Kiara y Kovu son de la película El rey león 2, propiedad de Disney. Los utilizo con fines de ocio.
Capítulo 2: Lucha interna
En medio de ese bosque cubierto de eso blanco y frío que esa mariposa deforme había llamado nieve, la niña de papa y yo nos ponemos a caminar sin rumbo ya que debemos buscar cobijo antes de que caiga la noche, muramos congelados ¡y sin comida además!. La princesa no parece alarmada por ello, es más está exultante ¡es que no tiene sentido de la perspectiva!:
—¿No crees que esto es maravilloso? —me pregunta mi acompañante, embargada por la emoción
—No precisamente —replico en un tono seco, dando a entender la situación de urgencia— hace mucho frío y además está a punto de caer la noche. Me gustaría encontrar un refugio antes de morir, y tus fantasías femeninas no nos ayudan precisamente
Su alegría se torna en enfado en cuestión de segundos.
"Vaya, me encantaría leerle el pensamiento y saber qué está diciendo de mí ¡seguro que piropos!" —pienso, encantado de haberla puesto de mal humor
"¿Qué le pasa a este tío? —escucho de repente en mi mente en un tono femenino y molesto, un momento ¿¡era su voz! Fascinado por mi nueva facultad, indago en su mente— ¿es que no sabe apreciar las cosas buenas de la vida? ¿por qué tiene que ser tan borde conmigo? Estoy empezando a preguntarme si ha sido una buena idea compensarle por salvarme la vida, sé que lo ha hecho por obligación y le estoy profundamente agradecida. Pero ahora ya no hay vuelta atrás, así que de momento debo resignarme".
Estaba empezando a tener mala conciencia por haber provocado esos sentimientos en la leona, espera… ¿Yo mala conciencia? Parece que hay algo en mí que está cambiando… No me da tiempo a pensar en nada más, porque de pronto ella encuentra un refugio entre varios árboles tan frondosos que no había ni un solo copo de nieve en el suelo bajo sus ramas:
—Este parece un buen lugar para pasar la noche —señaló en un tono neutro
"Y al parecer, el poder de la Bruja Blanca se está debilitando" —añadió, como en medio de una ensoñación.
—¿Entramos? —sugiero en tono amable— las damas primero.
—Gracias —me contesta con petulancia
"La cara que me ha estado mostrando hasta este momento es una máscara. Este Kovu cordial se parece más al que yo conocí. ¡Cuánto me gustaría que se quitara la falsa piel que le ha puesto su madre!" —suspira, con esperanza.
"Vaya vaya, así que ésta es la imagen que tienes de mí. ¡Me encantaría complacerte! Pero Zira me ha ordenado ceñirme al plan." —pienso con resignación.
Ya dentro de la pequeña cueva, pese al espacio reducido, vamos a dormir cada uno a un lado. La princesa se duerme pronto pero yo me pongo a pensar en el dilema que se ha empezado a formar entre mi cabeza y mi ¿corazón?
Por un lado, mi madre siempre ha deseado matar a Simba para recuperar los territorios de la manada, en las que reinó Skar, por puro rencor al rey. Para cumplir su venganza me necesita a mí para utilizar a la hija para acercarme cada vez más a su padre y finalmente dar el "golpe de gracia". Ese plan era la meta de mi vida, pero ahora me parece absurdo y cruel ¿matar? ¿qué autoridad tengo yo para sesgar una vida inocente? ¡NINGUNA!
Por otra parte, el corazón me invita a abrir sus puertas de par en par. Dentro está la leona de piel cobriza, ya dormida a mi lado, que ahora me parece una extraordinaria criatura: nobleza y espíritu aventurero al mismo tiempo, todo ello junto a una belleza y una gracia típicas de su sexo. Ella hacía que algo enorme y cálido llenara mi pecho. Ahora mismo me encantaría recordar su nombre.
Finalmente, el sueño me vence. Pero no es un sueño normal, ya que me hace sentir ligero como una pluma, sobre todo más despierto que nunca. Me ha trasladado a mi pasado por decirlo de alguna manera, ya que la princesa y yo somos cachorros, pero lo curioso es que yo me veo a mí mismo desde fuera, me observo un poco más detenidamente las patas y me fijo que tengo mi aspecto actual, pero ligeramente translúcido. Lo más interesante es el volver a vivir mis recuerdos:
—¿Has visto el aspecto de esos dientes? —pregunta la pequeña hembra exultante y entre risas— hacían grr, grr, grr. Iban a comerme enterita, pero yo salté y les dí su merecido.
Ella ha contagiado su entusiasmo al pequeño, pero entre la hierba hay alguien escondido a quien no le hacía gracia su nueva "amiguita", Zira se estaba preguntando por qué estaba con ella, aunque la acuciante cuestión era saber quién era:
—Y tú, ¡has sido tan valiente! —continúa la pequeña hembra, alabando a mi yo del pasado
—¿Sí? —pregunta sorprendido, pues nunca ha recibido un elogio de corazón, de modo que decide devolvérselo— tú también has sido valiente. Me llamo Kovu
—Y yo Kiara —responde acercándose a él en exceso, provocando que se asustara
Zira suelta un gruñido por lo bajo, pues ha descubierto que se trataba de la hja de su mayor enemigo:
"La mataría ahora mismo —piensa para sí, furiosa— pero voy a esperar, a ver si me sirve de cebo para atrapar a Simba"
¡Un momento! ¿¡Puedo leer los pensamientos de los demás en mis propios recuerdos! ¡Increíble!
Mientras los dos cachorros, ajenos a la mirada de la leona agazapada, se pusieron a jugar, hasta que se vieron interrumpidos por el rugido de Simba y del de mi madre:
—¡Zira! —gritó Simba furioso
—¡Simba! —respondió la aludida burlándose de él
Luego, ambos discuten sobre la soberanía de los dominios del Clan. Simba, furioso e indiferente, echa a sus enemigos de sus tierras. Pero Zira, zalamera, juega su última carta presentando a su cachorro a Simba, indicándole que es el heredero de Skar y que en un futuro será rey —lo cual no parece agradar precisamente al pequeño— incluso intenta tentar al león dorado para que mate al leoncito poniéndolo frente a él, ante lo cual el primero reacciona con una mirada de sorpresa y enojo mientras que el segundo tiembla violentamente de miedo:
"¿Qué se piensa ella? Que yo soy como ella o como mi odiado tío. ¡Nunca mataría a su cachorro por mucho que la odie a ella! ¿Pero qué clase de madre es ella? Además, no es hijo de Skar, sus ojos reflejan una mirada muy noble y es físicamente más fornido. Debería llevármelo conmigo para brindarle la felicidad y hacer de él un buen león"
Lloro de emoción al leer los pensamientos del poderoso monarca, ¿realmente deseaba en aquel momento que yo me uniera a su manada?
—Llévatelo —ordena a su enemiga, a la par que toma a su hija por la piel del cuello— hemos terminado
—No, acabamos de empezar —ríe satisfecha la aludida, mirando a la pequeña a los ojos, provocando que ésta le temiera
"¡No la mires, maldita cobarde! —pensé con el pensamiento lleno de ira— es solamente una inocente criatura, ella no tiene nada que ver con todo eso"
Poco después, ambos cachorros son separados por sus respectivos progenitores. Yo también espero que mi aventura termine aquí, pero me lleva a través del Serengueti —pero no son mis recuerdos, ¡qué cosa más extraña! debe ser otra de las propiedades de mi "poder"— hasta un lugar en concreto donde están Kiara y su padre. La pequeña está intentando convencer a su padre con una gran sonrisa de que no ha hecho nada, pero éste la está mirando de manera severa:
"Mi pobre pequeña, sé que querías jugar con un amiguito de tu edad —pensó con pesar— pero Zira no me hubiese permitido llevarme a su diamante en bruto. Pobrecillo, ¡qué destino le espera!"
—Kiara, ¿qué creías estar haciendo? Podrían haberte matado
—Pero papá, yo no quería desobedecer —replicó la princesa, sinceramente
—Te digo esto porque te quiero —afirmó el rey, al tiempo que acariciaba a la pequeña con ternura— si te pasara algo no sé lo que haría. Algún día ya no me tendrás y yo necesitaré que ocupes mi lugar, no olvides que eres parte del ciclo de la vida. Como futura reina…
—¿Y si no quiero ser reina? No es divertido
—Querrá decir que no quieres ser leona. Está en tus venas, al igual que en las mías. No olvides que formamos parte el uno del otro.
Y la empuja cariñosamente, haciendo que su hija resbalara por la roca en la que estaba. Tras otro tierno abrazo entre los dos, Simba canta una hermosa canción en la que enseña a Kiara cómo debe permanecer unida la manada.
Una vez más, mi sueño me traslada a las insulsas Tierras Oscuras, donde Nuka está despotricando contra mí, lamentándose por no haber sido heredero de Skar y revelando ser hijo legítimo (por fortuna, mi supuesto benefactor solamente me adoptó). Una vez Zira llega con el pequeño cachorro, lo deposita en el suelo y empieza a reñir violentamente a su hijo por no haber vigilado a su hermanastro, pero éste le defiende aludiendo que se había escapado, ante lo cual la delgada leona empieza a sermonearle furiosamente por haber jugado con la pequeña princesa, e insistiendo que Simba ha matado a Skar:
—Pero madre, ella no parecía mala. Sólo pensé que podríamos ser…
—¿Amigos? —interrumpe bruscamente Zira— pensaste ser amiga de la hija, y Simba te recibiría con los brazos abiertos. ¡Menuda idea!
Repentinamente, una idea malévola cruza su mente, afirmando que su pequeño había tenido una gran idea y que su pensamiento se parecía al de Skar. Después, conduce al cachorro al termitero y al tiempo que éste duerme, la leona canta una siniestra canción que trata sobre la destrucción de sus enemigos y su victoria final, siendo su hijo la clave.
Ahora, tras haber visto desde otra perspectiva a mi manada —en la cual el rencor de Zira los privaba de la felicidad— y a la de Kiara —en la cual existe un gran y cálido amor entre ella y su padre— ya sé lo que quiero, quiero ser feliz.
Segundo capítulo de mi primer crossover. He acortado un poco los diálogos de la película para que no se haga pesado. Rewiews please
