Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.


James observó a su hermana, que tenía una mirada de fierecilla, que le causó una risa grave, como si ella fuese capaz de lograr herirlo, sin duda quería verla intentarlo, que le provocara sexualmente, no la libraría de que la asesinara si fuese capaz de intentar algo en su contra, y por sus actitudes, sin duda la veía bastante capaz de hacerlo, de traicionarlo, su insistencia de seguir en contacto con la esposa de Lorcan, sin duda ese tipo ya la habría doblegado a hacer su voluntad, no tenía duda.

—No hay nada más que decir, Lily Luna –le informó –no veo por qué seguirme hasta aquí.

—Quiero una explicación del por qué no puedo seguir siendo su amiga.

—Ya te lo dije, es esposa de Lorcan.

—Ella no está enamorada de él.

—Si está o no, enamorada de él, es algo que no me interesa.

—Pues debería –gruñó acercándose a él –una mujer enamorada es capaz de traicionar a quien fuera, solo porque el hombre que ama esté bien, pero cuando no es así –sonrió –no habría poder en el mundo, ni Dios mismo…

—Hay cosas más importantes que el amor, deberías saberlo, eres una princesa.

—Oh, claro –se burló –ni siquiera quiero ser una maldita princesa –bufó –no hay nada más importante que el amo.

—Claro que lo hay, hay lazos más fuertes, como el odio, cuando dos personas odian a una misma, su alianza…

—¿Eres tan ciego como para ver que existimos personas de sobra en estos malditos reinos capaces de matar por ti?

—¿Tengo que enternecerme y confiar en ti por esas palabras? Apenas si me conoces.

—Eres mi hermano –le recordó.

—Claro, y yo maté a toda mi familia, y en este preciso momento, me arrepiento de no matarte a ti –gruñó.

—Pues entonces hazlo, mátame, si es lo que quieres hacer, hazlo ¿Qué te detiene? Eres el maldito rey.

James frunció el cejo, no recordaba a ninguna otra mujer poniéndose en esa actitud para con él, ni siquiera Elisheva, o Violet Zimmermann, quienes normalmente retaban su suerte, pasándose de listillas en algunas ocasiones, pero hablarle así, nunca, y esa chica flacucha, y pequeña, comportándose como si fuesen iguales, como si en una pelea, ella pudiese ganarle siquiera un poco.

—Haré como que no te estás comportando como lo haces…

—No, haz como que me comporto como lo hago, ¿Qué diablos harás al respecto?

La sonrisa de James apareció en su rostro, aquello sin duda era un reto directo, él no se daba vuelta ante aquello, sin duda podría ir hasta ella, abofetearla y golpearla hasta hacer que suplicara perdón, y después por su vida, avanzó hasta ella de forma lenta, con la mirada cargada de placer, no le tomó mucho, darse cuenta de su actitud, haciendo que retrocediera realmente asustada.

La mano de James llegó hasta el cuello de su hermana, era tan delgado, que fácilmente podría cortarle el suministro de aire, la jaló hasta él, sin decir absolutamente nada, observando como temblaba ante él, provocando un placer extraño.

—Supones que por ser el rey no tengo cosas u obligaciones, pero te recuerdo que tengo un compromiso al que igual que tú, estoy completamente forzado.

La mirada de Lily se suavizó, claro que sí, por un momento olvidó a Druella, pero como la joven princesa siempre decía lo mucho que el rey disfrutaba de pasar tiempo con ella a solas en sus habitaciones, pensaba que él había pedido a la joven como su esposa y no al revés.

—Ella no está forzada –le recordó.

—Que ella quiera el matrimonio, no significa que lo deseo, pero te daré algo –aceptó –voy a casarme primero que tú –la acercó más a él, rozando sus labios con ella –al volver al reino del centro, voy a desposarla ¿te dejará feliz?

Ella negó, con los ojos un poco vidriosos, la respiración agitada de ella se mezcló con la tranquila de James, que, sin pensarlo dos veces, la besó, iba a casarse con Druella Malfoy al volver, como se lo había dicho a Lily, pero si podía disfrutar de ella antes, no iba a negarse a hacerlo, había sido la misma Lily quien había entrado en sus aposentos solo usando un camisón que provocaba mucho en él, no era un santo, sin duda iba a caer en una tentación así, al menos, si la mujer provocaba tanta lujuria en él, como la pelirroja a la que besaba.

El beso se intensificó, su mano soltó su garganta y sin duda sujetó su pecho, ocasionando que la chica lo empujara fuertemente lejos de él, se negó a soltarla, pero realmente forcejeó para quitárselo de encima, separando sus labios de los de él, la pequeña lucha duró un poco más, la mirada de James estaba fija en Lily, estaba enfadado y cada parte de él lo demostraba, la respiración de ella era agitada, su mirada estaba fija por completo en él, tragó saliva al observar su atuendo, su camisón blanco que le quedaba flojo, lo que menos necesitaba era eso, la empujó con poca delicadeza sobre la cama, su mano se colocó en el vientre de la joven, que contuvo el aliento y sus manos dejaron de sujetar las sábanas y fueron hasta sus hombros, sujetando la parte superior de su ropa, de forma protectora.

Aquello le pareció divertido, ese era el tercer gesto que hacía para rechazarlo, él era James Sirius Potter, el rey de esos cinco reinos, podría tener a la mujer que quisiera en su cama, sin necesidad de forzarle.

La observó y la sonrisa burlona le dejó a entender que él no iba a propasar con ella, así que quitó su mano del cuerpo de su hermana y se dio media vuelta.

—No es de mí, de quien deberías estar preocupada –la observó sobre su hombro.

La respiración de ella volvió a agitarse, había olvidado que estaba comprometida con Edward Lupin, esa tarde había quedado claro qué clase de personalidad tenía el primogénito de Remus Lupin, consejero del Rey.

Por mucho que siempre había sido amable con ella, tierno, sabía que él había hecho una promesa a su difunta esposa, pero que como bien lo había dicho Lorcan, en su discurso, también llegaría el momento en que Lily tuviese que dar un heredero al vástago del consejero, y solo había una forma, y era exactamente esa, podía rechazar a James, pero no iba a salvarse de Edward Lupin, iba a tener que yacer con él, por las buenas o por las malas.

—Yo…

—Descuida, será tu marido –comentó fingiendo despreocupación –está en todo su derecho de preñarte, y el tuyo de darle un heredero digno de la realeza.

La chica se puso de pie rápidamente, acercándose a su hermano, abrazando su brazo o mejor dicho aferrándose a él, lo quería, no quería que Edward la tocara, él no provocaba en ella lo que el hombre al que se aferraba, por muy enfermo que eso fuera para el resto fuera de esa habitación, y sabía que el rey se sentía igual, o no la provocaría como lo hacía, no la hubiese besado como lo hizo hacía unos momentos atrás, sabía cómo lucía la lujuria en los ojos de los hombres, sabía cuándo ellos sentían aquellas necesidades, era lógico que él quería tenerla de esa forma, y que ella había dado a entender que no quería que él lo hiciera, aunque hubiese podido yacer con ella a la fuerza, no lo hizo.

—Yo no quiero que me toque.

—Ah, Lily, los matrimonios no funcionan como las mujeres quieren.

—Tú y Druella –lo observó dolida –tú y ella, ¿has yacido con ella de esa manera? ¿A la fuerza?

—He estado con tantas personas de esa manera, que ya perdí la cuenta –se burló – pero no con Druella.

— ¿Ella no ha querido? –lo observó sorprendida.

—Ja –se burló el rey –a Druella le urge que le ponga un hijo en el vientre, sin importarle que ni siquiera hayamos dicho nuestros votos, pero eso no pasará en esta vida.

La respiración de Lily se agitó, él no había yacido con Druella, así que todo lo que la princesa alardeaba con ella, solo eran falsedades, soltó a su hermano y se alejó un poco.

—Tengo miedo –aceptó.

—De Lupin no se sabe que tenga gustos perversos, posiblemente esté más asustado él que tú –se burló.

—No quiero estar con Edward, James, por favor.

—No hay nada que pueda hacer.

—Eres el rey.

—Y él será tu marido –repitió.

La joven tragó saliva, no sabía cómo decirle que quería estar con él, no con Edward, se puso completamente roja, se apretó del camisón y levantó la vista hasta el rey, que tenía las quijadas apretadas.

—Quieroestarcontigodeesaformanoconél –rezó rápido y torpe.

—¿Qué? –Cuestionó enojado James al no entenderle.

—Yoquieroqueseasquienmedesflore.

Su rubor incrementó incluso más, a pesar de que su hermano, seguía enfadado sin comprender una sola palabra de la que había dicho.

—No sé qué estás diciendo, así que posiblemente es que estás esperando a tu luna de miel.

—No –Chilló –eres el rey, eres listo –su respiración se aceleró más.

Avanzó decidida hasta su hermano, lo jaló hasta ella, sintiendo su calor recorrer el de ella, estaba tan nerviosa que estaba temblando, la dureza de su hermano seguía, pudo sentirla en su estómago.

Él no hizo movimiento alguno, ella elevó las manos hasta el rostro del rey, inclinándolo hasta ella, uniendo sus labios a los de James, que no hizo nada de nuevo.

—Sé tú –susurró en sus labios.

—Tu cuerpo dejó claro que no es lo que quieres –se alejó.

—Tengo miedo –le repitió –la moza dice que es doloroso y que tengo que soportarlo, porque será mi obligación de esposa.

—Mentiría si te dijera que la primera vez es encantadora para las mujeres –le informó –no es un cuento de hadas, Lily.

—Aun así, te quiero a ti y no a Edward, James, si tengo que pasar por esto, te quiero a ti, no a él.

—No.

Se alejó de ella, que asintió la cabeza y bajo la vista, quizás si no lo hubiese alejado de ella, ahora estarían haciendo aquello de lo que la moza le platicó que pasaría una vez que su esposo llegara a la habitación.

—Demonios, Lily Luna.

Fue hasta ella y la sujetó de la cintura, elevándola lo suficiente para poder besarla de forma furiosa, llena de pasión, quería devorarla por completo.

—Si hago esto, no voy a querer que Edward te toque jamás –gruñó excitado –y será tu maldito esposo.

—Yo tampoco quiero que él me toque o me bese como tú –aceptó.

Las manos del rey se adentraron a la tela, descubriendo que lo único que evitaba que la viera desnuda era aquel camisón, aun así, dejó que sus manos recorrieran el cuerpo desconocido de Lily, incrementando la punzada en su parte sur.

Volvió a besarla de forma apresurada hasta que llegaron a la cama, la dejó sobre el suelo e hizo algo que jamás en su vida había hecho, ponerse de rodillas frente a alguien, elevó lo suficiente la prenda, y acercó su rostro a la intimidad de la joven, haciéndola jadear ante la sorpresa de sentir su boca en esa parte tan íntima, pero no le interesó, colocó sus manos en las caderas de su hermana y usó su lengua para probarla por fin, era el sabor más dulce que había probado en su vida, la mano derecha de la mujer se posó en su hombro, apretándolo, la forma en que se estaba retorciendo significaba que le gustaba lo que estaba haciendo, así que volvió a ponerse de pie, le quitó el camisón, viendo por primera vez los senos de Luna, blancos y lechosos, sus pezones rosas, respingados para él, que llevó amabas manos a ellos, eran tan pequeños en comparación con los que estaba acostumbrado, aun así los amasó con la más suavidad que pudo, ella cerró los ojos y separó de nuevo los labios, gimiendo ante lo que él hacía.

Las rodillas de James volvieron a tocar el piso cuando la hizo acostarse en la cama, y flexionar las piernas, para poder saborear más aquella húmeda intimidad, haciendo que se cubriera la boca para no "quejarse" tan fuerte y los guardias en la puerta la escucharan, a él, realmente no le interesaba que supieran lo que estaba pasando entre ellos, soltó los muslos de Lily y usó uno de sus dedos, para abrirse paso en el interior de la joven, que arqueó la espalda de lo repentino que aquella introducción fue, gritó un poco ante aquello, y se agitó su respiración cuando él comenzó el bombeo de su dedo en ella.

Estaba tan estrecha, que ni siquiera el grosor de su falange sería de ayuda para cuando la desflorara así que volvió a lloriquear cuando al sacar su índice, introdujo el medio en ella repentinamente, el verla retorciéndose de placer lo hizo perder la paciencia, quería estar en ella, pero no con la mano.

Se puso de pie y se desabrochó los pantalones, quitándoselos por completo, al igual la playera, quedando desnudo ante los ojos de Lily, que observó la dureza de James y después al rey, dudando que aquello fuese algo real.

La sujetó de la cadera, acercándola más al filo de la cama, dejándole saber a la joven que el tamaño de aquello sobrepasaba un poco su ombligo, él sonrío ladino, observó la forma en que el pecho de Lily subía y bajaba con rapidez a causa de su respiración agitada, alejó sus caderas de ella, llevó su miembro a la pequeña abertura, y se empujó hasta lo más profundo que pudo en el interior de su pequeña hermana, disfrutando el interior que se cerraba a su alrededor, ella chilló tan fuerte que sin duda los guardias fueron puestos sobre aviso de lo que había pasado, pero no le interesó, la estrechez a su alrededor era maravillosa, tanto que lo que menos quería era abandonarla, quería meterse más profundo en ella, así que se empujó todavía más en ella, haciendo que se retorciera, no sabía si de placer o de dolor, así que no se movió más, ya completamente en su interior, la vio tener pequeños espasmos, aguardó a que lo observara, tenía los ojos llorosos así que sonrió, se inclinó en ella, ocasionando un quejido en la joven unió sus labios a ella de nuevo y su mano masajeó un poco la intimidad recién desvirgada por completo de Lily.

—Dije que la primera vez dolía –le recordó.

Lily asintió medio lloriqueando, después de un momento, en que ella se acostumbró, el empujó una vez más en su interior sin salir un poco, sonrió divertido del gemido que soltó, y salió de ella para empujarse de nuevo.

—Es lo mismo que cuando usé mis dedos –rezó para ella –es solo que esto es más grande.

—Y grueso –admitió Lily, limpiándose las lágrimas.

—Eres la primera a la que no le gusta –comentó James.

—Yo, no dije que no me gustaba –musitó sonrojada Lily.

James sonrió, así que tomó aquello como un pase a continuar, y siguió embistiéndola de forma controlada, era su primera vez, y realmente había sido lo más gentil que podía ser, las vírgenes no le gustaban por lo mismo, pero Lily era tan estrecha, que le fascinaba la forma en que se contraía queriendo rechazarlo de su interior.

Una vez pasado los minutos, Lily cerró los ojos, se llevó a sí misma las manos sobre la cabeza y comenzó a buscar las caderas de James con las suyas una vez que él salía de su interior, al igual que se retorcía cada que lo sentía golpear en su interior, llenándola completamente.

La joven fue levantada en el aire una vez que sintió algo en su interior, algo caliente que terminó con los labios de su hermano sobre los de ella, de forma violenta, sus manos la sujetaron del trasero, la levantaron más, dejándola sentirse vacía de nuevo, se alertó cuando sintió algo líquido escurriendo de ella.

—Descuida, es normal, mi semilla está en ti –informó tranquilamente –haré que te traigan un té, para cualquier cosa –la besó.

—Gracias –musitó agotada.

—Estás cansada, así que no puedo apelar a meterme en ti de nuevo.

—Eres el rey, puedes hacer lo que quieras de mí –le sonrió.

—Sí, pero no respecto a eso, yo no funcionó así.

—Te doy autorización si es lo que quieres decir, no importa la hora, el momento, si me quieres tener así, puedes tenerme, dormida, despierta, feliz o enojada, en el momento en que quieras puedes tenerme y usarme, cuantas veces quieras –sonrió.

—Creo que no sabes lo que dices, así que dejemos esto por ahora.

La joven se llevó la mano al vientre, cuando sintió que algo seguía saliendo de ella, según lo que él dijo, su semilla, pero temía que fuese otra cosa, él negó, regresó hasta ella, evitándole moverse, para sorpresa del monarca, la joven lo atrajo a su cuerpo, guiándolo sobre ella una vez al estar sobre la cama.