Disclaimer: El universo y los personajes que reconozcáis pertenecen a JK Rowling. Solo la trama es mía. No obtengo beneficios económicos ni lucrativos al escribir la historia.


Aviso: "Esta historia participa en la actividad multifandom del foro Alas Negras, Palabras Negras.


La tabla escogida es Tropos y el elemento sorteado fue Di mi palabra.

No cumple con la temática del mes.

Fandom: Harry Potter.


La devoción de Sirius Black.
Sirius llegó a casa de los Potter tras aparecerse. Los hechizos de monitoreo habían fallado y se temía lo peor. "Seguro que es otra cosa. Están a salvo. El Fidelius es inexpugnable a no ser que el el guardián secreto dé la ubicación a un enemigo. Pero Peter no haría eso." Trataba de convencerse a sí mismo porque si se ponía a pensar lo peor, entonces se volvería loco.

Sus temores iniciales parecían hacerse realidad. El lugar donde estaba la habitación de su ahijado parecía haberse derrumbado o quizá explotado.

Su corazón latía a toda velocidad y en sus oídos sonaba como un tambor gigante.

Entró a la casa, el estómago y la garganta hechos nudos.

Al primero que vio fue a James, su hermano en todo menos en sangre.

-Eh, James, venga, esto no es gracioso. -Black se arrodilló y le acarició la cara.

-Jamie, ya nos hemos reído todos, ja, ja. ¿Ves? Ya lo he pillado, venga, levántate.

Le temblaba la voz y también las manos. Él lo sabía. Sabía que James no iba a levantarse.

Le cerró los ojos con cuidado, besó su frente y se levantó.

Se habría quedado allí, acurrucado y llorando, pero necesitaba comprobar arriba.

Aguantó las lágrimas, acostumbrado a hacerlo debido a su asquerosa crianza, y subió las escaleras, varita en mano.

Entró al cuarto de su ahijado, aterrorizado por lo que vería.

Al menos sabía que Harry no había muerto porque le escuchaba llorar.

Casi pisó a Lily, tan concentrado en el niño como estaba. Pero por suerte se detuvo a tiempo. No se perdonaría a sí mismo pisar a su cuñada. Su cuñada muy inmóvil.

-¿Lily?

Tragando saliva, se arrodilló junto a la mujer y le tomó el pulso.

No quería decir nada, aunque la desesperación se lo estuviera comiendo por dentro porque no quería alterar más a su ahijado.

Lily también estaba muerta.

-Ssshhh. Harry, no pasa nada, tío Pady está aquí, ¿de acuerdo? -Alzó al pequeño en sus brazos y frotó su espaldita.

Apretó los labios al ver la cicatriz en la frente de su ahijado y aunque quiso salir de allí, se tomó el tiempo para desinfectarla y curarla.

Aunque se cerró, no se curó y Sirius se preocupó. Debería haberse curado. A no ser... A no ser que fuese una cicatriz maldita.

¿Qué le habían hecho a Harry? ¿Y dónde estaba el maldito?

Vio túnicas y cenizas y esperó que quien quiera que fuera, y se hacía una idea de quién había sido, hubiera sufrido lo indecible.

Harry se calmó poco a poco y Sirius lo llevó a la habitación de invitados para que no viera a su madre o su padre abajo.

Snitch, el gato que James y Lily habían encontrado en la calle unos meses después de que naciera Harry, saltó a la cama que solía ser de Sirius y se acurrucó cerca del niño.

Black no quería, pero le echó a su ahijado un hechizo suave para dormir. Después puso protecciones en capas alrededor de la cama, hechizos de monitoreo y cualquier otra cosa que se le ocurrió y respiró hondo.

Quería llorar. Quería acurrucarse y lamentar sus pérdidas. Sobre todo, quería ir a perseguir a Peter por la traición. Quería rastrearlo, perseguirlo y luego matarlo.

Pero no. No podía.

-Di mi palabra. -Susurró. -Así que voy a hacer lo que debo en vez de lo que quiero.

Se tapó la boca con una mano y ahogó el sollozo que quería escapar de él.

Agarró una maleta de expansión indetectable que sabía que Lily guardaba en un aparador por si tenían que mudarse y en vez de sacar las cosas de los muebles, los bloqueó con un hechizo, los encogió y lo metió todo allí.

Hizo eso con cada cosa en la casa.

Más valía que se lo llevara todo, porque habría gente sin escrúpulos que verían la casa derruida y querrían robar algo.

Todo ya guardado y Sirius habiéndose detenido cada pocos minutos para componerse porque ver los cuerpos de sus amigos no era fácil, subió al cuarto de invitados y recogió a Harry y al gato.

Tendría que dar parte de lo ocurrido, lo sabía, pero ahora su mente estaba centrada en lo que importaba. En lo que James y Lily habrían querido. Harry.

Envió su patronus a Dumbledore y a Frank. Al primero por ser el líder de la orden del fénix y al segundo por ser un auror en el que confiaba.

Les explicó la situación y esperó.

Salió con Harry de la casa y vio a Hagrid allí.

Eso no lo había esperado.

-Sirius. Dumbledore me envía. Quiere que lleve a Harry a un lugar seguro.

El joven mago retrocedió unos pasos.

-No.

-¿No? Pero Dumbledore dice...

-He dicho que no, Hagrid. No voy a entregarte a Harry.

Su patronus no había llegado todavía, Sirius lo sabía. ¿A sí que cómo Dumbledore sabía que había pasado algo?

"Tendría hechizos de monitoreo también." -Pensó.-

Aún así, no iba a entregar a Harry aunque parte de él quisiera hacerlo para darle a Peter lo que merecía.

Pero no. James lo asesinaría si antepusiera las necesidades de venganza a las de Harry.

-Voy a esperar a los aurores, les explicaré la situación y luego iré a un lugar seguro por mi cuenta.

-Puedo llevar al niño y...

-No, Hagrid. Di mi palabra. Cuidaré de Harry y no lo perderé de vista.

Y como Hagrid no sabía qué hacer, porque no le iba a quitar el niño de los brazos a Sirius por la fuerza, esperó con él a los aurores.