Los personajes y el mundo de Naruto le pertenecen a Masashi Kishimoto.
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~ Capítulo 4 ~
Naruto se sentía más tranquilo después de haber hablado con Kiba, ya no tenía de que preocuparse, dentro de poco Sakura comenzaría a tomar en consideración su ayuda, estaba seguro de que con el tiempo lograría que se casara con él.
El Hokage estaba acostado en el sofá de su oficina mientras pensaba en lo que tendría que hacer para que ella le prestara atención, él le había dicho a Sakura que renunciaría a sus derechos como padre, pero eso no pasaría, la dejaría tener un embarazo tranquilo, pero el nunca renunciaría a su hijo de forma total.
Eso no iba a pasar, sus planes estaban claros y él sabía que después de que ella quedara en embarazo tendría la excusa perfecta para verla todos los días, ella simplemente no podría negarse, porque él sería el hombre perfecto.
Él ruido de unos toques en su puerta lo sacó de sus pensamientos, — Adelante — dijo acostado en el sofá.
Su secretaria, una mujer de mediana edad, entró a la oficina.
— Séptimo, una señorita lo busca, no tiene cita, pero insiste en verlo.
El arrugó la frente, estaba tomándose un descanso, pero ni siquiera eso podía hacer — Agéndale una cita para otro día, hoy no estoy disponible para nadie.
La mujer salió y poco después la puerta de la oficina del Séptimo se abrió de golpe, y una joven de aproximadamente 20 años, cabello castaño y delgada entró sorprendiendo al Kage.
— Buenas tardes, Naruto-san.
El Séptimo se sentó en el sofá mirando a la joven. — Señorita Hana, no puede entrar de esa forma a mi oficina — le dijo con seriedad.
— Disculpe Hokage-Sama, ella me engaño haciéndome creer que se iba.
El hizo un gesto con la mano indicándole que guardara silencio, mientras se levantó y ocupó su silla tras el escritorio, si conocía a la chica, pero no espero volverla a verla.
— Está bien, no te preocupes la conozco, déjanos solos.
Su secretaria se fue dejándolos solos, la chica paseó por la oficina observando todo, mientras que el intentaba entender que hacia ella buscándolo.
— Tienes una buena oficina, y la aldea es bonita, nunca había visitado Konoha. — comentó ella.
— Disculpa, pero no entiendo que haces aquí. — dijo con seriedad.
— ¡Estoy embarazada! — dijo con una sonrisa.
— Felicidades, pero no entiendo que tengo que ver con eso — estaba feliz por ella, pero no entendía el porque venir a Konoha a decirle tal cosa.
— Es tuyo — respondió muy risueña.
Tras un momento de silencio el soltó una carcajada y luego de reír durante un minuto se acomodó en su sillón y le dijo con algo de diversión — Es broma, ¿Verdad?, eso es imposible.
Ella lo miró y sonrió — Cuando dos personas tienen sexo es posible que tengan bebés.
— Tienes razón, cuando dos personas tienen sexo es posible un embarazo, pero no cuando se cuidan, si entiendes, ¿Verdad? Así que si, es imposible porque yo me cuidé cuando estuve contigo — dijo mirándola con diversión, si esta mujer piensa sonsacarme dinero o fama está equivocada.
— No es verdad Hokage-sama, yo tengo muy en claro que el hijo que estoy esperando es suyo — siguió insistiendo, ella no estaba dispuesta a dejar ir al hombre rico que podía darle la vida que se merecía.
— Te repito, es imposible — comento ya el con aburrimiento — Mira los tiempos, si fuese mío tendrías más o menos tres meses, de ser así estoy seguro de que podemos ir al hospital por una prueba de sangre que lo compruebe — a pesar de saber que no ese bebé no era suyo estaba dispuesto a dudar de la situación ya que casos se han visto de condones rotos y sorpresas futuras.
Ella no podía creer lo que él le había dicho, en ningún momento pensó que el fuese a dudar tanto de la situación — Sabe que Hokage-sama, a mi no me gusta que desconfíen de mí, además si ya recordó que cuando estuvimos juntos tuvimos problemas con... su condón, no entiendo la duda — No estaba dispuesta a soltarlo tan fácilmente, le sacaría el mayor provecho posible hasta que descubriera su "piadosa" mentira.
— Perfecto, entonces dame tu dirección y te buscaré mañana para que vayamos al hospital por la prueba de sangre — el estaba seguro de ella no lo permitiría, ya que la atraparía en el engaño en el que quería meterlo.
— Si ese es el caso, prefiero irme con mi hijo. Conozco a los hombres como usted, nunca se hacen cargo de sus "errores", hasta nunca Hokage-sama — estaba furiosa, el era su última carta para tener una vida digna y la había perdido de la peor forma.
Mientras la veía salir enardecida de su oficina la duda pico en él, ¿Y si él bebe si era de él? ¿Podría vivir sabiendo que un hijo suyo estaba por el mundo sabe dios sufriendo que necesidades? Con la duda ya plantada en su mente llamo a la única persona que le podría ayudar en esto.
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Dos horas después en un bar de Konoha.
— Déjate a una mujer embarazada y negaste al bebé — dijo Sasuke sorprendido, sin creer lo que acababa de escuchar.
El Séptimo negó con la cabeza, — Es que te juro que no es mío — se defendió Naruto.
Mientras Sasuke negaba con la cabeza se llevó el vaso de sake a los labios, bebió un trago y luego miró al rubio — A ver dime ¿Como estás tan seguro?
— Use protección — hizo una pausa pensando — pero no se si funcionó como debía, no recuerdo si se rompió o no el condón, pero Sasuke, la chica por no decirlo se acuesta con cualquiera, a mí quien me comprueba que él bebe si es mío.
Sasuke no dijo nada y Naruto se estresó más, — Por dios ¡di algo!
Naruto necesitaba sentirse apoyado en su decisión.
El Uchiha fijo su vista hacia la pared frente a ellos, no quería opinar sobre algo tan importante, no quería que Naruto condicionara su destino en lo que él pudiera decirle.
— Es que no sé qué decirte, cuando me enteré de que Itachi había tenido un hijo lo busqué sin descanso, no podía dejar las cosas así sabiendo que había otro Uchiha en el mundo, alguien que era mi familia.
Naruto recordaba muy bien ese momento, él se había empecinado en traer a su sobrino a Konoha, finalmente logró convencer a la madre del niño de vivir en Konoha. Ahora Sasuke se encargaba de ayudar económicamente a su sobrino y brindarle también su compañía.
Sasuke era un buen tío, un buen esposo y padre, Naruto nunca lo imagino ver en todas esas facetas, pero era bueno saber que su mejor amigo tenía una buena vida. Naruto arrugó la frente, él tenía miedo de aceptar la que podría ser su realidad, no quería que nada lo relacionara con otra mujer cuando estaba tan cerca de conseguir a la mujer que tanto amaba. — ¿Insinúas que debo creer que es mi hijo?
— Yo en tu lugar investigaría un poco.
— Tú en mi lugar estarías muerto, Karin no te dejaría vivo. — se mofó el Séptimo.
Sasuke no dijo nada, él nunca había estado con otra mujer que no fuese Karin, no era por miedo, simplemente no deseaba a otra, amaba a su esposa, aunque no se lo dijera, ella lo sabía.
— ¿Y si es tuyo? — le preguntó el pelinegro antes de darle otro sorbo a su bebida.
— ¿Y si no lo es?, no voy a joder toda mi vida por creerle a una mujer por la que no siento nada — negó con la cabeza.
— Entonces no hagas nada — dijo Sasuke con simpleza.
— ¿Pero y si es mi hijo? — preguntó finalmente dejando salir lo que tanto lo estaba atormentando desde que Hana se apareció en su oficina.
— ¿Y si no lo es?
Naruto se frotó la cara con ambas manos — No me estas ayudando mucho que digamos.
— Es algo muy complicado ¿Comprendes? Yo no me quiero meter en eso, no quiero que después me culpes por la decisión que tomes, lo siento, pero no voy a tomar esa responsabilidad, pregúntale a Sakura, ella debe tener un mejor consejo.
Naruto palideció, no había forma de que él le contara a su amiga sobre ese tema.
— No, esa no es una opción, prefiero mantener esto en secreto, voy a pensar en qué hacer.
El necesitaba pensar, lo que estaba pasándole no podía ser, no lo aceptaba, si Sakura se enteraba de lo que le estaba pasando se decepcionaría por completo y jamás lo tomaría en cuenta como posible padre de su hijo.
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Mientras tanto en la casa de Sakura, la pelirosa y Kiba se besaban sin control hasta que el timbre de la casa fue tocado un par de veces.
Sakura se apartó de la cara del castaño — Están tocando a la puerta.
— No habrás — el intento continuar, pero cuando ella escuchó la voz de quien la buscaba lo apartó usando más fuerza de la necesaria y el cayo del sofá al suelo.
— Lo siento — se disculpó ofreciéndole su mano para ayudarlo a levantarse. — es alguien que conozco y tengo que atenderla sí o sí.
— Entiendo — respondió molesto por la interrupción y sin camisa se dejó caer sentado en el sofá.
El timbre volvió a sonar mientras ella alisaba las arrugas de su ropa tratando de controlar su respiración.
— ¡Voy, un momento! — miró a Kiba quien estaba de brazos cruzados, con ceño fruncido y una clara erección bajo sus pantalones.
A ella también le había molestado la interrupción, pero el deber era primero, si la habían ido a buscar a su casa debía ser algo importante.
— Si te vas a quedar ahí sentado ponte la camisa por favor, no quiero que te vean y comiencen los rumores — dijo ella mientras se miraba en el espejo para confirmar que estaba perfectamente bien, con una mano y algo de su chakra quitó dos marcas rojizas de su cuello.
El gruñó poniéndose la camisa de mala gana, no entendía como ella podía estar tan normal siendo que él había sido forzado a frenar la sección de besos y caricias cuando estaba por comenzar a desvestirla.
Ella caminó hacia la puerta y la esposa de uno de sus pacientes le habló tan rápido que apenas pudo entender. Era una buena noticia, un tratamiento que ella había creado y estaba experimentado con el marido de la mujer había funcionado y el hombre había despertado del coma inducido. Sakura había pedido que le notificaran apenas despertara. No podía creerlo, había estado dos días seguidos en el hospital y él había despertado justo cuando lo había dejado encargado a sus colegas del caso.
— Lamento tener que venir y arruinar su descanso.
— No te preocupes es mi trabajo, dame un minuto — Sakura entró a la casa cerrando la puerta un momento.
Kiba se había acercado a la puerta y ella no dejó que lo vieran, lo llevó hasta la sala y se detuvieron frente al sofá.
— Tengo trabajo que hacer, así que cierra la puerta cuando salgas — le ordenó ella como si él fuese uno de sus alumnos.
El arrugó la frente — ¿Qué?, ¿Y lo que estábamos haciendo?
— Aun me quedan tres días fértiles.
El no entendía nada cuando ella hablaba de bilogía o términos médicos, pero lo que si entendía era que ella pensaba dejarlo con las ganas, no iba a dejarla ir, la tomó de la cintura e intento besarla, pero Sakura giró la cabeza y se deshizo del abrazo rápidamente.
Tomó su bolso y lo miró caminando hacia la puerta — Si quieres quédate y espérame.
Seguía incrédulo por lo que había pasado, bufó viendo cómo se cerraba la puerta, claro que no pensaba esperarla, Sakura no lo gobernaba, él tenía orgullo, pero antes de irse se dirigió a la cocina y abrió el refrigerador, tenía hambre.
No se esperaba encontrar un recipiente con una etiqueta que decía Naruto.
