El lugar en el que se hallaba HanaYasha, era asfixiante y asqueroso. Junto a las paredes rocosas, había más jarrones, cuyos aromas eran los que le producían malestares insoportables.

Y la falta de sus poderes sobrenaturales tampoco le ayudaba mucho. Su cabello y sus ojos eran de color negro. Sus orejas de perro eran orejas humanas y no contaba con sus garras ni sus colmillos.

En esa situación, solo pudo conformarse con correr, tratando de encontrar una salida. No obstante, al cabo de unos minutos, volvió a terminar en el mismo sitio, rodeada de jarrones con aromas desagradables.

Frunció el ceño y gruñó. De pronto, algunos jarrones expulsaron enredaderas con espinas, apuñalándola en su costado derecho, al no esquivar a tiempo una que venía a sus espaldas.

-¡Maldición! - llevándose su mano izquierda a su herida, dio un salto hacia atrás, quedándose junto a una columna de rocas.

Al verla detenidamente, comenzó a idear otro plan para salir. Más enredaderas fueron por ella. Poniéndose detrás del pilar, evitó que la volvieran a lastimar. Y jadeando por el dolor de su herida, realizó una posición de manos, elevando sus palmas hacia el techo.

-¡Estilo de viento! ¡Jutsu agujero del vacío!

Concentrando una gran esfera de aire, perforó el techo, llenando el suelo de escombros. Acto seguido, puso chakra en sus pies, escalando el pilar y el techo para llegar al agujero y salir a un pasillo del palacio.

Por desgracia, otra enredadera la alcanzó en la orilla, hiriendo esta vez su brazo izquierdo.

Apartándose del agujero, se aproximó a una pared y se dejó caer al piso, tomando una gran bocanada de aire.
Recuperándose del malestar, apartó su mano izquierda de su costado, contemplando las manchas de sangre en su palma.

-Rayos... - pensó molesta, recordando los jarrones con aroma apestoso. - ...esas cosas estaban envenenadas. - gruñó, realizando una serie de sellos con sus manos y poniendo la izquierda en el piso. - Jutsu de invocación...

Del interior de la nube de humo, salió Tora; uno de los cinco guardianes caninos del clan Higurashi.

-¡Madre santa...! - exclamó el perro rojizo, al verla con su apariencia humana y graves heridas en su costado derecho y brazo izquierdo. - ¡¿Q-Qué te pasó?!

-N-No hay tiempo para explicaciones... - habló entre jadeos, haciendo presión sobre la cortada. - Necesito encontrar a Sasuke cuanto antes... está en un grave peligro...

PPPPP

Acostado dentro de una tina, Sasuke escuchaba como el filo de un cuchillo golpeaba una tabla de madera. Reaccionando, se levantó, dándose cuenta de que estaba desnudo y de que el agua que lo mojaba en realidad era vinagre.

Volteó a su alrededor. Había monstruos trabajando en lo que parecía ser una especie de cocina. En eso, uno de ellos arrojó algo a un barril. Quedó pasmado al ver la cantidad de huesos humanos que sobresalían de la orilla.

Otro de los Youkai, percatándose de su mirada, sonrió, mostrándole lo afilado que estaba el cuchillo que sostenía, antes de cortar con fuerza un gran pedazo de carne ensangrentado.

-Demonios... - pensó enojado, cerrando los puños dentro de la tina. - ¿Cómo voy a salir de aquí?

-¡Oye! - gritó un monstruo, mirando a otro que cargaba un hacha en su espalda. - ¡Creo que ese humano ya se remojó lo suficiente!

El Youkai sonrió, asqueando al chico con el aspecto de sus dientes. Sacando su arma, se aproximó con lentitud, viendo satisfecho lo asustado que se encontraba.

En eso, se escucharon varios golpes en la puerta. Unos segundos después, esta fue encendida en llamas, convirtiéndose en cenizas y dejando entrar con facilidad a HanaYasha y al perro de pelaje rojizo que la acompañaba.

-¡¿Y tú quién eres?! - exigió saber el Youkai con el hacha.

La kunoichi, en lugar de responder, corrió hacia él y lo golpeó de lleno en la cara con su puño derecho, consiguiendo que su arma volara por los aires y se clavara en una pared.

En cuestión de segundos, los demás demonios también se le abalanzaron con otros utensilios que utilizaban. Sin embargo, la joven no estaba dispuesta a ceder, tomando con determinación la gran y pesada sartén que colgaba de una de las paredes.

Al verla, los Youkai se detuvieron, temblando y sudando en frío. Incluso por la misma desesperación, se atrevieron a arrodillarse y pedirle piedad. HanaYasha sonrió con malicia. Y usando sus dos manos, giró sobre sí misma y les lanzó la gran sartén.

Desde la tina con vinagre, el Uchiha veía anonadado como se encargaba de los que seguían en pie, lanzándoles las cosas que encontraba en su camino.
Desde sartenes más pequeñas, hasta cuchillos, tenedores gigantes y cazuelas de bronce.

Después de unos minutos de gritos del inframundo y alboroto desmedido, la cocina quedó completamente desordenada.

-Señorita, lo siento... - dijo Tora, lanzando un llantito antes de desaparecer en una nube de humo.

Agotada por el esfuerzo y sintiendo una punzada en su costado derecho, la hibrida cayó de rodillas.

-¡HanaYasha! - exclamó Sasuke, saliendo de la tina y corriendo hacia ella.

La joven tosió de nuevo, cubriendo su boca con su mano derecha.

-Oye... ¿Estás bien? - preguntó atónito, viendo las gotas de sangre que saltaban al piso.

-Si... no es nada... - murmuró, quitándose su chaleco verde oscuro y su camisa de mangas largas color negra. - Ponte esto. - ordenó, entregándole ambas prendas y volteando a otra parte para darle privacidad.

En silencio, el muchacho comenzó a vestirse, poniéndose primero la camisa, la cual, le llegaba por debajo de las rodillas.

-¿Qué le pasó a tu cabello? - cuestionó, empezando a colocarse el chaleco. - ¿Por qué te ves cómo una humana ordinaria?

-Lo hizo el jarrón en el que me metió esa bruja... - respondió, sosteniéndose el costado derecho con su mano izquierda. - ...además, fui transportada a un lugar con jarrones envenados. Sino recupero mis poderes sobrenaturales, moriré en una hora.

Sasuke abrió sus ojos como platos. ¿Cómo podría ayudarla, de la misma manera, en la que ella lo ayudó a él en el pasado? En eso, recordó la espalda de su padre, llevando el símbolo del clan Uchiha.

Permaneciendo en silencio, se arrodilló a su lado derecho y, con gentileza, retiró su mano sobre su herida. Como la tela de la camisa de rejilla negra de mangas cortas le estorbaba, la tomó del borde y la deslizó hacia arriba.

En el segundo en que sus ojos negros reflejaron la gran cortada, hizo una mueca. No porque le diera asco, sino porque no podía imaginar el dolor que debía estar sintiendo su sensei.

En especial, siendo humana.

Levantó su mano derecha y la colocó en la cortada.

-Va a dolerte un poco. - advirtió, cauterizándola con estilo de fuego.

HanaYasha cerró los ojos con fuerza. Unos segundos después, la herida se cerró, dejando de sangrar y haciéndola jadear.

-¿Dónde aprendiste a hacer eso? - interrogó atónita.

-Mi padre me enseñó. Dijo que solo debía hacerlo en una situación extrema.

HanaYasha sonrió. Agradecida, le revolvió sus cabellos negros.

-Hay que buscar a Naruto y a Sakura. - comentó, arrodillándose. - Conociéndolos, seguramente se estarán quejando por haberse perdido.

Sasuke asintió. Subió a su espalda y luego, salieron de la cocina, volviendo al pasillo con la enorme alfombra roja en el suelo.

PPPPP

-Vaya... - se quejó la bruja, observándolos a través de su esfera de cristal. - sobrevivieron a mis encantamientos.

De un tazón de madera, tomó unos polvos de color negro, soplándolos hacia la esfera.

PPPPP

-¡Hay que encontrar a Sasuke! - exclamó Sakura, subiendo con Naruto por una escalera con forma de espiral. - ¡Me preocupa que la bruja le haya hecho algo terrible!

-¿Por qué dices eso? - cuestionó la rubia.

-¡A juzgar por sus palabras, lo matará para venderlo a los Youkai! - respondió, llegando al final de las escaleras.

Cuando Naruto se paró atrás de él, ambos cayeron en un inmenso hoyo negro, siendo transportados nuevamente a la lujosa habitación de Yama Uba.

-¡No, no de nuevo! - se quejó la chica de ojos azules, derramando lágrimas en forma de cascada y volteando a ambos lados.

-¿Chicos?

En eso, ambos escucharon la voz de su maestra, volteándose de forma automática.

-¡Wow! ¡Hana-sensei! - exclamó la rubia, poniendo sus manos sobre sus mejillas. - ¡¿Qué te pasó?!

-Sí, parece más... humana. - agregó el chico de ojos verdes, asombrado.

-Más bien, ¿Qué les pasó a ustedes? - cuestionó Sasuke.

-Se convirtieron en... - dijo HanaYasha. - ¡Naruta y Sakuro!

-¡NO BROMEE, SENSEI! - exclamaron los mencionados al mismo tiempo, fulminándola con círculos blancos en lugar de ojos.

El Uchiha los vio con una gotita de sudor bajando por su nuca. De repente, escucharon la risa de la bruja.

Sasuke se bajó de la espalda de la kunoichi, al mismo tiempo que sus compañeros sacaban un kunai y se ponían en guardia.

-Naruta, necesito que me ayudes con una técnica de estilo de viento. - comentó la Hanyou.

-¡No me llame así! - exclamó la rubia, haciendo un puchero y hablando de forma provocativa. - ¡Me siento ofendida, digo, ofendido!

-¡Deja de hablar así, tarada! - dijo Sakura. - ¡Digo...! ¡Tarado!

Finalmente, la bruja apareció ante ellos, flotando y sosteniendo su vara de madera.

-Veo que mis brebajes les han caído de maravilla... - habló sonriente. - ¡¿Qué les parece si jugamos un juego?! - moviendo su báculo, hizo que a su alrededor aparecieran muchos más jarrones, similares a los que usó para encantarlos. - ¡La medicina para devolverlos a la normalidad se encuentra en una de estas vasijas! Si consiguen encontrarla antes del anochecer, podrán beberla sin recibir efectos secundarios. Pero sino... - levantó sus brazos al techo. - ¡Entonces los mataré y venderé sus cuerpos al mejor postor!

-¡¿Antes del anochecer?! - preguntó Sakura.

-¡¿Y cuánto tiempo nos queda?! - continuó Naruto.

-15 minutos.

Los jóvenes se estremecieron, haciendo temblar los kunai en sus manos.

-¡Buena suerte! - y con una última carcajada, la bruja se fue.

-¡Demonios! - exclamó la rubia, jalándose sus coletas. - ¡Jamás la encontraremos, estamos perdidos!

-¡No te desesperes, Naruta! - la regañó HanaYasha. - ¡Cada brebaje desprende un olor diferente! - explicó, recordando los jarrones con los que se encontró en la habitación subterránea. - ¡Tienen que concentrarse en su olfato! ¡Dejen que los guie hacia la medicina!

Los chicos cerraron los ojos, haciendo una posición de manos para calmar su respiración.

-Agua... tierra... hojas... dulce... - pensaba Sakura, mencionando los olores que notaba su nariz.

A su lado derecho, Naruto apretaba con fuerza sus ojos.

-Algo no está bien. - pensó Sasuke. - Percibo muchos aromas, pero también hay algo más... - dándose cuenta de una sensación diferente, abrió los ojos de golpe. - ¡HanaYasha! ¡La columna a tu derecha!

-¡Naruta! - la llamó, despertándola de su concentración y reuniéndose con ella.

-¡Estilo de viento...! - gritaron al unísono, saltando hacia el pilar con sus manos al frente. - ¡Jutsu de bomba invisible!

Al bajar un poco sus dedos, soltaron una chispa que destruyó de golpe la columna. Sakura comenzó a toser por la nube de escombros, moviendo su mano derecha para ahuyentarla.

-¡Si! - en eso, escuchó la voz de Naruto. - ¡Soy hombre otra vez!

-¡Ah! - exclamó la pelirrosa, revisando su cabello largo. - ¡Es cierto!

-Bien hecho, Sasuke. - lo felicitó HanaYasha.

Sus alumnos sonrieron al verla con el cabello plateado, las orejas de perro y los ojos dorados que tanto la caracterizaban.

-Los jarrones que nos dejó Yama Uba fueron una distracción. Lo que estaba escondiendo no era la medicina para transformarnos, sino el objeto donde insertó una ilusión.

-¡¿O sea que los cambios hechos por esos jarrones fueron falsos?! - cuestionó Naruto, atónito.

Con discreción, Sasuke se revisó debajo de la camisa negra.

-No tengo mi ropa... - pensó, recordando lo sucedido en la cocina con los Youkai. - entonces... ¿Eso fue real?

-¡Ay, pero qué desgracia! - gritó Yama Uba, apareciendo nuevamente ante los ninjas de Konoha. - ¡Descubrieron mi secreto y dejaron un desorden!

-¡Bruja tramposa...! - exclamó HanaYasha, sacando a colmillo sangriento de su funda. - ¡Prepárate a morir!

La mujer hizo una mueca. Usando su vara de madera, invocó varias esferas de energía maligna, las cuales, la kunoichi esquivaba con facilidad, saltando de un lado a otro de la habitación.

-¡Cuchillas de sangre!

Moviendo su arma de arriba hacia abajo, invocó varias cuchillas; en forma de lunas menguantes y rojas, para deshacer las esferas.

Yama Uba se agachó, esquivándolas a duras penas. Cuando se enderezó, HanaYasha le clavó su espada en el pecho, absorbiendo hasta la última gota de su sangre.

En cuanto su cuerpo se transformó en polvo, el palacio comenzó a derrumbarse, obligándolos a abandonar el sitio, volviendo al precipicio.

-¡PFFF! Estuvo cerca... - dijo Naruto, limpiándose la frente.

Sasuke hizo una mueca, recibiendo un par de palmadas en el hombro por parte de la joven.

-¡No te preocupes! - exclamó con una sonrisa. - Te conseguiré ropas nuevas cuando volvamos a la aldea.

El menor se sonrojó, por lo que el rubio soltó una carcajada.

-¡¿Estuviste corriendo desnudo por ahí?!

Sasuke le gruñó, dándole varios golpes en la cabeza que lo dejaron convaleciente en el piso.

-HanaYasha-sensei, ¿Qué fue lo que le pasó? - musitó Sakura.

-Si te lo cuento, ese gruñón es capaz de golpearme también. - le explicó en voz baja, viendo con un tic en su ojo derecho como se disponía a regresar al pueblo por su cuenta.

Fin del capítulo.