Aclaraciones: ✨ La historia esta basada en anime de los 90. ✨ Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi. ✨ La historia es original y de mi autoría.

Capítulo 09: Sueños y realidad.

Lita saco la fuente del horno y la apoyo sobre la tabla de madera, con cuidado desmoldo el bizcochuelo y después lo apoyo sobre la rejilla para que se enfriara. Una vez que la base estaba colocada, volvió sobre la batidora, donde estaban las claras y empezó a batirlas mientras de a poco, le agregaba el almíbar.

De a poco el merengue estaba formándose, así que aumento la velocidad de la máquina, hasta verlo con una consistencia más firme. Apago la batidora y despejo la mesada.

Sintiendo el tic tac del reloj, suspiro profundo mientras emplataba y con rapidez lleno la manga con el merengue, y se puso a hacer los copos sobre el pastel.

Mecánicamente apretaba y giraba el plato, apretaba y giraba, hasta terminar de completar la superficie. Miro el reloj en la pared del fondo del salón. A sus costados sus compañeras estaban tan absortas en la tarea como ella.

Limpio con rapidez y sacando los platos previamente elegidos, preparo la mesa para la degustación. Termino justo cuando faltaban tres minutos para la hora señalada. Se limpió de harina el delantal, se acomodó el gorro y espero junto a la mesa a que los profesores pasaran para calificarla.

Cuando vio a su profesora Alice, una elegante mujer alta y delgada de rasgos finos, acercándose a su mesa, empezó a sentir los nervios aflorando en su cuerpo.

—La presentación esta… bien —Dijo la mujer mientras anotaba en su planilla algunas cosas. —Bajo la planilla y Lita se acercó a la mesa, con un cuchillo corto una porción que sirvió con delicadeza sobre el plato de postre y se la acercó a su profesora.

La mujer con un tenedor volvió a trozar el postre y lo probo. Lita la veía con la preocupación, tanta que le surgieron líneas en su frente.

—Esta muy bien. —Lita iba a respirar con tranquilidad, pero la mirada sombría de su profesora no se lo permitió —Esperaba más de ti. No voy a negarlo, el sabor y la preparación son exquisitos. Pero esperaba que me sorprendieras con una preparación… Más maravillosa.

Lita se aferró al delantal. Y parpadeo con fuerza para que las lágrimas que estaban por salir no lo hicieran.

La profesora le puso una mano en el hombro. —Tienes una técnica sobresaliente… Si pudieras arriesgarte a mas…

La castaña asintió con la cabeza en silencio y vio como la mujer se alejaba hacia otra mesada. Era la segunda vez que fracasaba a la hora de las evaluaciones sorpresas. Se sacó el gorro y el delantal, los guardo rápido en su bolso, tuvo que esperar unos diez minutos más, a que terminara la hora de revisión, para poder abandonar el lugar.

Caminó por las calles sin saber a dónde iba. Estaba frustrada y se sentía muy sola en esos momentos. No tenía con quien hablar de todo lo que pasaba en su cabeza. Suspiro desanimada, y cuando iba a cruzar la calle, la vio.

Serena iba caminando de la vereda de enfrente, el pelo largo y suelto brillando al sol de la tarde. Un jean desgastado celeste, una camisa rosa pálido y una cartera que le cruzaba el pecho, color camel.

Iba despreocupada, escuchando música con unos auriculares demasiado grandes para no notarlos. Algunas veces Serena iba en contra del tiempo. Cuanta más tecnología había al alcance, ella parecía no necesitarla. Todavía usaba un Samsung S9.

Se acordó de la conversación que había tenido hacía unos días con Haruka y Michiru… Y Mina también. De golpe los viejos tiempos se le hicieron muy necesarios. Sintió el corazón latir con fuerza. Se mordió el labio y tiro del bolso que tenía colgado, los dedos se le tensaron y se le pusieron blancos. Antes de poder pensarlo, cruzo la calle con velocidad y fue al encuentro de la rubia.

…..

Mina miraba la pantalla del celular con nervios. Había llegado temprano sin quererlo. Estiro la mano y agarro el menú que le había dejado la camarera hacia unos minutos. Se mordió el labio. No tenía mucha hambre, estaba nerviosa y además tampoco tenía demasiado dinero.

Dejo la carta sobre la mesa y se apoyó sobre el respaldo con un suspiro preocupado. Las audiciones estaban saliendo, la llamaban y la probaban, sin embargo, solo había logrado quedar como extra en alguna propaganda. Y aunque ayudaba, el ingreso que le redituaba no era el que necesitaba. Además, estaba la academia de canto. Eran unas cuantas horas por semana, pero eran necesarias. A medida que crecía se daba cuenta de la preparación que necesitaba, además, era una sana manera de hacer conexiones.

Iba a agarrar el celular una vez más pero entonces apareció Serena y tras de ella, Lita.

Mina las miro con sorpresa, pero una sonrisa se le escapo. No parecían del todo cómodas, pero no se estaban ignorando, y eso, ya era bastante.

Serena se sentó frente a Mina, como antes y Lita lo pensó un poco, pero se acomodó al lado de la otra rubia. Si eso molesto a Serena, no lo pareció.

La primera en hablar fue Serena. Se sacó la cartera y mientras se acomodaba el flequillo dijo como al pasar: —Parece que fue ayer que nos juntábamos así…

—Pero no lo es, ¿o sí? —Lita bajo la mirada con tristeza.

—Tristemente no. —Serena continuó— sin embargo, no creo que sea algo necesariamente malo.

Lita alzo la vista y la vio, Serena relucía como hacía mucho tiempo no lo hacía. Y lo que más le sorprendía, era lo relajaba que estaba. La vio sonreír de costado mientras juntaba las palmas de sus manos, las frotó un poco y dijo en voz suave: —Nos hicimos amigas muy rápido… Las misiones que tuvimos ayudaron a eso…

—Pero el cariño fue sincero. —Acotó con delicadeza Mina. Se acercó más a la mesa y con una sonrisa, dijo a Serena— Es verdad que nos alejamos mucho estos años. Sé cuál es mi parte de responsabilidad y no lo voy a negar.

—¡Mina!

—Lo que digo es verdad Lita. No voy a culpar a nadie, pero cada una se enfocó en sus asuntos. Y lo cierto que no nos volvimos a juntar hasta que Rei nos llamo…

—Oigan, no quiero que haya malos entendidos entre ustedes. —Serena se estiro sobre la mesa y les tomo las manos a ambas. Un gesto tan común antes, pero tan sorpresivo ahora, que se callaron y se estremecieron.

—Vine acá porque Mina dijo que quería verme. —sonrió con dulzura y agrego —Lo cierto es que también extrañe mucho de nuestros encuentros.

Mina se aferró a la mano de la rubia y ambas se sonrieron. —Estoy segura de que vamos a encontrar la manera de volver a lo que éramos.

Serena movió su cabeza en negación. —Lo que teníamos antes no, algo mejor.

Lita tembló y las lágrimas empezaron a correr por su rostro. Las dos rubias la miraron confundidas y la castaña se sintió aún más avergonzada y sobretodo, débil.

Mina la abrazo y Serena se estiro sobre la mesa para tomarla de las manos. Ante este gestó Lita se aferró con un brazo a Mina y con fuerza le agarró la mano a Serena y lloro con más fuerza aún. Ellas se quedaron así, sosteniéndose entre las tres.

…..

Setsuna se paró frente a la puerta de vidrio. Se vio reflejada y se acomodó un mechón de pelo por detrás de la oreja. Tomo una bocanada de aire y tocó el timbre con nerviosismo. Las manos estrujaban la manija de la bolsa que tenía en las manos. Los dos minutos que tardaron en contestarle le parecieron eternos. —¿Hola?

Ella tragó en secó. Y con la voz lo más calmada que podía contesto. —Soy Setsuna… Yo… —Las palabras se atascaron en su boca. No tenía motivos para estar ahí, pero aún así allí estaba.

—¡Qué sorpresa! Te abro…

La puerta emitió un sonido fuerte, y Setsuna empujo con fuerza para abrir. Cerró tras ella y avanzo hacia el ascensor con paso confiado. El sonido de los zapatos retumbaba en el piso de mármol. Seguía nerviosa, pero con un poco más de confianza. Cuando el ascensor bajo, se subió y presiono el piso ocho.

Cuando llego abrió la puerta y desde un costado la llamaron. Ella se dio vuelta para encontrarse frente a frente con Darien.

—Bienvenida. ¿Esta todo bien? —Parecía preocupado.

Con una mano se alisó la pollera que tenía y mientras se sonrojaba, asintió con la cabeza. —Estaba preocupada por ti…

Él le sonrió y la invito a entrar a su casa. Setsuna entro en el departamento con timidez. —Trahe

i bien el semáforo estaba titilando, avisando la precaución de no cruzar, Amy acelero el paso y cruzó la calle con rapidez. Podía sentir los libros golpeando