A/N: A menos que seas uno de mis amigos, esto seguramente sale como una sorpresa. Pero si, tal y como había comentado ocasionalmente en algunas de mis notas de autor… Tome la decisión de liberar directamente la segunda parte de esta saga. ¿Razón? Realmente no quiero quedarme atascado ya en el primer Libro después de tres años.

Aun si queda un arco argumental y medio, me es preferible hacer esto a seguir a paso de tortuga. Por lo que estaré actualizando al menos hasta el segundo arco de este nuevo libro, donde confio que habre terminado ya con el primero y entonces podré concentrarme en realizar lo mismo con el segundo. Mi meta sería tener al menos tres de los libros planeados escritos en este sitio y entonces continuar con el desarrollo de lo que sigue y otras cosas que iré soltando ocasionalmente.

Sobra advertir que veremos spoilers de algunos eventos que no han sido cubiertos aún en el primer libro, pero aseguró que la mayoría no serán presentados de una manera tan obvia.

Por todo lo demás, les doy la bienvenida al primer paso de esta nueva ruta en la travesía. Como siempre, habrá una nota de autor mucho más extensa en el fondo.


AVISO Obligatorio: La serie de Fate, sus personajes y todo elemento del Nasuverse presente en lo siguiente no me pertenece. Es propiedad de Type-Moon.


Clave:

'Pensamientos.'

"Diálogo."

Especial

"Voz sobrenatural/Resaltado"

"Taumaturgia."

Í͕̟͓̈́͑ǹ͛͒co͎͉̍̐n̨̼͔̤̉ͮ͊c҉̘̪̟͉e̖͐b̬̝̪͢í̡ͣ̏̄̚bͤl̗͙͕̘͠ͅͅe̟̝͓̘̘͍̮ͤ̿͒ͯ̽̒̀ ̺͕̇ͪ


Konton no Tatakai - Libro II

Capítulo I.

"La Llegada."


Aun si cerraba los ojos, no era suficiente para impedir que el humo les alcanzara; ya lo había intentado, con el calor infernal azotandole una vez más como si quisiera castigarlo por evitar mirar el paraje. Eso solo lo dejaba con esa opción, y nada cambiaba en este. La tierra yacía quemada, convertida en un depósito inmenso de ceniza a la par que múltiples grietas se abrían sobre su superficie, siendo semejantes a violentas cicatrices de las cuales eruptaban continuamente mas y mas llamas, como si los infiernos quisieran escabullirse de las entrañas de la tierra. Pero esas marcas no eran lo más llamativo del lugar. Las espadas tenían ocupaban dicho puesto, principalmente.

A donde extendia su vista, podía verlas en todas partes estando clavadas contra la tierra incinerada, en un aparente desafío a la calamidad fogosa que se cerna aun contra esta. De doble filo y curvadas, de mango largo y de hoja corta; con los pomos adornados con mascarones inquietantes y clavos viciosamente martilleados sobre la empuñadura, con un brillo propio que se imponía sobre el de las llamas que las rodeaban, con un aura siniestra que repelía el ambiente en vanagloria vil, con un tamaño descomunal que ni múltiples hombres fuertes podrían levantar un con todos sus hercúleos esfuerzos. Ocasionalmente distinguia una que otra arma de otra clase perdida; una lanza cuya cabeza se bifurcaba, una tremenda hacha de doble filo con inscripciones en la unión de ambas cuchillas que la componían, una daga con una gema brillante descansando en el pomo, y muchas otras más, pero no quedaba lugar a dudas de que aquel lugar no podía ser otra cosa que un reino de espadas ilimitadas.

KRA-KROOOM!

Lo escucho antes de verlo; un atronador rugido desde los cielos acompañado después de una descarga que segó la infinidad de este, superando por mucho el brillo macabro que desprendían las hogueras del paraje desolado. Mirando hacia arriba, pudo observar a las nubes de tormenta arremolinándose antes de que estas demostrarán nuevamente el emblema de su poder.

KRA-KROOM!

La luz casi le dejó ciego. Un relámpago, fácilmente del tamaño de múltiples edificios impacto a buena distancia desde donde se encontraba, sirviendo de látigo improvisado y certero contra la tierra. El preludio a la llovizna que dio comienzo segundos después. Entre los siseos de las hogueras al recibir aquel asalto benigno, las luces comenzaron a apagarse mientras que la lluvia continuaba, dejándole empapado.

D̴̜̤͉̣̥͚̹͂̍̈́͒̌͆̆̎͆͜ͅi̶̮̮͕̯͖̯͓̯̖̻̿͒́͂̉̓͒̾̌̋͐̈́̾̓̍͂ ̵͔͕̬̒̏̇͐̽̀́̍̑̂͗̎̐͘͝͝m̴̨̢̨̡̩̜͍̮͔̘̝͓̲̒ͅͅͅi̸̢̢̢̧̺̜͐̋͂̀̂̊̀̓͘͝͠ ̴̫̳̞̘̼̞͍͎̌̏́ņ̶̥̣̖̬̰͕̩͖̎̉̑͌̽́̆̏̆̾̄̅̌̄͠ö̸̢̡̡̘̩̦̺̳̪͔̻̳͖̯́̇͂̿̿́͋̈͊̇̈́̊̂̒ͅm̵̨͍̗̥̲̳̜͓͈͎̆́̕͜ͅb̸̭̦̬̩̿͂̚̚r̴̺͙͙̜̙͎̔̈́̒̒͋̑̓̓̌̄͛͘͘̕͝e̶̳̓͋̃.̷̡̧̝̟̩̼͕̣͓̬̠̱̒̿͐̈͆̀́̕͜ͅͅ

"El vuelo ha llegado al Aeropuerto Internacional Heathrow. Por favor, prepárense para el aterrizaje."

"Umm..." Shirou abrió su ojo derecho, antes de soltar una ojeada a la ventana a su izquierda. Una inmensa capa gris que solo podía ser el cielo cubierto de nubes de lluvia le recibió del otro lado, provocando que soltara un resoplido. 'No me extraña.'

"Por fin despiertas." Escucho a Kiritsugu hablar, obligándole a mirar hacia el lado opuesto y ver a su padre recargado en su asiento mientras que leía un libro que definitivamente no había sido el que había estado leyendo horas antes. No le fue nada difícil hallar el título: Guerra y Paz. "Vete preparando para salir, dentro de unos quince minutos tocaremos suelo."

"Okay." Shirou solo tenía una mochila, la cual yacía en su regazo. No le había sido muy difícil usar Alteración superficial en su cubierta para darle la misma consistencia exterior de una almohada, sin que se dañara lo que tenía guardado dentro. Mirando otra vez por la ventana, fue testigo de cómo el avión finalmente atravesaba la capa de nubes a medida que descendía, permitiéndole así ver la gran ciudad por primera vez.

'Hola, Londres.' Pensó.

Cierto tiempo después, el avión finalmente aterrizó y el dúo de padre e hijo salió de este en dirección hacia las aduanas, donde tuvo lugar el lento y tedioso proceso de atravesarlas en la fila que les correspondía. El agente, un hombre de mediana edad con ojos azules y un bigote mal estilizado apenas le dirigió una mirada aburrida a Kiritsugu, solo para alzar una ceja tras mirar a Shirou. Sin embargo, optó por guardar silencio y sello ambos pasaportes antes de llamar a los siguientes de la fila.

Dirigiéndose hacia la salida, Shirou no pudo evitar olfatear el aire y de inmediato frunció el ceño.

"Hay como cinco campos delimitantes tan solo en esta parte." Le comento a Kiritsugu en japonés.

"Acostumbrate, aquí no es como en Japón. La Torre mantiene una vigilancia bastante fuerte en la mayoría de los centros de transporte hacia las afueras del país." Le respondió Kiritsugu, quien entorno los ojos para poder leer si a la distancia estaba el cartel de servicio de taxi que estaba buscando. "Por algo, toda la isla no ha sido invadida desde casi mil años."

"Oh, vaya." Eso sí que era mucho tiempo.

"Imagino que Waver te lo contará mejor. O alguna otra clase en la Torre." Kiritsugu finalmente encontró lo que buscaba, y le tomó de la mano con tal de dirigirlo hacia cierto mostrador, donde contrató rápidamente un servicio de transporte y mostró la dirección del hotel donde había hecho la reservación. El despachador asintió y reconoció rápidamente el lugar, antes de gritarle en un inglés ronco que Shirou ni siquiera alcanzó a entender que preparara su vehículo.

Alrededor de cuarenta minutos después, en su mayoría por culpa del tráfico y la lluvia, se encontraban ya en un modesto hotel de cuatro estrellas con vista al Támesis, el cual se le figuró a Shirou como un río Mion de pesadilla.

'Mi olfato solo detecta distorsiones... No contaminación.' Pero resultaba que el hedor que el cuerpo de agua descuidado desprendía, casi podía contar como una. Imaginaba que si se acercaba más, llegaría hasta el punto en que no tendría nada que envidiarle a las entrañas putrefactas de los monstruos que reptaban debajo de las alcantarillas de Shinjuku o lo que los Isemi guardaban en sus laboratorios. De ahí a que fuera un alivio cuando por fin entraron al hotel, y después de registrarse y caminar hasta la habitación asignada, lo primero que hizo fue tumbarse sin ceremonia alguna sobre la primera de las camas que encontró. "Ugh…"

"Jetlag. Te acostumbraras." Le informo Kiritsugu mientras que acomodaba sus cosas en uno de los roperos. "Intenta descansar. Mañana veremos a Waver, debería de venir aquí a menos de que tenga planes de invitarnos a desayunar en otro lugar."

Shirou hubiera asentido, pero teniendo la cabeza presionada contra la cama, dicho gesto era inutil.

Y varias horas después, tocaba con su tenedor la "salchicha" que formaba parte del desayuno buffet del hotel. Esta era una cosa de un café pálido, y con motas blancas y rojas que le recordaban a la cara de alguien con varicela. Fuera de eso, había tomado dos huevos estrellados, varios tomates triturados y cocidos, una especie de patata en forma de red y varios champiñones hervidos. Mirando discretamente a los alrededores, no tardo en notar que varios habían prácticamente ahogado sus platos con montañas de tocino, una salsa espesa que no le inspiraba confianza, unos bloques negros que juraba que olian a sangre y otras cosas menos apetecibles para el.

"No creo... Que te guste mucho la comida de ahí." El timbre tímido de Ayaka resonó en su mente, recordando cómo ella le había advertido semanas antes del viaje sobre eso.

"La salchicha no te va envenenar, Shirou." Le dijo Kiritsugu, más entretenido que molesto por el manierismo del pelirrojo. Era la primera vez que lo veía siendo quisquilloso con la comida. El por su parte, la pasaba bien con unas cuatro de estas, varios huevos, e incluso unas dos morcillas... Junto con un montículo de judías en un costado de su plato. Del otro lado, una taza de cafe negro sin azucar en contraste al simple te que Shirou habia pedido... Y procedía casi a empinar.

"Si comen esto todos los días aquí, no me sorprende que..." Había comenzado a hablar, antes de notar que alguien se acercaba y entonces exclamar. "¡Waver-sensei!

"Hola, hola." No era del todo irreconocible pese a los tres años que habían pasado desde la última vez que se habían visto en persona. Seguía siendo un adulto joven, pero que su cabello fuera mucho más largo y se encontrará recogido en una coleta le daba un aura un tanto más madura.

"Hola, Shirou." Saludo Waver antes de tomar asiento y dirigirse a Kiritsugu, asintiendo ligeramente su cabeza. "Emiya-san." Su japonés había mejorado enormemente también, lo cual no era una sorpresa dado el pasatiempo que él jamás había disimulado que tenía. La conversación se mantuvo de manera casual por varios minutos, hasta que finalmente se tocó el tema de principal interés.

"Bueno, no necesito preguntarte ya si estás seguro de esto. Viendo tu relacion con la Roja, no creo que no pudieras encontrar lo que necesitas si ella te arrastra a recorrer el mundo." Intento bromear Waver, antes de que su semblante se torna un poco más serio. "Pero ya lo hablamos varias veces... Y has llegado muy lejos, desde ese niño que vi hace tres años."

"Gracias." Asintió Shirou, mientras que ponía atención a lo que vendría.

"Ahora, el proceso de ingreso a la Torre del Reloj para jóvenes consiste primero en un registro en el Departamento de Leyes, del cual hay un plazo desde mañana hasta el jueves. El viernes por otro lado, viene el examen de dos partes en la Facultad de Fundamentos Generales."

"Oh, me lo habías comentado. Que estudiara todo lo que pudiera porque el primero es de teoría,¿no?" Pregunto Shirou, recordando ya los consejos. A decir verdad, no estaba tan preocupado por ello. Conservaba aún su "grimorio", el viejo cuaderno donde guardaba todas sus notas desde hace años, y encima Touko había tenido la amabilidad de regalarle su viejo cuaderno de entrada. En realidad, se lo había arrojado a la cara tras preguntarle porque nunca había entrado a estudiar en Astronomía si era más brillante que su hermana, pero detalles.

"Precisamente. Lo único que no preguntaran son detalles de historia general, porque sobran las clases en la Torre que tienen el dudoso honor de ilustrarte en el tema." Al hablar de eso, Waver prácticamente apuñaló el tocino de su plato con su tenedor. "Después, viene el examen de aptitud que es privado. Y no te preocupes por eso, yo moveré hilos para ser el que te lo aplique." De lo contrario, sería increíblemente incómodo que la lectura revelara los atributos de Shirou.

"¿Eso es todo? Imaginaba que habría algo más." Terminó por señalar, encontrando el proceso revelado un tanto simple.

"¿Que esperabas? ¿Que te pondrían un sombrero parlante y este eligiria donde vas a dormir?" Waver resoplo, siendo imitado por Kiritsugu quien había optado por permanecer en silencio. "Después de eso, hay una ceremonia habitual donde se les otorgara a todos los que aprobaron el rango Frame, volviendolos oficialmente parte de la Torre del Reloj como aprendices. De ahi seguiria la carga de materias."

"¿Carga de materias?" Shirou parpadeo.

"Aqui viene lo complicado. Los que entran por esta vía a la Torre del Reloj y normalmente a tu edad, se inscriben en la Facultad de Fundamentos Generales, donde están obligados a tomar Teoría de la Taumaturgia General, que es básicamente el curso básico de cualquier magus... Pero es intenso. Mientras eso ocurre, tienen la opción de tomar clases en otras Facultades con el fin de que se familiaricen con los demás departamentos, y cuando se graduen de Fundamentos, pueden elegir a cual ir a parar." Un folleto fue a parar desde su chistera hasta la mesa, que Shirou terminó por agarrar con curiosidad. "Puedes ver ahí las clases que están disponibles. Con lo que me has comentado de tu nuevo objetivo, imagino que podrás darte una idea de cuales te podrán servir mejor. Si tienes dudas al respecto, puedes preguntarme."

Shirou comenzó a leer el folleto con una ceja aislada, mientras que los dos adultos continuaban con su desayuno. Cada uno, con sus respectivos planes en mente.

"Mientras eso queda listo, iré a revisar cuántos de mis contactos quedan aún en Londres." Añadió Kiritsugu, dejando la taza de café sobre la mesa. "Lo dejo a tu cuidado, Waver."

"Muy bien, mañana pasaré para llevarlo al registro. Y el viernes, el examen, entonces."

¿Qué podría salir mal ahora?

xXx

Departamento de Fundamentos Generales - Palacio de Westminster.

13 de Agosto de 1999, 10:00 AM…

La visita al Departamento de Leyes no duró tanto como esperaba. El edificio le recordó a una oficina gubernamental por dentro, y claramente mucho mejor decorado que las oficinas del Buro del Onmyou, aunque Shirou no tuvo tiempo de recorrerlas, ya que Waver prácticamente lo había conducido casi por arrastre hacia el centro de registro, que consistia en una oficina pequeña donde un hombre le había proporcionado unos papeles donde colocar su nombre y edad. Se había hecho la vista gorda cuando Waver había depositado un fajo de billetes en el escritorio, algo que hizo que el hombre asintiera, antes de desearle buena suerte en el examen. Eso había sido tres días atrás.

El de la verdad, estaba a punto de comenzar.

"Cuantos... Aspirantes." Comentó Shirou en voz alta, teniendo los ojos bastante abiertos al ver a los cientos de niños, varios de su edad, haciendo fila en las respectivas líneas hacia las cajas de entrada. Se encontraban ya en el edificio que de acuerdo a Waver, fungía tanto como el Departamento como la Facultad de Fundamentos Generales... Cosa curiosa, ya que juraría que era el mismo edificio de los días anteriores.

"El Palacio de Westminster en sí funciona tanto para Leyes como para Fundamentos Generales, Shirou." Le explico Waver con algo de exasperación. "No se ve tan grande por fuera, pero múltiples campos delimitantes permiten un mayor espacio en el interior. La mitad para uno, y la otra para el resto. Además de que buena parte de ambos departamentos se encuentra bajo tierra."

"Imaginaba antes que toda la Torre se encontraba en un mismo lugar." Comentó entonces Shirou, mirando a su alrededor. Jamás había visto a tantos magi de su edad en el mismo lugar, ni siquiera en el Buro. Noto que varios estaban acompañados por sus padres y otros, por sus tutores, por lo que ya sabía a qué grupo pertenecía.

"Tu y todos." Resoplo Waver, agitando su cabeza ligeramente antes de darle una palmada en el hombro e indicarle una de las filas. "Deja tus papeles ahí, y sigue las instrucciones. Te veré cuando termines el examen teórico, ya hice los arreglos."

"Muy bien." Asintió el pelirrojo, antes de ir a formarse. Se suponía que el examen empezaría a eso de las once, y eran como las nueve y media, tenía tiempo suficiente. No se preocupó con la cola avanzando lentamente, y aprovecho para repasar en su cabeza todo lo que recordaba. Waver había dicho que estaba terminantemente prohibido activar los circuitos de uno durante el examen, por lo que quienes almacenarán la información en sus circuitos no tendrían ni siquiera una oportunidad. Shirou no había pensando en ello, aunque no pudo evitar pensar en aquellos que hubieran aprendido a manipular su mente lo suficientemente bien como para obtener una memoria casi fotográfica.

Cuando finalmente llegó su turno, depositó sus papeles frente a la mujer que los recibía, y ella los examinó antes de mirarlo fijamente y entonces señalarlo con el dedo a medida que murmuraba algo por lo bajo. "Muy bien. Este es el numero, no lo pierdas." Le dijo, pasándole una nota enmicada donde rezaba un tres marcado en una letra negra y elegante. "Continua todo derecho, y sigue a los demás. Irás a la sala de espera. Buena suerte."

"Gracias, muy amable." Respondió Shirou, teniendo especial cuidado en pronunciar el idioma. Todavía se notaba un poco su acento, pero al menos se le entendía lo suficiente para no tener problemas. Comenzó a caminar entonces por el extenso pasillo, admirando las decoraciones alrededor pero al observar como más de un niño enfrente de él comenzaba a divagar, cayó en cuenta y decidió continuar caminando hasta finalmente llegar a una puerta doble abierta que conducía a una estancia mucho mayor.

'Vaya.' No pudo evitar el abrir sus ojos de par en par al verla repleta de niños, todos sentados en distintos sillones de cojines rojos y bordes dorados; casi hasta parecia que no había suficientes para todos, de ahí a que caminara en dirección hacia a algún lugar desocupado a menos de que quisiera permanecer parado hasta el examen.

"Con permiso."

Una niña de cabello color magenta surgió a un costado de él, queriendo pasar al otro lado. Con tal de no tropezar con ella, Shirou se detuvo para que pudiera continuar, algo que ella agradeció al asentir ligeramente su cabeza. Aprovechando la parada, escaneo los alrededores para encontrar un sitio y finalmente localizó un sillón pequeño que no había sido ocupado aún. Sorteando uno que otro niño buscando cambiar de asiento o levantándose para poder hablar con alguien más, finalmente llegó hasta ahí y se sentó con un suspiro. No tardó en advertir que otros habían estado yendo tras el mismo objetivo y al mirar hacia su izquierda se topó con un par de ojos color amatista que parpadearon un tanto sorprendidos ante el repentino encuentro.

"¿Está ocupado?" Preguntó una niña, con una elegante cofia negra cubriendo su cabello.

"No, no." Respondió Shirou, negando con la cabeza, algo que ella pareció agradecer a juzgar por cómo soltaba sus hombros. Debía de haber estado buscando con ansias, y no sería la única.

"Perdón." Se disculpo otro niño, cuyo cabello era de un azul tan oscuro que de no ser por la luz de la enorme sala, Shirou lo hubiera confundido con negro. "No encontré otro lugar." Explicó, al sentarse justamente en el lado opuesto al suyo. No se le escapó para nada a Shirou el cómo hablaba el idioma. Claramente, su lengua madre a juzgar por lo fácil que se le parecía, pero el acento...

"Al menos conseguimos los tres encontrar uno." Respondió Shirou, no queriendo permanecer en silencio. "No debería de faltar tanto, pero aun así... ¿Están listos para el examen?"

La niña se limitó a asentir, no siendo de muchas palabras; el niño sin embargo, apenas hizo una mueca antes de responder.

"Eso creo. Mi abuelo me contaba historias de este examen cuando tenía ocho años. Una vez dijo que en sus tiempos, los ponían a pelear contra una quimera."

El resoplido que escapo de los labios de Shirou no pudo ser reprimido tras imaginar aquello. "Lo dudo mucho." Y aún si aquella tradición no solo fuera cierta, sino que encima se mantuviera vigente, confiaba en poder mantener a raya una criatura así aun si tenía que contenerse.

"A propósito, Faldeus Dioland." Se presentó el niño.

"Wisteria, Wisteria Norwich." La niña habló de nuevo, lo cual lo dejaba solamente a él.

"Shirou Emiya." Asintió, agradeciendose mentalmente el haber recordado que a diferencia del japonés, los apellidos iban al último en esta parte del mundo.

"¿Asiatico?" La sorpresa de Faldeus fue palpable a juzgar por el tono que su voz había adquirido. "Estas un poco lejos de casa."

"Podría decirse lo mismo de ti." Shirou consiguió recordar entonces de dónde le sonaba aquel acento. "¿Americano, no?"

"Exactamente." Asintió Faldeus, con un toque de orgullo ahora en sus facciones. "Directamente de Boston, a tu servicio. Tal parece que solamente uno de los tres viene de aquí."

Y eso dejaba a la niña, quien alzó una ceja ante la indirecta.

"Norwich, dijiste. ¿Como los decanos de Taumaturgia Moderna?" Continuó el americano, súbitamente interesado en aquella revelación. Algo que hizo que Shirou mirara de regreso a Wisteria, quien en algún momento había juntado ambas manos sobre su regazo y parpadeaba un tanto confundida.

"De una de sus ramas." Explico, algo que fue suficiente para Faldeus, pero Wisteria no había terminado aún. "Mi tío Jeremiah es quien lo administra ahora en lugar de mis abuelos."

"Taumaturgia Moderna..." Shirou repitió, recordando que justamente ese era el segundo departamento donde trabajaba Waver. "Conozco a alguien de ahí."

"¿Esa es la facultad a donde piensas estudiar después?" Le pregunto Faldeus, dirigiendo su atención a él, provocando que Shirou negara con la cabeza. Ni siquiera tenía que evadir la verdad al respecto.

"No se aun a que facultad ir cuando salga de Generales." Comentó, encogiéndose de hombros. "¿Qué hay de ustedes?"

"Creación, definitivamente Creación." El americano no había titubeado ni un segundo antes de soltar su respuesta. "Imagino que Norwich seguirá los pasos de su familia, como es habitual en las de quienes tienen a cargo un departamento."

Wisteria por su parte, meramente carraspeo antes de negar con la cabeza. "No, lo siento. Estoy interesada en ir hacia Maldiciones."

Por segunda vez, Faldeus lució sorprendido por ello. "Vaya, creo entonces que no tendremos la constante habitual aquí."

"¿Constante habitual?"

"¿Constante habitual?"

Fue una pregunta que repitieron tanto Shirou como Wisteria, muy para la sorpresa de ambos, provocando que Faldeus se riera un poco antes de responder.

"Ya lo dije. La constante habitual es eso, que los miembros de una familia que administran cierto departamento terminan por estudiar en este eventualmente, así como trabajar. Pensaba que era un secreto abierto." Explicó Faldeus, esta vez siendo quien parpadeo.

'Tiene sentido'.' Fue lo que Shirou pensó.

"No sabría decirlo." Wisteria frunció el ceño, antes de negar con la cabeza. "Mi tutor pensaba mandarme a la Central de Praga. No creí que terminará viniendo aquí."

"Oh, eso lo explica. Mis disculpas." Faldeus miró a su alrededor entonces. "Eso quiere decir... ¿Que no reconoces las familias de algunos de la sala?"

"No, nací aquí. Pero llevo años viviendo en Francia, con mi tutor." Respondió la ojivioleta antes de adoptar una pose pensativa. "Aunque se de un par que no sería difícil identificar. Mira un poco frente a ti, a la derecha." Shirou siguió aquella dirección, topándose con dos niñas que de inmediato supo que eran gemelas. Ambas de cabello rubio, aunque una ligeramente con la tonalidad más brillante que la otra y usando un vestido a juego en azul marino.

"Las hermanas Edelfelt." Anuncio Wisteria. "Mi tutor comentó que después de una generación, la familia ha sido bendecida nuevamente con un par. No creo que nadie de aquí no logre no saber quienes son."

"Las hienas más elegantes." Murmuro Faldeus. "La familia es famosa hasta en América."

'Edelfelt.' Shirou creía reconocer ese nombre, pero no recordaba exactamente de donde. "¿Por qué son famosos? Disculpen, en Japón no nos llega mucho de este lado."

"Lo entiendo, no te preocupes." Le respondió Faldeus, antes de finalmente explicar. "Mira, para estándares normales... No son una familia nueva. Tienen como quinientos años, más o menos. Comenzaron vendiendo sus servicios como mercenarios al mejor postor y se hicieron conocidos por tomar como trofeos las taumaturgias de personas o a veces familias enteras que fueron derrotados por ellos."

"Pensé que eso era algo normal." Señaló Shirou, recordando una que otra anécdota de Kiritsugu, donde esté recalcaba que la posesión de una fuente de taumaturgia ya fuera por medio de una Cresta u otro recurso tangible, era casi como un tesoro. Y como tal, siempre terminaba por haber un conflicto al final del día por quien terminaba por quedarsela.

"Si, pero pocos tuvieron el éxito de los Edelfelt." Continuó Faldeus, antes de resoplar un poco con lo siguiente. "Pero fue hace como... ¿Doscientos? ¿Ciento cincuenta? No soy bueno con las fechas, que comenzaron a sacarle jugo a algo todavía mejor."

Y fue en ese momento que Wisteria optó por hablar de nuevo. "Saqueo de tumbas, especialmente en Egipto."

"Y se hicieron muy ricos con todo lo que hurtaron y después vendieron." Confirmó Faldeus a la par que asentía.

Shirou estaba por preguntar más, cuando una cuarta voz le arrancó la oportunidad.

"Ya callense. Intento dormir un poco."

Si de por sí la voz no sonaba amistosa, la apariencia de la persona que provenía no ayudaba mucho a su caso. Lo primero que Shirou no era lo pálido que era, y con un rostro alargado con una expresión molesta. En el sillón contrario detrás de donde ellos estaban al parecer había estado todo ese tiempo, pero hasta ese momento se había dignado en alzar la voz.

'¿Sus orejas son puntiagudas?' Pensó Shirou, tras notar ese rasgo. "Debiste de quedarte en tu casa si querías dormir." Le ofreció.

Algo brilló en la mirada del otro niño, claramente nada impresionado por la respuesta. "¿Qué has dicho?"

"¿Estás sordo?" Shirou no retrocedio. Si pensaba que podría intimidarlo, estaba muy equivocado. Aun si sus dos compañeros no parecieron muy entusiasmados con la idea de una confrontación. Pero antes de que escalara a mayores, una conmoción terminó por sacudir la reunión cuando las puertas se abrieron y varios adultos entraron.

"Su atención por favor." Habló uno de ellos, un hombre de mediana edad con una barba de chivo. "Los aspirantes deben de seguir a los supervisores de acuerdo al número asignado." Y apenas dijo eso, los demás comenzaron a anunciar a qué números estaban llamando.

"Los que tengan uno, por aquí."

"Números dos. Vengan conmigo."

Shirou miro nuevamente la tarjeta que había recibido, encontrando nuevamente el tres y se levantó, no sin antes soltar una última mirada al chico del reclamo, quien apenas resoplo en desagrado antes de voltearse.

"Ese es mi numero."

"También el mío." Comentó Wisteria, mientras que Faldeus levantaba su tarjeta donde se encontraba un cinco.

"Suerte en el examen para los dos." Les dijo.

"Gracias, tambien para ti." Le agradeció Shirou antes de comenzar a moverse entre los ríos de aspirantes que buscaban llegar hasta sus respectivos supervisores, siendo acompañado por la niña que acababa de conocer. Una vez que llegaron frente al hombre, justamente quien dio el primer anuncio, este asintió tras verlos junto con al menos unos veinte más.

"Mi nombre es Hosteen Shardan, seré quien les aplique el examen teórico. Síganme por aquí." Les dijo, dando la media vuelta en dirección hacia el pasillo.

xXx

Ala de Aulas Generales - Departamento de Fundamentos Generales.

13 de Agosto de 1999, 10: 45 AM…

El trayecto no fue muy largo. Tras descender por unas escaleras, fueron a parar a un segundo pasillo con unas seis puertas que conducían a otros salones. Shardan abrió la tercera de la izquierda, indicándoles que pasaran conforme llegaran. Shirou había sido el noveno en la fila, justo detrás de una de las gemelas Edelfelt, quien no titubeó ni por un segundo antes de sentarse en la primera hilera. Viendo que casi todos los lugares al frente estaban ocupados, él optó por tomar una de las líneas laterales, teniendo como vecino del lado derecho a un niño de cabello rubio opaco y ojos azules y a Wisteria detrás suyo. Al cabo de unos tres minutos, todos los aspirantes que conformaban el grupo tenían ya un pupitre ocupado.

"Notaran que en las mesas, encontraran ya un material para escribir." Señalo Shardan, refiriéndose a los bolígrafos negros que descansaban en un costado de estas, mientras que comenzaba a repartir una serie de hojas que no podía ser otra cosa que el examen. "Tienen alrededor de dos horas para terminar. La mejor de las suertes para ustedes."

Shirou había escuchado uno que otro quejido lastimero vago así como respingos exasperados o de incredulidad a medida que los demás recibían el examen, y tragó saliva. '¿Será que cambiaron la dificultad?' Pensó, antes de sacudir un poco su cabeza con tal de despejar cualquier forma de nervios antes de tiempo. Y fue justamente en esos momentos, que las hojas fueron a parar también a su pupitre y rápidamente leyó la primera pregunta.

¿En qué consiste el Ciclo de Transmigración de la Energía Mágica? Elabora un breve ensayo de cuatro cuartillas como mínimo y comenta las diferencias específicas entre el Mana y el Od.

La respuesta en si no era difícil. El problema era cómo argumentar así como la pedia. Pero no era algo que le preocupara tanto.

'Veamos el resto.' Pensó, recorriendo la página hacia la siguiente.

¿Cuáles son las características de una Maldición que la definen como un concepto derivado de un Hechizo? Argumenta tu respuesta.

'De no ser por todo lo que he leído de ellas, aun si no puedo usarlas, eso me pondría en aprietos.' Reconoció a Shirou, yendo a las demás.

Tal y como se le había advertido. Conocimiento general, pero demasiado elaborado. Teoría de los Campos Delimitantes, definición de una Fundación Taumatúrgica, uno que otro detalle de Elementos, y otras cosas. Definitivamente no era un examen en el que fuera posible pasar respondiendo al azar.

'Bueno, hay que comenzar.' Shirou tomó el bolígrafo y regresó a la primera pregunta antes de empezar a escribir lo que surgía en su mente. 'El Ciclo de Transmigración de la Energía Mágica es un fenómeno mediante el cual la...'

Tras ocupar buena parte del espacio asignado para la respuesta, Shirou consideró que era suficiente y se dirigió a la siguiente, donde escribió las diferencias principales de ambos conceptos y se quedó en blanco al caer en cuenta de que desconocía que podría usar como ejemplo simple. Por obvias razones, no iba a mencionar a Avenger ahí y tanto Touko como Waver le habían dejado en claro que era mejor omitir cualquier concepto del extremo oriente por su propio bien. 'Ah, espera. Los Sajyou usaban algo simple. Gracias, Ayaka.' Agradeció en su cabeza mientras que escribía un par de líneas acerca del procedimiento de concentrar rencores a través de un sacrificio con tal de provocar dolencias en la víctima.

Satisfecho, continuó con el resto del examen.

De no ser por el reloj en la pared, Shirou no sabría que había transcurrido ya casi una hora. Una hora bastante productiva, porque se encontraba batallando con terminar la última pregunta, la cual se le había figurado como algo bastante irónico.

¿Cuáles son las propiedades que gobierna la Aritmancia en la elaboración de fórmulas taumatúrgicas?

Shirou intento no pensar mucho en justamente el primer hechizo contenido en su Cresta Mágica a medida que terminaba el último párrafo. Fue entonces que detectó movimiento cerca de él y alzó la cabeza, observando como Shardan en algún momento se había levantado detrás de su escritorio y le arrancaba el examen a un chico de tres hileras delante de él.

'¿Qué demonios?' Pensó Shirou, alzando ambas cejas.

"Largate de aquí." Amonestó secamente Shardan, antes de señalar a un brazalete en la muñeca del niño, con un ópalo aparentemente inocente descansando en el centro."¿Pensaste que eras el único en intentar usar ese truco de recepción?" Desde donde estaba, Shirou pudo ver como el rostro de este se ponía realmente pálido, pero sus protestas cayeron en oídos sordos cuando el supervisor hizo que se levantara y lo escoltó fuera del salón.

'¿Quién es tan estúpido para intentar hacer trampa aquí?' No era raro algo así en unos exámenes. Pero si de por sí era algo difícil de hacer en una escuela normal. ¿Como seria en una con magia?. Shirou tan solo sacudió su cabeza, antes de ponerse a revisar todo lo que había respondido hasta el momento. Nunca estaba demás el estar seguro.

Diez minutos después, colocó su nombre en la primera página y se levantó dispuesto a entregarlo. No había sido el primero en hacerlo por supuesto, la Edelfelt había terminado antes de la marca de los treinta minutos iniciales, siendo felicitada por el supervisor, y otros se habían ido sumando a ese grupo, saliendo del salón rumbo a donde realizarían la siguiente parte del examen.

"Termine ya." Dijo, entregándolo a Shardan quien examinó los papeles de arriba a abajo. Satisfecho con lo que encontró tras varios minutos, este asintió y tomó en cuenta del nombre.

"Shirou Emiya, ¿eh?. Waver hablo de ti. ¿Tu eres el chico que estuvo tutorando en su último viaje a Japón, no?" Preguntó el hombre, para la sorpresa ligera de Shirou, quien no se esperaba que alguien le reconociera ahí.

"Si, él me ayudó bastante en su momento, y me convenció de venir aquí." Mintió con lo último.

"Ja, te estará esperando ya en su cubículo. Se encuentra en el segundo piso a mano derecha. El te dira que hacer." Le indico, a lo cual Shirou agradeció, antes de salir de aquel salón.

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Ala de Cubículos - Departamento de Fundamentos Generales

13 de Agosto de 1999, 11: 12 AM…

Era bueno que las instrucciones fueran precisas, porque Shirou se hubiera perdido dos veces caminó hacia el segundo piso. No era el único que debía de estar pensando lo mismo, ya que se topó con más de un aspirante entrando o saliendo de las habitaciones con los cubículos de sus respectivos supervisores. Incluso alcanzó a distinguir al niño de las orejas puntiagudas casi arrastrarse con una mueca exasperada fuera de uno de los cuartos. Afortunadamente para él, que no quería lidiar con su presencia, le tocaba la dirección opuesta. Empujo la puerta y busco entre la serie de paneles, hasta encontrar el único que estaba cerca de los contactos eléctricos.

"Ya estoy aquí." Anuncio tras tocar la puerta, y entonces abrirla.

"Hola Shirou. ¿Como encontraste el examen?" Predeciblemente, Waver estaba presionando furiosamente los botones del control, mientras que su avatar en la pantalla blandía una espada ridículamente larga contra la cruza poco exitosa entre un minotauro y un hipogrifo, asestándole puntos de daño todavía más altos.

El cartel de VICTORIA no tardó en rezar sobre la televisión, hasta que Waver la apago y daba una vuelta en su silla giratoria para poder encararlo. Al mismo tiempo que lo hacía, Shirou sintió el cosquilleo que le advirtió que una serie de campos delimitantes habían sido colocados sobre todo el cubículo. Una buena forma de asegurarse de que lo que dijeran ahí se quedará en ese espacio.

"Bueno, no fue difícil la verdad." Respondió Shirou con sinceridad una vez que tomó asiento, aunque frunció el ceño con lo que recordaba haber visto en aquella aula. "Aunque todos vimos como el señor Shardan le quitó el examen a alguien que estaba haciendo trampa. ¿Eso es normal?"

"Heh. Pasa todos los años." Resoplo Waver, antes de explicar. "Oficialmente y por obvias razones, la Torre del Reloj prohíbe hacer trampa en exámenes teóricos y es por eso que apunta supervisores avispados en estos para verificar que nadie se atreva a cruzar esa raya... Pero hay una condición oculta."

"¿Oh?" Shirou ladeo su cabeza hacia un costado. "¿Cual es?"

"Si un aspirante realiza un truco increíblemente ingenioso o avanzando, el supervisor puede registrarlo pero hacerse la vista gorda. Entonces, la persona termina por pasar el examen."

Por unos segundos, el pelirrojo solo parpadeo al considerar aquello y entonces le tocó resoplar. "¿Solo así? ¿Cuál es la otra cara?"

"Ese fallo queda registrado en su expediente, y alguien del Departamento de Leyes lo guarda para el mejor momento posible." Una manera limpia de mencionar una fuente de chantajes. Así como una advertencia más de los riesgos escondidos en la Torre del Reloj.

Shirou asintió, aunque estaba tranquilo. Si bien dudaba que tuviera un resultado pobre en el examen; al menos este había sido por su propio esfuerzo en aquellos momentos. "Bueno... ¿Y cómo será el examen práctico? ¿Tengo que mostrarte mi taumaturgia?"

"En términos simples, si." Waver entrelazo sus dedos sobre su escritorio. "Solo tengo que ver que puedes hacer y registrar tus atributos esotericos."

"Entiendo." Shirou pensó en que podría hacer para empezar, y entonces lo encontró.

ᴸᵃ ˢᵉʳᵖᶤᵉᶰᵗᵉ ʳᵒᵈᵉᵃ ˡᵃ ᵉˢᵖᵃᵈᵃˑ

"Trace Fractal." Sus circuitos respondieron rápidamente a su llamado, y se pusieron manos a la obra. La energía fluyendo a través de estos se dividió y convergió en distintos puntos en su mano derecha, antes de buscar tomar forma. Gradación de Aire. La creación de una simple imagen de acuerdo a la imaginación del usuario; cuanto más vívida y clara, más fiel a su fuente termina siendo. Una ilusión tan intransitaria y carente de valor que se desvanecía al cabo de unos segundos normalmente... ¿Pero cuando se encontraba alimentada por los recuerdos directos de lo que intentaba imitar?

Era más la cruza entre una daga y una espada, con la influencia palpable de su país de origen. Forjada incluso de manera tradicional, pero permaneciendo hueca con tal de que hubiera espacio para el núcleo especial en su interior que sería la fuente de su poder. Una piedra preciosa ocupó su lugar en el pomo por último.

Alteración. El punto intermedio que gobierna el cambio; usar energía mágica para moldear la forma y la naturaleza de lo que recibiera su influencia. Un segundo pulso de energía mágica busco rellenar aquella imagen, sellando los huecos de su errónea existencia.

Existía y no existía a la vez. Había sido claramente tan solo una serie de zarcillos de energía en un principio, pero ahora la idea había trascendido la barrera de la fantasía para poder manifestarse en la realidad como un fantasma más.

Reforzamiento. El maestro y obrero de la Transmutación Material, y la forma de Taumaturgia más básica de todas; aplicaciones ilimitadas y a menudo dejadas de lado en favor de métodos más exóticos y vistosos, perdiendo nunca su poder a consecuencia. El tercer pulso envolvió los esfuerzos de los anteriores, proveiendo el último empuje para que fuera real.

Y en cuestión de un instante, una copia fiel de la primera Espada de Azoth de Shirou yacía en su mano derecha.

"¿Puedo?" Preguntó Waver, extendiendo su mano para poder tomarla, y Shirou la dirigió telequineticamente hacia él. Apenas la sujeto, comprobó efectivamente lo sólida que era y la agito con tal de escuchar el murmullo sordo de su núcleo elemental. Él nunca había visto la original y tampoco tendría la oportunidad de hacerlo, viendo que había sido destruida meses atrás en el incidente de Shinjuku, pero de no ser por saber aquello, habría confundido indudablemente lo que sostenía por ella. Sus propios sentidos como magus se lo repetían.

Eso era un Código Místico. La proyección de un Código Místico; y no había sido invocado desde un bolsillo de Números Imaginarios o fabricado ese día. Simplemente la noción era... Inquietante.

"Veo que sigues sin poder armar el hechizo por completo." Término por comentar, antes de devolvérsela.

"No tengo ni idea de como empezar, Caster me dijo que tendría que aprenderlo aquí." Respondió Shirou con una mueca, antes de acomodarse un poco en la silla. "Vi un par de clases en el folleto que me diste, pero no lo se..."

"Bueno, ya lo veremos cuando toque el registro." Le animo Waver, mientras que comenzaba a anotar unas cosas en una hoja que tenía preparada ya de antemano. "Muy bien, pude ver ya tu Proyección especial. ¿Algo mas que puedas demostrar con esta?"

"Un momento." Shirou blandió con un poco más de fuerza antes de activar la espada mágica, la cual vibró ligeramente en respuesta a sus órdenes. Tomándose la molestia de controlar un poco mejor su respiración, se concentró entonces en el núcleo y empezó a canalizar un poco de energía mágica. Segundos después, la cuchilla comenzó a cubrirse con un manto etéreo que adoptó primero el efecto duro y pedregoso del suelo, solo para dar lugar a una corriente de agua en espiral que no tardó en convertirse en una de aire que a su vez se volvió un patrón de llamas. Cortando aquella conexión, Shirou tocó el último elemento y dejó que desde la gema en el fondo se proyectara la silueta de un círculo mágico sencillo.

"Alquimia Occidental. Perfecto." Waver continuó anotando tras ver aquel despliegue elemental. "Me dijiste que habías aprendido ya casi todas las Runas Modernas. A ver."

Unas doce al menos conocía y sabía usar bien. Claro que algunas mejor que otras, pero solo tenia a Misaya para compararse en ese campo, y con lo competitiva que era su ¿amiga?, cualquier ventaja que llevará sobre ella no tendía a durar mucho. Aun así, Shirou escribió en el aire todas las que podía usar y estaba seguro de que no causarían un accidente si las colocaba de aquella manera.

"¿Continuo con Shugendou?" Preguntó tras ver como Waver terminaba de escribir.

"No, no es necesario. A la Asociación le importa nada la Taumaturgia Oriental." El instructor mostró entonces la hoja, y apuntó a una parte con su pluma. "Tu Núcleo Conceptual como Magus ha quedado así, y en base a lo que vi tienes como Atributos a Reforzamiento y Conversión, pero habías mencionado que tienes Transferencia y Flujo también. ¿Podrías hacer una pequeña demostración?"

Shirou reparó de inmediato en un pequeño cuarzo con la forma de una estrella de seis puntas y lo señaló. "¿Puedo?"

"Adelante."

Tomándolo con sumo cuidado. Shirou comenzó a verter poco a poco algo de su energía mágica en el cristal hasta dejar una unidad entera. Entonces se lo entregó a Waver, quien lo examinó de arriba a abajo antes de asentir.

"Bueno, sin contar el cómo se filtra por las propiedades del cuarzo, conseguiste almacenar hasta el setenta por ciento de la energía mágica que le transferiste. Una quinta parte por encima de lo que usualmente pueden hacer quienes tienen ese Atributo." Satisfecho, lo dejo en un pequeño estuche antes de continuar. "Ahora... ¿No tienes el Rasgo de Hechicería de tu familia, verdad?"

"Nunca tuvieron uno." Aclaro Shirou, antes de señalar por encima de su nuca; lo más aproximado a indicar en donde estaba su Cresta Mágica. "Es algo de la Llave Filosofal."

"Muy bien." Aunque por la mueca que Waver estaba realizando, tal parecía que no podrían soltar el tema por un tiempo. "Ya que mencionas a tu Cresta... Es algo incomodo."

Un toque de alarma atravesó el rostro de Shirou ante eso. "¿Qué sucede?"

"Si queremos ponernos técnicos, la Cresta existe desde nueve generaciones, y tu la heredaste por sangre pese a no descender de la octava. Lo haces de la séptima, si no mal recuerdo... Aun si quisieras, no podrías ser reconocido como uno de novena, y debido a que no tienes la Cresta de los Emiya tampoco, no caes en el territorio de uno de sexta. Eso te deja como uno de tercera en nombre al menos." ¿Ese era el problema? Shirou había dejado ya en claro que prefería no tener el equipaje de esa familia consigo. Le preocupaba algo más como...

"¿La Torre podría llegar a demandar mi Cresta?" Pregunto.

"No, aun con los crímenes de tu familia, solo los Reiroukan tendrán el derecho de exigirla. Pero tengo entendido que arreglaste ya ese detalle." Señaló Waver.

"En todo lo que me importa, ya están muertos todos. Puedes respirar tranquilo, Emiya." El porte altivo que solía usar normalmente brillaba por su ausencia en aquellos momentos. La preocupación podía mostrarse en sus ojos color granate, algo único. "Aunque... ¿A dónde irás ahora? No puedo darte asilo abiertamente aquí, y está lo de Aozaki y Tohsaka..."

Sacudió su cabeza para no pensar en ello. "Si, no hay ningún problema de ese lado."

"Bueno, ya solo quedan unas dos cosas." Ajeno a su conflicto interno, Waver tomó un código místico con forma de ratón, y presiono un botón entre sus orejas. "Coloca tu mano en la boca. Será como si te clavaran una jeringa."

Una vez que Shirou lo hizo, Waver miro los datos recolectados en un panel de cristal y suspiro al ver el número. "Setenta unidades de Od." 'Casi se acerca a la mía, de ochenta.' Pensó con algo de exasperación. 'Y crecerá y crecerá hasta los veinticinco o más.' "Veintisiete circuitos, recuerdo bien, y todos en un buen estado. Además de los veintitrés que conforman tu cresta. Solo queda lo último."

Shirou alzó una ceja con ello, y entonces vio al fondo de la forma como Waver anotaba su Origen, y en cuanto al Elemento...

"Fuego." Dijo, mientras que guiñaba su ojo. "Y con esto, has terminado. Como está garantizado que vas a pasar, solo te quedará sobrevivir a la ceremonia de apertura y la carga de materias."

"¿Qué ceremonia de apertura?"

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Ala de Utilidades - Departamento de Fundamentos Generales.

13 de Agosto de 1999, 11: 30…

"Que solo espere y vea..." Shirou puso los ojos en blanco antes de abrir la puerta del siguiente lugar, donde se supone que pasaría el tiempo hasta que se anunciaran los resultados. "¿Y que se supone qu...?" Las palabras murieron en su boca al vislumbrar lo que había adentro. Donde el camerino inicial había sido un mar de caos y sillones rojos, este lo era de mesas y barras de comida desplegadas estratégicamente alrededor de las primeras, como encerrando a todos los aspirantes dentro de un mismo cuadrante. Podía intentar buscar a Faldeus o Wisteria, viendo que no conocía a nadie más, pero su estómago soltó un ligero gruñido, recordándole que apenas había desayunado. 'Primero algo de comer.'

Se dirigió hacia la primera barra tras tomar una bandeja, y agradeció enormemente el toparse primero con una amplia variedad de fruta en la forma de manzanas, mandarinas, melones y melocotones cortados, de los cuales se sirvió una generosa porción antes de moverse hacia la siguiente barra, donde su ánimo se desinflo apenas vio que lo que habia ahi no era muy distinto a la comida del hotel. Un ligero vistazo a la otra sección le indico que no había diferencia y entonces resopló antes de comenzar a caminar para poder inspeccionarlos todos.

'¿Qué demonios tiene este país con el tocino?' Pensó, extrañado mientras que agitaba su cabeza, y entonces observó una pila de legumbres al vapor sobre la cual poco le faltó para abalanzarse. Pero la verdadera salvación, vino cuando pudo ver un espacio de pescado asado.

'Al fin...' Pensó Shirou antes de acercarse hacia allá y colocar unos tres al lado de las verduras al vapor. 'Debería de ser suficiente con esto.'

"Oye... ¿No vas a servirte más?" Una voz un tanto nasal interrumpió sus pensamientos haciendo que Shirou se volteara solo para toparse con una charola rebosante de comida. Fuera de la espantosa montaña de tocino que estaba seguro que aparecería en sus pesadillas, podía observar también una pequeña pila de huevos estrellados así como varias mortadelas. Y algo debió de notarse en su rostro, porque la voz continuó.

"Te vas a quedar enano si solo piensas comer eso. ¿Sabes?" Shirou entonces miró al frente, donde lo primero que noto no fue otra cosa que unos dientes demasiado afilados en una sonrisa. La niña era algo más alta que él, con un cabello de un tono amarillento que casi le pareció ser amarillo. Lo suficientemente largo como para caer sobre sus hombros.

"¿Ah?" Shirou miró a su plato y frunció el ceño. "No me convence mucho la comida de aquí."

La niña le miró por un par de segundos como si hubiera hablado en otro idioma antes de encogerse de hombros. "Comida es comida, con permiso." Y apenas Shirou se apartó, terminó por servirse al menos seis piezas.

"Eso es..." Shirou podía comer mucho, pero hasta eso le parecía exagerado. Incluso si la comida servida fuese una que él disfrutara, no tomaría tanto.

"Mas para mi." Con su charola llena por completo, era dudoso que pudiera colocar aún más. "Oye. ¿Tienes una mesa ya?"

"No, iba a buscar una cuando terminara." Respondió Shirou, dándose una idea de que quizás debió de haber apartado una antes de entrar a la barra. "¿Vienes?"

La niña se encogió de hombros nuevamente. "Te sigo."

Sorpresivamente, no les tomó tanto tiempo encontrar una mesa de dos localizada en el lateral del espacio donde tomaron asiento frente al otro. "Provecho."

"Gracias." Antes de comer sin embargo, la niña entorno los ojos. "Ah, es verdad. Doris Lusendra."

"Shirou Emiya." Se presentó por su parte Shirou.

"Hmm. ¿Japonés, verdad?" Pregunto la recien nombrada Doris. Tal parecía que sería una recurrencia usual durante ese día y probablemente los siguientes.

"Si." Asintió de igual manera antes de comenzar a comer. Lo que llevó a una conversación ocasional durante varios minutos, en los cuales tomaban pequeñas pausas para disfrutar de la comida. Sin embargo, mientras que Shirou se tomaba su tiempo, no podía evitar el mirar de vez en cuando como toda la comida que estaba en la charola de Doris estaba prácticamente desapareciendo como si estuviera siendo absorbida por una aspiradora.

"¿Tu taumaturgia requiere de mucha comida?" Se le ocurrió preguntar, alzando una ceja.

Un sonido ahogado de parte de Doris provocó que se arrepintiera de inmediato, así como que estuviera dispuesto a levantarse por si se había atragantado, siendo detenido por un gesto de mano de parte de ella.

"... Agh, estoy bien." Doris sacudió un poco su cabeza antes de mirarlo fijamente y entonces resoplar. "Oye, cuidado con preguntar cosas asi aquí."

Y fue justo en ese momento que cayó en cuenta de que eso era algo que debía de evitar a toda costa si quería mantener conversaciones con otros estudiantes ahí. "Disculpa, sonó muy grosero."

"No hay problema. No me molesta a mi, pero te imaginaras que habrán muchos por aquí que no se lo tomarían bien." Le advirtió Doris, mientras terminaba de comer justo lo último que había en su charola; uno de los pescados asados que Shirou también había servido.

"Si... Lo olvide con todo esto." Admitió Shirou, rascando su nuca distraídamente. "Nunca pensé que estaría aquí." Una cosa había sido declarar tres años atrás que iría si pudiera cuando estuviera listo a la Torre del Reloj, pero la realidad se encargaba de proporcionarle una experiencia bastante distinta a lo que había imaginado.

"Un pez fuera del agua." Algunos encontrarían un tanto inquietante la sonrisa de Doris, pero Shirou había sido expuesto lo suficiente durante el rato que llevaba conviviendo como para saber que no era tan extraña. "Suerte acostumbrándote a todo. No hemos empezado las clases aun, y ya tienes problemas con la comida, heh."

"Hmm." Shirou resoplo de buena manera, encogiéndose de hombros. "No es ni el primer día. Además de que no es obligatorio comer aquí. Fácilmente puedo preparar mis propios almuerzos."

"¿Oh? ¿Cocinas?" Aquello último granjeó el interés de Doris, pero antes de que Shirou pudiera siquiera el asentir a ello, una conmoción a no mucha distancia desde donde se encontraban les forzó a desviar su atención hacia allá.

"No es necesaria la clase de autodefensa, Rum. Sabes bien que los duelos están perfectamente permitidos dentro de las aulas apropiadas."

"Solo de dos personas, Pentel. ¿Qué harás si no tienes a tu hermana contigo para que te salve el pellejo?"

"Cualquiera de las dos vale el doble que tú, Sembr."

Al menos a unos doce metros de distancia en otra mesa, dos niñas de cabello castaño claro y ojos azules encaraban a un niño de pómulos marcados con un flequillo suelto sobre un costado. Le flanqueaban otros dos niños, uno que fácilmente era un gorila que le sacaba casi dos cabezas a todos los demás en la estancia, y otro que casi había confundido con una niña por la larga melena negra que llevaba.

'¿Por qué tiene una banda en la frente?' Pensó Shirou, ladeando ligeramente su cabeza hacia un costado.

"Heh." Escucho entonces a Doris resoplar nuevamente. "Y mira, ya hasta se están armando los primeros duelos de este año."

"Un magus que haya sido ofendido por otro bajo razones justificables tiene todo el derecho de exigir un duelo entre ambos... Y no precisamente de taumaturgia." Recordó la voz de Misaya. "Por supuesto, si el que lo exige lo pierde..."

"¿Se pueden llevar duelos aquí por... Peleas de niños?" Pregunto Shirou con algo de escepticismo.

"No esa clase de duelos, Emiya." Doris puso los ojos en blanco antes de sacudir su cabeza. "Es casi una tradición que los novicios compitan entre ellos ocasionalmente. Algunos ganan dinero en apuestas, y otros solamente buscan tener una reputación buena por si planean unirse al Cuerpo de Enforcers. Los nobles lo consideran un pasatiempo también."

"¿Oh? Ya veo." Comentó Shirou, antes de desechar por completo esa línea de pensamiento. 'No, no tengo nada que hacer ahí.'

"¿Te interesa acaso?"

"Su atención, por favor." En algún momento, las puertas del lugar se habían abierto de par en par y un hombre con el cabello alborotado y grisáceo, así como un prominente bigote había terminado por entrar. Su voz debía de estar siendo amplificada por taumaturgia, ya que se escuchaba un tanto más fuerte de lo que debería serlo y un megáfono brillaba por su ausencia en sus manos.

"Mi nombre es Augustus Henrik Asplund, y soy el rector de la Facultad de Fundamentos Generales. Los resultados preliminares de los exámenes prácticos han sido grabados ya, y se me ha concedido el honor de anunciar a los aspirantes seleccionados directamente." Desde una cadena que colgaba en el bolsillo de su chistera, extrajo lo que parecía ser un pequeño reloj y al abrir la tapa se desplegó un círculo mágico brillante cuyo diseño evocaba a una especie de ojo, el cual parpadeo al cabo de unos segundos. "Aquellos cuyo nombre haya sido mencionado. Les invito a dirigirse hacia el podio en la habitación contigua."

Una marea de nervios pareció apoderarse del cuerpo de los aspirantes, y no menos de uno miró a otro como si intentara asegurarse de que su nombre aparecería en la lista.

Augustus los examinó detenidamente antes de observar su círculo mágico, y gritar. "Ainsworth, Julian."

Un niño con lentes casi tropezó al incorporarse desde su asiento antes de caminar hacia donde le indicaba el rector, quien ya había continuado con otro nombre, dando comienzo así a un éxodo a la otra aula.

'Los apellidos van primero, entonces.' Pensó Shirou, lo que significaba que no le tocaría casi de último. Debía de ser un alivio, aunque tras observar cómo los rostros de varios a su alrededor palidecen, un ligero escalofrío se deslizó por su espalda.

"No escucharon sus nombres." Murmuró por lo bajo Doris, poniéndole palabras a sus pensamientos. Y por un momento, se imaginó justamente un caso similar con el... ¿Qué haría si fuera así? ¿Después de todo lo preparado?

"Dioland, Faldeus." Parpadeo al caer en cuenta de que se había perdido como para que estuvieran ahora en la cuarta letra. La suya debía de estar cerca y aun si controlaba su respiración para poder relajarse, una tenue astilla de la incertidumbre se había clavado en sus pensamientos.

"Edelfelt, Luviagelita." Pasados varios minutos, vio a la segunda de las gemelas caminar hacia la otra puerta, siendo seguida no mucho tiempo después por la que tenía el cabello de un tono más brillante. Con ellas fuera, ya no debería de tardar mucho su turno.

"Emiya, Shirou."

Y ahí estaba. Casi hubiera creído que lo había imaginado. Y si bien sus pies se resistieron al principio como si estuvieran hechos de plomo, Shirou se las arregló para imitar a todos los que habían sido nombrados antes que él. Una vez que llegó al otro lado, observó efectivamente un podio ligeramente alzado sobre el suelo donde se estaban acomodando a los aspirantes aprobados.

"Formate al lado de quién llegó antes que tú." Escucho la voz de un hombre de traje apostado junto a la puerta, quien regresó a actuar como una estatua apenas menciono lo anterior. Asintiendo en agradecimiento, Shirou continuó caminando, hasta tomar un lugar al lado de las gemelas. La que había sido llamada antes que él le soltó una mirada con algo de curiosidad, antes de apartarla.

Durante un lapso de aproximadamente veinte minutos, otros aspirantes elegidos se les fueron uniendo y Shirou terminó por distinguir algunas caras conocidas ya. El chico de cabello rubio pálido que había tomado el examen teórico en la misma aula que él, así como el de orejas puntiagudas y actitud de pocos amigos de antes de este llegaron no mucho después. Pudo ver a Doris caminar con tranquilidad hasta tomar un lugar dos filas debajo de él y a Wisteria cuidando sus pasos antes de terminar a unos seis metros de distancia de la niña con la sonrisa afilada. El grupo de la mesa cuya discusión había escuchado durante la comida también terminó por reunirse eventualmente, junto con otros más. Finalmente eran casi unos cuarenta, lo cual reducía a menos de la mitad de los que habían sido inicialmente.

La puerta terminó por cerrarse y con ella quedó ahogada la voz de Augustus Henrik, quien había estado dándole un anuncio a aquellos que habían permanecido detrás. Pero otra más terminó por abrirse y de esta emergió quizás el hombre más imponente que había llegado a ver Shirou, incluso más que Kouma Kishima. Este medía fácilmente más de dos metros, y el traje que llevaba seguramente estaba hecho a la medida, puesto que ni siquiera alcanzaba a disimular el impresionante físico debajo de este que llevaba. A manera de contraste, su expresión no parecía ser severa del todo o al menos así se le figuró una vez que el gigante se detuvo a pocos metros de distancia enfrente de ellos.

"Lord Trambelio." "¿Es él?" "Es en..."

Un mar de murmullos se desató alrededor de Shirou, quien de pronto abrió los ojos de par en par al recordar un par de cosas más de parte de Touko y Waver.

'El es uno de...'

El hombre apenas alzó el índice de su mano derecha y Shirou sintió como si alguien le hubiera golpeado directamente a la nariz. En este se podía distinguir la línea luminosa que indicaba un circuito activo, y le era prácticamente imposible el no sentir de cerca la distorsión en el aire generada por la energía mágica liberada. Ni siquiera en la forma de un hechizo, en el paso predecesor de su estado más bruto encima.

'... ¿De cuánto será su cuenta de Od?'

Con todos guardando silencio tras semejante espectáculo, el hombre finalmente habló. Su voz era profunda como de esperar, pero claramente marcada con un tono sofisticado. No quedaba la menor duda de que este sí era un verdadero aristócrata de la Asociación.

"Todos ustedes se han hecho acreedores del privilegio de estudiar en la Facultad de Fundamentos Generales de la Torre del Reloj." El hombre se detuvo por unos instantes, antes de proseguir. "Se les concede una oportunidad única. La de poder aprovechar su potencial sorcerico y llevarlo hasta sus límites o incluso más allá, si escogen bien qué caminos tomar."

Shirou optó por permanecer en silencio mientras que a su alrededor otros murmuraban por lo bajo o se limitaban a asentir, para mostrar estar de acuerdo con sus palabras.

"Este ciclo ha sido uno que se ha repetido desde hace tiempo. Puede que no desde hace casi tres mil años atrás, cuando el Rey de la Magia exhaló su último aliento antes de entregarle las claves de las seis imposibilidades a sus aprendices. O incluso no desde que las doce familias originales fundaron la Atalaya. Pero nunca antes desde hace siglos podía verse un mundo donde cooperamos en nuestra búsqueda por las respuestas a todos los misterios de este mundo."

"Tiene razón." Escucho a la chica aun lado suyo murmurar, pero no elaboró más. "Incluso con la diferencia de misterio…"

"¿Qué hay de con quienes lo compartimos? ¿Qué son las vanaglorias de la Casa de la Sabiduría y la Mansión Espiral en comparación? ¿Que pueden discutirnos las cofradías de las Américas o las turbas del África? " El hombre apretó un puño antes de levantarlo para remarcar aún más el punto al que quería llegar. "Es nuestra Torre la que se alza por encima de ellas al final."

La declaración no podía ser tan larga, pero lo compensaba con la intensidad de sus palabras. Y el efecto se notaba entre los aspirantes elegidos. Incluso si Shirou no compartía la emoción, no estaba ciego a varios a su alrededor que sí lo hacían. Por el rabillo del ojo distinguió a la gemela estremecerse ligeramente incluso.

'¿Rey de la Magia? ¿Atalaya?' Shirou de verdad que necesitaba leer algo más de historia del mundo de la taumaturgia. Con sus "sesiones" con Misaya y Ayaka, estaba ya enterado como era buena parte de esa historia en Japón, pero la universal se le escapaba.

"Fuimos nosotros quienes colocamos el último clavo en el ataud del Aristoteles de la Luna. Quienes decretamos el Edicto Absoluto del Ocultamiento del Misterio. Quienes llevamos nuestra influencia de modo que el Sol jamás se pone sobre nuestros dominios." Y con cada oración, despertó algo más en algunos de los futuros alumnos en la audiencia. Curiosidad en el caso de Shirou, que miraba la escena con los ojos muy abiertos así como en otros como un niño de cabello castaño que parecía haber estado más perdido por el hecho de haber aprobado que nada. Aprobación en el caso de Luviagelita y otra niña que se mantenía casi escondida hasta el fondo del podio, inconscientemente llevándose una mano hacia un costado. Ambición con muchos otros más, que se animaron incluso a sonreír.

"Estudien y trabajen arduamente, jóvenes novicios. Estudien y trabajen arduamente, y verán sus esfuerzos ser recompensados. Poseen alrededor de cuatro años para familiarizarse con las facultades donde deseen continuar sus estudios y los departamentos donde piensen desarrollarse. Una vez que hayan probado lo necesario, las oportunidades llegarán." Entonces, el puño que tenía levantado comenzó a envolverse en energía mágica antes de que el hombre finalmente le diera un cierre a su discurso. "Yo, Lord McDonell Trambelio Elrod utilizó mi autoridad como Lord y Director del Departamento y Facultad de Fundamentos General, para marcarlos a todos bajo el Rango Frame. Bienvenidos a la Torre del Reloj."

Si tan solo hubiera tenido la menor idea de cuantos problemas nacientes estaban entre esas cuatro paredes.

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Sala de Audiencias Públicas - Departamento de Fundamentos Generales.

13 de Agosto de 1999, 12: 20 PM…

Alrededor de unos quince minutos después, Shirou observó la pequeña caja de cartón que le había entregado tras formarse en una de las filas nuevas indicadas por Lord Trambelio, quien había procedido a irse del aula tras el final de su discurso. Tomando asiento en las gradas, procedió a abrirla con cuidado e inspeccionó el interior.

"El paquete que vas a recibir tiene la bonita capa que se usa como uniforme normal para los novicios. Es un código místico protegido contra el desgaste y las polillas. Pero lo verdaderamente importante de este es la cresta plateada en el lado derecho." Y tal como Waver le había dicho, ahí estaba. Una especie de símbolo plateado que le recordaba a dos puntas de lanza bifurcadas, con dos "alas" colocadas respectivamente en las bases de estas. La unión por otro lado era corta y estaba atravesada por dos líneas, mientras que un agujero de forma cuadrada reposaba en el centro. El resto del uniforme lo conformaba una chaqueta un tanto holgada de color negro con una capucha colgante, y dos mocasines que servían a modo de broche. "La Cresta es lo que te marca como un novicio de Rango Frame y te permitirá acceder a los espacios cerrados de la Torre a donde tengas que ir salvo algunas excepciones donde solo podrás entrar si subes de rango."

Frame. Recordaba como Para... Caster le había hablado de aquella clase años atrás. En términos prácticos, el rango más bajo en la Asociación de Magos y destinado para aprendices y otros novicios. En teoría, incluso con suficiente experiencia era posible dejarlo atrás pero a menos que se destacara en algún campo y de alguna manera notable, esa posibilidad permanecía lejos del alcance de los pobres desafortunados que se quedaran atrapados en esta.

Doblando con cuidado el uniforme de regreso al paquete, Shirou encontró la siguiente parte que buscaba; un estuche con las formas que necesitaba llenar para las materias adicionales que debía de tomar, y hasta venía incluido con una pluma especial y todo.

'Veamos.' Observó la lista, después de comprobar qué Teoría General de la Taumaturgia estaba anotada ya, y asintió tras observar el nombre de Waver como su profesor. El fin del examen teórico era que los profesores seleccionarán a los alumnos que quisieran en sus clases en base a sus respuestas y era ya obvio que iría a parar a su clase. Sus ojos color ámbar se fijaron en el resto y rápidamente fue descartando opciones.

'Astronomía tiene algunas cosas interesantes... Pero no es nada que necesite.' Un caso similar fue con Evocación Espiritual, y la línea de pensamiento no cambió con Zoología y Botánica. 'Misaya y Ayaka adorarían estas.'

Leyes fue descartado de inmediato. Demasiadas advertencias tenía sobre ese lugar como para meterse a la boca del lobo. Y algo similar había recibido de parte de Touko sobre la Facultad de Creación.

"Aunque me duela, procura mantenerte alejado de cualquier clase que lidie con marionetas. Esa vieja murciélago seguramente reconocería mi estilo y estarías frito."

Era una pena, pero Shirou sabía mejor que no hacer caso a una advertencia así de seria de parte de su mentora. Quizás podría encontrar algunas otras cosas que hacer en su tiempo libre; aun si no estaba tan enfocado en la construcción de marionetas, era algo que genuinamente disfrutaba. 'Eso me recuerda. Traje las piezas de Kinshi conmigo, algo podré hacer con ellas. Es casi seguro que aquí habrá mucho mejores materiales que en Shinjuku o Kyoto.'

Aunque, eso no significaba que no podía tomar otra clase en esa facultad que estaba seguro que le ayudaria demasiado.

'Programación Mística.' No debería de ser tan avanzado el material por obvias razones, pero esperaba que lo que conociera de construir códigos místicos sencillos le ayudara un poco. Eso o que de igual manera pudiera pulir sus habilidades ahí.

"Eso nos dejaría con..." Murmuró Shirou para ver las siguientes opciones, antes de alzar una ceja. 'Se supone que son trece facultades y departamentos. ¿Porque hay solo once aquí?' Se pregunto un tanto confundido antes de sacudir su cabeza. Una pregunta para después.

En Fundamentos Individuales había al menos una que le llamaba la atención. 'Teoría Estructural de los Hechizos.' Viendo su segundo proyecto principal, seria un poco tonto no aprovechar la ocasion a decir verdad. De ahí a que la añadiera junto con las otras dos.

'Y justamente, tengo dos opciones libres, y quedan dos de las cuales escoger.' De no ser porque lo necesitaba casi con urgencia, en vista de que en Japón no encontraría nada sobre el tema, la primera clase anunciada en la Facultad de Maldiciones le quedaba como un guante.

"Historia de las Maldiciones de Asia Central." 'Lo que sea con tal de saber más de Avenger.' Y tras firmar aquella sección, asintió para sí cuando se topó con una de las opciones que Waver le había recomendado directamente.

"Tumularios de Europa Occidental. Arqueología es una de las facultades más apacibles, y justamente esa clase te permitirá observar cosas que podrías encontrar bastante interesantes para tu colección."

Y viendo que hasta el momento, Shirou apenas tenía entre cinco o seis armas sobresalientes que podía proyectar estando almacenadas en su memoria, era un argumento de lo más que convincente.

"Me sirve." Comentó en voz alta tras terminar de firmar.


A/N: Bienvenido a la Torre del Reloj, Shirou. Esperemos sobrevivas a la experiencia. Pero aquí lo tienen; irónicamente tanto tres años desde que empecé a escribir este mundo como tres años desde los eventos del primer capítulo del libro anterior. Este Shirou está apenas entrando en la adolescencia, teniendo unos casi trece años… Pero no es inocente. Los eventos finales del primer libro tomaron lugar unos cuatro/cinco meses atrás para él y se cobraron su cuota pesada. Eventualmente será inevitable que se suelten algunas revelaciones… Y probablemente sea antes de que llegue a estas en el Libro I, pero aun así trataré de mantener los spoilers a la ligera.

De igual manera, las consecuencias van a sentirse mejor en los siguientes capítulos, y pocas serán realmente buenas.

Por todo lo demás. Hay algunas caras conocidas del Nasuverse… Aunque estoy seguro de que la ausencia de algunos personajes se sentirá muy marcada. Por supuesto, tengo mis motivos para ello y con gusto los elaborare si alguien lo pregunta en el siguiente capítulo.

Además. Ya había explorado un poco la institución en el Interludio de Waver que solté en Febrero. Sin embargo, este toma lugar cronológicamente hace dos años, por lo que no es de extrañar que algunas cosas hayan cambiado. Sin embargo, lo que es la estructura y el desarrollo de otros detalles que son elaboración mía, se mantienen. Y vamos a tener unos cuatro bonitos arcos para explorar cuanto podamos de la Torre del Reloj en esta interpretación mía del Nasuverse, así como algunas otras partes de las Islas Británicas.

Se vienen cosas maravillosas. Espero les haya gustado por el momento y nos vemos en la siguiente entrega. Aunque es más probable que veamos el capítulo 36 del Libro I primero, ya que solo faltan unas dos escenas por escribir.

Hasta entonces.

Melqart. 10/07/24.