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Necesidades

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En silencio abrió la ventana de su habitación. Siempre la dejaba abierta para él. Siempre que volvía de una misión ANBU sabía que podría encontrarla abierta.

La cerró tras de sí y se acercó a la cama.

Era muy tarde. Normalmente si llegaba a esas horas se iba a casa. Pero hoy la necesitaba. Necesitaba su olor. Necesitaba su calor. Necesitaba sus caricias.

Se quitó el chaleco y los protectores de los brazos dejándolos sobre una silla, junto a ellos, su máscara de gato y la katana, y fue a tumbarse a su lado.

A pesar del tiempo que llevaba con ella no conseguía dejar de mirarla como la primera vez que la tuvo en su cama.

No sólo era preciosa y una gran ninja médico. Era Sakura, su Sakura.

Recordaba como había terminado confesándola lo que sentía por ella.

-No sé cómo decirte esto. Pero no puedo seguir así.

-¿De qué hablas Kakashi?

-Sakura, yo…

Había perdido años pensando en ella, soñando con ella, esperando que ella olvidara a su primer amor.

Años en los que pensó que nunca podría estar con ella.

Y después, cuando ella lo olvidó, simplemente le faltó el valor.

Otros cuantos años a su lado, huyendo de ella, escondiéndose de ella.

Estar a punto de morir a veces te da ese empujón que todo lo demás no te lo da.

-Sakura yo… Podría haber perdido la vida en esta misión y no quiero… no quiero pensar que fui un cobarde que nunca intentó nada por miedo.

-Kakashi…

-Sakura eres lo más importante para mi. Sé que es absurdo y no debería, pero estoy completamente enamorado de ti.

Se pegó más a ella en la cama, y con cuidado para no despertarla tomó uno de los mechones rosados para sujetarlo entre sus dedos.

Era la mujer de su vida. La persona perfecta para contrarrestar su oscuridad. Siempre había sido ella.

-Sé que tú no te sientes igual, y está bien, no pido eso. Sólo… necesitaba decírtelo. Necesitaba sacarlo de dentro. Soy un idiota que lleva años enamorado de ti y… no consigo sacarte de mi cabeza. Y no espero nada a cambio, pero quizás eso te ayude a entender mi comportamiento contigo, cuando me comporto como un idiota o simplemente me alejo de ti. No es que esté cabreado contigo o qué se yo, es que tu cercanía me pone nervioso y no… no quiero hacer alguna estupidez. Pero tampoco quiero que pienses que estoy cabreado contigo o que has hecho algo mal, como me dijiste el otro día. Porque eres perfecta, y nunca haces nada mal.

Recordó que Sakura en ese momento no dijo nada, solo le miró en silencio con un semblante serio. Pensó que había metido la pata por completo al confesarse.

Incorporándose en la cama de nuevo se sacó los guantes y las botas, deshizo el vendaje de su pierna donde sujetaba algunas de sus armas, dejándolas caer al suelo con cuidado, y se tumbó de nuevo a su lado.

Pegándose mucho a ella para poder oler su cabello.

-He sido un idiota, desde el primer momento intenté no sentir lo que siento, pero es imposible. Intenté alejarme de ti, pero luego empezó esa estúpida guerra, y te pusieron en mi división y luchamos juntos y… Kami, me sálvate tantas veces sin darte cuenta.

-Kakashi yo…

-No tienes que decir nada –la cortó apartando su mirada de ella por primera vez durante todo ese tiempo.

-Kakashi –repitió tomándole por la barbilla para obligarle a mirarla-. Eres… -se detuvo pensando en las palabras exactas-. Eres un idiota –termino con una sonrisa.

Se rió contra su cabello al recordarlo. Ella llevaba razón. Un completo idiota.

La rodeo con los brazos y la estrechó contra si.

Sakura se movió ligeramente bajo su abrazo.

-Buenas noches –saludó la pelirrosa girándose sobre si misma para quedar frente a él, entre sus brazos.

-Buenas noches.

-¿Hace mucho que has llegado?

Negó con la cabeza.

-¿Cómo ha ido?

-La misión se cumplió –respondió encogiéndose de hombros.

-¿Ninguna herida nueva?

Volvió a negar, sonriendo levemente bajo la máscara.

-Quítate la máscara.

Obedeció, se sacó la camiseta revelando su rostro.

Sakura le besó suavemente en los labios y con una mano acarició su torso.

-Te amo –susurró Kakashi contra sus labios.

-Lo sé. Soy genial –bromeó riendo.

-¿Tienes sueño?

-Son las cuatro de la mañana.

Sin decir nada bajó sus manos hasta el borde de la camiseta de pijama de Sakura y lo levantó dejando ver sus pechos.

-Quiero hacerte el amor.

-¿No es un poco tarde o un poco pronto para ello?

-No puedo esperar –confesó arrimándose a ella para dejarla notar su erección.

-¿Vienes así de la calle?

-Vengo así por pensar en ti.

-Pervertido.

-Te amo –repitió como si fuera la razón perfecta.

-Eso no cambia nada –bromeó sobre sus labios.

Pasó una de sus manos por dentro del pantalón de Sakura buscando su sexo.

-Necesito hacerte el amor.

-¿Lo necesitas?

Afirmó con la cabeza en respuesta.

-¿Qué ha pasado en la misión? –preguntó preocupada separándose de él.

No se podía negar que le conocía bien.

-Nada.

-Kakashi –le miró con seriedad y dureza.

-Toshiro –confesó con la voz ronca.

-¿Está bien? –preguntó asustada.

Con un nudo en la garganta que le impedía hablar optó por negar con la cabeza.

-Kakashi… -esta vez sonó mucho más suave y le abrazó fuerte contra ella-. Lo siento mucho.

La necesitaba.

Necesitaba sus caricias.

Giró sobre ella con violencia, para atraparla entre la cama y él.

-Te necesito –suplicó con la misma voz ronca de antes.

Sakura le miró con tristeza mientras acariciaba su pecho.

-Estoy aquí.

Se agachó sobre ella para besarla con suavidad.

-Abrázame –pidió tumbándose a un lado de ella.

Sakura no dijo nada, sólo le abrazó y acarició sus espalda en silencio.

Estaba roto. Una vez más algo se había roto en él. Un pedazito más que se descascarillaba. Uno de tantos.

-Estoy aquí –repitió Sakura en un susurro contra su oído.

Fue entonces cuando comenzó a llorar. Llorar como hacía mucho que no lloraba. Entre la calidez de sus brazos se sintió a salvo y protegido.

Protegido como nunca se había sentido. Lo suficiente como para derrumbarse, como para no fingir fortaleza, como para no fingir que todo iba bien y podría con lo siguiente.

Como para reconocer que, en ese instante, sólo ella merecía la pena.

Subió la cabeza, hundida en el pecho de ella, para acariciarla el cuello con sus labios.

Aspiró el olor de Sakura y cerró los ojos dejando que le inundara. Y de algún modo eso le calmó, y las lágrimas dejaron de salir.

-Te amo –susurró contra su cuello dejando que su mano se perdiera de nuevo dentro del pantalón de pijama.

-Yo también te amo –susurró ella de vuelta arqueándose ante la incursión de los dedos de Kakashi sobre su sexo.

Sin decir nada más, Kakashi recuperó la posición sobre ella y deslizo los pantalones y braguitas hasta los pies, que sirvieron de comienzo para un camino de besos y caricias hasta el vientre. Se acomodó entre las piernas de ella y acarició su estomago mientras rozaba con la nariz su ombligo.

-¿Qué sería de mi sin ti? –susurró besando bajo su ombligo-. Estaría perdido, o muerto.

-No digas tonterías –pidió ella con un nudo en la garganta-. No me gusta que digas esas cosas.

-Pero es cierto. Eres quien me mantiene con vida. En muchos sentidos –añadió levantando la mirada para verla.

Una mirada sincera y que transmitía demasiado sufrimiento.

-Has sobrevivido muchos años sin mi.

-Ni uno más –pidió besando su monte de venus y provocándola un escalofrío.

Ella pasó las manos por su cabello una vez más.

-No digas esas cosas, por favor –volvió a pedir.

-Sakura, no era nada antes de ti. Estaba vacío.

-Eres Kakashi Hatake, yo no diría nada.

-Toshiro tenía una familia. Una mujer y dos niños pequeños.

-¿Es una kunoichi?

Kakashi negó con la cabeza dejando que su barba de un par de días raspara el estomago de Sakura.

-¿Y qué va a pasar con ellos?

-No quiero que eso me pase a mí. No quiero dejarte sola con nuestros hijos.

-¿Entonces me vas a dejar ahora para que no suceda en un futuro? –preguntó medio en broma.

-Dejaré ANBU, nos iremos a vivir juntos y formaremos una familia. No más misiones suicidas.

-¿Qué?

-Nos casaremos, tendremos un par de enanos que correteen por casa.

-¿Hablas en serio?

Afirmó subiendo sobre el cuerpo de Sakura para besarla el cuello y los labios.

-¿Me estás pidiendo que me mude contigo? –le preguntó poniendo las manos sobre su pecho y separándole de ella.

-Te estoy pidiendo que te cases conmigo.

Sakura negó con la cabeza un segundo antes de besarle en la mejilla.

-Creo que estás afectado por lo que ha pasado, y es normal. Pero acuéstate, deja que pase la noche y lo verás de otro modo.

-No. No quiero verlo de otro modo. No quiero seguir yendo a misiones en las que la media de vidas perdidas es superior a los éxitos conseguidos. No quiero pensar que una noche te acostarás esperándome pero amanecerás sin mí. No quiero eso.

-Kakashi, lo entiendo, estás cabreado, Toshiro era un amigo y…

-Sakura no me estás escuchando. Te quiero a ti. Nada más.

Sakura se quedó en silencio mirándole por un par de minutos.

-Voy a dejar ANBU, mañana presentaré mi renuncia. Y está bien si no quieres estar conmigo –dijo rompiendo el silencio y levantándose de la cama-, si no quieres seguir con esto lo entiendo, en realidad nunca han sido más que encuentros nocturnos, he sido un idiota –se lamentó agachándose a por su camiseta y sus cosas.

-Voy a pasarte ese comentario sólo porque entiendo que estás jodido, pero ni se te ocurra irte por esa ventana –pidió levantándose cabreada.

Kakashi se giró para contestarla pero una mano sobre su boca le silenció.

-Nunca han sido sólo encuentros nocturnos, y lo sabes. Si nunca hemos salido juntos ahí fuera –dijo señalando más allá de la ventana-, ha sido porque los dos pensamos que era lo mejor, y quizás estábamos equivocados. Claro que quiero casarme contigo, irme a vivir contigo y formar una familia. Pero acaba de morir un compañero tuyo, vete a saber qué ha pasado y qué está pasando por tu cabeza, pero estás jodido, eso no puedes negarlo. No quiero que el día que me pidas que me case contigo sea un día que recordarás porque murió un amigo. Quiero que sea distinto, quiero que sea algo que has pensado tras una discusión conmigo, tras una tarde en que no hemos hablado porque nos hemos cabreado, porque querer casarte con alguien no es buscar consuelo en sus brazos, es querer estar entre esos brazos a pesar de que en ocasiones sea un cabezota o un idiota.

Kakashi la miró en silencio.

-Yo hoy puedo darte consuelo, puedo abrazarte, y puedo dejarte dormir en mi cama. Pero no puedo aceptar casarme contigo –dijo avanzando hasta él y abrazándole-. Yo esta noche puedo ser Sakura, tu compañera, tu pareja, tu amante, pero no tu prometida –añadió contra su pecho.

Kakashi la abrazó en respuesta antes de levantarla en volandas y llevarla de nuevo a la cama.

-Entonces mañana volveré a pedirte que te cases conmigo, después de llevarte a un restaurante barato y cutre en el que saludaré a todos nuestros amigos diciendo que eres mía, para que te cabrees con este idiota y te pases la tarde sin hablarme –bromeó besándola en los labios mientras se desabrocha el pantalón-. De momento voy a aceptar la oferta de que esta noche seas mi amante –añadió colocándose entre sus piernas-. Necesito hacerte el amor.

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NdA. Retomaré las peticiones cuando me libre de algo de trabajo. Ahora como mucho puedo escribir algo que me viene a la cabeza mientras trabajo, para no olvidarlo.