Lágrima

Nada mas abrió los ojos, su primer destino fue el baño, donde se encerró por más de treinta minutos, totalmente asqueada. Lo poco que Butch la había obligado a cenar la noche pasada, se fue por el retrete. Se limpió las comisuras de los labios con la palma de la mano y se enjuagó. Esa vida no era suya, siempre con antojos, malos humores, muchas ganas de orinar, vómitos matutinos, dolores en los pies, odiaba eso.

- Buttercup - tocaron a la puerta -. El desayuno...

- En un momento salgo.

Aún seguía bajo el techo de los Rowdyruff Boys y si se sinceraba, no había estado mal. Brick era muy lejano pero comprendía cuando tenía un antojo que incluso él mismo iba a conseguirlo si en dado caso Butch no se encontraba. Prefirió ignorar el origen de todos sus gustos, no podía reclamar, después de todo sólo era una invitada. Boomer por su parte, se la pasaba cuidándola. Al parecer, de los tres Rowdys, era el que tenía más información sobre el embarazo, incluso más que ella. Le controlaba las comidas, los antojos, no la dejaba comer demasiada grasa y cuando tenía muchos ascos le preparaba té. Sonrió, ese chico era demasiado amable para ser un RRB aunque no era quién para juzgar, después de todo los otros dos no resultaron ser lo que pensó, sobretodo Butch quien había cambiado desde que comenzaron su relación carnal.

Se frotó el vientre abultado, incómoda. Era asqueroso sentir la boca sucia. Salió del baño para ir a la habitación de Butch, donde se quedaba temporalmente, y sin pena de verlo desnudo del torso pasó con indiferencia. Después de todo, ya conocía la anatomía de su ex amante lo suficientemente bien. Se dejó caer sobre la cama desarreglada con cuidado, después de todo ya había alcanzado las dieciséis semanas de embarazo y su vientre ya comenzaba a notarse más, incluso debajo de las ropas holgadas de Butch. Él dejó caer una playera sucia a su lado y la miró de reojo.

- Te ves muy cansada.

Ella asintió con los brazos cubriendo su rostro. Acercó su mano a la frente y la revisó, tenía fiebre.

- ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal?

- No me siento mal, sólo estoy cansada.

- Tienes fiebre.

- Supongo que es normal.

- No, no lo es - Boomer se encontraba recargado sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados -. Debes ir al doctor.

Buttercup se enderezó difícilmente, Butch al notarlo la ayudó. Era demasiado delgada que incluso el vientre ya había crecido más que ella. No pudo evitar pensar en el padre del niño o niña que estaba esperando. Sin embargo, sintió pena de nuevo por ella. No era su deber ayudarla, incluso el día que le reveló su estado había pensado en mandarla al demonio y seguir con su vida, total, el bebé no era suyo. Pero algo lo detuvo...

- No - ella miró a Boomer con ojos serios -. ¿Acaso me has visto? Nada mas de un paso fuera de aquí, todos voltearán a verme.

- Entonces déjame llamar a alguien que de seguro puede ayudarte.

- ¿Quién? - desconfió de inmediato y por la mirada que puso supo de quien se trataba -. ¡No!

Brick llegó con una toalla sobre el cabello mojado y el ceño fruncido. Le molestaba escuchar tantas negativas de parte de la embarazada pero no podía decir nada, después de todo había aceptado eso. Se secó los largos cabellos naranjas y se colgó la prenda alrededor del cuello.

- ¿Gritando a primeras horas de la mañana?

Lo miró mal, él elevó las manos en son de paz. No quería problemas con Buttercup, embarazada y sobretodo superpoderosa, no era juego. Butch y Boomer sonrieron de lado, al principio pensaron que se llevarían mal pero el mayor hacía todo lo posible para soportar la situación.

- ¿Ahora qué sucede? - finalmente tomó la palabra como líder, fastidiado -. ¿Qué se le antojó?

Ella se sonrojó. No porque gritara significaba que era debido a una exigencia alimenticia aunque si tuvo un antojo en ese momento, sólo lo reprimió.

- Le recomendé que fuera al doctor - explicó Boomer, él sólo elevó una ceja -. Tiene fiebre - aclaró.

Brick soltó un suspiro.

- Llévenla - ordenó -. Sin rechistar, Buttercup.

Dicho eso, se retiró despreocupado a su cuarto, como todos los días que se encerraba y sólo bajaba para comer. Ella apretó los labios indignada, no quería ir. Se cruzó de brazos y desvió la mirada. Boomer se retiró para dejarlos solos y que Butch pudiera persuadirla de ir, al parecer era al que más le hacía caso. Se sentó a su lado y sonrió ligeramente.

- Tienes que ir - argumentó ante el capricho -. Además creo que ya es tiempo de que veas un ginecólogo, ya sabes, para controlar tu em...

- No quiero - susurró con la mirada apagada -. No quiero saber nada de esto... Sólo...

Terminó por dejar de hablar, así como el resto del día. Butch la tuvo que obligar a comer un poco de frutas para que pudiera tener algo de que vivir. No supo qué hacer. Realmente le preocupaba el hecho de que ella no estuviera dispuesta a seguir con su vida, al menos en comer para que el bebé creciera bien. Si lo daba en adopción, que lo hiciera bien. Ella le había platicado sus planes sobre el bebé, después de aclarar que ya tenía un embarazo avanzado como para poder abortarlo, la segunda opción era la adopción o un orfanato para que se encargaran adecuadamente pero nunca le platicó su decisión final, ni quería escucharlo. Hacerlo, sería contribuir a un horrible hecho, comprendía que ella no estaba bien como para hacerse cargo pero compadecía al bebé, después de todo, él tampoco tenía una familia normal, un padre o una madre a quien querer. Mojo, era tema distinto, era su creador pero no el tipo de creador que llamaría padre. Pensando en el mono, llegó a la conclusión de que ya se había tardado mucho en su viaje.


Bubbles entrelazó los dedos nerviosa. Tendría su primera cita con Boomer y estaba ansiosa por verlo casi después de dos semanas. Su relación había sido algo fuera de lo normal, todo empezó cuando ella, en un afán de querer salir a la ciudad sin ser reconocida, se había topado con él durante su paseo en un parque casi abandonado a las orillas de la ciudad. Lo había encontrado pero no con su aspecto normal, sino vestido como un vagabundo con talento artístico para los paisajes naturales. Ninguno se reconoció, ella porque llevaba una peluca castaña y ojos del mismo color, él porque tenía lentes grandes que opacaban sus grandes ojos y el cabello cubierto por un gorro café muy viejo. Se ofreció a dibujarla, con la fuente vieja como fondo. Y durante el tiempo que estuvo trazando, platicaron de muchas cosas pero nada de vida personal.

Al final, cuando había terminado, le entregó el dibujo y junto con ello, un beso en la mejilla. No fue hasta que una ráfaga mandó a volar el gorro descubriendo los rubios cabellos y dejando a la vista los ojos cobaltos de este, que lo reconoció. Y sólo conocía a una persona con ese color de ojos: Boomer.

Él la invitó a un café, cercano ahí y sin saber por qué, aceptó. Entonces descubrió muchas cosas de él. Boomer desconocía de la vida, de las cosas sencillas que se podían disfrutar, de lo bello que puede haber en el interior de alguien. Entonces se propuso a entablar una amistad, quería conocerlo más a fondo y aprovecharía su anonimato para acercarse.

- Bubbles - la abrazó por la espalda y sintió el mentón de Boomer sobre su hombro -. ¿Por qué tan distraída?

- ¿Uh? - parpadeó perpleja, el tiempo se le había ido volando -. Nada, sólo recordaba como empezó lo nuestro.

Boomer se separó y la tomó de la mano para comenzar a caminar en dirección al bosque de Townsville. No podían salir deliberadamente entre las calles de aquella ciudad o todo el mundo comenzaría con un enorme chisme, lo que menos querían era llamar la atención y simplemente disfrutar de su momento juntos. Se pegó a su fuerte brazo y sonrió, era lindo pasar tiempo a solas con él.

- Ni me lo recuerdes - habló finalmente -. Cuando te descubrí, enfurecí. Me sentí engañado...

- No me habrías aceptado de ser yo, admito que fue difícil hacerte entrar en razón.

- Dime Bubbles - hizo presión en sus manos -. ¿Tú no te sentirías engañada si alguien que acepta ser tu novia luego te dice que no es la persona que es y resulta ser tu peor enemiga?

- No - determinó -. Soy mujer, si fuera un chico tal vez...

- Ya - la cortó divertido, igual que ella -. Chistosa.

Aspiró intentando contener la risa, y al final cedió. Tuvo que tomarse del estómago porque le resultaba difícil respirar por la risa, había bulleado a su tonto e ingenuo novio. Este al verla, frunció el ceño indignado, deshizo el agarre y se cruzó de brazos comenzando a caminar lejos de ella. Bubbles se secó una lágrima y voló hacia él para colgarse sobre su espalda. Boomer se sonrojó al sentir los suaves pechos de su novia sobre él, se apartó de inmediato dejándola perpleja. Ella no creyó que se enojaría mucho.

- Perdón, Boomer.

Él desvió la mirada nervioso, era difícil verla mientras le pedía perdón, era tan tierna.

- No fue eso - se sintió incómodo -, fue por... - hizo una señal sobre su pecho indicando lo que no se atrevía a decir, ella entendió de inmediato.

- Tonto - le reprochó en juego -, tengo ropa. No se siente nada.

Él tuvo una idea. Se acercó coqueto y sonriente ante la nueva faceta de Bubbles, había logrado ponerla nerviosa. Rodeó su cintura con su fuerte brazo y la atrajo hacia su cuerpo.

- ¿Segura que no se siente nada? Soy hombre y los hombres, podemos sentir muchas cosas con un simple roce - sonrió triunfante cuando la vio enrojecer -. Además de que soy un RRB, mi tacto es... Subdesarrollado.

- ¿Qué haces?

Boomer enterró el rostro entre la clavícula y el cuello aspirando hondo su esplendoroso aroma de mujer, sonrió satisfecho cuando logró estremecer el cuerpo de Bubbles entre sus brazos. Ambos habían tenido una relación respetada en intimidad, ninguno había dado un paso más allá que agarrarse de la mano y tampoco querían hacerlo. Querían tomarse el tiempo para conocerse y profundizar. No querían apresurar las cosas o luego lo lamentarían. Bubbles le rodeó el cuello con los brazos y se aferró, logrando que él la pegara más. Así se quedaron, sin decir nada, mientras disfrutaban su mutua compañía. Boomer, a pesar de no saber hacerlo del todo bien, comenzó a tambalearse en un ligero baile, girando sobre ellos mismos. No pedían mucho, sólo querían estar el uno con el otro y nada iba a evitarlo, ni siquiera sus tontos e inmaduros hermanos.


Blossom rodó los ojos cuando sintió como alguien en la calle chocaba contra ella sin dignarse a disculparse, resopló al ver sus libros tirados sobre la acera. Había optado por caminar de regreso a casa para despejarse de todos los problemas dentro de esta, además de que sentía un fuerte dolor de cabeza y pasaría a una farmacia a comprar pastillas, de nuevo. Sin perder más tiempo se acuclilló para recoger libros y papeles pero se tensó al sentir una mano sobre la suya cuando intentó agarrar una libreta un poco retirada. Subió la mirada y se olvidó de respirar cuando frente ella se encontraba él.

Brick le extendió la libreta rosada y alzó una ceja, confundido por el repentino pasmo de la chica. Desvió la mirada incómodo.

- ¿No lo quieres?

Se perdió en un lejano pasado y las palabras irritadas del Rowdy la hicieron reaccionar. No tenía tiempo para regresar a esa historia y se la arrebató de inmediato evitando cualquier tacto.

- Gracias.

Se disculpó e intentó pasar de largo pero él la tomó de la muñeca deteniéndola de su intención de huir.

- Tenemos que hablar.

- No, Brick - sentenció sin voltearse a verlo -. Tú quieres hablar, dejamos muy en claro lo que queríamos y pensábamos de cada uno.

- No seas terca y déjame...

- ¿Dejar que sigas burlándote o...?

- ¿Me dejas hablar?

- No - lo interrumpió -. Estoy muy ocupada, sino es sobre mi hermana no me interesa escuchar.

- Por eso... - susurró molesto -. Por eso fue que dije lo que dije y ahora estoy seguro de que no me arrepiento.

Blossom sintió como algo se quebraba dentro de ella en miles de fragmentos que le lastimaron en pequeñas cantidades pero que sumado era igual de insoportable como el primer día. Muchos recuerdos regresaron a su mente: risas, noches, días, viajes, escapadas, todos fueron recuerdos lejanos después de dichas palabras. Ladeó el rostro huyendo de la potente mirada carmesí y sonrió irónica. No le daría el gusto, jamás.

- ¿Algo más?

La soltó. Ahora menos que nunca arreglaría las cosas entre los dos, no le importaron las pastillas ni el dolor de cabeza, el dolor dentro de su pecho era más fuerte y quería dejar de sentirlo. Sin titubear, elevó el vuelo con los ojos llorosos, sin embargo, Brick pudo sentir una lágrima sobre su frente. La había hecho llorar y se sentía un completo estúpido por hacerlo. Se revolvió el cabello frustrado y dio vueltas en el lugar, pensando. Al final se decidió.


Gracias a Lenka387, Hikari no kokoro, loca-totalmente, Ruka Jimotoraku y MariiDii.

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Neith15