Notas: A raíz del golpe fuerte en la cabeza, Elizabeth no recuerda lo que sucedió en las últimas semanas, pero lentamente va a ir recuperando la memoria. Este tipo de amnesia ocasionada por un golpe es más común que la amnesia de largo plazo.
29 de agosto 1812
De acuerdo a lo que habían acorado, a la mañana siguiente Georgiana pasó a buscar a Elizabeth por su habitación, y bajaron juntas al comedor familiar a desayunar.
Elizabeth estaba muy nerviosa y ansiosa, y prestó muy poca atención a sus alrededores. La noche anterior había soñado con el Sr. Darcy, y recordaba con lujo de detalle que había rechazado tajantemente su propuesta de matrimonio. Recordaba que el Sr. Darcy le había entregado una carta defendiéndose, y previniéndola sobre el carácter de Wickham.
Era consciente que había sido muy injusta con el Sr. Darcy, y estaba profundamente avergonzaba de las cosas que le había dicho e incluso acusado. Sumado a ello, el Sr. Darcy no solo la estaba hospedado a ella y sus tíos en Pemberley - cuando no tenía ninguna obligación de hacerlo – sino que también se había encargado que el doctor de Lambton estuviera a su disposición.
Deseaba poder disculparse con él, y agradecerle todo lo que había hecho por ella y sus tíos.
Al entrar en el bonito y amplio comedor familiar, notó que su tía estaba conversando amenamente con el Sr. Darcy.
Darcy levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de Elizabeth. Elizabeth se ruborizó y bajo levemente la mirada. Elizabeth respiró hondo tratando de contener sus emociones y levantó la vista y lo miro nuevamente a los ojos con una leve sonrisa. Trató de transmitirle con los ojos el agradecimiento que sentía por él.
Al ver a Elizabeth, Darcy sintió un torrente de emociones, entre ellas alivio al ver que estaba mejor. Se levantó y se acercó a Elizabeth y a su hermana. Después de los saludos de cortesía y preguntarle a Elizabeth por su salud, Elizabeth se sentó al lado de su tía.
A pesar de los deseos que Elizabeth sentía de conversar con el Sr. Darcy, se sentía cohibida, y habló muy poco durante el desayuno. La Sra. Gardiner, comentó que su tío estaba recuperándose, y estimaban que en pocos días iban a poder regresar a Londres.
Después del desayuno, Darcy ofreció hacer un tour de las principales habitaciones de Pemberley para Elizabeth y la Sra. Gardiner. Ambas damas aceptaron, y Georgiana también se unió.
Darcy les contó la historia de Pemberley, mientras les mostraba cuadros de sus padres y ancestros. Elizabeth miró detenidamente el cuadro de los padres del Sr. Darcy, y comprobó que el Sr. Darcy era muy parecido a su padre, mientras que Georgiana se parecía a su madre.
Posteriormente fueron a la sala de música, donde había un elegante piano, un arpa y cómodos sillones. La decoración de la habitación era en colores rosa y amarilla, había varios bonitos adornos de porcelano y grandes ventanas. Luego, fueron al gran salón donde se celebraban las fiestas. Dicho salón, era el doble de grande que el de Netherfield Park, y más lujoso.
Después recorrieron dos salas más, una de ellas, era una sala de visitas informal, y la otra una sala de negocios. Posteriormente, llegaron a la gran biblioteca.
Elizabeth abrió muy grande los ojos por la sorpresa, la sala era magnifica, y exclamó, "Sr. Darcy, la Srta. Bingley no exageró cuando habló sobre su biblioteca. Nunca vi una colección privada tan impresionante."
Darcy sonrió levemente. "El crédito no es solo mío, Srta. Bennet. Esta biblioteca es la obra de varias generaciones de Darcys."
Elizabeth asintió. "Pero tengo entendido que usted ha adicionado varios títulos a la colección."
"Es cierto. Como usted ya sabe, me gusta leer, y si un libro me gusta o estimo que es importante añadirlo a la colección, suelo comprarlo."
Elizabeth sonrió, y comenzó a caminar lentamente mirando algunos de los títulos, mientras seguía conversando con Darcy sobre la biblioteca. Darcy le explicó la forma que estaban ordenados los libros, y, además, le mostró un catálogo de los títulos que había en la biblioteca.
Mientras tanto, la Sra. Gardiner – que no sentía la misma pasión por la lectura que Elizabeth - le contaba a Georgiana algunos detalles de Lady Anne Darcy. El difunto padre de la Sra. Gardiner, había sido párroco en Lambton, y como Lady Anne participaba muy activamente de las obras de caridad de la iglesia, la Sra. Gardiner – aunque tenía 10 años menos que Lady Anne - había tenido oportunidad de conversar varias veces con ella.
Después de la visita a la biblioteca, que se extendió por más de media hora, acordaron en la tarde hacer un tour de los jardines.
PPP
A la hora acordada, los Darcy, Elizabeth y la Sra. Gardiner se reunieron en la sala de entrada de la mansión para pasear por los jardines.
Los jardines eran muy hermosos con gran variedad de plantas y flores, que la mayoría de ellas estaban aún en flor. Además, en el centro de los jardines principales había bellas fuentes y bancos a su alrededor.
Dado que el día era muy cálido, la Sra. Gardiner - que se cansaba mucho antes que Elizabeth – decidió quedarse sentada a la sombra de un árbol, mientras que Elizabeth iba a subir una colina que estaba a unas centenas de pasos. Georgiana optó por quedarse con la Sra. Gardiner, ya que le gustaba escuchar las historias que le contaba sobre su madre, y Darcy optó por acompañar a Elizabeth.
Si bien Elizabeth deseaba fervientemente aprovechar esa oportunidad para disculparse con el Sr. Darcy, se sentía cohibida. Por su parte, Darcy se daba cuenta que Elizabeth había hablado muy poco con él y no sabía qué hacer para que se sintiera cómoda con su presencia.
Como buen caballero, le ofreció el brazo para ayudarla a subir la empinada colina. Elizabeth sonrió y aceptó. Subieron en silencio hasta llegar a la cima. Embelesada, Elizabeth miró a su alrededor. La vista era muy hermosa; la casa estaba en perfecta armonía con la naturaleza y a lo lejos se veían los picos de las montañas. Se oían los pájaros cantar a su alrededor, y se sentía a lo lejos el ruido de un riachuelo.
Cerró los ojos por unos instantes para ordenar mejor sus ideas, y respiró hondo, y al abrir los ojos, vio que el Sr. Darcy estaba a unos pasos de distancia mirándola con curiosidad.
Elizabeth sonrió levemente y le dijo, "Sr. Darcy, desde hace mucho tiempo que quiero disculparme por las cosas que le dije en Kent. Fui muy injusta, y no hay un día que no me avergüence de mi comportamiento."
Darcy abrió muy grande los ojos por la sorpresa, y negó con la cabeza, "No, Srta. Bennet. Soy yo quien le debo una disculpa por la forma en que la traté y las cosas que le dije. Tenía todos los motivos del mundo para decirme las cosas que me dijo." Suspiró con tristeza, "tengo una deuda de gratitud con usted, ya que hizo que me diera cuenta de varios de mis defectos, para poder corregirlos "
Al ver la genuina tristeza en los ojos del Sr. Darcy, Elizabeth sintió aún más remordimiento por lo que había pasado. Cuando lo rechazó tajantemente, había asumido que los sentimientos del Sr. Darcy no eran muy profundos, de hecho, estaba convencida que era un hombre que carecía de sentimientos. Con determinación Elizabeth le dijo, "creo que ninguno de los dos actuó bien esa tarde, y ambos estamos arrepentidos de lo que dijimos." Lo miró a los ojos, "le propongo que dejemos atrás lo que pasó, y no hablemos más del pasado." Darcy ligeramente asintió y Elizabeth agregó, "También quiero agradecerle nuevamente todo lo que ha hecho por mi y por mis tíos…"
Darcy la interrumpió, "Por favor, Srta. Bennet, no me agradezca de nuevo. Hice lo que cualquier caballero habría hecho en mi lugar. Mi satisfacción es que usted está bien y en pocos días su tío va a estar mejor."
Ambos sonrieron, y Darcy agregó, "Este es mi lugar favorito de Pemberley y suelo venir muy seguido aquí. Tengo un cuadro de Pemberley en mi casa de Londres que pintó mi madre justo desde este lugar …"
Por varios minutos más, los dos siguieron conversando amenamente sobre Pemberley y Longbourn. Cuando Darcy hizo unos comentarios sobre Lambton, Elizabeth frunció ligeramente el ceño. A su mente acudieron varias imágenes de una posada, de montañas y valles, y de su tía Gardiner abrazándola mientras lloraba.
"¿Se siente bien, Srta. Bennet?" Preguntó alarmado.
Elizabeth pestañeó y salió de su estupor, "Si, no se preocupe Sr. Darcy. Tengo un ligero dolor de cabeza."
"¿Quiere sentarse en aquel banco?" señalo un bonito banco que estaba a una decena de pasos.
"No, no es necesario." Sonrió, "estoy segura que en unas horas voy a estar mejor."
No muy convencido, Darcy asintió. Le ofreció el brazo y bajaron lentamente la colina. Posteriormente se unieron a la Sra. Gardiner y Georgiana, y regresaron los cuatro juntos a la casa.
