Capítulo 9.
Shirou había conseguido terminar vivo la reunión en la iglesia y ahora tenía que enfrentarse volver a su casa sin llamar la atención. Puede que no pudiera ver la cara de sus oponentes con claridad gracias al sello de ocultación, pero podía captar el aroma de su familia, por lo que era mejor mantenerse alejado por el momento.
Él había llegado a la iglesia en motocicleta, por lo que se dirigió a la zona apartada que había para poder montarse en su vehículo, lo que no esperó fue ver un coche aparcado a su lado, no sabía de quien podía ser, pero por el tamaño podía darse una idea de quien había sido.
Se ajustó su sombrero y se dispuso a pasar desapercibido por el resto de magus, mientras estaba preparando su vehículo, pudo escuchar dos voces. Una de ellas era femenina y la otra era la voz de un hombre, su padre.
- ¿Dónde deberíamos firma la alianza? - Dijo ella en lo que ella creía que era un lugar libre de oyentes.
- Preferiría que fuese en un lugar neutral. - Dijo este haciendo que la mujer se detuviera.
- Cerca de mi base hay una zona donde hay puestos y restaurantes. - Dijo la mujer de nuevo. - Me gustaría que fuese mañana como muy tarde, ¿Os parece correcto?
- Por mí no hay ningún problema. - Dijo una nueva voz femenina, la voz de la madre de Shirou. - Así podremos ir a hacer un poco de turismo.
Después de esas palabras, Shirou, escuchó pasos dirigiéndose al lugar, por lo que se subió a la motocicleta y arrancó. Él no se paró a pensar si les preocupaba que los hubiera escuchado, pero se alejó del lugar a alta velocidad.
El camino de regreso a casa fue en silencio. Él podía hablar con su sirviente, pero decidió quedar en silencio y pensar en ello. Nada más salir ya había alguien que estaba dispuesto a formar una alianza, en su posición como novato sería la mejor opción, no conocía mucho de la guerra, solo lo básico que le había enseñado su abuelo.
En la iglesia había conseguido identificar el aroma no solo de sus padres, sino también el de esa chica, Tohsaka, la cual era la encargada de la ciudad, y, por alguna extraña razón, el olor de gusanos.
Tras unos minutos de viaje y casi en la puerta de su casa, decidió que probaría a hacer alianzas, la encargada de la ciudad sería una buena opción además de que podría ayudarle a mejorar con su magia.
En el momento que este entró en la residencia Emiya, sus dos criadas Himiko y Ran le preguntaron cómo había ido la reunión, a lo que este solo podía contestar con un simple bien. No fue hasta que entró en el salón que tuvo que hablar del tema.
Su abuelo lo estaba esperando sentado en la mesa con una taza de té humeante con una mirada muy seria en su rostro.
- ¿Cómo ha ido? - Quiso saber el anciano. - ¿Qué plan piensas tomar los primeros días?
- Por el momento miraré a mi alrededor. - Dijo el pelirrojo seriamente. - Por lo menos hay ya dos magus que se van a aliar. - Dijo este bajando la mirada al suelo. - Uno de ellos era mi padre.
Ante esas palabras el anciano abrió los ojos por la sorpresa.
- No esperé que Kiritsugu volviera a ser seleccionado para la guerra. - Dijo este pensado en lo que había dicho Shirou. - Pero bueno, no pensemos en eso ahora, ¿Qué opinas de los participantes?
- No pude verles la cara por un sello de ocultación, pero pude detectar su od por el aroma. - Dijo Shirou mientras apuntaba a su nariz. - Una de ellas era la encargada de la ciudad, la única que he podido detectar, por lo que creo que iré a pedir una alianza con ella por el momento.
El anciano pareció entender lo que le estaba diciendo Shirou. Después de todo era un novato y la idea de que se añadiera un magus con más experiencia sería la forma más lógica de supervivencia por el momento.
Raiga se quedó un poco más en la residencia Emiya para escuchar las ideas del joven y lo que opinaba el sirviente ya que sería ella la pieza más importante en la batalla para Shirou. Después de una hora Riaga dejó la residencia y permitió a Shirou dormir, el día siguiente la guerra comenzaba por lo que debía estar en plenas condiciones.
Shirou se preparó para irse a dormir como si fuese un día normal, por lo que mandó a sus criadas preparar una habitación para la sirviente haciendo que esta alzara una ceja con confusión. Tras ver como tenía un futón listo y preparado para su uso esta le dijo a su maestro que tiene un suministro aceptable de maná viniendo de él no hacía falta que durmiera, pero no negó en seguir consumiendo la comida de Shirou ya que, según ella, era una manera muy buena de conseguir maná aparte de decir que el hambre era el enemigo y que su comida era el arma perfecta para derrotarlo.
Después de esa pequeña discusión con Saber este se fue a la cama. En el momento que llegó a dormir este pudo ver un paisaje que no había visto en su vida. Era una pradera verde al lado de un acantilado, también podía ver restos de guerra. Había armas y armaduras tiradas en el suelo junto con cuerpos de los que no podía distinguir los rostros de esos que habían caído.
Mirando a su alrededor pudo ver también lo que parecía ser Saber junto a un caballero que tenía una lanza que tenía clavada en su pecho, poco después de unos segundos ese caballero cayó al suelo con sangre fluyendo de él.
Shirou se acercó a Saber con paso lento, no quería pisar a nadie en el proceso. Cuando llegó a la altura de la sirviente vio que esta estaba muy herida y posiblemente cercana a una muerte, al final vio como esta se recostaba para luego cerrar los ojos y no volver a abrirlos, lo más seguro es que ya hubiera llegado a su final.
Poco después de ese sueño Shirou abrió los ojos para encontrarse en su habitación. No era muy temprano, más o menos las cinco de la mañana, la hora a la que acostumbraba levantarse para ayudar a Ran y a Himiko con las tareas, aunque les causaba cierto malestar a las hermanas porque su maestro trabajaba por ellas.
Poco después de prepararse fue a la cocina, donde estaban la pareja de hermanas preparando el desayuno. Viendo esto, el pelirrojo, ayudó preparando la mesa y limpiando un poco la sala. En tan solo unos minutos la presencia de una chica apareció en la puerta de la residencia, Sakura había venido a ayudar a las hermanas.
El desayuno empezó cuando Taiga hizo su aparición con una sonrisa en su cara y comportándose como una niña pequeña. Todo fue como todos los días, parecía como un día cualquiera sin ninguna diferencia con él anterior, pero había una gran diferencia, la guerra había comenzado y ahora debía tener mucho cuidado.
Después de unos minutos, Sakura se retiró para comenzar las prácticas de kyudo dejando a Taiga con Shirou y las hermanas a solas.
- Shirou. - Llamó la maestra haciendo que el chico la mirase. - ¿Qué vas a hacer el día de hoy? ¿Llevarás a Saber contigo?
- Por el momento no. - Dijo Shirou en un tono serio. - Por el día está prohibido que los sirvientes peleen, por lo que cuando acuda a la academia no iré con ella, quisiera que ella explorara la zona, ya sea para encontrar a posibles enemigos o para que se vaya familiarizando con la época en la que está, puede que un día tenga que caminar por las calles de día y no podrá ir con su armadura.
- De acuerdo. - Dijo Taiga para comenzar a recoger sus cosas. - Nos vemos en clase, no tardes en irte.
Ella no parecía muy alegre por lo que había dicho Shirou de ir sin su sirviente, pero era su decisión, no podría hacerle cambiar de idea, era tan testarudo como su padre. Poco después de eso, Shirou, se quedó solo en casa con sus sirvientas y Saber, la cual se había permitido aparecer para poder comer un poco haciendo que ella sonriera al sentir el sabor de los alimentos. La sirviente de la espada ya había sido notificada de que por el día ella no acompañaría a su maestro a la escuela, lo hizo que ella no estuviera de acuerdo con él.
Él le explicó que por el día estaba prohibido pelear en la guerra ya que podían dar a conocer el mundo iluminado por la luna por lo que parecía ser un momento seguro, aparte de que le dio la tarea de seguir explorando el lugar en busca de los posibles sirvientes y si tuviera algún problema la llamara con un sello de comando.
Después de recoger todo lo usado en el desayuno y de ayudar a Ran y Himiko con simples tareas del hogar para luego irse a la escuela. Él caminó con calma a la escuela de Homurahara, donde lo más seguro le esperaba un día de lo más común ayudando a algunos estudiantes y al consejo estudiantil.
En el momento en el que posó un pie en la escuela no pudo evitar poner una cara de molestia por un olor que vino a él. Un olor muy empalagoso colapsó su nariz, pero debido a la afluencia de estudiantes se obligó a mantener una cara neutral.
Tras unos segundos comenzó a caminar hacia el edificio de clases, pero un golpe en la espalda le hizo detenerse. El pelirrojo se giró para ver a la velocista estrella del club de atletismo, Makidera, ella nunca había sido muy amigable con él, pero tampoco había sido una persona con una personalidad diabólica hacia él, solo disfrutaba de hacerle bromas y metiéndose con él e intentando dejarle en evidencia, pero nunca podía hacerlo ya que siempre podía cumplir con sus pedidos.
- Pero si es Emiya. - Dijo ella como si no se hubiera dado cuenta de que le había dado un golpe en la espalda. - Te he visto poner mala cara cuando has llegado, ¿Qué pasa? ¿Olvidaste hacer los deberes?
- Por supuesto que no Makidera. - Dijo Shirou con un tono agradable. - Solo he recordado algo malo de hace tiempo, solo eso.
- ¿Estás bien? - Preguntó Saegusa, la amable manager del club de atletismo.
- Sí, no te preocupes. - Dijo él con una sonrisa. - No me gustaría seguir perdiendo vuestro tiempo, os dejaré seguir con su práctica, nos veremos luego.
Ellas asintieron y se despidieron de él. Shirou logró entrar en la academia, haciendo que el olor se hiciese un poco más potente, pero tampoco era mucho más fuerte que a fuera, por lo que por el momento lo dejó estar. Unos minutos después llegó a la sala del consejo estudiantil donde Issei le recibió con un saludo formal y un pequeño informe de los aparatos eléctricos habían fallado y que quería que él revisara. En esa lista había un proyector en el aula de audiovisuales y tres radiadores eléctricos.
Durante la mañana antes de empezar las clases Shirou fue acompañado por Issei a las clases donde estaban los aparatos averiados para poder arreglarlos y cuando lo hacía le pedía a Issei que saliese para poder revisarlo con análisis estructural. Cuando terminaron se fueron a clase, pero antes de llegar se encontraron con Rin Tohsaka, la cual estaba recibiendo una pequeña charla por parte del presidente del consejo por llegar casi a la misma hora que se anunciaba el comienzo de las clases.
Ella pareció no mostrar arrepentimiento por llegar a escasos minutos de que sonara la campana y procedió a irse, pero antes de desaparecer detrás de una esquina se fijó en el pelirrojo. Él se dio cuenta, pero hizo como si no se hubiera dado cuenta ya que quería tener un perfil lo más bajo posible con esa chica, por lo que optó por decir algo estúpido para que perdiera su posible interés en él.
- Me alegro de que hayas podido despertar a tiempo. - Dijo este con una sonrisa.
Tohsaka no perdió tiempo en alzar una ceja y mirarlo confundida como si estuviese diciendo "¿Eres idiota?", pero no pudo quedarse mucho más tiempo ya que Issei le condujo a otra sala para reparar un proyector que, a los ojos del presidente del consejo, estaba muerto.
Con eso, el día dio comienzo y con él las clases. Había tenido una clase en particular en la que había estado riéndose más de lo normal y fue una en la que Taiga obvió su deber de dar clase para estar discutiendo con sus alumnos sobre temas tan triviales como el último capítulo de un drama de la televisión, cuando por fin había terminado la clase hubo como remate un tropiezo que dejó a Taiga en el suelo en un estado de semiinconsciencia en el que no dejaba de balbucear cosas sobre no llamarla tigre.
Al final un par de estudiantes la llevaron a la enfermería. En la hora de la comida se llevó la sorpresa de que Shinji le quería pedir un favor. No era algo raro en el joven de pelo azul, lo que le sorprendió fue que el olor dulce de la magia ahora era un poco más fuerte en él.
- Oye Emiya. - Dijo el joven. - ¿Me preguntaba si podrías ir a limpiar el dojo de Kyudou en mi lugar? - pidió el chico con una sonrisa y un sequito de chicas. - Resulta que me ha surgido un tema familiar y no puedo hacer la tarea.
- Matou-san, ¿No crees que sería abusar demasiado de la buena confianza de Emiya-kun? - Dijo una de las chicas.
- No creo. - Dijo Shinji con una sonrisa. - él siempre ha sido de los que ayudan desde que éramos más pequeños, no le importa ayudar siempre que otro no pueda.
- Pero... - Dijo otra de las chicas.
- No pasa nada. - Dijo Shirou con una sonrisa tranquila. - No me molesta ayudar a los demás, además solo es limpiar, siendo algo tan trivial como eso no creo que me ocupe mucho tiempo.
El chico se rio y le dio una palmada fuerte en la espalda a Shirou haciendo que este soltara un pequeño gemido de dolor por el golpe.
El día transcurrió sin mucho más y llegaron las prácticas de los diferentes clubes en las que Shirou fue como invitado al club de kyudou. Allí se encontró con Mitsuzuri que le mandó una sonrisa como saludo y un saludo con la mano de Sakura mientras él se quedaba hablando con Taiga.
Este le contó lo que tenía pensado hacer después de la práctica. Esto preocupó a Taiga por el supuesto inicio de la guerra, pero fue tranquilizada por Shirou al decir que no tardaría mucho en terminar de limpiar el dojo.
Al final terminó cediendo y dejó a Shirou limpiar bajo la condición de que no se quede hasta muy tarde ya que podría tener problemas si volvía muy tarde a casa.
Unas horas más tarde terminaron de practicar y todos se despidieron del chico para que este pudiese limpiar tranquilamente. El chico limpió y limpió, tanto que se entretuvo haciendo mantenimiento de los arcos que había en el dojo y cuando quiso darse cuenta ya había caído la noche.
Rin había tenido un día muy agotador. Primero había tenido que ir a una estúpida reunión donde se encontró con el chico que había hecho ese estúpido examen con el viejo del complejo Fujimura, había convocado un sirviente de la clase que no quería, ella había preferido un sirviente de clase Saber, pero fue bendecida con uno clase Archer, un hombre de pelo blanco peinado hacia atrás con la piel bronceada que vestía una armadura pectoral negra a juego con su pantalón y unos mantos rojos que cubrían sus brazos y otro que cubría sus piernas, en este sirviente había tenido que gastar uno de sus preciados sellos de comando para que no la dejara fuera de la guerra, y para terminar había tenido que aguantar una pequeña charla del presidente del consejo estudiantil.
En el momento que llegó a su casa fue recibida con su sirviente observándola desde el tejado, la final se lanzó para darle un pequeño reporte de lo que había pasado en su ausencia diciendo que no había pasado gran cosa, por lo que podía estar tranquila con posibles sabotajes.
Rin asintió y pasó para cambiarse la ropa y algo para cenar ya que tenía que perder el suficiente tiempo como para que se hiciese de noche y poder ir a cazar.
En el momento en el que cayó la noche este le dio la orden a su sirviente de que se quedara en un estado espiritual y que estuviese atento a posibles enemigos ya que la primera noche de la guerra había comenzado.
No tuvieron que esperar mucho para que un sirviente enemigo apareciera. Un hombre vestido con un mono de color azul a juego con su pelo y armado con una lanza roja carmesí estaba saltando de tejado en tejado.
- Archer. - Dijo Rin haciendo que el hombre se materializara su lado. - Por el arma que porta lo más probable es que sea Lancer, ve por él.
Archer asintió y de un salto fue a perseguir al hombre de azul. No tardó mucho en entablar una lucha, el supuesto Lancer paró con su lanza dos cuchillas de Archer con un diseño parecido al yin yang.
Rin observó desde lejos como los dos sirvientes intercambiaban ataques. La fuerza con la que luchaban era descomunal, con cada ataque que uno lanzaba y que el otro bloqueaba se podía sentir como se creaban ráfagas de viento que azotaba la ciudad junto con un sonido metálico completamente que solo se podría escuchar en una película en estos días.
Poco a poco la lucha fue cambiando de lugar haciendo que la magus cambiara de posición, no fue hasta que llegaron al patio de su escuela que la pelea comenzó a tener otro nivel al ser un lugar más amplio que unas simples calles de un vecindario.
Archer siguió luchando con sus dos espadas cortas mientras Lancer manipulaba su lanza bloqueando y lanzando cortes a los lugares en los que se suponía que eran aberturas en su postura, pero siempre terminaba en el lado receptor. Llegó un momento en el que Archer casi le llegó a hacer un corte en el cuello haciendo que este, con un movimiento muy rápido repeliese a Archer para luego intentar picar el pecho de este con un movimiento ascendente.
Archer para poder esquivar el ataque de Lancer saltó con la suficiente fuerza como para ganar mucha altura, hizo desaparecer sus espadas para hacer aparecer un arco negro de aproximadamente la totalidad de su altura con el que comenzó a lanzar flechas que fueron dirigidas hacia Lancer. Este observó las flechas que volaban hacia él con una velocidad que el ojo humano le costaría verlo, pero con un conjunto de movimiento logró desviar y bloquear las flechas.
El lancero observó como Archer descendía al suelo para luego después suspirar con aburrimiento.
- No te lo tomes a mal hombre rojo. - Dijo Lancer con un tono aburrido. - Pero por el momento no me has mostrado nada que merezca la pena pelear, por lo que...
En un momento dado y con un brillo desapareció de su posición haciendo que Archer abriera los ojos para luego esquivar el filo de una lanza por pocos centímetros de su cabeza para luego patearlo y mandarlo contra un árbol. Estuvo por ir tras él, pero el sonido de pasos huyendo lejos del lugar hizo que alzara la cabeza en la misma dirección en la que fue solo para salir corriendo hacia ese lugar.
- Mierda. - Dijo Rin en voz alta. - ¡Archer ve tras él, se de verdad alguien nos ha visto corre peligro, ve por Lancer!
El sirviente asintió y desapareció en un estallido de velocidad mientras Rin corría lo más rápido que sus piernas le permitían.
Cuando Shirou quiso darse cuenta ya se había hecho de noche obligándole a correr fuera del terreno de la escuela. Ese había sido su plan, pero el sonido de una pelea atrajo su atención y lo que vio lo dejó fascinado.
Un hombre empuñando dos espadas que, a los ojos de Shirou, le parecieron preciosas y otro que empuñaba una lanza que le inspiraba una sensación de peligro cuando era empuñada por ese hombre.
Viendo las hojas que había en la pelea pudo analizar un poco de la historia que había en las armas, pero por desgracia no pudo analizar mucho ya que sin darse cuenta este pisó una rama, pensando que había alertando al hombre de azul, hecho a correr. Sabiendo que los posibles maestros de esos sirvientes podrían estar presentes decidió correr como una persona normal hasta que entró en el edificio, allí podría perder a los maestros debido a su conocimiento del lugar.
En el momento en el que entró comenzó a potenciar sus piernas para correr más rápido. Tenía que perder a su perseguidor, estuvo corriendo durante un tiempo hasta que consideró que ya podía salir sintió como caía al suelo de rodillas.
En un primer momento no sabía que estaba pasando, "¿Por qué estoy de rodillas?" fue lo único que se preguntaba Shirou, no fue hasta que escuchó una voz a su espalda que cayó en la cuenta de algo. "¿Por qué no llamé a Saber?" fue la pregunta qué él mismo se hizo.
- Has sido muy rápido chico, me ha hecho mucha gracia ver como corrías. - Dijo la voz a su espalda. - Puedo notar cierta energía mágica de ti, por lo que mi maestra estará contenta si elimino a otro maestro antes de que empiece su participación. - Lancer caminó a su alrededor para verle la cara. - Sigues con vida, puede que sea por la conexión con tu sirviente, bueno, ahora mismo da igual. Lo siento, culpa al grial por esto.
Se puso de pie y caminó hasta la espalda de Shirou y arrancó la lanza de su espalda. Fue en ese momento que sintió un gran dolor tanto en su espalda como en su pecho. Agachó su mirada para terminar viendo un gran agujero en su pecho, por lo que llegó a la conclusión de que le había atravesado. Al final terminó cayendo al suelo.
Unos segundos más tarde escuchó como Lancer se lanzó por el pasillo piso abajo para que luego apareciera el hombre de pelo blanco. Este se paró a la altura del chico y cuando lo miró con atención abrió los ojos con sorpresa, el chico se mantenía con vida.
- Archer. - Dijo la voz de Rin desde lejos haciendo que su sirviente. Cuando llegó se dio cuenta del cuerpo que estaba en el suelo en un charco de su propia sangre soltó un grito ahogado. - Sigue tras Lancer.
- Maestro, que vas a hacer con el chico. - Dijo Archer esperando las palabras de Rin.
- Me desharé de él y borraré los recuerdos de las personas que tenían relación con él. - Dijo para luego agacharse y sacar un joyero, pero un sonido proveniente del cuerpo llamó su atención. Gemidos, él estaba luchando por respirar con un agujero que atravesaba su corazón y pulmón izquierdo. - Cambio de planes, lo voy a curar sigue con vida, le dejaré una joya que tiene una gran cantidad de maná en ella, la recogeré al final y le borraré la memoria entonces, ahora vamos a por Lancer.
- Maestro, sería mejor que fuese yo solo. - Dijo Archer, vio como esta le iba a interrumpir, pero habló antes de que lo hiciese. - Si sigues hablando él morirá, aunque sería mejor para nosotros que muriese, saldré ahora e iré por él, tú quédate y cúralo.
En ese momento Archer salió corriendo dejando sola a la chica que tenía en la mano un collar con una joya roja grande y lo colocó en el pecho del chico.
- Adiós a diez años de maná acumulado. - Dijo con pesar. - Pero mejor eso que tener que borrar los recuerdos de ella.
Ella se quedó allí hasta que sintió que el maná del collar casi era inexistente y la herida estaba más o menos cerrada, en ese momento tenía la apariencia de una herida punzante en la espalda y pecho, "Cuando despierte irá al hospital" pensó para sí misma, para luego salir corriendo.
Shirou se quedó allí tirado cerca de diez minutos hasta que sintió las suficientes fuerzas como para levantarse. Este miró el collar por un minuto y lo cogió, puede que le sirviese de algo para el futuro.
Con refuerzo en sus piernas corrió por las calles, tenía que llegar a su casa, en un hospital le harían muchas preguntas que no podía contestar. Incluso con la ayuda del refuerzo no podía correr mucho más rápido a como corría una persona normal, por lo que terminó tardando cerca de diez minutos llegar al barrio tradicional.
Archer y Rin no tardaron mucho en volver a encontrar a Lancer, este estaba dirigiéndose al barrio tradicional con una cara seria. El duo lo siguió en silencio y a una distancia en la que o no los sentía o no parecía impórtale por el momento que le siguiesen.
Lancer aumentó la velocidad hasta que paró abruptamente mientras mantenía su lanza lista para luchar, esta fue una oportunidad perfecta para Archer, este dejó a Rin y se lanzó a atacar al lancero, de no ser por la aparición de una gran cantidad de personas que iban armados con bokens y bates de aluminio.
- Bueno, bueno, bueno... - Dijo un hombre mayor de pequeña estatura que Rin reconoció en el momento que lo oyó. - No esperaba que dos sirvientes se presentaran en mi territorio junto con la supervisora del terreno. La pregunta es la siguiente ¿Qué estáis haciendo aquí? Nuestro representante todavía no ha movido ficha.
- Un chico que había matado está huyendo en esta dirección. - Dijo Lancer. - Apartar de mi camino, son ordenes de mi maestra.
- Pues resulta que nosotros defendemos este barrio, por lo que no os vamos a dejar pasar. - Dijo Raiga. - Nosotros nos encargaremos de él.
A Lancer no pareció gustarle lo que oía y se puso en posición de pelea y se lanzó a por el viejo, pero un corte en su mejilla le hizo parar en seco.
- Vaya Lancer, tú que eras considerado un héroe en tu vida pasada estas ahora peleando contra un hombre mayor, que vergüenza. - Dijo una voz de una joven que se acercaba a ellos. Esta estaba vestida con un vestido azul recubierto con una armadura, dedujeron que era una mujer por la voz ya que esta mantenía su rostro oculto debajo de un casco de caballero antiguo. - Mi maestro me ha ordenado que mantenga toda esta zona bajo control, por lo que voy a pedir que te retires.
- ¿Y con qué armas me vas a obligar? - Dijo Lancer en un tono desafiante mientras una sonrisa se generaba en su cara.
La joven no dijo nada, solo se acercó a él y con un movimiento de su mano derecha le hizo un corte en el pecho con un arma invisible obligándolo a retroceder. Lancer pareció ver esto como un rato y cuando estuvo por saltar al ataque se detuvo y puso mala cara.
- Te salvas esta vez, mi maestra me ha pedido que vuelva. - Dijo con mala gana. - Nos volveremos a ver y la próxima ganaré yo.
El hombre azul desapareció en un salto, esto hizo que la mujer con armadura dirigiera su mirada a Archer, el cual parecía un poco confundido por lo que veía.
- ¿Y tú? - Dijo la mujer. - ¿También os iréis por las buenas?
- No podemos. - Dijo Rin en lo que intentó ser un tono serio. - Un chico normal y corriente ha visto la pelea y ha salido herido, tengo que borrarle los recuerdos de la pelea.
- No te preocupes por eso. - Dijo Raiga mientras se ponía al lado de la mujer de armadura. - Nosotros no encargaremos de él, también sabemos un poco de sellos de memoria.
Rin pareció dudar durante unos segundos, pero decidió dejarlos actuar ya que también eran una familia de magus. Con una inclinación de cabeza le indicó a Archer que se fueran de nuevo a su vivienda.
- Escúchame jovencita. - Dijo Raiga muy serio. - Shirou ha sido herido, ve con él, es posible que otros sirvientes intenten atacarlo, iré yo mismo para intentar sanar la herida, mantente en una forma espiritual, necesitamos que mantengas las fuerzas todo lo necesario.
La sirviente Saber asintió y se desvaneció y siguió al hombre mayor. La primera noche de la guerra había terminado y ningún sirviente ni maestro fue eliminado.
