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No quiere verte

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Se arrastró hasta la puerta y llamó. Era absurdo tener que llamar en vez de entrar directamente, pero sentía que debía hacerlo así.

Espero pasándose las manos con gran nerviosismo por el pelo revolviendo la, ya de por sí, gran despeinada melena plateada.

-Hola –dijo un chico de cinco años mirándole cabreado.

-Hola –saludó intentando entrar sorteando al niño.

-¿A dónde crees que vas? –preguntó el chico cruzándose de brazos y con el gesto más serio del que era capaz.

-Necesito hablar con tu madre.

-No –sentenció firmemente y con un gesto que no daba lugar a dudas.

-¿Eh?

-Ella no quiere que entres. No quiere verte por aquí. Lo dijo.

-Sé lo que dijo. Pero necesito hablar con ella. Déjame pasar.

-No.

-Vivo aquí.

-Ahora mismo no.

Kakashi abrió los ojos de par en par ante esa afirmación y la negativa rotunda del niño a dejarle entrar.

-Me hizo prometer que no te dejaría pasar mientras estuviera fuera comprando –explica el chico.

-No está fuera. Puedo oírla en la cocina. Aparta enano –pidió, consiguiendo mover un poco al muchacho con cuidado.

-¡Qué no! –gritó agarrándose a una de las piernas de Kakashi para detenerle.

Kakashi se rió y dejó escapar un largo suspiro.

-¿Ni por una bolsa de chuches? –preguntó el shinobi haciendo balancear entre sus dedos una bolsa llena de chucherías.

El chico miró con cara de sufrimiento.

-No. Ni por una bolsa de chuches –anunció apartando la mirada.

Kakashi bajó la mirada y sonrió bajo la máscara. En ese momento Buru se dejó ver a lo lejos, en el salón.

-¿Buru? Buru ven aquí por favor –pidió Kakashi desde la puerta.

El ninken le miró con desgana y pasó de largo. Kakashi negó con la cabeza antes de dejar escapar otro largo suspiro.

-¿Sakura? –gritó intentado que le escuchara.

-No puede oírte –dijo el chico volviendo a cruzarse de brazos y sonriendo por haber conseguido detenerle.

-¡Sakura!

-Ya te he dicho que no puede oírte. Y no quiere verte por aquí. Ni hablar contigo.

-Creo que exageras un poco –dijo mirándole incrédulo.

-Tampoco me deja hablar contigo.

-¿Y eso por qué?

-Dice que no se callarme las cosas.

-Aja –sonrió poniéndose de puntillas a la altura del chico-. Mira, es importante. Necesito hablar con tu madre.

-Lo siento, pero hoy no hay nada más importante que esto –sentenció el niño dando un pisotón en el suelo cual juez con un martillo.

-Me alegra que pienses que no hay nada más importante que… esto –dijo levantándose y moviendo las manos para abarcar un espacio sin acotar que representaba el "esto"- pero como Hokage sí que existen otras cosas más importantes que "esto" –repitió haciendo el mismo gesto- y que me obligan a hablar con tu madre a pesar de todo.

-¡Cariño, pensé que habías dicho que me ayudarías! ¿Vienes? –gritó Sakura desde la cocina.

Kakashi dio un paso metiendo medio cuerpo en el apartamento.

-¡Se refiere a mi! –gritó el chico dándole un empujón que no le movió lo más mínimo pero que le hizo detenerse.

-Lo sé. Mira campeón –dijo volviendo a arrodillarse frente al chico- haremos un trato: Yo prometo no entrar, pero tú vas a buscarla y la traes, ¿ok?

-Pero es que ella dijo que no quería verte –respondió con un puchero el niño, dejando, por primera vez, a un lado la faceta de chico duro y seguro de lo que hacía.

Kakashi pasó una de sus manos por la melena del chico y sonrío cariñosamente.

-Seguro que puede hacer una excepción. Dile que es importante, que ha venido el Hokage, no Kakashi.

-¿Seguro? –preguntó nervioso mirándole a los ojos.

-Seguro.

Kakashi se incorporó y retrocedió el paso que antes le había dejado con medio cuerpo dentro, para cumplir su promesa de mantenerse fuera de la casa.

-Está bien, iré a decírselo –concedió el niño y se alejó.

-¡Oye! –le llamó Kakashi desde la puerta cumpliendo su promesa- ¿No vas a darle un beso a tu padre?

El chico se paró de golpe, se giró sobre sus talones y corrió de vuelta a la entrada. Sonrío y se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla a Kakashi, que se acuclilló para ponérselo fácil.

-Venga, avisa a mama –pidió Kakashi dándole un suave azote en el culo.

El niño volvió a correr hacía el interior de la casa. Kakashi sin cruzar el umbral se asomó y vio sobre la mesita de la entrada un cuenco con caramelos. Miró el pasillo por el que su chico había desaparecido y metió la mano para tomar un par de caramelos.

Desenvolvió uno, se bajó la máscara y lo metió en su boca antes de volver a subirla.

En ese momento apareció Sakura, con cara de pocos amigos, con una camiseta de jounin demasiado grande, algo desgastada y remangada hasta los codos.

-¿Qué haces aquí? Ya te dije que no te quería por aquí –dijo molesta.

-Perdona –se disculpó Kakashi sonriendo y rascándose la nuca nervioso.

-¿Qué es eso de que ha venido el Hokage y no Kakashi? –se detuvo un par de pasos antes de llegar a la puerta y se cruzó de brazos como hiciera su hijo.

-Vamos, vamos. No creo que sea para tanto. ¿No vas a darme ni un beso?

-Estoy llena de harina –sentenció como la mejor de la excusas.

-Entonces déjame que te lo dé yo a ti –pidió dando un paso hacía el interior.

Sakura levantó una mano con el dedo índice apuntando hacía arriba a modo de advertencia para que se detuviera.

-No se te ocurra entrar.

-Está bien, está bien –concedió Kakashi retrocediendo.

-¿A qué has venido? –preguntó relajándose un poco la pelirrosa.

-Tengo una gran noticia para ti.

-¿Y no puede esperar? Tengo bastante jaleo hoy.

-Ya lo veo –dijo sonriendo y mirándola de arriba abajo evaluando cuánta harina llevaba encima-. En realidad no puede esperar. Necesito que firmes esto cuanto antes –pidió sacando un pergamino de la bolsa del cinturón.

-¿Qué es? –preguntó curiosa Sakura, tomándolo y desenrollándolo.

-Es el contrato por el cual te convertirás en la nueva directora del hospital. Tsunade lo ha redactado y preparado sólo a falta de tu firma.

Sakura abrió los ojos de par en par y por un momento sus piernas le fallaron provocando un pequeño traspiés. Kakashi olvidó la promesa de no entrar y dio un gran paso para sujetarla por los codos.

-¿Estás bien? –preguntó preocupado y obligándola a recostarse contra su pecho- ¿vamos al hospital? –en su voz un nerviosismo inusual hizo reír a Sakura.

-No. No es eso, tonto. Sólo ha sido la sorpresa.

-¿Seguro? –preguntó Kakashi tocando el abultado vientre de Sakura y acariciándola el cuello con la otra mano.

-Seguro. Explícame eso de "directora del hospital" –pidió Sakura dejándose mimar por Kakashi-. ¿Por qué no me habías dicho nada antes?

-No sabía nada hasta hace un par de horas. Tsunade lo guardaba en secreto.

-¿Y tiene que ser justo hoy? –preguntó en un tono casi triste.

-¿Y por qué no? –preguntó a su vez Kakashi riendo.

-Porque hoy es tu día. Las sorpresas te las tienes que llevar tú, no yo.

Kakashi se rió suavemente sin dejar de acariciar el vientre de Sakura.

-¿Qué mas da eso?

-Así es imposible preparar una tarta ni nada. Y si encima vienes, ni siquiera podremos decorar la casa. Podías haber mandado a cualquier otra persona.

-No hace falta que prepares nada. Y por lo de venir a casa… quería darte yo la noticia. Además tienes un pequeño ayudante que cumple muy bien su cometido. No iba a dejarme entrar ni a cambio de una bolsa de chuches.

-¿Le has traído chuches? –preguntó algo molesta Sakura.

-Claro. Sé cómo se pone cuando se prepara una sorpresa en casa. Es imposible. Necesitaba algo con lo que sobornarle. Pero no ha funcionado –explicó bajándose la máscara para besar el cuello de Sakura donde había estado acariciándola.

La mano que aún reposa sobre el vientre sube hasta cubrir uno de los pechos de Sakura.

-Para. Puede vernos cualquiera –dijo sonrojándose.

Kakashi, sin soltarla y de una suave patada, cerró la puerta de la entrada.

-Puede venir en cualquier momento.

-¿Hum? –consiguió gruñir a modo de pregunta pasando una de sus manos bajo la camiseta de Sakura.

-Tu hijo. Sakumo está en casa. ¿Te lo recuerdo?

-Está entretenido en la cocina.

-Kakashi… -dejó escapar casi en un gemido que encendió más al shinobi-. Kakashi tengo mucho que hacer.

-Lo sé, lo sé –admitió sin dejar de besarla el cuello-. Pero estás preciosa, no puedo evitarlo.

-Tendrás que evitarlo. Además, no seas pelota, no estoy preciosa. Estoy enorme –dijo con la voz entrecortada y poniendo los ojos en blanco por el placer de las caricias-. Detente.

-¿Segura? –preguntó el ninja bajando sus manos hasta las caderas de Sakura y dejando que una de ellas se colara por debajo del elástico del pantalón.

-Sí –resolvió haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad y separándose de Kakashi-. Ya te lo dije. Hoy no puedes venir por aquí. Tengo mucho que hacer si quiero tenerlo todo listo para esta noche.

Sakura le miró desafiante y se acomodó la camiseta que Kakashi había levantado buscando sus pechos. Éste sonrió mostrando una blanca y perfecta dentadura.

-Está bien. Esperaré hasta esta noche. ¿Serás mi regalo sorpresa? –preguntó Kakashi mirándola con picardía.

-Si ya lo sabes no es sorpresa –gruñó Sakura cruzándose de brazos de nuevo.

-Me haré el sorprendido.

-Vete –pidió señalando fuera de la casa.

-Me voy. Léete el contrato, fírmalo y házmelo llegar al despacho.

-Lo haré. Pero vete –insistió Sakura.

Kakashi se acercó hasta ella para robarle un beso antes de ponerse la máscara de vuelta su sitio.

-Te quiero –dijo saliendo por la puerta-. Por cierto, dile al enano que no se pase. No me has echado de casa, sólo estáis preparando alguna rara y loca sorpresa por mi cumpleaños –comentó dándose la vuelta para volver a mirarla y sujetándose del marco de la puerta para asomar la cabeza dentro del apartamento.

-¿A qué viene eso? –preguntó Sakura confundida y empujándole fuera.

-Me ha dicho que no vivo aquí. Y pareciera estar defendiendo tu honor como si yo hubiera cometido el peor de los errores que un marido pudiera cometer.

Sakura rompió a reír sin dejar de mirarle.

-Ya sabemos de parte de quién se pondría si haces algo malo –comentó riendo.

-Claro que se pondría de tu parte. Le concedes todos los caprichos.

-Mira quien habla. El que ha traído una bolsa de chuches para sobornar a su propio hijo –respondió Sakura en tono de fingida molestia.

Kakashi rió suavemente y la volvió a tomar por la cintura antes de besarla suavemente, y a través de la máscara, en la nariz.

-Esta noche no te escapas –declaró antes de soltarla y desaparecer en una nube de polvo y hojas.

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PD: yomii20, no es exactamente un "kakasaku + ninken + hijos" pero creo que quedó chulo y está dentro de la línea.