Capítulo 5
El viejo Raiga le había dado a Shirou una ventaja de tiempo para el extraño examen de supervivencia por lo que este salió corriendo por la réplica de la ciudad. El pelirrojo corrió por la ciudad buscando un buen lugar donde poder pensar un poco en una estrategia que pudiera funcionar con el viejo.
Si bien nunca le había visto pelear, siempre le decían que era un gran líder de familia y que dominaba la magia de la cresta Emiya. La magia de aceleración era muy peligrosa ya que con la velocidad aumentada su fuerza también lo hacía.
Sin darse cuenta había llegado a la zona comercial. El mero hecho de tener la presión de estar en un examen había hecho que activara la magia de aceleración de su familia paterna. Estando cerca de su academia, Shirou, decidió ir a ese lugar a ser un lugar que este conocía y sabía su distribución.
No tardó mucho tiempo en llegar a la institución. Entró de un salto y se dispuso a entrar en el edificio escolar. Él no quería llamar la atención de la chica que era la supervisora ya que cabía la posibilidad de que lo estuvieran observando. Teniendo eso en mente ni fue a su clase ni a la sala del consejo ya que todos en la escuela sabían que él solía pasar su tiempo libre con Issei en esa aula.
Shirou actuó como alguien nuevo en la academia, miró todas las aulas para asegurarse de que pensaran que no tenía nada que ver con esta academia hasta que encontró la sala de profesores. Era una sala más grande que el resto por lo que ahí podía bloquear una puerta de las dos que había porque si él había podido llegar en menos de cinco minutos le viejo también podía hacerlo.
Bloqueó una puerta y las ventanas, cualquier posible entrada que pudiera usar el viejo lo usará, lo había visto venir borracho a la residencia Fujimura tras una fiesta con la alianza de familias y este decidía atravesar las puertas correderas sin llegar a abrirlas ya que según él era una pérdida de tiempo. Apartó también las mesas reforzando así las barricadas de las puertas y las ventanas. Teniendo esta habitación protegido decidió ir a la azotea. Puede parecer que había perdido el tiempo protegiendo una habitación, pero si iba a la azotea tenía la posibilidad de golpear primero al viejo y eso siempre es una ventaja.
Subió corriendo las escaleras y en pocos segundos llegó a su destino, se acercó a la verja e intentó divisar a su enemigo y lo único que pudo ver fue algo parecido a una estela casi del mismo color de la ropa de Raiga, por lo que sabía que estaba corriendo. Rápidamente proyectó su arco compuesto y una flecha sin punta. Respiró hondo y dijo en voz baja zeitlose pfeil haciendo que la flecha que tenía en la mano saliese dispara a gran velocidad hacia el enemigo que tenía que derrotar en este examen. Pero se sorprendió al ver lo que hizo el viejo. Se paró en seco, puso sus manos como un luchador de sumo y golpeó la flecha a una velocidad que Shirou no pudo llegar a captar haciendo así que la flecha reventara en mil pedazos sorprendiendo así al pelirrojo.
Este pensó que, ya no acertaría, sino que desconcertaría a Raiga y ganaría tiempo para volver a atacar, pero ahora había desvelado su posición y ahora estaba obligado a ponerse a la defensiva.
Sin dudar más de un segundo abandonó la azotea, ya sabía dónde estaba, por lo que debía ocultarse para intentar dar un ataque sorpresa. Desde pequeño Shirou quiso hacer una broma a Raiga donde este estuviese desprevenido, pero nunca lo logró, por lo que tenía que esforzarse al máximo para poder hacerlo esta vez.
Empezó a alarmarse cuando escuchó que la azotea en la que estaba antes había impactado algo muy fuerte haciendo que casi todo el edificio retumbara. Solo era cuestión de segundos que Raiga lograra encontrar a Shirou. Este pensó, no podía ir a la sala de profesores, si Raiga conseguía encontrar al pelirrojo de nada le servía la protección que hizo para que este no entrara.
Estando en un edificio cerrado con pasillo y zonas en la que se le hacía difícil maniobrar a gran velocidad, ninguno de los dos podía usar la magia de aceleración y eso Shirou lo tenía que usar a su favor. Corrió por los pasillos intentando confundir al viejo, corrió por los pasillos, entro en clases y subió y bajó escaleras con la intención de perder el rastro del viejo.
- ¿Qué es lo que intentas hacer actuando como un idiota? - Dijo la voz de Raiga a la espalda de Shirou asustándolo en el proceso. - ¿Pensaste que me ibas a perder? Mi nieta trabaja y estudió aquí, me conozco el lugar como la palma de mi mano, por lo que... - Dijo para agarrar el hombro de Shirou para luego lanzarlo a través de una ventana. - ¡Pelea como un hombre!
El chico no pudo más que gritar y aguantar el sombrero en su cabeza para que no le vieran el rostro. Raiga le lanzó con tanta fuerza que este terminó en el pati trasero de la escuela, donde el equipo de atletismo solía tener su práctica. Ahora el lugar estaba completamente desierto si no fuera por él y el viejo que caía justo detrás de él. Shirou esquivó con un salto hacia atrás, pero cuando Raiga chocó contra el suelo hubo algo parecido a una explosión ya que levantó una gran cantidad de tierra y polvo dificultando más la vista del pelirrojo.
Este puso en guardia en alto, no sabía cuándo y de donde podría el viejo. Miró en todas las direcciones y proyectó una espada de madera para defenderse contra su oponente. Sabiendo que no duraría mucho con la espada decidió reforzarla para que por lo menos durasen como dos o tres golpes.
Sin darse cuenta, el viejo apareció a su espalda y lo golpeó lanzándolo contra el edificio haciendo así que un fuerte dolor naciera tanto en su espalda como en el pecho donde recibió el impacto contra la pared de la academia. Shirou intentó levantarse, pero al estar aturdido le costó mucho mantener el equilibrio y ya no tenía su espada consigo. No tuvo mucho tiempo para pensar ya que Raiga volvió a aparecer a su lado. Volvió a poner sus manos como un luchador de sumo, las cuales estaban reforzados con magia, y le dio un empujó en el pecho obligando al aire que había en sus pulmones a abandonar su lugar de residencia.
- Te lo he dicho. - Dijo el viejo que miraba a Shirou con una mirada muy seria. - Solo podrás ganar si vas completamente en serio, una espada de madera nunca te ayudará en nada. Proyecta armas de verdad con las que puedas luchar de verdad.
Shirou se levantó a duras penas y aceleró su paso para poner distancia entre él y el viejo. Él pensó en lo que había dicho el viejo, de cierta forma tenía razón, se lo dijo en el comienzo del examen, por lo que decidió proyectar una espada de verdad.
Shiruo hizo memoria y recordó un viaje al museo que hizo con el museo cuando estaba en la escuela media. Fue al museo de historia nacional de Japón donde vio una espada que lo enamoró a la vista, puede que no sea la real ya que la auténtica esté actualmente desaparecida, pero la Honjo Masamune que tenían expuesta era casi igual de hermosa que los dibujos que había de la original.
Él poseía un análisis estructural casi automática a la vista y si llegara a tocar el objeto sabría su estructura al instante. Recordó de que material estaba hecha la espada, que forma tenía y su medida. Concentró su maná en su recuerdo y comenzó a notar como la magia tomaba forma y a los pocos segundos tenía una katana en sus manos.
- Así me gusta. - Dijo Raiga con una sonrisa al ver como el chico tomaba una postura de combate que le había enseñado Taiga. - ¿Cuál es esa espada?
- Es una réplica de la gran katana forjada por Masamune, la Honjo Masamune. - Dijo Shirou de una forma muy seria mientras apretaba su agarre en la empuñadura de su espada. - Espero que con esto te empieces a pensar que voy en serio con este examen.
Este solo sonrió a la acción de haber convocado una katana para el combate. Raiga se puso en una posición de defensa mientras incitaba al joven a atacar. Obedeciendo al viejo, Shirou, aumentó su velocidad y con solo dos pasos llegó a su enemigo y dio un corte descendente directo a la cabeza que el paró con las manos desnudas reforzadas. Al apartar la espada con la mano dejó una abertura que Raiga aprovechó para darle un empujón digno de un luchador de sumo que lo mandó a volar unos metros hacia atrás.
Shirou no pudo permitirse perder un segundo en tomar aire ya que el viejo se presentó delante de él y comenzó a golpear al pelirrojo sin parar mientras este intentaba parar los golpes con su katana, la cual estaba reforzada, pero aun así podía notar toda la fuerza que tenía el viejo. Raiga no paraba de atacar y por defecto Shirou no podía hacer otra cosa que no fuese defenderse de los potentes ataques del líder de la familia.
Cada vez que este intentaba poner algo de distancia entre los dos Raiga contestaba saltando a su posición haciendo que este no tuviese tiempo alguno para pensar en otra estrategia que pudiese usar.
Rin se había sentado en su cama mientras que el sacerdote que tuvo que conformarse con una silla que había en el cuarto de la chica en esta dimensión. Estos estaban observando todo lo que estaba pasando en la prueba. Esta solo observaba sin ningún problema el examen, es más, lo miraba con algo de aburrimiento. Pero Kotomine miraba con los ojos muy abiertos, él había reconocido ese tipo de magia.
El sacerdote sabía que la magia que estaban usando era la magia de la cresta Emiya, la que le pertenecía a su mayor rival en la guerra anterior. Kotomine nunca pensó que Kiritsugu mandara a su hijo, capaz de usar su tipo de magia, fuera de la protección de su familia en Alemania.
- Este tipo de magia es interesante. - Dijo Rin sin dejar de mirar el espejo, sus ojos no mostraban mucho interés.
Kotomine dejó de estar ensimismado en sus pensamientos. No se había dado cuenta de que Rin había estado haciendo diferentes comentarios y que él la había estado ignorando durante un rato.
- Bueno, había visto antes este tipo de magia. - Dijo este llamando la atención de la nueva líder de la casa Tohsaka. - Vi a un mago en la guerra del Santo Grial de hace diez años. Era un hombre que me daba un poco de miedo si te digo la verdad.
- ¿por qué? - Preguntó ella confundida por la revelación que había hecho el falso sacerdote. - No me imagino que estés asustado de alguien.
- El padre de ese chico es un asesino de magos, capaz de usar la tecnología como cualquier persona que no puede usar magia. - Dijo Kotomine muy serio. - Solía usar armas de fuego y fue contratado por la familia Einzbern. Si te digo la verdad no sabía que tenía hijos, solo sabía que tenía una compañera de trabajo, puede que sea hijo suyo.
Los dos se quedaron en silencio durante un rato. Solo miraban el espejo en el que se podía ver a Shirou intentando dar un solo golpe a su abuelo, a Rin le costaba creer que el padre de ese chico fuese un magus killer. Por lo que había escuchado de su difunto padre, había un magus así que estaba trabajando para diferentes familias y que trabajaba con una mujer, lo más seguro es que fuese la madre del chico, como bien había dicho el falso sacerdote.
Por lo que la joven había visto, el chico no hacía mucha gala de la magia de su cresta familiar y solo había usado dos magias muy simples que cualquiera podría usar, pero nunca usan por ser demasiado inútiles a los ojos de otros magus.
- Dime sacerdote. - Dijo Rin llamando la atención de Kotomine. - Dices que su padre podría ser un magus killer sabrías decirme cual es la magia en la que se especializa su familia.
- Podría saberlo. - Dijo el sacerdote de la ciudad mirando seriamente al espejo. - La cresta mágica que está intentando heredar tiene el poder de manipular el concepto de aceleración y desaceleración, por eso el señor mayor se mueve tan rápido que no somos capaces de verlo.
- ¿Y por qué solo usa esa proyección en vez de esa magia tan buena? - Dijo Rin incapaz de creer que un heredero de cresta mágica no use su magia.
- A lo mejor quiere demostrar que no solo depende de la cresta para poder luchar contra otro magus. - Dijo intentando llegar a una conclusión lógica.
Shirou estaba intentando hacer frente a Raiga, el cual solo tenía como arma sus palmas reforzadas mientras que él tenía una de las mejores espadas de Masamune. Visto desde fuera pensarían que Shirou tenía la ventaja, pero no era así. Por cada corte que intentaba hacer Shirou era repelido por un golpe de palma de Raiga a gran velocidad.
Puede no parecerlo, pero cada golpe que proporcionaba Raiga hacía que su katana vibrase haciendo que sus brazos sintieran un hormigueo doloroso, como si sus brazos estuvieran dormidos causando dolor en ellos.
Shirou respiró hondo, sabía que no podía dudar en un momento como este. Apretó todo lo que pudo sus manos a la empuñadura de su katana. Sabía que tenía que ir con todo lo que tenía a su disposición, por lo que dejó de lado que él era lo más parecido a un abuelo que tuvo en su vida y no ese hombre llamado Jubstacheit.
En estos momentos, Shirou agradecía mucho a Taiga por haberle hecho aprender Kenjutsu y por ende había aprendido lo básico de algunas posturas como la postura de la piedra, la cual era muy rígida, pero contunde a la hora de atacar. Raiga vio la postura y este sonrió con alegría. Nunca había visto al chico ir en serio con una pelea, por lo que estaba feliz de poder ser el primero que viera esa faceta del chico.
Raiga corrió con las manos extendidas con la intención de dar un empujón, pero este logró escapar del empujón dando un pequeño salto a un lado en el último segundo, reforzó sus brazos y dio un tajo descendente con la parte roma de la espada golpeando el hombro izquierdo del viejo causando un gruñido de dolor por parte de este.
Shirou no podía permitirse perder tiempo, por lo que accedió a la magia de su cresta aumentando la velocidad con la que atacaba. Lo malo de la postura de la piedra era que constaba de muy pocos movimientos ofensivos, pero la fuerza con la que lo hacía era abrumadora, por lo que si aumentaba su velocidad aumentaría su fuerza al atacar. Raiga miró atentamente lo que hacía su nieto adoptivo. Este tenía mucha practica para notar la magia de la cresta cuando sus discípulos comenzaban a usar la magia, por lo que sabía lo que tenía planeado hacer Shiruo. Por lo que cuando Shirou aceleró su velocidad Raiga hizo que su alrededor decelerara hasta el punto de que fuese a velocidad normal a su vista.
- Nada mal chico. - Dijo Raiga mientras corría hasta estar a la espalda de Shirou. - Pero tienes que hacerlo mejor.
Tras decir eso, Raiga palmeó la espalda de Shiruo con refuerzo haciendo que este saliese disparado al suelo haciendo que un cráter por el golpe apareciese haciendo que el pelirrojo notase el sabor de la sangre en su boca. La katana que tenía en su mano derecha estaba destrozada por el golpe que le había dado.
Este apretó los dientes con frustración. Nunca le había costado tanto pelear contra alguien en un entrenamiento. Su arma había desaparecido, su cuerpo estaba dolorido y sus ideas estaban empezando a escasear por no saber que hacer. Sus flechas modificadas no tenían efecto, sus técnicas de kendo tampoco y sus proyecciones se rompían muy fácilmente con la fuerza que tenía Raiga por la magia que portaba.
Poco a poco sus ojos se fueron cerrando por el cansancio acumulado de toda la prueba. En el momento en el que sus ojos se cerraron rememoró uno de los recuerdos más queridos que tenía de su infancia con su madre.
El recuerdo consistía en el pelirrojo de pequeño, con unos cuatro años sentado en un sofá de una habitación mientras era acompañado por una mujer de pelo blanco y ojos rojos. Madre e hijo estaban hablando de una manera tranquila mientras se tomaban un té con galletas a modo de merienda.
En esas charlas de cuando era pequeño su madre le solía contar diferentes historias de diferentes héroes de la historia como lo eran Heracles, el Rey Arturo, Alejando Magno o un héroe del propio país de la pareja.
Shirou siempre escuchaba las historias con una gran sonrisa al ver como los héroes luchaban contra los malos.
Mientras este recordaba esos momentos Shirou escuchó una voz que venía de ninguna parte.
- ¿Qué pasa? - Dijo una voz que era de un hombre y tenía un ligero acento alemán en su voz. - Te he estado observando durante un buen rato y pensé que tenías potencial, pero veo que te has rendido.
- No me he rendido. - Intentó discutir Shirou, pero su posición en el suelo no corroboraba sus palabras.
- No mientas kind (niño en alemán), he vivido muchas cosas y sé cuándo alguien se rinde.
- ¡No me he rendido! - Gritó en voz alta el joven sorprendiendo a Raiga que lo miraba con una ceja alzada.
- Esa es la actitud kind. - Dijo el hombre que le hablaba desde su mente. - Me caes bien, puede que te deje mi espada para que puedas superar esto que estés haciendo.
- ¿Pero por qué me ayudarías a hacerlo? - Le preguntó Shirou en voz baja mientras se levantaba del suelo. - Y ¿cómo quieres que lo haga?
- Bueno, me recuerdas a alguien que conozco, te pareces mucho a él, pero este tenía el pelo blanco. - Dijo el hombre con voz seria. - Y al como quiero que lo uses es muy sencillo, he visto cómo puede llegar a proyectar armas y también he visto un poco de tus recuerdos por lo que sé que conoces mi nombre y el nombre de mi arma, después de todo soy uno de los mejores héroes de Alemania.
En ese momento Shirou comenzó a recordar los momentos con su madre mientras merendaban en su niñez. Le habían contado la historia de muchos héroes, pero de Alemania le gustaba una historia en concreto. La historia de Siegfried le gustaba mucho, sobre todo de como con su espada logró acabar con el dragón Fafnir.
Shirou se puso recto llamando más la atención de su abuelo, cerró los ojos y se concentró en la espada del héroe mata-dragones. Se concentró en su historia, de cómo se relacionó con los nibelungos y como consiguió esa espada. Sabía de qué material estaba hecha y su historia por lo que podía recrearla.
Comenzó a concentrar su prana y se imaginó la estructura de la espada. Una espada con forma de cruz con adornos negros vino a su mente, lo más seguro por la influencia del héroe de la espada que había estado conversando con él.
Concentró su prana en sus manos, al poco comenzaron a aparecer rayos azules por el prana que se estaba usando y tras unos segundos estaba la espada de leyenda en sus manos, la espada del héroe Siegfried con la que mató a Fafnir. Balmung.
Raiga miró a su nieto y vio que había proyectado una espada que no se parecía en nada a la katana que había proyectado antes. Esta espada tenía algo distinto que le decía que decía que debería mantener la guardia alta.
Kotomine miró con los ojos muy abiertos lo que había hecho el joven. No estaba muy puesto en tomas de héroes, pero había estudiado algunas armas de estos como venía siendo EA del Rey Gilgamesh, Nine Lives de Heracles o Excalibur de Arturo. Cuando vio esa espada se sorprendió, el chico que solo había conseguido proyectar una katana con hitoria había conseguido proyectar un noble phantasm de rango A o superior.
Rin vio como Kotomine se había sorprendido tanto. Para ella solo había proyectado una espada cualquiera, es cierto que ella podía notar un poco de magia, pero no le había dado mucha importancia.
- No entiendo porque te pones así. - Dijo la heredera Thosaka. - Solo puedo captar un poco de magia de esa espada, no creo que sea la gran cosa.
- Es normal que no lo captes bien. - Dijo el falso sacerdote muy serio. - Si has podido notar un poco de magia o prana de esa espada desde aquí a través de un espejo quiere decir mucho, yo que tú miraba el enfrentamiento con mucha más atención.
Ante las palabras del sacerdote la supervisora de la ciudad miró atentamente al espejo que tenía en su habitación y con el que había visto toda la prueba que había hecho el señor Raiga Fujimura.
Shirou estaba delante del mafioso con la espada de leyenda en sus manos. Raiga lo miraba con mucho cuidado. Esa espada era completamente diferente a lo que había visto del chico. La condición en la que estaba el pelirrojo era un poco mala. Había gastado mucho prana y el hecho de proyectar el arma que ahora portaba, aunque le había ayudado Siegfried, le había cansado mucho.
- Escucha kind. - Dijo el espíritu en su cabeza. - Tal y como estás no creo que soportes usar todo el poder de la espada, por lo que solo te daré un porcentaje de mi poder. - Informó este de una forma seria. - Con un 10% bastará.
Shirou asintió y corrió hacia el viejo con la intención de dar una pelea al viejo. Raigo vio todo esto con seriedad para luego ponerse en su posición defensiva como un luchador de sumo con sus palmas abiertas.
El pelirrojo llegó a la altura de Raiga, preparó su arma y la bajó con fuerza mientras la manejaba con dos manos. El mafioso endureció su mano y dio un empujó a la espada. El hecho de que chocaran hizo que el maná se manifestase en el ambiente.
A los pocos segundos Raiga hizo una mueca de dolor y se vio obligado a dar un salto a un lado para dejar que la espada siguiese su camino hasta que esta chocara contra el suelo. Este se miró la mano y lo que vio le sorprendió.
Él sabía que si endurecía su cuerpo pocas cosas podrían llegar a hacer daño a su persona, pero al mirar su mano vio sangre. Aunque hubiese endurecido su cuerpo este recibió daño. ¿Cuánta fuerza mágica tenía esa espada? Raiga miró la espada que Shiruo había recreado, no sabía el nombre de esta y tampoco sabía dónde la podría haber visto antes, pero sabía una cosa, no era una espada cualquiera.
- Vamos Kind. - Dijo la voz en la cabeza. - Es hora de demostrar el poder que tiene mi espada, solo tienes que decir unas palabras que activaran el poder mágico que habita en la espada, solo repite después de mí.
Shirou se cuadró con la espada en alto mientras la sujetaba con las dos manos como si fuese una espada japonesa.
- Espada, deja que el poder te inunde. - Dijo Shirou llamando la atención del señor mayor que estaba delante de él. Mientras decía esas palabras el filo de la espada comenzó a teñirse de un color azul mientras brillaba. Esperó unos segundos hasta que pensó que la espada estaba lista y gritó. - ¡Balmung!
En ese momento el hizo un corte en el aire con la espada. Todo el mundo pensaría que no pasaría nada, pero lo que vio no correspondía con la lógica del mundo normal. Una columna de luz emergía de la hoja de la espada casi tan grande como un edificio de viviendas y con un movimiento Shirou mando esa energía mágica hacia el viejo.
Raiga, al ver todo esto, no se movió por la sorpresa que este tenía en su cuerpo. Afortunadamente la energía mágica salida de la espada pasó a su lado y colisionó con los edificios colindantes que había en los alrededores de la escuela destruyéndolos en el proceso. Raiga giró su cabeza y vio la destrucción que había causado.
El sonido de pasos muy débiles llamó la atención del hombre mayor y cuando cambió su punto de vista pudo ver a un Shirou en una condición un poco mala mientras volvía a preparar otro ataque como ese. En el momento que volvió a decir el nombre del arma Raiga salto a un lado buscando evadir el golpe.
Donde antes había estado el viejo ahora solo había algo parecido a un desfiladero muy profundo. Asustado volvió a mirar al chico y o que vio le sorprendió de sobremanera. Por todos los orificios de su cara la sangre fluía. Ojos, nariz, boca y oído, de ellos caía la sangre, su mirada estaba perdida y sus puños estaban blancos por el fuerte agarre que tenía en la espada. Poco a poco se fue acercando a Raiga, parecía estar más inconsciente que consciente. Raiga se reprendió a si mismo por haber obligado a su nieto a hacer algo como esto. El chico había demostrado ser bueno y por ende se merecía su cresta.
Con paso firme se acercó a Shirou y este le dijo.
- Me rindo.
