OUTAKE

-¿Qué te hace tanta gracia? -Edward bajó los documentos que había estado estudiando con Miguel durante el desayuno y le echó a Bella una ojeada por encima de las gafas de sol.

-Uhmmm… Eh… -Bella frunció los labios-. Solo estaba escribiéndome con mi amiga Mabel por WhatsApp.

-¿Y podemos saber qué dice? -Edward le echó una ojeada al abogado, quien lo ignoró mordiendo un croissant con un exceso de ganas.

-Bueno… Eh… -Bella estudió la pantalla de su móvil-. No creo que queráis saberlo.

Ambos hombres la miraron de frente.

-Creo que ahora acabas de conseguir toda nuestra atención -se burló Edward.

-O sea, que si te digo que no quieres averiguarlo, no confías lo suficiente en mí como para creerme, ¿no? -se mofó Bella.

-Las cosas que no queremos saber suelen ser siempre las más

interesantes. No tiene nada que ver con la confianza - alegó Edward divertido.

-Bien, que conste que os he advertido. -Bella deslizó el móvil sobre

la mesa hasta dejarlo frente a él-. Mi amiga Mabel me pregunta si es verdad que los hombres griegos sois la mayoría bisexuales y que tenéis debilidad por el sexo anal.

También me ha preguntado que si ya has tratado de hacerme un griego o me has pedido que te lo haga yo a ti.

Con la mandíbula desencajada, Edward leyó los mensajes de WhatsApp, confirmando que no le estaba tomando el pelo. Al

terminar, cerró la boca y alzó un dedo, como si necesitara tiempo para asimilarlo.

-Lo admito, tenías razón. Jamás volveré a poner tu opinión en duda cuando me digas que hay algo que no quiero saber. -Levantándose de su asiento, Edward le dio un par de palmadas en el hombro a Miguel -. ¡Ve haciéndote con vaselina, amigo mío!

-¡Oye! ¡Que no me has respondido! -chilló Bella divertida tras él.

-Que te conteste Miguel. Es abogado, está acostumbrado a llevar la defensa y a dar explicaciones.

Bea miró a Miguel, quien, más colorado que un tomate, alzó ambas manos para levantarse y salir huyendo tras Theron. El móvil pitó mientras ella seguía riéndose.

Mabel: «¿Dónde te has metido?».

Bella: «Les he preguntado lo que me has dicho». Mabel: «¡Solo era una broma!».

Bella: «Lo sé, pero ellos querían saberlo». La respuesta tardó en llegar.

Mabel: «¿Y qué te han contestado?».

Bella: «No lo tengo muy claro. Miguel ha mascullado algo sobre que hacer un griego no existe y que se llama hacer un otomano».

Mabel: «¿Un otomano? Nunca lo he escuchado. Qué cosas más raras tienen estos griegos».

Bella: «Dímelo a mí. Estoy casada con uno». Mabel: «¡No te quejes encima!».

Con una sonrisa en los labios, Bella tecleó su siguiente mensaje. Bella: «No me quejo. No lo cambiaría por nada del mundo».