Entonces...

La ciudad era un completo caos. Los Badnik habían llegado de pronto y de forma caótica. No hubo fanfarria ni charlatanería de su creador, solo inició la destrucción y la gente tuvo que empezar a huir.

Un Super-Badnik se encontraba cerca a un edificio residencial donde una madre y su hija aún no habían podido salir. La niña estaba buscando desesperadamente a su amiga Wisp Magenta, su más fiel compañera. Pero así como la niña era muy miedosa, en ese momento de crisis la pequeña criatura sucumbió al pánico y se ocultó en algún sitio que la niña desconocía. La madre por su parte intentaba por cualquier medio posible el convencer a la pequeña de escapar, pero por más que rogaba, la niña no sedia, no podía dejar atrás a su amiga Wisp.

El Super-Badnik hacia estremecer el edificio con cada paso que daba, un pequeño terremoto tras otro. Cuando la niña pudo reconocer una forma familiar debajo del mueble de la sala, el Super-Badnik se preparaba para dar un golpe fulminante que muy seguramente derrumbaría medio edificio, sepultando a la pequeña familia. Cuando Al fin la niña pudo tener en sus manos a la Wisp, el puño del robot ya estaba atravesando el concreto yendo en su dirección...

Una fracción de segundo bastó, cuando la niña terminó su parpadeo, tanto ella como su madre y su amiga Wisp estaban a salvo en el estacionamiento del edificio.

"¿Se encuentran bien?", pregunto el extraño erizo azul que les acompañaba.

Cuando la niña volvió a parpadear fue que se dio cuenta de quién era, pero ya era muy tarde para agradecerle, pues así como llegó, se esfumó, dejando solo una polvareda y unas almas agradecidas. Casi al mismo tiempo que esto sucedía, un avión sobrevoló sobre la familia, atacando al gigantesco robot que se encontraba destrozando lo que quedaba del edificio. En un momento el avión dio un tirabuzón en dirección al cielo para luego caer en picada mientras disparaba. Dos estelas, una roja y otra rosada, cayeron del vehículo a una gran velocidad hasta impactar con la cabeza del robot, atontándolo para que la estela azul que corría a su alrededor le hiciese perder el equilibrio y que cayese, siendo destrozado por su propio peso.

Todas las personas presentes celebraron la victoria, habían sido testigos de un verdadero acto heroico. Las estelas roja y rosada volvieron al avión, siendo acompañadas al final por la estela azul, la cual, según dijo la niña que jura haber visto con mucha nitidez, volteo para despedirse.


Ahora...

Pese a todo lo que había pasado... el amanecer seguía siendo hermoso. Cream recordaba como antes de "La Unión" le rogaba a su madre para que viesen juntas el amanecer. Ambas terminaban sus deberes temprano para así irse a dormir lo más pronto posible y despertar entes del fin de la madrugada. Su casa entonces se encontraba en una colina de cerca de la costa Este de West Side Island, así que tenían una vista perfecta del espectáculo que era ver el sol emergiendo del océano dorado, imbuyendo de nueva vida a todo lo que su luz tocaba.

Ahora la vista era muy diferente, habían abandonado esa colina hace varios años, su nuevo hogar ya no disfrutaba de una vista tan buena, pero la joven coneja se las ingeniaba para disfrutar del sol. Se despertaba mucho antes de que los gallos cantasen, se vestía con el uniforme reglamentario de La Academia y corría lo más rápido que podía hasta la zona fronteriza para escalar a su zona predilecta en la copa de las Meta-secuoyas, esos arboles imposiblemente enormes y casi indestructibles que sirven de barrera natural a Oak Shire, la capital del reino de Acorn, su nuevo hogar.

Los años de practica le facilitaban cada día más la subida, siendo capaz de llegar la cima con varios minutos de ventaja, lo que le daba tiempo para reflexionar, recordar su pasado... y a sus amigos perdidos.

Si, el amanecer de este nuevo mundo aun era hermoso. Quizá ya no había mar del cual pudiera emerger el sol, pero el desierto tenia su propio encanto. Cream había aprendido a amarlo, a aceptarlo como lo que es: su nueva realidad. El sol se asomaba por el horizonte y se podía ver el polvo árido levitar de manera mistica, la luz tintaba todo lo que tocaba con colores vivos y calidos, poco a poco se volvia más claro el contraste entre el aun verde de la capital y lo arido del resto del territorio, tan fascinante y triste a su vez.

"Chao...", exclamó Chocola, que reposaba con una mirada melancólica sobre el hombro de la joven coneja.

"A mi también me gustaría que mamá nos acompañara, Chocola. Pero está muy ocupada", respondió Cream, imitando al pequeño Chao, perdiendo su mirada en el horizonte.

"Chao chao cha", dijo Cheese, que reposaba en el regazo de Cream.

"No sé si siquiera tiene días libres, debería de preguntarle... cuando pueda verla".

"¿Chao cha chao?", preguntó Chocola.

"Dudo que él sepa algo... y siendo franca no tengo ánimos de hablar con él".

Una melodía empezó a sonar al mismo tiempo que un zumbido era emitido por el bolsillo trasero del pantalón de Cream. Está sacó un pequeño teléfono móvil, vio el nombre de la persona que llamaba y reviró los ojos.

"Hablando del diablo...", exclamó en un susurro antes de contestar.

"¿¡Dónde estas!? ¡Encontré la ventana de tu habitación abierta!", una voz masculina rasposa y rústica salía de la bocina del aparato.

"¿Entraste a mi habitación, Vector? ¿Y mi privacidad, qué?".

"¡Tendrás toda la privacidad que desees cuando vuelvas a casa, tomes tu desayuno y te prepares para ir a La Academia! Sabes que si no te presentas meterás a en problemas a ti y a Vanilla-".

"Si, si, ya se, movió cielo y tierra para meterme … Aunque yo no se lo pedí".

"¿¡Qué dijiste, Señorita!? ¡Da igual, de todos modo te Oí! ¡Vuelve inmediatamente a la casa antes de que te metas en un gran aprieto!".

Cream colgó y dio un suspiro de exasperación. Se quedó mirando el horizonte, ya el sol había salido por completo y se encontraba iluminando al reino entero. Respiró hondo y exhaló lentamente, una técnica para calmarse que había prendido hace tiempo, aunque no recordaba exactamente quien le había enseñado. Sus recuerdos se habían vuelto un caos en años recientes, por eso frecuentaba el amanecer, para poder recordar bien o, por lo menos, no olvidar, como parecían haber hecho los demás.

Entonces se levanto, dio un salto al vacío y, extendiendo sus largas orejas, planeo hasta alcanzar el suelo para así emprender la carrera.

*

El olor a tocino y huevos fritos impregnaba el hogar, un suceso poco usual solo reservado a momentos especiales. Cuando Cream entró a la cocina se encontró con un enorme cocodrilo con audífonos sonando música a todo volumen vistiendo un delantal rosado, una imagen algo ridícula pero habitual para ella. Discretamente la joven coneja se aproximó a la mesa, su plan era tomar la comida y escapar de inmediato, pero los Chaos que le acompañaban tenían otro plan en mente, ya que no aguantaban el hambre y se zambulleron de cabeza sobre la comida, haciendo un gran alboroto que alertó al gran lagarto.

"¿Hm? ¡Ajá, ya te vi! ¡Nada de comer en el cuarto! ¡Siéntate y come!", dijo el cocodrilo antes de volver a ponerse a fregar los platos.

Cream dio un mirada asesina a los Chaos, y mientras Chocola si parecía un poco avergonzado de su actuar, Cheese estaba demasiado ocupado devorando la comida. Cream tomó asiento y se sirvió, cuando el olor de la comida le llegó más de cerca, su estómago tomó vida propia y empezó a demandar alimento. Tras dar los primeros bocados el mal humor de la Coneja empezó a diluirse, entonces la culpa por la mala actitud que tuvo hacia Vector empezó a molestarle en la parte más profunda de su consciencia.

"Vector...", empezó a decir Cream mientras comía. "Lo sient-".

"No hables mientras comes", interrumpió el cocodrilo . "Y no digas nada que no sientas de verdad, ya te lo he dicho varias veces".

Cream tragó pesado. Esa pequeña parte de su yo pasado, más educado y sensible, la reprendía por su actitud, mientras que a su yo actual le importaba muy poco si su actitud era buena o no. El debate interno le hacia doler la cabeza, así que resolvió en no darle importancia.

"¿Cuál es la ocasión?", preguntó Cream para cambiar la conversación. "Los huevos y el tocino son escasos y hay que atesorarlos, también repites mucho eso".

"Llegaron tus notas de La Academia", respondió Vector a la par que, con un ligero gesto de cabeza, apuntaba a los papeles sobre la mesa.

Cream se limpió las manos, tomó los papeles y los reviso con un ligero nerviosismo. Todo estaba lleno de sobresalientes, alabanzas y dieces.

"Puede que no quieras estar en La Academia, pero te esfuerzas tanto como quien si quiere estar con todas sus fuerzas".

"¿Se le puede llamar esfuerzo al no esforzarse?", preguntó Cream dejando los papeles devuelta en su lugar. "No recuerdo haber hecho nada diferente a los demás".

"Eres natural, eso igual tiene su merito. Quizá antes antes eras más agradable, pero ahora te estas volviendo una guerrera excepcional. En el futuro quizá hasta llegues a Comandante", concluyó Vector antes de dar una risotada.

"Futuro...", susurró Cream para sí con escepticismo.

"Si, eso que no vas a tener si te quedas mirando le vacío y no te vas ya ¡Largo de aquí!", exclamaba el cocodrilo mientras lanzaba agua jabonosa a la coneja a manera de juego

"¡Vale!", exclamó Cream levantándose de la mesa mientras se cubría del agua. "Cheese, Chocola, nos vemos más tarde", dijo a los pequeños Chao. Chocola si hizo lo propio y se despidió, pero Cheese inmediatamente salió volando en dirección a Cream con cara de querer llorar.

"Cheese, ya hablamos de esto, no puedo llevarte aún si quisiera, me metería en problemas".

En ese preciso momento Cream tuvo un presentimiento fugaz, de menos de una fracción de segundo, que le hizo mover la mano de manera automática, levantándola a nivel de su cara y así atrapando una manzana que volaba en su dirección. Tuvo que parpadear una vez para darse cuenta de lo que había hecho, aún no salía del asombro de lo refinados que se habían vuelto sus reflejos en los últimos años.

"Una atrapada perfecta, como siempre. No olvides tu merienda", dijo Vector mientras volteaba para seguir lavando los trastes. "Y tampoco que no tienes que querer ser agradable para los demás si ello implica no ser autentica. Cuídate".

"Gracias Vector", respondió con una sonrisa Cream mientras mordía la manzana y se retiraba de la cocina.

*

Después del castillo Acorn, la Academia era el edificio más grande de la capital y por una buena razón, solo así podía acoger a todos los reclutas que venían de todas partes del reino. Pero otra cosa que lo hacía destacar aparte de su inmenso tamaño era su apariencia: un frío edificio de hormigón armado de diseño brutalista, hostil a la vista y que daba la impresión de que perduraría por milenios; todo un contraste con los diseños más tradicionales y amigables del resto de la arquitectura de la capital, esto debido a que Las Academia fue construida después de La Unión.

"Academia" era un nombre un tanto engañoso, ya que lo menos que había dentro eran académicos, ni se veían clases de forma tradicional, era a toda regla un campamento militar en donde preparaban a los "Freedom Fighters", las Fuerza Armadas del Reino. La Academia estaba llena de jóvenes que asistían más por compromiso que por gusto, ya que al ser parte de cualquiera de los órganos de defensa del Reino, sean Los Freedom Fighters o "Los Cortadores de Diamantes", que son la policía Real, tenías asegurado una vida mucho más digna. Cream estaba allí por petición de su madre, aunque no sabia por qué, ya que no tenia la misma necesidad de los otros. Desde que su madre Vanilla tomo el puesto como Ministra de Educación, la comida y las comodidades no faltaban, pese a la dura situación actual y a la adhesión de Vector a la familia. Cream hubiera podido ser parte del Ministerio en un futuro, pero su madre insistió en que formase parte de los Freedom Fighters, y Cream simplemente no podía negarse ni protestar, por lo que se limitaba a solo mantener una actitud desagradable para expresar su descontento.

La sola visión de La Academia, aquella que tenia antes de poner un pie dentro, llenaba a Cream de una profunda tristeza que no se disipaba hasta que terminaba la instrucción al caer el crepúsculo. Ella se quedó unos segundos viendo al imponente edificio amurallado, tan oscuro que parecía tragarse la luz del sol, y antes de poner dar el primer paso dentro, oyó a alguien a su diestra:

"Llegas tarde", Una voz masculina y ronca, con un aire amenazante, provenían de entre la sombra que proyectaba el muro frontal

Cream permaneció quieta por unos segundo, cuando pudo salir de su asombro, sacó su teléfono y revisó la hora.

"Por dos minutos, y soy la primera en llegar", respondió un poco exasperada.

"Sigue siendo tarde".

"¿Acaso una recluta de desempeño excepcional no puede gozar de algunos privilegios...?".

"Todo lo contrario", exclamó la voz categóricamente, unos pasos sobre la grava empezaron a sonar, pausados y decididos. "A quien más se destaca más se le exige".

"¡Vaya incentivo! Ya me dan ganas de destacar más y me exijan estar una hora antes, o hasta un día", respondió Cream con aún más vehemencia. "¿Y si dejase de intentar destacar? ¿Podría llegar más tarde? ¿incluso saltarme días enteros?".

"Puedes llegar todo lo tarde que quieras, Señorita Rabbit...", de la sombra emergió un erizo oscuro como el azabache, con las manos tras la espalda y un andar meditativo. Su mirada carmesí era severa y penetrante. Estaba ataviado con un uniforme Militar que con solo verlo de reojo sabias, aún si conocer nada del ejército, que era de un muy alto rango, quizá el más alto de todos. "Pero seguirá siendo tarde. Y llegar tarde siempre trae sus consecuencias".

Cream tragó saliva y se puso tiesa. Tomó una posición firme de soldado, apartó la mirada, respiró hondo y respondió:

"¡Señor, lamento haber llegado tarde, Comandante Shadow, Señor!".

Hubo un largo silencio, a lo lejos se oía aproximarse un bullicio de gente hablando al unísono, los demás reclutas. Entonces Shadow suspiró y posó su mano en la espalda de Cream.

"Descansa, Cream. Y el doble "señor" es innecesario".

"Señor, si Señ... ah, Comandante".

Shadow dio un resoplido, algo le había dado gracia. Dio un ligero golpe a la espalda de Cream y empezó a alejarse.

"Ah... Señor Coman-"

Antes de que pudiera terminar su sentencia, Shadow ya había volteado a verla. Cream volvió a ponerse tensa.

"¡Permiso para hablar, s-!"

"Ya habla, Cream", interrumpió el comandante.

"Eh... ¿Hay alguna razón para su visita a La Academia...?"

Otro silencio más, las voces de los extraños se acercaban. En ningún momento Shadow desvió su mirada penetrante de la Coneja, hasta que al fin respondió:

"Vienen tiempos... complicados, hay que estar preparados".

Y tras eso Shadow siguió su camino. Mientras Cream le perdía de vista era rodeada por sus demás compañeros, inmersa en un mar de personas y de pensamientos.

¿Más complicados que ahora?.

*

En la gran sala de conferencias todos los reclutas de La Academia aguardaban expectantes a que iniciará la charla por la cual los habían reunido. El bullicio de cotilleo incesante era ensordecedor; varios reclutas habían visto al Comandante Shadow cuando llegaron, y otros decían haber visto a la Sargento Lanolin de los Cortadores de Diamante llegar más tarde. Nadie sabía a ciencia cierta la razón de la llegada de los altos mandos de la defensa del Reino, no se había hecho un aviso previo. Incluso los instructores de la Academia estaban desconcertados, se les podía ver claramente incómodos sentados en las sillas al fondo del escenario principal.

Cream por su parte aún no podía sacarse de la cabeza lo último que dijo el comandante Shadow antes de perderse entre el gentío. Si estaba ocurriendo algo que requería que el mismísimo Comandante estuviera presente, quizá llamarlo "complicado" era reduccionista.

"¿Nos estarán invadiendo?", una voz le susurró a Cream al oído.

"¿Qué?", Cream inmediatamente volteo a ver quién le hablaba y se encontró con un ansioso Charmy Bee, con el pelo y el uniforme desarreglados, como le era costumbre.

"Digo que si nos estarán invadiendo", recalco Charmy. "¿Crees que alguien haya atravesando el borde exterior?".

"Es imposible atravesar el borde exterior", respondió Cream de forma categórica. "El muro de meta-secuoyas es el doble de grueso que el de la capital. Y aún si lograsen atravesarlo, los Cortadores de Diamante los reducirían en segundos".

"Bueno, pero si tanto Lanolin como el comandante están aquí, eso quiere decir nada de eso a funcionado ¿No?".

"De ser así ya estaríamos en alerta máxima... o muertos".

De pronto se oyeron dos pisotones sonoros que retumbaron por toda la sala, a los cuales los reclutas respondieron con un pisotón sincronizado que se oyó como un rugido, entonces se hizo el silencio más absoluto. Tras unos segundos, quien había hecho los pisotones, la Sargento Lanolina, dio un paso al frente en dirección al podio. Se aclaró la garganta y empezó a hablar:

"Me alegra ver lo disciplinados que son, los hace confiables y fieles, cualidades muy necesarias en estos tiempos", dio una pequeña pausa para inspeccionar a todos los reclutas. Cuando se sintió satisfecha, prosiguió: "Fidelidad y confianza es lo que mas nos hace falta que la próxima generación Freedom Fighters o Cortadores de Diamante sean fieles a la corona y confiables para el pueblo. Hoy quizá sea ese día en que se demuestren si son en verdad así de confiables y fieles o si será mejor que abandonen la academia de manera inmediata".

Otra pausa. La tensión era palpable entre los reclutas, Cream pudo ver cómo algunos se movían incómodos en su posición, luchando por no mirar al compañero de al lado, manteniéndose firmes a duras penas. Pese a que nadie quería permanecer, tampoco querían ser expulsados.

"Cómo habrán notado...", prosiguió Lanolin mientras apuntaba al Comandante Shadow a su espalda, "Nuestro Ministro de Defensa y Comandante General Shadow nos acompaña el día de hoy. Él y mi persona venimos a informarles de la situación actual de la seguridad del Reino y de el papel que ustedes desempeñarán de ahora en adelante".

Lanolina dio un paso a tras e hizo un gesto con la cabeza. En ese momento una gran pantalla empezó a emerger del techo del escenario, y cuando se detuvo, las luces de la sala se apagaron y un proyector a espaldas de los reclutas empezó a emitir imágenes sobre la pantalla.

"En las últimas semana hemos estado sufriendo graves daños al sistema de suministros. Saboteo y saqueos reiterativos y bien organizados, demasiado fugaces como para poder darles una apropiada respuesta".

En el proyector se mostraban las imágenes de los camiones de suministros destrozados, envueltos en llamas y vaciados por completo.

"Por fortuna, nuestra reserva de suministros es amplia, pero si dejamos que esto se perpetúe, ya no correremos con tanta suerte. Además, y esto es lo más preocupante, los ataques se están haciendo cada vez más cerca del reino".

La siguiente foto del proyector mostraba un camión de suministros envuelto en llamas en pleno puesto fronterizo del borde exterior, pero eso no era lo que más llamó la atención de Cream. En una esquina de la imagen, apenas apreciable, un borrón difuso de un color extraño parecía alejarse al horizonte.

"Además de ser difícil el responder a los ataques, también ha sido casi imposible la correcta identificación del o los perpetradores. Debido a lo bien organizados que han sido los ataques, sin dejar un rastro de su presencia, descartamos que sean carroñeros comunes. Hasta los momento..."

De pronto Lanolin se vio claramente incómoda, como si lo siguiente que fuese a mostrar le costase creerlo o admitirlo. Los reclutas pudieron percibir esa incomodidad y parecían compartirla, solo Shadow permanecía inmutable.

"Hasta los momentos, esta es la imagen más clara que tenemos...".

En el proyector se mostró la foto de un borrón azul que contrastaba con fuerza con la arena del desierto y las llamas de un camión de suministros destrozado.

Ninguno de los reclutas pudo contener su impresión y un bullicioso ansioso se apoderó de toda la sala. La única que se mantenían en silencio, viendo directamente a la imagen, casi sin pestañear, era Cream. Shadow entonces dio dos pisotones, mucho más sonoros y contundentes que los que dio Lanolin antes, y entonces los reclutas calmaron su alboroto y respondieron con un pisotón un poco menos decidido y sincronizado. Shadow se acercó más al borde del escenario, volvió a dar los pisotones con más fuerza y esta vez los reclutas si respondieron con contundencia, aunque la única que no pudo responder fue Cream, quien estaba absorta en la imagen frente a ella.

Un recluta levantó la mano y exclamó:

"¡Señor, permiso para hablar!"

Lanolin volteo a ver a Shadow, y cuando notó que no le prestaba atención, le concedió la palabra al recluta.

"Señor, por las imágenes y la forma de actuar... ¿Acaso no sera-"

"No", interrumpió Shadow de forma tajante, sin voltear a ver al recluta ni un segundo.

Un silencio sepulcral se apoderó de la sala...

"Como dijo el Comandante", prosiguió Lanolin, "Eso que piensas es... poco probable-",

"Imposible", corrigió Shadow.

"Si... imposible", recalcó Lanolin con cierta resignación. "Nuestros análisis de los hechos han concluido que, pese a que existen similitudes... Deben ser otros agentes los que estén realizando los ataques, quizá imitando... El actuar de aquello en lo que piensas".

¿Por qué evita decir su nombre?, la pregunta hacia eco dentro de la cabeza de Cream.

Shadow empezó a caminar en dirección al podio. Lanolin entendió el mensaje y se apartó hasta ponerse al fondo del escenario. Shadow se mantuvo unos segundos en silencio, escaneando visualmente a todas las personas frente a él. Paso su lengua ligeramente por su labios y empezó a hablar:

"Este es nuestro hogar, el hogar de todos nosotros tras La Unión. Pese a las innumerables dificultades, hemos prevalecido, hemos crecido. La Academia, los Freedom Fighters y los Cortadores de Diamante existen con el solo propósito de defender nuestro Reino, nuestro hogar. Cualquier acto que amenace la integridad del Reino traerá consecuencias".

Esas últimas palabras hicieron que Cream se tensara aún más. Aunque no estaba del todo segura, sentía que Shadow la estaba mirando directamente y que le estaba hablando a ella.

"Quien sea que esté afectando a la integridad de nuestro sistema de suministros está utilizando información privilegiada y confidencial. Hay una rata entre nosotros".

Los reclutas volvieron a entrar en pánico. Dos pisotones de Shadow y volvieron al silencio.

"De ahora en adelante ustedes serán el mata plagas del Reino. Su misión será mantener ojos y oídos siempre en alerta. Cualquier actividad sospechosa debe ser notificada de inmediato a los órganos correspondientes. ¡Nada de enfrentamientos directos! Los agentes subversivos son inclementes contra cualquiera que se les interponga, así que nada de héroes ni mártires. Ustedes hablan, nosotros actuamos".

Shadow dio una pausa para volver a ver claramente a los reclutas. Todos estaban visiblemente nerviosos, intentando mantener la postura y la vista firme, la única que parecía permanecer impasible era Cream, pero Shadow no podía discernir que cruzaba por la mente de la joven.

"Protejamos todos juntos nuestro hogar. Ya pueden retirarse".

Los reclutas respondieron con un pisotón, dieron un giro de 180 y fila por fila fueron retirándose ordenadamente.

"Un rata...", escucho Cream decir a Charmy de forma jocosa tras de ella. "Más bien otro tipo de roedor-".

"Silencio", le espetó Cream. "O te meterás en problemas".