Disclaimer:Todos los personajes, así como lo que podáis reconocer pertenece a J.K. Rowling.

Flashback 68

Cuando Yaxley apareció en la casa de la sangre sucia, Pansy y Adrián le contaron lo allí sucedido. Yaxley descargó su furia con ellos y les prohibió contarle al Señor Tenebroso que se les había escapado la chica o morirían los tres. Si alguno abría la boca él mismo se encargaría de llevárselo consigo al mismísimo infierno.

Cuando hicieron el registro no encontraron gran cosa, una muñeca de trapo desgastada y una especia de artilugio blanco, alargado. Yaxley cogió las dos cosas y abandonaron la casa no sin antes lanzar un incendio para reducirla a cenizas.

Lo que aún no sabían pero descubrirían más tarde gracias a un prisionero muggle es que uno de los objetos que llevaban traerían las mejores noticias para su Señor.

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Habían pasado dos semanas desde que Hermione había escapado de Pansy y Adrian. Aún no se había atrevido a contarle a nadie que estaba embarazada e intentaba no pensar mucho en ello, intentaba hacer vida normal hasta que decidiese como contarlo.

La Orden estaba preparando un ataque de nuevo, el Primer ministro muggle había informado a Kingsley de una serie de desapariciones alarmantes en la población civil muggle y estaban seguros que estaba relacionado con Voldemort.

Draco se había ofrecido voluntario para acompañarlos, estaba deseando ponerle las manos encima a Voldemort para vengar la muerte de su madre pero Snape no estaba de acuerdo: Si Voldemort atrapaba a Draco todo habría sido en vano.

Estaba claro que él no formaba parte de la Orden y así se lo recalcaban en cada reunión, solo era un colaborador. Incluso a Theo lo tenían en más estima que a él.

Así que como buena serpiente que era, ideó un plan al margen de los planes de la Orden. Si ellos no querían contar con él, ya buscaría la manera de llevar a cabo su venganza.

Hermione se había levantado esa mañana más pálida de lo normal. Sentía unos leves mareos que la hacían que se le nublase la vista. Cuando bajó a desayunar no pudo probar bocado, el olor del café le produjo un malestar que la hizo salir corriendo hacia el baño ante la mirada interrogante de Andrómeda.

Cuando volvió del baño con la cara lavada, se encontró a Snape esperándola en la puerta. Los ojos negros del hombre taladraban a la chica que se encogió con un escalofrío.

· Andrómeda me ha dicho que no te sientes bien- dijo arrastrando las palabras y sin apartar la mirada de la chica- baja a mi laboratorio.

Hermione lo siguió sin rechistar. Se sentía como si la hubiesen pillado infringiendo una norma en el colegio, siguiendo a su profesor para que le impusiese un castigo. En el fondo, sabía que Snape sospechaba que ella ocultaba algo y si usaba la legeremancia con ella lo descubriría todo.

· Siéntate – el tono de Snape era frío -. Me sorprende que aún no me hayas pedido ninguna poción anticonceptiva. No creo que te queden viales ya…y menos por el ritmo de "actividad" que tenéis.

Hermione se sonrojó al escuchar la acusación de su antiguo profesor. Era cierto, que tras enterarse de que estaba embarazada se había lanzado a los brazos de Draco cada noche sin pensar en nada más; total, ya no podía arreglar la situación y un ansia de que su mente y culpabilidad callase por unos momentos la empujaba al sitio donde mejor se evadía de todo: el cuerpo y las caricias del rubio.

Pero siempre habían lanzado hechizos silenciadores, no entendía cómo Snape pudiese haber oído nada aunque estaba claro que no era tonto. La cara de Hermione y la de Draco cada mañana no era ningún secreto para nadie de la casa, incluso Harry había bromeado alguna vez con el brillo de los ojos de la chica.

· Aún tengo dos viales- dijo la chica mintiendo a medias; era cierto que tenía dos viales pero llevaban sin usarse desde el mismo dio que se los dió hacía meses-.

· Por supuesto- Snape mostró una sonrisa ladeada- estaba intentando darte la oportunidad de que me lo contases tú…de que hicieses lo correcto…pero no me has dejado otra opción.- Snape- levantó su varita y apuntó a Hermione y una luz plateada salió de la varita mientras el hombre murmuraba- revelum gestatus

Los ojos de Hermione se abrieron como platos. Ante ella, una bolita plateada salió de su vientre y comenzó a tomar formar. Dentro de la esfera vio como algo parecido a un pequeño ser parecido a un alien, ¿Podría usar ese comparativo de creencia muggle con lo que estaba viendo? Se movía de un lado a otro de la bolsa a la que estaba conectada por un cordón dentro de la esfera.

· ¿Qué es eso?- preguntó Hermione intentando aplacar los nervios, pues en el fondo sabía la respuesta-.

· Eso, Señorita Granger…es su hijo.

Snape murmuró unas palabras inteligibles para la chica que miraba absorta la esfera plateada dejando escapar una lágrima mientras escuchaba como latía el corazón de su bebé. Ahora todo era mucho más real, estaba ahí frente a todos sus sentidos. Alargó una mano para tocarlo y Snape hizo un leve movimiento de varita haciendo que la esfera de luz plateada se redujera y volviese al interior de la chica.

· Tenemos un giro de los acontecimientos. Debo informar a Kingsley- el hombre rebuscó en sus estantes y le tendió una poción a la chica- Tómatela-.

· ¿Qué es?- el miedo que se reflejó en sus ojos color miel conmovieron a Snape-.

· Tranquila, no os hará daño. Sólo controlará los síntomas para que no se vuelva a repetir el episodio del desayuno o todos sospecharán.

· ¿Vas a contárselo a Draco?

· No.- los ojos negros del hombre bajaron hasta su vientre y de seguida a los ojos de la chica expresando alivio de que ella aún no hubiese contado nada- y tú tampoco se lo dirás. Si quieres que ese irresponsable siga con vida tienes que acatar mis órdenes sin cuestionar.

Hermione asintió bajando la mirada avergonzada sin saber que este sería el principio del fin de su vida tal y como ella la conocía.

· Ahora márchate. En cuanto sepa que vamos a hacer te lo haré saber.

Hermione salió del laboratorio con el alma derrotada. ¿A que se refería Snape con esa última declaración? Ella era la única que decidiría lo que tendrían que hacer con respecto a su bebé. Bueno…ella y Draco.

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Ron estaba en su habitación con el desiluminador en la mano. Desde que ese hurón se lo había devuelto alegando que su madre se lo llevó con las prisas no lo había soltado. No iba a permitir que nadie más lo cogiese, antes tendrían que lanzarle un Imperio.

Ya se había hecho a la idea de que Hermione estaba con el hurón. Los sentimientos que tenía hacia su amiga habían quedado enterrados en lo más hondo de su ser; está guerra estaba cambiándolo todo y no quería perder a más gente así que se resignó a esperar a que algún día ella cambiase de opinión o ese hurón volviese a marcharse y ahí estaría él para consolarla y quien sabe…quizás tendría su oportunidad.

A pesar de que aceptaba la decisión de Hermione tampoco es que quisiera pasar mucho tiempo viendo cómo Malfoy sobaba a Hermione en cada oportunidad y por eso se había quedado en el número doce de Grimmauld Place mientras todos iban camino al refugio de Andrómeda que ahora se había convertido en el foco de reunión.

Se levantó y se dirigió a la cocina pensando en que tal vez quedaba un poco de tarta de melaza que había traído Ginny desde la madriguera.

Estaba de suerte. Cogió el plato y comenzó a comer directamente con las manos, total nadie estaba viéndolo y así sabía mucho mejor.

Escuchó unos pasos sigilosos subir las escaleras y se puso en alerta. ¿Quién sería? Todos habían ido a casa de Andrómeda...

Se limpió la boca con la manga de la camiseta y siguió el sonido de los pasos hasta que llegó a la biblioteca donde pudo ver cómo un hombre con el pelo negro se ponía delante de la chimenea: Snape.

Las llamas de la chimenea se tornaron de color verde y apareció la cabeza de Kingsley en ella. Ron se escondió tras la puerta pero atento a aquellos dos, sentía curiosidad de que se traían entre manos y él nunca se había fiado al completo de su antiguo profesor de pociones.

· Me temo que la profecía está cumpliéndose. El heredero está en camino- Ron no podía ver desde su posición el rostro de Snape pero conocía perfectamente los gestos de su antiguo profesor y por su tono notó el desprecio con el que hablaba -.

· ¿El chico lo sabe?- preguntó Kingsley con entereza-.

· No. Ya le he advertido lo que pasara si se lo cuenta. Debemos actuar rápido, pronto se le empezará a notar y no podremos retenerla.- Ron estaba totalmente confundido con la conversación que mantenían esos dos, ¿De quién hablarían? Según tenía entendido la profecía esa tan misteriosa tenía que ver con Hermione…pero hasta ahí llegaban sus conocimientos. A él jamás le habían informado sobre nada y a Harry tampoco…que él supiera-.

· Tenemos que sacarla del país antes de que alguien más lo descubra…no quiero ni imaginar que sería de ella y el niño si Voldemort llegase a descubrirlo.Hay que mantener a la Orden y a Harry al margen- dijo Kingsley dejando escapar un suspiro-

· ¿Y qué haremos con Malfoy?- los ojos de Ron se abrieron como platos al escuchar a Snape-

· Él debe quedarse, si se marcha con ella será más fácil que Voldemort los rastree por la marca tenebrosa…ahora mismo la prioridad es la señorita Granger y el niño.

Ron palideció. Hermione embarazada de ese hurón…Hermione en peligro…pero ¿Por qué? ¿Qué estaba pasando?

Intentó acercarse más para no perder un solo detalle pero solo escuchó el crepitar de las llamas que habían vuelto a su color original: Kingsley se había ido y no había ni rastro de Snape.

Comenzó a retroceder lentamente con la mente a mil por toda la información recibida cuando chocó con algo. Se dio la vuelta lentamente y se encontró cara a cara con su antiguo profesor de pociones.

· Weasley…ya veo que no ha perdido la costumbre de meterse donde no le llaman…usted y Potter son tal para cual. – el tono de burla de Snape hizo que Ron se armase de valor-.

· Y yo veo que usted sigue confabulando a espaldas de Harry.

· ¿Qué has escuchado?- el tono de Snape era firme y duro-

· Lo suficiente- el pelirrojo controló el temblor en su voz al pensar en Hermione- o me cuenta todo lo que sabe o yo mismo iré a encarar a Hermione.