El Sunny descansaba anclado cerca de un hermoso archipiélago con enormes árboles de los cuales en cuyas raíces surgían burbujas que ascendían hacia el cielo y explotaban al alcanzar una gran altura.
Iida comprendió rápidamente lo que le sucedía tanto a su cuerpo como a su mente. Recordaba la melodía que escuchó antes de que su cuerpo dejara de responder y como un hombre desconocido, rubio y delgado, arrancó algunos cabellos a Sanji para luego clavarlos en su frente. Siendo ese su último recuerdo, antes de despertar en la cubierta del barco, en el cuerpo de su sensei en turno.
Sin perder tiempo, preguntó por el paradero de sus compañeros, enterándose así que Zoro había salido a caminar, las chicas fueron de compras mientras que Luffy, Brook y Chopper acompañaban a Hatchan, Camie y Pappug al parque de diversiones.
Al observar la edad de los piratas y los drásticos cambios físicos, dedujo que al no mencionar al tritón; este aún no se había unido a la banda y que posiblemente en ese momento tenían esos tres nakamas que mencionaron.
Franky y Usopp le insistían en que su té se enfriaría si no regresaba a sentarse con ellos, pero Iida permanecía meditativo sobre el funcionamiento del Quirk del villano.
Sentía la fresca y pegajosa brisa del mar, los olores a pescado combinados con humedad y el humo del té. No era una ilusión... Realmente estaba viviendo en el cuerpo del cocinero... pero ¿en qué momento dejaría de funcionar el Quirk, o cómo podría salir de él?
—¡Oi Sanji! ¿Qué te parece comprar una de esas motos que flotan con burbujas? —Gritó Usopp tratando de llamar su atención apuntando a una revista local.
—Antes tendríamos que probarla, para ver si está bien. —Agregó Franky que descansaba su cabeza sobre sus hinchados brazos.
*PURU PURU PURU*
—¿Quién tiene el Den Den mushi? —Preguntó Iida
—Luffy... Aaaaaahh... ya debió meterse en problemas. —Lamentó Usopp corriendo hacia el comunicador, tomando la bocina del caracol.
—¡¿HOLA?! ¡SOY CHOPPER! ¡UH, AY UN MONTÓN DE HELADOS DIFERENTES AQUÍ!
—Oh, Doctor Chopper... Pensé que sería algo urgente. —Iida comentó aliviado, al escuchar el comentario del reno.
—¿¡Sanji!? ¡ES TERRIBLEEEEE WAAAAAAAAAAAH!
—¡QUE CAMBIO TAN DRASTICO!
—Oi oi, Chopper, tranquilízate, ¿Qué pasa? —Preguntó el narizón
—¡HAN RAPTADO A CAMIE! ¡PARECE QUE SON TRAFICANTES Y VAN A VENDER A CAMIE! ¡VA A SER ESCLAVA EL RESTO DE SU VIDA Y SERÁ POR NUESTRA CULPA! —El caracol pronuncio con dificultad, debido a las lágrimas.
—¡Hay un montón de tiendas de humanos en el archipiélago, así que no tenemos idea de donde o cuando van a venderla! ¡Ni siquiera sabemos quién se la ha llevado! ¡El archipiélago es muy grande... ¡Si nos separamos!
—Espere Chopper... Tranquilícese, alterarse no resolverá nada. —Detuvo Iida, al sollozante reno. —Usopp, Franky... ¿Tenemos amigos o aliados que nos puedan ayudar en la búsqueda? También necesitaremos un mapa para marcar el territorio y dividirnos... Mientras más seamos, mejor.
—Bueno... Está... —Usopp levantó su mano para comenzar a contar. —¡Acabamos de llegar! ¡No conocemos a nadie! —Gritó con los dientes afilados.
—A menos que cuentes a los Flying fish riders... Ya sabes, los sujetos que querían atrapar a Camie para venderla... —Franky mencionó con la mano en el mentón, nombrando lo poco que llegaba a su cabeza.
—En serio... Pedir ayuda a sus secuestradores...
Iida guardó silencio, casi podía sentir como 3 puntos suspensivos se dibujaban sobre ellos.
—¿Y estan seguros que ellos nos pueden ayudar?
—Si... Te dieron su número. —Usopp señaló el bolsillo del pantalón del cocinero.
—¡ENTONCES POR QUE NO LO MENCIONASTE ANTES! —Exclamó alterado, por el nivel de distracción del pirata.
Sin otra opción y con la necesidad de resolver la situación de manera urgente para poder continuar con buscar una solución a su problema, accedió sin darle mucho pensamiento.
—Buscaremos ayuda de los Flying Fish Riders... ¡Como secuestradores, deben saber exactamente en donde la querian vender!
Después de la llamada, Duval llegó rápidamente con su banda, jactándose de sus intentos fallidos de conquista con su nuevo y mejorado rostro. A pesar de esto, Iida siempre intentaba reconducir la conversación hacia el tema principal para explicarles la situación. Los secuestradores accedieron a ayudar sin hacer más preguntas y los llevaron en busca de sus compañeros para trasladarlos a la casa de subastas de humanos.
El joven héroe se sentía incómodo al aceptar ayuda de hombres que se dedicaban al tráfico de personas, y más aún al descubrir la existencia de un edificio que no era clandestino, sino que estaba a la vista de todos donde se realizaban subastas de personas.
Aprovechando la distancia que los separaba de sus compañeros, interrogó a Duval sobre el funcionamiento de la casa y por qué nadie hacía nada al respecto. Duval explicó detalladamente cómo funcionaba el archipiélago y cómo era visitado por los Tenryuubitos, describiendo las reglas para evitar problemas y las severas consecuencias de no cumplirlas. Para empeorar las cosas, le informó que se había corrido la voz de que justamente ese día, los Dragones Celestiales estaban en Sabaody.
—Será hoy... El día que Luffy san atacó al Tenryuubito... Tal vez pueda cambiar eso... Quizá deba detener estos eventos para regresar a mi cuerpo.
Duval le entregó una hoja que dejó al joven héroe asqueado.
—Son los precios por cada especie... —El héroe dijo, rechinando dientes.
—Puedes ver que todos van tras sirenas ¿verdad? —Dijo Duval, haciendo referencia al precio de 70 millones, siendo que los humanos no llegaban ni al millón. —Están a otro nivel... Por supuesto una vez compradas los propietarios pueden hacer con ellas lo que quieran... Normalmente terminan como trofeos en un escaparate o pequeña pecera.
—¿Por qué me explica específicamente; ah?... Entiendo... Camie debe ser una sirena.
El calor de la indignación ardió en sus venas como una llama voraz. La hoja que Duval le pasó provocó una oleada de repugnancia en el joven héroe. ¿Acaso la actualidad actuaba de la misma manera? ¿Eran los gyojines cazados como simples presas, y las sirenas que lograban ser encontradas eran consideradas trofeos?
Un rugido de ira resonó en su interior mientras sus dientes rechinaban con fuerza. Sin poder contener la rabia que lo invadía, Iida cerró los puños y con una mirada llena de furia, agarró con fuerza los hombros de Duval, apretándolos con una intensidad que reflejaba su profundo desprecio hacia la situación.
—¡Tenemos que sacarla de ahí! ¡Date prisa!
A pesar de la lenta criatura, parecían ser los primeros en llegar... a excepción de Chopper, cual pez volador se estaba estacionando y Nami que se adelantó al ingreso del edificio.
—¡Bien! ¡Nos estamos reuniendo!
Con la navegante entre los presentes, Iida avanzó a su lado, al considerarla una de las mentes brillantes de la banda.
—Nami san... Debemos evitar la confrontación. —Trató de disuadir a la pelinaranja que discutía con los guardias de la entrada.
—Deben entender que no tienen derecho a interferir. —El guardia comentó con tono de burla. —¡Si continúan con esto, tendremos que ejercer medios legales por obstrucción con el negocio!
—¡¿LEGALES?! —Quejó Nami
—En esta zona está normalizada la esclavitud... Si interferimos con ello, nos meteremos en problemas... Tenemos que encontrar otra manera de conseguirla de vuelta. —El héroe dijo con una expresión de disgusto, y un tanto nervioso conociendo a la pirata, para despues de hacerle entrega del panfleto de precios que le otorgó Duval.
Nami tomó la lista, y sin siquiera verla a detalle, volteó molesta con el guardia que seguia mofándose de ellos. —¡Me niego creer que eso es cierto!
—Vender gente como esclavos es un gran Tabú alrededor del mundo... ¿¡Cuánto le pagan al gobierno?!
Iida volteó para prestar atención, su interés por la respuesta reflejaba su deseo de comprender mejor cómo funcionaban los líderes en ese mundo y cuánto valoraban las vidas ajenas.
—Mas cuidado con lo que dices. Pero si, tienes la razón... Siempre que la gente de la marina o el gobierno mundial pasa por aquí, no importa lo que digamos, parece que nunca escuchan el termino trata de personas... Es como si no supieran de la existencia de esta industria en absoluto.
—No puedo creer que ellos lo permitan. —Quejó la navegante
—Yo no inventé eso, asi es cómo funcionan las cosas.
—Si ya sabemos que la sirena está adentro... ¡Vamos por ella! — Gritó Franky estirando su brazo y abriendo la compuerta de su mano, preparado para dispararle en la cara al guardia.
—¡ESPERE FRANKY SAN! —Iida detuvo al cyborg, junto con Hatchi
—¡NO LO HAGAS, AHÍ DENTRO HAY DRAGONES CELESTIALES Y SI TIENEN A CAMIE A ESTAS ALTURAS YA DEBIERON PONERLE COLLARES!
—¿Collares?
—¡¿Qué?! ¡Esos collares que explotan! —Expresó Chopper alterado. —Entonces no podemos usar la fuerza.
—¡¿Explotan?!
—Si intentan quitárselo, estallan en su cuello, matándolos al instante.
—Shijiji, Así es, ahora lárguense. —Mofó el guardia.
—No. —Dijo Nami con sudor recorriendo su frente, viendo la lista de precios. —Si no podemos razonar con ellos, entonces les quitaremos a Camie en su propio juego... Tenemos de sobra para comprar su libertad.
Iida quedó impactado al ver cómo no le importó gastar el dinero que para ella era tan preciado. Preguntó cuánto tenían, a lo que respondieron que tenían 200 millones. Aliviado por saber que tenían recursos suficientes, siguió adelante junto a la banda.
—Si la compramos evitaremos el incidente con los dragones celestiales. —Continuó tranquilo al pensar que su idea los había guiado a una versión de la 'linea temporal' donde saldrían del dilema bajo control y sin problemas.
Al entrar en la casa de subastas, quedaron impactados por la imponente altura del lugar. La decoración, aunque intentaba ser opulenta con las cortinas rojas, resultaba en su mayoría grisácea, lo que hacía destacar el escenario con sus brillantes tonos amarillos y rojos.
En el escenario, tres personas presentaban a una bella dama que parecía atemorizada. Uno de ellos, con un aire alegre y carismático, tomó la palabra. Con voz elocuente, narró las habilidades y atributos de la mujer, destacando sus cualidades de manera casi exagerada... La dama, en medio de la escena, lucía angustiada, como si estuviera siendo exhibida como un objeto más que como una persona.
Ver cómo se desarrollaba la escena frente a sus ojos y no poder hacer nada generó una sensación que el joven héroe jamás había experimentado: Una sensación de náuseas recorría su garganta y un revoltillo se instalaba en su estómago. Su piel se calentó desde adentro, como si estuviera ardiendo, y sintió como si se entumeciera, lo más cercano que podía describir era el estar enfermo con una temperatura casi llegando a los 40 grados, que es cuando el cuerpo se rehúsa a reaccionar de manera normal.
—¡Tres millones berries! —Se escuchó entre la multitud, finalizando la puja que escaló de 600,000 a 5 veces la cantidad inicial, mientras hombres lloraban la perdida de la mujer.
—¡VENDIDA AL NUMERO 51 POR TRES MILLONES!
La mirada de desesperanza que tenía la mujer mientras se retiraba resignada a perder su libertad era algo que Iida había solo visto en películas, pero no se le podía comparar. Incluso durante su tiempo como pasante, había presenciado decenas de expresiones tristes, pero ninguna se comparaba con esa sensación de saber que lo has perdido todo en vida. Era una desolación absoluta, una rendición ante un destino cruel e injusto.
—¿Van a hacerle eso a Camie? —La estrella marina dijo con un aura de desesperanza, mientras el tritón que lo cargaba en su espalda, presionaba los dientes al punto de hacerlos rechinar.
—Vamos a sacarla de este lugar... Las sirenas tienen un valor de 70 millones, tenemos de sobra para comprarla, así que el dinero no es un problema.
—Pero Nami, no tengo suficiente para pagarles de regreso esa cantidad. —Quejó Hatchi
—Eso no importa... Camie es nuestra amiga, pagaremos lo que sea por ella... ¿Tienen alguna objeción? —Nami actuó como la líder.
—¡Ninguna! El dinero es lo que menos importa. —Respondió Chopper transformado en su modo humano.
—Gracias, son los mejores. —Expresó la estrella entre lágrimas, mientras el tritón pulpo no paraba de ahogar las suyas. —Nunca olvidaré cuanto nos han ayudado.
—Entonces no son nakamas. —Pensó Iida, volteando a ver a Nami. —La juzgué mal desde un principio... Quizás sea una estafadora, pero esconde un alma gentil y bondadosa en su interior.
Las subastas continuaron y las descripciones de las personas se volvieron cada vez más obscenas y denigrantes, con sus precios variando por su infamia y belleza, tratándolas como simples objetos desechables en lugar de seres humanos, Incluso les llamaban "artículos" en lugar de por sus nombres.
Las gigantescas puertas de madera fueron abiertas por guardias que escoltaban como ejército personal, a un desagradable hombre de aspecto desaseado que llevaba un extraño traje y una burbuja de resina en la cabeza. Mientras, arrastraba detrás de él como perro obediente, un hombre con rodillas y manos sangrantes, y la espalda deforme cual cuna debido a la silla que cargaba en su espalda durante meses.
Y tras el asiento andante, le seguían dos bellas mujeres con poca ropa con la cabeza baja, arrastrando cadenas que salían de sus cuellos, de los famosos collares explosivos.
La escena era grotesca y revolvía el estómago de la tripulación, en especial al representante.
Las personas estallaban en bullicio, esperando la presentación del próximo esclavo. Iida deseaba salir del edificio, no soportaba más. Incluso la esclavitud, tal como la narraban en los libros era muy diferente a lo que tenía frente a sus ojos. Más que una simple transacción, era un espectáculo carente de humanidad, lo que le hizo recordar aquellas palabras que una vez escuchó en el barco. _"La palabra humanidad... Su significado es sentir afecto, compasión o solidaridad hacia más personas... Pero la mejor manera de describir a un humano es justo por su falta de esos valores" _
Estaba en un lugar sin reglas donde los humanos podían actuar como se les plazca en un ambiente no controlado. Lo que le hacia pensar. Si no tuvieran normas... ¿Así sería su realidad? ¿Acaso el humano era cruel por naturaleza?
Perturbado, Iida volteó hacia sus compañeros, quienes esperaban con ansiedad la presentación del próximo esclavo. Se dio cuenta de que incluso los piratas que no seguían reglas y hacían lo que les placía desde un principio, eran más compasivos y civilizados que estos salvajes con poder adquisitivo.
—¡LLEGUÉ TARDE POR TI! —Se escuchó un grito de repulsión en la entrada.
El hombre de la burbuja pateaba sin cesar a su esclavo con sus finos zapatos altos, hasta el punto de que el tacón golpeó su ojo, casi extirpándolo.
—Regístrenlo para que lo vendan... da igual por cuánto. —Ordenó de manera despectiva, mostrando su completa indiferencia hacia la brutalidad que acababa de cometer.
—Como usted ordene señor.
—Un dragón Celestial. —Susurró Chopper, mientras Nami explicaba sobre la presencia de otros entre el público.
—Si llegamos a hacer algo, la marina enviará un almirante por nosotros... Compórtense por favor. —Susurró Ida, confiando que su comportamiento impecable seguiría bajo control.
—Siempre he querido una sirena, espero si tengan esta vez. —Comentó el Dragón celestial, mientras se hurgaba la nariz, avanzando en búsqueda de sus familiares.
—Esto es malo... El Tenryuubito quiere una sirena...
El salón completo guardó silencio y todos agacharon sus cabezas asustados por su presencia. No importaba lo desagradable que fuera, debían guardarle respeto.
El silencio cambió a celebración con la llegada de un nuevo esclavo: un capitán pirata con una recompensa de 17 millones tras su cabeza. Al ver a todos los presentes burlarse de él, escupió una gran cantidad de sangre al morderse la lengua y trató de morir ahogado antes que vivir el resto de su vida de esa manera.
Los gritos estallaron y una gran conmoción comenzó al mismo tiempo que las cortinas se cerraron bruscamente.
—Prefiere morir antes que pertenecer a alguien. —Expresó Iida, presionando los puños en frustración, siendo escuchado por sus nakamas. —Lo peor es... Que no puedo culparlo. —Añadió, su voz cada vez más cargada de coraje, observando al esclavo, antiguo esclavo del Tenryuubito, desmayado en la puerta, y siendo barrido a las afueras, como simple basura.
—No los consideran personas, ni siquiera mascotas... A sus ojos no son más que objetos desechables.
Los tritones no podían evitar perder la esperanza, mientras los piratas se preocupaban cada vez más por su amiga.
El presentador volvió a salir al frente con una renovada actitud, acompañado por tambores redoblando, mientras los ayudantes entraban con una esfera cubierta con una manta.
Las luces del lugar se encendieron como si fuera un circo, recorriendo entre los presentes y enfocándose en el escenario, provocando que el público se llenara de ilusión en sus rostros, expectantes por lo que se avecinaba.
—Estoy seguro que muchos aquí han soñado con tener una, ¡Así que quiero que admiren su silueta!
Una luz incandescente se encendió tras las cortinas, iluminando una pecera de dos metros y medio de diámetro, con la delicada silueta de una sirena; ocasionando que algunos nobles en los asientos, se pusieran de pie, esperando con gran entusiasmo que fuera revelada.
—Agárrense de sus asientos, que es hora de quitar la manta.
El público se volvió loco, levantándose todos sin excepción en el momento en que la pecera fue revelada, mostrando a una tierna sirena de cabello corto y verde como algas, que se veía confundida, buscando con sus ojos llenos de esperanza un rostro conocido que le brindara ayuda.
—Traída desde la mismísima isla Gyojin, ¡ES CAMIE, LA SIRENA!
Todos estaban extasiados, preparados para pagar la cantidad que fuera necesaria para poseerla. En cambio, la sirena parecía desorientada y asustada, con sus ojos marrones buscando desesperadamente entre la multitud hasta conectar con la tripulación; lo que le dio un impulso de esperanza, por lo que su rostro se iluminó con una encantadora sonrisa.
—Vamos Nami. —Dijo Iida, al notar como la sonrisa en la pequeña se recuperó, y el público reaccionaba encantado por su expresión.
—Perfecto, vamos a recuperarla. —Pronunció con su paleta enumerada en mano, preparada para la el inicio de la nueva subasta.
—¡Camieee! —La estrella estalló en llanto.
—¡Hace mucho que no teníamos una sirena en subasta, y me entusiasma ver que todos estén tan interesados por ella! —Exclamó el martillero golpeando su mazo en la mesa.
—¿Con cuanto deberíamos empezar? —Jugueteo con la audiencia, todos estaban a la espera del monto, preparados para una contraoferta. —Muy bien... comencemos de una vez... ¿Qué les parece...?
Antes de que terminara de anunciar Disco, el grasoso Tenryubito se levantó de su asiento, extendiendo su palma.
—¡QUINIENTOS MILLONES!
Exclamó, y el silencio dominó la sala antes de que comenzaran a pujar.
—¡LA COMPRO POR QUINIENTOS MILLONES!
Nami quedó congelada, dejando caer la paleta al suelo. El cuerpo de Iida pasó de arder a congelarse ante la exorbitante cantidad que el Tenryuubito estaba dispuesto a pagar. Necesitarían más del doble de todo lo que tenían para recuperarla. La realidad de la situación golpeó con fuerza, dejando a la tripulación en un estado de shock.
—Pero... Lo haríamos bien. —Quejó entre dientes. —Seguiríamos sus reglas. —Lamentó con lágrimas queriendo asomarse de sus ojos, ante la impotencia de no poder hacer algo. —Podíamos hacerlo correctamente... Incluso Nami. —Volteó a ver a la pirata que dejó de reaccionar, al igual que todos en la sala.
Nadie era capaz de siquiera acercarse al monto ofrecido.
—Por... ¿Por qué tanto?... No podemos competir. —Lamentó la navegante molesta al perder la oportunidad antes de siquiera tenerla.
—El dragón celestial va a llevársela y no podemos hacer nada para evitarlo.
Iida trató de idear algo que pudiera ser una oportunidad. Sabía que solicitar ayuda a la Marina y al Gobierno estaba descartado, tanto por poseer el cuerpo de un pirata como por la aparente ignorancia de la existencia de las casas de subastas. Razonar con esa persona podía costarle incluso la vida, ya que veía las vidas ajenas como insignificantes. Cualquier palabra que saliera de sus labios, incluso el más mínimo susurro, sería tomada como una ofensa, y robarla podría ocasionar que su cabeza explotara. Quedó congelado, al igual que el resto de la tripulación... realmente no había salida.
Presionó los dientes y se lamentó en silencio. Deseaba con todo su ser ir hacia el escenario y liberar a todos los esclavos, pero ese acto de buena fe lo convertiría en un criminal a ojos del gobierno. Actuar correctamente sería considerado un crimen, lo que le hizo sentir repulsión de la vida misma. La injusticia y la impotencia pesaban sobre él, y se sentía atrapado en un dilema moral sin solución aparente.
Sin una respuesta en mente, y con la sirena golpeando desesperadamente el cristal de su pecera, Iida volteó a Hachi y Pappug para ver qué procederían a hacer, ya que ellos eran los amigos directos de Camie. Sin embargo, vio cómo el tutor de la pequeña, sin esperanza alguna y con la ira a tope, volteó hacia otro lado, ocultando su rabia, mientras la estrella mordía su labio inferior tratando de contener los gritos de tristeza que lo inundaban.
—¿Alguien quiere dar más de quinientos millones? —Preguntó el martillero, cuyas palabras no hicieron más que calar en los presentes, sobre todo los piratas.
—¿No podemos hacer nada? Piensen... Debe haber algo... Dime que sí, Sanji. —Chopper movió de los hombros del rubio que no tenía palabras, más que un coraje que le impedía siquiera formularlas. —¡¿Nami?!
La pelinaranja tembló de la impotencia, apretando sus puños, mas no pudo decir nada.
—¿Nos quedaremos así? No quiero que se lleven a nuestra amiga, Piensen en algo. —Insistió Chopper
—No... —Pronunció Iida. —No hay nada que podamos hacer... No podemos competir contra... No podemos competir contra los Dioses... fuimos muy ingenuos.
—¿Cerramos la subasta?
—No dejaré que lo hagan, la liberaré por la fuerza y la llevaré directo al mar. —Pronunció Hatchi presionando sus manos en los asientos.
—¡NO SEAS TONTO! ¿OLVIDAS QUE TIENE EL COLLAR? ¿QUIERES QUE EXPLOTE?
—Entonces encontraré la llave y la sacaré de ahí.
—Podemos hacer eso. —Pronunció Iida. —Podemos esperar a que llegue Robin para que use su poder y usar la llave para liberarla... Despues podemos tomarla por la fuerza... Pero eso traería un almirante...
—¡SE ACABÓ EL TIEMPO!
Parecía ser que la exclamación de Disco se dirigia a la discusión de los sombrero de paja, impidiendoles finalmente de cualquier idea para liberar a su amiga.
—NUESTRO PRODUCTO ESTRELLA, LA JOVEN SIRENA CAMIE, SERÁ VENDIDA A SAN CHARLOS, NOBLE MUNDIAL, POR EL TOTAL DE 500 MILLONES DE... —Un grito agudo se escuchaba a lo lejos y cada vez se acercaba más y más, casi opacando la voz de Disco. —BERRIES. —El martillero gritó, terminando la subasta, justo en el momento en que algo se estrelló contra la pared de la construcción, rompiéndola y creando un gran estruendo.
Un objeto grande y pesado llegó hasta los asientos de los nobles, haciéndolos volar por los aires por el impacto. El ruido de la colisión resonó en toda la sala, mezclado con los gritos de sorpresa y dolor de los presentes. Los asientos se destrozaron y la gente se dispersó en todas direcciones, tratando desesperadamente de ponerse a salvo. La escena era caótica, con escombros y polvo llenaba el aire mientras la gente corría y gritaba, sin entender lo que estaba sucediendo.
—¿Qué pasó?
—¡¿Luffy san?! —Iida reaccionó sorprendido al ver la aparatosa entrada del capitán, que discutía con el conductor del pez volador, mientas Zoro salía entre los escombros.
—Oh, no... Nada ha cambiado... Va a suceder.
Los nobles se veían alterados por el ataque preguntando por el causante, cuyo comportamiento era errático.
—¡CAMIEEEEE! —Gritó el capitán corriendo hacia el escenario.
—MALDICIÓN ¡OLVIDÉ QUE NO PIENSA LO QUE HACE! —Iida corrió tras él, acompañado por Hatchi que trataron de detenerlo, pero la fuerza y voluntad del capitán eran más fuerte que el par.
—Espera Luffy san. Tengo una idea, vamos a salvarla, pero no así.
—¿De qué hablas? Está ahí en frente.
—¡Piénselo bien! ¡Tiene un collar que puede explotar!
—¡Detente sombrero de paja! —Hatchi usó el resto de sus brazos. Causando furor en la gente que gritó alejándose del tritón.
—¡Que desagradable!
—¡¿Quién dejó entrar a un hombre pez?!
—Espera Sombrero de paaaajaa. —Iida plantó pies en el suelo, disminuyendo su velocidad, sin poderlo detener por completo, pues luffy se jaloneaba para seguir.
—Suéltame Sanji, debemos ir por Camie. ¿Qué acaso no quieres salvarla?
Un disparo se escuchó y la expresión de Camie cambió a aterrada, lo que hizo que ambos voltearan para ver el origen del sonido.
Hatchi se desplomó por las escaleras, dejando su marca de sangre en ellas. Mientras, el Tenryuubito observó con satisfacción cómo el tritón se desangraba, y continuó con un baile de victoria mientras cantaba alegremente, a lo que los nobles aplaudieron su acción, deleitándose con el espectáculo macabro que tenían frente a ellos.
—Por fin le dispararon... No quiero ni imaginar el tipo de enfermedades que tenía ese pulpo.
—Ya era hora que alguien hiciera algo.
—No es miedo lo que le tienen... Es asco... Es peor de lo que imaginaba... los consideran una plaga. —Cada vez podía aguantar menos su pesar.
Camie golpeó el cristal una y otra vez desesperada tratando de llegar a su amigo y lamentándose de que todo fuera culpa suya. Su corazón se desgarraba al ver a Hatchi en esa situación, sintiendo una profunda angustia por no poder ayudarlo.
Mientras tanto, Luffy, enfurecido subió lentamente los escalones hacia el noble mundial. Su rostro estaba oscurecido por la ira, y cada paso resonaba por el silencio. Sin embargo, fue detenido por la mano de Sanji, quien lo miraba preocupado mientras observaba cómo el noble mundial se regocijaba ante el cuerpo semiconsciente de Hatchi.
El noble bailaba de felicidad por tener un nuevo esclavo sin precio alguno, mostrando su desprecio por la vida de los demás como si fuera un mero objeto.
Con la poca conciencia que le quedaba, Hatchi extendió su mano, atrapando también el tobillo de Luffy, suplicándole que no siguiera. A pesar de su dolor y la debilidad, su deseo de proteger a sus salvadores era más fuerte que nunca.
—No... No lo hagas. —Dijo sin aliento, debido a que uno de sus pulmones se inundaba de sangre con cada segundo. —Es mi culpa ¿Sí? Recuerda lo que prometiste si... No harías nada contra un dragón celestial... Aunque alguien muriera frente a tus ojos.
—Esa regla... —Pensó Iida. —Fue la misma que les ordenó Nami cuando les dio libertad de salir a la ciudad... Todo este tiempo se han regido por las normas de este archipiélago con tal de no meterse en problemas... Pensé que solo estaban actuando despiadados siguiendo su naturaleza pirata... Pero ¡Todo este tiempo han seguido una norma de su sociedad!
—No olvides que yo era pirata e hice cosas horribles... Este es mi castigo. Lo siento, no quería que las cosas terminaran así. Solo quería compensar a Nami por todo lo que le hice... Ayudarles a todo lo que fuera posible. Pero creo que no puedo hacer nada bien... solo quería hacer lo correcto. Al menos una vez en mi vida. Pero al final solo terminé causándoles problemas. ¡LO LAMENTO!
—¡YA CALLATE! ¡ACABO DE DISPARARTE! ¿POR QUÉ SIGUES HABLANDO? ¡NO VES QUE MOLESTAS! —Saint Charlos Gritó molesto, volviendo a alzar su arma.
Luffy se volteó hacia el Tenryuubito que les apuntaba, listo para rematar con el tritón y dispuesto a matar si alguien se interponía.
La sola presencia del Dragon Celestial incomodaba profundamente a Iida, causándole un profundo malestar que incluso le hizo enfermar.
A pesar de comprender el peligro que representaba Luffy en su estado de furia, Iida cerró sus ojos y decidió renunciar a sus principios, permitiéndole al joven pirata actuar como deseara con el noble. Esto, para él, era una forma de buscar justicia, aunque no necesariamente de acuerdo con lo establecido en la ley.
El momento que su mano dejó de sentir la muñeca del capitán, sintió como se liberaba de un gran peso de encima, aun conciente de lo que estaba por suceder.
La presencia de luffy era intimidante y fría, como una fiera lista para atrapar a su presa... y, aun así, sabiendo lo peligroso que era al estar molesto; Iida mantuvo su vista atenta, con su frente en alto.
—¿Y tú qué? ¿Qué me miras?
Pasos lentos y amenazantes subían por las escaleras, llenando la habitación con una tensión palpable. Nadie hacía nada por detenerlos. Los presentes observaban intimidados, conscientes de lo que estaba por suceder. Los compañeros de Luffy sabían lo que estaba por hacer, pero no cuestionaban sus acciones. Mientras tanto, los piratas presentes veían con entretenimiento lo que estaba a punto de desencadenarse, como si estuvieran presenciando un espectáculo emocionante.
—¡NO LO HAGAS SOMBRERO DE PAJA, TE VAS A METER EN MUCHOS PROBLEMAS! ¡DETENTE! —Advirtió Hatchi, que era atendido por Iida, quien metia tela dentro de la herida para detener la hemorragia.
—¡¿COMO TE ATREVES A VERME ASÍ?! —Insistió el asqueroso ser, apuntando y disparando 2 balas que Luffy esquivó con facilidad.
Plantó firmemente el pie en el último escalón y preparó un golpe sin necesidad de usar su fruta. Empuñó la mano, tensó su cuerpo al máximo y lanzó un golpe directo al rostro del Tenryuubito con una fuerza descomunal.
Su puño impactó con tal potencia que terminó deformando la cara del noble como si fuera arcilla, rompiéndole la nariz en dos y haciéndolo volar varios metros, destrozando filas de asientos en el proceso hasta finalmente, chocar contra una pared de concreto, donde quedó incrustado como una pieza de arte moderno, exhibiendo los resultados del ataque de Luffy ante todos los presentes.
Todos quedaron impactados, mientras los compañeros de Luffy observaban con rostros oscurecidos las acciones de su capitán. Sin embargo, Iida sentía una gran satisfacción por lo que había presenciado, rompiendo su pensamiento anterior en el cual no estaba de acuerdo con el actuar de los piratas. Temporalmente, se convirtió en alguien que desafiaba las reglas por sus ideales.
—¡Saint Charlos! —Llamaron los guardias.
Luffy acomodó su sombrero y tronó sus nudillos, mientras los piratas desconocidos observaban satisfechos a la persona que los periódicos describirían como un idiota demente.
—Oi, lo siento... Ahora que lo golpee vendrá un almirante con toda una flota por nosotros. —Pronunció sin ningún rastro de preocupación en su voz.
—¿Por qué tenías que golpearlo? Me hubieras dejado cortarlo.
—¡Franky, libera a los esclavos! Yo te cubro. —Ordenó el héroe.
—¡Suuuper, déjamelo a mí!
Nami corrió hacia Hatchi, mientras Franky se adentraba tras bambalinas en busca de las llaves necesarias. Chopper se acercó para asistir a tritón, quien se sentía más que apenado por haberlos guiado a cometer esa imprudencia.
Los nobles salieron corriendo en el momento en que otros Tenryubitos perdieron el control y comenzaron a disparar indiscriminadamente para vengar a su familiar. En medio del caos, Iida, respetando las reglas, desarmó al noble con una certera patada, justo cuando los guardias comenzaban a intervenir.
Gracias a su cuerpo delgado pero fuerte y flexible, así como a las clases que había tomado junto al cocinero, pudo imitar su técnica con una menor fuerza, pero con una mayor agilidad y libertad de movimiento. Se encargó de incapacitar a cualquiera que se le acercara, utilizando su destreza para mantener el control en medio del alboroto.
El caos terminó por desatarse cuando el resto de los piratas se unieron a la batalla. Rayos chisporroteaban por doquier, balas zumbaban en el aire y las armas resonaban en el pasillo. En medio del tumulto, un corte de espada de Zoro casi decapitó tanto a Iida como a Luffy, liberando de su prisión a la sirena.
El techo se rompió dejando caer a Usopp que incapacitó a uno de los Tenryuubitos
—Bien hecho Usopp. —Aplaudió Iida.
—¡Lo siento! —Se disculpó el narizón con una reverencia, desconociendo lo que sucedía.
Más personas salieron de los agujeros en el techo; Robin cayó con gracia, desplegando un par de alas en su espalda antes de romper decenas de columnas con un simple ataque. Mientras tanto, Brook azotaba contra los asientos tras un paso en falso durante su descenso.
—¡Clutch!
—¡Despiadada como siempre Robin san! —Aplaudió Iida que poco a poco se dejó llevar por la situación.
—Fufufu
—Ya estamos todos, que bien.
Luffy explicó la situación a Usopp, señalando que solo debían retirar el collar de la sirena y escapar antes de que llegara la Marina.
—Lamento decírselos, pero ya están aquí sombrero de paja. La marina siempre tuvo rodeada la casa de subastas... No se con exactitud a quien planean atrapar... pero estoy seguro que no esperaban atacara a un dragón celestial... ustedes sí que son interesantes. —Pronuncio un desconocido con una siniestra sonrisa.
—Eres Trafalgar Law... Luffy, son piratas, cuidado.
—¿El oso tambien?
—Además el que está por allá es Capitan Eustass Kid.
—¿El que tiene una recompensa mayor a la de Luffy? —Dijo Brook intimidado.
Los nombres resonaron en su cabeza. Trafalgar Law, el aliado de los Sombrero de Paja, parecía que estaban en su primera interacción. Sin embargo, a el capitán Kidd solo lo usaban para poner ejemplos sádicos.
Sus compañeros parecían tener todo bajo control, pero todos se detuvieron cuando el último Dragón Celestial amenazó con matar a la sirena. Los Sombrero de Paja se dispusieron a atacar, pero antes de que alguno de ellos pudiera hacer un movimiento, perdió el conocimiento.
El estruendo del muro desplomándose atrajo todas las miradas hacia la entrada de la subasta. De entre los escombros, surgió un gigante de imponente presencia, seguido de cerca por un anciano de aspecto misterioso y un aura que parecía emanar poder. El héroe, no podía apartar la mirada de ellos, sintiendo una mezcla de intriga y temor ante lo desconocido que representaban.
El anciano, con una mirada aguda, analizó la situación con detenimiento, estudiando a cada uno de los presentes. Después de un momento, estalló en una risa burlona que resonó en todo el salón. Tanto el gigante como los piratas mencionados por Robin se vieron claramente intimidados por él, lo que agregó una capa adicional de tensión al ambiente ya cargado de caos y confusión.
—Debe ser alguien importante.
—¡SE QUITARON SUS COLLARES! —gritaron los guardias.
—¡Rayleigh! —Llamó Hatchan
—¡HATCHI!
—Es aliado, que alivio. —Se tranquilizó Iida
El anciano dio un último vistazo alrededor, uniendo los cabos y analizando todos los factores en juego. Con el caos reinante y el lío en el que todos estaban metidos, dejó fluir su presencia de manera abrumadora, lo que provocó que todos aquellos que llevaban uniforme o armadura cayeran al suelo, incapacitados por su poderoso Haki.
Iida sintió mareos mientras caía de rodillas, casi perdiendo el conocimiento. —Haki— pensó para sí mismo, mientras luchaba por mantenerse consciente. El aura del anciano era simplemente abrumadora.
—Ese sombrero de paja, es perfecto para alguien tan intrépido como tu... Cuanto quería conocerte... Monkey D. Luffy
Después del terrible espectáculo presenciado en la casa de subastas, Momo estaba atenta a la narración de Silvers Rayleigh mientras seguía examinando su cuerpo robotico para comprender cómo funcionaba.
Si no fuera por ese cuerpo metálico que fue lo que le permitió luchar y defenderse durante la batalla en la subasta, no hubiera logrado salir de ahí; ya que al siempre depender de su Quirk, su habilidad de combate era nula, por lo que la salvó de tantos golpes con cuchillas y balas fue su robusto cuerpo de acero, del cual aún estaba tratando de entender completamente su funcionamiento.
Después de la amarga experiencia, Momo sonreía entretenida por la narración de Rayleigh sobre el rey de los piratas y Shanks, a lo que Luffy parecía nostálgico y alegre ante los recuerdos. Ocultando su sonrisa, Momo notó cómo Luffy jalaba su sombrero, comportándose como un niño pequeño avergonzado, una faceta adorable del capitán.
La banda comenzó a celebrar la noticia de que el revestidor de barcos se encargaría del Sunny sin costo alguno, sin embargo, Robin permaneció pensativa. Como si algo le abrumara
—Rayleigh... Una pregunta —Robin permaneció de pie, un tanto intranquila con sudor recurriendo su frente y presionando sus manos en puños.
—La voluntad de D. ¿Qué es?
El anciano no aparto su mirada de la joven con una enorme sonrisa, atento a su pregunta.
—En el Poneglyph de Skypiea estaba el nombre de Roger escrito en caracteres antiguos... pero ¿Como?, ¿cómo sabia ese lenguaje?
Momo volteo hacia al mano derecha del ex rey de los piratas. —¿Roger sabía leer los Poneglyphs?
—¡¿Ustedes descubrieron que fue lo que sucedió en el Siglo Vacio?! ¡Esa historia que el gobierno decidió borrar! —Acusó la arqueología.
El anciano mantuvo esa entretenida sonrisa sin desaparecer de su rostro. Permaneció en silencio por unos momentos y luego, sin mirar a la pirata directamente, afirmó su suposición.
—Si... Así es.
Robin se quedó helada ante la respuesta al igual que Yaoyorozu. Existía alguien que podía rebelarles la verdad que ocultan desde hace milenios, que incluso en su tiempo no ha sido revelada.
—Si el señor Rayleigh lo sabía y lo compartió... ¿Por qué nos lo ocultaron? —Momo sospechó, temiendo que la noticia fuera tan abrumadora, que por esa razón no la contaran.
—Nosotros descubrimos que fue lo que pasó.
Y antes de que Robin, siquiera formulara una segunda pregunta, el anciano la interrumpió.
—Pero señorita, no debes precipitarte. Sigan con su viaje, vayan paso a paso... Porque nosotros... y tambien Ohara, nos terminamos apresurando demasiado. Incluso si en este momento les contara que pasó en el siglo vacio, no les serviría porque no podrían hacer nada. Pero una vez que vean todo el mundo, entonces tal vez su respuesta podría ser diferente a la nuestra.
—Si a pesar de eso quieres saberla... Yo puedo contártela... Solo tienes que pedirlo.
Momo se quedó sin aliento ante sus palabras, reflexionando sobre lo que el mundo oculta y cómo puede ser reinterpretado dependiendo del camino recorrido. Se preguntaba qué secretos guardaba el pasado y el siglo vacío, y cómo los que lo descubrieron tuvieron diferentes respuestas.
Cada vez más, el pasado y el denominado "Siglo Vacío" se volvían más enigmáticos. Realmente ansiaba conocer la verdad oculta, pero entendió que solo los habitantes del Viejo Mundo poseían esas respuestas. También comprendió por qué Lemuria no permitía que ni los piratas ni ellos, al convivir con los Sombreros de Paja, deberían conocerla... ya que afectaría la respuesta que ellos encontrarían y que posiblemente sería utilizada para la versión presente.
Los sombrero de paja la descubrirían con la coronación de su rey, y los héroes podrían volver a preguntarla despues de la partida del emperador.
Robin dibujó una dulce sonrisa, y cambio su tono alterado, por una voz calmada.
—No. Lo dejaré así... seguiré mi viaje
—Un día todo tendrá sentido. Y lamento mucho la tragedia que sucedió en Ohara... Pero si te diré que Roger no descifró esos caracteres. Nosotros somos piratas, no eruditos. No tenemos el conocimiento de Clover ni el de los demás. Roger podía oír la voz de todas las cosas. Eso es lo que ocurrió
—¡Espera! ¿Segura Robin? ¿No estás dejando pasar una gran oportunidad?
—¡Oiga viejo! ¡Yo tambien tengo una pregunta! —Usopp exclamó alzando la mano cual niño de primaria. —¡El tesoro de Roger! El One Piece, en serio lo dejó en la ult...
—¡USOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOPP!
El grito ensordecedor corrió por todo el bar de Shakky, haciendo que el narizón cayera de la impresión.
Luffy nuevamente se mostraba molesto, apretando los dientes y frunciendo el ceño, mientras respiraba agitado. Era la segunda vez ese día que Momo lo veía así, algo inusual en él.
—No quiero saber dónde escondieron ese tesoro, ni tampoco quiero saber si existe o no. Entiende Usopp, todos nos hicimos a la mar por ese tesoro sin saber si existe o no... Si ese viejo nos dice algo de él, ¡VOY A DEJAR DE SER PIRATA! ¡NO QUIERO UN VIAJE ABURRIDO! ¡¿TE QUEDÓ CLARO?!
Usopp arrepentido al escuchar a su capitán, comenzó a agitar los brazos de manera desesperada. —Si, está bien, te entiendo. Tienes toda la razón, solo se me salió... Además, tengo un caso severo de morir si se algo del One Piecesitis.
—hehehe —Momo, con una risilla, descansó su mano metálica en su pecho. A pesar de ser una versión más joven de la tripulación, sus ideales no cambiaban. Sabían perfectamente quiénes eran y qué deseaban, y no buscarían atajos para lograr sus objetivos. Esto la llevó a reflexionar de manera más seria... ¿Quién era ella y cuál era su verdadero objetivo? Muchos se volvían héroes con la intención de hacer el bien, así como muchos se convertían en piratas en busca del One Piece... Pero en ese camino de principio a fin, tenían un objetivo por cumplir. En su búsqueda de heroísmo... ¿Qué tipo de héroe quería ser? Logró entender mejor la pregunta que le hicieron al principio de la actividad.
—Entonces responde. —Pronuncio Rayleigh. —¿Crees que puedas lograrlo? El nuevo mundo no se compara con nada de lo que puedan imaginar, sobre todo sus enemigos. ¿Crees que serás capaz de dominar el océano? —Pronunció con una mirada amenazante la cual no intimido al joven sombrero de paja.
—Pero yo no quiero dominar el océano. El rey de los piratas es la persona más libre de este mundo.
—Shishishi
Momo entendió la mentalidad de luffy. Su objetivo era disfrutar del viaje, no deseaba poder, o dinero como lo hacen cualquier villano o persona en general. Son cosas que inevitablemente se adquirtian con un objetivo tan grande como el suyo.
—Entiendo.
—¿Su barco está en el manglar 41 verdad? Muy bien, comenzaré a trabajar. —Dijo encaminándose a la salida del bar. —¿Ustedes que harán? Recuerden que un almirante vendrá pronto.
Los Sombrero de Paja discutieron su plan de acción y decidieron dividirse para hacer más difícil que los encontraran. Rayleigh, al escuchar su plan, les entregó una tarjeta Vibre, que distribuyeron entre todos por si se separaban y se perdían. Mientras tanto, el revestidor trabajaría en un manglar más tranquilo durante los tres días que tardaba en terminar su trabajo.
Continuaron su camino por los manglares juntos antes de partir cada uno por su lado. Momo estaba especialmente pensativa, tratando de recordar ese incidente de las historias que les contaron. Aunque no tenía la versión completa tras el golpe del Tenryuubito, por lo que pensó que estaría bajo control... Ahora solo debía enfocarse en la razón de estar en esa situación y como salir de ella para regresar a su cuerpo.
—Sobrevivir durante 3 dias... —Pensó preocupada viendo a sus compañeros. —Estaremos bien... Luffy no dejaría que nada nos pasara —Se tranquilizó al ver a su capitán.
Los piratas se detuvieron en seco y adoptaron posturas de ataque al ver una enorme figura de casi 7 metros de altura frente a ellos, siendo Luffy y Franky los únicos que no lo hicieron, al desconocer al sujeto.
—¿Y tú quién eres? —Preguntó Luffy
—¡VAMONOS LUFFY! —Advirtió Usopp
—¡El es uno de los 7 guerreros del mar! —Alertó Nami
—¿Eh? ¿Cómo lo saben?
Kuma extendió su mano, la cual tenía en su centro un pequeño cañón que comenzó a producir agudos sonidos chirriantes.
—¡Luffy, ten cuidado! ¡Que no te alcance, es una onda de choque! —Advirtió Sanji, dejando caer su cigarro de la boca.
La mano de Kuma se iluminó con una intensidad cegadora y un zumbido ensordecedor llenó el aire, haciendo que todos se tensaran aún más. De repente, un rayo de energía estalló desde el cañón en la palma de Kuma, atravesando el aire con un silbido penetrante. Golpeó el tronco de un árbol cercano, destrozándolo en pedazos y enviando escombros volando en todas direcciones. La fuerza de la explosión hizo que el suelo temblara y que los piratas apenas pudieran mantenerse en pie.
—¡No me mientas, eso no fue una onda de choque!
—Debe ser un cyborg. —Dijo Momo pensando rapido, al ver la similitud del ataque con el de Franky.
Recordando las clases que tuvo con el carpintero que le contó por completo el funcionamiento de su cuerpo, Momo formó con sus palmas una "O", preparándose para disparar láseres.
Respiró profundamente y presionó el abdomen, haciendo que las botellas de gas se agitaran y de un tubo en su mano derecha saliera disparada una explosión de gas, similar a la del Sunny pero de menor magnitud, que provocó que ambos brazos fueran en direcciones opuestas.
—Me... ¡Me disloqué los brazos! —Llamó en crisis
—¡FRANKY NO HAGAS ESTUPIDECES AHORA! —Gritó Chopper atendiéndolo al instante.
—¿No lo usé bien?... Puede ser...
—¡¿Que intentabas hacer idiota?! —Reclamó Usopp
—Disparar un láser.
—¿PUEDES DISPARAR LASERES? —Los ojos de Luffy y Chopper se transformaron en estrellas.
—Parece que aun no puedo... Entonces debería...
—¡¿Por qué usaste tu ataque más poderoso contra ti mismo?! —Quejó Nami.
—Mas poderoso... Entonces lo usaré contra él.
—Estoy bien Chopper sensei.
Confiando en su robusto cuerpo, Momo se lanzó contra el Pacifista, volviendo a intentar su ataque. Logrando conectar a corta distancia con el enemigo y lo lanzó con gran velocidad y fuerza por los aires... Está vez estaba dispuesta a proteger a sus nakamas como lo merecían, despues de haber salvado a una joven sirena inocente a cambio de su libertad.
El tronco del mangle creo un cráter, y el pacifista cayó para despues ponerse de pie sin ninguna dificultad.
—¿Funcionó? —Preguntó Nami, acercándose con su clima tact a la heroína en el cuerpo del cyborg.
—Parece que no le hizo nada...
—¡Bien Franky! —Se escuchó la voz del capitán, junto a un presente sonido de vapor, como si metieran algo ardiendo en agua helada.
Momo volteó a ver como la piel del capitán era de un rojo intenso. —Si sabemos que es fuerte ¡Entonces ataquemos con todo!
Todos los piratas accedieron a la orden del capitán, pero Momo quedó nerviosa... su ataque mas fuerte habia sido inutil, por lo que decidió tomar su distancia y analizar como reaccionaba ese robusto cuerpo ante los ataques de los demás. Esperando especialmente que las cuchillas de Zoro se encargaran del trabajo.
—¡VAMOS! —Ordenó Luffy
—¡AYE!
Rayos láser eran disparados por doquier, quemando el terreno y dejando destrucción tras él, mientras la forma que llevaba Luffy parecía agotarlo, ya que no dejaba de jadear con cada pausa que daba, mientras los rayos destruían gran parte de las raíces en el archipiélago.
Momo, Robin y Nami se ocultaron en una de las construcciones, analizando la resistencia y habilidad del Pacifista. Tomando como referencia al trío monstruoso, quienes fueron los que más lograron acercarse y hacer un ataque conjunto, lanzando al enorme ser contra un edificio.
Dentro de la oscuridad absoluta de la torre abandonada, dos destellos rojos resaltaban entre la penumbra, saliendo de él el enorme ser que solo tenía la ropa rasgada, mostrando su cuerpo robótico.
—Tenía razón... es un robot. —Dijo en voz alta Momo, siendo escuchada por las piratas.
El trio volvió a atacar de manera individual con gran dificultad, casi perdiendo a Zoro que por alguna razón no era capaz de moverse como solía hacerlo. Si no fuera por Sanji, el viaje del espadachín, hubiera terminado ese día.
Zoro cayó adolorido, ahogando sus lamentos de dolor y luchando por ponerse de pie.
—¿Qué es lo que tiene? ¿Por qué no se levanta? ¿Fue herido? —Momo cuestionó confundida.
—Aun no se recupera por completo de sus heridas de Thriller Bark... No creo que podamos contar con él del todo. —Dijo Nami, tomando el Clima Tact en sus manos temblorosas.
Todos estaban agotados, entre los ataques y la huida, no tenían mucho por hacer, pero incluso así Zoro permanecía de pie, preparado para contraatacar.
—¡ZORO, DETENTE! ¡AUN NECESITAS REPOSAR! —Momo advirtió. —¡ESPERANOS A ENCONTRAR UNA ENTRADA!
—No podemos perderlo ahora, será mejor que conserve sus energías para una emergencia.
El Pacifista identificó a Zoro como una presa fácil, por lo que preparó su láser para dispararle, lo que provocó que toda la banda atacara de manera intermitente, logrando finalmente derrotar al Pacifista. Pero antes de que pudieran celebrarlo, unas sombras aparecieron entre los árboles.
Un robot idéntico en perfecto estado, acompañado de un hombre de gran masa, descendieron frente a los piratas, quienes optaron por huir en diferentes direcciones por orden del capitán.
Momo no podía creer lo que escuchaba, y tampoco lo que veía. Luffy, quien poseía una voluntad inquebrantable y espíritu de lucha... El Emperador que conocieron y respetaban, les ordenó dispersarse en un acto desesperado de supervivencia.
—¿Espera Luffy, no será mejor quedarnos juntos? —Cuestionó la heroína
El capitán sabía que debían permanecer juntos, pero por el bien de todos, esperaba que lograran escapar, sirviendo él como obstáculo, ya que sabía que no sería capaz de derrotarlos... Mensaje que Momo pudo leer en su expresión temeraria.
—¡De acuerdo!
Tomaron distintas direcciones, escuchando la ultima orden de su capitán. "NOS VEMOS EN EL SUNNY EN TRES DIAS"
El grupo de Momo, Nami y Sanji fue interceptado por otro de los pacifistas del cual apenas podían escapar de sus láseres, siendo Sanji el principal protector.
Poco a poco, los piratas se iban debilitando. Sanji fue el primero en caer, después de lastimarse la pierna al defender a Usopp y Zoro de un ataque enemigo. Suceso que aprovechó el robot para sostener al cocinero y dispararle directo en el pecho.
Con la caída del rubio, el reno perdió el control transformándose en una enorme bestia y destruyendo todo lo que tibiera enfrente, incluyendo a sus nakamas...
—¿Qué le sucede? —Preguntó Momo
—Perdió el control de nuevo.
El PX quedó confundido ante el monstruo al no tenerlo en sus registros, mas no tardó en enfocar su atención de nuevo en aquel espadachín que tenía los signos vitales bajos.
—Espera... PX-1 —Una enorme sombra se proyectó tras ellos, demostrando un segundo pacifista.
La sensación de desesperanza los invadió como un frío intenso que helaba hasta los huesos. Nunca antes habían experimentado un temor tan profundo, como si la misma muerte estuviera acechando a las puertas de sus almas.
—No puede ser... otro.
Zoro con el resto de su fuerza, se puso de pie frente al nuevo pacifista y pronunció unas palabras que no lograron escuchadas por Momo... Tras su mensaje, el pacifista se retiró uno de sus guantes y golpeo al espadachín... desapareciéndolo por completo.
—Zoro... desapareció...
—A ... ¿Donde, fue?
—¿Ya no está?
Tras la desaparición de Zoro, un frenesí de ataques comenzó por parte de los demás piratas. Los gritos del capitán y los rugidos de la bestia resonaban como fuertes palpitaciones en el corazón de Momo, quién quedó congelada sobre sus pies, con su vista nublada y los lamentos se desvanecieron en un mar de abrumadora desesperanza.
—Roronoa... Desapareció... —Presionó dientes y volteo a su alrededor, solo para ver como Luffy no podía con su adversario y ellos estaban rodeados por dos PX.
Momo se sentía como si todo su mundo se hubiera desmoronado de repente. La desaparición de Zoro, el apoyo fundamental en las batallas, dejó un vacío abrumador en su fe. Por lo que intentó acudir a Luffy por una orden o ayuda. Más el joven sobrero de paja soltaba gritos desgarradores al perder a su mano derecha, para despues quedar paralizado incapaz de moverse.
Su estado de shock ocasionado por el líder de la tripulación, le nubló la vista a Momo, por lo que no fue capaz de ver como el Px-1 estaba por atacarla con un láser, mas Kuma fue el responsable de desaparecer el arma tambien.
Con un grito ahogado y en lamento, La voz de Luffy llegó a todos, volviendo la situación cada vez más desesperada. —¡CORRAAAAAN!
El grito la sacó de su trance, solo para ver como frente a sus ojos, Brook se interpuso entre ella y el Shichibukai, ya que al no reaccionar se había vuelto una presa fácil... Siendo desaparecido por la suave mano del bucanero.
—Brook sensei... —Dejó escapar unas lágrimas, entrando en crisis al igual que durante su examen con Eraserhead, mientas veía a sus malheridos compañeros tratando de huir. —Fue, mi culpa...
—¡Debo protegerlos! —Intentó con una serie de disparos inútiles, solo para sentir como la suave huella del pacifista tocaba su cuerpo metálico antes de desaparecer.
A diferencia de Momo que fue enviada a volar por los aires hacia el viejo laboratorio de Vegapunk, Iida, en el cuerpo de Sanji en su propia 'realidad', luchó con todas sus fuerzas para proteger a sus compañeros, Sin embargo, al carecer de tecnica de combate físico sin ayuda de su Quirk, terminó por lesionarse gravemente, lo que le impidió escapar. Sucumbió ante los implacables ataques del segundo Pacifista, ocasionando que su mente se sumiera en un abismo negro donde todo dejó de existir: El sonido, el dolor y la conciencia misma... Se volvieron solo un recuerdo.
Sundancer aquí:
Lo siento, tuve problemas con mi compañía de internet por lo que no podía acceder a la pag desde la PC, y despues me olvidé de publicar. Por eso publicaré 3 capitulos seguidos.
El 22 de Julio saldrá el capitulo Mésias, que cuenta la historia de lo que sucede en la ciudad mientras los chicos tienen su percance en la montaña. Después unos cuantos capis mas de estos, para despues regresar al Lore.
En respuesta general:
Muchas gracias a todxs por sus respuestas, positivas o negativas, ambas las aprecio.
Para los que no les es del agrado las historias como se están llevando:
*Pueden leer el capitulo BONUS el 22 de Julio, y continuamos con el Lore aproximadamente el 19 de Agosto.
El objetivo de todo esto es que vivan a carne propia lo que experimentaron los mugis para que desarrollen un pensamiento mas critico, porque aun son protegidos por sus profesores y héroes que les rodean.
Podía haberlo desarrollado como en los fanfics de BNHA reacciona a: One Piece. Pero necesitaba el factor que discutían en el barco cuando tocaron el tema de Dressrosa. el famoso "Hubieran" hecho las cosas diferentes. Así que en este caso terminarian por experimentar en cuenta propia que, el decirlo es sencillo, pero el hacerlo no.
