Doce semanas
La tensión en la habitación era más que insoportable, su pequeña familia la miraba como si fuese una desconocida, reprochándole sus malas decisiones. Arrugó el papel entre sus manos, ya no había marcha atrás, simplemente todo aquello era una porquería, una gran y estúpida porquería. Se aferró a ese pedazo de papel clínico, ese miserable papel confirmaba lo que tanto temía, confirmaba que su vida daría un giro de ciento ochenta grados gracias a su estupidez. El profesor Utonium, el hombre que le había dado la vida, el científico que la había creado, se masajeó las sienes notablemente aturdido y decepcionado.
- ¿Cuántas semanas? - su voz sonó ronca, como si estuviera apunto de llorar -. Buttercup...
- Al parecer - se escuchó opacada, como si la potencia de su voz se perdiera junto con su vida, porque así se sentía -, doce semanas.
Bajó la mirada, apenada. Respiró hondo intentando tranquilizarse en vano y enfrentó la mirada rosada de su hermana mayor, Blossom. Su líder de equipo desvió la mirada ante la propia, claramente pensaba lo peor de ella y no la culpaba pero muy dentro suyo, rogaba su apoyo.
- Estaba pensando - se atrevió a opinar -, que lo mejor sería abortarlo, sólo debe firmar el permiso...
- ¡No! - sentenció su padre -. Te harás cargo de tus consecuencias, es una vida inocente, no tienes derecho de quitársela.
Tragó saliva difícilmente, cuanto deseaba que la respuesta fuera todo lo contrario pero no fue así. Divagó la mirada por toda la habitación, sin saber que estaba viendo realmente, sólo quería huir de la pesada mirada oscura de su padre decepcionado. Bubbles tenía la cabeza gacha y en ningún momento la subió. Sabía que no lo haría porque sentiría que la estaba juzgando y le enterneció la inocencia de su pequeña hermana, aunque debido a eso...
- ¿Entonces qué haremos? - Blossom tomó la palabra por primera vez -. Ella debe continuar...
- No lo sé - la cortó su creador mientras se dejaba caer sobre el respaldo del sofá individual, cansado -. Por ahora no lo sé...
- Yo no quiero tenerlo.
- Para comenzar - la ignoró -, ¿quién es el padre?
La pregunta a la que no quería llegar desde que reveló su estado. Muchas veces había suplicado que todo aquello fuese una broma de mal gusto o una mala pesadilla por comer una gran cantidad de comida chatarra antes de dormir pero era imposible, lo recordaba todo, podía sentirlo en su piel y aún tenía pesadillas, eso quería decir que en verdad había sucedido.
- Prefiero no decirlo - susurró, conteniendo sus recuerdos -. Sólo sé que no se hará cargo...
- Podemos llegar a un acuerdo...
- No está, se fue - explotó -, se esfumó, huyó.
- ¿Lo conocemos?
- No...
Mentira, si lo conocían pero sería revelar todo y no estaba dispuesta. Quería salir huyendo, retroceder en el tiempo y cambiar las cosas. Olvidarse de todo, tal vez hasta de incluso... Matarse, pero lo hecho, hecho estaba. Entrelazó los dedos dándose fuerzas a sí misma, en silencio, sola.
- No lo quiero tener, sólo...
- ¡Eso... - Utonium se enderezó, serio e imponente con el dedo acusador hacia ella - debiste pensarlo antes de irte a revolcarte como una cualquiera!
Cerró los puños, enfurecida y contrariada. Sabía que algo así sucedería pero se dio ánimos de nuevo, sola. No importaba lo que tuviera que hacer pero haría lo necesario por deshacerse de ese engendro. De nuevo aspiró profundamente, intentando calmar su ritmo cardíaco. Blossom entrecerró los ojos sobre ella, tenía que hacer lo posible porque no sospechara, así que fingió lo mejor que pudo.
- Como sea - siguió hablando -. No lo quiero y ya, es mi decisión.
- Mientras vivas bajo mi techo, seguirás mis órdenes - refutó enojado.
- De acuerdo - se levantó del sillón -. Me iré y haré de mi vida lo que se me plazca.
No esperó alguna objeción, dio la media vuelta y voló directamente a su cuarto, en el segundo piso. Sacó su maleta y guardó ropa necesaria, contó el dinero que tenía ahorrado, organizó sus cosas y realizó una llamada. En menos de lo esperado, ya tenía todo arreglado. Cuando abrió la puerta de su habitación, se encontró con Bubbles apunto de tocar. La joven heroína bajó la mirada hacia la maleta de la chica, en el suelo. Hizo un gesto de confusión y subió la mirada sorprendida.
- ¿En serio...?
Le sonrió tranquila.
- Bubbles, luego te llamo.
Le acarició la cabeza como solía hacerlo de pequeña y descendió por las escaleras, bajo la atenta mirada de Blossom y el profesor Utonium.
- ¿Qué haces? - el científico la miró perplejo -. ¡¿Qué?! ¡No, regresa a tu cuarto, es una orden, Buttercup Utonium!
El simple uso de su apellido después de su nombre, indicó que el hombre estaba realmente furioso pero poco le importó. Realmente le habían dejado de importar muchas cosas.
- Me voy...
Caminó a la entrada pero Utonium le arrebató la maleta, rojo de la ira.
- De aquí no te vas.
Soltó un suspiro cansado, ladeó la cabeza desinteresada y se dio la media vuelta, dispuesta a irse sin sus cosas. Al menos tenía su dinero. Escuchó el fuerte llamado de su creador seguido de su hermana mayor pero cerró la puerta detrás de sí, dispuesta a planear lo que haría con su vida. No podía simplemente esperar a que el profesor eligiera por ella, simplemente no podía. Guardó las manos en los bolsillos de su chamarra verde oscuro demasiado holgado para su cuerpo pero que le había sido útil los últimos meses para esconder su cuerpo, agradecía que fuera mediados de otoño o levantaría sospechas. Alzó la mirada al cielo gris, como ella, como su cuerpo.
No le apeteció volar así que optó por caminar pero al escuchar la puerta de su casa abrirse, inmediatamente elevó el vuelo y desapareció de la vista de su familia. Aterrizó frente a un riachuelo en medio del bosque de Townsville, se sentó sobre una enorme roca con la mirada perdida, pensando en que ciertamente su vida apestaba. Tragó saliva intentando aguantar pero se derrumbó, al menos tendría que desahogarse, no podía seguir fingiendo que no le había afectado cuando claramente era todo lo contrario.
Había sido marcada de por vida.
- Uhmmm...
Se secó las lágrimas al sentir la nueva presencia detrás de ella. Se levantó irritada de tener que ser vista llorando por él, Butch Him. Iba a tomar vuelo cuando él le habló.
- ¿Y ahora qué sucede?
- Nada que te importe - respondió fiera.
- Cierto, no me importa.
Buttercup sintió las asquerosas náuseas que tiempo atrás le habían dado indicios de su estado, intentó contenerse pero no pudo. Regresó todo lo que había comido en el desayuno, lo poco que había podido ingerir gracias a su pésimo estado de ánimo. Se escondió de la mirada verdosa de Butch y no se contuvo, vomitó como si no hubiera mañana. Cuando terminó, se limpió las comisuras de la boca con la manga de la chamarra, con un gesto de absoluto asco. Se acercó al riachuelo y bebió un poco para enjuagarse la boca. Agradeció el silencio por parte de su acompañante pero poco le duró ese alivio.
- ¿Y ahora?
- Nada, debe ser algo que comí.
- Ajá - no le creyó -. Lo que digas.
Desde hace unos años, los Rowdys habían declarado que ya no serían villanos pero tampoco serían héroes como les había ofrecido el Alcalde, gruñó al recordar a ese hombre. El caso es que al final, de vez en cuando se hablaban, cortante, pero al fin y al cabo se hablaban por educación, intentando evitar alguna pelea verbal. Sin embargo, ambos tenían una historia que le quitó importancia en esos momentos, como de seguro él lo había hecho. Se dejó caer en el suelo, con el rostro pálido y los ojos cansados, en verdad quería respuestas, guía sobre qué hacer en su situación.
- ¿Qué haces por acá? - se atrevió a preguntar -. Que sepa, vives en el volcán de Mojo.
Él no parecía tener la intención de responder, se limitó a cruzarse de brazos y sentarse a varios metros lejos de su némesis.
- ¿Sabes? - siguió hablando sola -. Cuando acostumbras a la gente a no esperar mucho de ti es sencillamente fácil pero no es fácil vivir la peor humillación para tu familia.
Butch siguió sin responder, claramente ella llegaría al punto sola.
- Creo que cometí un gran error - las lágrimas fluyeron inesperadamente, se las secó con el torso de la mano y aspiró de nuevo -. Creo que...
No terminó de hablar, deshecha. Se sentía la peor basura del mundo, sucia, asquerosa, un simple fallo de experimentación y sonrió irónica, porque eso era realmente. Abrazó sus piernas pensativa.
- Si tuviera un hijo - cambió de tema -, ¿crees que sería buena madre?
El Rowdy se limitó a escuchar, de nuevo.
- Quiero decir - su voz se quebró, llamando la atención de Butch que seguía sin mover ni un sólo músculo -. ¿Acaso podría cuidar de un bebé?
- No sé - respondió finalmente, frío -. Me pregunto, la indomable y ruda Buttercup Utonium, la más temida entre los villanos, ¿sería una buena madre? - ladeó la cabeza fingiendo pensar -. Que gran pregunta.
Ella soltó una risa hueca.
- Pues no tardarás en descubrirlo - soltó sin mas.
Butch apretó los labios.
- ¿Es... - su tono de voz fue cuidadoso -, mío?
Buttercup bajó la cabeza junto con una sonrisa muerta.
- Butch - él la miró sereno -, lo siento, pero no.
- Ya veo - respondió simplemente, regresando la mirada al frente -. ¿Entonces por qué me lo cuentas?
Ella finalmente alzó la mirada y la recostó de lado con vista a él, pidiendo en silencio que la volteara a ver y como si él escuchara el silencioso llamado, buscó su mirada. La observó sonreír de nuevo pero no con la misma energía de siempre, claramente estaba rota por dentro.
- ¿Te acuerdas cuando... - su voz frágil, aturdió a Butch pero no lo demostró-, nos encontramos antes de la fiesta de la banda Gangrena?
Algo encajó dentro de su mente. No podía creerlo...
Furioso, apretó los puños y la mandíbula. Compadecía a la pobre chica... Sin embargo, haría pagar al desgraciado.
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Neith15
