Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.
Su mente estaba en otro lugar, completamente llena de placer, tenía los ojos cerrados, y su cabeza estaba echada hacia atrás, las manos del rey la sujetaban de las caderas, mientras se movía en él, no quería que aquella sensación terminara nunca, al inicio había sido complicado acostumbrarse a tenerlo en su interior, pero una vez que lo había convencido de tomarla de nuevo, no quería que jamás se detuviera, los labios de James estaban en su cuello, bajando hasta sus pechos, provocando un gemido más en ella, ¿en qué momento se había olvidado de todo a su alrededor?
Ni siquiera recordaba el cómo habían llegado a eso, y no le importaba, sintió de nuevo la semilla de James en su interior, la sujetó de la cintura, elevándola para sacar su miembro de ella, provocando una inmensa sensación de vacío, abrió los ojos para observarlo, la forma intensa en que la miraba no había desaparecido.
—Veo que es de familia –se burló el castaño –desconozco de madre, pero al menos nuestro padre sin duda pasaba varios días con Parkinson en la habitación.
Lily observó a su hermano ir a la puerta completamente desnudo, al fin su cerebro hizo conexiones, quiso ponerse de pie para detenerlo, pero esta vez no fue la semilla de su hermano abandonando su interior lo que la detuvo, sino el intenso dolor, no habían sido para nada tranquilos.
—Ah, eres tú –comentó.
—Majestad –contestó la voz de Scorpius.
—Y ¿Dónde rayos están los guardias? –Frunció el cejo.
—Les dije que me encargaría yo, de cuidar la puerta.
—Pide que traigan agua y lo necesario para un baño…
—Me llevaré a la princesa a sus aposentos –informó, pasándolo.
—Puedo desarmarte y matarte ahora mismo, así que…
—Seguiré sus órdenes –informó Scorpius, observándolo sobre su hombro, sujetando la empuñadura de su espada –pero llevaré a la princesa a sus aposentos primero.
—Ya veo, no me interesa si tu orgullo…
—No me interesa si se acuesta con otras y no con Druella –se burló Malfoy –no es el primero ni el último en no soportar a su futura esposa, pero –observó a Lily –no creo que les convenga que los demás sepan el pecado que han cometido en este sitio, usted –lo observó –lo tolerará bien, pero ella –observó a Lily –lo dudo.
James no dijo nada ante las palabras de Malfoy, tenía razón, había muchas cosas en juego si se enteraban de su aventura con su hermana, esa clase de actos —aunque anteriormente, practicados comúnmente entre la realeza—; eran vistos como abominaciones, incluso él lo pensaba antes de conocer a su hermana Lily, o, mejor dicho, de volverla a ver.
Que el ejército lo siguiera a la guerra para conquistar territorios era una cosa completamente diferente a que lo ayudaran a proteger un reino si se enteraban con quien estaba fornicando, sus actos iban más allá de enorgullecerlo o avergonzarlo, pero algo tan sin chiste —al menos para él—, podía levantar habladurías que al final, podrían llevar a alguien a traicionarlo, y estaba bastante comprometido con evitar la profecía que Pansy Parkinson había profesado ante él, el día que asesinó a toda la familia real, o al menos, a gran parte de sus miembros.
Scorpius tomó a la frágil princesa en brazos, enrollada en la sábana con la que se había cubierto cuando el rey abrió la puerta, le dedicó una mirada extraña a James y salió sin decir nada, y sin ser detenido por el hombre de aspecto impasible.
Caminó de forma rápida hasta los aposentos que habían sido destinados a la princesa y entró con ella, el trayecto lo logró sin toparse con nadie, suponía que los Scamander les habían pedido a sus sirvientes que no molestaran al rey, al menos que éste solicitara algo a través de sus guardias, igualmente la princesa, y eso había ayudado demasiado a mantener lo que había pasado entre los hermanos.
La depositó suavemente sobre la cama, ni siquiera le dirigió una mirada, para que no pensara que la estaba juzgando por todo lo que escuchó a lo largo de la noche a través de la puerta, realmente no era nadie para hacerlo, y no le interesaba la vida privada de ellos.
—Ser Malfoy –la suave voz de la princesa lo detuvo cuando estiró la mano para sujetar el picaporte y abrir la puerta.
—Princesa –contestó en un tono tranquilo.
—Yo, realmente lo lamento tanto.
—¿Lamentar qué, princesa? –Bajó la cabeza, realmente no quería aquella conversación.
—Lo que pasó entre… lo que ocurrió entre su alteza y yo… no era mi intención que algo así ocurriera, en serio…
—Princesa, no tiene por qué disculparse conmigo, sus actos y los de su majestad no me conciernen.
—De cualquier forma, estuvo de pie tras esa puerta, mientras su hermana…
—Para nadie es un secreto que el rey detesta el linaje Malfoy, se desharía de él, si pudiese hacerlo, pero no es tan fácil.
Scorpius se giró hasta la chica, realmente a veces le era complicado recordar las jerarquías, siempre había sido un príncipe, capaz de decir lo que pensaba a los demás —con excepción de su padre, claro—, y claro que con la joven princesa delante de él, mucho más, ya que no tenía las mismas actitudes de fanfarronería y prepotencia que los demás nobles, o miembros de la realeza.
—Tiene que saber, que mi lealtad está con su majestad, James Sirius Potter –le informó –a pesar de mi sangre Malfoy, y no me pregunte la razón, porque está claro que ninguno comprendemos la razón –aceptó –solo sé que soy capaz de sacrificar mi vida por él, y si es necesario, por protegerla a usted, si él así lo dispone.
—Es por eso que no protestó al ser mi guardia personal –murmuró.
—No me malentienda, princesa, usted no me desagrada, no me molesta ser guardia suyo o de una puerta, siempre y cuando eso le agrade al rey –comentó.
—Gracias por su lealtad para con él, ser Malfoy –le sonrió agradecida –sepa, que yo también soy capaz de sacrificar todo por él –intentó moverse, pero sus entrepiernas dolían mucho, así que hizo un gesto de dolor.
—Pediré que le preparen un baño caliente, eso relajará sus músculos –hizo una pequeña reverencia dispuesto a marcharse por fin.
—Quiero que sepa –lo detuvo de nuevo –que no juzgo, y no pongo en tela de juicio su extraña lealtad para con él, o eso que usted o alguien más llamaría extraña lealtad –corrigió sus palabras –al igual que usted, sentí esa misma lealtad a tan solo verlo por primera vez, es extraño, que siendo tan cruel y despiadado como dicen que es, logre provocar algo tan intenso y poderoso, como lealtad.
El chico soltó una risa divertida, echando la cabeza hacia atrás ante las palabras de la joven, sin duda era una chica tonta y romántica, hablando con algo que no era la cabeza, quizás sus sentimientos románticos por su propio hermano, le habían atrofiado un poco el sentido común, y aunque no era de su incumbencia, era mejor que alguien se lo hiciera ver de la forma más prudente que podían.
—No se haga ilusiones, princesa Lily –se burló, observándola seriamente –lo que ocurrió entre usted y el rey, no es algo que él no esté acostumbrado a hacer con otras mujeres, incluso después de su compromiso con mi hermana, Druella, he sido testigo de sus largas fiestas –la joven bajó la vista, dolida por esas palabras –que yaciera con usted, no hará que deje de hacerlo con los demás –continúo –sumándole a eso, que su amor y su lealtad, no se vean nublados por lo idealizado que lo tiene, el rey, es capaz de desollarnos vivos, si así le apetece o le conviene, en su mente, solo hay estrategias de lo que le conviene a él, el bienestar de su pueblo, como él mismo lo ha manifestado en el pasado, es meramente un efecto secundario de sus conveniencias.
—Creo que él es más que estrategias y conveniencias, ser.
—Quizás lo sea, pero no lo demostrará jamás –sonrió –pero permítame aconsejarle, que mantenga su relación, lo mucho o poco que ésta pueda durar, en secreto, ni siquiera lo piense delante de los demás, si la gente de la corte, llega a sospechar siquiera un poco que hay esta clase de cercanías entre ustedes, no dudarán en tomar ventaja de ello, y, por lo tanto, intentar traicionarlo, y que sea derrocado, es el menor de los problemas que puede causarle a su majestad tus indiscreciones.
Se giró y salió de la habitación sin dejar que ella volviera a detenerlo con otra palabra que le ayudara a sentirse menos culpable por lo que había hecho, y tal y como lo había mencionado Scorpius, a él realmente no le interesaba la vida sexual del rey, mucho menos la de la princesa, le preocupaba lo que eso conllevaría si Druella se enterase de que James prefería fornicar con su propia hermana, primero que desposarla, como consecuencia, jamás tendría la posibilidad de darle a su padre, un digno heredero Malfoy que controlara las tierras que siempre había ambicionado más que nada.
—LHR—
James no quiso permanecer demasiado tiempo en las tierras de los Scamander, aun así, permitiría que su pequeña hermana pasara unos días con su famosa mejor amiga, Audrey Scamander, sin duda la joven se veía bastante mortificada de tener que compartir los aposentos con Lorcan, y es que, según los chismes de los burdeles, el heredero, tenía ciertas prácticas un poco… cuestionables, que, a ninguna mujer, por muy forzada a parir descendientes, toleraría del todo.
Lysander se colocó a su costado, observando en dirección a las jóvenes, no dijo nada, simplemente se quedó ahí, sin quejarse del hecho de que llevaría a su hermano y a su nueva cuñada a la corte, sabía lo mucho que detestaba cargar con su hermano, era su maldición por ser el talentoso de la familia, con un hermano idéntico, que carecía de habilidades y siempre deseaba ser Lysander.
—Dime lo que piensas –comentó al verlo sujetar con fuerza la empuñadura de su espada.
—No comprendo, odiando como odia a mi familia, por qué permitiría que su hermana socialice con ella –informó.
—Bueno, noticia nueva, desvirgaste a la fuerza a su mejor amiga –señaló a la joven rubia –tienes que admitir, que ha sido piadosa, al no pedir tu cabeza ante mí.
—Dudo que le concedería algo así, después de todo, siempre te quejas, de lo difícil que es conseguir alguien en quien confiar.
—Bueno, ahora tengo a Malfoy, conociendo un tema bastante delicado de mi persona.
Lysander se giró enfadado hasta el rey, que tenía un semblante divertido y despreocupado ante lo que acababa de decirle, si era algo tan delicado, ¿por qué rayos no le estaba pidiendo que asesinara a Malfoy y lo hiciera pasar por un accidente trágico?
—No te sientas celoso –lo observó y le regaló una sonrisa de lado –sigues siendo mi favorito.
—En serio, no te comprendo para nada, haces las cosas… ¿Solo por qué se te ocurren?
—Quizás –sonrió –a quien quiero desaparecer, para tu sorpresa, no es a Malfoy.
Los ojos de Lysander se posaron en Edward Lupin, que leía un libro, mientras vigilaba a la que sería su esposa, sin importar que Scorpius Malfoy estuviera vigilando la seguridad de la princesa.
—Te acostaste con ella –comentó en un tono tan bajo, que solo el rey fue capaz de escucharlo –es por eso que quieres que me deshaga de Lupin.
—No era de quien quería, pero es una gran idea –aceptó divertido.
—Eso es lo que Malfoy sabe de ti, ¿no es cierto? –Lo observó –que desvirgaste a tu propia hermana.
—Dime algo, Lysander ¿Sabes porque tolero que me tutees y te comportes así delante de mí y conmigo? –Lo observó
—Tienes tantas versiones, que ya no sé cuál es la verdadera.
—La razón, es porque me conoces tan bien, y aun sabiendo lo que sabes de mí, sigues protegiendo mi espalda –observó a Lily.
—Bueno, es un voto que hice, tengo que venerarlo, ¿No es lo que los guardias de la corona hacen? –se burló.
—Lo sé –aceptó –pero, aun así, tu moral está tan retorcida como la mía, y sé, que muy en el fondo, te agrada que matara a toda mi familia, y que sea yo, quien gobierne todo esto.
Lysander se giró para observar al rey, su mirada brillaba de forma intensa, un extraño miedo lo recorrió, aquella expresión vacía, con esa mirada de hielo brillando, recordándole de todo lo que era capaz cuando se lo proponía, realmente no lo necesitaba para quitar de en medio a quien fuera que le estorbara, era capaz de asesinar con sus propias manos a Druella Malfoy, y nadie sospecharía que había sido él.
No había nadie, a quien Lysander considerara más peligroso que el rey, tenía la habilidad física y mental para conquistar todo lo que él quisiera —y ya lo había demostrado con cinco reinos—, y tenía este encanto que hacía que las personas caminaran a ciegas tras él, aunque delante de ellos hubiese un enorme precipicio.
—En la moral retorcida, me ganas.
—Aun así –le sonrió –y a sabiendas que pasé toda la noche en mis aposentos con mi hermana –se giró hasta él –dime ¿Quién pasó la noche con la nueva señora Scamander? –Le sonrió divertido.
Lysander tragó saliva, realmente a veces, se preguntaba la razón de que él pudiese tener información tan exacta y saber lo que ocurría, cuando, en efecto, no tenía forma de saberlo, como aquello, estaba más que seguro, que nadie lo había visto entrar en las habitaciones de su hermano y su nueva esposa.
—No dormí con ella –contestó.
—Lo sé –sonrió –pero pensé que el único que tenía ciertas prácticas extrañas era Lorcan, pero veo que lo tuyo no solo es desvirgar por la fuerza, sino que también te encanta mirar a mujeres casadas mientras duermen –se burló –y, cuidado con lo siguiente que salga por tu boca, porque podría ser lo último –advirtió.
El rubio se quedó callado, había estado a punto de hacer una pequeña broma sobre la hermana del rey, pero adelantándose, como siempre, había lanzado una advertencia, sus habilidades eran extraordinarias, sí, pero, aunque alguna vez hubiese logrado desarmar a James Sirius, eso había sido cuando apenas eran unos niños, desde que él masacró a su familia paterna y materna, nadie había podido lograr una hazaña siquiera cercana a hacerlo tambalear un poco.
—No creo que te convenga seguir por ese camino –comentó Lysander.
—Consideras que Scorpius Malfoy tomaría la espada y declararía la guerra si su hermana muere accidentalmente –gruñó.
—Aún no tenemos en claro la verdadera lealtad de Scorpius Malfoy, quizás no sea leal a su linaje –aceptó –pero al igual que muchos otros, puede ser leal a su conveniencia, necesitas tener mucha precaución con él –informó.
—Al inicio dijiste que era una buena adquisición, ¿Por qué de repente esa precaución con él? –Se burló –dime ¿no son celos?
—No me interesa si me cambias por él, podría dormir más –aceptó.
—Oh, pensé que te gustaba quedarte despierto toda la noche.
La risa grave del rey hizo que más de uno volteara a verlos, era algo extraño que James se comportara así, risueño delante de los demás, pero aceptaba, que cuando pasaba, era imposible no aceptar que aquel sonido era algo llamativo, que incitaba a los más bajos instintos, el hombre era demasiado atractivo para su propio bien, y que todas las mujeres presentes —incluso algunos hombres—, observaran embelesados al monarca, lo dejaba más que claro.
—Si continúas riendo, provocarás una orgía –se burló Lysander.
—Algo que no estaría nada mal –sonrió.
—No creo que disfrutes mucho la idea, no ahora.
Los ojos azules de James se posaron en Lily Luna, que seguía hablando con la nueva mujer Scamander, tenía razón Lysander, ya que había probado a su hermana, que la había tomado toda la noche, no estaba dispuesto a permitir que alguien más, ajeno a él, la tocara de aquella manera, quizá no podía deshacerse de Edward Lupin de la manera en la que quería, porque sin duda Remus tomaría acciones que perjudicarían su lugar en el trono; pero podía hacer otras cosas menos radicales.
—Necesito que vayas al reino y hables con Remus –le informó –la ceremonia de bodas de Edward y Lily no ocurrirá, en su lugar, seré yo quien me case con Druella –informó.
—Pero, ¿quién va a escoltarte?
—Nunca he necesitado escolta –soltó ofendido –pero si te deja más tranquilo –se burló –le diré a Malfoy que se encargará de ser mi guardia junto con el de Lily de regreso al castillo –fingió una cara de fragilidad.
—Piensas torturarlo más, follando a otra mujer y haciéndolo escuchar ¿no es cierto?
—Sería incapaz –se puso de pie –no iba a compartir carruaje con ella, pero, como siempre, brindas nuevos horizontes a mi vista –se limpió el trasero, ya que había estado sentado en el pasto, y avanzó hasta la finca.
—Remus dirá que ni siquiera has presentado formalmente a Druella –murmuró.
—Lo sé, usaremos el baile que tienen planeado para ambas cosas, pensaba hacerlo en privado, pero supongo que a los Malfoy no les gustará.
—Ellos no asistirán a la boda, no alcanzarán a llegar –le informó.
—Astoria Malfoy lo dejó muy en claro, no les interesa la ceremonia, solo que deje que sea un Malfoy quien gobierne a mi muerte –contestó.
