿Es tu madre? —el ritmo cardíaco de Hinata se disparó.

—¿Vas a contestar? —Sasuke enarcó una ceja. Hinata presionó aceptar antes de llevar el teléfono a su oído. Se levantó y abandonó la mesa para hablar por teléfono, lo cual era educado, pero Sasuke quería saber qué decía su madre. Sasuke observó el pastel que tenía dos cucharas, no comió hasta que ella regresó con un resoplido—. ¿Tan mal?

—Quería que me reuniera con ella —Hinata levantó su cuchara para conseguir un gran trozo grande de pastel para así ahogar su estrés.

Sasuke sabía que aquello iba a ser una mierda.

—Buena suerte.

Hinata soltó un gemido, al ver confirmados sus temores.

—¿Es mala?

—Mi madre es... Interesante —admitió Sasuke—. Es difícil saber lo que piensa, y puede ser una perra llena de dulzura cuando quiere.

Hinata lo miró con el ceño fruncido.

—No llames así a tu madre.

—Espera —advirtió Sasuke.

Hinata se encogió, comiendo más pastel.

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Hinata esperaba que la madre de Sasuke fuera la típica madre de alta sociedad, elegante, perfecta, simpática, manipuladora y esnob. Y para ser justos, era todo eso. Lo que Hinata no imaginó fue que Mikoto estuviera más que feliz de pasar tiempo con ella.

Hinata seguía esperando el momento en que a Mikoto se le cayera la máscara y la amenazara con mantener la imagen familiar. Tal vez Mikoto sabía que, como Hinata había crecido en el mismo círculo, sabía todas esas cosas. Pero esa actitud amistosa, simplemente no era como Hinata creyó que sería la mujer mayor.

—Creo que esto te quedaría de maravilla —Mikoto sostuvo una percha frente a Hinata en el espejo—. Tu tono frío va tan bien con los colores pálidos. Yo necesito tonos cálidos.

Hinata aceptó la percha cuando Mikoto se la puso en los brazos.

—El rojo siempre te sienta de maravilla.

—Es una maldición —Mikoto hizo un gesto con la mano—. Una mujer poderosa debe parecer accesible. Los colores llamativos te dan poder, pero los suaves te dan aplomo —Hinata sintió que entendía todo lo que Mikoto decía. Ambas eran mujeres bajo el constante escrutinio público. Su imagen lo era todo y tenían que jugar con sus puntos fuertes, pero eso también significaba que a veces sus puntos fuertes no eran lo que una situación necesitaba.

Mikoto y Hinata estaban en lados opuestos del mismo espectro. La naturaleza las situó allí. Tal vez Hinata los estaba juzgando por el papel que todos desempeñaban.

Mikoto levantó otra percha.

—Siempre quise tener una hija. Estaba perdiendo la esperanza, ya que Itachi rechazaba las citas a ciegas y Sasuke siendo mi pequeño rompecorazones —apartó la percha y sacó una prenda de otro color—. Me preocupaba ser vieja para cuando tuviera nietos.

Hinata hizo todo lo que estuvo en su mano para no aclararse la garganta incómodamente. Las madres de alta sociedad se movían rápido. No debía tomárselo muy en serio. Ni pensar demasiado en ello. Hinata no quería desmayarse.

—No te sonrojes, querida —Mikoto le dio unas palmaditas, sobresaltándola—. No soy una mojigata.

Pero Hinata sí lo era.

—Perdone. Hace tiempo que no hablo con una madre.

Mikoto frunció los labios por un momento, recordando el porqué.

—Bueno, ahora me tienes a mí —levantó otro vestido—. Creo que este te quedara de maravilla.

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Sasuke se acurrucó alrededor de la cintura de Hinata en la hierba mientras ella equilibraba sus deberes escolares sobre las rodillas. Estaba siendo pegajoso. Le gustaría decir que era una actuación, pero en ese momento, no pensaba mucho en ello.

—¿Ya casi terminas?

—Necesito finalizar esto —Hinata murmuró.

Sí, le preguntó si ya casi lo había terminado. Estaba claro que en realidad no lo estaba escuchando. Sasuke debería ser más comprensivo. Hinata estaba haciendo malabarismos con sus deberes, los estudios y su madre, que estaba empeñada en que fueran las mejores amigas. Mikoto la llevaba varias veces a la semana de compras, a tomar café y a comer, cualquier cosa.

De hecho, Sasuke se dio cuenta de que pasaba más tiempo saliendo con Naruto, porque Hinata no estaba cerca. Tenía que admitir que Naruto era más irritante para él desde que se acostumbró a Hinata.

Sasuke gimió y recostó la cabeza cerca de ella.

Hinata le pasó una mano repetidamente por el cabello. Genial, ahora lo trataba como a una mascota, que mendigaba atención.

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Sasuke recostó la cabeza en la hierba y esperó. Si actuaba distante y como si no le importara, tal vez el sentimiento de que le importaba desaparecería. Quizás podría lidiar con la irritación con pura fuerza de voluntad.

No funcionó.

Oyó crujir la hierba a su lado, luego sintió que la luz cambiaba y una sombra fresca le cubría el rostro. Si actuaba como si estuviera durmiendo, ¿su espectador se iría?

Te vas a quemar con el sol si duermes aquí fuera —susurró Hinata. Sasuke no contestó. No quería hablar ni siquiera con ella. No estaba de humor para que lo arrullaran.

Sasuke oyó sus pasos alejarse, pero la sombra seguía. Se asomó para ver los bordes de una sombrilla puesta entre él y el sol para mantenerlo a la sombra mientras "dormía". Maldita sea. ¿Por qué las tonterías que ella hacía siempre lo afectaban?

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Notas: Y sigo son wifi… Por lo que voy a subir todos los capítulos que me quedaban para esta semana de una sola vez y así no tener que seguir gastando mis datos.

Guest Princesa Ghost: Tienes razón, la bomba exploto y de una forma muy divertida.

Naoko Ichigo