Hola
Zenitsu y Tanjiro estaban impactados. No esperaban que una conversación tan vergonzosa e incorrecta, lo que no hubiera sido tan malo si alguno de los dos se hubiera percatado de su aroma y el sonido de sus pasos... A lo mejor hubieran podido evitar la tragedia de que la señorita Aoi se enoje con ellos.
Si, bien la conversación por si sola les pudo traer problemas, los daños serian menores y no pasaría de un regaño pero el Cerdo idiota (pensamiento de Zenitsu) Lo había empeorado todo, habia hecho lo que un caballero no debería, hablar mal de una chica a sus espaldas... bueno, en este caso la chica estaba a espaldas de él.
Los dos jóvenes en cama se estaban haciendo trizas los sesos, buscando como solucionar la situación, conocían a la chica de coletas (tenían el suficiente sentido común) para saber que se habia enojado y dolido por los comentarios del chico salvaje que sin preocuparse se habia sentado a comer los bocadillos que les había traído la chica. Tanjiro y Zenitsu estaban mortificados ¿Cómo era posible? Su amigo ni siquiera se inmutó de ser descubierto. Inosuke tomó un sorbo de té para pasar el arroz, hizo una mueca al pasarlo y comenzó a toser.
— Está cosa sabe horrible... ¡Seguro que tú no podrías, soportar que tú esposa te obligue a beber esto Zenitsu!
Los otros dos jóvenes se miraron consternados, pero entendieron de inmediato... Él chico no tenia ni idea de lo que acababa de hacer.
— ¡Eres un imbécil! ¡¿Qué no vez lo que hiciste?!— Dijo exasperado el rubio, empezó a gritar y agitar sus brazos mientras Tanjiro evita qué se levante sujetandolo de los hombros.
— ¿De que estás hablando? — Le respondió el chico de ojos verdes, sin realmente entender lo que estaba pasando, sólo seguía comiendo.
— Zenitsu, cálmate... — El rubio amenazaba con golpear al otro, sabiendo que no tenía ninguna posibilidad de atacar, porque estaba comiendo.
— Sí, cálmate. Yo no he hecho nada malo ¿verdad, Chanjiro?
— Yo no dije eso — Lo miró de una forma casi asesina que hizo sentir un escalofrío recorrer su espalda al pelinegro y que — Inosuke, Tientes que ir a pedirle una disculpa a Aoi. Lo que dijiste no estuvo bien...
— Pero si es la verdad, Zenitsu dijo que Aoi sería una buena esposa para él y no es cierto...
— ¡¿Dé que estas hablando?! Aoi es una mujer preciosa, tiene ojos de zafiro y un rostro bo...
— ¡Ya cállate! — El cazador que inventó la respiración de la bestia lo interrumpió arrohando uno de los vasos de té a la cara del rubio.
— ¡Inosuke! — El grito severo de Tanjiro lo hizo sentarse con los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada baja. El joven Kamado no le gritaría sin motivo... — Lastimaste los sentimientos de Aoi... Y ella ha sido muy buena contigo, así que debes disculparte.
Sentenció el chico de ojos rojos, el rubio asintió secundiando a su amigo. Antes de agregar
— Los sentimientos de una chica son tan frágiles y bellos, las mujeres se deben tratar con delicadeza y decirle palabras que las hagan sentir bien .Deberías dejar de ser tan bruto o nunca tendrás pareja... Y mucho menos una pareja tan linda y servicial como Aoghshlsl...
El discurso, fue interrumpido por el chico jabalí, que le arrojó el contenido y después el segundo vaso de té a la cara. Se levantó y camino a la salida de la habitación.
— ¿A dónde vas? — Le preguntó el Kamado mientras le daba unas palmaditas en la espalda a su compañero.
— Voy a disculparme con Aoi ¿no es lo que quieren? ¡Así que dejen de molestar!
—Oh... Dijo bien su nombre — Dijo Tanjiro mientras daba palmaditas en la espalda de Zenitsu.
— Es un imbécil — Murmuró en cuanto recuperó el aliento — Esa cosa sabe feo...
La joven de coletas se había ido de la habitación completamente molesta. Sintiendo una sensación de picazón en los ojos, no entendía porqué, no era nada que no hubiera pensado ella...no debería molestarse. Sabía que no era tan bonita como Kanao, así que entendía porque a la chica de una coleta no le habían puesto ni un pero. Además el joven Kamado era muy atento y amable con la ojirosa que seguramente podrían llegar a casarse, Aoi sentía aún más ganas de llorar de sólo pensarlo.
Fue a la cocina para terminar sus pendientes, limpiar para mañana y lavar las cosas que utilizo para preparar el té. Mientras lo hacía no pudo evitar mirar au reflejo en una de las hoyas de la cocina y no se sintió muy feliz con lo que vió. Sus ojos estaban rojos y su ceño estaba fruncido. Realmente no era bonita Tenía más de 15 años y no había recibido nunca una propuesta de matrimonio a diferencia de Shinobu o Kanao. Aunque sin importancia, de jovenes de la aldea qué apenas y las conocían pero que habían demostrado un interés legitimo en ellas. Las habían pretendido y ellas los rechazaban. En cambió ella nunca lo había vivido, había estado ilusionada con la idea de formar una familia desde muy pequeña, desde antes de perder a su familia.
Romántica, soñadora y quizá algo cursi. En el pasado, esas palabras la habrían descrito a la perfección pero ahora después de haber visto la sangre de su familia derramada por culpa de los demonios, sabía que de los cuentos de hadas lo único real eran los monstruos y que debía buscar la forma de salvar a los suyos. Pero era tan difícil, era la suerte la que le habia salvado la vida, no había sido su fuerza o valentía. A diferencia de los demás cazadores ella no era capaz de sostener una batalla contra un demonio por más débil que esté fuera.
Ella era tan cobarde
Tan inútil
Insignificante
Incluso Inosuke, el chico qie no podía comer sin llenarse la cara con arroz lo sabía... Quizá era por eso que el ardor en sus ojos no se iba. Si, quizá era por eso que sus palabras dolieron tanto, porque sabía que el chico de ojos esmeralda tenía la capacidad de percibir cosas difíciles de ver y a pesar de su poca (por no decir nula) empatía podía admirar a las personas que demostraban un valor excepcional. Y acababa de dejar claro que ella no era una de esas personas.
— Ahmm... mamoi — Unos enormes ojos verdes, frente a ella. Estaba cerca, muy cerca, el chico se habia inclinado por el costado de Aoi sin que se diera cuenta — ¿Por qué lloras? —Aoi no se dio cuenta del momento en que había entrado Inosuke, ni el momento en el que había comenzado a llorar, tuvo que llevar su mano a su rostro para comprobarlo.
"Genial, ahora también pensará que no puedo aguantar ni un par de palabras " Fue lo que pensó mientras cerraba con fuerza los ojos y trataba de quitarse las lágrimas del rostro. Sintió las manos de Inosuke en sus hombros, sintió que la hacían girar y lo mas inesperado fue sentir que el chico, salvaje e impulsivo como un jabalí, tomaba sus manos con ternura y le limpiaba las lágrimas. — ¡¿Fue por lo que dije?! — Sonaba preocupado, agobiado cómo en pocas ocasiones. La joven de coletas se tensó al escuchar la pregunta y él lo sintió.
Fue cuando sintió, que toda su frustración crecía dentro de él, quería que dejara de llorar, quería que ella admitiera que tenía razón, quería dejar de sentirse enojado porque a ella no le gustó saber la verdad, quería que entrará en razón y lo que más quería era no sentirse tan mal al verla llorar. Quería verla con sus ojos azules llenos de intensidad cómo cuando lo regañaba o de preocupación al atenderlo o de dedicación al prepararle sus medicinas o su comida.
— Ya basta, me disculparé ¡Tendrás una disculpa del Rey de la montaña! No cualquiera tiene el privilegio de tener una...¡Basta de llorar! ¡El gran Inosuke te lo ordena! — Tomó su rostro entre sus manos, y la sintió temblar a su toque, su piel estaba fría y él sintió la suya calentarse, sobre todo en sus mejillas. Ella no le respondió pero abrió los ojos, sintiendo su visita un poco nublada por las lágrimas, lo vio tan preocupado por ella que sintió su corazón calentarse y queriendo calmarlo le trató de sonreír sin mucho éxito. El corazón de Inosuke dolió, mucho más que cualquier herida. "¿Tanto deseas ser la esposa de ese idiota?"
La pego a su pecho y la abrazo. Con fuerza, pasando sus brazos por sus hombros y pegando su barbilla a su coronilla. Era un abrazo intimo y reconfortante para Aoi, sentía su propia respiración tomar un ritmo más tranquilo y las lágrimas dejaron de salir de sus ojos. Se sentía bien estar ahí, se sentía protegida como si fuera algo importante... algo valioso.
Las manos de la chica estaban sobre su pecho, aun sobre la pijama que les obligaban a usar, le era fácil sentirla, sintió cuando dejó de llorar, sintió cuando sonrió, sintió su mano tocar justo sobré su corazón y sintió que...
— Inosuke, gracias... Ya estoy mejor, será mejor que vuelvas a la cama — La chica se separó del abrazo, empujando su pecho suavemente, no era lo suficientemente para romper el agarre de él pero el chico la soltó obediente. Miró sus ojos azules y una vez más limpio el rastro que sus lágrimas dejaron. Ella se puso roja por completo.
Aoi se había ruborizado, estaba tan avergonzada de sentir la mirada intensa del chico sobre ella pero cuando sintió de nuevo sus manos en su rostro fue algo totalmente diferente. Sintió su estómago extraño, una sensación de hormiguero por todo su cuerpo y su corazón acelerarse.
— ¡¿Ahh?!¿Segura que te encuentras bien? Tu cara se puso roja ... — La chica sentía que estaba por morir de vergüenza. Puso la mayor distancia posible entre ambos, chocando con la mesa de la cocina.
— ¡No! ¡ No es cierto! — Puso su mano sobre su boca y nariz para evitar que la viera volteó la cara.
— ¡Si lo es! ¡El gran Inosuke no miente! — Él se acercó a ella con intención de quitarle la mano del rostro pero no fue necesario cuando ella dejo su actitud tímida y volvió a ser esa fierecilla de siempre.
— ¡¿De que estás hablando?! ¡Claro que mientes! ¡Mentiste en la mañana¡ dijiste que no te comiste los onigiris y tenías el rostro lleno de arroz — Ahora era momento de que él se avergonzara. Pensó que ella realmente le había creído.
— Bueno... No los robé, Soy el rey y tú mi subdita así que no fue un robo. Lo tuyo es mío y ...— La chica no lo dejó terminar.
— ¡No soy tu súbdita! ¡Y si mientes! ¡Esa es una gran mentira! — Se había acercado a él, sin darse cuenta con los brazos en jarras y los ojos fieros. Sintiendo su confianza renovada no pudo evitar retomar el tema que los llevo ahi, cruzó sus brazos sobre su pecho— Mentiste al decirle a Zenitsu que no sería una buena esposa...
Aunque inicio la frase segura de si, su actitud tímida salió a dominarla al finalizar. Con sus mejillas rojas y apartando la mirada a Inosuke... le dieron ganas de desaparecer al rubio para siempre.
— No fue una mentira... No eres para nada el tipo de buena esposa que Modnjitsu dijo — El también cruzó sus brazos en su pecho y apartó la mirada con un aire de autosuficiencia.
— ¡Vete a dormir ya! — Le gritó la chica bastante molesta. Pero está vez no se sentía ofendida, algo cambio. De cierta forma estaba contenta. Tam vez se había vuelto loca.
— ¡Te lo voy a demostrar !¡ No serías una buena esposa! — Gritó el joven mientras salía de la cocina
— Si, si, lo que tú digas pero ya duérmete — Dijo ka joven sacudiendo la mano. Cuando estuvo sola sonrió satisfecha. Se había vuelto loca.
La puerta del cuarto se abrió de golpe, asustando a los huéspedes.
— ¡Xenisusu! ¡Peleemos!
