Ranma 1/2 y sus personajes no me pertenecen, son absoluta propiedad de la extraordinaria y cruel Rumiko Takahashi.

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Guardián de almas


Arco sueño imposible

Capítulo 2: Abandonado

Fueron alrededor de 2 horas de viaje, según avanzaban perdieron de vista los altos edificios, hasta encontrarse con vastos terrenos llenos de vegetación y caminos no pavimentados. Estaban en Chichibu a pocos kilómetros de la conocida Nichitsu o mejor dicho Nichitsu Ghost Town, un pueblo abandonado aproximadamente en el año 1978, este pueblo en sus inicios se creó debido al descubrimiento de una mina, la explotación minera dio el origen a Nichitsu, pero en cierto punto según los rumores, el oro y zinc provenientes de la mina comenzó a escasearse, dando como consecuencia que los habitantes tuvieran que buscar otra manera de ganarse la vida y así fueron abandonando el pueblo, hasta que quedó completamente vacío hasta la actualidad, dónde el pueblo solo es visitado por gente aventurera que espera encontrar algo desconocido en ese sitio.

— Me da escalofríos este lugar, da la impresión de que en cualquier momento aparecerá un fantasma — bajó con recelo del auto mientras caminaba hacia lo que era una especie de cerramiento que les impedía continuar el trayecto.

— Es mejor que trates de recordar bien lo que viste y los lugares de tu visión — Amelie acomodó su gorra y se colocó su mochila antes de cerrar la puerta.

— No hay cobertura, desde aquí no tenemos más opción que ir a pie — miró con preocupación a Sota, no era la persona más atlética del mundo, pero esperaba que pudiera con el trayecto.

Caminaron por varios minutos hasta llegar a lo que se supone que era un camino o lo que quedaba de él, la maleza era extensa y había cubierto por completo el lugar. Trataba de mantenerse concentrado, si llegaba a percibir algo, sería de mucha ayuda. Sabía que debían adentrarse al pueblo para poder comenzar a investigar lo que sucedió en ese lugar, no sabían los detalles a ciencia cierta, así que era un viaje a ciegas por el momento. Levantó la vista y el cielo estaba totalmente despejado, tenían algunas horas hasta antes de que anocheciera y lo mejor era aprovecharlo, siguió caminando hasta que se percató que no muy lejos de ellos había otro cerradero metálico, les indicó a ambos que estaban cerca.

— Este es el lugar — tocó con cuidado el letrero donde estaba escrito el nombre del pueblo, era tal y como lo recordaba. Tan corroído por el pasar de los años y con el nombre apenas visible.

— Hazte a un lado — indicó agarrando el candado, rompiéndolo en el acto deslizó la cadena y empujó la reja dejando libre el camino.

— No sé exactamente dónde queda el pueblo, estaba muy borroso todo y la lluvia tampoco era de ayuda. ¿No sería más fácil que las diosas nos dieran toda la información? — preguntó algo fastidiado por lo poco que pudo ver en la visión.

— Imagino que ellas no pueden intervenir en el mundo humano por completo, no tendría sentido que buscaran nombrar guardianes, si ellas pudieran resolver estos asuntos sin problema — mencionó Amelie recordando las leyes que gobiernan el mundo.

— Aceptaste gustoso los poderes, así que ahora no puedes quejarte, Sota — acusó Ranma —. Mejor sigamos, no debemos estar muy lejos. Además le dije a Akane que no tardaría mucho, si ella se enoja conmigo será culpa tuya.

— ¿Qué parte es mi culpa? — reclamó Sota.

— La de que deberías mejorar tus habilidades.

— Oye, me estoy esforzando. Para la próxima no los acompaño, ya me picaron esos bichos — se rascó la nuca y se revisó los brazos.

— Puede que sean venenosos y mueras en 7 días — Amelie mencionó mientras se volteaba para reírse.

Puso cara de susto y miró más de cerca a los insectos que volaban cerca de él. Luego se arrodilló en el suelo cerrando los ojos.

— ¿Qué haces ahora? — Ranma lo miró con curiosidad.

— Pedirle a la diosa que no deje morir a su fiel siervo tan pronto, menos por picadas de bichos.

Ranma se estaba riendo al ver lo que hacía, dejó de reír al ver cómo una luz lo envolvía.

— Mis plegarias fueron escuchadas, ya no me arde — celebró su buena fortuna.

— Ya que nos estás viendo, mejor danos alguna ayuda de verdad — dijo levantando la ceja. Le parecía increíble que esa diosa tuviera tiempo para verlos, pero no para darles detalles importantes sobre lo que debían hacer.

Cómo se esperaba no obtuvo respuesta, así que siguieron andando. Por tramos el singular bosque que rodeaba el lugar, los hacía desorientarse, le tocó algunas veces tener que buscar a Sota o a la misma Amelie que se perdían de forma momentánea. Ahora comenzaba a plantearse el por qué no llevaron a alguien que los guiara, al fin y al cabo les tomó bastante tiempo llegar al pueblo, tanto así que los últimos rayos del sol comenzaban a diluirse.

Caminó con cuidado encendiendo de paso la linterna, la casa parecía estar completamente destrozada, el tatami estaba húmedo, asumió que el techo debía tener goteras por eso el estado del piso, se balanceó entre las partes en mejor estado, llegó a una especie de habitación, se percató que aún había rastro de pertenencias y ropa tirada por doquier, era fácil decir que alguien dispuesto a mudarse por voluntad se llevaría todas sus pertenencias y no las dejaría de esa forma. ¿Qué obligó realmente a irse a las personas que habitaron ese pueblo? era realmente lo que más le preocupaba, no podía sentir, ni ver alguna alma en los alrededores.

Se sentó dispuesto a encender una fogata mientras esperaba que llegaran sus amigos. Tendrían que seguir buscando por los alrededores a primera hora del día, era bastante complicado investigar de noche.

— ¿Nada? — Amelie tomó asiento junto a él.

— No hay rastro de almas por esta zona — mencionó mirando el fuego fijamente.

— Si pensamos en la premonición de Sota, a todas las personas que habitaban este lugar les sucedió algo ese día.

— Huían de algo, sus gritos eran de miedo — aseguró acercándose y pensando nuevamente en su visión —. Es posible que murieran — concluyó.

— ¿Y los cuerpos? Se supone que este lugar es muy visitado y debieron investigar hace años. Hay muchas posibilidades de que sea lo que dices, pero dónde están es la pregunta.

— Tendremos que buscarlos, si sus almas siguen atadas a este mundo deben estar por la zona — Ranma suspiró pesadamente tirando más ramas a la fogata.

Nichitsu escondía más que solo ser conocido como un pueblo fantasma, no quería demorarse tanto, las almas que estuvieran en ese lugar llevaban años esperando ascender, lo único que esperaba es que no fuera demasiado tarde para ellos.

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Le daría un buen golpe a su hermano cuando lo viera entre alguna de sus horas libres, se había dignado a dejarlo abandonado y por si fuera poco, no lo despertó de su pequeña siesta de medio día, fue mala idea quedarse hasta tarde jugando Play con Hideki y Yuki. Luego se seguiría quejando, llegaba tarde a su clase de contabilidad. Hizo rechinar sus zapatos al frenar frente a la puerta del aula, ingresó victorioso al ver que llegó justo a tiempo, le quedaban unos valiosos 30 segundos y no había rastro del maestro o maestra que le tocaría, no se acordaba de haber leído los nombres. Siguió por el pequeño pasillo buscando algún asiento vacío, pero por lo visto todos habían tenido la idea de apuntarse a contabilidad en el segundo semestre, estaba repleto el lugar. Encontró un asiento libre en la parte de atrás y caminó más rápido para llegar, cuando vio a la persona que estaba sentada no pudo ocultar su cara de fastidio y más cuando ella le devolvió una mirada llena de odio, tenía delante suyo a Aiko Hibiki la mujer más intratable del mundo. Se sentó girando la cara, que no creyera que se sentaba ahí por voluntad propia, no tenía otra opción.

Una clase súper aburrida, odiaba los números, pero tenía que poner atención, no quería volver a estar en apuros como el semestre pasado. Aparte en este semestre no tenía a ningún amigo para apoyarse en esa materia, hasta su papá serviría, pero como ya volvió a la normalidad no era una opción. Miró de reojo a la chica a su lado y se topó con la fría mirada de ella, volvió a mirar al frente ignorándola.

— Kai Saotome.

— Aquí — levantó la mano inconscientemente.

— Listo, harás grupo con la señorita Aiko Hibiki. Con eso sería todo, espero sus trabajos grupales la próxima semana sin falta.

— ¿Qué? — gritó levantándose en el acto.

— ¿Tiene algún problema señor Saotome? — interrogó el maestro.

Solo negó con la cabeza y volvió a sentarse. Aún confundido de cómo todo resultó de esa forma, estaba tan entretenido que no escuchó lo que estaba diciendo el maestro y ahora había terminado en grupo con ella. Volvió a mirarla y estaba riéndose, arqueó la ceja al saber que se reía de él.

— Tonto — murmuró al levantarse y hacerle una seña de que se moviera.

— Rara — contestó haciéndose a un lado de mal humor.

— Pon los pies en la tierra Saotome y deja de ser un idiota, para que te enteres no me gusta tener bajas calificaciones, así que es mejor que te esfuerces — dijo antes de seguir su camino.

— ¿A quien llamas idiota? — reclamó lo suficientemente alto para que lo escuchara.

— No veo a ninguno más con esa característica aquí — comentó. Las risas se hicieron presentes.

Apretó los dientes molesto, siempre era así con ella. No entendía cuál era su problema, por ese motivo no la soportaba. Pero que ni creyera que todo se quedaría así, agarró su maleta y fue tras ella.

— ¿Qué te sucede? — preguntó al alcanzarla.

— A mi nada ¿Por qué debería sucederme algo? — cuestionó tratando de irse.

— No te hagas, disfrutas hacerme quedar mal y siempre con esa actitud de...

— ¿De Qué? — elevó un poco la voz mientras se detenía.

— De mierda, eso. Siempre prefiero no decirte nada, porque no entiendo que te pasa. Pero que intentes hacerme quedar como un idiota, eso no me gusta.

Ella no respondió enseguida solo lo miró con curiosidad. Se puso enfrente de él antes de hablar.

— Pues no deberías comportarte como tal y quizás no te llame así — explicó de manera desafiante sin quitar la sonrisa de su rostro.

— Nunca me comporté así. A quien le falta inteligencia y razonamiento es a alguien más — mencionó acortando la distancia de modo amenazante.

— Kai — llamó a su hermano llegando junto a él. Pero este parecía no notarlo, su mamá quien iba junto a él miró la escena con interés.

— Mira que enojarte por algo así, es demasiado infantil y demuestra lo poco que puedes controlarte. Así que reafirma mi teoría — Aiko acomodó su cabello y sonrió más al verlo enojarse.

— Y quién no tiene más cosas que hacer que ir por la vida jodiendo a otros, lo dice — soltó rápidamente.

— No hago eso.

— Si lo haces, siempre lo haces.

— Si eso te hace sentir mejor, lo acepto así elevas un poco tu ego de niña — se burló bastante enojada.

— ¿A quién le dices niña? A disculpa señorita feminidad. Si pareces más una marimacho por como te comportas — rió al ver su expresión cambiar.

— Serás imbécil — dijo antes de lanzarse a golpearlo.

Rodaron por el suelo, Kai intentaba quitársela de encima y ella seguía intentando golpearlo. Todo terminó cuando Ryota lo jaló y se colocó entre ambos haciendo que se detuvieran.

— Kai Saotome.

Al escuchar la voz de su madre, sudó frío al saber que se venía una serie de regaños por su pequeña discusión con Aiko.

— No le hice nada — se defendió cruzado de brazos.

— Pienso que enseñé a mi hijo a ser un caballero y que no debe comportarse de esa manera con una señorita. Hablaremos de esto en casa y espero no volver a ver una escena como la que ví, nunca más — aclaró antes de acercarse a Aiko —. Lo siento, Aiko. A mí hijo se le olvidan sus modales en ocasiones.

— No debe disculparse, también tuve un poco la culpa. Nos veremos luego — se despidió y se fue rápidamente del lugar. La vergüenza se la comía entera, no esperaba llegar a hacer tremendo espectáculo y menos en la universidad.

Maldito Kai.

Miró a su hijo por el retrovisor, parecía aún sumamente molesto. No entendía porque tanto sus hijos como la hija de Ryoga se llevaban tan mal, era un misterio ese asunto. Sin duda sus hijos no solo habían heredado el parecido con su padre, sino algo de su mala actitud.

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Cuando amaneció ingresaron a las demás casas buscando algo que les diera algún indicio. Sería bueno encontrar huellas o cosas por el estilo, pero después de tantos años era simplemente imposible. Más avanzada la tarde se encontraron subiendo una pequeña ladera, según el mapa que habían encontrado en una de las casas, por esa zona llegaban a la famosa mina.

— Estamos bastante cerca, solo debemos subir por ahí y seguir el camino, son algunos kilómetros — mencionó guardando el mapa y mirando el alrededor.

Percibió algo levemente y miró el fondo del risco que tenía debajo. Había algo ahí, estaba seguro, percibía una leve energía espiritual. Se concentró mientras utilizaba su habilidad de captación para poder asegurarse por completo, un alma estaba en ese lugar, no había duda alguna.

— ¿Qué sucede? — Amelie siguió su mirada para ver qué era lo que miraba con tanta atención.

— Un alma está ahí — señaló el lugar antes de soltar su maleta y prepararse para descender.

Tomó distancia antes de saltar y deslizarse por las paredes empinadas, no era tanta distancia como parecía, llegó rápido y cuando estuvo cerca el alma comenzó a moverse a su alrededor. Se percató que lo seguía, lo mejor sería hacerlo ascender, pero que tipo de alma era, ¿Podía ser un alma cautiva o una alma en ascenso? tenía que asegurarse antes de enviarla de regreso. También era importante saber dónde estaban las demás almas de los habitantes del pueblo. Subió nuevamente seguido de la particular alma que se movía en círculos a su alrededor.

— ¿No deberías hacerla ascender? — preguntó Sota observando al alma seguir moviéndose.

— Quizás pueda saber algo de lo que pasó aquí. Amelie, ¿Puedes hacer algo para que nos comuniquemos? — consultó con la esperanza de que fuera posible.

— Si se puede, se le otorga un cuerpo espiritual, pero necesito saber su nombre para hacer algo así.

— Eso es complicado — suspiró al ver que ahora tenían otro problema entre manos.

— Se llama Daishi — mencionó Sota junto a ellos.

— ¿Cómo lo sabes? — cuestionó Amelie con sorpresa.

— Tuve una visión en éste momento donde escuchaba ese nombre, así que estoy seguro que ese es su nombre — respondió encogiéndose de hombros.

— Hazlo, Amelie — pidió Ranma convencido que podrían conseguir las respuestas que necesitaban.

Se apartó un poco del alma que aún se hallaba flotando en la nada, observó a su amiga juntar sus manos y recitar algunas frases en un extraño idioma, envuelta en un aura blanca, cuando se volvió a fijar en el alma, está brillaba y estaba cambiando de forma, adquiriendo una apariencia semejante a la humana, después de todo era un alma no podía tener un cuerpo real, más bien era una representación de energía espiritual que se asemejaba a la apariencia que tuvo mientras se encontraba con vida.

— ¿Puedes hablar, Daishi? — consultó al ver cómo parecía más entretenido en mirar su cuerpo espiritual que en lo que le rodeaba.

— Ha pasado mucho tiempo desde que lo hice, pero si puedo. Se lo agradezco, señorita — sonrió aún mirando su traslúcida apariencia.

— Es bueno que puedas hablar, se que llevas años esperando ser liberado de este mundo. Pero es importante que nos ayudes con algo antes de eso, ¿Qué sucedió con el pueblo donde vivías? — Ranma se acercó a él ganándose su atenta mirada.

— ¿A qué te refieres, muchacho? — estaba confundido con la pregunta —. El pueblo debe estar donde siempre, todo estaba bien cuando aún estaba con vida — explicó haciendo memoria.

— ¿Cuál es el año que recuerda antes de haber muerto? — Amelie comprendió en parte lo que sucedía.

— 1953 — mencionó sin entender la razón y vio la cara de sorpresa de la chica.

— Son diferentes fechas, él murió mucho antes — mencionó Amelie. Ahora estaban en el principio nuevamente, esa alma no sabía nada de lo sucedido del pueblo, porque tal como ella creía el hombre delante de ellos falleció por una razón distinta.

— Sea como sea es importante hacerlo ascender pronto, luego continuaremos buscando información. ¿Viste algo más en tu visión, Sota? — el mencionado solo negó y Ranma se puso enfrente a Daishi — ¿Sabes la razón por la qué sigues en este mundo?

— Tengo cosas que hacer aún, por eso no podía irme. Quiero ver a mi familia — pidió a las personas frente a él.

— Entiendo que quieras verlos, antes de eso necesitamos saber cómo moriste, ¿Puedes contarnos sobre eso? — algo importante para hacer ascender un alma era saber que tipo de alma representa y sus motivos para permanecer en el mundo terrenal.

— Lo último que recuerdo es que ví al jefe de la mina hablar con algunas personas desconocidas, cuando intenté seguirlos para averiguar quienes eran, todo se oscureció lo único que pude ver antes de perder el conocimiento fue una especie de cuerno amarillento, luego simplemente aparecí en ese lugar y no sabía cómo volver a casa durante todo este tiempo. ¿Ahora pueden llevarme con mi familia? — pidió con desesperación, era lo que más deseaba en ese momento, poder ver a su hijo, aunque ya no estuviera con vida, merecía eso por última vez.

— Ranma.

Escucho una voz ya conocida. Se concentró para poder comunicarse con él, tal como lo había practicado las últimas semanas.

— Te escucho, Raiden.

— Tengo una idea de lo que sucedió en este lugar, con la historia del hombre creo que es posible.

— Cuéntame sobre ello.

— Cuando yo vivía hace varios siglos, aparte de las constantes guerras que sufría nuestro país, también éramos azotados por enfermedades y la hambruna, pero dentro de todo lo que sucedía, los pueblos siempre se veían al acecho de los Yokai, si este hombre vio un cuerno amarillo, no hay duda que se trata de uno de ellos, este pueblo debió ser atacado por esos seres. Los Yokai siempre se establecen en ciertas zonas y las toman como su dominio, por eso con el pasar de los años debió haber esperado el momento indicado para atacarlos.

¿Ahora debía enfrentarse a un Yokai? ¿Aún existían esos seres en la época actual? Era algo difícil de creer, pero confiaba en Raiden, no por nada él había vivido hace más de 600 años, todo se estaba complicando más de lo que preveía. De lo que estaba seguro es que debía tomarse todo con mayor precaución de ahora en adelante, si tenía que pelear contra ese monstruo, estaría listo.

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Saludos hermosuras, espero que la estén pasando muy bien.

La historia sobre el pueblo fantasma es algo real, es uno de los misterios de Japón. Para los amantes de lo sobrenatural es algo perfecto, hace algunos años ví un reportaje de lugar, claro que no recordaba el nombre, pero con Google todo se encuentra y más en Japón un país lleno de mitos, misterios y tantas cosas por doquier.

Acerca de las habilidades, Ranma tiene diferente tipos de habilidad las cuales iré describiendo según avance los capítulos, la de captación su nombre mismo lo dice es una habilidad de percepción aumentada referente a la energía espiritual. Con lo referente a Sota el posee la habilidades de un oráculo, prevé el pasado y futuro por medio de visiones. Y por último Amelie también tiene múltiples habilidades como sacerdotisa, ella se basa más en el manejo de energía espiritual.

Me demoré la vida entera en actualizar la historia, ando con el tiempo limitado, pero ahí voy avanzando las historias que tengo pendientes, si algo no me gusta es dejar las cosas inconclusas.

Nos vemos pronto, abrazos y a revivir el fandom para el mes de octubre.