Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, si no, a Masashi Kishimoto. Yo sólo uso sus personajes para fines sin lucros y por mera entretención.


1


—No olviden organizar sus equipos para la siguiente semana.

Levantó bruscamente la cabeza de la mesa dándose cuenta de que se quedó dormida a mitad de la clase de historia, y por más que intentó no arrullarse con la voz del maestro fue imposible. Parpadeó intentando comprender lo que yacía escrito en el pizarrón y que el maestro no se molestó en borrar antes de marcharse; la campana había sonado dando por concluida la clase del día y los alumnos comenzaron a dispersarse.

—¡Sakura! —Ino se apoyó en la mesa azotando las manos y la chica dio un respingo.

—¡No grites cerca de mi oreja! —se quejó la aludida resintiendo el grito de su amiga directo a su oído—. Romperás mi tímpano si lo haces de nuevo.

—Lo haré cuantas veces sean necesarias, ¿no escuchaste lo que dijo maestro Iruka?

Sakura sonrió nerviosa ante la pregunta, se giró a su mochila intentando desviar el tema a sabiendas de la respuesta.

—Dijo algo de... ¿formar equipos?

—Ajá. —La rubia entrecerró los ojos peligrosamente—. ¿Para qué?

—Para... ¿un trabajo?

—Eres imposible. —La vio cruzarse de brazos sobre su pecho y mirarla en desaprobación—. Es la tercera vez que te quedas dormida en clases esta semana.

Sí, Sakura más que nadie lo sabía, el hecho de que se durmiera en clases no ayudaría en nada a su productividad en la escuela, pero era imposible no dormirse cuando en estos días descansaba tres horas cuando mucho. La causa: descompuso la caja registradora de la tienda de víveres dónde trabajaba medio turno y debía pagarla. Y todo porqué una clienta prepotente derramó su bebida sobre la máquina, ¡ni siquiera fue su culpa! Pero, por su puesto, como era toda sonrisas y benevolente, aceptó la "culpa" ya que ocurrió en su turno.

Lo ocultó de Ino, estaba segura de que su amiga le daría un monologo extenso de razones por la cual debería cambiar de trabajo, pero en su necesidad diría que necesitaba el empleo y seguir ahorrando para la universidad. El dinero no caería del cielo y lo sabía mejor que nadie.

—Sólo me he desvelado un poco con las tareas y el estudio para aplicar en una buena universidad. —Se colgó la mochila al hombro una vez que evadió el tema ágilmente.

—Faltan tres meses para los exámenes.

Ante la sospecha de su amiga, la de ojos verdes enarcó una ceja a su dirección o lo intentó, terminó por alzar ambas y parecer sorprendida. Mentalmente refunfuñó el que no pudiera enarcar sólo una ceja. La historia de su vida.

—¿Y planeas comenzar a estudiar unas semanas antes? —cuestionó ella dejándola al descubierto mientras se deslizaba por el salón hasta los pasillos de la preparatoria con Ino a su lado que intentaba excusarse.

—No... bueno, quizás sí.

—Eres imposible, Ino —le devolvió las palabras.

—Bueno, no nos preocupemos por eso ahora. —Ino, que traía en sus manos un balón amarillo se la lanzó para que la tomara al aire. Sakura la atrapó casi de inmediato—. ¿Vendrás a animarme en el partido del viernes?

¿Acaso tenía que preguntarlo? Siempre que le era posible, Sakura asistía a los partidos del fútbol. Ino era la capitana del equipo femenil de la escuela y una de las chicas más populares del cuerpo estudiantil. Sakura casi estaba en la misma posición, pero prefería mantener un perfil bajo y su popularidad no resultara abrumadora. Lo único que resaltaba era la combinación extraña de sus ojos verdes y su cabello rosado y su personalidad tranquila —la mayor parte del tiempo—. Fuera de sus rasgos, era conocida por ser la mejor amiga de la chica popular.

Muchos decían que la envidia estaba entre las dos, pero no podían estar más que equivocados. Ella prefería su vida sin muchas complicaciones, ya bastante tenía con su familia para agregarle chismes escolares.

—Afortunadamente para ti, descanso ese día.

—¡Genial! Podrás acompañarnos a celebrar el triunfo.

Entre su plática llegaron rumbo a la entrada, Ino se detenía a saludar a quién pasara a su lado. Ella era muy social, Sakura atinaba a sonreír de vez en cuando. En ocasiones le abrumaba la atención que ponían sobre ellas, pero lo disimulaba bien, de hecho, quizás orgullosamente aseguraba que se estaba acostumbrando a la sensación. Algo muy estúpido contando que llevaba casi dos años así.

Bueno, en su mundo su pequeño triunfo valía más.

—Apresurémonos antes de que alguien me invite a salir —la jaló del brazo a prisas.

Sakura no pudo evitar suspirar profundamente. Sentía lástima por los "soldados caídos" que Ino rechazaba, algún día daría el sí a alguno de ellos, o eso esperaba, ya no soportaba a los chicos que iban a ella a rogarle que convenciera a Ino de que aceptara una cita.

—Oh, ¿mamá? —Ino contestó su celular a media calle. La pelirrosa por fin pudo respirar al verse liberada de su agarre—. ¿¡Qué quieres que haga qué cosa!?

Se encogió de hombros ante el potente grito. La miró con los ojos muy abiertos al presenciar su drástico cambio de humor. Pasó del enojo a una enorme sonrisa forzada.

—Claro, por su puesto. Yo se lo llevaré, voy a la casa por ello. —Y colgó furiosa.

—¿Sucedió algo?

—¡Naruto! —exclamó como si fuera una palabrota, alzando las manos al aire—. Mamá quiere que le lleve comida a su trabajo, el pobre no ha comido en todo el día y se está muriendo —dijo sarcástica—. ¿Para qué tiene un trabajo importante si no es responsable?

Notó el sarcasmo de su voz, por lo que no pudo evitar reírse. Ino era muy dramática, Naruto era un hermano mayor ejemplar. Se quejaba porque seguramente quería llegar a casa y dormir y eso le constaba.

—Sé que te pido demasiado, pero, ¿podrías acompañarme? —La mirada de cordero que le lanzó Ino la convenció demasiado pronto.

—Bien. —Sakura siempre cedía—. Pero procuremos no tardar que hoy me toca trabajar.

—¡Te prometo que será rápido!

—Andando entonces.


Se frotó las sienes por quinta ocasión en el día, estresado ante los documentos que reposaban en su escritorio, cabía mencionar que estaban hechos trizas. Lanzó una mirada envenenada sobre sus lentes al muchacho que temblaba frente a él, parecía una gelatina humana. Pidió paciencia de la que carecía porque estaba a punto de gruñir a causa del enojo.

—Dime, ¿Qué sucedió para que hayas triturado la única copia de este contrato importante? —Incluso su voz, aunque fuera serena, escondía un matiz amenazador.

Su empleado tragó grueso y se ajustó la corbata en nerviosismo.

—L-Los confundí, Uchiha-san.

—Los confundiste —repitió el azabache entrecerrando los ojos—. ¿Y por qué te confundiste? ¿Acaso no estabas haciendo bien tu trabajo?

—I-Iba a triturar archivos muertos y no me percaté de que coloqué los equivocados en la trituradora y... —El hombre casi cae desmayado, su jefe inspiraba mucho miedo con esa mirada letal. Sasuke era conocido por su carácter inflexible, al ser el vicepresidente de la empresa tenía que poner orden, pero cuando su temperamento salía a la luz el único que podía controlarlo era su secretario.

Como ahora, cuando Sasuke estuvo a punto de dictar su sentencia, entró el secretario de este con carpeta en mano y una sonrisa deslumbrante. El muchacho lo miró como si fuese el mismísimo Dios que lo vino a salvar del infierno. Porque sí, la mirada que le dedicaba su jefe no era nada agradable.

—No lo regañes más. Mira, te alegrará saber esto. —Naruto se acercó al escritorio del azabache y le dejó la carpeta abierta para que lo viera, Sasuke bajó la vista a los documentos. Era otra copia del contrato triturado—. El secretario de Nara-san fue tan amable en mandarme otra copia.

Otra mirada envenenada de Sasuke a su empleado que volvió a temblar.

—Agradece la eficiencia de Naruto el que conserves tu puesto —sentenció el azabache y lo corrió con la mirada.

—¡S-Sí! ¡Gracias, Naruto-san! Me retiro.

Casi gruñe cual perro rabioso cuando la puerta se cerró a espaldas del hombre. Recargándose en el respaldo, estuvo tentado en hacerlo, pero el rubio volvió a interrumpirlo.

—Ya obtuve la firma de Neji, sólo falta la tuya —señaló el espacio en blanco dónde venía su nombre.

—¿Cómo hiciste para conseguir esa copia? —Ya un poco más calmado, Sasuke se dedicó a tomar la pluma y cerrar el contrato de una vez por todas. Ese negocio lo estresó durante toda la semana y lo que quería era cerrar el trato.

Cerró la carpeta y se la tendió a su secretario que sonrió orgulloso por su hazaña.

—Me disculpé con por las molestias causadas y le prometí pagarle una comida —dijo alzando sus cejas—. Mi carisma fue un punto a mi favor.

Le dio la razón por esa parte, Naruto era lo contrario a él: tan simpático y carismático. Más ideal para eventos en los que tenía que socializar para conocer prospectos de negocios, él prefería evitar esos eventos si era posible, pero debido a su posición tenía que sacar a flote su lado más "simpático", por su puesto, su secretario no perdía la oportunidad de hacerle referencia a sus nulas ganas de asistir a los eventos.

Los socios y clientes que había conseguido por su cuenta fueron gracias a que supieron manejar su carácter o simplemente eran parecidos al suyo.

—Carga la comida a la tarjeta de la empresa —ordenó levantándose de su asiento jalando un poco el nudo de su corbata, sentía que le ahorcaba. Se sacó los lentes de descanso y los dejó sobre el escritorio—. ¿A qué hora es la reunión con la editorial Dreams?

—A las cuatro. —Miró su reloj de muñeca y después la tableta que traía consigo—. Falta una hora, si nos vamos ahora llegaremos con tiempo de sobra. A las seis es la cena con tu madre y después de eso estás libre.

—No me entusiasma tratar con el editor cascarrabias. —Agarró el saco negro que reposaba en el perchero de la esquina.

—Si se pone pesado puedo lidiar con ello.

Salió de la oficina rumbo al elevador con Naruto pisándole los talones.

A decir verdad, lo contrató por los viejos tiempo. Ambos se conocieron en la universidad, el rubio no logró terminar sus estudios, pero tenía los conocimientos suficientes en finanzas y dos idiomas que lo respaldaba. Además, agregando, era el único que soportaba su ritmo tan pesado de trabajo y el humor que salía a frote cuando se estresaba. También era eficiente y siempre iba un paso delante de él en apoyo.

Como ahora, mientras el elevador descendía a la primera planta, le anunció que traerían el almuerzo enviado por su madre, comentando que no quería hacerle el desplante ya que se quejaba constantemente que no había ido a visitarla. Sólo una ocasión Sasuke probó de la cocina de Kushina, la madre de Naruto, y diría que era digna de su paladar.

—¿Por qué no ordenaste en un restaurante? Es más rápido.

—Mi trabajo como secretario también es velar por la salud de mi jefe y amigo, la comida casera es nutritiva y tú te sobrepasas de tus horarios. —Se quejó el rubio a su lado. Uchiha entrecerró sus ojos negros—. Y volviendo al tema, si no fuera por mí o Mikoto-san que ocasionalmente cena contigo, ya habrías terminado en el hospital.

No quería aceptarlo, pero era cierto. Sasuke arrugó la nariz y no dijo nada más.

—Espero que no demore, tenemos el tiempo limitado. —Aceptó con esas palabras.

—No te preocupes, mi hermana me dijo que ya estaba cerca.


Sakura miró casi impresionada la entrada del enorme edificio frente a ella, incluso con la cabeza alzada no alcanzaba a ver el final. Ambas esperaban en la entrada del lujoso complejo, viendo a los empleados vestidos formalmente empujar las puertas de cristal, platicando entre sí y yendo a conseguir almuerzo. Le pareció ver a una ajetreada mujer que traía en la mano dos cafés y varias bolsas, entrar corriendo al complejo haciendo un gran esfuerzo por no derramar nada.

—Esa mujer se veía muy atareada —murmuró absorta.

—Algún día estaremos como ellos: haciendo recados para nuestros malhumorados jefes. —Señaló Ino con el pulgar a sus espaldas. La pelirrosa se contuvo a decir que ya hacían recados, Kushina las envío a dejar dos almuerzos. Sólo entornó los ojos y esbozó una sonrisa divertida dejándola estar—. ¿Te imaginas eso? Prefiero ser la que mande.

—Lamento romper tus ilusiones, pero para ser jefa necesitas trabajar muy duro para conseguir el puesto. —Apuntó su argumento moviendo el balón entre sus manos.

—¿Para qué trabajar duro si tengo esto? —dijo sugerente Ino tomándose de los senos y levantando una ceja sugerente.

Sakura se sonrojó terriblemente por la vergüenza ajena, ya que los hombres pasaban a sus lados las miraron con un deje de sorpresa por la acción de Ino. Se abochornó por su comentario y tartamudeó a causa de ello.

No midió sus acciones, simplemente siguió sus impulsos, y siempre que actuaba imprudentemente algo malo sucedía.

—¡Ino, no hagas eso! —exclamó y lanzó el balón a su dirección.

No contó que su amiga lo esquivara haciendo gala de sus excelentes reflejos, ocasionando que el balón fuera de largo hasta encontrar otra víctima. Apenas vio, estupefacta, que el balón rebotaba en una nuca azabache y por la fuerza ejercida lo mandaba al suelo. Ahogó un grito con sus manos y no dudó en correr a dirección del joven que fue su pobre víctima.

—¡Sasuke! —exclamó Naruto impresionado al verlo en el suelo frotándose la nuca mientras se ponía boca arriba y se quejaba. Segundos después llegaron Sakura e Ino, la primera venía tan pálida como una hoja y preocupada.

—¿¡Te encuentras bien!? —Apenas llegó, se arrodilló a un lado del joven rezando que no le haya lastimado severamente.

—Le golpeaste con un balón, ¿Cómo crees que va a estar bien —refutó Ino apoyando las manos en las rodillas, atenta a las reacciones del azabache que intentaba recuperarse del golpe. Al ver que continuaba frotándose la nuca, agregó casual—: Quizás le dislocaste el cuello.

—¡Ino! —aseveró Sakura, eso no ayudaba a calmar sus nervios.

—Vamos, chicas. No es momento de discutir —intervino el rubio cansado.

—Rosa...

Fueron interrumpidos por la voz en murmullo de Sasuke. Tenía los ojos fijos en el rostro de Sakura que seguía a su lado, inmediatamente la chica giró a él y lo enfocó mejor, esperando por todos los cielos que no le haya golpeado con fuerza y haya perdido la memoria, eso solía suceder en las películas.

—¿Rosa? —murmuró confundida y ansiosa. Entonces vio sus mechones de cabello sobre el rostro de él, se percató a lo que se refería y se enderezó de sopetón—. ¡Ah, sí! Mi cabello es rosa... ¿estás bien?

Sasuke parpadeó, aún desorientado.

—Den un paso atrás. —Naruto les obligó a alejarse un poco. Sakura se levantó casi cayéndose sobre sus pies e Ino retrocedió unos pasos, así el rubio le tendió la mano a Sasuke ayudándolo a levantarse obviando los murmullos a su alrededor que fueron dispersándose al ver al vicepresidente ponerte de pie.

Cuando se incorporó, Sakura se percató de lo alto que era él, le sacaba una cabeza de alto y su cabello azabache tuvo destellos azulados ante su movimiento. Estando a su lado, notó que apenas le llegaba a esos hombros anchos cubiertos por el saco negro cuya espalda estaba empolvada. Naruto no dudó en darle unas palmaditas en la espalda y sus ojos verdes no se despegaron de él, de un momento a otro, los orbes oscuros de Sasuke se fijaron en ella, logrando que se sonrojara debido a la vergüenza.

Movió las manos detrás de la espalda, nerviosa.

—E-Eh, lo siento mucho —comenzó disculpándose, evadiendo un poco sus intensos ojos negros cuales le parecía que la devorarían si los miraba fijamente—. No quise hacer algún daño lanzando el balón...

—No, claro que sí. ¿Vieron la fuerza con la que lo lanzó? —interrumpió su amiga.

—¡Ino! —gruñó ello por debajo mirándola amenazante, ¡estaba arruinando sus disculpas! Regresó su mirada al hombre joven—. La cuestión aquí es: te ofrezco disculpas por el golpe.

—No hay problema —¡Su voz era digna de su apariencia agraciada y apuesto! Era ángulos de pómulos y líneas perfectas. Las mejillas de la chica se pusieron de nuevo rojas. ¿En qué estaba pensando? —. Sólo procura no ir por la calle lanzando balones a los desconocidos.

¿Acaso intentó hacerle una broma? Por la sonrisa esbozada de lado que escondía un deje de burla, pudo jurar que sí.

—L-Lo intentaré.

Aquel tartamudeo le pareció gracioso y adorable a Sasuke. No se detuvo a escanear disimuladamente su agraciado rostro, ojos verdes que centellaban de nervios y vergüenza, sus mejillas coloreadas en un rojo que resaltaba su piel blanquecina, la forma de su nariz y sus labios rosados que seguían emitiendo disculpas. Y su cabello, un peculiar color rosado de apariencia suave que caía debajo de sus hombros. No pasó por alto el uniforme escolar, seguramente estaba en preparatoria lo que le dio una pista de su edad.

Esa chica era hermosa. No había otras palabras para describirla.

Repentinamente sintió la penetrante mirada de su amigo, por el rabillo le dirigió un gesto que Naruto interpretó: «ni una palabra al respecto». Por supuesto que su secretario se percató del reconocimiento silencioso que hizo sobre la pelirrosa.

—Hermano, te traje tu dichoso almuerzo. —Ino recobró su propósito inicial y le entregó la mochila dónde traía el encargo. Naruto, que suspiró ante la advertencia de su amigo, se rio ante la expresión malhumorada de su hermana—. La próxima ve tú mismo que nos haz echo perder tiempo valioso.

—Gracias, hermanita —dijo abrazándola por los hombros—. Te comparé ese chocolate que te gusta como recompensa.

Sakura observó la escena absorta, hasta que reaccionó impulsada por la culpa, rebuscó en su mochila y sacó su almuerzo tendiéndoselo inmediatamente a Sasuke. Este, al ver su acción enarcó una ceja en duda preguntándose las intenciones detrás de su gesto.

—Por favor, acepta esto como disculpas por el golpe —aclaró insistiéndole con su ademán y su mirada suplicante. O eso le pareció a ojos del azabache, tras un momento de duda, lo aceptó sin más.

—Ya que insistes aceptaré tus sinceras disculpas —dijo él.

Sus dedos apenas se rozaron, pero bastó la cercanía y un choque espontáneo para quedar atrapada en la agradable sensación, Sakura retiró rápidamente las manos y las llevó detrás de la espalda, ofreciéndole una sonrisa tímida. Los ojos oscuros de Sasuke reflejaron una escondida curiosidad e interés ante su rostro rojo y esa sonrisa nerviosa que seguía marcada en sus gestos.

Contrajo su agarre en el almuerzo que tenía entre sus manos.

—Entregado el encargo, debemos irnos o nos retrasaremos. —dijo jovial Ino jalado del brazo de Sakura mientras se despedía con un gesto de mano—. ¡Nos vemos luego!

—Regresen con cuidado —pidió Naruto no pasando por alto que Sasuke no le quitó la mirada de encima a la pelirrosa—. Bebemos irnos o nos retrasaremos. —Le apresuró y lo vio asentir a medias sin decir nada.

Por su parte, Sakura volteó fugazmente mientras su amiga la arrastraba, topándose momentáneamente con los ojos ónix del hombre que taladraron en lo más profundo de sus memorias, antes de que diera la media vuelta y se adentrara junto a Naruto al automóvil negro que se estacionó a un costado.

Tuvo una sensación extraña en su pecho, su corazón aún latía nervioso y sentía que aún su lengua se trababa al hablar. Mejillas calientes y pensamientos dispersos.

Apretó su mano sobre el pecho recordando que el nombre de ese joven era Sasuke.


Bueno, aquí estamos. Les dejo el primer capítulo ¿Qué les ha parecido la forma en que se conocieron? Ahhh el amor duele un balonazo en la cabeza -risas- ya vimos su primera interacción y el inesperado interés de Sasuke ante el primer contacto. Ya veremos como será la interacción de esta pareja.

¿Qué les ha parecido este primer capítulo? La extensión de estos serás más corta a comparación de la extensión que suelo escribir, esa es la idea, de que no sea tan pesada la lectura y sea amena. Un break de tanto dramas complejos y enredos.

Quisiera dar agradecimientos especiales a Zang96 quién le dio todo el apoyo a la premisa del fic y me ayudó mucho con sus consejos.

En fin, el siguiente capítulo será subido la próxima semana.

Se me cuidan y tomen mucha awa.

¡Muchas gracias por leer!

Alela-chan fuera.