Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.
Había cosas que a las que realmente James no le prestaba mucha atención, lo que pensaran sus súbditos era de esas cosas, pero sabía que las actitudes de Druella eran bastante pensadas para llamar la atención y que los demás creyeran que tenía trato preferencial hacia ella, normalmente no le importaría, pero había algo en esa mujer que le desagradaba, cada día que pasaba, él solo hecho de que ella estuviera en su castillo, hacía que se arrepintiera de elegir el camino de la paz con Malfoy, y no el de la guerra, contrario, el hijo, Scorpius, parecía agradarle, había algo extraño en él, que no le interesaba del todo saber o comprender, pero sin duda sabía que sus palabras de tenerle lealtad a él, eran ciertas aunque no hubiese hecho nada para demostrar la lealtad que presumió.
—No me alejaré mucho –dijo Malfoy –puede estar tranquila, no habrá nadie espiándola, ni siquiera se preocupe por mí.
—En serio, no es necesario, no ocurrirá nada, puede regresar con los demás.
—Su hermano me dio el honor de cuidar de usted, princesa, no voy a defraudarlo.
—Gracias, por su lealtad para con él.
—No agradezca.
James ni siquiera parpadeó cuando su hermana aguardó un momento después de que Malfoy se alejara para quitarse el vestido, entró al río sin inmutarse un poco y se sumergió, era más aseada de lo que pensó.
No perdió detalle de la joven, no comprendía la razón por la cual lo provocaba de aquella manera, tenía a mujeres por montones, era el rey, no se obsesionaba con ellas, solo las usaba para saciar sus instintos y nada más, pero pasaba mucho de su tiempo pensando en Lily, en su cuerpo y en perderse entre sus piernas.
No lo pensó mucho, quizás pensaba más con la lujuria, se quitó las botas y la playera y entró al río, la joven estaba sumergida así que no notó lo que él había hecho, lo salpicó cuando salió a superficie para respirar.
Su rostro fue de asombro, sabía que por ser él, Scorpius no se apondría a dejarlo pasar, su mirada fue hasta la desnudez del pecho de su hermano, que tenía cada parte expuesta en una excelente forma, su corazón se agitó, al igual que su respiración.
—No voy a ahogarte en el río, si es lo que te asusta –Murmuró James.
—Lo sé –aceptó nerviosa.
Incluso el agua parecía abrirle paso sin oponer resistencia, ya que avanzó hasta ella de forma tan sencilla, como si estuviesen en tierra firme, la respiración de la joven se agitó más todavía, levantó la mirada hasta su hermano una vez que quedó frente a ella, incluso con el agua fría del río, ella podía sentir el calor del castaño desprendiéndose de él y llegar hasta ella, posiblemente por eso, sus mejillas ardían de forma intensa.
Fue demasiado ágil y rápido, sus labios estaban sobre los de ella, de una forma tan dura, la joven no sabía qué hacer, era la primera vez que hacía algo así, pero a su hermano no le importó mucho la inexperiencia de Lily, la acercó violentamente hasta él, haciéndole saber que tan duro era su cuerpo, y más una parte de él que se pegaba con insistencia a su estómago.
—Princesa –la voz de Malfoy se escuchó a lo lejos.
La joven se tensó, el miedo la llenó al creer que alguien los vería así, pero su hermano la atrajo más hacia él, por más que hubiese querido quedarse ahí, siendo sujetada de esa manera por su hermano, mientras la besaba de una forma tan posesiva, su cercanía lograba que el cuerpo de la joven, por mucho que el agua fuese fría, estuviera casi hirviendo, a pesar de que sabía que aquello no era para nada correcto, no quería apartarse de aquello que estaba ocurriendo.
—Princesa, ¿Está todo bien? –La voz de Malfoy se escuchó un poco más cerca.
Las manos de Lily se pusieron en el pecho de James, empujándolo lejos de ella, o al menos intento alejarlo, él no se movió a pesar de que puso toda su fuerza física y de voluntad en el empuje, la atrajo más a él, haciendo que ella se retorciera, cortando el beso.
El rey le otorgó una mirada bastante cargada de lujuria, lo sabía, ella había visto esa mirada en otros hombres, sobretodo en aquel burdel, tragó saliva, era la primera vez, en su existencia, que aquello no le molestaba, ni le hacía sentirse incómoda, provocaba una sensación pesada en su vientre.
—Princesa –la voz insistente de Malfoy causó un gruñido en James, que se alejó sin decir absolutamente nada, ni una explicación por pequeña que fuese.
Se quedó quieta en el río, observando hacia la dirección en donde desapareció James, se sobresaltó cuando la mano de Scorpius se colocó en su hombro, se giró a verlo, su rostro normalmente impasible estaba un poco fruncido por la consternación, observó a su alrededor, como si supiese que alguien estaba ahí, observándolos, acechándolos desde un lugar escondido y estratégico.
—Es mejor que se aliste, los alimentos están por ser servidos, para que pueda tomar un descanso digno, antes de emprender el viaje de nuevo.
—Gracias, Ser Malfoy –musitó.
—Todo está bien, ¿Cierto? –La observó, pero después a su alrededor.
—Sí, sí, todo está bien.
—De acuerdo –asintió.
La pelirroja lo vio salir del río, y alejarse de ella para dejarle la privacidad necesaria para que volviera a vestirse, la joven lo hizo, observando con insistencia el lugar donde James había dejado de ser visto por ella, ¿volvería aprovechando que ser Malfoy se había marchado dándole de nuevo privacidad?
—El rey no comerá con nosotros –informó Pansy a Lily, cuando se acercó a una de las fogatas.
—Oh, ¿se encuentra bien, su majestad? –Preguntó preocupada.
—Sí, es un hombre fuerte, no recuerdo la última vez que tuviera que ser tratado por alguna enfermedad o herida –comunicó la mujer.
—De acuerdo.
Lily no pudo evitar buscarlo alrededor, la sensación extraña se colocó en su vientre, y aumentaba con tan solo la idea de verlo, aunque fuera a lo lejos, supo que eso no pasaría, cuando notó que Lysander tampoco estaba entre los soldados, su hermano tenía que haberse adelantado o ido a un lugar donde el rubio consideraría que era necesario ir con él, de lo contrario, haría lo que siempre hacía, su voluntad.
La charla con Druella, Pansy y Edward Lupin fue amena, al menos entre los tres involucrados, los pensamientos de la joven seguían en aquel río, donde de ser preferible, no quería haber salido, si eso le aseguraba estar de nuevo con James de aquella forma.
—En realidad nunca la vi –confesó Druella –viajó en la caravana con nosotros, y el rey fue muy generoso con ella, pero normalmente se rehusaba a salir del carruaje.
—Según lo dicho por usted, princesa, no es como si usted abandonara mucho su propio carruaje, donde el rey pasaba mucho tiempo con usted.
—¡Señorita Parkinson! –Exclamó Edward –no es decoroso que…
—Ella ha sido la que lo ha dicho, no he inventado nada, Teddy –le sonrió la mujer.
—De cualquier manera, estamos hablando de la virtud de la princesa Druella, la futura reina consorte.
—Sí, que, en algún momento, yacerá con el rey de estos reinos, y que traerá al primer vástago del rey James, no estoy diciendo nada fuera de lo que ocurrirá.
—No discutan por eso –pidió Druella.
—Oh, querida, no es una discusión, es algo común, algo que incluso la princesa Lily pasará en su noche de bodas con usted, Lupin –sonrió.
Aquellas palabras hicieron que Lily volteara a ver a Pansy, sus mejillas se pusieron completamente rojas ante la idea, bajó la mirada temerosa cuando notó que el hombre la observaba.
—Por favor –pidió Edward.
—Es normal en el lecho nupcial, de alguna manera los hijos vienen al mundo, la princesa Lily está por casarse con usted, es normal que esté al tanto de sus obligaciones en el lecho –sonrió, observó a la joven, y guardó silencio un momento.
—LHR—
Llegaron poco después del mediodía a las tierras de los Scamander, James no estaba del todo de buen humor, claro que eso no era para nada nuevo para sus hombres, contrario de lo que podían pensar, era más raro, y provocaba más temor, verlo de un completo buen humor o verlo sonreír, por más que esa imagen fuese bastante atractiva, provocaba una incertidumbre.
—Estás extrañamente, de peor humor –habló Lysander, observando a James.
—Pensé que ya era normal –gruñó.
—Que estés de mal humor, sí, sin duda, pero… tan de mal humor, no, ¿Qué te está ocurriendo? –Frunció el ceño –sé que los Scamander no somos de tu agrado, pero al menos disimula un poco.
—No tengo problemas contigo o con tu madre, el resto de tu familia, es tema aparte.
—Lo sé, al menos por mi madre, compórtate un poco.
La mirada azul de James se posó de nuevo en Edward Lupin, que sonrió cuando la pequeña pelirroja le sujetó la mano, para que le ayudara a bajar del carruaje, el hombre apretó las riendas de su caballo, incrementando su mal temperamento, sin duda su simpatía por el primogénito de Remus Lupin, se estaba esfumando por completo, no toleraba ver, pensar o imaginar su cercanía con Lily.
—Dime, ¿Qué no se supone que esa es la obligación de Malfoy? –Bufó.
—No tiene nada de malo, Edward es el prometido de tu hermana, es normal esa clase de cortejos, además, en un par de semanas, estarán diciendo sus votos, en una ceremonia privada, como lo solicitó Remus, ¿recuerdas?
James bajó del caballo en un movimiento ágil y elegante, observó la escena de Lily, sonriendo divertida a su prometido, así que pasó fingiendo no darle importancia al hecho y avanzó hasta la gente formada frente a la finca de los Scamander, todos ellos se hincaron al verlo llegar hasta ellos.
—Su alteza, es un honor que nos visite para la unión de mi hijo –sonrió Rolf Scamander, haciendo la reverencia más ridícula de la historia.
—No me perdería el evento de su único hijo casadero, uniendo su vida –se burló, observando a Lorcan –y menos, cuando es el hermanito pequeño, del mejor guardia de la corte que hemos tenido en siglos –sonrió.
—Aun así, agradecemos que hiciera tiempo de sus apretados asuntos, para venir –comentó Lorcan en un tono hipócrita de agradecimiento.
Lily observó la manera en que tanto su hermano, como Lorcan se estaban comportando, era bastante obvio que había algo más allá que un simple desagrado de opiniones, observó a Lysander, que ignoró todo el intercambio de palabras entre su hermano y el rey.
—Pero dime, Lorcan, ¿dónde está tu encantadora prometida? –Cuestionó James.
—Adentro, al parecer le ha traído un poco de problemas adaptarse al lugar.
—Esperemos que la corte le funcione mejor –dio un paso para entrar al lugar.
—¿La corte? –Cuestionaron Lorcan y su padre al mismo tiempo.
—Lysander ha pedido por ti, dándote la facilidad de unas cámaras dentro del castillo –observó a su guardia –oh, era secreto, perdón –soltó una risa controlada.
Todos se tensaron ante aquel sonido, pero a Lily le pareció un sonido extremadamente agradable, provocando más peso en su estómago, el rey la observó sobre su hombro, frunció el ceño en desagrado y entró al lugar sin esperar a ser dirigido al interior.
—Vamos –le indicó Edward, pegándola un poco más a él, recordándole a Lily, que estaba siendo sujeta por el hombre.
—Sí, sí, vamos adentro, a que se refresquen y descansen un poco, también para que los sirvientes acomoden su equipaje –soltó Luna Scamander.
Lily observó a su alrededor, había escuchado que los Scamander solían ser extremadamente influyentes y ricos, pero, ahora, incluso la caravana del rey, tenía más sirvientes de los que los dueños de esas tierras, podían tener.
Una vez dentro del lugar, y el hecho de que la madre de Lysander, cuestionara, se dieron cuenta de que Druella no estaba entre ellos, Lily observó a su escolta, que ni siquiera se inmutó porque nadie le hubiese dicho a la joven princesa que habían llegado, y no fuera parte de la bienvenida, a pesar de que a Lily no le agradaba del todo la joven, aquello le pareció sumamente grosero.
—Sígame, princesa, le indicaré donde quedará su cámara, podrá refrescarse, la ceremonia comenzará al atardecer –le sonrió.
—Muchas gracias.
La chica del servicio avanzó amable, pero un tanto temerosa porque eran seguidas por Scorpius, incluso a Lily aquello le parecía demasiado, pero no era nadie para discutir con las ordenes de su hermano.
James entró a las cámaras que se le indicaron, todo estaba listo para que tomara un baño refrescante para prepararse para la ceremonia, sin duda eran las más grandes del lugar, recordaba a su padre decir que los Scamander, habían mandado hacer unas cámaras más grandes que las "principales" para cuando el rey fuera, al menos sabían cómo tratar a alguien superior a ellos, en todos los sentidos.
—Tu prometida está furiosa, porque nadie le informó del arribo –comunicó Lysander.
—Cierto, olvidé que venía en la caravana –gruñó.
—Si dejas de evitarla, será mejor, después de todo, vas a desposarla, James –le recordó.
—Que vaya a desposarla no significa que tengo que tener un comportamiento preferencial con ella.
—Será la reina de todo, supongo que sí, será la madre de tus hijos, y no queremos que les dé ideas de como asesinar a su padre, para hacerse de los reinos desde que son jóvenes, o podrían imitar tus acciones, y volverse rey a los catorce.
—Me gustaría ver que eso pase, para algo así, primero tendría que preñarla, y no está en mis planes, créeme, desposarla, no significa que sea buena para dar hijos.
—No piensas preñarla, eso es diferente a que no sea capaz de darte hijos fuertes, a ti o a cualquiera.
—Oh, ya estás acusando a la futura reina consorte de algo malo –se burló.
—Es como si Lupin se negara a preñar a tu hermana, y luego dijera que es incapaz de concebir un hijo.
La sola idea de Edward Lupin tocando a su hermana de la misma forma en que él lo había hecho en el río, lo hizo enfadar, Lysander ni siquiera fue capaz de desenfundar su espada, cuando su espalda golpeó con violencia el suelo, la mirada gélida de James le indicó que era momento de guardarse sus palabras, respecto a temas que no le competían.
—Me disculpo, majestad, me entrometí en cosas que no debería.
Lysander hizo una reverencia y abandonó el lugar, James se desnudó y entró a la tina de cobre, intentando relajarse, pero gracias al idiota de Lysander, su sangre solo podía hervir en furia, sabiendo que, en un par de semanas, su hermana desposaría a Lupin, y dentro de eso, iban sus deberes de esposa, que eran yacer con ese imbécil, y darle un montón de hijos varones, grandes y fuertes, dignos de una buena dinastía de reyes.
Maldito el momento en que se apresuró a comprometer a su hermana con Lupin, aunque, según su recuerdo en el río, sus intenciones no eran bien correspondidas, haciendo que eso lo enfureciera más, desconocía esa sensación invadiendo su cuerpo, solo sabía que lo enloquecía saber que ella pasaría a ser Lupin, a yacer y tener los hijos de Edward, y no los de él.
Se limpió, se arregló y salió de las cámaras, intentando encontrar una buena distracción, quizás saldría a cabalgar un poco, para despejar su mente y que ese mal humor se fuera, claro que ver a su hermana siendo cortejada de nuevo por Lupin, no ayudó para nada.
—Veo que ustedes no están perdiendo el tiempo para nada, sin duda quieren que ese matrimonio se bueno –se burló.
—Bueno, majestad, estaremos juntos el resto de nuestras vidas, hasta que la muerte decida separarnos, seremos marido y mujer, los padres de posibles hijos…
—Sí, lo sé –observó a Lily, que desvió la mirada.
—Iré con Pansy, por si puedo ayudar en algo en los preparativos.
—Eres la princesa, no es tu obligación –la detuvo James.
—Me hará sentirme útil, con permiso –hizo una reverencia y se alejó.
