¿Alguien se acuerda de cuando tenía cuenta de Twitter? Pues una vez compartí un prompt que twiteó galacticidiots el 29 de enero pero de 2023 (y del que no guardé el link). Tenía un comentario con plot twist (peor, ni del usuario me acuerdo). Pero, un año y casi una semana después tienen aquí la trama (y tardíamente a un año más de mi nacimiento). Espero que lo disfruten.

Se conocieron gracias a sus padres, pero se odiaron casi de inmediato. La suya había sido una infancia bastante ajetreada, aunque divertida rodeada de muchos hermanos. Su padre, un romántico empedernido, había intentado formar una familia. Había probado suerte unas cinco o más veces, él ya había perdido la cuenta. Todas en vano. Siempre que su jefecito conseguía una esposa, ésta no duraba demasiado como la matriarca de la familia. Algunas, como su propia madre, no se recuperaban después del parto. Otras, como la de Chile, terminaban abandonando la casa. Siempre supuso que su padre había tenido que firmar el divorcio más de una vez, pero eso es algo que nunca pudo confirmar. La cuestión era que su jefecito no lograba un matrimonio estable, aunque sí una familia enorme. Cuando se dio por vencido al fin, él se contaba entre los hermanos mayores. Algo que a veces era imposible de distinguir por la falta de distancia significativa entre edades.

Fue justo después del nacimiento del que sería su último hermano que él y su familia llegaron al vecindario. Su jefecito había decidido abandonar su anhelo de conseguir una madre para sus hijos. Decidió que era momento de empezar de cero en un lugar nuevo y ser una buen padre, o lo que entendía por eso, para ellos. Eso significó un gran cambio para los hermanos Hispania. Abandonaron la campiña para trasladarse a las afueras de la gran ciudad. Dejaron atrás el rancho en que vivían para instalarse en una especie de mansión que, si bien no rivalizaba en espacio con su antiguo hogar, como mínimo les permitiría jugar a sus anchas. Fue un cambio muy drástico para ellos, él está seguro de ello. Con todo, lograron continuar con sus vidas y hacer amigos… o eso intentaron. ¿Cómo puedes hacer amigos cuando tu hermana se empeña en que no los tengas? Perú estaba empeñada en que no necesitaban a más personas en su vida. Ellos se bastaban a sí mismos para hacerse un lugar en el mundo. Si no hubiera sabido que su querida hermana estaba en contra de la endogamia… hubiera pensado mal de ella. El señor Hispania no era de mucha ayuda al respecto. Pensaba que lo mejor era que Cuba lo acompañara en las visitas y demás eventos en que participaban con vecinos y algunas conexiones que conservaba. Mientras, el resto, en especial los más pequeños, se quedaba en casa al cuidado de Perú y de él.

Cuando ocurría lo contrario, y los vecinos y amistades de la familia venían a ellos, Guatemala y Chile se quedaban a cargo. Entonces era tarea de su hermana y él hacer frente común con Cuba, a veces se les unía Puerto Rico y en ocasiones Colombia. Fue en una de esas reuniones que la conoció. Su padre le había dicho que se trataba de parientes lejanos a los que había reencontrado en el funeral de un pariente más cercano en común. Ella era hija de un gran propietario, como tenía entendido que era su jefecito, pero había sido criada de una manera totalmente diferente. Altiva, seria y fría, pero elegante. Chocaron de inmediato y sin mucho esfuerzo. Todavía la recuerda con sus ademanes muy cuidados, tratándolo como si fuera un lord de la baja nobleza o, peor aún, como si ellos dos no pertenecieran al mismo mundo y por ello fuera imperativo no dirigirse siquiera la palabra. Perú la odió de inmediato. Él odio más a sus primos, en especial al mayor de ellos.

Österreich Germania no salió de sus vidas en un rato porque los padres de ambos decidieron que serían los grandes amigos. Perú protestó tan enérgicamente contra la obligación que se le imponía de tratar con gente como ella, que su jefecito resolvió no volver a hacerla entretener a los invitados desde entonces. Cuando Colombia la secundó, su padre temió una revuelta de efecto dominó por parte del resto. Con Cuba y Puerto Rico lejos de casa, el patriarca de los Hispania confió en que él, su querido Nueva España, no le fallaría y sería su nuevo acompañante oficial.

— Espero que sepas poner el ejemplo a tus hermanos, Méjico —le dijo la primera vez que recibieron a los Germania y al resto de sus amistades sin la compañía de sus hermanos—. Deben tener un referente para entender cómo deben comportarse en sociedad. En especial, no permitir que sus opiniones se les crucen en el camino.

México comprendió de inmediato que lo que le dijo su padre no era otra cosa que una orden. Pórtate bien y no me dejes en ridículo como han hecho tus hermanos. Sabía que Perú era su consentida, pero hasta para ella había límites claros.

— Seré cordial con France y USA —prometió a regañadientes aquella vez.

Su padre levantó una ceja.

— Y Österreich también —agregó de mala gana.

En ocasiones como esa creía entender la razón detrás de que a su jefecito no le duraran las esposas.

— Me alegra comprobar que eres un buen hijo, Méjico —recibió con aprobación.

Jura que estuvo a casi nada de retirar lo dicho. Casi.

Su vida siempre fue monótona y muy estable, así que la mayoría de los escasos cambios que experimentaba los recibía de buena gana. Salvo ése. Había tenido que tratar con él gracias a su padre, quien había encontrado adecuado entablar amistad con su pariente lejano por muy extraño que pareciera. No entendió nunca las razones de su progenitor. Familias como los Hispania no eran del tipo que interesara a su padre, pero ese lote desbordado parecía tener su encanto. De otra manera no se explica el empeño y la constancia que su Vater ponía en su nueva conexión. Fue hija única. Su madre había sido tan distante con ella como lo había sido su padre. Siempre había estado bajo el cuidado de una institutriz y sus pocas interacciones con otros niños se redujeron a réplicas infantiles de las de sus mayores. Tenía primos que le hicieron compañía de vez en cuando, pero su eterno compañero de juegos fue también su más odiado enemigo. Siempre creyó que no encontraría a alguien más insoportable que a Magyarország Magyar, a quien prefería llamar Ungarn, hasta que lo conoció a él y a su hermana. Entonces comprendió que Ungarn era un amor en comparación, a pesar de ser muy jóvenes.

México Hispania tenía una familia grande y de una reputación dudosa, pero a primera vista parecía decente. Esa impresión se hizo trizas en el momento en que la única hermana que presentaban en sociedad comenzó a mostrarse agresiva. La hizo confirmar la dudosa reputación que la familia se cargaba. El suyo era un caso de los peores. Hijos de distintas madres, cuyo padre no hacía mucho por educarlos pese a que aparentemente no los abandonó. Sin institutrices, ni tutores de categoría. No eran ni la mitad de lo que le habían dicho a ella que debía esperar de una buena familia. Sin embargo, Cuba Hispania había demostrado que podían enorgullecerse de un hijo prometedor. Lo demostró el hecho de que tanto él como Puerto Rico pudieron ingresar en universidades de prestigio y atraer el patrocinio de familias poderosas. Los Britania y los Slav no eran nada desdeñables. Aunque no podía decir lo mismo de México y Perú. La segunda había dejado a su familia en ridículo y el primero, pese a que no parecía seguir su ejemplo, no parecía preparado para tomar el lugar de sus hermanos mayores.

Si todo hubiera quedado con sus padres, las cosas no hubieran llegado tan lejos. De no haber sido por el mayor de los Galia, que se las daba de crear grupos o parejas de compañeros de juego inmejorables, está segura que ella hubiera seguido con Ungarn por única compañía permanente. France Galia, a falta de más niños, supone, consideró buena idea obligarla a convivir con Perú y México Hispania. Tiene que admitir que el hermano del par de Hispanias le dejó una fuerte impresión, en el sentido positivo. Parecía algo rudo y áspero en el trato, acompañado de una despreocupación que debió haber encontrado reprobable… Misma que pasó por alto. No se hizo muchas ilusiones con él porque al principio pareció que ninguno buscaría entablar una amistad y todo quedaría en una efímera compañía fácil de olvidar. Hasta que a ella se le ocurrió comentar que era bueno que sus hermanos salieran a buscar suerte y dejaran a su familia atrás. Quizá fue la manera en que lo dijo, o quizá la hija mayor de Herr España no aprobaba su modo de ver las cosas. La cuestión fue que Perú espetó una negativa sin explicación que terminó en casi una agresión física cuando a ella se le ocurrió añadir que debían buscar la manera de asegurar alianzas con otras familias. No volvió a ver a Perú Hispania desde entonces, lo que significó que debió seguir soportando el silencio pesado que el hermano de ella le ofreció. No supo bien cómo empezó su primera conversación. Sólo recuerda que fue un intercambio superficial de comentarios sobre asuntos tan mundanos como el clima. Siempre intentaron evitar sus diferencias culturales. Lo que no los salvó de caer una y otra vez en desacuerdo por la más mínima cosa. A ella le podía parecer un sol espléndido y a él no tan bueno y viceversa. Casi extrañó los tiempos en que la ignoraba. Casi, porque en el fondo sus discusiones sin sentido eran lo único que la mantenía obediente a la voluntad de su padre de que conviviera con los hijos de su amigo y pariente.

Pudo haber soportado eso toda la vida, y estaba dispuesta a hacerlo…

— Me voy con USA Britania. Ya no tendrás que soportarme, Öster —le anunció en un tono seco y carente de todo afecto—. Serás libre de buscar compañía mejor en otro lado.

Ella sonrió con una falsa satisfacción.

— Yo no me preocuparía por mí. Tengo quién me busque de sobra. No sé quién querrá estar contigo, Mex —contraatacó con lo mejor que tuvo—. Me temo que te quedarás solo de por vida.

Él le devolvió el gesto sin dificultad.

— Serán tus perros —aseguró en tono burlón—. Te tengo tanta lástima que estoy dispuesto a prometerte que, si no encuentras a nadie que te haga el favor de ser tu compañero a mi regreso, me casaré contigo para que nadie sepa que no tienes quien te quiera.

Ésa fue su oportunidad de regresar el golpe de hace años.

— Dilo por ti. Estoy segura de que yo seré la que te haga el favor con la loca desquiciada que tienes la desgracia de llamar hermana. Eso sí, si no llega alguien más primero. Entonces, será una pena dejarte morir solo —remató con placer.

— Júralo.

La demanda tan seria la descolocó un poco, pero lo juró de cualquier manera. Nadie la previno de lo que vino después.

Siempre tuvo en consideración que no era la mejor persona del mundo, pero a veces, sólo a veces, se detenía a preguntarse si de verdad era tan desgraciado. O simplemente lo que ocurría era que tenía muy mala suerte. Su relación con USA Britania nunca fue tan buena, pero estaba seguro que podía llamarla compa sin problemas. Viajaron por todo el mundo en busca de emprender un negocio a lo grande. Más bien, él la estaba acompañando a ella en su aventura. La experiencia sólo contribuyó a estrechar su amistad. Así que no se explicaba porqué había interferido en su relación con Deutschland. Ella estaba trabando alianza con China, con los Slav y con algunos de sus hermanos. ¿Qué interés podía tener en que él tuviera o no algo con Alemania? Luego estaba lo de la hija de Slav, con quien le pareció poder congeniar bastante bien. Sin embargo, ella cambió de opinión más temprano que tarde y prefirió a su hermano mayor. Rusia dejó de tratarlo sin siquiera despedirse. Después pasó lo de Canadá, quien había manifestado cierto interés en él. Interés que no sirvió de nada cuando le salió al paso una oportunidad de trabajo al otro lado del mundo como para dejarla pasar. Nunca escuchó de él por otra fuente distinta a su prima. Cuando quiso conocer mejor a una de las amigas de su hermana Filipinas, la chica se esfumó misteriosamente y sin dejar rastro. Barajó la posibilidad de coquetear con China, que ni lo pelaba, para ver si su teoría era cierta.

Pudo haber sido muy supersticioso de su parte creer que estaba maldito, pero no le quedaban muchas opciones por descartar. No cuando muy en el fondo sabía que en vano se había querido distraer para no estar muy al pendiente de algunos asuntos que, estaba seguro, no le concernían…

Ungarn nunca fue una opción, lo supo desde siempre, pero aparentó intentarlo por insistencia de su padre. A decir verdad, lo suyo pareció destinado al fracaso desde el principio y que sólo empeoró por obra y gracia de una mano invisible. ¿Quién le había presentado a Polen? Sólo Dios sabía, pero le estaba profundamente agradecida. No tenía tiempo suficiente para sostener una relación, mucho menos una seria, cuando había que desviar sin falta correspondencia importante, crear algunos rumores pertinentes y bien intencionados por ahí para cubrir su propio rastro o tirar de algunos hilos específicos para lograr una oportunidad de oro para alguien que lo necesitaba. Necesitaba estar al pendiente de los movimientos y los logros de cierta joven Britania si deseaba estar a la altura de la situación y suceder a su padre en el negocio familiar. Lo cual no le dejaba tiempo para buscar pretendientes. Aunque a decir verdad no le importaba admitir que no sabía, ni le preocupaba averiguarlo, en dónde se habían perdido los que creyó que le quedaban. En fin, que su padre le había anunciado que visitarían pronto a los Hispania. Herr España celebraba que su hijo México regresaría a casa. Por alguna razón, ni Cuba ni Puerto Rico volvieron al nido. Así que el patriarca de los Hispania estaba muy satisfecho con tener a uno de sus hijos mayores de vuelta. Perú y el resto estarían ahí, lo cual no le preocupaba tanto. Ya tenía ensayado lo que haría una vez en la fiesta de bienvenida. Nadie la detendría. Así que cuando todos los invitados estuvieron al alcance de su voz y Perú emprendió la misión de avergonzar a su querido hermano. Ella sonrió complacida. Perú se detuvo en los pormenores de algunas de las travesuras que México cometió cuando joven. Ella esperó pacientemente a que la chica se sintiera lo bastante satisfecha como para que bajara la guardia y, creyendo ofenderla, la incluyera en su jugada.

— Oh, sí, querida. Lo recuerdo perfectamente —respondió sin mucha dificultad para sonar entusiasta—. Incluso me prometió que se casaría conmigo si, para cuando volviera, ambos seguíamos solteros.

La sala entera quedó sumida en el silencio después de que lanzó la bomba. El primero en recuperarse fue Herr España.

— México, ¿por qué no me informaste de esto? ¿Pensabas dejar sin cumplir la palabra dada? ¡Un hijo mío no puede deshonrarse y deshonrar a la familia de esa manera! —reclamó escandalizado.

La agitación del resto de sus hijos fue evidente, pero a nadie le importó su reacción. Todos estaban pendientes de aquel al que ella prácticamente acababa de acusar de poco serio.

— Creo que puedo entender las razones de tu hijo para no comprometerse antes de marcharse, España —comenzó su padre evidentemente complacido. El hombre estaba preocupado al volverse cada vez más evidente su impotencia por colocar a su hija—. No sería mala idea…

Ella fingió no enterarse de nada. Al final de cuentas, sólo había revelado un ejemplo de la imprudencia de juventud del orgullo de la familia anfitriona.

— ¡Debe ser una broma! —exclamaron al unísono Perú y Colombia—. México, di algo. Te están difamando.

El aludido no pareció preocupado o incómodo en lo más mínimo. Más bien, la sonrisa que adornaba sus labios desde el inicio de la velada se mantuvo imperturbable. Con la diversión brillando en sus ojos grises que no dejaban de observarla, se desplazó hasta donde su delatora se encontraba. Ella intentó no sentirse demasiado satisfecha o asustada. No esperaba esta reacción de su parte.

— No puedo dejarte en vergüenza, ¿verdad, Öster? —dijo tomando su mano entre las suyas—. Como me diste una respuesta afirmativa aquella vez, quiero suponer que al mencionarlo la estás reafirmando —ella asintió mecánicamente, no daba crédito a lo que estaba ocurriendo frente a ella, pero tampoco se sentía desilusionada—. Sólo me queda hablar con tu padre. Dudo que el mío se oponga…

Y en ese momento ella se preguntó si existía la posibilidad, por mínima que fuera, de que ambos se habían dedicado a saborear la vida amorosa del otro estos últimos años. Eso la dejaba sorprendida, pero muy satisfecha.

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