MISTY LULLABY
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 6: La melodía que podía ver.
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Los hermanos Haruno se creían los más listos cuando de mantener siempre vigilada a la menor de ellos se trataba, sin embargo, no tenían idea de que, en ciertas ocasiones, Sakura los superaba en astucia y solía escaparse de casa para disfrutar sola de un paseo por la ciudad.
Ella no se consideraba una persona a la que recurrir al engaño o el soborno le fuera una segunda naturaleza, pero, ciertamente, comenzó a facilitársele conforme incurría más en su práctica de huir las contadas veces en que todos sus familiares salían al mismo tiempo y pagar a los siervos de su hogar para que no dijeran nada.
Sabía que estaba mal, pero, al final, para calmar su consciencia bastaba con recordar que no se vería obligada a actuar así, si no fuera por todas las restricciones que tenía al respecto, para empezar.
Además, ya que nunca había sido descubierta por nadie, ni siquiera un solo conocido, se sintió libre de seguir haciéndolo.
—¿Señorita Haruno?
Solo que esa tarde alguien rompió con su racha de cero incidentes.
—S-señor Uchiha — Sakura murmuró enrojeciendo al tiempo que se giraba para encarar al hombre a su lado —. Me da gusto verlo, ¿cómo está?
—Estoy bien, aunque sorprendido de verla — los ojos oscuros del hombre inspeccionaron cuidadosamente a la joven. Aunque vestía como la elegante señorita de alcurnia que era, tenía cubierto el cabello con una capa con capucha, lo que daba a entender que lo estaba escondiendo. Además, su lenguaje corporal era entre apenado y nervioso, lo que hizo a su mente hilar una única conclusión, ¿podría ser que...? —. ¿Está aquí sola?
Ante su suspicaz pregunta, la doncella se limitó a asentir lentamente y ese gesto fue más que suficiente para que Sasuke comprobara que tenía razón.
Al parecer la sobreprotegida niña de los Haruno había tenido las agallas de escapar del estricto control de sus familiares. Bien por ella.
—¿Viene a comprar libros? — la chica preguntó queriendo distraerlo para evitar tocar el tema de su huida.
El Uchiha observó al interior de la tienda frente a la cual ambos estaban parados y que, afortunadamente, les había permitido encontrarse. De repente olvidó qué había ido a buscar, pero teniendo a su lado la chica con la que se la había pasado largos días y noches reflexionando, tampoco hizo el esfuerzo de recordarlo. En cambio, se encogió de hombros.
—No, ¿qué hay de usted?
—Tampoco, solo me detuve a ver por curiosidad — Sakura respondió alternando su mirada entre los artículos en el escaparate y el hombre a su lado.
Un pequeño silencio se hizo lugar entre ambos, permitiéndole al hombre ocuparse de admirar a la dama a su lado sin restricciones, tal y cómo siempre hacía cuando estaba en su presencia, desde el día que se conocieron.
Podía ser que llevara el cabello cubierto, una parte esencial de su identidad, sin embargo, a él le había bastado con oler su aroma cuando ella pasó caminando a su lado y ver un destello verde en su rostro para reconocerla.
Con lo mucho que se había dedicado a analizarla detenidamente cada vez que la tenía cerca y el largo tiempo que pasaba todas las noches evocándola, ya se sentía capaz de encontrarla incluso en la oscuridad.
—Entonces, ¿qué hace aquí en el pueblo, señor? — de repente, ella lo cuestionó con interés.
—Solo estoy vagando un poco — mintió. En realidad, sí había ido a esa tienda con un propósito, pero si ella no tenía intención de entrar, entonces él tampoco —. ¿Y usted?
—Lo mismo — ella sí que decía la verdad. Cuando escapaba rara vez tenía un objetivo en concreto que visitar.
De nueva cuenta hubo silencio y fue precisamente en ese momento que se dieron cuenta de que había personas a su alrededor observando el interesante intercambio del irascible lord Uchiha y una joven señorita, lo que estaba llamando la atención más de lo que la muchacha podía permitirse.
Se suponía que estaba ahí de incógnito y si el simple chisme llegara a oídos de sus hermanos, aún sin su nombre ni su descripción de por medio, sabrían de inmediato que se trataba de ella.
Lo mejor sería despedirse.
—Ah, señor Uchiha, me dio mucho gusto verlo, pero...
—¡Si pudiera reconsiderar...! — al ver su intentó de huida, Sasuke se alarmó en automático y, sin querer, alzó su tono de voz. A los pocos segundos, avergonzado por su arrebato, se aclaró la garganta antes de continuar —. Si pudiera reconsiderar marcharse tan pronto, se lo agradecería mucho. La última vez que nos vimos no pudimos hablar ni un poco y... M-me gustaría compensar eso.
Ni él supo de dónde sacó el valor para pedirle aquello y fue tan sorprendente para sí mismo como para ella.
Sakura también quería estar un momento más en su compañía. Mentiría si dijera que no había quedado igualmente inconforme por no haber podido hablar con él en la fiesta de Tsunade y que no le gustaría corregir eso, sin embargo...
Sus ojos verdes fueron de un lado a otro, impacientemente, mientras meditaba sus opciones y, a pesar de que sólo le tomó un par de segundos, se sintió como si Sasuke y las personas a su alrededor hubieran permanecido esperándola durante horas, expectantes.
—E-está bien — finalmente accedió, girándose para darle la espalda a su acompañante —. Sígame entonces, pero disimule lo más que pueda.
Sin esperar una respuesta de él, la joven comenzó a caminar más o menos a prisa entre la gente, siendo seguida por el hombre pelinegro a unos considerables metros de distancia.
Tal vez otros hubieran considerado grosero el obligar a alguien a caminar de esa manera pese a venir juntos, más aún dada su clase social, sin embargo, Sasuke comprendió que era lo mejor sin ningún problema e incluso, tan contento como se sentía por dentro de poder pasar un momento con Sakura, pudo pasar completamente por alto las siempre atentas miradas de la gente a su alrededor.
Su emoción no iba a ser arruinada por ningún juicio silencioso a su siempre peculiar apariencia.
No mientras su ángel de cabello rosa estuviera cerca.
Ella era más importante.
Ni siquiera tuvo idea de a dónde se dirigían ni le dio la mínima importancia hasta que, tras unos minutos de pasiva persecución, la vio girar abruptamente entrando en una especie de callejón.
—Oye, ¿que estamos haciendo aquí? — el hombre preguntó una vez que la alcanzó, pero la pelirrosa solo lo ignoró y siguió caminando.
Al final del estrecho espacio había una pequeña puerta de madera frente a la cual la muchacha se detuvo y bajo la confusa mirada de su acompañante extrajo una llave de la pequeña bolsa que llevaba consigo.
Con toda la confianza del mundo, la Haruno abrió la entrada y por fin reconociendo apropiadamente a su amigo, le invitó a pasar con ella, con una sonrisa.
—Disculpe mi comportamiento anterior, señor Uchiha. Le ruego no lo malinterprete — tan pronto como estuvieron solos dentro de aquel nuevo lugar y encendió la lampara que colgaba sobre la pared, Sakura procedió a disculparse, profusamente. De repente cayó en cuenta de sus acciones y le aterró haberlo ofendido —. Es solo que mis hermanos...
—Descuide, lo comprendo perfectamente — sin embargo, Sasuke conocía sus motivaciones y tenía bien en claro que ella sería incapaz de hacer algo para lastimarlo —. Y, por cierto, ¿no habíamos quedado ya en que me llamaría por mi nombre?
A través de la tenue iluminación amarilla, el Uchiha se deleitó con el tierno rubor que invadió las mejillas de la chica, producto de la vergüenza, al comprender a lo que se refería.
—Es verdad, disculpa otra vez... Sasuke-kun.
El simple hecho de escucharla decir su nombre envió por todo el cuerpo del hombre la más grande sensación de plenitud que alguna vez hubiera sentido, pero ello, acompañado de la forma en que sus ojos brillaron mientras lo observaban a la cara, lo convirtió en una experiencia aún más especial.
Tanto que bastó para que pudiera admitir lo que ya sabía, pero había necesitado un empujón para aceptar.
Se estaba enamorando de Sakura.
Solo que ésta no le dio la oportunidad de disfrutar por mucho más tiempo del logro de esa consciencia.
—Ummm, entonces, acompáñeme. No lo traje para que nos quedáramos en este pasillo toda la visita — la pelirrosa interrumpió el momento comenzando a caminar lo que hizo que él saliera de su ensoñación y la siguiera una vez más.
—¿Dónde estamos? — preguntó al tiempo que le quitaba la lampara de las manos para llevarla él.
—En un sitio sumamente especial para mí y para esta ciudad, históricamente hablando — con un tono emocionado, Sakura caminó más rápido hasta llevarlos al corazón del recinto en el que habían irrumpido.
Estaban en el teatro mayor de Konoha.
El imponente, elegante y precioso sitio donde las más aclamadas estrellas que procedían o venían de visita a la ciudad tenían el orgullo de presentarse.
—¿Cómo es que...? — él ni siquiera pudo terminar la pregunta, estaba demasiado distraído contemplando el lugar tanto cómo la pequeña lámpara que llevaban con ellos se lo permitía.
Había estado ahí un par de veces antes, pero se sentía distinto estar ahí en la oscuridad, silencio y sin más personas presentes que la joven a su lado. Se sintió como estar en otro mundo. Un sitio más pacífico y agradable que en el que estaba obligado a vivir, cotidianamente.
—La señora Tsunade es una gran benefactora de este teatro y, como su protegida, decidió un día darme una copia de la llave como regalo — Sakura le contó alegremente, al tiempo que por fin se quitaba la capucha de la capa y dejaba libres sus rosados cabellos. Luego sus ojos fueron a parar al escenario —. Cree que debo familiarizarme con este lugar tanto como pueda para cuando mi momento de presentarme aquí llegue.
—Espero eso sea pronto — Sasuke apuntó regresando toda su atención a la joven.
—No sé si eso llegue a pasar. Por lo pronto solo vengo aquí de vez en cuando para tocar y aprovechar la magnífica acústica — ella confesó sin mucha emoción, aunque, luego su rostro se iluminó y sin dudar caminó hasta las escaleras por las que había que subir para llegar al escenario —. ¿Quiere saber cómo suena?
Ni siquiera sabía si él acaso ya había estado ahí con anterioridad, pero la pregunta salió por sí sola de su corazón, de sus deseos e ilusiones.
Quería tocar algo que solo Sasuke pudiera escuchar.
—Me encantaría — para su fortuna, él lo deseaba tanto como ella.
Así entonces, olvidándose de las normas de comportamiento que cualquier señorita debía seguir, Sakura le extendió su mano en una clara invitación para que la acompañara, esta vez, de forma real y cercana y Sasuke, inconsciente de la sonrisa que se había hecho lugar en su rostro, la tomó, suavemente.
Ese fue otro momento determinante a la hora de aclarar las ideas respecto a lo que sentía por la persona a su lado, pero no solo para el Uchiha, sino también para la joven.
Siempre sintió que sus manos solo habían nacido para tocar el piano y por eso ello era lo único con lo que conseguía sentirse feliz, sin embargo, en el instante en que sintió la piel de Sasuke hacer contacto con la suya y envolverla de forma dulce y protectora, cambio de opinión.
Ese se sentía como un sentido y uso aún más hermoso y adecuado.
Fue la sensación reconfortante y conmovedora que necesitaba para comprender que lo que había comenzado a sentir por él, casi desde que lo conoció, podría tratarse de enamoramiento.
Algo parecido sucedió con el hombre, quien estuvo tan concentrado en la forma en que su única mano, grande, callosa y llena de traumas, encajaba a la perfección con la mano pequeña, suave y dadora de vida de Sakura.
Para cada uno fue como estar en el sitio correcto y por eso ninguno se apresuró a llegar a donde el gran piano en medio del escenario los esperaba. Para su disgusto, una vez que estuvieron frente a él, soltarse fue una necesaria pena que debían pasar.
—Siéntate conmigo, Sasuke-kun — la pelirrosa ofreció animadamente, lo que el hombre obedeció un poco dubitativo por compartir el estrecho espacio.
—¿Qué vas a tocar para mí? Espero algo de tu autoría.
—Es lo menos que puedo hacer por haberte traído hasta aquí casi obligado.
La dama ni siquiera dudo un poco en su elección para mostrarle y rápidamente comenzó a tocar.
Cómo era de esperarse viniendo de ella, la melodía fue un completo deleite desde el principio y conforme fue avanzando solo reafirmó lo que él y todos los que alguna vez la habían escuchado tocar ya sabían: que el talento de Sakura era un regalo divino.
Sasuke realmente nunca fue un ávido amante de la música, pero gracias a la chica a su lado se había convertido en una de sus cosas favoritas. Bueno, en realidad, solo si era a ella quien la producía.
Y es que no solo se trataba de escuchar sus sinfonías y disfrutarlas, sino que la experiencia también se trataba de verla tocar y presenciar la forma tan apasionada en la que lo hacía. Cómo ofrecía su corazón en cada nota y expresaba cuánto adoraba hacerlo.
Por ello, la mirada de Sasuke no sólo se enfocó en observar los pequeños y ágiles dedos de la chica moviéndose sobre las teclas, sino también en su rostro concentrado pero suave al mismo tiempo. Le gustaba mucho cada rasgo suyo, pero, sin duda, lo que más le encantaba eran sus ojos y sus labios. Las dos cosas que más la dotaban de belleza, pero también le intrigaban.
Ansiaba conocerlos con más detalle y a profundidad, de maneras que quería que sólo fueran exclusivamente para él y en sentidos que podrían resultar escandalosos.
Mientras tanto, ajena a los pensamientos del pelinegro, la doncella se esforzó con toda su alma por no equivocarse a la hora de tocar, pues, aunque aparentaba tranquilidad, por dentro estaba muriendo de nerviosismo y emoción.
Sasuke no podía saberlo y ella tampoco iba a decírselo, pero la pieza que estaba mostrándole era una de las muchas que había compuesto pensando específicamente en él.
La había bautizado como "Jinete", puesto que además de ser una melodía rápida, grave y al mismo tiempo cautivadora, había sido escrita para representar el estado de su corazón cada que evocaba o estaba en presencia de su amigo: acelerado y jubiloso. Como el ritmo de un caballo galopando, bajo la guía de su querido amo montado en su lomo.
Cuando escribió esa y las demás canciones en su honor nunca pensó que tendría la oportunidad de mostrárselas; quizá alguna vez barajeo la idea de obsequiarle sus partituras una por una, si es que su amistad avanzaba más, pero realmente, ni en sus más edulcoradas fantasías, imaginó que podría interpretar su música para él y expresarle sus profundos y puros sentimientos, por más implícito que fuera. Más aun estando a solas y en un contexto tan espontáneo.
Se sentía como en un sueño del que no deseaba despertar jamás.
Antes de que pudiera darse cuenta, la pelirrosa finalizó su canción y tímida, aunque satisfecha, se giró a verlo expectante por oír la opinión de su musa.
—En la fiesta de Tsunade pensé que eras toda una prodigio, pero hoy pienso que no hay forma de que seas de este mundo — él se expresó desde el fondo de su corazón, lo que hizo que una encantada sonrisa se abriera paso en el rostro de la chica —. Eres más impresionante de lo que yo o cualquiera podría expresarte con palabras.
—Muchas gracias... Sasuke-kun.
El compartir esa canción había sido toda una maravilla, pero el sonido que se llevaba el premio como el favorito de ese día, sería el elegante nombre del Uchiha pronunciado por la dulce y amorosa voz de Sakura.
—El día que te conocí estabas cantando, ¿no te gustaría también que otros escucharan tu voz aquí?
—Cantar no es algo en lo que destaque y la verdad es que, siendo realistas, ni siquiera me visualizo teniendo el honor de tocar en este teatro — Sakura se giró hacia el área de las butacas y en su expresión cruzó algo parecido a anhelo y resignación —. Me queda muy grande, aunque... Admito que es el único sueño que de vez en cuando me permito tener.
—¿El único? ¿Qué hay de las demás metas propias de una señorita de tu edad? — él cuestionó, con interés.
Ya que estaban siendo abiertos el uno con el otro, su curiosidad acerca de la postura de la pelirrosa respecto a esos temas no pudo ser frenada. Era algo que había estado dando vueltas en su cabeza sin descanso.
—¿Se refiere al matrimonio y los hijos? — ella preguntó volviendo su mirada hacia él y una graciosa sonrisa, así como un leve rubor, aparecieron en su rostro —. Bueno, eso no es algo que vea posible para mí. Es de conocimiento general que no soy un partido elegible para nadie, aunque ciertamente no me opongo a esas cosas. — Sasuke estuvo a punto de señalarle lo erróneo en sus palabras, pero antes de que pudiera abrir la boca ella decidió increparlo —. ¿Y qué hay de usted?
—¿Yo? — por alguna razón la pregunta lo desconcertó, aunque luego pudo recuperar la compostura —. B-bueno, no es algo en lo que este particularmente interesado, pero me temo que ahora mismo estoy en una carrera a contra tiempo para casarme.
Sus palabras cayeron como un balde de agua fría sobre la joven, llegando incluso a hacer que su mundo se detuviera y la respiración se le cortara.
—¿Q-qué dice?
—Cómo usted ya sabe mi padre, el vizconde, murió hace poco y dejó establecido y notariado que sólo el primero de sus hijos en casarse sería quien heredaría el título — Sasuke se sinceró con un suspiro y aunque su tono de voz denotó irritación por su situación, la joven deseó con toda su alma que sus ojos funcionaran para poder ver si en serio era así como su necesidad de casarse lo hacía sentir —. Sé que suena como una maldita y tortuosa jugarreta, pero así era mi padre y tanto Itachi como yo hemos aceptado este cruel destino con tal de que el título se quede con nosotros y no pase a ningún otro pariente.
Aunque su explicación tenía todo el sentido del mundo y era un asunto lleno de practicidad, aun así, produjo un extraño malestar en Sakura que incluso hizo que le doliera el estómago. De repente, lo que había sido un encuentro digno de recordar con ternura en el futuro, se convirtió en uno desagradable.
—Entiendo — fue todo lo que pudo decir.
—Quisiera que las cosas no fueran así y pudiera dedicarme solo a hacer lo que me gusta, pero... — el Uchiha se detuvo ahí. Justamente a él también estaba causándole desasosiego esa conversación.
Un pequeño silencio como los que tanto solían invadir sus conversaciones cuando estaban juntos se hizo presente, mientras cada uno por su lado trataba de corregir lo que se había convertido en una tensa situación.
—¿Y qué son esas cosas a las que preferiría dedicarse en lugar de estar casado? — Sakura fue quién se atrevió a tomar la iniciativa, aprovechando de paso para conocerlo más.
Sasuke suspiró pesadamente.
—Me gusta escribir. Es algo en lo que soy bueno y que he hecho desde niño. Ni siquiera dejé de hacerlo cuando estaba en la guerra y hasta el día de hoy es algo a lo que disfruto dedicarme — finalmente respondió con un aire nostálgico y orgulloso en su voz.
—¿En serio? — ese dato sobre el hombre funcionó de maravilla para recuperar el ánimo de la joven, aunque fuera un poco.
—Sí, es decir, no soy el más prodigioso en mi disciplina, cómo tu, pero soy bueno — él admitió incluso dejando salir un atisbo de sonrisa —. Me gusta pensar que si decidiera publicar mis diarios alguna editorial los compraría, aunque no estoy seguro de poder decir lo mismo de los clientes.
—¡Yo lo haría! — Sakura se apresuró a decirle, aunque se exaltó demasiado y su típico sonrojo de vergüenza se apoderó de su rostro completamente, algo que se le hizo de lo más adorable a su acompañante.
—¿Lo haría? No veo cómo las memorias de un acabado ex soldado podrían interesarle a una señorita cómo tu — preguntó con gracia queriendo tomarle el pelo, un poco.
—S-sí, sin duda lo haría. Usted me agrada mucho y lo admiro más de lo que podría creerme, así que, por supuesto tomaría la oportunidad de conocerlo más, si ésta existiera.
La declaración de la joven no sólo fue sumamente interesante y reveladora para el hombre, sino que también vino de la mano de una sinceridad avallasadora presente en sus ojos verdes. Estos de por sí eran las joyas más preciosas que en su vida había tenido la oportunidad de ver, pero en ese momento brillaron de forma que incluso hicieron latir el corazón del hombre, desbocado.
—¿Me admiras? — preguntó sobrecogido e inconsciente de la forma tan profunda en la que él mismo la estaba viendo.
—Lo hago. Es usted la persona más valiente y honesta que he conocido y ambas cosas me hacen desear ser más como usted — Sakura respondió observándolo de frente y tratando de reunir todo el valor en ella para no rehuir a sus propias palabras.
Al escucharla, el constante conflicto interno que solía molestar al Uchiha cada día, se hizo más fuerte.
—No digas eso... No quiero que seas como yo, no puedes... Ni siquiera lo pienses — con un tono afectado, Sasuke de inmediato quiso cambiar su perspectiva.
De ninguna manera, una mujer tan perfecta y maravillosa como Sakura debería desear asemejarse a él. Sabía que se refería a la cuestión de su frontal actitud, pero por alguna razón su cerebro lo llevó directo al sentido estético y personal.
¿Cómo una dama tan absurdamente hermosa y dulce como ella podría querer asemejarse a él? Tenía el apodo de Bestia de Konoha por una muy buena razón y no se admitiría a sí mismo que era apropiado para él si no lo creyera.
Si no fuera cierto.
Si no se lo mereciera.
—¿Por qué no? ...Sasuke-kun, sé que es muy pronto para decirlo, pero ya te he conocido lo suficiente y en serio...
—¿Lo suficiente? — el hombre la interrumpió y la acalló de golpe —. Sakura... Ni siquiera sabes cómo luzco en realidad.
En la mente de la joven, el placer y enorme sentimentalismo que le había producido escucharlo llamarla por su nombre luchó por apoderarse de ella en lugar de la idea que se le ocurrió en cuánto razonó el resto de lo que le había sido dicho, pero, al final, no pudo ganar.
Así que haciendo uso del poco valor que había conseguido reunir en su alma, la pelirrosa se atrevió a tomar la mano del hombre y hacer un pedido que solo en sus sueños pensó podría hacer.
—E-entonces... Déjame verte.
Igual que ella, únicamente en sus fantasías, Sasuke se había permitido imaginar que ella llegaría a hacerle esa petición y siempre creyó que, por más que su corazón y el afecto que sentía por ella lo intentaran persuadir para que aceptara, él conseguiría hacerle caso solo a su razón y se negaría. No podía permitirse tanta vulnerabilidad.
¿O sí?
—No huyas de mí, por favor.
No obstante, pese a sus temores, el ambiente estaba cargado de emociones, el momento era perfecto y la expresión suplicante en el rostro de la joven a su lado fue algo a lo que no pudo resistirse.
"No lo hagas. Detente. Vas a arruinar las cosas. Te vas a arrepentir, te lo prometo" su conciencia le dijo en un inútil intento de frenar sus intenciones, sin embargo, él no escuchó y, en cambio, hizo todo lo contrario.
Sosteniendo firmemente la mano de la chica entre la suya, como una forma de aferrarse a esa valentía que Sakura tanto decía ver en él, así como para no dar marcha atrás, poco a poco se acercó a ella y contuvo la respiración en sus pulmones conforme la distancia se reducía.
Tenía miedo, pero esa luz llena de afecto y esperanza que tenía en frente hizo que pudiera anteponerse a él.
Para la joven siempre era emocionante el momento en el que estaba por conocer físicamente a alguien, tanto que podía hacer que su corazón se detuviera. Esa claridad que poco a poco lograba llegar a sus ojos para hacerle ver una imagen nítida del mundo, era para ella la experiencia más maravillosa que existía y en ese momento, siendo el hombre del que estaba enamorada su objetivo, el efecto fue mil veces mayor.
Cuando sus narices estuvieron a punto de tocarse, la pelirrosa por fin pudo conocerlo y se emocionó al punto en que las lágrimas picaron en sus ojos exigiendo salir.
Entonces sus pequeñas manos cobraron vida propia y sin detenerse a pedir permiso, se elevaron hasta que sus dedos temblorosos rozaron las mejillas del hombre, quién lucía igual o más afectado que ella por lo que estaban haciendo.
—Sasuke-kun... Eres aún más hermoso que en mis sueños.
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"El día que desperté en una camilla en la enfermería de mi escuadrón, sin un brazo y con heridas en mi cuerpo y rostro, lloré y rogué al cielo que si no podía matarme al menos me hiciera invisible... Pero hoy le agradecí no haberme escuchado en aquel entonces.
Nunca amé tanto mi herencia de cabellos negros y ojos oscuros hasta que Sakura los vio y comparó con la más profunda y bella noche. Nunca me sentí más contento de mis rasgos rudos y afilados hasta que Sakura me dijo que me hacían el hombre más atractivo del mundo y, a pesar de mi cicatriz, nunca me sentí más deseoso de que mis labios fueran observados hasta que la mirada dulce de Sakura se fijó en ellos.
Ojalá pudiera describir lo pleno, vivo y conmovido que me hizo sentir el toque de sus manos en mi rostro, su dulce aliento combinándose con el mío y la maravillosa oportunidad de yo también ver aun más de cerca su belleza. Amaría poner toda la experiencia aquí en palabras, pero lo único que puedo hacer es tratar de que el momento tan hermoso que compartí con ella quede aquí registrado para en el futuro acudir a estas páginas para recordarlo, aunque, sinceramente, no lo creo necesario.
Jamás podría borrarse nada de lo que pasó de mi memoria, ni siquiera, aunque hiciera el esfuerzo y es porque no solo quedó grabado en mi mente sino también en mi alma, mi piel, cada centímetro de mi cuerpo y todo mi ser en general.
Quizá, si lo pensaba cada día y cada noche sin falta, la percepción que Sakura tenía de mí, me influiría lo suficiente y me haría verme de la misma manera que ella lo hacía.
Esta felicidad que siento y que no me permite reflexionar en las consecuencias de mi atrevimiento, seria imborrable de mi pasara lo que pasara y definitivamente me invadiría con la misma intensidad cada que regresara a esta tarde en el teatro.
Sobre todo, al evocar cuando mi querida princesa me llamó "su príncipe", expresándomelo con la más grande sinceridad y afecto, provenientes de su corazón."
-Del diario de Sasuke Uchiha.
...
NOTAS FINALES:
No les miento cuando digo que, con la edad y mis cada vez más mensas crisis mentales, escribir se me está haciendo más y más difícil. Antes podía sentarme y la inspiración fluía sola, ahora con mucha suerte y puedo terminar un pedazo de capitulo antes de dejarlo para continuar más tarde.
Aun así, estoy haciendo todo mi esfuerzo por traerles este fic con la calidad a la que los tengo acostumbrados y prometo que pase lo que pase lo voy a terminar. No lo voy a tirar.
Ya que he dicho eso, también quiero que sepan que ahora más que nunca todos sus comentarios están siendo de ayuda y me están sacando de este agujero de desmotivación en el que estoy viviendo. Plis no me dejen a mi ni a la historia abajo y sigan demostrando su apoyo de la forma que puedan.
Muchas gracias por la paciencia y por llegar hasta aquí, les deseo excelente semana y nos leemos en la siguiente actualización. bye!
