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金曜日 / kinyoubi

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La tomó por el cuello y se acercó a ella para darle un suave beso en los labios.

Sakura se puso de puntillas para ayudarle y se agarró a su camiseta cerrando los ojos para simplemente disfrutar de la sensación y olvidarse de las obligaciones por unos segundos.

Cuando él se separó ella seguía con los ojos cerrados y agarrada con fuerza a la camiseta. Lamentaba que el beso se hubiera acabado.

-Vamos –pidió Kakashi tomándola por las muñecas.

-¿Ahora? –preguntó confusa.

-Sí. Ahora.

-¿Por qué? No hay prisa.

-Venga –repitió tirando suavemente de ella.

-Espera. Por favor. Aún no.

-¿Esperar a qué?

-¿A que el mundo se termine? –preguntó en una mezcla de miedo e inseguridad.

-Sakura, tranquila, no va a pasar nada.

-No estés tan seguro de ello.

-Cuanto antes mejor.

-Por favor, sólo un par de días más. Deja que me haga a la idea.

-Llevamos así casi dos meses.

-No cuenta, has estado fuera tres semanas.

-Quise hacerlo antes de irme, pero me pediste que esperara.

-Dos días. Sólo dos días más.

Kakashi la miró con detenimiento.

-El viernes. Ni un día más. Lo haré lo quieras o no.

Sakura sonrió sin poder ocultar cierto nerviosismo.

-Te lo prometo.

-o-

-Dámelo a mí, yo puedo cargar todas las bolsas sin problema mama. Tú debes descansar. Últimamente siempre te quejas de que te molesta la espalda, así que sólo dime qué quieres y yo lo cogeré por ti –pidió Sakura tomando las bolsas de la compra que cargaba su madre.

-Lo que digas cariño, pero si es mucho, dímelo y llevaré alguna.

-No te preocupes por mí. ¿A dónde vamos ahora?

-Necesito algunas flores para el jardín, vayamos a la tienda de tu amiga.

-Perfecto. ¿Y qué tenías pensado comprar? ¿Rosas? ¿Amapolas? ¿Algún bonsái?

-Mira Sakura, ¡el Hokage! –gritó de pronto Mebuki.

-¿Qué?

-Tu maestro, ¡allí! Saliendo de esa librería.

-Ah, bueno, déjale.

-No. Vamos a saludarle, rápido –pidió tirando de ella en dirección a Kakashi.

-Mama no puedo correr, llevo mil bolsas.

-Déjalas en el suelo, da igual. Vayamos a saludar al Hokage.

-Le tengo muy visto mama, no necesito saludarle.

-No digas eso –le regañó su madre dándole un manotazo en el hombro-. Es el Hokage, un respeto.

-Es Kakashi.

-Es el Hokage.

-Es lo mismo, mama.

-¡Hokage-sama! –gritó Mebuki girándose hacia Kakashi.

Kakashi levantó la vista del libro que había comprado y miró en su dirección.

Una gran sonrisa se dibujó bajo la máscara. Saludó levantando una mano y se encaminó hacia ellas.

-Buenos días señora Haruno –saludó haciendo una reverencia-, señorita Haruno –añadió sonriendo en su dirección.

-Hokage-sama, que placer verle. Hacía mucho que no le encontraba por las calles. Siempre está usted tan ocupado, supongo –comenzó a comentar Mebuki, para pesar de Sakura.

-Sí. Muy ocupado, por eso será mejor dejarle en paz, mama –interrumpió Sakura.

-Oh, tranquilas, ahora mismo tengo algo de tiempo libre.

-¿Seguro? No querría impedirle hacer su trabajo –aseguró la madre de Sakura con total sinceridad.

-Seguro.

-En ese caso no queremos molestarle en el único rato que tiene libre, ¿verdad mama?

Mebuki miró a Sakura confundida, y luego pasó su mirada a Kakashi, intentando adivinar si de verdad supondrían una molestia para el Hokage.

-No molestan. Siempre es un placer encontrarme con usted, señora Haruno –aseguró haciendo gala de una cordialidad que Sakura nunca había visto antes.

-Es usted tan agradable Hokage-sama.

-Sólo Kakashi, por favor.

-Oh, no, no. No podría. Es usted el Hokage.

-Pero nos conocemos de hace tanto tiempo, para mi son como familia –aseguró Kakashi mirando a Sakura, que miró rápidamente a otro lado intentando ocultar un rubor en sus mejillas.

-Vámonos mama. Cerraran la floristería.

-Sakura no seas así con el Hokage.

-Es Kakashi mama, le conozco desde que tenía doce años. Conozco algunas de sus peores costumbres. No puedo verle con los mismos ojos que el resto de la aldea. Si hasta venía leyendo uno de esos libros hentais que le gustan a él

-¡Sakura! Es el Hokage, ¡esa boca!

Kakashi miraba a las dos mujeres sin poder dejar de sonreír bajo la máscara.

-¡Pero si no he dicho nada que no sea verdad!

-Hokage-sama, le pido que disculpe a mi hija. Ya sabe cómo es. A veces no hay quien pueda con ella.

-Ya lo sabe mama.

-Eso he dicho.

-La floristería cerrará, vámonos.

-Ni siquiera le has saludado –aseguró su madre mirándola con dureza.

Sakura miró a su madre por un segundo, luego miró a Kakashi con seriedad. Éste le devolvió la mirada.

-Buenos días, Kakashi.

-Oh, Kami-sama, al menos dile "sama", aunque no uses el título de Hokage, no puedes no usar el "sama". Sakura yo no te he educado así –se quejó la madre con sufrimiento.

Kakashi dejó escapar una carcajada.

-No se preocupe señora Haruno. Sakura ya me tiene acostumbrado a esto.

-No me diga eso. Es aún peor. Pensé que sólo estaba teniendo una mañana tonta. Pero si dice que es así siempre… que horrible.

-No soy así siempre, no mientas. ¡No le digas eso a mi madre!

-Casi siempre –se corrigió Kakashi riendo.

-Hokage-sama, le pido en nombre de mi hija que la disculpe.

-No tienes porqué hacer eso madre.

-Sí. Sí que tengo porqué. Eres una maleducada.

-No lo soy.

-Señor, sé que lo que voy a decirle debería venir de parte de mi marido y no mía, pero no le molestará –con esta afirmación Mebuki se ganó la completa atención de Kakashi y Sakura, que la miraron fijamente-, pero… ¿nos haría el honor de venir a cenar mañana viernes a casa? Quiero poder disculparme como es debido por el comportamiento de mi hija. Sé que usted siempre come solo y que no necesita que nadie le haga la cena, pero no hay mejor comida que la de una madre… bueno quizás la de la mujer de uno, pero usted tampoco está casado, así que-

-¿Mama pero qué dices? –preguntó Sakura interrumpiendo su discurso-. No le hagas caso –pidió girándose hacia el Hokage.

-Yo… -comenzó Kakashi dubitativo.

-Por favor, será un gran honor poder cocinar para usted. Sakura podrá disculparse debidamente y mi marido tiene muchas ganas de verle. Diría que desde que es Hokage nunca ha pasado por casa.

-¡Mama! No puedes invitarle a cenar a casa –aseguró Sakura tomándola por el brazo para enfatizar sus palabras.

-Sí que puedo –aseguró soltándose-. ¿Vendrá?

-¿Mañana? –preguntó Kakashi.

-Eso es.

-Bueno, lo cierto es que recuerdo como deliciosos todos sus guisos.

-Sí. ¿Cuál es su favorito? Lo prepararé.

-¡NO! –afirmó Sakura.

-El de cerdo –aseguró Kakashi haciéndole caso omiso.

-Entonces haré el de cerdo.

-En verdad quería pasar por su casa este viernes –aseguró Kakashi sonriendo con sus ojos.

-¿Por nuestra casa? ¿Sucede algo? –preguntó asustada Mebuki.

-Nada malo. Pero como usted misma ha dicho: hace mucho que no les veía, y quería hablar con usted y su marido.

-Entonces no se hable más –sentenció feliz-. Le esperamos mañana en casa, sobre las seis.

-Allí estaré. Muchas gracias.

-Kakashi… -Sakura intentó cargar su nombre de reproche, pero sólo llegó un susurro lastimero.

-Que tengan un buen día –deseó Kakashi antes de girarse para continuar su camino.

-Igualmente –respondió Mebuki sonriente-. Es tan agradable. Y tan agradecido. Es todo un ejemplo. Es un gran Hokage. No quiero decir que sea mejor que Tsunade-sama, también le debemos mucho a ella, con todo lo que te enseñó y demás, pero el sexto es tan apuesto y de buenas maneras… Una lastima que todavía no haya encontrado a una mujer. No lo entiendo. Si yo fuera joven… Quizás debería presentarle a la hija de Nozomi.

-¡Madre!

-¿Qué? ¿Acaso no es una mujer encantadora? Seguro que haría feliz al Hokage. Y además es muy guapa. Debe tener su edad.

-No mama. No presentarás a nadie.

-Podría invitarla a cenar mañana.

-¡NO!

-Pero ella es perfecta para él.

-Quizás él no sea apropiado para ella.

-Pero si es perfecto. Agradable, inteligente, guapo. Y el Hokage. No hay mejor hombre en la aldea.

-Madre, es todo un papel, Kakashi es un vago.

-Sakura, hija mía, cualquiera diría que le odias.

Ante ese comentario un nuevo rubor apareció en las mejillas de Sakura, que se giró para recoger todas las bolsas y evitar ser vista.

-Vamos mama, o cerraran la floristería.

-Luego pasaremos por casa de Nozomi.

-No mama. Te prometo que si invitas a Nami a la cena yo misma no apareceré por ahí.

Mebuki miró a su hija sorprendida.

-Esta bien. En otra ocasión.

-Gracias. Y ahora vayamos antes de que cierren.

-o-

-Entonces… ¿vendrás mañana? –preguntó Sakura sin dejar de revolver unos cuantos papeles que se encontraban sobre el escritorio del Hokage.

-Claro. Dije que iría. No puedo faltar a mi palabra.

-Siempre puedes decir que tienes trabajo.

-Creo que tú y yo habíamos quedado en algo sobre este viernes.

-No hablas en serio –por primera vez se detuvo y dejó los papeles para mirarle fijamente.

-¿Cómo?

-¿Durante la cena?

-Sí.

-No, Kakashi, no en la cena.

Kakashi se levantó y rodeó la mesa para colocarse a la espalda de Sakura. Ésta giró para poder mirarle a los ojos.

-¿Cuál es el problema? ¿No estás segura de esto? –preguntó Kakashi tan cerca de ella que se vio obligada a sentarse sobre el escritorio para poner un poco de distancia entre ambos.

-No. No es eso.

-¿Seguro?

-Seguro.

-¿Entonces?

-No sé. Mis padres te adoran, pero…

-¿Crees que no me aceptarán?

-No. Claro que te aceptarán. Yo…

-¿Qué piensa esa cabecita tuya?

-No sé. Me gusta esto.

-¿Esto? –preguntó confuso.

-Me gusta esto, que sea nuestro secreto, que nadie lo sepa. Es algo nuestro, de nadie más. No llevamos ni dos meses juntos.

-Sí. Pero debes entender que-

-Y a penas me tocas porque tienes esa tonta idea de que mis padres tienen que saberlo antes de que suceda nada –le cortó ante de que pudiera decir nada-. Pero es sólo nosotros. Nadie lo sabe, nadie puede…

-¿Puede qué?

-¿Juzgarnos?

Kakashi dejó escapar un largo suspiro. La miró sonriendo con tristeza y llevó una de sus manos hasta la melena rosada para acariciarla.

-No puedo prometerte que no vaya a haber nadie que piense que esto no está bien. Pero no dejaremos que eso nos moleste. Tu familia, nuestros amigos… ellos lo entenderán. No tienes que preocuparte por nada.

-Lo sé –aseguró sonriendo-. Lo sé.

-Sólo quiero hacer las cosas bien.

-Ya nadie va corriendo a sus padres a pedirles permiso para empezar una relación.

-Mmmm, llevas razón.

-¿Entonces no se lo dirás? –pregunto esperanzada.

-Sí. Sí se lo diré.

-Pero acabas de decir que tengo razón.

-Sí. La tienes. Pero supongo que estoy chapado a la antigua.

Sakura dejó caer su cabeza contra el pecho de Kakashi en señal de rendición. Él dejó escapar una carcajada y permitió que su mano acariciara el cuello de ella con suavidad intentando darla ánimos.

-Vamos, te invito a comer –sugirió.

-No tengo hambre –aseguró tirando de él para acercarle y abrazarse a su cintura-. Bésame –pidió sonriendo contra su camiseta.

Kakashi sonrió bajo la máscara antes de separase de ella y levantarla por la barbilla para mirarla fijamente.

-No me vas a engañar otra vez.

-¿De qué hablas?

-Ya conozco tus formulas.

-No sé de qué hablas.

-Empiezas pidiendo un beso y terminas quitándome la camiseta.

-¿Y dónde está el problema? –preguntó sonriente bajándole la máscara.

Kakashi sacudió la cabeza intentando sacarse alguna idea.

-¿Ramen? –preguntó girándose para darle la espalda mientras se subía la máscara.

Sakura no respondió, le rodeo con sus brazos a la altura de la cintura y dejó que sus piernas le rodearan también. Después introdujo una de sus manos dentro del pantalón para acariciarle sobre el calzoncillo.

Kakashi suspiro profundamente de nuevo.

-Sakura por favor.

-¿Qué?

-No puedo hacer esto.

-¿No quieres?

-No puedo.

-No veo porqué –comentó metiendo la mano por dentro del calzoncillo-. De hecho, parece que sí que puedes –aseguró notando como reaccionaba a sus caricias.

Kakashi cerró sus ojos dejando escapar un suave gemido. Ella sonrió y besó su espalda.

-Mis padres no tienen que darte permiso para esto. No soy una niña –afirmó dejando que su otra mano se colara también bajo el pantalón.

-No se trata de eso –aseguró reaccionando y cogiéndola por las muñecas para detenerla.

-Sí que se trata de eso. Es exactamente lo que quieres hacer. Pedirles permiso para acostarte con su hija.

-No. Quiero mostrarles mi respeto dejándoles saber que quiero tener una relación con su hija.

-Eso es de viejo. Además, ya la tienes. Llevas casi dos meses en una relación conmigo, incluso nos hemos besado. Lo único que no hemos hecho es esto –afirmó señalando lo obvio.

-En ese caso seré directo, y le diré que estoy pidiendo permiso para acostarme con su hija –bromeó marcando el mismo verbo que ella usara y girándose para mirarla a la cara.

-Seguro que te dirán que no hay ningún problema –respondió ella riendo.

-Seguro. Tu padre saltará de alegría cuando le diga que voy a que me den permiso para follarme a su hija y a cenar.

-¡Ves! Hasta tú reconoces que suena absurdo.

-Sólo cuando tú lo dices –aseguró antes de bajarse la máscara e inclinarse sobre ella para besarla.

Sakura no dijo nada más, cerró los ojos y disfrutó de lo poco que podía conseguir de él. Al menos de momento.

-o-

-No sé, ¿quieres ir a ver qué hacen Shikamaru y Choji? –preguntó Ino del brazo de Sai.

-Si es lo que quieres –respondió éste con una gran sonrisa.

-Sí. Estaría bien pasar a salu—

No pudo terminar la frase cuando alguien tiró de ella arrastrándola hasta un callejón oscuro y apartado.

-¿Qué diablos? –gritó cuando la lanzaron contra una pared.

De pronto Sakura apareció ante sus ojos.

-Demonios frentezota, eres tú. ¿Qué leches te pasa?

-Júrame por tu madre que no le dirás nada a nadie –susurró pegándose a ella.

-¿Qué te jure qué?

Sakura asomó su cabeza a la calle principal buscando posibles espías.

-¡Júramelo! –exigió volviendo a su lado.

-Te lo juro. ¿Qué te pasa? ¿Te volviste loca?

-Estoy saliendo con Kakashi, pero nadie lo sabe, así que no puede salir de aquí.

Ino la miró completamente sorprendida por unos segundos.

-Sí. Definitivamente te volviste loca.

Sakura volvió a asomarse a la calle principal. Nadie. Ni siquiera Sai parecía saber que estuvieran allí.

-Te lo juro cerda.

-¿Kakashi y tú?

-Sí.

Ino la miró de arriba abajo esperando que confesara que estaba bromenado, pero no pasó. Y a juzgar por el nerviosismo de Sakura parecía ser verdad.

-¡Genial! Soy la mejor amiga de la mujer más influyente de Konoha. Ohhhh, podremos hacer tantas cosas juntas.

-¿Qué dices? ¿No me escuchas? Kakashi y yo.

-Eso digo. Estás saliendo con el Hokage. Siempre supe que eras más inteligente de lo que aparentabas, no me refiero en la medicina, eso era obvio, hablo de lo social, las relaciones sociales y eso. Has apuntado alto. Es lo mejor. Tendremos acceso a todos los archivos, y podrás manipularle para conseguir lo que queramos.

-No. No es algo genial. Es horrible.

-¿Horrible? ¿De qué hablas?

-Quiero decir, no horrible, pero no es genial.

-¿Qué pasa? ¿Acaso no te gusta?

-Si me gusta. Me encanta. Pero…

-¿Pero qué?

-Oh Kami. Digamos que es un poco anticuado.

-¿Anticuado? –preguntó poniendo una mueca.

-Sí.

-¿Qué significa eso?

-Significa que llevamos casi dos meses y sólo me ha besado.

Ino abrió los ojos sorprendida, aguantó la risa por unos segundos y luego estallo en carcajadas.

-¿En serio? ¿Cuál es la idea? ¿Un mínimo de veinte citas antes de llevarte a la cama?

-No te rías. Es todavía peor.

-¿Peor? ¿Tenéis que casaros?

-No.

-Nena, no hay nada peor que tener que casarse antes de saber si la mercancía es buena.

-Sí que lo hay. Quiere hablar con mis padres.

-¿Hablar con tus padres? ¿Te refieres…

-Quiere contarle a mis padres que estamos en una relación y qué sé yo, ¿pedirles permiso?

-¿Permiso para acostarse con su hija?

-¡Eso mismo le dije yo!

-¿Y qué dijo?

-Que no era eso. ¿Qué hago?

-¿Qué haces? ¿Por qué no le seduces y le llevas hasta tu cama?

-¿Crees que no lo he intentado?

-¿Y qué ha pasado?

-Nada. No ha pasado nada. Me ha dado un beso en la frente y me ha mandado a dormir.

-No me lo creo. Pero si es un pervertido, siempre con esos libros…

-Eso también se lo he dicho yo.

-¿Y qué te dijo?

-Que no es un pervertido. Y que los libros son románticos.

-Mira que si es verdad…

-Pero si son de Jiraiya, ¡qué van a ser románticos!

-Cierto. ¿Entonces?

-¿Entonces qué?

-¿Qué piensas hacer?

-Eso te pregunto yo. ¿Qué hago?

-¿Cómo empezó todo?

-¿Qué cómo empezó? ¡Qué más da eso! Intento evitar que hable con mis padres.

-Quizás si entiendo cómo se fijo en ti, pueda ayudarte.

Sakura le miró desconfiada. Luego volvió a asomarse a la calle principal.

-Me habló de Sasuke, y de que superaría todo, que sólo necesitaba tiempo.

-¿Sasuke? ¿En serio? ¿De dónde salió el tema?

-Sabes que vino a la aldea hace dos meses. Sasuke me confesó que estaba con Karin. Y bueno, Kakashi se enteró, y pensó que yo estaría mal, así que simplemente me habló de ello. Supongo que se preocupaba por mí.

-Qué fuerte. ¿Y entonces qué pasó?

-Entonces le dije que no se preocupara, que yo no sentía nada por Sasuke desde hacía muchos años, aunque es cierto que quizás me había costado darme cuenta de ello.

Un ruido la hizo detener su relato, se asomó a la calle buscando su procedencia. Un gato había tirado un cubo de basura. Se quedó mirando unos segundos esperando por si alguien se acercaba a recogerlo. Pero no fue así.

-¿Y entonces? –preguntó Ino tirando de ella para que dejara de mirar a la calle.

-Entonces me dijo que se alegraba. Y que lamentaba mucho cómo se había portado Sasuke conmigo; dándome esperanzas antes de irse de la aldea.

-¿Te dio esperanzas? Eso no me lo contaste frente de marquesina.

-No fue nada. Sólo me dijo que volvería y me dio ese estúpido golpecito en la frente. Es cierto que en aquel momento yo me ilusione. Pero con los meses me di cuenta de que sólo había sido una tontería.

-Bueno, y entonces… ¿qué pasó? ¿Cómo se llega de un "siento que te hayan roto el corazón" a "si quieres te doy el mío que palpita por ti cada día".

-No seas tonta cerda, no fue así.

-¿Entonces cómo fue? –preguntó intrigada.

-Pues le dije que no se preocupara, que Sasuke tampoco había hecho nada malo.

-Hombre, algo hizo…

-No conmigo.

-Si tú lo dices.

-El caso es que dijo que todo el mundo parecía querer perdonar a Sasuke a la primera y que aceptábamos que volviera a la aldea como si nunca hubiera pasado nada.

-Es cierto. Yo tampoco lo entiendo –aseguró Ino dejándose llevar por otra línea de pensamientos.

-¡Ino! Mi historia.

-Eso, entonces, ¿qué pasó?

-Pues le dije que era normal, que al final era un Uchiha, uno de los nuestros. Y el asintió en silencio y pareció triste.

-¿No quiere al Uchiha en Konoha?

-No es eso.

-¿Entonces qué era?

-Le envidiaba.

-¿Envidiar al Uchiha? ¿Por qué?

-Decía que Sasuke tenía todo lo que quería, y todos le querían a pesar de lo que había hecho. Pero que él nunca podría tener lo que quería.

-¿Se refería a ti?

-En ese momento no lo sabía. Así que le pregunté qué le pasaba, y porqué estaba triste. Me dijo que no podía decírmelo, pero ya sabes cómo soy.

-Una cabezona. Sí. Lo sé.

-Así que durante días fui muy pesada con él. Hasta que en un momento dado me dijo que lo que él quería nunca podría tenerlo, porque mucha gente no podría entenderlo. Yo le dije que eso era una tontería y que si quería algo, no lo pensara más, y fuera a por ello. En aquel momento pensé que se refería a dejar de ser Hokage, siempre anda quejándose de ser Hokage, sé que era más feliz siendo un simple shinobi, yendo a misiones, además sabes que-

-Sakura, al grano.

-Bueno, pues me dijo que llevaba razón, que no podía aguantarse más. Se puso delante mía y me contó que estaba enamorado de mí desde hacía años. Que no podía seguir con el secreto. Entendía que era una locura y que sus posibilidades eran nulas, pero que tenía que seguir mi consejo y sincerarse conmigo.

-¡Qué fuerte! No me lo imagino. ¿Y entonces? ¿Qué hiciste?

-Nada. No me esperaba algo así.

-¿No hiciste nada? –Sakura respondió negando con la cabeza- ¿Y qué hizo?

-Me preguntó qué pensaba.

-¿Y qué le dijiste?

-Que no sabía qué decir.

-Eres lo peor frentezota. Retiro lo de que eres más inteligente de lo que pareces. No lo eres. Eres lo peor en las relaciones sociales.

-Bueno, ¿qué querías que dijera? No esperaba algo así.

-Bueno, podría haber sido peor, podrías haberle arreado uno de tus supergolpes.

Sakura miró arrepentida a Ino.

-¿Por qué no lo hiciste? ¿Verdad? –preguntó la rubia asustada por la posibilidad.

-No. No lo hice.

-¿Entonces qué pasó? ¿Cómo se llega de tu silencio a estar saliendo juntos?

-Bueno yo…

-¿Tú qué?

-Yo no dije nada, pero subí mis manos hasta su máscara y se la baje.

-¿¡QUÉ!? ¿Qué le bajaste la máscara?

-Bueno, no sé, me salió así.

-Retiro haber retirado lo de que eres más inteligente de lo que pareces. Lo eres. ¿Le bajaste la máscara a Kakashi? Kami-sama. ¿Y entonces?

-No sé. Fue todo muy rápido.

-¿Os acostasteis?

-¡CERDA! Te estoy diciendo que no quiere hacer nada hasta hablar con mis padres.

-Es cierto, es cierto. Lo había olvidado. ¿Entonces?

-Bueno, nos besamos.

-Ooooohhh, qué fuerte. Cuenta, ¿fue un beso pasional?, ¿te pegó contra la pared y te dejó sin respiración?

-No. Fue algo tierno.

-Dame detalles –exigió Ino frustrada por la lentitud del relato.

-No sé. Él me tomó por la cintura, yo le acaricié el pelo, y entonces se acercó despacio y me besó.

-¿Eso es todo?

-No sé, ¿qué más quieres?

-Sexo.

-Ya te he dicho que no.

-¿Y después del beso qué?

-Bueno duró unos minutos.

-Estuvisteis besando unos minutos cómo unos adolescentes, bien, ¿y luego?

-Luego estuvimos hablando.

-¿De vosotros?

-Sí. Bueno, me contó que realmente no sabía cuando se había enamorado de mí, que simplemente se había dado cuenta con todo lo de Sasuke. Y que nunca esperó que yo le correspondiera.

-Qué fuerte me parece todo, frentezota. ¿Entonces estás enamorada de él?

Sakura afirmó en silencio.

-¿Y qué vais a hacer?

-No lo sé. Él quiere contárselo a mis padres. Yo no.

-Bueno, vas en serio con él, ¿no?

-Sí.

-¿Entonces qué más da? Tendrás que contárselo en algún momento.

-Eso dijo él.

-Claro. No es tan malo. Mis padres apenas gritaron cuando les dije que estaba con Sai.

-Pero es distinto cerda. Sai es de nuestra edad.

-Sakura, tus padres adoran a Kakashi.

-Le adoran como Hokage y profesor de su hija. ¿Qué pasará si no aceptan nuestra relación?

-Lo harán. No hay motivos para que no sea así.

-Ino, estoy acojonada.

-Sakura, eres una idiota. Díselo a tus padres y acto seguido ve a follártelo. Kami, tanta novela erótica debe servir para algo.

-¡CERDA! –se quejó Sakura poniéndose colorada.

-¿Qué? Yo le insisto a Sai que debería leerlas, pero no hay forma.

-No quiero escuchar eso.

-¿Sin embargo yo tengo que escuchar cómo te das el lote con el Hokage? Ya no podré respetarle nunca más.

-Ino, tú no sabes nada de esto, ¿entendido?

-Entendido. Pero por favor, cuéntame cómo es su cara.

-No. Lárgate. No me ayudas. No me has dado una solución. Sólo he perdido el tiempo contigo. ¡Fuera! Tengo cosas que hacer.

-Sí. Planificar cómo se lo contarás a tus padres.

-Vete. ¡No estás ayudando! –pidió empujándola fuera del callejón.

-o-

-¿Dónde está el sake bueno? –preguntó Kizashi en un grito desde el salón.

-Mira en la despensa –respondió, también gritando, su mujer desde la cocina.

-Ya he mirado.

-Pues mira mejor.

Mientras sus padres preparaban la mesa, y podría decirse toda la casa, para dejarla presentable para el Hokage, Sakura sólo deseaba que nunca llegaran las seis de la tarde. O que surgiera una misión importante, o una reunión que requiriera de la presencia de la máxima autoridad de la aldea… cualquier cosa con tal de que Kakashi no apareciera por la puerta de su casa.

Sin embargo nada de eso parecía suceder. Faltaban menos de quince minutos para las seis. Teniendo en cuenta que era Kakashi esperaba ganar un margen de unos veinte minutos.

Así que se levantó de su escritorio, dejó el libro de medicina al que no había prestado la mínima atención en toda la tarde y abrió el armario para decidir qué ponerse.

¿Una vieja camiseta y un pantalón? No. Definitivamente su madre nunca le perdonaría si bajara con algo así. Estaba rebuscando entre sus cosas cuando la mencionada abrió la puerta de su habitación de par en par.

-¿Qué haces todavía con esa ropa? Rápido, ponte algo decente.

-Pensaba bajar así –mintió.

-¿Así? ¿Con tu ropa de entrenamiento? Ni de broma. Ponte el kimono que te regalaron tus compañeros del hospital. El rosa.

-¿Qué dices? Eso ni de broma. Es casi un kimono de boda.

-Es precioso. Y todavía no lo has estrenado.

-Por qué es demasiado elegante.

-Y parece tan caro, no entiendo porqué te regalaron algo así –afirmó tomándolo del armario-. Vamos, póntelo –pidió entregándoselo-. Nada es demasiado elegante para el Hokage.

-Pero si seguro que él viene con su uniforme de siempre.

-O con su Haori de Hokage, es tan elegante.

-¿Te refieres al Haori o a Kakashi? –preguntó confusa.

-Al Hokage, por supuesto.

-Mama, ¿qué te has tomado? Kakashi siempre lleva su viejo uniforme. Odia el Haori, y todavía más el sombrero. Sólo se lo pone cuando es totalmente obligatorio.

-¿Recuerdas la ceremonia de nombramiento? Iba tan guapo.

-Mama. Basta.

-Pero es cierto. Es una pena que no me hayas dejado invitar a la hija de Nozomi.

-No otra vez, mama, por favor.

-Pero está tan solo. Un Hokage necesita a alguien a su lado.

-No pensabas lo mismo cuando hablábamos de Tsunade.

-Pero Tsunade-sama era diferente. Ella era… el pobre Dan. Ya sabes.

-No. No sé. Quizás Kakashi quiere estar sólo.

-Kami-sama, Sakura. Eres una niña. No entiendes nada. Un hombre necesita a una mujer a su lado.

Sakura dejó escapar un suspiro y asintió en silencio.

-Tengo que terminar todo. Vístete y baja, rápido.

-Tranquila, es Kakashi. Llegará tarde seguro.

Mebuki la miró con mala cara antes de desaparecer cerrando tras de sí.

Sakura se miró en el espejo poniéndose el kimono por encima.

Claro que era precioso y caro. Carísimo. Pero no se lo habían regalado sus compañeros de hospital. Se lo había regalado Kakashi. Aunque fue un regalo extraño. Él sabía que quería un kimono y simplemente apareció con ello un día. Por suerte pudo hacer creer a su madre que se lo habían regalado cuando se graduó en medicina.

-En verdad tiene buen gusto –dijo sin poder fingir sorpresa.

Lanzó el vestido sobre su cama y se recogió el pelo con un lazo mirándose en el espejo.

No podía dejar de pensar en si Kakashi cumpliría con lo dicho. Desde su punto de vista existían suficientes motivos para posponer todo un par de días más, ¿no? Una cena en su casa, después de tanto tiempo… su padre seguro que quería hablar de mil cosas con el Hokage.

Su reflejo en el espejo le aseguró que no estaba convencida de ello. Kakashi no dejaría pasar una oportunidad así.

-Mierda –se obligó a dejar de mirarse en el espejo y se tiró sobre la cama.

¿Qué pasaría si sus padres no aceptaban su relación? ¿Terminaría con ella? Seguro que él no aceptaría ir en contra de la decisión de sus padres.

No es que creyera que sus padres no fueran a aceptar su relación, en verdad su madre estaba tan loca por Kakashi que esperaba que realmente se alegraran por él. Pero nunca se sabe, cuando se trata de la hija de uno es diferente, ¿no?

Se levantó y comenzó a desvestirse. ¿Le daría tiempo a darse una ducha?

-¿Qué hora es? –se preguntó a si misma en un susurro.

En la planta de abajo sonó el timbre.

-La seis en punto, ¡qué puntualidad! –gritó Mebuki desde la cocina.

-Abriré yo –afirmó su marido, que se encontraba ya junto a la puerta.

Mebuki apareció desde la cocina y se detuvo unos pasos por detrás.

Cuando Kizashi abrió un Kakashi vestido con el nuevo uniforme y una bandeja de dulces, sonreía al otro lado de la puerta.

-Señor Haruno un placer –saludo extendiendo su mano libre de dulces.

-Hokage-sama –saludo de vuelta Kizashi estrechando su mano.

-Sólo Kakashi, por favor.

Kizashi hizo una suave reverencia con la cabeza y le hizo entrar.

-Señora Haruno –saludó mientras se descalzaba con gran habilidad pisando el talón del zapato con la punta del pie contrario y repitiendo para el otro pie-. Traje unos dulces.

-Hokage-sama, cuándo me alegró de que haya podido venir –aseguró Mebuki tomando la bandeja de dulces de sus manos-, lo llevaré a la cocina.

Cuando Mebuki desapareció por la puerta de la cocina, Kakashi buscó a Sakura con la mirada, pero no la encontró por ninguna parte.

-Pasé al salón, la mesa ya está puesta –pidió Kizashi-. Sakura no tardará en bajar, espero.

Aprovechando que su marido estaba entreteniendo al Hokage, Mebuki subió las escaleras para regañar a su hija por no estar ya abajo.

-Sakura, ¿qué haces? ¿Te das cuenta de que el Hokage ya está aquí? –preguntó entrando a su habitación-. ¿Sakura?

-Aquí mama –anunció a sus espaldas.

-¿Qué haces?

-Me estaba duchando.

-Pero el Hokage ya está aquí.

-¿Qué? Pero si es pronto.

-Son las seis y diez ya.

-Precisamente, es demasiado pronto. Kakashi siempre llega tarde. Siempre. A todos sitios.

-Pues puede que no sea tan horrible como crees. Ha llegado puntual.

-¿Lleva aquí diez minutos ya?

-Sí.

-¿Dónde está?

-Con tu padre, en el salón.

-Oh Kami. ¿De qué hablan?

-Qué sé yo. Qué más da. Vístete y baja.

-Cinco minutos –aseguró cogiendo el kimono y corriendo por el pasillo.

-No corras, te caerás.

-¡Mama, no soy una niña!

-Te esperaré abajo.

-No. Espera –pidió deteniéndose en mitad del pasillo-. Ayúdame.

-¿Ayudarte?

-Sí. Ayúdame, por favor. Hazme algo en el pelo.

-¿Qué dices? ¿Desde cuándo necesitas mi ayuda?

-¿Desde hoy? Por favor.

Mebuki la miró sorprendida.

-Ven aquí, te haré un recogido. Pero prométeme que dejarás de comportarte como una niña mimada con el Hokage o la próxima vez invitaré a Nami para que te quedes en tu habitación.

-Por favor mama, prométeme que no hablarás de Nami.

-No pensaba hacerlo. Ya me has dejado muy claro que no quieres que lo haga.

Sakura regresó a su habitación y se sentó en una silla.

-Mama.

-¿Sí?

-¿Cuándo conociste a papa?

-¿Qué?

-¿Cuándo empezaste a salir con él?

-¿Qué pregunta es esa?

-No sé. Tengo curiosidad.

Mebuki empezó a peinar el pelo de Sakura mientras pensaba en cómo empezó todo.

-Supongo que fue con dieciséis años.

-¿Dieciséis años?

-Sí.

-Pero eras muy joven.

-Bueno, era otra época. Otra forma de pensar. Las cosas se hacían diferentes.

-Lo sé.

Abajo, en el salón, Kizashí sirvió otros dos vasos de sake.

-¿Y cómo lleva lo de ser Hokage? –preguntó ofreciendo uno de los vasos al Hokage.

-Bueno, es muy distinto a mi anterior trabajo.

-Sí. Supongo que echa de menos las misiones. Siempre pensé que usted estaba hecho para el trabajo de campo.

Kakashi sonrió ante ese comentario.

-No quiero decir que no sea un gran Hokage, perdone –se disculpó enseguida Kizashi cuando se dio cuenta de que podía ser malinterpretado.

-No se disculpe. Yo pienso exactamente igual –reconoció Kakashi.

-Siento que se haya visto obligado a venir a cenar. Mi mujer a veces no piensa las cosas.

-No se preocupe. Me alegra que me invitaran. Siempre es un placer venir a su casa, señor Haruno.

-Kizashi.

-Siempre es un placer venir a su casa, Kizashi –repitió levantando el vaso en agradecimiento.

-¿Y mi hija le está ayudando en su despacho? A veces pienso que sólo le dará más trabajo.

-No. Para nada. Ella siempre hace el trabajo más fácil.

-¿Seguro? No se corte. Si le causa cualquier molestia sólo tiene que decírmelo y yo mismo la sacaré de allí.

-No se preocupe. De verdad. Sakura es… es de gran ayuda para mí.

-Me alegro. Me alegro.

Kakashi dio un par de tragos a su vaso mirando a su alrededor. Es cierto que hacía mucho que no iba por allí y estaba todo un poco cambiado.

Una foto llamó su atención. Se levantó, todavía con el vaso en la mano, y se acercó hasta la repisa donde se encontraba.

-¿Puedo? –preguntó señalándola.

-Claro. Es bonita, ¿verdad? –preguntó Kizashi-. No tendría más de dos años en esa foto. Es la primera vez que Sakura estaba en la playa. Se lanzaba al agua como si supiera nadar. Al final tuve que atarla para impedir que se ahogara –comentó riendo.

Kakashi miró la foto con curiosidad. Una pequeña Sakura en brazos de su madre que sujeta una cuerda que rodea la cintura de la pequeña.

-Ha pasado tanto tiempo… los niños son lo mejor. ¿Ha pensado en tener hijos?

Kakashi dejó caer el vaso por la sorpresa.

-Perdón –se disculpó agachándose rápidamente para intentar limpiar el desastre que había causado.

-No. Perdone usted. Por un momento he parecido mi mujer –rió Kizashi-. No quería meterme en donde no debo. Pero se ha fijado usted en esa foto y me ha hecho recordar aquella época.

-No tiene que disculparse. Lo entiendo. Siento haber roto el vaso –comentó recogiendo los cristales.

Justo en ese momento aparecieron Mebuki y Sakura.

-Querido, ¿qué ha pasado? –preguntó Mebuki entrando a la habitación.

-Un pequeño accidente –respondió su marido.

-Hokage-sama deje esos cristales, no queremos que se corte.

-No se preocupe yo… –en ese momento levantó la mirada y dejó la frase a medias cuando vio a Sakura en la entrada del salón.

-Kakashi-sama –saludó ésta tímidamente.

-¡Aah! –exclamó cuando se cortó con uno de los cristales.

Cerró la mano en un puño y se quedó mirando fijamente a Sakura.

-¡Hokage-sama! –exclamó su madre corriendo a su lado-. ¿Está bien?

-Sólo es un pequeño corte –respondió sin dejar de mirar a una Sakura que le miraba sorprendida a su vez por verle con el nuevo uniforme.

-Sakura, ven aquí. Cúrale.

-Mama. Está bien, sólo es un pequeño corte.

-Está sangrando –afirmó la madre al ver un poco de sangre en la mano del Hokage.

-No es necesario, no ha sido nada –aseguró Kakashi.

-Deme los cristales a mí, los tiraré –pidió la madre colocando un paño delante de él para que los dejara sobre la tela.

-Gracias y disculpe por el vaso.

-No se preocupe por un vaso. Deje que Sakura le cure ese corte.

-Gracias –repitió poniéndose en pie y todavía con la vista clavada en Sakura.

Sakura consciente de cómo le miraba se sonrojó un poco. Así que bajó la mirada y se acercó a él para curarle.

-Abre la mano –pidió ésta.

-Déjame lavarme primero. No quisiera mancharte –pidió Kakashi.

-Es un bonito kimono, ¿verdad? –comentó Mebuki-. Se lo regalaron sus compañeros de hospital.

-Sí que lo es.

-Sakura, acompáñale al baño para que pueda lavarse.

-Claro mama.

Kakashi siguió a Sakura hasta el baño principal. Sakura abrió el grifo de agua caliente y dejó que se lavara las manos mientras sacaba una toalla limpia.

-Llegaste puntual. Que raro –comentó nerviosa.

-Estás preciosa –dijo por fin.

-Gracias.

-Tengo que hablar con tus padres.

-Después de la cena –pidió ella.

-No puedo hacer eso.

-¿Por qué?

-Podría molestarles. Si no estuvieran de acuerdo con esto… no sería apropiado cenar sin que ellos lo supieran.

-Te adoran más que a mi misma. Claro que les parecerá apropiado. Para ellos eres el mejor Hokage del mundo o algo así.

-Eres su hija. Da igual lo perfecto que me vean como Hokage –aseguró tomando la toalla para secarse.

-Se alegrarán tanto por ti que olvidarán que soy su hija.

-Entonces digámoslo ya y tengamos una agradable cena. Sin mentiras.

-No es una mentira.

-Sakura. Hazlo por mí. Por favor.

Sakura le miró con inseguridad, mordiéndose el labio inferior mientras retiraba la toalla para ver el corte.

-Es más profundo de lo que pensaba –aseguró iluminando sus manos en chakra verde.

-Gracias.

-No tienes que agradecerme nada.

Kakashi se bajó la máscara para besarla suavemente en los labios. Sakura cerró sus ojos y se puso de puntillas para responderle al beso.

-¿Puedo hablar con ellos? –preguntó cuando se separó de ella.

Sakura le miró insegura.

-¿Todo bien por allí arriba? –preguntó Mebuki gritando desde la primera planta-. La cena está lista.

Kakashi todavía miraba a Sakura esperando una respuesta. Y ésta afirmó en silencio antes de volverle a poner la máscara en su sitio.

Kakashi entró el último al salón. Cuando la familia Haruno estaba alrededor de la mesa esperando que Kakashi se sentara para hacer lo propio, éste se dirigió al lado de Sakura, que escondía sus manos a la espalda con nerviosismo, y tomó una de sus manos entre las suyas intentando calmarla.

-Señor Haruno, señora Haruno. Siento si esto les parece un poco egoísta; aprovecharme de esta invitación para comunicarles esto, pero en realidad ya tenía pensado venir hoy a hablar con ustedes.

Mebuki miró a su marido totalmente confundida. Mientras que Kizashi torció la cabeza fijando su mirada en las manos entrelazadas de su hija y el Hokage, detalle que no le había pasado desapercibido, al contrario que a su mujer.

-Desde hace un tiempo estoy completamente enamorado de su hija. Y para mi propia sorpresa ella parece compartir esos sentimientos. Sé que hay mil razones por las que esto podría parecerles inadecuado y entendería si me prohibieran acercarme a su hija de ahora en adelante. Pero si no fuera así… mis intenciones son honestas y me gustaría casarme con ella.

-¿QUÉ? –gritó Sakura completamente sorprendida.

Kizashi miraba fijamente a Kakashi.

Mebuki sonreía como nunca lo había hecho.

-¿Casaros? –preguntó finalmente el señor Haruno.

-¿Casarnos? –preguntó Sakura a su vez.

-¡Casarse! –gritó feliz la señora Haruno.

-Pensé que sólo les íbamos a comentar que estamos empezando una relación –añadió Sakura.

Kakashi se giró hacía ella y levantó la mano que tenía entre las suyas para llevarla a sus labios enmascarados y depositar un suave beso en sus nudillos.

-No necesito más tiempo para saber que quiero una vida contigo –aseguró con seriedad.

-Hokage-sama –intervino Kizashi-. ¿Está usted seguro? Mi hija es una idiota.

-¡PAPA! –se quejó Sakura completamente colorada.

Kakashi dejó escapar una carcajada.

-Señor Haruno, su hija me ha cambiado la vida. Si hoy soy Hokage es gracias a ella.

-¿Qué? –preguntó sorprendida Mebuki.

-Ella me sacó de la oscuridad en la que vivía. Sólo por ella el mundo parece un lugar mejor. Siempre ve el lado positivo de las cosas y está dispuesta a ayudar a todo el mundo, sin importar si se lo merecen o no. Tiene el mejor corazón que haya conocido nunca.

-Hokage-sama, sí usted- comenzó Kizashi.

-Sólo Kakashi, por favor –interrumpió.

-Kakashi, es mi hija quien tiene que decidir si quiere o no casarse con usted, no nosotros. Por otra parte, si tan importante es para ti nuestra opinión –añadió mirando a Sakura-, creo que tu madre ya está escogiendo el color de las flores del banquete. Y por mi parte no hay ningún inconveniente, desde luego.

-Papa…

-Si llevas todo el día tan nerviosa por eso te diré que has sido una idiota. Ahora, si no hay nada más que tengáis que decirnos –comentó mirando a la pareja-, cenemos.

-¡Mi niña! –grito Mebuki corriendo a abrazarla y provocando que Kakashi soltara su mano-. Qué feliz estoy por ti.

-Tú hija aún no ha dicho si se casará con él –comentó Kizashi por hacerla de rabiar.

-Claro que se casará con él –afirmó sin más-. Te casarás con él, ¿verdad? –preguntó separándose de ella para mirarla fijamente.

Sakura miró de lado a Kakashi, que la miraba sonriente.

-Sakura, hija, Kakashi espera una respuesta –comentó el señor Haruno tomando un pedazo de carne de la mesa mientras parecía divertirse con toda la situación.

-En realidad no era mi idea –aseguró Kakashi.

-¿Y cuál era tu idea? ¿Preguntárnoslo a nosotros y dejar que ella se lo pensará?

-Bueno, puede no pensará muy bien en ello –aseguró frotándose la nuca.

-Sakura, respóndele –pidió Mebuki nerviosa-. No hagas esperar al Hokage.

-Eso, hija, no hagas esperar a Kakashi, ya tendrá muchos años para esperarte si eres mínimamente parecida a tu madre.

-¡Kizashi! –está vez fue la madre quien le regañó.

-Sakura no tienes que decir nada –aseguró Kakashi-. No quería decir que debiéramos casarnos ya. No tengo prisa y puedo esperar todo el tiempo que sea necesario. Entiendo que eres joven y a penas hace que-

-Claro –susurró Sakura.

-¿Claro? ¿Qué clase de respuesta es esa? –preguntó nerviosa la señora Haruno.

-Sí. Sí quiero –aseguró por fin dejando los susurros.

Kakashi sonrió bajo la máscara, se acercó hasta ella y se bajó la máscara para besarla delante de sus padres. La levantó en volandas y giró sobre si mismo mientras la besaba.

-¿Recuerdas cuando tú eras así? –preguntó Mebuki acercándose a su marido.

-Yo siempre soy así, mujer –aseguró éste dándole un pequeño cachete en el culo.

-Uyyy, detente –pidió la señora Haruno ruborizada.

-Si te gusta –afirmó dándole un suave beso en la mejilla.

Kakashi dejó a Sakura de nuevo en el suelo y se separó de sus labios.

-Tengo hambre, tortolos, ¿podemos cenar? –preguntó Kizashi sonriente.

-Papa, por favor, detente –pidió Sakura completamente avergonzada.

-Claro. Perdón –se disculpó Kakashi mientras se colocaba en su lado de la mesa.

-Kakashi-sama, preparé también unas bolitas de arroz con cerdo, ¿le gustan? –preguntó Mebuki ofreciéndole la bandeja.

-Por favor, señora Haruno, sólo Kakashi –pidió éste tomando una bolita del plato.

-En ese caso, tú deberás llamarme Mebuki.

-También puedes llamarla "mama", se morirá de felicidad si haces eso –aseguró Kizashi.

Todos rieron ante ese comentario. Y tras ese comentario muchos otros, una charla amena con risas y exclamaciones de sorpresa que convirtieron la velada en una gran noche de anécdotas de cuando Sakura era una niña de dos años que provocaba un desastre tras otro.

-o-

-Muchas gracias por todo, pero creo que debería irme ya –anunció Kakashi levantándose.

-¿Irte? Pero si la noche acaba de empezar –se lamentó Mebuki.

-Al menos quédate para tomar una copa. Celebremos que vamos a ser familia –intervino Kizashi.

-Déjalo ya papa. Está cansado, se quiere ir –pidió Sakura totalmente avergonzada tras la cena/repaso de todas sus vergonzantes historias de niña-, ¿verdad? –preguntó mirando suplicante a Kakashi.

-Es bastante tarde y no quiero—

-Ni hablar. Sakura, sabes que puede quedarse a dormir en tu habitación. Tu padre y yo somos de mente abierta y moderna.

-¿Pero qué estás diciendo mama? ¿Estás loca? –el color rojo cada vez parecía encenderse más.

-Vivo a sólo diez minutos de aquí. Eso no será necesario –aseguró Kakashi para tranquilizar a Sakura.

-En cualquier caso, sabes que puedes quedarte, y por supuesto puedes venir siempre que quieras. Incluso cuando no esté Sakura. Kizashi tiene algunos de los mejores sakes de la región.

-Estoy seguro de ello.

-Mujer no digas eso. Es el Hokage, seguro que puede conseguir mejores sakes que yo.

-Si fuera el caso intentaré conseguir el mejor sake para traerlo la próxima vez –aseguró Kakashi divertido.

-¿Entonces te quedas a una copa? –preguntó el padre tomando unos vasos bajos.

-Lo cierto es que creo que he bebido demasiado durante la cena.

-¿Demasiado? Pero si apenas has tocado la copa.

El matrimonio mira a Kakashi suplicante. Sakura le mira negando.

-Una copa. Claro –afirma cediendo.

Mebuki comienza a quitar la mesa, y Kakashi enseguida toma algunos platos para ayudar.

-No, no. Usted se sienta con Kizashi. Ya lo recogeré yo.

-o-

Unos minutos después todos están sentados de nuevo alrededor de la mesa, pero la comida ha desaparecido y ya sólo quedan unos vasos y una botella medio vacía.

-¡Kami-sama! Acabo de darme cuenta –afirma la señora Haruno.

-¿De qué? –pregunta su marido con curiosidad.

-Yo hablándote de Nami estos días. Ahora entiendo porque estabas tan pesada –comenta mirando a su hija.

Sakura se pone colorada.

-Hija, si lo hubiera sabido no habría dicho nada.

-¿Qué sucede con Nami? –pregunta Kizashi sin entender nada.

Kakashi también mira a Sakura interrogante.

-Le dije a tu hija que podría invitar a Nami, la hija de Nozomi, para presentársela a Kakashi.

-¿Presentársela? ¿Esa chica insulsa?

Sakura se cubre la cara con las manos completamente avergonzada mientras Kakashi la mira entre sorprendido y divertido.

-Qué dices, es una chica muy guapa –asegura Mebuki-. Y pensé que estaba soltero. Si hubiera sabido que estaba con nuestra hija nunca hubiera dicho algo así.

-Mujer, deja tu faceta de celestina.

-Obviamente ya no se la voy a presentar –continuó mirando a su marido-. Pero te habría gustado –aseguró pasando su mirada a Kakashi-. Es muy guapa e inteligente.

Kakashi no sabía como responder a eso, por suerte para él, Sakura se levantó y sin decir nada más le obligó a levantarse.

-¿Qué haces? –preguntó su madre sorprendida por la actitud de su hija.

-Ya basta. Dejadle en paz. Me estáis avergonzando –pidió Sakura tirando de él hacia la puerta-. ¿Cómo se te ocurre hablar de presentarle a otra ahora?

-Sakura, hija, detente. Estás echando al Hokage de nuestra casa.

-No. Le estoy acompañando a la puerta para que pueda escapar. ¡Huye! –le grita dándole un empujón hacia la puerta.

-No puedo irme así –le susurra riendo.

-Claro que puedes, estás a tiempo. Vete.

-Señor Haruno, señora Haruno –saluda Kakashi desde la entrada-. Ha sido un placer cenar con ustedes. Si no hay inconveniente, me gustaría llevarme a Sakura a dar una vuelta ahora. Está tan guapa con ese kimono que me parece una pena que no salga de casa.

Sakura se quedó de piedra en la entrada.

-Claro. Claro. Id a dar una vuelta. Hace una noche estupenda –aseguró Mebuki sonriente.

-No puedo salir vestida así.

-Pero si estás preciosa –aseguró su madre.

-Pero hoy no es festivo ni nada, es demasiado…

-Vamos. Hazlo por mí –pidió Kakashi sonriendo bajo la máscara.

-A las diez en casa –ordenó el padre con seriedad.

Sakura se giró para ver un reloj que marcaba cerca de las once. Acto seguido le miró con cara de pocos amigos, a lo que su padre respondió riéndose a carcajadas.

-Voy a ponerme unas sandalias. Espera aquí –pidió subiendo las escaleras.

Kakashi afirmó y se quedó en la entrada siendo observado por Mebuki de manera nada discreta.

-Gracias por la cena –repitió algo nervioso.

-Cuando dije lo de tener hijos no sabía… -comentó el padre riendo unos pasos por detrás de su mujer.

-¿Qué hijos? –preguntó la madre sorprendida-. ¿No me digas que…

-No, no, no. Para nada. No –aseguró Kakashi negando con las manos todavía más nervioso.

-Mujer no te montes películas. Es una cosa de la que hablamos antes Kakashi y yo.

-¿No quiere tener hijos? –preguntó preocupada mirando a su marido.

-Sí. Supongo que sí. Sí. Algún día. Sí. Cuando Sakura quiera, claro –respondió Kakashi atropelladamente.

-Le estás poniendo nervioso. ¡Al final conseguirás que huya! –exclamó está vez Kizashi.

-No digas tonterías –pidió Mebuki-. No le pongo nervioso. Sólo quiero saber si quiere tener hijos o no.

-Eso no es de tu incumbencia.

-Pero si has empezado tú con esto de los hijos –acusó la señora Haruno sonriente.

Un silencio se instaló entre los tres. Kakashi tamborileó con sus dedos sobre su pierna deseando que Sakura no tardara mucho más.

-Vamos dentro –pidió Kizashi-. Sakura debe estar a punto de bajar.

-¿Y dejarle solo? –preguntó su mujer indignada.

-No importa –aseguró Kakashi-. Seguro que tienen cosas que hacer.

-Vamos –indicó tirando de su mujer-. Pasadlo bien. No tengáis prisa.

-Arigato –agradeció Kakashi, que pareció más tranquilo ahora que se quedaba sólo en la entrada.

Se giró dejando escapar un gran suspiro. La cosa no había ido mal. Era un hombre adulto y a excepción de un par de momentos algo ridículos la noche había ido bastante bien. Ahora, con suerte, podría disfrutar de un rato a solas con ella.

En ese momento un ruido hizo que se girara hacia las escaleras, Sakura bajaba corriendo con un par de sandalias en la mano, cuando quedaban un par de escalones tropezó y habría terminado en el suelo de no ser por Kakashi, que la atrapó en el aire.

-Gracias.

-De nada. No corras con un kimono bajando unas escaleras –pidió dejándola en el suelo.

-No seas mi madre –pidió sentándose en las escaleras para ponerse las sandalias-. Listo, ¿nos vamos?

-Claro.

Kakashi le ofreció la mano para ayudarla a levantar y luego le abrió la puerta.

-¡Hasta luego! –gritó Sakura antes de salir.

-Buenas noches –se despidió también Kakashi antes de cerrar.

La noche era perfecta, ni frio ni calor. Una temperatura agradable e ideal para vestir un kimono y sandalias.

-¿Y bien?, ¿a dónde quieres ir? –preguntó Sakura una vez que se supo a salvo de sus padres.

-¿Damos una vuelta por el centro?

-¿Lo dices en serio? ¿Por qué no vamos a tu casa?

-¿A mi casa? Si es porque la gente no te vea podemos ir a la zona del rio.

-¿Entonces de verdad querías ir a dar una vuelta? Pensé que tenías otra cosa en mente.

-¿Otra cosa?

-Ya sabes… tú, yo… solos. Mis padres ya saben lo nuestro.

-Mmmm. Ya veo. ¿Quieres ir a mi casa? –preguntó acorralándola contra la pared de su casa.

-Sí.

-¿Ya?

-Sí.

-Eres una chica fácil, Haruno –bromeó pegándose a ella.

-¿Fácil? Llevamos casi dos meses saliendo.

Kakashi rompió a reír ante el tono de lamento que Sakura había utilizado.

-Deja de reírte.

-Lo siento, pero si no he entendido mal me estás rogando por sexo.

-No estoy rogando nada.

-Entonces demos una vuelta.

-Kakashi, ya has demostrado ser todo un caballero. Por favor.

-¿Ahora tampoco estás rogando?

-Está bien. Te lo ruego. Si es lo que quieres te ruego que me lleves a tu casa y—

De pronto se encontraban en el salón de Kakashi. Éste la sujetó por el cuello para besarla con fuerza mientras ella le rodeaba la cintura satisfecha.

-Vamos a mi habitación –ordenó Kakashi levantándola en el aire.

-Despacio –pidió Sakura riendo al ver que lo hacía con rudeza.

-Lo siento. Agoté la caballerosidad –aseguró con una voz más ronca de lo habitual.

-Por favor, ahora no seas bestia.

-¿Bestia? ¿A qué te refieres? –preguntó lanzándola a la cama y tirándose sobre ella.

-Precisamente a esto –aseguró aguantando la risa.

-Oh, pero es lo que querías, ¿no? Llevas más de un mes tentándome, usando esos trucos tuyos para intentar que caiga en tu trampa –susurró como un depredador avanzando por su cuerpo.

-No. Por favor. Te quiero. Por favor. ¡Das miedo! –gritó sin poder parar de reír.

-Seguro que sí –afirmó con seriedad pasando una de sus manos por encima de la tela del kimono a la altura de su estomago-. Mmmmm.

Por unos minutos ambos guardaron silencio, Sakura dejaba que sus manos acariciaran la melena plateada con nerviosismo y Kakashi besaba su cuello mientras acariciaba su cuerpo por encima del kimono.

-¿Estás bien? –preguntó Kakashi mirándola a los ojos.

Sakura sólo afirmó con la cabeza en silencio.

-¿Nerviosa?

Repitió la afirmación.

-¿Paro?

Negó.

Kakashi sonrió y besó sus labios. Luego se puso en pie, se quitó el chaleco y tendió su mano hacía ella.

Sakura le miró algo confundida pero le dio la mano. Sin decir nada Kakashi tiró de ella para levantarla, se arrodilló delante de ella y tomó una de sus manos para llevarla a sus labios y besarla.

-Estás preciosa –aseguró sin apartar su vista de los ojos jade que resaltaban todavía más con ese kimono rosado.

Se levantó de un salto y la tomó con suavidad de la cintura para volver a besarla.

-No estés nerviosa.

-Es fácil decirlo.

-Ayer querías violarme, y ahora…

-Ayer no iba a pasar nada.

-Tampoco tiene porque pasar hoy.

-Quiero que pase –aseguró con rapidez.

-Vale.

-De verdad.

-Lo sé.

-Voy en serio. Es normal que esté nerviosa –aseguró para si misma-. Después de casi dos meses se ha convertido en algo realmente importante.

-¿Realmente importante? No te preocupes tanto. Si sale mal podemos repetir hasta que funcione –bromeó sonriendo.

-Te lo tomas a broma.

-No debes estar nerviosa.

-Tengo miedo.

-¿Miedo de qué?

-No sé. ¿De que no funcione? ¿De qué no sepa como hacerlo?

-¿Es por eso? Bueno, reconozco que yo también tengo algo de miedo. No sé qué esperar. Te he visto romper paredes sin despeinarte, y tienes tantas ganas que temo por mi integridad física. Se amable conmigo, por favor –bromeó mostrando una gran sonrisa.

Sakura hizo un mohín antes de cruzarse de brazos.

-Perdona. Intentaba relajar el ambiente. No estés nerviosa, no es… -la miró unos segundos dudando cómo continuar la frase-. Es igual. Sólo sé tu misma. Siempre te ha funcionado. Olvídate de nervios o inseguridades, esa no eres tú. No funciona así. Eres fuerte, segura de ti misma, inteligente y capaz. Tsunade te enseñó todo lo necesario para hacer frente a cualquier cosa. No puedes tener miedo por algo como esto. Soy yo –aseguró abrazándola y dejando suaves besos en sus labios.

Sakura pasó sus manos por debajo de la camiseta para acariciarle la espalda. Unos pocos segundos después tiró de la camiseta para que le ayudara a quitársela.

Kakashi se separó de ella y levantó los brazos. Durante unos segundos cómicos Sakura de puntillas intentó sacarle la camiseta pero se vio incapaz de alcanzarlo y terminó deteniéndose.

-Eres demasiado alto. O te agachas o haces tú el trabajo –aseguró dejando caer la camiseta sobre la cara de Kakashi.

Éste sonrió y se sacó la camiseta.

-Ya está. ¿Y tú?

-¿Yo qué? –preguntó pasando sus manos por el estomago de él.

-Tu ropa.

-Yo estoy bien. Gracias –aseguró desabrochado el botón del pantalón.

Cuando iba a bajar la cremallera Kakashi la tomó por las muñecas y la detuvo. Sostuvo con una mano sus dos muñecas y las levantó para impedirla moverse.

-¿Qué haces?

-Ssshhht –la mandó callar con suavidad mientras besaba su cuello-. Estoy intentando marcar un ritmo.

-¿De qué hablas?

-No puedes desnudarme tan rápido, mientras tú sigues con todo puesto –mientras decía esto desataba con su mano libre el cinturón del kimono y dejaba que se abriera mostrando únicamente un conjunto de ropa interior-. Uooo. Interesante. ¿No se suele llevar algo más de ropa debajo?

-No lo sé, ¿se suele? –preguntó haciéndose la inocente.

Kakashi afirmó en silencio. Luego soltó sus muñecas y suavemente deslizó el kimono por los brazos de Sakura hasta que cayó al suelo.

-Eres malvada –aseguró besando su cuello -. No te mereces que sea un caballero –comentó volviendo a la voz dura que había usado unos minutos atrás-. Yo también puedo ser malvado –aseguró llevando una mano a la cremallera del pantalón y bajándola.

Sacudió sus pies para deshacerse de los pantalones. La obligo a levantar su mentón hasta que quedó mirando completamente el techo y beso sus labios desde arriba. La diferencia de altura era perfecta para eso y le encantaba tenerla así.

No tanto a ella que se sentía totalmente a su merced, por lo que le dio un empujón para mandarle a la cama.

-¡Bestia!

-¡Abusón!

-Preciosa.

-Idiota.

-Esto no funciona así –aseguró bajando por su estomago y dejando un reguero de besos-. Si yo digo algo bonito tú dices algo bonito.

-Está bien. Me gusta tu pelo.

-¿Qué? –preguntó deteniéndose y mirándola fijamente.

-Tienes un bonito cabello. Es suave.

-Vale.

-¿Qué te gusta de mí?

-Este conjunto de ropa interior.

-Eso no es "de mí".

-Es tuyo.

-En ese caso me gustan tus ninken.

-Está bien, está bien. Me gusta tu melena rosada –besó su cabello-. Me gustan tus ojos –aseguró besando sus parpados-. Me gusta tu cuello –besó su cuello-. Tus orejas –mordió sus orejas con suavidad-. Me gusta todo de ti –aseguró besando sus labios-. ¿Quieres saber cuánto me gustas? –preguntó mirándola fijamente y llevando sus manos a la cinturilla de la ropa interior de ella.

Sakura se sonrojó y afirmó en silencio. Kakashi deslizo las braguitas por las piernas de Sakura hasta que las dejó caer a un lado de la cama. Se quedó mirando por unos segundos y luego se inclinó para besar su estomago.

Siguió bajando hasta colarse entre sus piernas donde decidió poner fin a la tortura y saborear lo que llevaba tiempo queriendo hacer.

Sakura dejó escapar un gemido cuando notó como la lengua de él se perdía en su interior.

-Oh Kami –susurró cerrando los ojos y acariciando la melena plateada.

Kakashi sonrío y continuó disfrutando del momento. En menos de dos minutos Sakura estaba en completa tensión intentando controlar sus gemidos para no despertar al vecindario entero.

Kakashi saboreó una última vez su premio y salió de bajo las sábanas buscando los ojos jade.

-¿Todo bien? –preguntó sonriente.

-Eres lo peor.

-¿No te ha gustado?

-No hemos terminado –aseguró Sakura obligándole a girar y quedando sobre él-. Ahora es mi turno.

Esta vez fue ella quien se perdió bajo las sábanas para buscar su recompensa. Se deshizo de los calzoncillos y la tomó entre sus manos para recorrerlo con su lengua.

Kakashi se tensó ante la humedad de su boca y se mordió el labio inferior intentando reprimir un gemido.

-Estás muy tenso. Deberías relajarte, no sé, puedes hablar, eso te ayudará a relajarte –comentó Sakura riendo.

-No.

-¿Seguro?

-Sí.

-¿No hablarás?

-No.

-¿Necesitas concentrarte? –preguntó Sakura levantando la vista para verle.

-Eres mala –aseguró Kakashi respirando profundamente.

-Soy yo quien está haciendo el trabajo. Tú solo disfruta –comentó volviendo a cubrirle con su boca.

Dejó que sus manos acariciaran la melena rosada antes de decidir detenerla. Se incorporó para obligarla a incorporarse y giró sobre ella de nuevo poniéndose a su altura y colocándose entre sus piernas.

-¿Qué haces? –se quejó Sakura.

-Lo necesito –aseguró con la voz ronca.

-¿Me estás rogando?

-No necesito rogarte –afirmó con seguridad-. Estoy tomando lo que quiero.

Diciendo eso se hundió en ella que dejó escapar un gemido que Kakashi silenció con un beso.

-Llevo meses esperando esto –comentó besando su cuello mientras ella le sujetaba de las caderas para marcar un ritmo.

Sakura le miró fijamente.

-Kakashi…

Se detuvo para mirarla a los ojos.

-¿Pasa algo? –preguntó preocupado.

-¿Crees que mis padres sospecharan que nos hemos venido a tu casa?

-Vale. Definitivamente voy a cerrarte la boca –aseguró besándola para impedirla seguir hablando.

-Pero yo-

-No.

Aceleró el ritmo para consiguiendo que dejará de pensar o hablar. Sakura se agarró a sus hombros y respondió al beso.

Unos minutos después Sakura clavaba sus uñas en los hombros de Kakashi, y él dejaba escapar un gruñido antes de dejarse caer sobre ella.

-Ino se reiría de mí –aseguró Sakura en un susurro.

Kakashi se tumbó boca arriba a su lado.

-¿Ahora quieres hablar de Ino? ¿Justo en este momento? –preguntó divertido.

-No. No. Perdona. Estaba pensando…

-¿Pensabas en Ino?

-No. Bueno sí. Pero no es lo que piensas. Le conté a Ino lo nuestro.

-Mmm.

-Y ella dijo que de seguro que eras un experto pervertido por todos tus libros.

-¿Te he parecido un experto pervertido?

-Un poco quizás.

-¿Eso significa que te ha gustado? –preguntó con picardía mirándola de reojo.

-No ha sido decepcionante –comentó haciéndose la dura.

-¿No ha sido? –preguntó éste girándose para verla-. ¿Cómo que no ha sido decepcionante? ¿Qué quieres decir?

-No pasa nada, no te preocupes, ha estado bien –aseguró riendo.

Kakashi se giró completamente sobre ella aplastándola contra el colchón.

-Lo haremos hasta que quedes completamente satisfecha –aseguró desapareciendo bajo las sábanas y besando desde sus pechos hasta ese lugar que acababa de conocer y ya tanto le gustaba.

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NdA: Esto empezó así, ¿sabes cuando te inspiras a las 2 de la mañana y al día siguiente te debes levantar a las 8? Pues eso. Lo dejé casi terminado. Y entonces llega Nova/LadySc-Maaya y te dice: ¿y por qué no añades esta situación y ésta y ésta? Y claro, sucede esto…

Así que las gracias a ella. / Gracias cariña! /

Es un poco mezcla de mil cosas, habrá gente que identifique una clara referencia a una novela/serie que nada tiene que ver con Naruto.

Gracias por los mil comentarios, aquí en Fanfiction no se puede responder a los usuarios no registrados, pero mil gracias por los comentarios, nos vemos por KakaSaku Spanish (grupo de Facebook).