·
:::::
De negro
:::::
-¿Kakashi?
El mencionado se gira sobre sus talones para ver a una Sakura con un semblante triste y ojos rojizos.
Hace frio y ambos visten de negro con capas oscuras.
-Sakura, ¿Qué…
-¿Qué haces aquí? –pregunta interrumpiéndole con un nudo en la garganta.
La mira en silencio y se acerca hasta ella.
-¿Cómo estás? –ignora su pregunta.
Sakura no encuentra la voz, y sólo niega con la cabeza. Si habla sabe que va a llorar.
-Ven –pide Kakashi acortando aún más la distancia y abrazándola.
Sakura hunde su rostro en el pecho de él y deja que las lágrimas salgan.
Durante unos minutos ninguno dice nada.
-Gomen nasai –se disculpa limpiándose los restos de las lágrimas con el brazo.
-Tranquila.
-Te he empapado la capa. –Pasa su mano por la zona empapada, como si quitara un poco de polvo.
-No te preocupes. Está bien.
Kakashi la detiene tomándola por la muñeca.
-¿Ya han tallado los nuevos nombres? –pregunta ella mirando la piedra de los héroes caídos.
Kakashi afirma con la cabeza.
-Están los de tus padres.
-¿Mis padres? –pregunta confusa-. Ellos no eran ninjas.
-Fueron héroes.
-Fueron estúpidos –dice dolida.
-No digas eso. No fueron estúpidos. Muchos habrían actuado igual. Yo habría hecho lo mismo.
-Lo sé, pero eso no me los devuelve.
-Sé que no sirve de consuelo, pero muchos niños se salvaron gracias a ellos.
-Lo sé.
Durante unos minutos no dicen nada. Sakura se arrodilla frente a la piedra y con un dedo roza la superficie donde los nombres de sus padres están tallado. Kakashi la mira unos pasos más atrás.
-Siento mucho no haber estado aquí.
-No es tu culpa. No podrías haber hecho nada –dice dándole la espalda.
-Puede. Pero soy el Hokage. Tendría que haber estado aquí.
-Entonces ahora también te estaría llorando a ti.
-Podría haberlos salvado –dice avanzando poniéndose a su espalda.
-No hagas eso, por favor, no te culpes.
-No puedo dejar de pensar que quizás…
-Te necesito –dice abruptamente levantándose todavía de espaldas a él.
Él sube las manos hasta sus hombros y ella cierra los ojos ante el contacto, casi reparador.
-Yo… me alegro de que estuvieras fuera –susurra tan bajo que a Kakashi le cuesta escucharlo.
-Sakura…
-No –le corta girándose para quedar frente a él.
Kakashi la mira confuso.
-Hoy no. Por favor.
La mira interrogante.
-Ibas a decirme que siempre estarás a mi lado, pero luego añadirías que eres el Hokage, que eres mi ex profesor y que me sacas catorce años. Pero hoy no, por favor –pide abrazándole.
Kakashi sube sus manos y rodea la espalda de Sakura una vez más.
-Nunca te he dicho eso.
-No, pero es lo que piensas.
-¿Acaso no es cierto?
-¿Qué más da todo eso? Al final todos acabamos muertos –ahoga contra la capa de él-. Deberíamos al menos poder vivir como quisiéramos.
Sin ser consciente aprieta un poco su agarre entorno a ella, pegándola todavía más contra si.
-¿No te arrepientes de nada? Mis padres habían querido hacer muchas cosas. Pero ya no pueden. Ya da igual –sigue con el rostro hundido contra su pecho.
-Sakura… -deja la frase ahí, no sabe qué decir.
-Lo sé. No es tan fácil.
-No es eso.
-¿Entonces?
-Acabas de perder a tus padres. Estás… No creo que sea el mejor momento.
-Nunca lo será.
Una de las manos de Kakashi sube hasta el cuello de Sakura y busca su piel bajo el cabello. Una vez allí lo acaricia. Y ella abandona la tensión que había tenido todo el tiempo, bajo la calidez de su mano.
-Koishiteru –susurra demasiado bajo como para que él lo oiga. Pero esa era la intención. Nunca había tenido valor para decirlo en alto, nunca lo suficientemente alto como para que nadie más que ella lo escuchara.
-¿Qué? –pregunta al oír un murmullo.
-Nada –miente levantando la cabeza para verle, él le devuelve una pregunta silenciosa-. Digo que es agradable, tienes las manos calientes, hace frío.
-Vamos, será mejor irnos antes de que empiece a llover –dice Kakashi pegándola a su costado y pasando su capa por encima de ambos-. Te acompaño a casa.
Por inercia empieza a caminar a su lado.
Eso era todo lo que podía esperar de él. Normalmente bastaba. Normalmente su compañía era suficiente para sobrevivir.
Hoy no.
-Kakashi…
-¿Sí?
-No puedo regresar allí.
No a la casa de sus padres. No donde los había encontrado muertos.
Kakashi se detiene y afirma con la cabeza.
-Vamos a mi casa. Puedes quedarte el tiempo que quieras.
Ella se abraza a él con fuerza.
-No puedo. No puedo ir a tu casa. Yo… no puedo seguir así.
-Sakura yo…
-Ya, ya lo sé –dice cortándole y levantando la cabeza para verle.
Era absurdo, él se sentía igual por ella. Lo sabía, básicamente se lo había dicho una vez. ¿Entonces? ¿Entonces por qué no podían estar juntos? Todo era una mierda. Sus padres habían muerto por un nuevo ataque, habían muerto salvando a otros. Era la mejor forma. Eso decían todos.
Pero al final, simplemente habían muerto.
Le necesitaba, ahora más que nunca. Y él lo sabía. No podía seguir callándolo. Haciendo como si no pasara nada.
-Koishiteru. –Las manos de Kakashi se congelaron ante esa confesión.
Ambos lo sabían, sabían lo que sentían el uno por el otro, pero nunca lo habían dicho en alto.
-Por favor Kakashi… No quiero seguir así. ¿A qué estamos esperando? ¿A que sea tarde?
La mira negando. Ella estira sus manos hasta su rostro y lo acaricia sobre la máscara.
-No lo sé –confiesa en un susurro subiendo sus manos al cuello de Sakura-. Supongo que estamos siendo unos idiotas.
Sakura acaricia el rostro de Kakashi, pasando sus manos por la cicatriz, provocando que cierre los ojos.
-Si me quedo en tu casa… nunca querré irme.
-Entonces quédate para siempre –dice pegando su frente a la de ella.
-¿Lo dices en serio? –pregunta nerviosa.
-Tú lo has dicho, todo da igual. Haremos lo que quieras.
-¿Y tú? ¿Qué es lo que quieres?
Sin responder Kakashi acaricia los labios de Sakura con los suyos, todavía tras la máscara.
-Mi casa estará bien, hasta que busquemos un sitio mejor para los dos.
Los dedos de Sakura arrastran fuera la máscara dejando que sus labios se encuentren.
:::::
:::
