Cuando HanaYasha entró al vestíbulo de la mansión, recibió los saludos de Guren, Daika y Kagome. No obstante, ella no se molestó ni en responder ni en mirarlos, yendo directamente a un mueble junto al comedor. El cual, guardaba en un cajón un arco de color oscuro. Lo tomó, junto con algunas flechas, puestas en otro cajón y salió al jardín.

Intrigados, los presentes la siguieron hacia las puertas corredizas, quedándose ahí y viendo cada uno de sus movimientos.

Parándose en medio del jardín; con mariposas blancas volando sobre las flores en los alrededores, HanaYasha tomó una flecha y la colocó en medio del arco, apuntando a una de las antiguas dianas de madera que colgaban de la cerca, también hecha de madera. Unos segundos después, disparó, clavando la punta metálica fuera del círculo negro.

Gruñó y frunció el ceño. Tomó otra flecha y disparó. Otra flecha, disparo. Otra flecha, disparo. Sin importar cuantas veces repitiera lo mismo, ninguna alcanzaba el centro, alterando más los latidos de su corazón. Llegando a su límite, soltó el arco y dio patadas y pasos estridentes sobre la hierba, gritando cosas ininteligibles.

-¿Y ahora qué le sucede? - cuestionó InuYasha, parándose junto a Kagome.

-Está enojada. - concluyó Daika.

-Pero, ¿Por qué? - habló Guren.

-¿Creen que le haya pasado algo en la academia? - preguntó la sacerdotisa.

-Tal vez se burlaron otra vez de ella. - contestó su hijo. - No lo parece, pero mi hermana es muy sensible.

Guren asintió e InuYasha, sin entender lo que pasaba, se rascó la cabeza.

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Desde que la reunión con su nuevo equipo se había dado por finalizada; horas antes, Sasuke no se había atrevido a salir de su cuarto, subiendo con prisa para no tener que ver el rostro de su madre, ni ser interrogado por el enorme rubor que pintaban sus mejillas.

Sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la puerta corrediza, miraba su mano derecha y luego, con las yemas de sus dedos, se tocaba sus labios.

HanaYasha lo había besado. Ni en sus sueños más locos, habría imaginado que eso sería posible.

Y aunque aquello se debiera a un acto de torpeza protagonizado por Naruto, debía admitir que estaba bastante agradecido por ello. En especial, porque pudo ver una faceta de ella que jamás había visto antes.

Su vergüenza.

La había visto saltar a lo lejos, sonreír llena de felicidad, sonreír con agradecimiento, llorar con el corazón roto, pelear con un Youkai...sin embargo, en esta ocasión, de la que no tenía expectativas altas, pudo apreciar más cerca que nadie, lo sonrojada que se había puesto por su descuido.

FFFFF

-¡Oigan! - exclamó Naruto, levantándose de la hierba y volteando hacias sus compañeros. - ¡¿Qué rayos...?!

En eso, Sakura se paró también, cubriéndole la boca con su mano derecha. Desde su perspectiva, la tensión en el ambiente era mortal.

Si se movían, estaban muertos.

Por eso prefirió silenciarlo cuanto antes, ya que, gracias a él, habían terminado en esa situación tan embarazosa y difícil de asimilar.

Sasuke y su sensei, por otro lado, no dejaban de mirarse el uno al otro, quedando tan petrificados como ella hace unos minutos...

¡Pero con un peligroso rubor en sus mejillas!

-¡E-Esto es todo, chicos! - bramó la joven Higurashi, poniéndose de pie y dándoles la espalda. - ¡Nos vemos mañana en el campo de entrenamiento número 16 a las 8 de la mañana! ¡No desayunen y no se demoren o lo lamentarán!

Entonces, su silueta se desvaneció con el viento, aliviando con enormidad los corazones de Sakura y Naruto; cuyo rostro era de color azul por aguantar tanto tiempo sin respirar.

FFFFF

Sasuke sonrió. Con su mente tan perdida y entusiasmada, con el hecho de que ahora formaba parte del equipo dirigido por HanaYasha, no se percató de que alguien había abierto la puerta corredera, haciéndolo caer hacia atrás en el piso del pasillo.

-AU... - se quejó, llevándose una mano por detrás de la cabeza para sobarse.

-Ups. - dijo una voz ajena, mirándolo anonadado desde arriba. - Creo que debí tocar antes de abrir.

-¡Claro que debiste hacerlo, tonto! - pensó, enojándose al ver la descarada sonrisa en el rostro de Itachi.

-En fin... - el mayor se agachó su altura y lo ayudó a sentarse de nuevo en el suelo. - mi madre dice que ya está lista la cena. - avisó, poniéndose de pie y volviéndose por el pasillo.

Observando atento la espalda de su playera de cuello alto; con el símbolo del clan Uchiha, Sasuke supo que, con mayor razón, debía esforzarse por mantener escondidos sus sentimientos por HanaYasha.

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-¡Buenos días, Sakura!

Escuchando la voz de Naruto, al otro lado del campo de entrenamiento; ubicado en el bosque que rodeaba el centro de la aldea, la mencionada giró.

Dio un salto desde un tronco donde se encontraba y estiró un par de veces los brazos hacia arriba, caminando tranquilamente hacia el rubio.

-Me sorprende que te veas tan sonriente. - dijo, con la ceja arqueada.

-¿Por qué lo dices?

-¡¿YA LO OLVIDASTE TAN RÁPIDO?! - bramó, con dos círculos blancos en lugar de ojos, tirándolo sin querer a la tierra llena de hojas. - ¡Por lo que hiciste ayer, seguramente HanaYasha-sensei se desquitará con nosotros!

-¿T-T-Tú crees? - preguntó nervioso.

-¡No lo creo, lo aseguro! - asintió con la cabeza, cruzándose de brazos.

De pronto, ambos escucharon unas pisadas a su derecha. Con las manos guardadas en los bolsillos de sus cortos pantalones blancos y una mirada apacible en su rostro, Sasuke Uchiha se acercaba a ellos.

-¿HanaYasha no ha llegado? - cuestionó, dirigiéndose a Sakura.

Desde el suelo, Naruto volteaba de un lado a otro con curiosidad.

-Aún no... - respondió la joven de largo cabello rosa. - ¡Pero quizás lo hará muy pronto con el Jutsu que vimos ayer!

-¡Es cierto! - gritó Naruto con una gran sonrisa. - ¡Verla desaparecer en ese remolino de hojas fue lo máximo, de verás!

-¿Y tú qué estás haciendo ahí? - le preguntó el chico de ojos negros, arqueando una ceja con curiosidad.

Nervioso y sin saber qué contestar, el rubio buscó algo a su alrededor. Cuando lo encontró, lo levantó con la mano derecha y se lo mostró.

-¡Buscaba bellotas! - explicó, soltando una carcajada.

-Pero aquí no hay ardillas... - dijo Sakura.

Al instante, Naruto puso una mueca de asco y arrojó lo que había encontrado por detrás de su cabeza. De repente, apareció ante ellos un remolino de viento. Con su largo cabello plateado ondeándose con su técnica, HanaYasha se mostró, sonriendo confiada y cruzada de brazos.

-Bienvenidos a su prueba final. - anunció, sorprendiendo a los jóvenes. - Las reglas son simples.

Abrió el puño de su mano derecha y les enseñó los dos cascabeles plateados que portaba.

-¿P-Para qué será eso, HanaYasha-sensei? - preguntó la Haruno, con una sonrisa nerviosa.

Naruto tragó saliva grueso.

-Dos cascabeles. Dos personas. - respondió, amarrando la cuerda que los llevaba, en la parte inferior de su chaleco verde oscuro. - Significa que uno de ustedes, volverá a la academia ninja.

Al escuchar aquello, Naruto y Sakura quedaron en shock.

-Y podría ser cualquiera. - sus ojos dorados apuntaron inexpresivos a Sasuke, quien frunció el ceño y sacó un kunai de su bolsa de herramientas en su cintura.

-¡E-Espera! - exclamó Sakura, viendo como corría hacia la Hanyou.

-¡Si, no vayas sin nosotros, de verás! - agregó Naruto, sacando un kunai y siguiéndolo.

La joven pelirrosa, quejándose en un grito, hizo lo mismo que sus compañeros. HanaYasha sonrió. Desenvainó a su colmillo sangriento y le hizo frente a Sasuke, chocando los filos de sus armas.

-Esta actitud me agrada... - comentó, notando como sus otros estudiantes se colocaban a los costados. - que todos vengan corriendo hacia mí. Pero...

Desapareció con el viento y reapareció detrás de todos, dejándolos sin habla y obligándolos a girarse. Por apoyarse con la espada, el chico de cabello negro terminó cayendo hacia adelante.

-...todavía no he dicho que pueden comenzar. - culminó la frase, guardando su espada y cruzándose de nuevo de brazos. - Mucho menos, dejarme explicarles sobre la gran herramienta que van a necesitar para saber dónde estoy.

Al escuchar aquello, los chicos la vieron con más asombro.

-En la academia ninja, les enseñaron lo básico del chakra, el ninjutsu, genjutsu y taijutsu, las tres técnicas que todo Shinobi debe conocer para luchar contra sus enemigos. Sin embargo, para este ejercicio, además de poner en práctica esos conocimientos, también quiero que intenten percibir mi presencia sobrenatural.

Los tres abrieron los ojos como platos.

-Soy una Hanyou. Una mujer mitad bestia. Si quieren obtener los cascabeles, deben localizarme y atacarme como si fuera un Youkai. - separando sus brazos, la kunoichi cambió de postura, preparándose para saltar, al igual que sus alumnos. - ¡Comiencen!

PPPPP

-Energía sobrenatural, energía sobrenatural... - pensaba Sakura, escondida debajo de unos arbustos. - pero, ¿Cómo se supone que lo haga si nunca he estado frente a un monstruo?

De repente, escuchó a lo lejos un grito de Naruto.

-Ese tonto... - agregó a sus pensamientos, poniendo una mueca. - ¡Por eso le advertí que nos haría pagar por lo de ayer! - tomando tierra en su temblorosa mano derecha, suspiró bajo. - Bueno, si hoy moriré... - salió con cuidado de su escondite y sacó un kunai. - ¡Al menos quiero hacerlo junto a alguien como Naruto!

Levantándose y corriendo al oeste, escuchó en su camino como las hojas se alzaban en vuelo. Al otro lado, HanaYasha la veía fijamente, haciendo una posición de manos.

Su silueta envuelta en viento y hojas, le pareció tan bello que quedó hipnotizada, cayendo a los pocos segundos. La Hanyou la atrapó justo a tiempo en sus brazos.

PPPPP

-¿A dónde se habrán metido esos dos? - se preguntaba Naruto, caminando en medio del bosque y observando los grandes árboles del campo de entrenamiento. Unos minutos después, se detuvo y se cruzó de brazos. - Ojalá no estén planeando hacer nada sin mí, de verás. - en eso, sus ojos azules vislumbraron un objeto brillante a unos metros. - ¡P-Pero si es...!

PPPPP

-Así que viniste a buscarme solo. - dijo HanaYasha, con una sonrisa de lado.

Encontrándose sentada en una gran roca, observaba como Sasuke se acercaba a ella, teniendo la misma actitud desafiante del día anterior.

-Creí que lo harías con Naruto, ya que se ve que son buenos amigos.

-Por eso decidí apartarlo de mí. - explicó el muchacho. - Si mi maldición lo hubiera lastimado, jamás me lo habría perdonado.

La Hanyou se quedó en silencio. Se levantó de la roca y caminó hacia él.

-¿Tienes alguna extraña marca en el cuerpo? - lo interrogó seriamente. - ¿O alguna vez has tenido la sensación de que te quitan la vida sin qué puedas hacer nada al respecto? - siendo separadas por unos centímetros, flexionó las rodillas para estar a su altura. - Eso es lo significa estar maldito. Hasta el día de hoy, nunca he experimentado algo así. Pero he sabido de compañeros que lo han hecho y han vivido para contarlo.

De pronto, se escuchó un fuerte grito que los hizo voltear, asustando también a las aves en las copas de los árboles.

-¡ESTO NO SE VALE, DE VERAS!

La joven bufó.

-Mordió el anzuelo. - se levantó con la intención de marcharse.

Pero Sasuke no se lo permitió, girando su cuerpo hacia abajo, para barrer sus piernas y hacerla caer. No obstante, ella se percató a tiempo, desapareciendo en una nube de humo.

-¡¿Sustitución?! - interrogó, viendo anonadado el tronco.

A sus espaldas, percibió una presencia hostil, girándose a tiempo para detener con un kunai la espada de filo negro de la kunoichi. Mientras escuchaban la presión que ambos ponían en las armas, se separaron, dando saltos hacia atrás. Sasuke, lanzando el kunai, se apresuró en realizar una serie de posiciones con sus manos.

-¡Estilo de fuego...! - tomó una gran cantidad de aire; sorprendiendo a la Hanyou... - ¡...Jutsu bola de fuego!

...y lo expulsó en forma de una gigantesca bola de fuego. La joven sonrió. Saltando una vez más y deslizando las suelas de sus sandalias en la tierra, se posicionó para contraatacar, realizando una serie de posiciones con sus manos.

-¡Estilo de agua! ¡Jutsu muro de agua!

Frente a ella, emergió del suelo una gran columna de agua, con la que la bola de fuego se extinguió. Encontrándose distraída por deshacer su técnica, no se percató de que el chico ya no estaba parado al otro lado, hasta que, sintió como su mano derecha tocaba su chaleco, intentando llegar a uno de los cascabeles.

-¡Lo subestimé! - pensó, desapareciendo a tiempo con estilo de viento y ubicándose detrás de él.

Por el brusco movimiento que hizo al intentar alcanzarla, Sasuke cayó de nuevo en la tierra. Gracias a esto, la joven se posicionó sobre él, sentándose a horcajadas sobre su torso y agarrando sus brazos.

El menor tragó saliva. Por la cercanía que tenían, podría aniquilarlo con su espada o con uno de los dos estilos que dominaba. En eso, vio como la Hanyou levantaba despacio su mano derecha.
Resignado, cerró con fuerza los ojos.

Sin embargo, para su gran sorpresa, en lugar de recibir una paliza, escuchó en su lugar un sonido peculiar, abriendo de nuevo los ojos. Las garras de HanaYasha tocaban ligeramente la placa de su banda ninja.

-Bien hecho. - lo felicitó con una sonrisa, haciéndolo sonrojar un poco mientras ella se levantaba. - Dejé a Sakura en el mismo lugar donde nos encontramos. Ve con ella mientras yo voy por Naruto.

Haciendo una posición de manos se desvaneció con el viento. El muchacho, embelesado aún por lo sucedido, también se puso de pie y corrió entre los arbustos.

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Sakura se quejó, abriendo los ojos y recobrando el conocimiento. Cuando su visión se normalizó, se sorprendió al encontrarse con Sasuke, sentado a su lado derecho y mirándola.

Con prisa, abrió los ojos de par en par y se inclinó hacia adelante, chocando sin querer con la frente del chico. Al instante, los dos se llevaron una mano a las placas de sus bandas ninjas, poniendo muecas de dolor.

De pronto, HanaYasha apareció de nuevo ante ellos en otro remolino de viento, cargando con Naruto... atado de muñecas y tobillos, y una cinta tapándole la boca. Al verlo, los menores se levantaron.

-Naruto rompió las reglas. - explicó la Hanyou, bajando al rubio de su hombro izquierdo y parándolo frente a ella. - Quería quedarse con los dos cascabeles para él solo.

Naruto negó con la cabeza.

-Ahora es su turno.

Llevando una mano al portaherramientas atado en su pierna izquierda, HanaYasha sacó un kunai, apuntando con su filo el cuello del Uzumaki. Sakura soltó un pequeño grito, horrorizada, y Sasuke frunció el ceño.

-¡Elijan! ¡Los cascabeles o la vida de su compañero!

-Necesitamos los cascabeles para pasar... - pensó el Uchiha.

-...pero Naruto está en problemas. - pensó la joven de cabello rosa, recordando las ocasiones en las que la defendió en la academia ninja.

Frunciendo el ceño, sacó dos shuriken de su bolsa de herramientas; uno para cada mano y los lanzó hacia la Hanyou. Sin moverse mucho, ella consiguió cambiar su dirección con su kunai, moviéndose rápidamente para quedar detrás de ellos. Al instante, voltearon asombrados.

-Como no me han respondido, se los preguntaré de otra forma. - comentó, poniendo más nervioso al rubio, al sentir el metal frio del kunai sobre la piel de su cuello. - ¿Qué es más importante para ustedes? ¿Cumplir una misión a la perfección o que todos vuelvan a casa, sanos y salvos?

Los menores la miraron con atención.

-Si no pueden contestar esta pregunta, significa que no están listos. - pensó, recordando una silueta de cabello gris escondida en la oscuridad. - ¿No es así, Kakashi-sensei?

-¡Lo segundo! - exclamó Sakura, llamando la atención de Naruto y de Sasuke. - ¡Aunque los ninjas arriesgan sus vidas para salvar otras, las suyas también tienen relevancia! ¡Sus poderes son lo que hacen la diferencia entre la vida y la muerte! ¡Entre la paz y el caos! ¡Sin ellos, el desequilibrio en el mundo sería peor!

HanaYasha entornó sus ojos dorados.

-¿Y tú qué opinas? - cuestionó, volteando hacia Sasuke. - Te recomiendo que pienses en tu respuesta, porque no habrá otra oportunidad.

El Uchiha agachó la mirada. Cerró los ojos y pensó.

¿La misión o una vida?

Sakura ya había expresado más que suficiente. ¿Qué podía agregar él que fuera significativo?

De pronto, recordó la vez en la que HanaYasha lo salvó en el bosque. Abrió los ojos.

El motivo por el que lo salvó, no fue porque le interesara asesinar al ciempiés.

Quería salvarlo a él, quería proteger su vida.

-Que todos vuelvan a casa, sanos y salvos. - comentó.

-¿Por qué? - preguntó la Hanyou.

-Porque... - apretó los puños, pensando en ella y en su hermano mayor. - ...sería triste no volver a ver a esa persona. - ahora, los rostros de sus padres eran los que ocupaban sus pensamientos. - Sin mencionar lo terrible que podría sentirse su familia con su pérdida.

Una vez más, sus palabras habían dejado impresionados a sus compañeros. HanaYasha bajó el kunai del cuello de Naruto y le quitó la cinta de la boca.

-Esto fue muy fuerte, de verás. - se quejó.

La Hanyou usó el filo del kunai para romper las cuerdas en sus muñecas y tobillos. Al quedar libre, corrió hacia Sakura, quien le sonrió con alivio.

-"Aquellos que abandonan una misión son escoria. Pero, quienes abandonan a un amigo, son peor que escoria". - dijo seriamente, llamando la atención de los chicos. - La persona que me dijo esto, sufrió por la pérdida de sus dos compañeros de equipo. Sus mejores y más queridos amigos. Una decisión, una opinión o incluso un sentimiento, puede representar un salto hacia la vida o una caída hacia la muerte. Si quieren sobrevivir a las futuras batallas que tendremos con los Youkai, deben tener eso muy presente. - al girarse y dirigirse hacia el tronco de un árbol, sacó un bento de madera de 4 pisos, envuelto en un gran mantel azul. - ¡Como aprobaron con una excelente calificación, los invitaré a comer un ramen de Ichiraku!

Los ojos de Naruto y Sakura brillaron, siendo los primeros en saltar. Sasuke en cambio, miró seriamente a HanaYasha, pensando en sus palabras hasta que ella y el rubio lo llamaron. Encogiéndose de hombros, sonrió y se sentó a comer con ellos.

Fin del capítulo.