Felicidades.

Justo cuando Brick cerró la puerta de la habitación, el bebé comenzó a patear de nuevo. Aún se le hacía difícil asimilar el hecho de que pronto daría a luz una nueva vida... Nunca podría asimilarlo, es decir, después de que el bebé naciera qué se supone que haría. ¿Trabajar, estudiar, escaparse, divertirse? Buenas opciones pero todas, absolutamente todas eran desechadas en el momento que sentía aquél ser, crecer, vivir y patear dentro de ella. Acarició su vientre, intentando sacar algo bueno de toda esa situación. No supo en qué momento, las lágrimas comenzaron a fluir en silencio. Tal vez era debido al embarazo o eso le había dicho Boomer, que durante esa etapa las mujeres podían llorar o enojarse en cualquier segundo, como si fueran bipolares.

Eso le dio risa, su hermana mayor era una completa bipolar pero hubo un tiempo atrás cuando eso resaltó considerablemente de su persona. Subió la mirada al techo sin apartar las manos de su vientre. Ahora que lo recordaba, su hermana también había estado distanciada meses antes de que le sucediera aquello. Se preguntó cuál era el motivo de tan repentino cambio, antes solía ser muy seria, estricta y exageradamente perfecta pero hubo un tiempo donde todo eso cambió. Comenzó a sonreír más, aceptaba a casi todo lo que le pedía, no la regañaba como antes, a veces se la encontraba cantando o inclusive distraída pero luego cambió de nuevo... Llegando a casa se encerraba en su cuarto hasta el día siguiente, casi no hablaba y sumergía la cabeza en gruesos libros viejos de antropología social pero que tuvo que leerlos más de cinco veces porque no lograba sacar una conclusión a todas las páginas llenas de complicadas teorías.

Soltó un suspiro.

No se siguió preguntando más, después de todo quién era para meterse en la vida de su hermana mayor.

Se le antojó un gran helado de banana, relamió los labios al sentir que la boca se le hacía agua y fijó la mirada en la puerta, a esas alturas le parecían kilómetros de distancia que la separaban de esta. Dejó caer la cabeza en el respaldo de la cama y se dio ánimos. Salió difícilmente de la cama, después de todo el vientre cada día era más grande que ella, Boomer lo había mencionado sin rodeos. Que su vientre era más grande que el tamaño promedio para el tiempo de gestación que llevaba. Abrió la puerta y caminó hacia la cocina, se detuvo al escuchar susurros. Aguzó sus sentidos pero no pudo reconocer nada.

Bajó lentamente hasta que pudo ver a los tres hermanos sentados sobre el sofá, sonrió abiertamente pero de inmediato la borró al ver que delante de ellos... Estaba Mojo Jojo con los brazos cruzados y a su lado, Him.

Ni siquiera lo pensó luego de abrir los ojos exageradamente, sin hacer ruido regresó arriba y tuvo que cubrirse la boca para evitar que saliera un sollozo. No podía ser, por qué no se lo había planteado antes. Retrocedió atónita, por qué rayos estaba ahí. Negó varias veces con la cabeza, intentando darle una explicación a lo que había visto. Butch... Ese maldito...

Dio la vuelta para regresar al cuarto y pudo escuchar el ruido de su propia respiración exaltada. Sin mirar atrás, echó seguro y se colocó un suéter grande, no se expondría así con el bebé a principios del frío invierno. Se colocó unas pantuflas e intentó respirar profundo para calmarse, se mordió el labio pero las lágrimas fluyeron de nuevo con rapidez, Butch, ese maldito la había traicionado.

Caminó por unos minutos alrededor de la cama, con los brazos cruzados y al final se decidió. Se apresuró al escuchar pasos acercarse a la puerta. Abrió la ventana del cuarto y levitó, era demasiado peligroso en su estado pero ahora era más peligroso quedarse ahí. No lo dudó, abrazó su vientre dándose fuerzas para hacerlo y salió de ahí volando dejando su típica estela verde manzana. No supo realmente si aquello estaba bien pero era mejor que quedarse en esa casa, ya lo había pensado y devolvería las cosas a su lugar pero primero tomaría venganza contra él.

- ¡Buttercup!

No regresó la mirada, sabía quien le estaba llamando pero no sería una tonta de nuevo, ahora todo tenía una explicación. Los cabos sueltos del pasado ahora tomaban sentido, por supuesto que si. Aceleró para que no la alcanzara pero tuvo ese profundo miedo de hacerle daño al bebé. No importaría qué, lo cuidaría con su vida porque ahora lo amaba como nunca había amado a nadie, ya no importaba quién era el padre o cómo había sucedido, ahora importaban ella y su bebé. A lo lejos visualizó su hogar, aceleró sintiendo la presencia de Butch detrás de ella y rogó por llegar a tiempo.

Sonrió cuando vio a su hermana mayor en el balcón de su habitación, leyendo sobre un pequeño sofá individual.

- Blossom - gritó a todo pulmón, quería ayuda y sabía que a pesar de todo lo sucedido, sus hermanas la apoyarían -. ¡Blossom!

Subió la mirada, cohibida. O se estaba volviendo loca o realmente había escuchado a Buttercup llamarla. Parpadeó un par de veces antes de enfocarla a lo lejos, siendo perseguida por Butch. Elevó el vuelo en dirección a su hermana, asustada por la velocidad del vuelo en su estado de gravidez. Cuando la alcanzó pudo notar caminos secos de lágrimas en ambas mejillas, los ojos y nariz rojizos, el frío no era favorable para volar y había sido estúpido que Buttercup lo hiciera en pleno invierno, a horas de nevar por lo que había escuchado del meteorólogo.

- ¿Qué sucede? - miró detrás de ella -. ¿Qué te hizo Butch?

- Vámonos - pidió agotada, con la cabeza gacha -, no lo quiero ver.

Asintió sin preguntar, quitó la bufanda de su cuello para dárselo a Buttercup y que al menos se cubriera un poco y así evitar un resfriado seguro. Se contuvo de abordarla de preguntas y soltó un suspiro, eso no era relevante por el momento, intentó convencerse.

- Adelántate.

Buttercup se lamió los labios y elevó la mirada llorosa, luego la apartó para irse directo a su casa, donde Bubbles vio todo desde la ventana de la sala. Espero a que Butch llegara junto a ella y lo detuvo del brazo al notar que no tenía la intención de hacerlo por su propia cuenta. No obstante, la fuerza que tuvo que emplear fue demasiado que giró junto con él dos veces sobre el mismo lugar.

- ¿Qué le hiciste?

- ¿Por qué? - su voz sonó asombrada -. Nada, salió huyendo de casa...

- Esta es su casa y llegó llorando - se le cortó la voz, no le gustaba ver a sus hermanas así -. Dime si le hiciste algo porque si fue así te juro...

- ¡A mí no me jures nada! - la cortó irritado, con un dedo acusador y los ojos inyectados de furia -. No le hice nada ¡maldita sea!

Butch se agarró de los cabellos frustrado e impotente.

- Quiero hablar con ella.

- No. No quiere verte.

- ¿Por qué?

- No sé - se cruzó de brazos, fiera -. Dímelo tú.

- Que no le hice nada ¡carajo!

- Pues no parece ser así - regresó la mirada a su hogar pero no encontró señal de sus dos hermanas -. Vete de aquí, por favor.

- ¿Qué? - parecía perdido -. ¡No! ¿Hablas en serio? Quiero verla.

- Ella a ti no - intentó que su voz sonara serena y como siempre, lo logró -, por ahora déjala sola.

No espero respuesta, se dio la media vuelta en dirección a su casa. De algo estaba segura y era que esos dos ocultaban algo pero ahora no era el momento de averiguar, esperaría a que Buttercup se recuperara y la atendería como debía ser, no estaba segura del trato que había recibido en casa de los Rowdyruff Boys.


- Con cuidado - Buttercup apretó la mano de Bubbles asustada, era difícil sentarse con ese enorme vientre -. Eso, iré por un poco de chocolate caliente, ¿te apetece?

Asintió. Quería sentirse como en casa, y aunque estaba en ella ya no la sentía así. Dejó caer la cabeza sobre el respaldado del sofá de la sala, cansada. Volar ya no era como antes, cuando era ligera y sólo tenía que cargar con su peso, ahora cargaba con uno extra. Sonrió divertida y acarició su vientre de nuevo, quería sentirlo y disfrutarlo mientras pudiera.

- Buttercup.

Era su hermana mayor, quien la miraba preocupada desde el umbral de la puerta.

- ¿Si?

- Estás sangrando.

- ¿Sangrando?

Bubbles ingresó a la habitación con una bandeja pero la soltó cuando la vio, la observó llevarse las manos a la boca, asustada al igual que la otra. Se miró a ella misma y tocó su entrepierna, era cierto, estaba sangrando. En ese momento todo se detuvo en su mundo, no quería perder a su bebé, no quería que le sucediera algo malo y si así era, sería su culpa por exponerse al riesgo. No pudo apartar la mirada de la mancha de sangre en sus dedos, escuchó las voces lejanas de sus hermanas, llamándola, aterradas. Lo siguiente que vio fue oscuro, no podía perderlo...

- Está despertando.

Pudo reconocer la voz preocupada de Bubbles junto a ella, entre abrió los ojos pero la luz de la habitación la lastimó de inmediato. Lo primero en lo que pensó fue...

- Mi bebé - intentó incorporarse pero la preocupación la sofocó de inmediato, sentía que la respiración se le iba -. ¿Cómo está mi bebé?

Frente a ella estaba Blossom con los brazos cruzados. Estudió su alrededor e identificó el lugar como una de las habitaciones del hospital, estaba recostada sobre la cama con las sábanas blancas cubriéndole hasta debajo de los senos. A su lado derecho se encontraba el profesor Utonium y junto a él, Bubbles. Se sintió cohibida cuando vio al hombre, después de todo no se habían visto en un par de meses.

- Mi bebé - repitió.

- Buttercup - el científico la tomó de la mano -. Tu bebé está bien pero...

- Pero...

El hombre volteó a ver a Blossom, suplicante. Ésta al entender, rodeó los pies de la cama y se sentó junto a ella, en el lado izquierdo. La observó dudar, no encontrando las palabras correctas para comenzar y eso la frustró, sentía que el corazón se salía de su pecho.

- Butter - comenzó de nuevo dudosa -, el profesor tiene ciertas dudas sobre tu embarazo así que hemos decidido hacerte unos exámenes... Mi ginecóloga es de confianza, ella tendrá que revisarte...

Asintió repetidas veces, de acuerdo con lo que dijo su hermana mayor.

- Pero por qué sangré.

- Estamos esperando a que se determine, primero tenían que hacerte un ultrasonido pero por ahora todo está bien - respondió el hombre -. No parece ningún signo de aborto involuntario pero el sangrado es alarmante.

Asintió repetidas veces, jamás le habían gustado los doctores pero haría cualquier cosa por el bienestar de su bebé, después de todo no había tenido un chequeo médico adecuado durante los primeros meses.

Sus dos hermanas se encargaron de demostrarle apoyo en todo momento, la abrazaron y animaron de que todo saldría bien. La nueva vida que crecía dentro de ella tenía que ser igual de fuerte que ella, no le podía suceder nada o de lo contrario perdería lo único por lo que había comenzado a querer vivir.

Dos enfermeras ingresaron a la habitación llamando la atención de la familia Utonium, y aunque éstas miraron con descaro el cuerpo de la joven madre, Buttercup prefirió ignorarlas. Esperaba eso desde el primer momento que supo de su embarazo.

- Utonium, Buttercup.

Sus hermanas la ayudaron a levantarse, una enfermera le pidió que se sentara en una silla de ruedas para poder ingresarla y le preguntó si quería que alguien entrara con ella pero simplemente negó con la cabeza. Cuando finalmente ingresó a la oficina de la doctora, se sintió ansiosa, tenía miedo, mucho miedo.

- Bienvenida señorita Utonium, mi nombre es Adeline - la recibió una joven de cabellos y ojos completamente oscuros pero pálida -. ¿Es tu primera vez?

- Si - asintió tímida.

- ¿Blossom es tu hermana?

- Si.

- ¿Cuántas semanas tienes de embarazo?

- Veinte.

La mujer de aproximadamente treinta y cinco años, elevó la mirada hacia ella, sorprendida.

- ¿Y por qué esperaste mucho para venir?

Se sintió avergonzada, sólo pudo encogerse de hombros incómoda.

- De acuerdo - soltó un suspiro -, necesito que te desvistas y te pongas esta bata, luego te tienes que recostar sobre la camilla del fondo.

No preguntó por qué ni para qué, y en menos de quince minutos ya se encontraba recostada sobre la camilla que la mujer le había indicado.

- Tal vez lo sientas un poco incómodo pero es necesario que te revise.

Y tal como lo dijo, fue extremadamente incómodo. Intentó enfocar la mirada sobre un cuadro de un embrión a un lado de ella para evitar pensar en esa situación, funcionó porque de inmediato comenzó a preguntarse si así se veía su bebé dentro de ella. Se asustó cuando alguien llamó a la puerta, la doctora se quitó los guantes y abrió a la persona detrás de ésta. La doctora intercambió un par de palabras hasta que alguien más ingresó.

- Señorita Buttercup, un joven dice ser el papá del bebé.

- ¿Papá?

Detrás de la mujer apareció, Butch. Pálido y sudado, con la respiración agitada y el cabello desordenado. No dijo nada, no quería complicar esa situación con una rabieta innecesaria. Desvió la mirada y la doctora comenzó a explicarle a Butch lo que estaba sucediendo.

- ¿Sangrado?

- Si, a veces es normal durante el primer trimestre y en ocasiones después de éste pero es necesario revisar por si acaso es una complicación.

- Ya pasó el tercer trimestre, quiere decir que es...

- No significa precisamente una complicación, puede ser una infección como en este caso.

Adeline pensó en la juventud de ambos, padres a tan temprana edad ya era común pero no imaginó que sucediera precisamente en una Powerpuff. Incluso era de sorprender que el Rowdy fuese el padre de la criatura, aunque había escuchado muy poco de ambos ya que era nueva en la ciudad, supo de inmediato que algo en ellos le inspiraba ese espíritu de lucha que necesitarían para sobrellevar todo a partir de ese momento. De alguna manera había visto periodistas fuera de su consultorio, en los pasillos, disfrazados... Lo más probable es que fuesen abordados al salir de ahí.

- Muy bien - se quitó los guantes de látex y encendió un aparato a lado de ella -. ¿Quieren saber el sexo de su bebé?

Buttercup sonrió inconscientemente y esa fue suficiente respuesta para la doctora.

- Te pondré gel sobre el vientre, al principio lo sentirás frío pero es normal - Butch la tomó de la mano y no hizo nada por apartarlo, también quería apoyo, la emoción de saber lo que sería su bebé era más fuerte que su orgullo -. Oh...

- ¿Qué sucede? - se alarmó -. ¿Mi bebé tiene algo?

- No - la mujer observó el ultrasonido y movió el aparato sobre su vientre -. Están en buen estado, corazones fuertes, sanos y con un muy buen ritmo cardíaco.

Ambos se miraron con una gran sonrisa, Butch le besó la mano delicadamente mientras ella le acariciaba la cabellera, feliz y contenta. Por un momento había olvidado lo anterior y sólo pudo pensar en lo bueno que había sido con ella, la acogió no sólo en su casa sino que también entre sus brazos y se lo agradecería siempre. Algo, a parte de su bebé, se removió dentro de ella y tuvo un pequeño miedo... Aunque no supo de qué exactamente.

No cayó en la cuenta hasta minutos después.

- ¿Están?

- Si - afirmó la mujer -, felicidades señorita Utonium, tendrá mellizos.

- ¿Qué?

- Lo que dije - sonrió ante la sorpresa de ambos jóvenes -. No sólo es un bebé, son dos.

De nuevo una cálida sensación se apoderó de todo su ser, le habían dado la noticia más grande que había recibido en su vida, ni siquiera cuando se enteró que estaba embarazada se había sorprendido tanto como lo había hecho ahora. Las lágrimas le bordearon ambas mejillas y Butch las besó cariñosamente, sonriente...


Gracias a loca-totalmente, Laura249, Arctic-Days, Ruka Jimotoraku, Lenka387, Hikari no kokoro, MariiDii y Leylani Paola918.

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Neith15