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Al día siguiente por la tarde, Sakura arribó al pent-house de Sasuke abarrotada de bolsas cuyo contenido serviría para la cena de esa noche. Cerró a tientas las puertas y se apresuró sin reparar a la cocina dejando las bolsas desparramadas sobre la mesa. De un momento a otro ya tenía sobre ella un mandil negro que encontró abandonado en lo profundo de la almacena y con cuchillo en mano.
Por dentro sentí que moría de los nervios y temblaba ligeramente ante la osadía que representaba su sola presencia allí en un día que suponía que no venía a limpiar —viernes, para su buena suerte—. Sin embargo, la situación lo ameritaba. Así que despejando cualquier rastro de nerviosismo y dando una respiración profunda, se recomienda continuar preparando la cena.
Y no pude evitarse. Simplemente no se haría la vista gorda ante esto. Todo se debió a la noche anterior, después de servirle la cena que compró Sasuke para su abuela recibió una llamada de Naruto. Al principio le extraño puesto que el rubio normalmente acudía a su casa para visitarles, y cuando llamaba era algo realmente urgente.
Después de sus respectivos saludos animados, Naruto pareció recordar el motivo de su llamada.
—Perdona si me pregunta es descortés, pero ¿qué cenaron ustedes dos? —La sola pregunta ya era desconcertante y un poco descortés, aunque siendo Naruto lo pasó, el muchacho pocas veces se metía en asuntos de otros. Seguramente Ino le contó que se fue con Sasuke, y atando cabos, su secretario dio por sentado que cenaron juntos.
Ni como negarlo.
—Hum... ¿Hamburguesas de McDonald's? —En sí respondió con otra pregunta, confundida por el arrepentido interrogatorio.
Un suspiro de él y luego escuchó su voz.
—Ese tonto...
Permaneció en silencio sin saber qué decir. Al final encontré algo para cuestionar.
—... ¿Se puede saber por qué el arrepentido interés?
—Sasuke tiene el mal hábito de saltarse sus comidas. No suele cenar o, si lo hace, son cosas rápidas y nada nutritivas. Raramente cocina algo para sí —explicó brevemente. Y Sakura tuvo un momento de comprensión ¿será la misma razón por la cuál Naruto pidió aquella vez los almuerzos preparados por Kushina? Apostaba que sí—. No exagero si digo que, si no fuera por mí o su madre, colapsaría.
Esa perspectiva le preocupó mucho. Lo menos que deseaba era que el azabache repentinamente enfermase por pasarse en sus comidas. Así que inmediatamente se ofreció a cocinarle y asegurarse que comiera, ni siquiera se percató del compromiso en el que se metía, pero fue un gesto impulsado por su reciente preocupación. Naruto se alegró el escucharla y le prometió pagarle a parte y darle para lo ingredientes que necesitara, también le aseguró que no habría problemas con Sasuke al respecto.
Tuvo que preguntarle a su abuela algunas recetas descubriendo que Chiyo le cocinaba antes, pero ante las insistencias del joven dejó de hacerlo pues parecía que era un esfuerzo mayor para la anciana y él prefería evitarle las molestias. Incluso le prometió que se mantendría saludable, de alguna manera cumplió su promesa... a Chiyo le sorprendía que siguiera si quiera en forma.
Parte de esta situación le pareció un poco extraña ¿por qué Naruto y Chiyo se preocupaban excesivamente? Lo pensó y por más vueltas que le dio no llegó a una conclusión acertada.
—¡Oh! La comida —reaccionó.
Metió lo demás a la sartén y la tapo pasando una mano por su frente. Bien, solamente esperar a que las verduras se cocieran.
Aprovechó el momento para adelantar sus deberes, a pesar de que sería fin de semana y tendría los días libres no quería estar cargada de deberes. Así que fue por sus libretas y las dejó encima de la mesa; pero por más que miró la libreta una y otra vez le parecieron irracionales las preguntas planteadas.
Dejó caer su barbilla en la mesa. Por supuesto que no entendía nada ya que intentaba por todos los medios controlar su nerviosismo. ¿Cuál sería la reacción de Sasuke al cruzar la puerta y descubrirla ahí? En un principio pensó en enviarle un mensaje para hacerse anunciar, pero Naruto le aseguró que se encargaría de avisarle, entonces ¿no habría problemas?
—¡Que frustración! —exclamó justo en el momento que la puerta emitía su característico sonido anunciando una llegada.
—¿Por qué estás frustrada?
Casi se cae de la silla al escuchar la voz divertida del joven en quién pensaba. No, corrección: en verdad se cayó. Afortunadamente para ella el pilar de la pared de la cocina cubrió su vista y solamente se escuchó un golpe, rápidamente se enderezó queriendo tener un aspecto digno y se arregló inconscientemente su cabello preguntándose si se veía lo suficientemente presentable.
Lo vio emerger por el umbral y se le fue la respiración por un momento. ¿Por qué tenía que ser tan apuesto? Con esa camisa morada remangada hasta los codos y los dos primeros botones desabrochados, ese exquisito pantalón negro que escondían sus largas piernas y su mirada que revelaba su diversión al verla en ese estado.
Deberían prohibir a las mujeres parir hijos que serían tan atractivos.
Se aclaró rápidamente la garganta y rogó para que Sasuke no se hubiese dado cuenta que lo inspeccionó con la mirada. Por favor Dios, no me hagas pasar más vergüenza.
Por otro lado, Sasuke lo notó, pero decidió no comentar nada al respecto.
—Eh... mi tarea. No tengo cabeza para la historia —se quejó cerrando la libreta dándose por vencida—. Lo haré mañana.
—Hum... —Él se acercó a la estufa guiado por el olor y miró la olla con curiosidad—. ¿Qué estás cocinando?
Por alguna razón Sakura se sintió otra vez nerviosa y fue a su lado.
—La cena. Me encargaré de que comas algo hoy —dijo decidida. Le pareció percibir una chispa de interés en sus ojos negros.
—¿Cocinaste para mí? —En cómo lo dijo le movió el corazón de la pelirrosa. Parecía realmente... ¿emocionado? Bueno, no lo demostró abiertamente, pero la mirada que le dedicó con un brillo particular en sus pupilas le pareció revelarlo.
Asintió de nuevo olvidando su timidez. Moviéndose magistralmente por la estufa teniendo a un lado, probó que todo estuviera en orden. Sasuke observó cada uno de sus movimientos ocasionando que esos nervios afloraran otra vez, pero no lo suficiente para hacerla titubear. Desalojó sus útiles de la mesa hacia la mesita de la sala y sirvió dos platos de fondo hondo colocándolos en la mesa uno frente a otro.
Por su lado, Sasuke no parecía a gusto sin hacer nada, así que, en silencio, colocó los demás utensilios y aprovechó a sacar la bebida sorprendiéndose que, al abrir el refrigerador encontrara alimentos crudos para cocinas, frutas y verduras. Normalmente su refrigerador se encontraba relativamente vacío o solamente contenía frutas y botellas con agua. Si iba a preguntar al respecto no lo hizo.
En menos de lo pensado, ambos estaban sentados frente al otro, y Sakura sintió que su repentina confianza flaqueaba al ver a Sasuke agradecerle y llevar la primera cucharada rebosante de comida a su boca. Ella permaneció expectante a su veredicto y atenta, sin apartarle los ojos de encima. Sasuke masticó despacio y deliberadamente se tardó en sonreírle.
—Está delicioso.
—Gracias, me alegra que te guste. —Por fin pudo respirar tranquila y se propuso a comer.
Al parecer estaba acostumbrada a que alabaran su comida, pero parecía sincera con sus palabras. Sasuke se deleitó en verdad, intrigado por su habilidad culinaria. No era que dudase de ello, simplemente le parecía fascinante.
—¿Cómo se llama este platillo?
—Capota de Sakura —bromeó ligeramente. Sasuke enarcó una ceja ante su ocurrencia y se maravilló con su risa—. Originalmente se hace con puras verduras y no lleva carne, pero experimenté un poco con otros ingredientes y este fue el resultado. No es muy diferente al original —explicó orgullosa de sus "experimentos".
No pudo evitar soltar una corta risa. En verdad esta chica era ocurrente y demasiado linda. Comieron en una ocasional charla de como ella aprendió a cocinar a temprana edad debido a que su madre tenía que trabajar por todo el día, así que desde pequeña se incursionó al mundo culinario.
—Al principio mis comidas eran fatales y terminaba quemando las cosas. Aprendí a las carreras y por mi cuenta queriendo hacerle una sorpresa a mamá en cuanto regresara del trabajo. Por supuesto que ella notaba que faltaba comida, pero nunca dijo nada. —La risa que soltó Sakura parecía temblar, combinada con diversión y algo de tristeza. Sus ojos verdes no lo miraron, enfocándose en el plato frente a ella a medio acabar—. Hasta que por fin pude recibirla con unas hamburguesas de raíz de loto, aunque tenía buen aspecto resultó no ser tan comestible.
A Sasuke le pareció ver un brillo de nostalgia en sus ojos al mencionar a su madre y no pudo evitar alarmarse al respecto. Evitó preguntar al intuir lo que sucedía y prefirió callar. No quería hacerla sentirle incómoda, solamente la continuó escuchando.
—Después me enseñó debidamente, pero gracias a que aprendí le aligeré la carga. A partir de ahí comencé a hacerme cargo de la casa.
Tras decir eso, se sumergió en sus pensamientos, Sasuke pensó que pondría una expresión más triste. Una sonrisa se asomó en su rostro y continuó pinchando su comida como si no hubiera nostalgia con el tema de su madre.
—¡Y experimenté con esta comida! —dijo ella cambiando ágilmente de tema.
Sasuke lo aceptó, y con tranquilidad le siguió la corriente.
—Me siento privilegiado de probar tu comida.
—Deberías, eres la primera persona además de mi abuela que permito que lo pruebe.
En esa perspectiva, Sasuke se sintió especial de una forma inesperada. La primera persona ¿Eh?
¿Qué tantas otras experiencias serían la primera vez de Sakura? Se preguntó mientras terminaba de secar los platos, ayudando a Sakura en su labor en un ameno silencio roto ocasionalmente por las divagaciones de la chica, notó que en cada ocasión se volvía un poco más abierta a expresarse y sentirse a gusto con su presencia.
Hablando de primeras veces, esta era la primera en mucho tiempo que se sentía a gusto comiendo en su departamento ya que la mayoría de las veces el lugar era tan frío y lúgubre que prefería estar en cualquier otro lugar menos allí, lo que lo conllevaba a buscar algún lugar de comida rápida después del trabajo y llegar a dormir.
Comúnmente las cenas con su madre se situaban en restaurantes o en la casa de ella con sus comidas caseras; o en el caso de Itachi ¿Cuándo fue la última vez que se vieron en persona? ¿Cinco años? Pasaba el tiempo volando. En el caso de su padre el rememorar que no recordaba su alergia al camarón lo ponía de mal humor, no valía la pena considerarlo.
Y ahora esta chica... Esa sonrisa que le dedicaba libre de preocupaciones, realmente comenzaba a dejarlo embelesado. Un momento, ¿lo dejaba embelesado?
Con esa revelación la esperó en sala mientras ella se excusaba en ir al baño antes de que la llevara a casa, abstraído en su reciente revelación. Era la primera vez que se sentía así y no sabía cómo manejarlo.
Se distrajo brevemente al fijar la vista en la mesita de noche, libros desparramados que oscilaban en la orilla y se acercó a meterlos a la mochila ahorrándole el trabajo. Suprimió la incesante curiosidad de hojear sus libretas y conocer su estilo de letra, no era debido esculcar así sus pertenencias.
Pero algo llamó su atención: un libro. Y no era cualquier libro, de hecho, lo reconoció de inmediato ya que las últimas semanas estuvo viendo el poster de dicho libro y a su autora en persona.
—Oh, gracias por la ayuda. —La voz de Sakura lo trajo de sus pensamientos. Ella se paró a su lado, sonriéndole tras ver que metió todo en su mochila. Captó que su atención estaba en el libro, y viéndose un poco avergonzada como si hubiese descubierto algo íntimo, se apresuró a decir—. Es mi libro favorito.
—¿En serio? —Se dedicó a darle una inspección al libro a pesar de haberlo echo un montón de veces. Por alguna razón Sakura se veía ansiosa así que decidió compartir un dato sobre sí—. Mi género favorito es el misterio y terror.
Los ojos verdes de Sakura se ensancharon ligeramente, antes de verse más relajada y entusiasmada.
—No sabía que te gustaba leer, claro, además de los contratos.
—No debes juzgar a un libro por su portada —dijo, y Sakura se rio quedamente.
—Tienes razón, es mejor dar el beneficio de la duda.
Le devolvió la sonrisa, y por un segundo Sasuke miró su rostro pensando que el brillo de sus ojos la hacía ver más hermosa. Apartó la mirada nivelando sus pensamientos y le entregó su mochila.
Una vez dentro del automóvil, Sakura mantuvo una plática amena sobre libros que acostumbraba a leer, descubriendo que en su escuela pertenecía al club de ajedrez y jardinería, tenía un libro llamado "¿Cómo cuidar a tu hijo-planta sin que se muera en el intento? Guía para madres/padres" un título que desde el primer momento le trajo la atención y no dudó en comprar, cabe decir que fue la compra más productiva que ha tenido, las plantas no dejan de florecer con sus cuidados.
Y para su buena suerte, descubrió que su flor favorita eran los girasoles. Apuntó mentalmente ese dato para el futuro.
El viaje fue demasiado corto para su gusto, se encontró frente a la casa de Sakura y no pudo evitar suspirar quedamente. Fue agradable mientras duró.
Un pensamiento cruzó por su mente, mirando de soslayo a Sakura que parecía en conflicto mientras se afianzaba a la correa de su mochila. Decidió se audaz una vez más.
—¿Qué harás mañana? —Comenzó tanteando terreno.
—Uh... —Ella pareció sorprendida por su pregunta, y lo pensó por unos segundos antes de responder, dudosa—... ¿Seguramente tarea? Nada importante. ¿Por qué?
Perfecto.
—Mi empresa está organizando un concierto de libros —expresó, y se armó de valor para pronunciar las siguientes palabras con serenidad evitando sentir nervios al posible rechazo—. ¿Te gustaría ir?
Disfrutó de la sensación que provocó la reacción de Sakura, una expresión adorable se asomó en su rostro mientras la sorpresa la atacaba, y sus mejillas pasaban a color rosadas, apenas perceptible en la oscuridad del automóvil y la tenue luz azul del tablero. Tuvo el impulso de querer sentir la textura de su piel, apretó las manos al volante, conteniéndose con éxito.
—¿M-Mañana?
—Si no quieres... —comenzó a decir Sasuke encogiéndose de hombro, pero sintiendo un pinchazo al sentir su duda.
Pero una vez más, Sakura no respondía cómo lo esperado.
—¡Sí quiero!
Su exclamación lo dejó mudo por un momento. Sakura se llevó las manos a su boca y desvió los ojos al percatarse de su repentina respuesta ansiosa, pareciendo consciente de su reacción rápida y deseosa.
—Sí quiero... —murmuró quedamente.
Le pareció más adorable esa expresión.
—Bien, pasaré por ti a las doce.
—¿Hay alguna forma específica que deba vestir? —preguntó bastante preocupada.
Para entonces, soltó una risa entre dientes y en un acto de reflejo, le dio una caricia a su cabeza, hablando con cierta dulzura. Sakura se quedó sumamente quieta y con los ojos muy abiertos.
—Sólo sé tú misma —decretó. Una sonrisa suya le robó el aliento.
Y con eso la vio despedirse y entrar a su casa. Fue hasta ese momento que se permitió dejar escapar el aire por sus pulmones y apoyar la frente en el volante, considerando sus opciones. ¿Qué estaba haciendo? Acercando más y más a esa chica, en su defensa fue inevitable, cada vez que la veía ansiaba más de su compañía.
Sakura tenía un problema.
Puede ser cotidiano, por supuesto, incluso para ella es una nimiedad la mayor parte del tiempo, pero ahora era crucial dejar una buena impresión. Problema es lo que ella cataloga una situación desesperada que requiere medidas desesperadas, por supuesto, esto no llegaría a ese extremo.
He aquí su dilema a las diez de la mañana:
—¿Qué rayos me pongo?
Todo iba bien hasta que se topó con el crucial detalle que la mayoría de su guardarropa eran pantalones y blusas sencillas, nada elegante ni sofisticado en realidad, no era devota a querer llamar mucho la atención y las pocas prendas que valían la pena ahora le parecían poca cosa contando el echo de que la etiqueta era importante.
Sasuke dijo algo tan ambiguo y lindo "Sólo sé tú misma", bien, por ella fuera se pusiera un pantalón ligeramente rasgado y su blusa roja favorita de tirantes gruesos junto a sus zapatillas deportivas, pero dudó ante su conjunto.
Entonces fue a San Google tecleando "¿Cómo vestir en un concierto de libros?", y no, no es chiste, es anécdota. Cuando llamó a Ino y le pidió opinión ya que el Internet no alojaba algo que le ayudase, escuchó la carcajada más larga de su vida que incluso tuvo que dejar su celular sobre la cama unos minutos mientras esperaba a que su amiga se tranquilizara.
Al calmarse, escuchó su voz diciendo algo parecido a: "Sólo sé tú misma".
Sí, claro, qué fácil decirlo. Ino ¡Esto es serio! Replicando en su mente, Sakura colgó y se propuso a buscar algo más en su closet.
Finalmente, y con mucho esfuerzo, dio con una blusa negra de manga larga con encajes que parecía más sofisticado que su blusa roja, alcanzó sus zapatillas bajas en el rincón de su closet y después de una breve parada a su tocador esmerándose a verse bien, se encontró ansiosa esperando a que la puerta fuera tocada.
Su actitud llamó la atención de su abuela, que se dedicó a mirarla en silencio toda la mañana con ojos tiernos y dulces. Casi se muere de vergüenza, su abuela sabía a quién esperaba.
Y cuando menos lo esperó, el timbre fue tocado y saltó del sillón, casi corriendo a la puerta. Escuchó la risa ronca y divertida de su abuela y no pudo evitar sonrojarse. Con ese mismo sentimiento abrió la puerta y se encontró con el objeto de sus nervios que le devolvió inmediatamente una mirada tan penetrante provocando que sus piernas flaquearan.
Sí, este hombre parecía sacado de una revista famosa.
—Hola —saludó un poco contraída, desviando la mirada.
Sasuke tarareó una respuesta corta en saludo, más interesado en observarla fijamente como si estuviera extrayendo cada detalle.
—¿Acaso pretendes que se quede ahí? —La voz de Chiyo resonó detrás de ella, sobresaltándola—. Hola, Joven Sasuke, que alegría verte.
Sakura carraspeó y se hizo a un lado dejándole pasar. La atención de Sasuke se desplazó a su abuela, que estaba de pie en la sala, al cerrar la puerta se fijó por el rabillo que el joven la saludaba con un beso en la mejilla y le sonreía como si estuviese viendo a una madre.
—Chiyo, ¿Se encuentra mejor de su lesión? —preguntó con atisbos de preocupación.
—Nada que esta anciana pueda manejar, no debes preocuparte, estaré mejor y muy pronto volveré a trabajar —replicó ella dándole palmaditas en la mano expresando tanta dulzura.
Parecía una abuela excusándose delante de su nieto, y este nieto fruncía el ceño y negó con su cabeza.
—Volverá hasta que se sienta mejor y consiga la orden del médico, seré estricto al respecto —la sentencia no dejó paso a replicas, Sakura se encontraba muy conmovida del cariño y preocupación que expresaba Sasuke para con su abuela. Saber que alguien más se preocupara por ella le llenó de alivió.
—No replicaré sólo si prometes que comerás más saludable —dijo su abuela. La expresión de Sasuke no titubeó, pero la comisura de sus labios se estiro, como si esperara esa petición—. Sabes que pasaré de sus horas no es adecuado y podrías enfermarte otra vez.
—Lo prometo. —De inmediato sin dudar.
Chiyo se sintió satisfecha habiendo logrado su cometido, se giró a su nieta que se removía un poco nerviosa y le recordó a sus días de juventud cuando recientemente conoció a su esposo.
—Yo... iré por mi bolsa —dijo la chica y prácticamente corrió a su habitación, haciéndola reír.
—Cuida mucho de mi nieta, tráela antes de las ocho —le pidió a Sasuke una vez que se quedaron a solas. Quería dejarle en claro que esa chica era su adoración, y sus palabras lo expresaron, porque inmediatamente el joven que vio crecer desde pequeño le sonrió, como si leyera sus pensamientos.
—Lo haré.
Justo los tacones de Sakura resonaron y estuvo en la sala anunciando que ya podían partir. Se despidió de ambos y les pidió que tuvieran cuidado, nunca debían subestimar los buenos deseos de los abuelos.
Sakura no se sintió decepcionada cuando no recibió ningún halago de Sasuke conforme a su aspecto, pero muy en el fondo esperaba que notara algo diferente. Estuve concentrada en sus manos en todo el trayecto al lugar, y salió de su ensoñación al recordar que iban a un concierto de libros cuyo nombre del autor no sabía.
—¿Y a quién presentarán?
La mirada que le dedicó Sasuke hizo que su corazón palpitara con fuerza.
—Es sorpresa.
Por supuesto, eso la hizo sentirse más ansiosa. Y solamente cuando llegaron al edificio dónde se daría al evento, ahogó un grito de emoción y se pegó al cristal, lo único que impidió que saliera disparada fue el automóvil en movimiento.
Se giró a Sasuke boquiabierta.
—¿Senju Tsunade? ¡Debes estar bromeando! Dios, debí traer mi libro, necesito un autógrafo —se lamentó en voz alta girando entusiasmada a la ventana, esperando a que él estacionara.
Por esa expresión valió la pena dar ese paso y Sasuke se sintió realizado. Estacionó en su plaza reservada para él y bajaron del automóvil, incluso afuera era evidente la emoción de la chica cuyos pies se movían en pequeños saltitos y sus movimientos entusiasmados mientras caminaban a la entrada del edificio.
Ya había varias personas entrando al vestíbulo, admiró fascinada toda la propaganda y decoración del lugar, junto al poster anunciando la hora de la entrevista. Había escuchado de este evento, pero jamás imaginó que la empresa de Sasuke fuera quién lo estuviera organizando.
—No te separes de mí. —Estando a su lado, escuchó perfectamente a Sasuke. Devolvió su vista a él mientras caminaba por uno de los pasillos—. Si en caso llegas a perderme de vista, solamente dile a cualquiera del staff que te lleve conmigo.
—Sí señor —replicó cual soldado, no notó la mirada de soslayo que le dirigió el joven—. Aunque no soy una niña —bromeó ligeramente, pero por la forma en que Sasuke relajó el ceño supo que dicho privilegio no se lo concedía a cualquiera.
Llegaron a otro salón dónde estaban la mayoría del personal corriendo de aquí para allá, y cómo si se materializara de la nada, Naruto apareció de repente dándole un gran susto.
—Sakura, no imaginé verte aquí —dijo el secretario dedicándole una sonrisa, y una mirada discreta a Sasuke que decidió ignorarlo—. De haber sabido que querías venir, hubiera invitado a Ino y a ti. Espero que te diviertas.
—Gracias, Naruto. Sinceramente estoy emocionada.
Naruto mantuvo su gesto, hasta ese momento notó que tenía una tableta en sus manos y se giró a Sasuke que dejó de conversar con lo que parecía ser la presentadora que haría las preguntas a Tsunade.
—Sasuke, Tsunade quiere conversar contigo antes de iniciar la entrevista.
El joven asintió sin más, pero deteniendo sus pasos cuando giró a una dirección en específico que apuntaba la entrevistadora. Se giró a Sakura que parecía más interesada observando a las personas movilizarse detrás del set, fascinada por cada detalle.
—Sakura, Naruto se quedará contigo —indicó explícitamente, a lo que su secretario entrecerró los ojos con miles de preguntas en ellos, las ignoró concentrándose en la chica que asintió comprendiendo que debía atender este asunto—. Regresaré enseguida.
—No te preocupes por mí. Ve.
Y cómo si hubiese esperado su aprobación, Sasuke se perdió por la cabina dejando a Sakura en compañía de Naruto, que no dudó en carraspear y girarse a ella.
—Debo agradecerte por preparar la comida de Sasuke, en verdad, llegaste caída del cielo —comentó riéndose un poco ante el bochorno de la chica—. Te compensaré debidamente.
—Está bien, lo hago con mucho gusto —declaró, no quería ser malinterpretada en parecer interesada sólo por la paga—. Mientras haya suficiente comida en el refrigerador, cocinaré para él.
Ojos azules se entrecerraron sin apartar la vista de Sakura, que pronto se encontró nerviosa al estar bajo esa mirada. De pequeña siempre le intimidó esos ojos, sentía que la juzgaban silenciosamente, pero después de ver su sonrisa toda preocupación se iba, cómo ahora, que en un principio apareció ese gesto, no tardó en sustituirse con comisuras de labios ensanchadas.
—Ven, ya comenzará la entrevista.
Fueron las dos horas más estimulantes de su vida. Estar en primera fila y presenciando en vivo la entrevista a Senju Tsunade era algo de otro mundo para ella; la autora era conocida por su escasa participación en eventos promocionales y pocas veces se ha presentado en público, se hizo famosa por su plan de publicidad y la historia de su primer libro, el que era su favorito.
Verla en carne y hueso era todo un espectáculo. Admiraba en silencio a la autora, teniendo tantas preguntas cuales la mayoría externaba la entrevistadora y Tsunade contestaba de forma clara y concisa, haciendo bromas ligeras provocando que el público se riera, Sakura incluida. Descubrió que su primer libro fue escrito tras una experiencia personal bastante complicada —no reveló tantos detalles— y lo escribió por ocio, jamás imaginó que sería tan famoso.
De un momento a otro Sasuke se sentó a su lado, sinceramente apenas le dedicó mirada y regresó su atención a la entrevista. Le pareció captar una discreta risa de su parte, pero no estuvo segura si escuchó bien o no, concentrada en atrapar las respuestas de la autora como si encontrara el sentido de la vida en ello.
Se entristeció cuando se dio por finalizada la entrevista y Tsunade anunció que estaría firmando libros; Sakura gimió por debajo, lamentándose de no traer su ejemplar.
Las luces del auditorio se encendieron y las personas comenzaron a levantarse entre cuchicheos.
—Debí traer mi libro —murmuró para sí.
En ese momento, recordó que tenía compañía, volteó a su derecha viendo el lugar vacío que ocupó Naruto el principio, y a su izquierda, alguien se apoyaba sobre el respaldo con una pierna cruzada y sus ojos negros fijos en ella.
—¡Sasuke-san...! Perdón, estuve absorta en la entrevista —se disculpó.
El joven le dedicó una pequeña sonrisa.
—No debes disculparte, esa era la intención —aseguró, y se levantó de su asiento. Lo siguió en su acción. Sólo cuando movió su mano, notó que traía algo que le extendió sin muchas ceremonias—. Toma.
Sakura parpadeó lentamente mientras tomaba el ejemplar en sus manos, y después de un segundo, se impresionó.
—¿M-Me lo estás dando?
—Es un regalo, querías pedirle un autógrafo a Tsunade ¿no es así?
Si no fuera porque aún tenía decoro, Sakura se hubiera lanzado a abrazar a Sasuke, la felicidad casi explotaba en su pecho. Se limitó a dar saltitos, realmente emocionada y extasiada de tener la oportunidad de obtener una firma de su autora favorita y todo gracias al joven frente a ella que parecía divertido.
—¡Gracias! Yo en verdad... estoy muy feliz —murmuró cubriendo su rostro con el libro, avergonzada tras darse cuenta de su infantil actitud.
A Sasuke no le pareció que escondiera su rostro, y tiró un poco del libro liberándola de su escondite, acercando un poco su rostro. Los ojos de Sakura se abrieron, impresionados y sus mejillas ardieron ante la cercanía. Le dedicó una mirada serena y extendió su mano, rozando su pómulo.
—No escondas tu rostro —murmuró absortó—. Me gusta verte.
Sakura lo miró directamente a los ojos jadeando un poco ante la revelación, con el calor extendiéndose sobre su pecho. Notó que los ojos de Sasuke recorrían su rostro dando un vistazo a sus labios y después a sus ojos, se quedó atrapada en ellos, tan profundos que dio una pequeña exhalación, entreabriendo sus labios y preguntándose que sería tocarlos con los suyos.
Él no se apartó y su mano fue deslizándose de su pómulo hasta sus labios, rozándolos con sus dedos. Ella fue bajando lentamente libro, atraída por el embriagante aroma que desprendía el perfume.
—¡Sasuke! ¿Dónde está la persona que quería presentarme?
¡OH POR DIOS!
Sakura saltó de su lugar, asustada por la voz repentina que vino a sus espaldas, aferrándose a lo más cercano que encontró: Sasuke. Como si se tratara de un gato asustadizo en busca de un tronco, lo aprensó con sus brazos soltando un gritillo de sorpresa, llena de vergüenza como si hubiese sido descubierta haciendo algo que no debía. Y Sasuke reaccionó alzando las manos a la altura de sus hombros como si acabase de cometer un crimen —desde lejos, Naruto entrecerró los ojos murmurando algo parecido a "asalta cunas"—, reprendiendose mentalmente por dejarse llevar por la cercanía de la chica.
La imagen que pintaban era digna de un "Atrapado con las manos en la masa" o eso pensó Tsunade al verlos. Anotó mentalmente poner esta escena en uno de sus futuros libros, o quizás, ya tenía el concepto de su nueva novela gracias a estos dos tortolitos con escasa capacidad de disimular.
—No puedo creerlo, es Senju Tsunade —murmuró Sakura en el torso del azabache sólo para que él la escuchara, tan emocionada, girándose por fin a la mujer que les sonreía divertida al presenciar su reacción.
Por los nervios no se separó de Sasuke, y se quedó boquiabierta, observando a la rubia como si se tratase de una divinidad.
—¿Y bien? —Apremió Tsunade.
Sasuke se aclaró la garganta, sin ganas de querer separar a Sakura, aunque ella sola se alejó de un sato y encaró a la mujer erigiéndose con una expresión contenida de emoción y nerviosismo. Se apresuró a hacer las presentaciones.
—Tsunade, ella es una amiga y admiradora tuya, Haruno Sakura.
La rubia extendió su mano incentivando un saludo.
—Un gusto, Sakura.
Y la aludida podía jurar que pisó el paraíso. ¡Estaba conociendo a su autora favorita! Estrechó su mano torpemente balbuceando sin parar pensando: ¡Que alguien me pellizce, esto no es un sueño!
—Es un gran honor conocerla. La admiró mucho —se limitó a decir gritando internamente.
De un momento a otro, Sasuke fue desplazado y en vez de sentirse irritado, se encontró divertido observando a Sakura que charlaba con Tsunade, sus hombros fueron relajándose a medida que intercambiaban palabras y sus ojos brillaban dejando en evidencia su admiración por la mujer.
Cuando la autora le dijo que firmaría su libro y pedía a una asistente un lapicero, Sakura se giró a él sin ser vista por la otra, con una expresión de emoción, ocultando una exclamación agitando sus manos y exclamando en voz baja a él:
—¡Estoy hablando con Senju Tsunade!
Sasuke rio, extasiado por el brillo reflejado en sus ojos verdes.
—Efectivamente, estás hablando con ella —le respondió en el mismo tono, ladeando la cabeza a ella de forma cómplice.
En el momento que Tsunade se giró a ellos, Sakura volvió a una postura serena, como si nunca se hubiera girado a él. Sonriendo amablemente y conteniendo su emoción de la mejor manera pareciendo tan serena, deteriorar su libro cuando Sasuke pensó que quizás por dentro estaba chillando extasiada.
Y él no pudo más que preguntarse qué otras expresiones podían componer ese lindo rostro.
Continuará...
Cómo dicen los chilenos: ¡Son pololos, son pololos!
Y bueno! Tomen su dosis de SasuSaku, me gusta escribir este fic por lo ligero que es, en que Sakura puede aferrarse a Sasuke como si fuera un gato, y él alzando sus manos no tocandola para no dejarse llevar. Por el fuera ya la hubiera abrazado AJAJAAJ
En fin, ¡gracias por leer! Ya sabe, de este fic no hay fecha del siguiente capítulo.
¡Gracias por leer!
Alela-chan fuera.
