Hola! Realmente desaparecí por años, estudio medicina así que la carrera me consumió pero este años volví al fandom. Así que estoy decidida a terminar esta historia. Estuve un poco bloqueada estos días pero acabo de terminar este capitulo que lo tenía escrito desde hace años la primera parte. No lo he editado, así que quizás después actualizare de nuevo con el capitulo editado.
Espero que les guste, me gustó mucho esta idea y realmente creo que quedó bien.
Un negro y largo látigo azotó a un par de enemigos en el suelo y siendo incapaces de reaccionar quedaron inconscientes al tocar suelo. La dueña del arma era una rubia despampanante, quién rápidamente luego de derrotar a sus enemigos prosiguió con los restantes. Lucy lanzó a tres hombres directo hacia una pared, estampándolos fuertemente, rápidamente el látigo se devolvió por el movimiento. Erza quién se encontraba cerca de la rubia, estaba en plena trayectoria del látigo, pero Lucy con una reacción rápida realizó un movimiento de tal forma que su arma evitara golpear a su compañera y rebotará en el suelo con un sonoro chasquido.
- Eso fue un hábil movimiento Lucy, estoy impresionada. - halagó la peli escarlata a su rubia amiga.
- Gracias Erza, aunque casi te golpeo. - la maga celestial declaró un poco avergonzada.
- No te preocupes, no me hubiese hecho un gran daño. – Si la rubia no conociera tan bien a la peli escarlata pensaría que fue un insulto indirecto.
Mentalmente decidió que tendría más cuidado con sus compañeros, las heridas causadas por un látigo no eran nada agradables ni bonitas, la maga celestial lo sabía por experiencia. Pero en su mente algo no cuadraba, no era propio de ella tener un error de ese tipo, no con todos los años de experiencia que tenía con su fiel arma. Dedicó unos segundos para examinar cuidadosamente su látigo de cuero negro y descubrió una fisura en la zona central de la longitud de la cuerda, esto hacía que tuviera menos control sobre la trayectoria de golpe. Lucy suspiró era hora de reemplazar su vieja arma, ya había considerado reemplazarla, pero no quería deshacerse de la propiedad retráctil que Virgo le brindó además de los recuerdos y cariño que le tenía a su látigo, por lo que había sido terca ante la idea de no usarlo nunca más.
- Eso fue todo ¿no? - Gray la sacó de sus pensamientos.
- Sí, ahora iremos a la casa del cliente a buscar la recompensa. - declaró Erza.
- Happy, después iremos a un restaurante a comer con el dinero que ganamos. - dijo Natsu.
- Aye sir.
Lucy comenzó a caminar junto a su equipo, el lugar de residencia del cliente se ubicaba a unos minutos de distancia, pero ya se podía visualizar en la cima de un monte, era una gran casa o mejor dicho mansión de color blanco y rodeada de flores. Para subir había un camino fijo, algo empinado pero que no sería problema.
- Lucy. - habló Erza rompiendo el silencio cómodo que se había formado.
- Dime. - Lucy pensó que era raro que la peli escarlata iniciara un tema de conversación. Al parecer Wendy pensó lo mismo pues miraba curiosamente a la maga mayor.
- Estaba pensando si me podías dejar echar un vistazo a tu látigo. Me intriga algo. - respondió Erza seria.
- Claro. - Lucy sonrió y le pasó su arma a la maga de reequipamiento. - te aviso que se dañó así que no está en su mejor forma.
- Vaya, que mal Lucy-san ¿Cómo se rompió? - habló Wendy.
- No estoy muy segura, pero creo que fue cuando lancé a un par de bandidos contra una pared, pudo haber sido algo que ellos tuvieran encima o simplemente la muralla. - respondió pensativa Lucy.
Mientras Erza revisaba el látigo de Lucy, Gray y Natsu iban peleando. Lo curioso es que la maga los ignoro olímpicamente pues estaba muy ocupada inspeccionando el arma de la maga celestial.
- Wow Lucy, es un látigo de gran calidad. Mis ojos no me fallaban, aunque nunca le había tomado mucha atención. - dijo Erza con estrellas en sus ojos. - es una maravilla artesanal, debió de hacerlo alguien con mucho talento. Erza dio unos cuantos latigazos probando el arma, aunque sin querer le dio a Gray.
- ERZAAA ¿Por qué solo a mí? - Gray se sobó su lado adolorido.
- JAJAJAJAJAJAJA, te lo merecías hielitos. - se río el peli rosado de su rival.
- Cállense los dos. - la peli escarlata les dio una mirada de muerte.
- Aye sir. - se abrazaron ambos magos.
- Pensé que mi entrenamiento era perfecto en todas las armas. - susurró Erza para sí misma. - debo entrenar más.
- No te preocupes Erza, estoy segura de que tus habilidades están bien, debe ser por la fisura. Solo tienes que ajustar la fuerza que comúnmente usarías y la distancia. - dijo Lucy intentando animarla.
- Lucy parece saber mucho. - dijo Charles, la dragon slayer de cielo asintió a la declaración.
- Es cierto, además siempre has tenido un manejo mejor que el mío. - declaró Erza orgullosa de la maga celestial.
- Me halagas Erza, aunque creo que es solo por el tiempo que llevo usando un látigo para combate, en cualquier otra arma no sería rival para ti. - aclaró Lucy.
- Es cierto. - Erza le devolvió su pertenencia a la maga celestial.
Habían llegado a la mansión del cliente y se detuvieron frente a la puerta principal. Una agradable anciana los recibió y los guio dentro del edificio, dejándolos en el salón principal. En algunos minutos el señor de la casa los recibiría por lo que los magos se dispusieron a esperar.
- Natsu, no toques nada. - advirtió Lucy al peli rosado quien junto a Happy estaban manoseando peligrosamente una estatua de decoración.
- No seas aburrida, Lushii. - dijeron ambos a unísono. Sin hacerle mucho caso recorrieron el lugar, dando un ojo a cada cosa que encontraban en el vasto salón.
- Estos dos nunca cambian. - suspiró la rubia.
- Es cierto, siempre serán idiotas. - dijo Gray en modo que era un hecho.
El cliente tardó mucho tiempo en aparecer, casi una hora, pero Lucy lo perdonó mentalmente debido a que le dio la recompensa completa a pesar de los grandes destrozos que como equipo hicieron en la ciudad. Afortunadamente en el tiempo de espera Natsu no logró destruir nada de la casa así que no hubo gastos extras que pagar.
El problema era que ya estaba atardeciendo, el pueblo donde se encontraban estaba muy alejado de la ciudad por lo que la frecuencia de trenes era bastante baja. Ya estando a punto de atardecer, el último tren ya no era una opción para ellos. Tendrían que pasar la noche allí e irse temprano en la mañana, lo que significaba buscar una posada que recibiera a los 5 jóvenes y 2 exceed.
- Por casualidad, ¿sabe dónde hay una posada que pueda recibirnos? – preguntó la rubia a la sirvienta que los escoltaba al salir.
- Si van tres calles abajo, hay una buena posada, pero podría costarles caro a esta hora, está por cerrar.
- Gracias. - Lucy se despidió de la sirvienta.
Mientras atravesaban el patio de la mansión hacia la puerta principal Lucy se fijó que aún quedaba luz del día. Quizá no era tan tarde y podrían conseguir habitaciones por un buen precio. Acercándose a una zona del patio por la que no habían pasado anteriormente, vieron como un pequeño niño de 8 años practicaba con un arco y disparaba no tan exitosamente a un objetivo a unos 10 metros de distancia. Estaba siendo instruido por un hombre ya mayor con el pelo gris y alto, que le enseñaba como colocar las manos de manera correcta para que tuviese mayor precisión al disparar.
Lucy miro atentamente al hombre pues le parecía familiar, pero no lograba precisar de donde lo conocía o a quien le recordaba. Mientras la rubia pensaba, una flecha se le escapo al chico y termino en los pies de los magos, sin preocuparse de sobre manera, la rubia recogió la fecha y se dirigió a entregar la fecha al maestro.
- Gracias. - le dijo el niño.
Mientras le sonreía al niño, le dirigió la mirada al instructor. He aquí cuando la maga se dio cuenta que era su profesor de cuando aún vivía con su padre en la mansión Heartfilia.
- ¿Señor Miranda?- Lucy levantó la voz sorprendida.
- ¿Lucy-sama?- Respondió el viejo pálido y con los ojos como huevos fritos. – No puedo creer que este aquí, lo último que supe de usted era que tuvieron un accidente y los daban por muertos. Se ve casi tan joven cómo la última vez que la vi.
Se refería al incidente la isla Tenrou, los 7 años perdidos pesaron en el corazón de la maga celestial al ver a su maestro muchísimo más viejo de lo que recordaba.
- Si, la verdad una larga historia. De alguna manera logramos sobrevivir y el tiempo no pasó para nosotros, estuvimos 7 años dormidos. – Lucy agregó.
El equipo se acercó curioso al ver la interacción y procedieron a escuchar la conversación.
- Ha crecido mucho. – su mirada se dirigió a su tatuaje del gremio- Me alegra que cumpliera su sueño, una maga de Fairy Tail, he escuchado de usted y sus amigos. Es igual a Layla-sama. Cuénteme niña que la trajo por aquí en esta ciudad pequeña.
- Hola. Mi nombre es Erza Scarlet. – sonrió amablemente al instructor. - Lucy es nuestra compañera, somos los magos que realizamos la misión encargada por el alcalde.
Lucy sonrió a su amiga mientras que los demás veían con curiosidad al instructor de la misma manera que el niño veía a su instructor hablar con los magos.
- ¿Quién es Lucy- san? – preguntó Wendy.
- Es el señor Miranda, uno de los profesores que tenía cuando aún vivía en el estado Heartfilia. Fue mi profesor por años.
- Veo que cumpliste tu sueño, me alegra por ti Lucy sama. Me encantaría poder charlar con ustedes muchachos si es que tienen tiempo antes de que partan. Tengo que terminar primero la clase del joven dono. – agregó el señor Miranda.
Natsu tenía una gran sonrisa en rostro. Se notaba que Lucy se veía feliz por encontrarse con un viejo conocido. El viejo miraba a Lucy con los mismos ojos que Igneel solía mirarlo, el peli rosado estaba seguro que era una mirada paternal. Por dentro se alegró que hubiera una persona más en el mundo que estimara tanto a Lucy como ellos lo hacían.
- Nosotros tenemos que ir a buscar una posada, ya no pasan trenes hacia nuestra ciudad a esta hora. – dice Gray. Podríamos volver después de aquello.
- ¿No tienen donde quedarse? Podrían quedarse en mi casa, mi esposa estaría feliz de recibir a Lucy sama y sus amigos.
- No tienen que, maestro, ustedes ya han hecho mucho por mí. - protestó la rubia.
- Nada de molestias, nosotros siempre la hemos recordado con mucho cariño, fue como una hija para nosotros, estaremos contentos de recibirlos. Avisaré a mi esposa para que cenemos todos juntos.
- Muchas gracias, aceptaremos su oferta. – dice Erza.
- Yeyy- comida! - Natsu y Happy saltaron de alegría ante el pensamiento de comida gratis.
Los magos se quedaron observando la clase del niño e incluso Erza se ofreció algunos momentos a apoyar la lección ya que también tenía una gran destreza en arquería. El niño estaba muy feliz de interactuar con todo el equipo, le gustaban muchos los magos, pero no había en el pueblo así que no le eran familiar. Lucy miraba de forma agridulce al niño jugando con Natsu y Gray después de oficialmente terminar la sesión con el señor Miranda, le recordaba un poco a ella, hijo de una familia adinerada, tomando lecciones tan joven y solitario, dudaba que hubiera muchos niños de su edad. A esta hora debería estar jugando, no entrenando y teniendo lecciones. Pero así era la vida de algunos y a veces, simplemente había que aceptarlo, esperaba que su futuro fuera tan distinto como el suyo mismo había terminado siendo. No cambiaría por nada todo lo vivido desde que cierto dragón slayer la llevó a Fairy Tail.
El antiguo maestro de Lucy se despidió del niño y se pusieron en marcha a su hogar, había mandado un aviso con un sirviente de la mansión quien lo hacía como un favor, a la casa de su esposa para avisarles de las nuevas visitas. Caminaron unos 10 minutos y se encontraron una gran casa, suficiente para los magos, de fachada blanca, la cual no era lujosa, pero era un buen lugar para vivir. El equipo junto al señor Miranda iban hablando ruidosamente, sobre todo cuando Erza se enteró que el viejo era un maestro de armas desde muy joven y había sido inculcado en el arte de la mayoría de las armas. Ese era el por que de que estaba enseñando arquería al hijo del alcalde.
- ¿Miranda? – pensó en voz alta Erza. El nombre le había sonado conocido cuando la rubia lo había presentado, pero no podía poner el dedo en donde exactamente. De repente conectó toda la información y una ampolleta se encendió en su cabeza. – usted es Nikolas Miranda, un conocido artesano creador de armas.
- Vaya, no sabía que era tan conocido. - sonrió el señor Miranda ante la mención de su oficio.
La peli escarlata quedó sorprendida, era una persona que había escuchado mucho y siempre quiso ver alguna arma creada por él. Igual que una fangirl se metió en una profunda conversación con el viejo sobre armas y la creación de estas. El resto del equipo los dejó ser ya que parecían estar en su propio mundo, aunque Gray y Lucy comentaban una que otra cosa. Gray no era de usar armas, podía hacer todo lo que necesitará con su hielo y Lucy solo usaba su látigo.
Se demoraron unos 20 minutos caminando en llegar a la casa del señor, en la puerta los esperaba una mujer de unos 50 años con el pelo negro y algunos mechones grises, arrugas en sus ojos y algunos pliegues que denotaban la cantidad de veces que había sonreído en su vida, portaba una sonrisa que se agrandó al ver llegar a su esposo y el equipo de magos.
Al llegar a la puerta la mujer se fijó en Lucy y su sonrisa se agrandó aún más, con los ojos aguados se acercó a la maga celestial.
- ¡Lucy-sama! Esta tan grande y hermosa. - abrazó a la maga celestial.
- ¡Miss Miranda! – Lucy se emocionó al encontrarse con ella, estaba feliz, la mujer había sido una gran figura materna cuando era pequeña y no tenía a su madre con ella.
- Recuerdo cuando aún eras sola una niña, tan pequeña y adorable. Y mírate ahora, tienes el pelo largo, has crecido bien y fuerte Lucy-sama.
Ambas se abrazaron y la señora le examinó el cuerpo cómo si no creyera que estuviese realmente allí, su mirada revisando que la rubia estuviese sana, alimentada y sin ningún rasguño. Era una mirada maternal cómo de quién no ha visto al cachorro que crio hace mucho tiempo atrás y no puede creer el cambio.
- Estoy terminando de cocinar la cena, entren y siéntanse en casa, no podemos perder la oportunidad de conocer a los amigos de Lucy-sama.
El equipo y el señor Miranda ingresaron a la casa, los magos estaban un poco sorprendido con la interacción de la maga celestial y sus viejos conocidos, tenían que admitir que no conocían mucho de la vida de la rubia cuando aún vivía en su mansión.
Gray vio la escena de forma agridulce, hace años que no veía una mirada maternal que le recordará tanto la falta en su propia vida personal. Pero estaba feliz por Lucy, sabía que ella también había perdido a su madre joven (y a su padre también, aunque no de forma física) y estaba aliviado que tuvo personas que intentaron suplir el rol como él lo experimento el gremio.
La señora invitó a las chicas a tomar un baño mientras aún se terminaba la cena, los hombres podrían esperar. Natsu y Gray se ofrecieron a buscar leña cuando el señor mencionó que les faltaba. Así que todos se separaron, las chicas se dirigieron a dejar sus cosas y tomar un merecido baño, Miss Miranda a la cocina y el señor junto a los magos fueron al bosque justo detrás de la casa. Natsu y Gray no se demoraron nada en cortar varios árboles, dejando un montón de leña lista para la familia, no tendrían que preocuparse por un tiempo en conseguir más.
Volviendo adentro, se dirigieron a la cocinar siguiendo un olor espectacular, Miss Miranda seguía cocinando, Gray se ofreció a ayudar, después de tantos años viviendo por sí mismo había adquirido una habilidad bastante decente en la cocina.
Natsu y Happy en su propio mundo, decidieron husmear por la casa, encontrando el taller del viejo. Era un taller grande anexado por una puerta cerca de las escaleras, era un lugar donde creaba y trabaja armas, era entre una herrería y un taller de artesanías. Había un gran fuego que daba un ambiente cálido y reconfortante, varias armas en la pared, prototipos fallidos en una esquina de la habitación, espadas de todos los tamaños y colores, con decoraciones de joyas o algunas muy simples con una hoja y un mango liso. Pero lo que llamaba la atención, era la cantidad de látigos que había en un sector, de todos los tamaños y colores, con púas, sin púas, algunos incluso con una punta en forma de corazón parecida al que usa la maga celestial.
Acercándose a un librero, empezaron a ver que tenía en display el señor. Podían ver varias fotos enmarcadas y algunas simplemente puestas en una montaña, aparecían niños en distintas etapas de la vida incluso de adultos parecidos a los señores, Natsu pensó que seguramente eran sus hijos que deben tener sus propias familias. Pero lo que más le llamó la atención fueron algunas fotos que mostraban una pequeña rubia.
Una niña joven de unos 7 años aparecía sonriente sosteniendo un pequeño látigo apropiado para su tamaño y juventud, rubia con ojos chocolate gigantes. Era Lucy. En otra salía con Miss Miranda horneando galletas, en otra salía jugando en un vasto patio (seguramente en la mansión Heartfilia), en algunas se veía más mayor, había una que aparecía una rubia más adolescente con varias heridas y un traje sucio, pero con una sonrisa triunfante. Detrás decía "Lucy después de aprobar la maestría de látigo". Por último, había una foto de Luc años más joven de cuando Natsu la conoció que estaba con un vestido rosa, con los dos señores, uno a cada lado, estaba sonriendo, pero sus ojos se veían rojos y un poco hinchados como si hubiera llorado de felicidad y entre sus manos se hallaba una caja de regalo abierta con un látigo negro dentro, un látigo que Natsu le era muy familiar era el arma que su compañera llevaba usando desde que la conoció.
- Nunca había visto fotos de Lucy de pequeña. - comentó Happy mirando las imágenes.
- Yo tampoco amigo. – Natsu abrió un álbum de fotos que no había visto. – era una niña muy tierna.
Dentro del álbum una foto le llama la atención, se veía mucho más antigua que las otras, por un momento pensó que era una foto actual de Lucy, pero eso era imposible, no la habían visto en años. Se veía una mujer con el pelo rubio recogido, ojos grandes de color chocolate y una suave sonrisa, con un vestido elegante y varias joyas. No tomó mucho tiempo para que el peli rosado comprendiera que era la madre de la maga celestial.
- Es idéntica a Lucy. - menciona el dragón slayer hacia Happy, mostrándole. Sabía que Lucy era parecida a su madre, pero nunca imagino que serían prácticamente gemelas. Realmente era como si el padre no hubiese puesto una gota de ADN al dar creación a su compañera. El peli rosado se rio levemente por este pensamiento.
- Es igual, pero tiene un aire distinto. Podría ser Lucy pero Lucy es más como.., es más rara – dijo Happy.
Natsu se río ante esto, Happy tenía razón. Su maga celestial tenía un aire distinto mientras que la madre daba calma y elegancia, Lucy era mucho más energética era como una luz que te energiza, era como si desbordara alegría y fuese una fuerza de la naturaleza terca y decidida a hacer lo que sea que quiere hacer. Lucy no era calma, era como el mar, no se podía contener, necesitaba ser libre y hacer lo que su naturaleza le exigía. Claro que para los que veían externamente, era la más calmada del grupo, pero sus amigos sabían que una vez que la maga celestial se decidía en hacer algo o tenía una opinión clara sobre un tema, no había nadie que pudiera derrotar la pasión y dedicación que la maga tenía.
Natsu reconoce un látigo pequeño en la misma repisa que estaba revisando, era una de las armas que había pertenecido a la pequeña Lucy. Quería revisar todo, le interesaba ver como había sido la infancia de su compañera.
- Ella era una estudiante muy dedicada. - una voz le interrumpió su husmeo. El señor Miranda. Natsu lo miró como si lo hubieran atrapado haciendo algo malo, estuvo tan ensimismado husmeando que no se dio cuenta de su entorno.
- Tenía solo 7 años cuando decidió aprender a usar el látigo. Era una niña muy terca y sus padres no lograron convencerla de aprender cuando fuese mayor. Layla-sama amaba muchísimo a Lucy-sama, logró convencer al señor Jude de que no era tan mala idea. – se acercó a las fotos que Natsu había estado mirando, mirando con cariño a una Lucy de 7 años y al retrato de Layla.
- Era tan pequeña pero tan terca y tenaz para su edad, fueron años de entrenamiento con ella. No importaba cuanto se lastimará o se ensuciará, estaba muy emocionada cada vez que lograba un movimiento nuevo o lograba acertar un golpe. – empezó a sacar una gran caja cerca de donde estaban.
- Eso suena exactamente a Lucy- sonrió el peli rosado.
- Le fue haciendo varios modelos hasta encontrar aquello que le acomodara, entreno muchas veces. Incluso cuando su madre murió y su padre le prohibió entrenar, me rogó por que tuviésemos lecciones ocultas y no me pude negar. – los ojos del señor mostraron una mezcla de tristeza y nostalgia.
Le mostró al dúo todos los látigos que le había hecho durante los años y que se encontraban rotos o ligeramente fisurados, eran la muestra del entrenamiento de varios años.
Lucy, Wendy, Erza y Charles se encontraban en una gran bañera en el segundo piso de la casa, relajándose brevemente después de una misión exitosa.
- ¿Lucy- san? – dijo la peli azul de repente mientras mostraba una sonrisa pensativa.
- Dime Wendy.
- ¿Es el señor Miranda quien te enseño a usar tu arma? Lo digo sólo porque relacione lo que venían hablando con Erza-san.
La peli escarlata miró a la rubia también esperando una respuesta, no lo había pensado, pero le hacía mucho sentido que fuera así considerando toda la información que había escuchado.
- La verdad es que sí. - musitó la rubia. - él me entreno desde que era niña, me enseño todo lo que sé respecto al uso del látigo. Incluso fue él quien me regaló mi arma actual.
Lucy sonrió le hacía feliz pensar en el día que su maestro y esposa le habían regalado su preciosa arma, había sido un excelente regalo de cumpleaños, uno de los mejores que había tenido en toda su vida.
- Eso explica muchas cosas. Tanto tus habilidades como la calidad del látigo. Has sido muy afortunada de haber encontrado un maestro tan habilidoso. - comentó Erza.
- Es verdad Lucy-san, eres muy buena, se nota que has entrenado desde pequeña.
- Espera, Lucy. ¿Por qué no le pides entonces que te arreglé el arma? Si él la hizo, es posible que pueda arreglarla. – mencionó Charles.
- Mucha razón Charles, es una buena idea Lucy-san. - apoyó Wendy.
- No lo había pensado, gracias, Charles. – Lucy le regaló una gran sonrisa a la exceed.
Erza de la nada se quedó mirando a la rubia de forma pensativa. La maga celestial la miró de vuelta con la mirada intrigada.
- Siento que no sabemos mucho de tu vida Lucy. De todas formas, no te estoy presionando para que nos cuentes nada, respetamos que hay cosas difíciles de hablar. Solo quería decir que se siente bien conocer más de ti y ver facetas que no hemos visto antes, te has convertido en una gran maga Lucy y estoy segura de que estas personas lo han visto claramente. – la peli escarlata abrazo fuertemente a Lucy.
- Gracias Erza. - respondió de vuelta Lucy mientras le hacía señas a Wendy para que se uniera al abrazo ahora grupal.
- La verdad es que fueron una parte importante de mi infancia, lamentablemente tuvieron que irse mucho antes de que me escaparan, ya no podían vivir en la mansión Heartfilia porque su hijo estaba enfermo y necesitaba tratamiento en la capital. – comentó de la nada la rubia. - y estoy muy feliz de habérmelos topados y que vieran en lo que he crecido y en mi vida que tanto amo, como una maga celestial y como Lucy de Fairy Tail.
- Además, logramos conseguir alojo gratis. Un alivio en el bolsillo nunca viene mal. – les guiñó el ojo la rubia a las demás.
Las demás chicas sonrieron ante la expresión de la rubia y su emoción por ahorrar dinero. Salieron del baño, se arreglaron y dirigieron a cenar.
Volviendo con Natsu y Happy. Se encontraban viendo un montón de recuerdos que tenía el señor Miranda de cuando él y su esposa vivían en la mansión Heartfilia. Escucharon muchas historias de cuando la rubia se lastimó por primera vez con su propio látigo, hizo su primera travesura, cuando intento alcanzar un libro en una estantería con su látigo y en vez de obtener el libro que quería logró derribar todos los demás y hacer un desastre, incluso cuando era más pequeña intentó apagar sus velas de cumpleaños con su látigo, llenó a todos los sirvientes de glaseado. Natsu y Happy se regocijaron escuchando historias de una pequeña y traviesa Lucy, lo usarían para sus bromas y burlarse de manera amistosa.
- Lo único que lamento, es no poder haber hecho más por Lucy- sama. - de repente empezó a poner una mirada triste y dejó ir un suspiro profundo. - quería prepararla para el mundo exterior, sabía que algún día terminaría yendo a aventuras, quería que pudiese protegerse contra otros, pero no pude hacer mucho. No soy un mago y después de que Layla- sama falleció, no había nadie que pudiera enseñarle a Lucy-sama cómo usar su magia, recuerdo su frustración, pero nunca dejó de intentar entrenar a pesar de que tuvo que auto enseñarse prácticamente.
- ¿Pero le enseñaste a usar el látigo o no viejo? - le preguntó Natsu con una sonrisa leve.
- Si, pero me hubiera gustado enseñarle más, siempre supe desde que conocí a Lucy-sama tan pequeña como era que terminaría en situaciones peligrosas, su alma ha sido aventurera desde que nació, me alegra mucho que haya escapado de su hogar, aunque la razón por la que tuvo que haberlo hecho lo lamento mucho. Todos estos años rece porque estuviese bien y que lo que le enseñe haya podido ayudarle.
- No tiene porque preocuparse. Lucy es una maga fuerte, no se protege detrás de sus espíritus y lucha junto a ellos usando su arma. Gracias a usted, Lucy puede defenderse en nuestras aventuras, créame, incluso a mí me da miedo hacerla enojar. Si usted no le hubiera enseñado a usar el látigo, créame que todos estaríamos en grandes problemas. - señalo Natsu con una sonrisa.
- Lushi es fuerte tanto sus espíritus como su habilidad con el látigo incluso antes que la conociéramos y la lleváramos a Fairy Tail- agregó Happy mientras volaba por el taller.
- Gracias, es bueno que Lucy-sama tenga tan buenos amigos como ustedes.
El señor Miranda sonrió tomando en cuenta las palabras que le dijeron los magos, estaba orgullo de la pequeña Lucy, había conocido a personas amables, que se notaba que eran su familia. Fairy Tail es un buen gremio, debes estar feliz Layla-sama, pensó mentalmente el viejo.
Una voz resonó desde el otro lado de la casa, llamándolos a cenar. Un olor delicioso inundó la habitación.
- Parece que esta lista la cena, vamos a comer jóvenes.
- ¡Aye!
Tuvieron una gran y deliciosa cena donde los magos pudieron comer a gusto y compartieron varis de las aventuras en las que habían estado, escuchando también sobre la familia de las parejas y cómo estaba cada uno de los sirvientes que alguna vez habían cuidado a Lucy.
Después de la cena, todos se dividieron para ayudar a limpiar y lavar los platos. Lucy acompaño al señor Miranda a sacar la basura. La noche estaba preciosa, al ser un pueblo pequeño la contaminación lumínica era poca y se apreciaban de forma preciosa las estrellas, sintiendo la energía proveniente de ellas Lucy se sentía feliz y contenta.
- Lo he estado pensando, le estaba mostrando tus látigos de pequeña a tu amigo rosado. ¿Cómo ha estado el látigo que te regalamos? - preguntó el señor a su antigua discípula mirando el cinturón de la maga celestial.
- Eso mismo le quería comentar, maestro. Mientras estaba en la misión de hoy, encontré una fisura en el centro e incluso provoca que cambié la dirección del rebote. Si no es mucho pedir, ¿podría arreglarlo? – sacó el látigo amarrado en su cinturón y se lo mostró al viejo, este lo examino cuidadosamente.
- No te voy a mentir, intentaré arreglarlo, pero no te prometo nada. Esta bastante dañado, de todas maneras, tiene años de antigüedad así que veré que puedo hacer. Siempre puedo enviarte uno nuevo por correo incluso si me demoró un tiempo en hacerlo.
La cara de Lucy se iluminó completamente hasta este comentario, un látigo nuevo sonaba espectacular y que viniese de alguien tan habilidoso como su maestro, era la mejor arma que podía obtener. Extrañaría su antiguo látigo, pero siempre lo podría guardar como recuerdo, después de todo era un regalo que tenía gran cariño en su corazón.
- ¡Muchas gracias! – le regaló una gran sonrisa al señor.
- Ahora vaya a dormir con sus amigos, debe estar cansada, tiene que cuidar su salud Lucy-sama. – la mandó el viejo señalando hacia la casa.
- Tan preocupado como siempre, maestro. - la maga celestial subió a dormir finalmente después de un largo día.
El equipo de magos despertó temprano al día siguiente, necesitaban llegar a tiempo a la estación para no perder su tren y poder llegar a su hogar en Magnolia. Mientras se despedían de la pareja que los había recibido, agradeciendo la comida y el lugar para dormir.
El señor Miranda sacó una caja con el látigo de Lucy, se veía como nuevo. La rubia y la peli escarlata tenían sus ojos con estrellas mientras examinaban el arma. Era una artesanía preciosa, pero Lucy se dio cuenta que no era exactamente el látigo que tenía anteriormente. Era una mejora, conservaba el mismo estilo con el corazón en la punta, pero tenía un mejor mango y el largo era ligeramente más largo, más adaptado a los centímetros que había crecido en los últimos años.
- Muchas gracias, es una preciosidad, pero ¿cómo? - la maga celestial indagó. - pensé que no se podría arreglar.
- Así fue, no pude arreglarlo, así que te hice uno nuevo a partir de uno que estaba trabajando desde antes. Es mi pasatiempo y me atrevo a decir que es una de mis grandes artesanías, no podía no darle a Lucy-sama algo de mala calidad. – se podían ver las ojeras del señor mientras hablaba, seguramente se había quedado toda la noche trabajando para terminarlo a tiempo.
Lucy lo tomó en sus manos y sintió la magia, se transformó en Fleuve d'étoiles.
- ¿Cómo lo logro? Esto es magia celestial. - pregunto totalmente sorprendida la rubia.
- Un espíritu peli rosado de usted se presentó a mitad de la noche mientras lo hacía. Junto a ella lo hicimos, Virgo creo que se llamaba. – contestó con una sonrisa el viejo. - debo decir que lo encontré brillante, increíble lo que puede hacer la magia. Aquí tiene su antiguo látigo en todo caso. - le pasó una bolsa para que guardará su antigua arma.
- Esto es mucho más de lo que podría haber pedido, muchas gracias, realmente. - Lucy dijo con lagrimas en los ojos.
Mirando el momento, su equipo decidió adelantarse un poco para darles algo de espacio y Lucy se pudiera despedir correctamente.
- Layla-sama debe estar orgullosa de usted Lucy-sama. Sea feliz y viva con la frente en alto. Todos los que hemos trabajado para usted siempre hemos estado orgullosos de la persona que es. - comentó Miss Mirando con una sonrisa de una madre orgullosa.
- Estoy orgulloso de ti Lucy-sama, fuiste una gran estudiante. Estoy feliz por usted de que lograra su sueño y haya encontrado una familia. – la pareja de esposos la abrazó.
- Gracias a ustedes. Fueron parte importante de mi infancia y soy la persona que soy hoy en día en parte por ustedes. Siempre estaré agradecido por ello. Cada vez que fui capaz de defenderme y defender a mis amigos fue en parte gracias a usted maestro. De verdad, muchas gracias por todo lo que me enseño. – Lucy les dedicó una gran sonrisa.
Al señor Miranda se le llenaron los ojos de lagrimas y las oculto parcialmente.
- No te queremos atrasar más, querida. Ten, es nuestra dirección para que puedas escribirnos, nos gustaría saber que es de ti cada cierto tiempo. - Miss Miranda le pasó un papel para que guardara. – Si pudieras dejarnos tu dirección, nos gustaría escribirte también.
- Claro, estaría muy feliz de mantenernos en contacto. Aquí tienen. - escribió rápidamente en un papel y lápiz que le facilito la mujer.
- Adiós Lucy-sama. Sea feliz y cuídese. – dijo el señor Miranda.
- Adiós, les escribiré. Lo prometo. - Lucy se acercó a su equipo corriendo con una gran sonrisa.
El equipo de Natsu se alejó caminando a la estación mientras le hacían señales a la pareja casada hasta que ya no se veían.
- Ha sido una buena coincidencia que perdiéramos el tren ayer ¿no, Lucy? - le acaricio la cabeza Gray.
- Si, estoy muy feliz de poder haberlos visto de nuevo. – contestó algo avergonzada pero muy feliz. La rubia puso su mano en sus llaves, sintiendo la magia de la llave de Virgo por lo que respondió. Muchas gracias Virgo.
Natsu reflejo en si mismo la gran sonrisa que la maga celestial tenía, estaba feliz por ella y el gran amor que había recibido en las últimas 24 horas. Pero estaba aún más feliz mientras metía la mano en su propio bolsillo y sentía las 3 fotos que había logrado llevarse. Esperaba que la pareja lo perdonara, Lucy realmente merecía tener una foto de su madre, sabía que no tenía ninguna en su departamento. Además, quería mostrarles algún día a sus hijos a la maga celestial en su infancia, dos fotos menos no deberían doler demasiado.
Tres días después.
El señor Miranda estaba ordenando su repisa, había quedado desordenada después de la visita de los magos. Mirando las fotos que tenía, se dio cuenta que faltaban 3 fotos, una de Layla-sama, una de Lucy-sama de 7 años y aquella donde salía cuando le regalaban su látigo en su cumpleaños. Creía saber quién la había robado. Realmente el joven debe quererla mucho, pensó.
Era hora de que diera estas fotos a quien debía tenerlas. Se las mandaría a Lucy-sama por correo con la dirección que les dejó, esperaba que la futura familia de su estudiante tuviese la oportunidad de conocer a la maga celestial en su infancia. Mandaría las fotos y los recuerdos, para que cuando ellos no estuviesen en esta tierra, la familia de Lucy pudiera apreciarlos.
Espero que les haya gustado!
Aprecio si dejan un comentario y me dicen si les gustó o lo que sea, realmente un escritor se alimenta de reviews jajaja.
Juro que terminaré esta historia, son 10 capítulos y ya los tengo planeados, solo tengo que escribirlos.
Mañana entró a clases, ya voy a la mitad de la carrera pero intentaré hacerme el tiempo para escribirlo.
Gracias por leer :)
