Capítulo 10.

Raiga estaba caminando muy rápido hacia la residencia Emiya. En ese momento de verdad maldecía su edad, siempre bromeaba con sus subordinados cuando se sentía cansado diciendo que ya estaba muy mayor para trabajar, pero ahora de verdad notaba el peso de la edad en sus movimientos.

Él podría haberle dicho a la sirviente que lo cargara, pero era mejor que esta no consumiera mucho prana ya que Shirou estaba herido y sus propios circuitos se estarían sacrificando para mantenerlo con vida.

Cuando llegó vio unas pequeñas manchas de sangre que estaban salpicando el suelo, no era un reguero muy grande, pero no le gustó verlo. Siguió el camino que había formado ese rastro rojo hasta el baño. Una vez entró vio al joven pelirrojo recostado en el suelo mientras se apoyaba en la bañera mientras Ran y Himiko estaban intentando cerrar la herida del joven con el principio básico de aceleración del tiempo, pero la herida o no se cerraba o no era afectada por la magia de las dos sirvientas.

- ¿Cómo está? - Dijo el patriarca de la familia a sus sirvientas. - Parece que no avanza.

- La magia no sirve y no conozco ningún hechizo curativo. - Dijo la hermana mayor mientras limpiaba la herida. - Esto no es normal, la herida ya tendría que haberse cerrado hace tiempo, pero no pasa nada.

- Bueno, probemos la manera tradicional. - Dijo Raiga mientras miraba la herida. - No parecer ser muy profunda ahora por lo que si la cerramos con una costura puede que el propio cuerpo la cierre por sí solo.

Las hermanas se miraron, sabían que no podían llevarlo a un hospital de emergencia ya que harían preguntas que no querían responder o se tendrían que inventar una historia que sería investigada debido a la naturaleza de la herida.

Himiko abandonó la habitación para luego volver con dos agujas, una cuchara de madera de la cocina y dos royos de nylon.

- Shirou-sama, debe aguantar ahora. - Dijo Himiko mientras Shirou la miraba. - Le vamos a coser con esto. - Alzó el nylon. - intentaremos que la herida cierre sola y después procederemos a retirar la sutura, por el momento muerda esto para aguantar el dolor.

Shirou solo se limitó a abrir la boca para que esta le colocara la cuchara de madera en esta y luego la cerró con fuerza. En ese momento tanto Ran cono Himiko comenzaron a coser la espalda y pecho del chico con el nylon. Las dos sirvientas comenzaron a coses y a clavar las agujas en su piel, mientras esto sucedía Shirou dejaba salir de vez en cuando un gruñido de dolor.

Las sirvientas fueron dando de vez en cuando palabras de ánimo y de consolación para que Shirou se tranquilizara un poco. Al final fueron una hora de dolor por parte de Shirou hasta que al final cerraron las dos heridas y este pudo descansar al final.

- ¿Dónde está ella? - Dijo Shirou mientras Ran comenzaba a vendar su pecho.

- Si te refieres a tu sirviente está en forma espiritual. - Dijo Raiga. - Por el momento le he dicho que se quede en ese estado para que no consuma prana, por el momento descansa, mañana ya planificaremos lo que harás, vete a dormir.

Shirou asintió y caminó con ayuda de sus sirvientas hasta su habitación donde se echó a dormir en el futón. En el momento que cayó inconsciente este vio un montón de caballeros de los cuales no pudo ver sus rostros, una extraña sombra cubría sus caras. Estos parecían estar sentado en una mesa circular compartiendo ideas unos con otros. Todo lo que ellos decían estaba siendo distorsionado por algo, no sabía qué era, pero hacía que no pudiera escucharlos.

Al poco rato alguien más entró y este abrió los ojos con sorpresa al ver a Saber vestida completamente con una armadura y una espada a su costado de color dorado con detalles en azul. Intentó analizar la espada, pero al hacerle un fuerte dolor de cabeza se hizo presente. El dolor fue tal que tuvo que detener el análisis.

Para intentar saber en donde estaba este se limitó a observar el lugar en el que estaba. Parecía un despacho al estilo de un castillo donde había un gran estandarte con un dragón estampado en él y unas estanterías con libros y armaduras expuestas. En ese momento entendió que estaba viviendo un día en la vida de Saber.

El sueño terminó poco después cuando parecieron llegar a un acuerdo entre todos y cuando se levantaron este se despertó en sudor frío y un rayo de sol pegado en su cara. Ya era de día y cuando intentó incorporarse este sintió un dolor parecido a un tirón que provino de su pecho y espalda haciendo que un quejido de dolor sonara en la habitación.

En ese momento, su sirviente se materializó y le ayudó a ponerse de pie. Este fue a agradecerle, pero antes de eso vio y la hora y se sobresaltó. Eran más de la ocho de la mañana y estaba llegando tarde a clase.

Intentó apurarse para prepararse, pero este fue detenido por Saber con una mirada severa en su cara. Apoyándose en ella este fue hasta la sala de estar donde estaban sus dos sirvientas junto con su abuelo.

Este se sentó en la mesa y en seguida recibió un plato de comida y un vaso de agua. Raiga esperó pacientemente que el chico terminara su comida para hablar con él, cuando terminó su desayuno Raiga comenzó.

- Shirou. - Dijo el anciano llamando la atención del joven. - Esta noche te vas a centrar en buscar una alianza.

- Si bien me parece una buena idea, no creo que deba meterse en la guerra. - Dijo el sirviente muy serio. - Si bien la herida se ha ido cerrado poco a poco esta noche, todavía no habría cicatrizado, no lo hará hasta dentro de unos días, por lo que si empieza a luchar sería una mala opción.

- Jovencita, te pediría que no subestimaras a mi nieto. - Dijo el mafioso muy serio. - Puede que Shirou no sea el mejor mago y que su dominio sobre la magia de la cresta Emiya todavía sea mejorable, pero en lo que se refiere en combate cercano y las magias simples de proyección y refortalecimiento es sobresaliente. - Explicó Raiga. - La mayoría de magus no se molestan en aprender combate cercano, por lo que si se llega a enfrentar a uno podría ganar incluso con la herida en su pecho.

La chica no pareció muy convencida, pero al final se mantuvo en silencio.

- Tranquila, no planeo ir solo. - Dijo Shirou. - Tenía pensado ir contigo, pero llamarías mucho la atención con esa ropa, podríamos prestarte algo.

- Todavía guardamos el traje que solía usar en la guerra anterior. - Dijo Himiko. - Es un traje de alta calidad y hecho a medida para ella, por lo que podría volver a usarlo.

- Bueno, es un comienzo. - Dijo Shirou con una sonrisa tranquila. - Pero como me vas a acompañar no creo que sea buena idea que te llame por tu clase ya que podrían llegar a pensar que voy con malas intenciones, por lo que debemos buscarte un nombre.

Todos se quedaron en silencio un momento, no es que les pareciese una mala idea el cambiar el nombre de un sirviente, sino porque no se les ocurría un nombre que le pudiera gustas a la joven de la espada. Todo fue silencio hasta que la propia sirviente habló.

- Me gusta el nombre de Altria. - Dijo ella. - Por mi apariencia no parezco japonesa, por lo que un nombre extranjero sonaría como lo más natural para mí, además, es una forma diferente de mi nombre real tendría que pensar demasiado en el nombre para que lo asocien con que soy un sirviente.

Shirou pareció contento con el razonamiento de la chica y precedió a coger un papel y anotar todo lo que recordaba de la reunión que hubo al inicio de la guerra. Lo primero que recordó fue el aroma de la magia que desprendía la chica que se parecía a la administradora del territorio, por lo que lo más seguro es que sea la propia Rin Tohsaka, después recordó a la jovencita que estuvo sentada delante de él que tenía el sello de comando casi activo, ella no la había sentido en ningún momento en la ciudad, o se camuflaba muy bien o venía del exterior de Japón.

También recordó ese hombre que estuvo apoyado cerca de la puerta todo el rato, junto con sus padres debía ser el participante más mayor de esta guerra por lo que podría ser de los maestros con más experiencia, pero debido a que olía de una forma extraña lo mejor sería no acercarse a él. Luego estaba esa pareja, parecían ser hermanos o algo por el estilo, pudo reconocer un olor artificial saliendo del chico, por lo que tenía una ligera idea de quien podría ser y por ende su compañera. La mujer que se había acercado a su familia quedaría fuera de la ecuación, por el momento no quería acercase a su familia ya que no quería ver la cara de su abuelo ni enfrentarse a su familia en la guerra.

En ese momento recordó una cosa muy importante. No se había planteado un posible deseo por si se declaraba como ganador de la guerra, él sabía que lo más seguro es que haya muertes y eso no le parecía para nada bien, al final dejó lo del deseo a un lado, se le ocurriría algo al final si es que ganaba la guerra.

Después de eso llegó a una conclusión, Rin Tohsaka sería la mejor opción para empezar una posible alianza, por la noche comenzaría a prepararse para ir a su mansión junto con Altria para intentar tener una alianza, después intentaría ir con los hermanos o con la señorita que cubría su rostro con un velo.

Durante el tiempo de día Shirou aprovechó la hora del descanso que había en la escuela para llamar a Issei para que le pudiera coger sus apuntes prestados para no perder el día por completo. Al chico no le pareció mal, pero planteó la pregunta que no quería responder "¿Qué ha pasado para que no vengas?". Al final dijo que no se encontraba bien ya que se había excedido en el trabajo y se había dado cuenta hasta que se levantó en la mañana. Pareció creerse esa mentira por lo que cuando saliese de la escuela le dejaría una copia de los apuntes en el buzón de su casa.

También trató su herida, desinfectándola y cambiando el vendaje. Después de eso pudo notar como el sol había bajado notoriamente y Ran y Himiko estaban haciendo ya la cena, poco tiempo después llegaron Taiga y Sakura. Esta última había escuchado lo que había pasado con Shirou en la escuela, por lo que decidieron mantener esa excusa por el momento.

La cena transcurrió con tranquilidad con una pequeña conversación de lo que había pasado en el día de clase y en la práctica de kyudou, donde el mismo fanfarrón de siempre había comenzado a intentar ligar con Sakura, haciendo que Mitsuzuri le pusiese una tabla de entrenamiento más dura que al resto aparte de obligarle a que se quedara en la tarde para limpiar todo y darle mantenimiento al equipo, pero por petición de Taiga esto se movió a la mañana siguiente.

Cuando terminó la cena Sakura se fue junto con Taiga a su casa ya que Shirou tenía que descansar. En ese momento fue cuando este se vistió de nuevo con su traje y esperó que sus sirvientas trajeran la ropa de Altria. Después de diez minutos los dos estaban listos y cuando salieron Shirou se colocó el sombrero que ocultaba su identidad para luego ir a la administradora del territorio.

El camino fue oscuro y cuando estuvieron cerca de la mansión Shioru notó el campo acotado que Rin tenía alrededor para proteger su casa. En el momento que su pie toco parte del territorio dentro del campo acotado una flecha se incrustó en el suelo marcando que este no debía avanzar más y poco después un hombre alto de tez bronceada y pelo blanco se presentó delante de ellos con un semblante muy serio y casi intimidante.

- ¿Quiénes sois vosotros? - Dijo Archer muy serio. - Siento maná en vosotros, por lo que debéis ser magus.

- Yo soy un maestro. - Dijo Shirou manteniéndose firme, pero con las manos en alto dando señas de que no quiere atacar. - Esta de aquí es mi compañera Altria, Ella me acompaña para que podamos hablar tranquilamente.

Archer se mantuvo firme durante un tiempo, pero recordó la orden que le había dado su maestra. Ella casi gasta su último sello de comando en ordenarle que si un chico con traje negro aparecía cerca disparara a matar, por lo que decidió seguir su orden.

Archer convocó dos espadas, una negra y otra blanca que parecían ser sables chinos. Este tenía una pequeña idea de quien podría ser el maestro misterioso por la apariencia de su acompañante, él ya la había visto, por lo que solo hacía la orden mucho más fácil.

De un momento a otro Archer apareció cerca de Shirou con sus hojas apuntando a su cuello. Este podría haber muerto en ese momento de no ser porque activó un hechizo de desaceleración solo para ver la trayectoria de las espadas, lo único que pudo hacer fue fortalecer sus guantes y desviar con un pequeño golpe las hojas para que no fueran a su cuello y diera un salto hacia atrás dejando sorprendido al sirviente del arco y analizando un poco la historia de las dos espadas sabiendo sus dos nombres, Kansou y Bakuya.

Altria entró en acción de inmediato. Agarró su espada invisible y comenzó a luchar contra Archer, Shirou no quiso quedarse atrás y proyectó un arco simple y comenzó a lanzar flechas que el sirviente esquivaba sin mucho problema, pero le daba unos preciados segundos a Altria para poder atacar al sirviente.


Rin estaba trabajando en un plan para la guerra. Ese chico que habían empalado en la noche anterior no se había dignado a aparecer en la escuela, ella pensó que había sido lo suficientemente inteligente como para no volver por un tiempo, pero al final escuchó que solo se quedó en su casa por un día extenuante de trabajo, mentiroso.

Ella había dejado a Archer la vigilancia hasta la hora de partida. Tenían que salir a la hora cercana a la media noche, por lo que no esperaba tener que hacer nada hasta las once de la noche como mínimo. Lo que más le sorprendió fue escuchar una pelea cerca del campo delimitado que había instalado.

Cierto es que ella había notado a dos intrusos, pero no esperó que fuesen relevantes, pero Archer había entablado una pelea contra estos. Cogiendo unas cuantas joyas salió de la casa para encontrarse a su sirviente luchando contra una mujer que parecía tener algo invisible entre sus manos vistiendo un traje. Ella miró a su alrededor para encontrar a alguien más y en la lejanía de la pelea pudo encontrar a ese chico con traje con un arco lanzando flechas de vez en cuando a Archer.

Rin no era tonta, sumó dos y dos y supo de inmediato que esa chica trajeada era el mismo sirviente que les había impedido el paso a ella y Archer, por lo que si lograba matar al maestro ella iría perdiendo poder hasta que se viera obligada a huir en busca de otro maestro.

Ella se encaminó hacia él acumulando un gandr en la punta de sus dedos, eso llamó la atención de Shirou por el olor de la magia. La bola de energía mágica se lanzó contra el chico saltando a otra posición para esquivar el ataque de la chica. Altria miró hacia la dirección a la chica que había atacado ganando un ataque del sirviente del arco con sus dos espadas, por el momento tendría que dejar a Shirou a su suerte contra la maestra de Archer.

Rin siguió atacando al "intruso" lanzando unas joyas de baja calidad que tenían magia de viento con la intención de tirarlo al suelo para luego rematarlo con una joya eléctrica. El chico, por otra parte, había conseguido esquivar todas las ráfagas de viento que la joven maestra le había mandado. Esto hizo que la molestia creciera en la mente de Rin.

Ella lanzó más joyas, cada vez de mayor calidad y con más hechizos elementales en sus interiores haciendo que el chico pasara de una posición defensiva a una un poco ofensiva.

- ¡Tranquilízate! - Dijo Shirou con la intención de calmar a la chica mientras esquivaba. - ¡No quiero pelear!

- ¿¡Entonces porqué irrumpes en mi casa!? - Gritó ella para luego lanzar una joya grande de color azul al cuerpo del chico.

Shirou quiso decirle que lo que quería era una alianza, pero la joya brilló con fuerza para luego lanzar una ráfaga de carámbanos de hielo que apuntaron a su cabeza. Él no podía quedarse hablando por más tiempo, además, había dejado bien en claro que no lo quería por ahí.

Buscó en su mente un arma para poder luchar con ella que no consumiera mucho prana y de repente descubrió con una grata sorpresa que esas dos espadas que había analizado antes cuando se había protegido de Archer, Kanshou y Bakuya. Su coste de prana era casi inexistente, por lo que las convocó en sus manos.

Esto hizo que Rin abriera los ojos, no era raro que él hiciese proyección, pero que recreara en tan poco tiempo las armas de su sirviente. ¿Acaso estaba especializado? Daba igual, solo tenía que matarlo y tanto él como su sirviente terminarían su participación en la guerra.

La encargada del terreno agarró unas cuantas joyas del mismo tipo y las lanzó en contra de Shirou, el cual rompió con facilidad lanzando cortes con sus espadas proyectadas haciendo que la ira de la chica creciese por romper sus costosas piedras. Sabía que si seguía lanzando joyas este las seguiría rompiendo por lo que tuvo que cambiar su forma de luchar. La chica dejó que este se acercara y cuando este estaba dentro de su rango de acción endureció su cuerpo y comenzó a luchar cuerpo a cuerpo.

Esto sorprendió a Shirou, los magus no solían educarse en un estilo de pelea que incluyese su cuerpo como arma, solían confiar más en su propio magecraft. Ella se centraba en hacer golpes potentes con sus puños obligando al chico a defenderse con sus cuchillas, las cuales estaban comenzando a sufrir daño por los golpes que la chica estaba haciendo.

Shirou comenzó a sentir molestias en el pecho, no podía luchar mucho más ya que corría el riesgo de que se le abriera la herida, por lo que optó por hacer un gasto superior de prana para terminar con la pelea.


Altria estaba luchando contra Archer. Este tenía sus dos espadas para poder luchar de cerca ya que la sirviente de la espada no le dejaba alejarse mucho de la posición en la que estaban luchando. Estos dos había estado luchando sin prestar atención a lo que había a su alrededor. En un primer momento Altria había tenido el liderazgo de la pelea mientras Shirou le brindaba algo de apoyo, cuando se fue la situación no cambió mucho, pero permitía a Archer moverse un poco más.

La cosa cambió un poco cuando Altria notó como el flujo de prana de Shirou se hacía más débil en lo que se refiere su alimentación, lo que significaba que él estaba luchando en una pelea paralela a esta. El cambio de maná hizo que esta no pudiese poner tanta fuerza en sus ataques haciendo que Archer no gastara tanta resistencia como antes.

Obviamente eso fue aprovechado por él haciendo que la chica se vea un poco más en problemas y retrocediendo un poco en busca de ahorrar fuerzas. Llegó un momento en el que Archer logró bloquear su espada invisible según el movimiento que esta hacia dejándola abierta para un ataque del sirviente.

- ¡Archer detente! - Dijo la voz de Rin haciendo que este se detuviera en su ataque.

Esto hizo que una cara de molestia se hiciese presente en la cara del sirviente para luego bajar las armas y poco a poco se girara a ver a su maestra. Este abrió mucho los ojos por lo que estaba viendo.

Rin estaba siendo presionada por una cuchilla blanca que amenazaba por cortar su cuello mientras que una cuchilla negra apuntaba con la punta hacia su corazón.

- Altria, nos vamos. - Dijo Shirou mientras obligaba a Rin a caminar para garantizar que Archer no les haría nada. - Habíamos venido aquí con la intención de formar una alianza, pero veo que no somos bien recibidos por ti y tu sirviente.

En el momento que llegaron a la puerta de la propiedad este empujó a Rin, la cual fue agarrada por Archer. En ese momento Shirou agarró a Altria del hombro y aceleró su velocidad para que el sirviente del arco no pudiese atacarlo con facilidad. Shirou se alejó de la mansión lo más que pudo mientras aceleraba su propio paso mientras su sirviente le seguía el paso en su forma espiritual.

Él sabía que no podría tener ayuda de Rin, los hermanos era su siguiente opción, pero sabiendo como era el hermano podría distinguir que sería algo parecido a Rin ya que era muy orgulloso, aunque tenía circuitos falsos, por los candidatos que les quedaban solo podía confiar en la señorita que se había sentado delante de él.

Shirou recordaba con claridad el aroma de la magia que desprendía. Era un aroma muy dulce, casi empalagoso, como si hubiera entrado en una confitería. Teniendo ese recuerdo fresco en su memoria comenzó a oler el aire haciendo que Altria se preguntara qué está haciendo.

Si alguien estuviera observando al chico sin saber nada, pensaría que sería un hombre ebrio que se creería un perro ya que se estaba guiando mientras olfateaba el aire en busca de algo. Altria, la cual estaba en forma spiritual, miraba con preocupación a su maestro el cual tomaba un camino u otro basándose en el olor que había en el aire.

Siguiendo el olfato del joven estos terminaron en otra zona del barrio occidental, todo se paró de manera abrupta cuando Shirou sintió que el olor se desvanecía de la nada, lo que significaba que estaban haciendo algo para ocultar el prana de la mujer, como, por ejemplo, un campo delimitado.

Shirou le dijo a Altria lo que estaba pensando, por lo que le dijo que estuviese atenta por si percibía el susodicho campo delimitado, para ello ella tomó forma corpórea y comenzaron a caminar juntos.

Unos pocos minutos más tarde Altria consiguió notar el campo junto con la posible presencia de un sirviente, pero esta era muy dificil de sentir, posiblemente un Assassin que se tomaba muy a la ligera la labor que su maestro le haya pedido.

Después de eso, ellos, terminaron por invadir el campo delimitado para terminar en una casa grande, no tanto como una mansión, pero si lo suficientemente grande como para demostrar que la familia que vivía allí era adinerada.

En el momento que llegaron a la puerta de dicha casa un hombre vestido con un traje de mayordomo se hizo presente abriendo la puerta.

- La señorita lo estaba esperando. - Dijo el mayordomo mientras se ajustaba sus gafas. - Por favor, síganme.

Shirou asintió y le indicó a Altria que lo siguiese. El mayordomo los guio hasta que terminaron en un salón con una gran mesa donde una chica, de más o menos la edad de Shirou, rubia con rizos en su pelo los estaba esperando sentada en el extremo de la mesa tomando una taza de té, degustando su sabor con los ojos cerrados.

- Buenas noches caballero. - Dijo la chica con una sonrisa para luego dirigir su mirada al joven con la cara no visible. - Me llamo Luviagelita Edelfelt, ¿Podría preguntar por su nombre?

Shirou se sentó en el otro extremo de la mesa dejando que Altria se sentara en una silla a su derecha.

- Mi nombre no es de buen agrado para la comunidad de magus. - Dijo Shirou. - Pero te puedo decir que mi nombre de pila es Shirou, pero para poder mantener una posible alianza prefiero mantener el apellido oculto.

- De acuerdo. - Dijo Luvia con una sonrisa. - Seré completamente directa con usted, el hecho de que pueda sentir el prana de una persona solo por el olfato me ha llamado mucho la atención, incluso he dejado ciertas pistas para que llegase a mí, por lo que he podido notar que puede distinguir también el olor de magia en un lugar tan amplio como lo es una ciudad, por lo que me gustaría tener una alianza con usted.

- Me interesa tener una alianza, intenté hacer una con anterioridad con la señorita Tohsaka, pero decidió atacar antes de que pudiese explicarme. - Le informó Shirou.

- Buen, viniendo de esa gorila no me sorprende que no sepa valorar lo que puede venirle bien en una guerra. - Dijo Luvia con una mirada un poco enfadada por la mención de Rin Tohsaka. - Pero bueno, yo quiero que mi familia vuelva a ser alguien importante en la torre del reloj, por lo que si gano la guerra ya obtendré mi deseo por haber ganado y si no gano por lo menos quiero llegar lejos, por lo que no me importa luchar con alguien y creo que llegaré lejos con alguien como tú.

Shirou pensó en lo que había dicho la joven y terminó soltando una pequeña sonrisa.

- De acuerdo. - Dijo Shirou con una sonrisa para luego quitarse el sombrero y permitiendo que tanto ella como el mayordomo vieran su rostro.

Lo que no esperó fue que un hombre vestido con ropa tradicional japonesa armado con una katana extremadamente larga apareciera justo delante de él y lanzara una estocada al cuello de Shirou.

Haciendo gala de su cresta mágica y de un gasto casi masivo de las pocas reservas que le quedaban activó la aceleración en su cuerpo y endureció uno de sus guantes haciendo que la espada frenase de inmediato contra la mano de Shirou.

- ¡Assassin! - Dijo Luvia con un tono enfadado y sorprendido. - ¿¡A qué se debe todo esto!?

- Lo siento, no pude evitarlo. - Dijo Assassin con un tono neutral. - Su apariencia me recuerda a ese viejo maldito y su mirada muestra tanta energía como el animal que me rompió la crisma, pero me sorprende que haya conseguido frenar mi ataque, aunque no usé a toda mi potencia.

Con eso dicho volvió la tranquilidad mientras Altria se posicionaba con en una posición ofensiva con sus manos agarrando su espada.

- Tranquila, no creo que nos valla a hacer algo más. - Dijo Shirou haciendo que su sirviente se tranquilizara. - Como tu sirviente se ha manifestado y ha dado su clase, yo creo que debemos hacer lo mismo, esta mujer que está a mi lado es mi sirviente, la llamo Altria para que no levante sospechas, es de clase Saber.

Luvia asintió para luego levantarse y proponer un apretón de manos a Shirou el cual aceptó, ya se había formado la primera alianza de Shirou y la segunda de toda la guerra.