Disclamer: Digimon y Digimon 02 no me pertenecen, son propiedad del grupo de creativos llamado Akiyoshi Hongo (que son: Aki Maita, Akihiro Yokoi y Takeishi Hongo.) al igual que todos los personajes de esta obra son propiedad de ellos y Toei animation.
.
.
.
.
Cap. 8: Localizados.
.
.
.
.
Cuando tienes un momento de calma luego de una tremenda agitación, aprendes a valorar los pequeños momentos.
Eso aseveran muchas personas tras vivir alguna situación de estrés muy impactante, y así estaban Sora y Mimi en esos instantes, mientras ambas estaban en la habitación donde sus hijos estaban, mientras ellas los observaban dormir en el Sofá. El simple acto de contemplar a esos pequeños tranquilos y dormidos para ambas era algo maravilloso.
— Creí que ya no pasaríamos por esto... creí que ya no sería nuestra carga... – Comentó Sora de repente.
— Han pasado años, y nuestras vidas han sido pacíficas... No teníamos motivos por los cuales creer qué volveríamos a tener que pelear – Respondió Mimi mientras sostenía una botella con agua.
— Aunque sé que no es nuestra obligación ni mucho menos nuestra responsabilidad, a cómo está el mundo ahora... en mi estómago siento una profunda culpa al siquiera considerar alejarme y no hacer nada – Mimi dirigió la mirada a su amiga tras escucharla decir eso.
— ¿A qué te refieres? – Preguntó de vuelta la castaña.
— La primera vez que perdí a Biyomon... cuando Matt y Tai enfrentaron a Menoa, yo ya había deicidio no pelear, vivir mi vida y mis mejores momentos junto a Biyomon tras la aparición del conteo en mi Digivice... había elegido vivir en paz el tiempo que me quedara con ella.
— Y jamás nadie te juzgo por eso Sora – Respondió Mimi tomando su mano – Elegiste lo que tu corazón quería, y era algo que todos comprendimos... queríamos pasar todo el tiempo que pudiéramos con nuestros compañeros antes de que estos nos dejaran... luego de saber lo que te sucedió a ti, a Matt y Tai... yo supe que era cuestión de tiempo y entendí tu pesar.
— ¿Y porque siento que fue incorrecto? – La pregunta tomó por sorpresa a Mimi.
— No dejo de pensar que... fui egoísta y una tonta al abandonarlos a todos en esa lucha... siempre sentí que quizás Biyomon también quería compartir nuestros días, pero aún peleando... y ahora pienso igual.
Las palabras de Sora dejaron perpleja a Mimi, la elegida del amor siempre se caracterizó por ser algo difícil con sus sentimientos, debido a la complicada relación con su madre, y cualquiera pensaría que ella era la más madura de todas, debido a ese conflicto con el que supo lidiar y al final logró resolver con su mamá, pero esa declaración hizo a Mimi sentir que Sora tenía una nueva faceta ahora que ella era madre.
— Cuando atacaron la escuela, no quería pelear, no quería volver a ese ciclo de violencia y mucho menos poner en peligro a alguien... pero la determinación de Biyomon, mis hijos ahí, y los inocentes... me recrimine por sentirme como una inútil, y por eso decidí intervenir.
– Sora... – Comentó Biyomon mientras tomaba la mano de su amiga.
— De no ser por eso quizás algo peor habría pasado... – Dijo la pelirroja – Por eso, ahora con esta nueva amenaza, siento que no puedo ignorarlo... aunque quisiera.
Mimi meditó eso último, ella se sentía igual, pero su disputa interior era diferente, era al contrario, y eso la hacía sentir como una tonta ante los nobles deseos de su amiga.
— Yo también me siento así Sora... – Mimi suspiró y tomó aire después – Tras los ataques que hubo en Nueva York... yo no quería pelear porque no quería poner en peligro a mis hijos y mucho menos meter en problemas a Tai... pero la realidad es que... yo sí deseaba pelear.
Palmon se acercó y apoyó su cabeza en las piernas de Mimi, mientras Sora miraba con algo de asombro a la portadora de la pureza.
— Cuando era niña, tú sabes que yo no era la más valiente o la más dispuesta a pelear jeje – Dijo con una sonrisa de lado la castaña – Después me volví más valiente y algo imprudente con la edad jeje y de eso culpo a los chicos, pero tras casarme con Tai, y tener a Kai y Denji, supe que nuestras vidas ahora debían tomar un rumbo distinto... cuidar de mi familia y mi futuro era primordial.
— Pero peleaste porque quería proteger a tus hijos, como yo... – Mencionó Sora.
— No es verdad... – Pero Mimi la interrumpió – Peleé, porque estaba deseando hacerlo... sentía ganas de volver a tener esa adrenalina y emoción de pelear contra los Digimons malos... estaba ansiosa por eso Sora... y siento que eso es horrible porque mi vida es todo lo que quisiera cualquier mujer...
Algunas lágrimas brotaron de sus ojos, las cuales limpió mientras Sora miraba a Mimi con perplejidad.
— Tengo un esposo increíble y guapo, dos hijos hermosos y compañeros Digimons que son parte de mi familia... pero sentía que mi vida era aburrida... que era monótona y solo volver a pelear, me haría sentir emoción de nuevo, y eso me hace una horrible persona...
Mimi seguía lagrimeando, mientras su amiga y los dos Digimons las veían con melancolía.
— No eres una horrible persona Mimi – Dijo Sora – Pero creo que el hecho de haber querido jugar a la vida perfecta con Tai, te hizo crear una máscara de perfección que no debes...
— Pero quisiera que no fuera así... ahora tengo una responsabilidad y mis hijos... y Tai siente lo mismo, hablamos de eso, me dijo que tenía esa misma sensación... pero no puedo juzgarlo a él cuando yo me sentía como el.
— Por eso son tal para cual jeje – Dijo en broma Sora para aligerar las cosas – Se que Tai y tú entienden los riesgos, y sé que lograrán encontrar la solución, juntos, y claro nosotros también estaremos para apoyarlos.
Las dos amigas se miraron y sonrieron mientras se sentían más liberadas, hacia un par de años que no se reunían ni hablaban, sus vidas diferentes y vivir en continentes separados habían creado esa brecha de distancia, así que volver a hablar así les había hecho bien.
— Me alegra tanto volver a verte Sora, y sé que Matt también, ese hombre espacial debe estar feliz de ver a su familia – Ahora Sora sentía una presión distinta en su corazón.
— Jeje si... me alegra también de tenerlo de vuelta – Mimi supo interpretar el tono, intuyo que algo no estaba bien entre Matt y Sora, pero no era su asunto, al menos no para interrogar a Sora y ser impertinente.
— Se que cualquier adversidad, tu y Matt sabrán cómo sortearla... lo presiento y si necesitas hablar estaré aquí – Mimi opto por mostrar su apoyo y comprensión, algo que en silencio Sora aprecio.
En el pasillo fuera del lugar, Joe junto a Gomamon estaban al teléfono, mientras el médico estaba recargado en el muro.
— Lo sé, sé que no pude avisar... pero todo pasó muy rápido, pero te prometo que estoy bien Kazumi – Respondió Joe con los nervios de punta.
— Más te vale Joe Kido... no podía dejar de llorar, tuve que llevar a Ryo con mi madre para que durmiera ahí... le dije que lo despertaría si sabía algo de ti – La voz quebrada de Kazumi al teléfono solo ponía en una situación más culpable a Joe.
— Lo sé, lo siento... pero solo quiero que estén a salvo, estaré con ustedes enseguida, lo prometo... además Gomamon está conmigo
— ¡Voy a cuidar bien de él Kazumi! ¡Tú y Ryo pueden estar calmados porque Joe no estará solo! – Gritó al altavoz el Digimon acuático.
— Que exagerado eres – Dijo Joe algo incómodo.
— Jeje... confío en ti Gomamon... porfavor Joe, no te atrevas a asustarme de nuevo – puntualizó Kazumi.
— No lo haré, dile a Ryo que volveré enseguida... los amo
— También té amamos... – la mujer cortó llamada mientras una lágrima escapaba por su mejilla, deseando que su esposo vuelva convida.
Después de eso, Joe colgó también el celular satelital que les habían otorgado los guardias del lugar para contactar a sus familias, mientras suspiraba, pues se sentía culpable por causarle angustia a su esposa e hijo, algo que Gomamon notó.
— No te preocupes Joe... vamos a volver a casa con ellos
— Gracias amigo...
Dentro, mientras Sora y Mimi hablaban, Tai, Matt e Izzy hablaban, Matt sentado en una de las camas con litera, Izzy recargado sobre la misma y Tai de pie con los brazos cruzados.
— No pude obtener mucha información, lo poco que pude investigar sobre las rocas antes de que me trajeran aquí y me las quitaran, fue que eran muy antiguas, anteriores a la época de los Digimons... su firma de energía de datos es más antigua que la de Apocalymon mismo – Explicó Izzy.
— Es muy poco, debemos saber más de esto si queremos enfrentar la amenaza, no podemos ir a ciegas – argumentó el rubio enseguida.
— Lo sé, podría analizar más del Digimon que atacó Paris, si tuviera una laptop y los datos que guardé al enviar la roca a Kari después de haber analizado a Demon... Saber más de él nos ayudará a saber más de los otros 6
— Si algo puedo asegurar, es que se trata de Digimons de etapa mega... aunque su presencia era exagerada, se sentía en todo el planeta – Agregó Tentomon a lo anterior dicho por Izzy.
— Es es cierto, cuando volvimos a la tierra Matt, esa presencia la sentí de inmediato – Gabumon apoyó a su compañero eléctrico.
— El poder de esos Digimons me puso demasiado nervioso, afortunadamente Tai, Mimi, Palmon y yo pudimos reaccionar... no me sentía bien sin evolucionar a WarGreymon – La voz de Agumon no ocultaba su inquietud.
— ¿Qué me dicen ahora? ¿aún sienten esa presencia? – Preguntó Matt
— No, se hizo muy pequeña e imperceptible, como si se hubieran ido, lo siento Matt – Respondió el compañero del astronauta.
— Dudo mucho que se hayan ido, no creo que Digimons con esa magnitud de poder puedan desaparecer fácilmente... – Decía Izzy mientras sostenía su barbilla de la forma más característica de él.
— Quizás no lograron pasar realmente y esa presencia era de Demon... ahora que lo derrotaron Davis y los otros, es posible que el peligro real se haya ido – Dijo Tentomon tratando de ser optimista.
— O es posible que solo no quieran ser encontrados... – La voz de Tai, quien había estado en silencio durante unos instantes llamó la atención de todos.
— ¿Hablas de que ocultaron su presencia Tai? — Preguntó su Digimon dinosaurio.
— Tal vez... no estoy seguro, pero como dijo Izzy, no es lógico que Digimons así de poderosos ya no estén de la nada... quizás están preparándose para algo más grande
— Chicos, ya terminé de llamar – Joe apareció mientras venía con Gomamon. – ¿Izzy, vas a llamar a Noriko?
— Ah… si, gracias Joe – Izzy tomó el teléfono y se retiró para marcar a su ex esposa, dejando ahora a Joe junto a Tai y Matt.
— Bueno… Si tienes alguna idea o teoría, sería buen momento para mencionarla – Le dijo Matt a su amigo castaño.
— No... no tengo ninguna, además, estando todos aquí no creo que podamos hacer mucho, primero hay que buscar una forma de apoyar... intentaré hablar con Kioshi, lo convenceré de que deje a Izzy hacer más investigación y encontrar una manera de ayudar a detenerlos, y primordialmente ubicarlos.
Oír hablar a Tai así, cuando eran niños o adolescentes habría parecido algo de otro mundo, pero Matt y Joe ya eran consientes de que Yagami ya no era un niño, su trabajo como embajador y diplomático lo había moldeado como todo un hombre lleno de conocimiento para el diálogo, y eso quedaba claro.
Pero era curioso algo, pues a pesar de los años, la madurez o la edad... algo caracterizaba siempre al portador del Valor, y es que siempre era la punta de lanza cuando se trataba de intervenir en una crisis, y ante años de no enfrentar una, Matt esperaba que Tai fuera un poco más lejos con su actuar.
— ¿Estas seguro de que eso es lo correcto? – Cuestionó Matt, sabiendo que conocía suficiente a Tai para percibir algo más.
— Si, necesitamos tener todas las piezas para poder ayudar… Si estos Digimons están en el mundo, y son así de poderosos, es nuestro deber apoyar como podamos. – Las palabras de Tai eran sensatas, pero había algo que Matt no entendía.
— Tai… no creo que Kioshi quiera nuestra ayuda… y no creo que debamos dejarles esto solo a ellos, nosotros ya hemos enfrentado este tipo de peligros, debemos de hacer algo más que solo apoyar aquí…
— Matt… ya no solo podemos salir y luchar creando un caos, si tenemos una manera de impedir destrucción y daños a nuestros Digimons o personas inocentes, tenemos que tomar esa manera, los recursos tecnológicos de esta base podrían ser adecuados sin que nos involucremos.
— ¿Qué pasa contigo? Creí que ya habías superado eso, no hacer nada es peor – Matt subió un poco el tono, lo cual puso en alerta a Joe ya que eso no terminaba bien nunca si eran Matt y Tai.
— Matt, no podemos actuar imprudentemente… somos padres… Kari, Davis y los demás casi mueren peleando, también T.K, nuestros hermanos – Tai no alzó la voz pero sí hablaba más golpeado.
— ¡Ellos defendían la tierra junto a sus Digimons! – Explotó Matt
— ¡Si y eso casi les cuesta la vida! – Está vez si gritó Tai, atrayendo la atención de Mimi y Sora quienes se pusieron de pie enseguida. – Podrían incluso no despertar… y tienen hijos Matt, no sé tú pero no quiero pensar para nada lo que tendré que decirle a mi mamá y mis sobrinos si Kari no llegara a despertar…
Mimi llegó y al escuchar eso solo pudo ver a Tai con dolor, pues aunque él tratara de estar en calma, ella sabía que estaba lleno de dolor, angustia e ira.
Sora y Matt entendieron el punto de Tai, era claro también que no se trataba ya solo de ellos, tenían personas que dependían de ellos.
— Lo sé… – Cedió un poco Matt – Pero tampoco podemos esperar a que ese caos llegue a nosotros y ponga en peligro a quienes amamos
— ¿No lo entiendes? si no aceptamos responsabilidades sobre nuestros actos como personas mayores ahora, no tendremos conciencia sobre las consecuencias y seremos iguales… a los malos… Por mucho que yo también piense que pelear es correcto… por mucho que lo quiera… no puedo simplemente ser egoísta y creer que poner en riesgo a Agumon a mi familia sea la mejor opción.
Las palabras del líder del Valor dejaron a los demás totalmente perplejos, vaya que Taichi se había formado y curtido como un diplomático y político.
Pero aún así lo que ignoraban todos, menos su esposa, es que Tai no quería ceder a ese impulso, pues como Mimi, sabía que era egoísta y algo soberbio creer que tenía todo el derecho a pelear y satisfacer su "comezón" poniendo en peligro a su familia.
— ¿Tai, y si no quieren cooperar con nosotros? ¿Si Kioshi no accede? – Cuestionó Sora
— Debo tratar de convencerlo, si nos negamos a la posibilidad de ayudar, nos van a excluir por completo de esto… o peor aún, quizás después se den cuenta que nos necesitan, y nos obliguen a pelear, pero bajo sus términos… y podría ser peor.
— ¿Entonces qué planeas Tai? – preguntó Mimi a su esposo.
— Hablaré con Kioshi una vez más… debo de intentarlo de nuevo… – Dijo mirando a la castaña la cual le sonrió de manera dulce dándole su apoyo.
— Pues espero que tengas razón… Más vale que así sea – Comentó Matt.
Fuera de esa discusión, en el pasillo ahora era Izzy quien hablaba por teléfono, aunque su conversación no fue tan agradable como la de Joe.
— ¡Dios mío Izzy Izumi!… ¡Dime donde está mi hija!… vi las noticias y sé que estuvo en medio de una pelea estando contigo.
— Noriko, calma… estamos bien, y no puedo decirte dónde estamos, pero te aseguro que nuestra hija está a salvo.
— Izzy, no quiero que mi hija esté en medio de lo que sea que estés tú… ya ha sido suficiente con haber estado ausente durante parte de su infancia por tu maldita adiccion al trabajo, como para que ahora ella esté involucrada en algo peligroso… – La voz de Noriko algo eufórica y angustiada solo ponía más de nervios a Izzy
— Mi hija está a salvo Noriko, no voy a dejar que nada le pase, la protegeré… si confiaste en mí cuando éramos marido y mujer, confía en que si algo haré siempre es proteger a mi hija – Pocas veces Izzy se molestaba de esa forma, pero no permitirá que su ex le dijera eso.
— Más te vale… o te juro que jamás te dejaré verla de nuevo… – Amenazo ella con lágrimas cayendo – Porque aunque se trate de alejarla de su padre… no voy a dejar jamás que salga herida…
Luego de eso la mujer colgó, dejando a Izzy con el teléfono en mano y molesto, pero sobre todo llenó de rabia hacia él mismo, pues no había forma de ocultar una realidad… Su culpa no desaparecía.
— Izzy…
— Lamentó que oyeras eso Tentomon… – comentó el pelirrojo enseguida.
— Estaremos bien, y Jun también… no voy a abandonarte, jamás lo eh hecho Izzy – Dijo el Digimon insecto con toda la confianza y apoyo del mundo.
— Eso lo sé amigo mío… – respondió con una sonrisa Izzy
Entonces la puerta de la habitación donde estaban se abrió y Tai seguido de Agumon salió de ahí con la mirada decidida y una expresión de exasperación.
— ¿Qué ocurre? – Preguntó el pelirrojo
— Iremos a convencer a Kioshi de nuevo – Contestó Agumon.
— Trataré… ven conmigo Izzy, tú eres quien debe estar presente en esto también.
Mientras tanto, en la sala de control del lugar, varios operadores de monitores trabajaban para mantener informado a Kioshi de la situación, ahora que habían ubicado a los Digimons que eran peligrosos, habían puesto todo manos a la obra.
— Kyo, informa el estatus del equipo de respues en Europa… ¿en cuánto tiempo llegarán al lugar? – Preguntó Nagano a uno de los operadores.
— Equipo europeo de respues de la DCD están en camino señor, tiempo de llegada en helicóptero en 8 minutos…
— Bien, espero que no tarden mucho… quiero a estos Digimons neutralizados…
— Senador, las armas prototipo están con el equipo, pero debo decirle que… no tuvimos tiempo de hacer pruebas y el porcentaje de efectividad esperado es del 88% señor… – Comentó la científica Alison con un tono algo angustiado.
— Es un margen aceptable Alison… – Comentó tajante Nagano —… ¿tiempo de llegada del equipo?
— 7 minutos señor
Mientras tanto, en los cielos de Europa, dos helicópteros del ejército transportaban tropas de la DCD, con mascarillas de oxígeno para poder entrar en la zona de Chernobyl.
Los hombres llevaban una especie de arma parecida a un cilindro de 40 o 50 centímetros de largo y con un diámetro de al menos 15 centímetros, pero más que parecer un arma de municiones parecía ser una especie de lámpara, ya que llevaba un foco peculiar en la punta del cañón.
— Aquí líder rojo de la misión, reportando que estamos a dos Kilómetros del punto de encuentro… estaremos pronto ahí senador – Comentó uno de los hombres con uniforme a través de su equipo de comunicación aislado del ruido de las hélices del vehículo volador, un hombre de unió y alto, quizás el capitán de la tropa europea.
— Perfecto… No quiero que escatimen en disparar, neutralicen las amenazas con fuerza letal. – Dijo Nagano en la radio.
Dentro del castillo que había levantado Lucemon, este se hallaba sentado con las manos frente a su rostro, entrelazando los dedos mirando al horizonte.
Aunque el Digimon ángel no podía verlos por la neblina de la tarde, parecía mirar fijamente hacia ellos, con una sonrisa algo confiada.
— Los humanos vienen a jugar… ¿Quieres que me encargue de eso?… muero por sentir algo de emoción – Dijo Lilithmon con su tono seductor.
— No… vamos a darles algo con qué entretenerse… – Mencionó con un tono casi infantil el Digimon. – Barbamon…
— ¿Qué ocurre? – Preguntó mentalmente el Digimon anciano.
— Supongo que ya tienes Digimons suficientes para las tropas… – Entonces a las afueras del castillo un portal se abrió, y Barbamon salió de él.
— ¿Por quién me tomas?… por supuesto que sí… – La sonrisa de Barbamon fue acompañada de el rígido de varios Digimons detrás de él.
Devidramons, Cerverusmons, Raremons, y varios otros Digimons virus estaban a las espaldas de Barbamon, mientras que este sonreía macabramente.
— Asegúrense de traerme un recuerdo o algo de valor… – Dijo el Digimon anciano a los Digimons malignos detrás de él.
En la base, Tai e Izzy llegaban a la sala de control, pero al cruzar las puertas un guardia se interpuso ante Tai colocándole la mano en el pecho para frenar su avanzar.
— Te lo voy a decir una sola vez… si tu mano sigue ahí cuando termine de hablar te rompo la cara – Dijo Tai algo exasperado.
— Déjalos entrar – Dijo Nagano, mientras que el guardia obedecía y Tai e Izzy pasaban.
– Kioshi, hay que hablar…
— Ya hicimos eso Yagami y quedó todo establecido, ahora permíteme, estoy manejando la situación.
— Kioshi, por favor, necesitamos investigar más y conocer al enemigo, no podemos simplemente atacar a ciegas… – Decía Tai algo impaciente.
— Es verdad, si la forma de datos que vimos en las grietas es así de grande debemos investigar más sobre las piedras y que Digimons están…
— Los Demon lords – Dijo Nagano interrumpiendo a Izzy
— ¿Cómo? – Preguntó Tai.
— Los Demon Lords son una raza de Digimons que gobiernan en el área oscura del Digimundo… desterrados ahí por Ygdracil… los 7 señores demonio que gobiernan, son los que están aquí – Terminó de explicar Nagano.
— ¿Cómo sabes eso? – pregunto nuevamente el castaño.
— Es parte de una investigación mía… – Comentó Izzy – Durante muchos años me dediqué a buscar el origen del Digimundo y se mencionaban a los señores demonio, pero nunca imaginé que se tratarían de los 7…
— Seis, después de que sus amigos se encargaran de Demon en Paris, ahora solo hay 6… como vez Tai, estamos bien informados de la amenaza
— Por mi investigación robada – Agregó Izzy con amargura
— 3 minutos para el blanco señor — Dijo el operador que veía el avance de la misión.
— Tranquilos, tenemos todo cubierto… tenemos las ramas necesarias para acabar con ellos, ¿cierto Dra. Alison?
— Eh Si… desarrollamos estos láseres especiales para contener y en dado caso neutralizar datos corruptos o con virus y con un poder gigantesco
— ¿Armas para Digimons Kioshi? – Ahora Tai estaba molesto de verdad.
— ¿Cómo saben que estas armas serán efectivas? – preguntó Izzy
— Oh buenos, las desarrollaremos con base al nivel de poder que el Omegamom del señor Yagami y el comandante Ishida tienen… digo… jeje también utilizamos la información sobre Digimons Virus que han atacado la tierra, así logramos crearlas para borrar Digimons poderosos y malos – Decía tímida pero orgullosa Alison.
— Así que hoy vamos a darles un buen uso… no tenían aún la energía suficiente para contener, solo destruir, pero gracias a la información de ese pulso de energía que usó en su torre señor Izumi, logramos completarlas para poder hacerlas funcionales, el poder de sus Digivice ayudaran ahora a contener el poder de datos corruptos
— ¿Cómo que contener Nagano? ¿Hablas de que planeas "capturar" a esos señores demonio? – Tai no podía concebir que Nagano tuviera la idea de atrapar a estos Digimons
— Claro que si, imagina todo lo que lograríamos saber sobre el digimundo y sus amenazas si pudiéramos estudiar con vida a uno de esos Digimons…. Son valiosos – Finalizó ese argumento Nagano con una sonrisa.
— ¡No sabemos qué tan poderosos son! Ni siquiera si el poder de los Digivice pueden contenerlos, Nagano – Está vez también Izzy estaba molesto.
— Estamos llegando al objetivo señor – Dijo el capitán de la misión mientras llegaban a Chernobyl
— Enterado capitán – Respondió Nagano por la radio.
— Nagano, termina con esto y ahorita esa misión, esos hombres y sus Digimons podrían morir — Dijo en una súplica y a la vez orden Tai.
— Senador, los helicópteros están por decender – El operador de la misión en esa sala informó.
— ¡Muy bien equipo, listos para descender! ¡Recuerden las órdenes, neutralizar y capturar con fuerza máxima!
Los hombres escuchaban como el motor del helicóptero comenzaba a prepararse para descender, mientras preparaban las armas especiales.
La oscuridad del atardecer acompañado por la neblina que acompañaba el lugar, no permitía que vieran de manera habitual, por lo que estaban listos con sus gafas de visión nocturna, aunque estas tampoco funcionaban del todo, pues parecía que la atmósfera era distorsionada por algo más.
— Kioshi, termina con esto… saca a esas personas de ahí… – Tai no se rendía.
— Estamos descendiendo… — Mencuono el capitán en la radio – ¡Que mierda es eso!
Fue lo que se escuchó en el radio, lo cual alarmó a los presentes, mientras que en el lugar, los helicópteros no habían podido ni siquiera bajar a tierra cuando comenzaron a ser atacados por Devidramons y diferentes hordas de Digimons oscuros.
Uno de los helicópteros explotó mientras, los hombres disparaban los láseres a algunos Digimons, pero la neblina se volvió más y más densa, mientras que por la radio los hombres solo gritaban en desesperación tratando de evadir el ataque.
Las pantallas que monitoreaban las cámaras de los helicópteros y los cascos de los soldados, apenas lograban captar todo, y una una se fueron apagando y perdiendo la señal, mientras lo único que se escuchaba era el disparo de los laseres, los gritos de los soldados y el rígido de diversos Digimons.
Kioshi estaba perplejo y su sonrisa altanera se quedó helada en su rostro, pero con sus ojos llenos de incertidumbre, al igual que todos los presentes en la sala.
La doctora Alison, solo podía mantener sus manos en su boca mientras lloraba por el terror de lo que oía, mientras que Tai e Izzy miraban perplejos todo con el sudor frío.
Mientras que Agumon y Tentomon temblaban d e nervios de nuevo, pues esa presencia oscura era palpable nuevamente.
Y entonces silencio radial…
Fuera de una montaña… Belzeemon estaba sobre su motocicleta Behemont, y miraba fijamente hacia la montaña.
— Lucemon… los encontré… – Dijo con una voz Fría el Digimon.
.
.
.
.
