Capítulo 1.5

[Gran Lago, Puerta Exterior Número: 4027]

Una tempestad feroz azotaba el lugar donde yacía tendido un joven adolescente, su cuerpo atravesado por varias heridas en el torso, convirtiendo el suelo en un charco carmesí de sangre que brotaba de las heridas.

La situación de sus ojos era aún más crítica. El chico llevó su mano hacia ellos con dificultad.

—Ugh... maldita sea. Al menos logré evitar que la lanza de Cú Chulainn llegara a mi corazón.

Se incorporó con esfuerzo, incapaz de ver lo que le rodeaba. Decidió materializar una katana para usarla como apoyo y palpar su entorno.

—Pero la maldición de Gáe Bolg está obstaculizando mi regeneración.

Avanzó con dificultad a través del denso bosque durante varios minutos hasta llegar al flanco inclinado de la montaña.

—¿Hmm...? No puedo apoyar la katana en el suelo... Debe de estar demasiado inclinado o he llegado al borde del abismo en la cima de la montaña. Buscaré otro camino.

Giró a la izquierda con cautela, confiando en que había un sendero, solo para tropezar con una piedra al alzar el pie.

Intentó salvarse, pero terminó cayendo hacia atrás, rodando como un armadillo y soltando la katana por error.

—Mi suerte es una mierda.

Se quejó mientras rodaba por el camino. En mitad de su caída, se encontró con un extraño portal dorado por el que pasó antes de aterrizar en un hermoso jardín de flores, donde se extendían diversas tonalidades de colores como rojo, amarillo, blanco, rosado, morado y más.

[Territorio de Gilgamesh, Puerta Exterior Número: 3947]

—¡Ah!

Se detuvo abruptamente al chocar con algo. Extendió las manos para identificar qué era.

—¿Piernas? Si es así, entonces ¿con quién me he topado?

"Eh..." sintió la mano de alguien en su cabeza.

"Qué extraño..."

Antes de que pudiera reaccionar, su cabeza fue empujada hacia el suelo.

"Maldita sea. Parece que he encontrado a alguien problemático."

—Eres un desgraciado que ha mancillado mi precioso jardín. No esperes que sea amable contigo, pedazo de basura.

Por su voz, pudo deducir que se trataba de una mujer. ¿Quién sería?

—Tranquila, tranquila. Me marcharé sin hacer ruido por lo que acabas de hacer. Solo necesito que me guíes para salir de tu precioso jardín.

—Mi guía será una patada.

Con eso, el joven fue enviado volando por donde había venido.

Pensando que con eso se iba delibrar del chico.

—Oye, eso fue doloroso. Solo terminare regresando a este lugar si me vuelves a enviar con una patada.

Demostró su descontento por la acción de la mujer.

Aunque haya dicho eso la mujer parece que no le importaba sus palabras. Había sido enviado a volar devuelta para regresar a los pies de la mujer. Paso varios minutos de esa forma como un balón regresando a los pies de quien fue pateado.

—Quien diría. Esto es divertido.

Comento la mujer con un tono de diversión en su voz. El chico solo podía gruñir de dolor y de enojo por la acción de ser usado como un balón de futbol.

El cuerpo del chico fue detenido por los pies de la mujer.

—Me divertí mucho. Ahora déjame ayudarte con esas heridas y luego lárgate de mí territorio.

—Haaah…

El joven solo pudo suspirar. Y aceptar a regañadientes las palabras de la mujer.

Sintió como su cuerpo era bañado por un líquido.

Poco a poco las heridas en su cuerpo se curaban como también la parte de sus ojos haciéndolo recuperar su vista.

Vio una hermosa mujer de cabello dorado extendiéndose hasta su cadera y sus enigmáticos ojos rojos mirando con desdén a él.

—Muchas gracias por curarme.

Decidió agradecer y dejar de lado como fue maltratado.

Suspiro. —Ahora me voy. No me disculpare por haber caído en tu territorio. Tuve mala suerte de llegar aquí.

—Ya lárgate. No quiero escuchar excusa de tu parte.

—Está bien, está bien. Enserio las mujeres de hoy en día son irrespetuosa-.

Fue enviado a volar por la patada extendida de la mujer.

—Ese mestizo que se cree.

Comenzó su caminata pasando su preciado jardín para llegar al camino que dirigía su castillo.

Entrando su hogar se encontró con una bella mujer de cuerpo esbelto. Su cabello verde se mecía por el viento que entraba por la puerta del jardín, sus ojos del mismo color de su cabello miraban con curiosidad por el repentino cambio de humor de la mujer de cabello dorado.

—¿Sucedió algo, Gilgamesh?

Suspiro. —Un extraño mestizo llego por el portal que se encuentra a nuestro lugar de relajación.

—¿Llego por el Gran Lago? —La nombrada Gilgamesh asintió. —Pero ese lugar es conocido que nadie puede ingresar, ya que es de tu propiedad.

—Si. Pero llego a este lugar herido y también ciego. Así que no tenía forma de saber que se encontraba en mi propiedad.

—¿Se encuentra bien ese chico?

—Si. Fui amable regresándolo por donde vino.

Una gota apareció en la cabeza de la otra chica.

—¿Fuiste amable?

—Si. Le di una patada para que saliera.

—… Eso no fue "amable" de tu parte, Gilgamesh.

—Tranquila. No está muerto por una patada débil que le di.

—¿Razón?

—Es un monstruo. Y la forma de vestir que tenía es oriental. Así que debe ser un yokai.

—¿Un yokai? Es la primera vez que veo un yokai saliendo de su territorio.

—Hay pocos que salen de su territorio. Pero es muy conocido de una especie de yokai que le gusta viajar en todo Little Garden.

—… Oni…

—Si. Ese tipo de monstruo se la pasa rondando en todo Little Garden…

Gilgamesh miro atrás. Entrecerró sus ojos mirando el portal dorado por el cual ese Oni había llegado a su territorio.

—Vamos a comer mejor, Enkidu.

Enkidu cerró los ojos sonriendo. —Vamos.

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Paso un mes desde la última vez que Gilgamesh saco "amablemente" al chico de su preciado jardín.

—Porque mierda regresaste.

Libero con veneno al chico que se encontraba enfrente de ella.

—Solo agradecerte por la ayuda de hace un mes. —Alzo una bolsa que cubría varios pisos de caja de comida.

—¿Con comida?

—Bueno… no tengo idea de que cosa te pudiera gustar. Así que cociné y vine a entregarte esto en forma de agradecimiento.

La mujer miraba con desdén al chico. Pero decidió aceptar el agradecimiento.

—Así que tú eres ese chico que vino el mes pasado.

El chico vio como una hermosa mujer se materializaba arriba de ellos con algunas cadenas doradas en su alrededor. Mostro su confusión en su rostro, preguntándose quien era ella.

—Jaja. —ella libero una ligera risa. —Me llamo Enkidu, un gusto conocerte.

Los ojos del chico se abrieron de su sorpresa.

"Si ella es Enkidu. Entonces esta chica es Gilgamesh."

—Me llamo Sengo. Un gusto conocerte señorita Enkidu.

Enkidu vio como su amiga arqueo una ceja.

—¿Y esa repentina forma de ser respetuoso?

—Bueno, ella no me lanzo a patada de este lugar. Algo que tu si hiciste.

—No espere de mi parte una disculpa. Eres un mestizo que mancillo mi preciado jardín.

—Oh, disculpa su alteza por haber mancillado su hermoso jardín.

Sengo en el suelo encorvo su cuerpo y extendiendo su abrazo haciendo una plegaria.

Su cabeza fue enterrado como la vez pasada.

—¡Una disculpa falsa no me hace feliz!

—Si, sí.

Sengo agito su brazo de izquierda a derecha.

Tu…

En su mano se encontraba una espada. Su otra mano agarro el brazo de Sengo.

Te cortare ese brazo por tu descortés e irrespetuosa forma de dirigirte a mí.

Cumpliendo su palabra, ella corto el brazo de Sengo. El cual miraba todo desinteresado.

—Vaya… que debo hacer ahora, Señorita Enkidu.

Enkidu llevo su dedo a su barbilla. —Supongo que llorar y pedir clemencia.

—¿Enserio?

—Si.

El rostro de Sengo mostraba desconformidad.

—No lo hare.

Agarro su brazo recién cortado para luego comenzar a retirarse.

—¡Este mestizo me sigue faltando el respeto!

—Ya, ya. Intenta primero calmarte, Gilgamesh.

—¡Porque lo haría! ¡Ven que quiero cortar ahora tu cabeza maldito sinvergüenza!

—Parece que tienes problemas con manejar una cabeza hueca.

El comentario de Sengo enojo más a Gilgamesh, pero intento calmarse para no demostrar que él tiene razón.

Sengo se rio un poco por el repentino cambio de Gilgamesh por actuar como una persona madura.

Pero decidió con su camino de retirarse. Enkidu viendo eso le volvió hablar.

—Come con nosotros. Después de todo, tu cocinaste esto.

—Lo siento. Pero tendré que declinar su humilde oferta, señorita Enkidu. Tengo que regresar a casa para comer con mi familia y especialmente para no hacer enojar a mis hijas.

—¿Sus hijas?

—Si. Paso más tiempo viajando en cada rincón de Little Garden que dejo de lado pasar un tiempo con mis hijas. Así que no me gustaría ser odiado por ellas.

Sengo hizo una última reverencia para Enkidu y luego continuo su retiro.

—Una lástima. Suerte en tu regreso a casa.

Enkidu se despidió de Sengo. Por otro lado, Gilgamesh miraba sin interés la retirada de Sengo.

—Es mejor que comamos antes de que esto se enfrié.

Recalco Gilgamesh por las cajas de comida que le fue entregado como agradecimiento.

Sengo pasando el portal dorado miro de vuelta atrás.

"Así que Enkidu: Cadenas del Cielo."

Termino sonriendo con una oscura intención.

"Debo ganarme primero la confianza de ambas, para luego conseguir las Cadenas del Cielo."

[Castillo Rey Oni Yamato, Puerta Exterior Número: 2976]

Sengo terminando de comer con su familia, se encontraba en el patio conversando con una bella mujer con cuernos en su cabeza iguales a lo suyo, de cabello negro y mechones blancos extendiéndose en su espalda hasta su cadera, ojos rojos, y vistiendo su pijama con diseño de pistola de chispa.

—Así que la persona que te salvo el mes pasado fue Gilgamesh.

Hablo la chica mientras bebía un poco de sake de su vaso de porcelana.

—Si. —Sengo también bebió el sake de su vaso. —Además estoy interesado en las Cadenas del Cielo que tiene en sus manos. Nobunaga, ¿Tú crees que sobreviva?

Nobunaga arqueo una ceja. —Estamos hablando del [Rey Héroe] Gilgamesh. Un paso en falso y morirás. Te recomendaría primero que ganes la confianza de Gilgamesh, ella de seguro estará alerta de cualquier movimiento que tu hagas. Una vez pasando ese muro puedes planear de tu movimiento de robar las Cadenas del Cielo.

—Pensé lo mismo… pero de seguro tomara un tiempo.

—La paciencia es una virtud, no lo olvides. —Nobunaga sirvió más sake para ella misma mientras decía eso.

—Si lo se. —Respondió Sengo mientras terminaba de beber el sake de su vaso.

—Por cierto… —Sengo alzo su mirada para ver a Nobunaga. —¿Es de buena educación estar bebiendo sake mientras tus hijas nos miran?

—¡No te preocupes por nosotras, Tía Nobunaga!

La mirada sonriente y juguetona de una niña de cabello negro y ojos heterocromático; uno rojo y el otro dorado con números y manecilla moviéndose. Se encontraba en suelo usando las piernas de Sengo como almohada, escuchaba las conversaciones de los dos mientras ella miraba las estrellas.

—Eso no sería lo único de mala educación, están hablando de robar algo.

Hablo otra niña de cabello blanco y ojos heterocromático; uno rojo y el otro azul con números y manecilla moviéndose. Usaba la otra pierna de Sengo como almohada.

Las apariencias de las dos niñas eran idénticas solo diferenciando el color de cabello y ojos.

La niña albina miraba con reproche a su padre.

—Ugh… supongo que tienes razón Shiro. —Respondió Sengo mientras miraba otro lado.

—Aun no puedo creer que las nombraras por su color de cabello. —Hablo Nobunaga frunciendo el ceño.

—Si hubiera sido una mascota la hubiera llamado Blanco. —Respondió Sengo con desinterés.

—¡Eso sería más indignante!

Nobunaga y Shiro se quejaron.

—¡Jajaja, Shiro-wanko!

—¡Kurumi!

Shiro jalo del cabello de la nombrada Kurumi.

—Hay vamos otra vez. —Dijo Nobunaga con una mirada en blanco viendo a las dos niñas peleando. —Siempre se la pasan peleando, me pregunto si no se cansa de hacer siempre lo mismo.

—No creo. En mi caso, también hago las mismas cosas. Y de seguro lo seguiré haciendo por mucho tiempo.

Suspiro. —Que dolor de cabeza son el padre y sus hijas. —termino bebiendo el sake de un solo trago.

Nobunaga se levantó para agarrar de las coletas de las niñas peleando.

—¡Eso duele!

Se quejaron al mismo tiempo Shiro y Kurumi.

—¡Es hora de dormir, las voy a llevar a sus cuartos! Y el estúpido de su padre de seguro ya se debe ir.

Sengo termino frunciendo el ceño.

—Por alguna razón, me veo como una escoria que abandona sus hijas.

—¡Es la verdad! —recalco con furia Nobunaga retirándose de ese lugar.

Sengo vio como sus hijas aun peleaba en los brazos de Nobunaga.

—Supongo que ella tiene un poco de razón.

Se levanto para luego irse del castillo de su padre.

[Varios años después]

—¡Tu maldito!

Se quejo un hombre musculoso de cabello rubio y ojos azules. Había sido detenido con unas cadenas doradas en el cielo.

—Voy a agradecerte por darme tu [Autoridad del Sol de Leo].

—¡Me lo estas arrebatando!

—Significa lo mismo en esta guerra. Todos participamos con el objetivo de conseguir una [Autoridad del Sol]. No te quejes, Heracles.

Una fuerte patada conecto en el estómago de Heracles que fue enviado a volar varios kilómetros en Little Garden.

Sengo saco un kiseru en donde la parte de metal estaba escrito [Oda Nobunaga].

Suspiro. —Maldita sea Nobunaga. Enserio me volví adicto a fumar por tu culpa.

Aunque se quejaba de Nobunaga encendió el kiseru para luego llevárselo a la boca y comenzar a fumar.

Su piel se erizo de repente.

—Te tomaste tu tiempo en llegar aquí, Gilgamesh.

Sengo saludo como si fueran mejores amigos a Gilgamesh que se encontraba en su espalda.

No me hables como si fuéramos amigos.

Su odio fue escuchado.

—Pero si enserio fuimos amigos. Bueno, alguna vez en el pasado.

Hablo desinteresado sin preocuparse por el odio de Gilgamesh.

Te matare y recuperare a mi preciada mejor amiga Enkidu.

Materializo su arma siendo sostenida por su mano derecha.

—Hmpf, Espada de la Ruptura, EA. Parece que vas enserio.

¡Esta vez no escapara como una maldita rata, SENGO!

"Esto será divertido."

Sengo sonrió como si fuera a jugar con un viejo amigo.