Disclaimer: El universo y los personajes que reconozcáis pertenecen a Casey McQuiston. Solo la trama es mía. No obtengo beneficios económicos ni lucrativos al escribir la historia.


Aviso: "Esta historia participa en el reto multifandom n. 2 del foro Alas negras, palabras negras.


Fandom: Rojo, blanco y sangre azul.


El fic está basado en la canción Love Story De Taylor Swift.


Romeo y Julieto.


Henry trataba de no entrar en pánico. También evitaba que su mente se fuera a un mundo de fantasía.

Llevaba dos días en Londres tras haber sido impulsivo y besar a Alex Claremont. ¿Y es que cómo se le había ocurrido? ¿En qué estaba pensando?

-En nada, en eso estaba pensando. -Murmuró para sí.

Apretó con ambas manos el barandal del balcón en el que estaba apoyado.

Pero... Pero el beso le había gustado Por muy mal que estuviera, por muy imposible que pudiera pasar algo más, ese beso le había gustado y si fuera otra persona, no el tercero en sucesión para el trono después de su madre y Phillip, quizá podría explorar este... Esto, lo que fuera.

Porque Alex había correspondido el beso. Alex no le había dado un puñetazo en la cara. Sin embargo, era un hombre. Alguien del sexo masculino y por tanto, absolutamente prohibido.

Su abuela se lo había dejado bien claro. No debía hacer nada que fuera inapropiado para la santidad de la corona.

-Si me llevaras lejos de aquí... -Suspiró.

Después le entró la risa. ¿Quién era, Julieto esperando a Romeo?

-Por favor. ¿qué será lo siguiente? ¿Dejarme el cabello largo al estilo Rapuncel?

Si estuviera escribiéndose con Alex, vale, si no lo estuviera evitando, le enviaría un mensaje de texto contándole sus pensamientos absurdos para que se rieran juntos.

Pero era mejor así. Mejor si lo evitaba porque si se escribían, bueno, si Henry se dignaba a responder a los mensajes de Alex, sus fantasías rarunas de Romeo y Julieto continuarían y no podía darse el lujo de pensar así.

Le divirtió imaginarse a Alex peleando contra todos los sirvientes y guardias para llegar a él, su Julieto.

-Y esto es a causa de un beso. Anda que si hubiéramos hecho el amor, ya estaría preparando las invitaciones de boda. -Henry se desesperó. -Además, si pasara algo, que nunca lo hará, nuestra historia tendría un final trágico, como la de los Capuleto y los montesco.

Recordó por un momento esa canción de Taylor Swift, Love Story. Para ella tampoco acabó bien esa relación... Ni ninguna.

-Oh, Romeo, Romeo. -Henry entonó.

Luego se dio cabezazos contra el barandal.

Alex Claremont era muy malo para su sistema.

Había sido muy muy fácil fingir que no era más que un perfecto príncipe heredero hetero y adecuado. Y luego vio a ese americano en Río de Janeiro y su mente voló muy lejos. Y ahora era peor, porque se había atrevido a besar a ése americano y quería más.

Se preguntó, o más bien imaginó, cómo sería si Alex se presentara en el palacio y le increpara por no responderle a los mensajes... Y después le besara.

Henry se dejaría, por supuesto.


No ocurre así. Pero semanas después, cuando Henry acude a una cena oficial en Washington, Alex lo secuestra en una sala vacía y lo besa.

Henry se sorprende, su mente se cortocircuita, pero logra volver en sí y responde al beso. Y después, en la habitación de Alex... Son muy, muy malos los dos.

Y durante unas horas, Henry no piensa en lo horrible que es la idea ni en las consecuencias si los pillan. Solo es consciente de las manos de Alex, la boca de Alex y... Bueno, todo Alex.