Varios juegos pirotécnicos tronaron en el cielo, dando comienzo al festival Shinobi de Konoha. Ninjas de varias regiones entraban por las enormes puertas de madera, siendo recibidos por hombres y mujeres de los cinco clanes, que los reverenciaban y sonreían.

Algunos hasta quedaron asombrados por los demonios tan amables que los saludaban, acompañados por niños y niñas Hanyou que llevaban en sus hombros, sonriendo y agitando sus pequeños brazos.

Danzou Uchiha, escondido entre los árboles, hizo una mueca de asco. Cuando fundó Konoha, junto con su camarada y amigo, Hiruzen Uzumaki, jamás imaginó que llegaría el día en el que su preciado hogar, fuese invadido por engendros.

Y todo por culpa de sus discípulos y su ridícula propuesta para fundar un quinto clan.

-¿Usted me mandó llamar? - interrogó de pronto una joven mujer de largo cabello negro, llamando su atención.

-Gracias por venir. - dijo el anciano. - Hay un favor que me gustaría pedirte.

Su acompañante sonrió, escuchando detalladamente lo que quería que hiciera... y como la protegería; a ella y a su equipo, de cualquier castigo que los sannin buscaran imponerles.

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-Rayos... - susurró Naruto, viendo con Shikamaru, Chouji y Kiba, detrás de una cortina, como las personas llegaban y tomaban su lugar, en los asientos del gran estadio de la aldea. - ¡H-Hay demasiada gente, de verás!

-Qué fastidio... - se quejó el chico de picudo cabello negro, estornudando.

-¡Vamos! ¡No empiecen con su negatividad! - exclamó Ino, acompañada por Sakura, Hinata y Asagi. - ¡Solo concéntrense en no hacer el ridículo!

Los chicos la vieron con una gotita de sudor bajando por sus cabezas.

-L-Lo que Ino quiso decir... - habló la pelirrosa, disimulando su nerviosismo. - es que simplemente se lo tomen con calma.

-¡Muchachos! - en eso, Shizune Haruno apareció ante ellos, caminando a su izquierda. - La ceremonia de apertura comenzará en breve. Si ya no les falta nada, pueden salir por ese pasillo. - sugirió, señalando el pasaje con su brazo derecho.

Los menores le agradecieron con una reverencia, saliendo en grupo hacia la arena. Sin embargo, antes de presentarse ante el público, fueron interceptados por Iruka Uzumaki, apareciendo en una nube de humo.

-¡Me da gusto saber que todos ustedes van a participar! - bramó el director de la academia ninja con una gran sonrisa. - Pero me parece que falta una persona, ¿No?

-Aquí estoy. - comentó el Uchiha, apareciendo con tranquilidad desde la oscuridad del pasillo derecho.

Vestía una camisa negra de mangas cortas y cuello alto, con el símbolo de su clan tejido en su espalda. Pantalones cortos y sandalias, del mismo color que la camisa. Su brazo izquierdo y ambas piernas estaban vendados.

-¡Sasuke! - gritó Naruto, enfurecido, con dos círculos blancos en lugar de ojos. - ¡¿Tienes idea de la hora que es?! ¡Casi comenzamos sin ti, de verás!

-No me molestes, perdedor.

-¡Ay! ¡Ahora si...!

-No se peleen. - pidió HanaYasha, deteniéndolos con sus manos sobre sus cabezas. - Lamento la demora. - se disculpó con Iruka. - Tuvimos que ir a algunos lugares para recoger unos preparativos. - dirigiendo sus manos al interior de su chaleco verde oscuro, sacó un par de bolsas que les entregó a Naruto y a Sakura. - Son sus atuendos de batalla. Los protegerán de los ataques de sus oponentes.

Ambos asintieron, abrazando con fuerza las bolsas.

Unos segundos después, las puertas de la estancia se abrieron, siendo recibidos por aplausos y gritos entusiastas de la gente que ya ocupaba sus lugares en las gradas. Pedazos de papel caían por el aire, otorgándole al estadio un ambiente más cálido y colorido.

De pronto, la Hanyou distinguió a lo lejos a dos figuras conocidas. Formados en una fila horizontal, acompañados por los profesores de otras aldeas y reinos, se hallaban Itachi y Taichi, volteando a verla con sonrisas que la sorprendieron y sonrojaron.

Sin embargo, al toparse con una antigua conocida, proveniente de la aldea del sonido, su expresión cambió. Sobre todo, al darse cuenta de que debía ocupar el lugar a su lado izquierdo. Frunció el ceño. Pero, disimulando el desagrado que le daba ver a Kin Tsuchi; con sus tres estudiantes parada frente a ella, se acercó en silencio.

-¡Qué sorpresa que las dos nos hayamos convertido en maestras, ¿No te parece?! - le comentó la joven mujer en voz baja, con simpatía.

-Para serte sincera, lo esperaba de cualquier persona de tu grupo, menos de ti. - dijo molesta, cruzándose de brazos.

Frente a maestros y alumnos, Iruka había comenzado con el discurso para abrir el festival.

-Espero que tus chicos vengan preparados. - habló Kin de nuevo, con soberbia. - Porque los míos no piensan perder.

Quedándose callada, HanaYasha entornó los ojos.

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Con la llegada de los sannin, de los hermanos Hyuga, de Fugaku Uchiha, de InuYasha y de Kagome; a un balcón especial hecho para los líderes de Konoha, el festival pudo comenzar.

Equipos de dos personas, explotaban en combate el potencial de una técnica especial que entrenaron arduamente por un mes completo.

Tsunade, Jiraiya y Orochimaru estaban más que satisfechos. Tanto las jóvenes promesas de su hogar, como de otros, se desempeñaban de maravilla, mostrando habilidades de alta transcendencia.

Y con la emoción entregada por el público, les resultaba más fácil realizar su labor como jueces, brindando oportunidades para que cualquiera de los jóvenes, pudiera subir de nivel y tener mejores misiones.

-Bien hecho, COF, COF... - Hayate Haruno, el referí de las batallas, felicitó a Chouji mientras salía.

-¿Se siente bien? - preguntó el chico, viéndolo preocupado.

-Tranquilo. Me pasa a menudo. - dijo con una sonrisa, volviendo a toser.

Chouji asintió y se retiró tras bambalinas, encontrándose con sus compañeros, Ino y Shikamaru, y a otros tres chicos que venían de la región del viento.

-¡Temari, es tú turno! - exclamó su sensei.

La mencionada, una joven de cabello castaño, peinado en cuatro coletas, piel blanca y ojos verde turquesa, se separó de la pared donde apoyaba su espalda y tomó su gran abanico.

-Suerte. - le susurró uno de los dos jóvenes que la acompañaban.

De piel clara, ojos aguamarina y puntiagudo y corto cabello rojo. Quedándose en silencio, Temari asintió. Luego de eso, fue acompañada por su maestro a la arena.

Su contrincante, sería Asagi Hyuga. ¿"Hyuga"? Pensó, analizando su apariencia mientras se aproximaba. No portaba los ojos blancos que tanto caracterizaban a dicho clan.

De hecho, sus rasgos estaban más acordes con el clan Higurashi, ya que sus orejas eran puntiagudas y su cabello azul, sus garras y sus colmillos destacaban.

-¡Tú puedes, Asagi! - gritó Kiba, desde el balcón de los combatientes, siendo apoyado por un ladrido de su perro Akamaru y una sonrisa de parte de Hinata.

Cuando los ojos dorados de la mencionada se toparon con los de Itachi, su sensei, este le sonrió y asintió, dándole la confianza que necesitaba para pelear.

-¡Comiencen! - bramó Hayate, autorizándolas a atacar.

Con su gran abanico; abierto por completo, Temari desató un fuerte viento que cortaba como navajas, algo que llamó la atención de InuYasha, ya que utilizaba el mismo principio del viento cortante de colmillo de acero.

Asagi, por su parte, dio un gran salto y realizó desde el aire una técnica de estilo de fuego. Por desgracia, eso no fue suficiente para vencerla, terminando presa de un viento más atroz que el primero, obligándola a caer en picada.

-¡La ganadora del tercer combate es Temari! - exclamó el referí, emocionando al público, al mismo tiempo que la mencionada guardaba su abanico y lo llevaba a su espalda.

Levantándose con horribles temblores en su cuerpo, Asagi tosía la tierra que tragó sin querer. La joven de cabello castaño ya iba a correr a auxiliarla. Pero un muchacho de largo cabello negro platinado; atado en forma de una cola de caballo, se le adelantó, posicionándose frente a ella y agachándose a su altura.

-Lo hiciste bien.

Daika Higurashi la felicitó, extendiéndole su brazo derecho con una sonrisa. La joven, embelesada y ruborizada, aceptó su gesto y se levantó, permitiendo que la condujera tras bambalinas.

-¡Uy, parece que alguien ya tiene cuñada! - exclamó Taichi al ver aquello, dándole codazos a HanaYasha.

Ella, enojada, levantó su puño y lo golpeó en la cabeza, dejándolo medio muerto en su asiento y con un camino de humo saliendo desde su cabello rojizo. Itachi, sentado a la derecha de la Hanyou, los vio con una gotita de sudor bajando por su cabeza.

-¡Ahora daremos comienzo con el cuarto combate! - anunció Hayate, tosiendo.

-Debió quedarse en casa a descansar. - comentó Shikamaru, parado junto a sus compañeros en el balcón.

Kiba y Hinata también lo vieron preocupados.

-¡Ya quiero luchar, de verás! - exclamó Naruto, aferrándose con impaciencia a los barrotes del balcón.

Sakura soltó una risa al escucharlo.

-Oye... - la llamó Sasuke, poniendo una mano sobre su hombro izquierdo y señalando con sus ojos negros, el gran letrero que anunciaba a los que formarían parte de la próxima pelea.

Su nombre se hallaba bajo el de otra chica.

Sonriendo emocionada, se lanzó desde los barrotes hacia la arena, aproximándose a Hayate con un salto que la hizo volar por un instante.

Un segundo después, apareció Anko Mitarashi, miembro del equipo que venía de la aldea del sonido y alumna de Kin Tsuchi.

-¡Dale con todo, Sakura! - exclamó Ino, emocionada.

-¡Si! ¡Lo que ella dijo, de verás! - le siguió el Uzumaki.

Avergonzados, Sasuke y Shikamaru se llevaron sus manos a sus frentes, ganándose unas sonrisas nerviosas por parte de Chouji y Hinata.

-¡Comiencen! - gritó Hayate, alzando y bajando su brazo derecho, para luego dar un salto hacia atrás.

Por inercia, Anko lanzó un par de agujas con cascabeles a Sakura, los cuales, ella vio con curiosidad, antes de devolver su mirada al frente... y encontrarse con las espaldas de sus padres.

-¡¿Qué pasó?! - cuestionó Kiba, viendo anonadado, junto a Hinata, como la joven había dejado de moverse, bajando la cabeza y relajando los brazos.

-La encerró en un genjutsu. - concluyó Sasuke, observando con el sharingan en sus ojos, el cambio en su flujo de chakra.

-Si quieres evitar tu sufrimiento... - pensó Anko, sonriendo de lado. - ...más vale que te quedes ahí.

Pasados unos segundos más, la pelirrosa desapareció de su vista, posicionándose detrás de ella, con el puño derecho alzado.

-¡SHANAROOO! - exclamó furiosa, golpeándola en la espalda e impactándola fuertemente contra el suelo, el cual, colapsó en grandes pedazos.

Todos miraban asombrados su muestra de poder. Pero HanaYasha se percató de que le pasaba algo más. Ya que, mientras jadeaba, ríos de lágrimas corrían de sus ojos verde jade.

-¿Sakura? - la llamó con dudas en su mente...

...antes de quedar sorprendida con la repentina aparición de Anko detrás de ella, dándole una patada que la hizo volar hacia una de las paredes de la arena.

Cayendo de la gran grieta hecha con su cuerpo, la joven Haruno se dio cuenta de que había golpeado un tronco hueco, consiguiendo engañarla con un Jutsu de sustitución.

-¡¿Qué pasó?! - exclamó Anko, con una gran sonrisa. - ¡¿Acaso no te gustó ver vivos a tus padres?!

La pelirrosa gruñó. Corrió de nuevo hacia ella y comenzó a propinarle varios golpes con sus puños. Solo uno. ¡Solo necesitaba conectar uno y quedaría fuera de combate!

Por desgracia para ella, su oponente de cabello purpura era más flexible y ágil, esquivando y atacando en los momentos más justos, haciéndola escupir sangre y jadear cada vez que la mandaba a rodar a la tierra.

En su cuarto intento por continuar la batalla, Anko volvió a sorprenderla, posicionándose detrás de ella para tomarla del cabello.

-Eres patética. - afirmó con su sonrisa soberbia, tomándola con más fuerza y lanzándola de nuevo hacia la tierra, haciéndola rodar varios metros.

-¡La ganadora del cuarto combate es Anko Mitarashi! - anunció Hayate, observando inexpresivo como Sakura se había rendido, quedándose acostada.

En las gradas, el público quedó dividido, ya que querían felicitar a la joven del sonido por su victoria, pero sentían bastante pena por haber visto la derrota inminente de la nieta de Tsunade. Al menos, hasta que una sombra, moviéndose rápidamente, pasó junto al referí de la ceremonia, noqueándolo con una patada.

-¡¿Qué rayos...?! - cuestionó Kiba al ver aquello.

Kin Tsuchi, con la pierna levantada, se acomodó un mechón de su cabello por detrás de su oreja.

-¡Lamento informarles...! - gritó, parándose derecha y haciendo una señal con su brazo izquierdo. - ¡...que esta pelea aun continua!

Fin del capítulo.